El recuerdo de sí, es ya una forma de meditación, pero de foco disperso o más bien, global. Es una forma de autoobservarse como siente y piensa el sistema límbico-mente subconsciente e inconsciente y cómo maneja al neocortex: los hemisferios cerebrales, impeliendo su actividad sin un criterio objetivo y unificador. El denominador común de ambos hemisferios cerebrales es el Sistema Límbico, y en él, el cuerpo calloso es el asiento de nuestra voluntad y consciencia personal. Si lo activamos hasta dominar y silenciar los hemisferios y su automático accionar, podremos observar o enfocar el sistema límbico hacia dentro. Y es hacia dentro que nos conecta con la luz y su doble naturaleza: partícula – onda: forma y vacío lleno de infinita energía inteligente y virtual. Pero también podremos observar hacia fuera con objetividad inusual. Es necesario observar hacia dentro y hacia fuera...

El recuerdo de Sí, pone al descubierto la multitud de yoes o voluntades independientes negativas y positivas que tenemos trantando cada una de imponer su voluntad a toda costa aprovechado las circunstancias favorables del momento. Esto impide que nuestra energía se concentre y se emplee contrastada y por ello adecuadamente en un fin conveniente y de modo adecuado para tal fin. La situación es comparable al de un trozo de hierro que quisiera comportarse como un imán, pero que no lo consigue porque todos sus pequeños campos magnéticos atómicos están a su aire sin una dirección única y liderada.

El recuerdo de Sí, sin inteligencia, es como la mirada consicente de un animal, despierto pero vacío... Es preferible despertarse por inteligencia y trabajo arriesgado-coherente, que por mera repetición u observación ingenua. En tal sentido, cualquier idea que se tenga en mente todo el día sin olvidarla en ningún instante, puede servir para unificar la mente o voluntad; la sonrisa interior puede ser más válida que el estar todo el día despierto tontamente a base de repetir un mantran. Es muy posible que si uno lucha todo el día por ser conscientemente coherente y virtuoso esté practicando a la vez las dos formas del recuerdo de Sí, complementarias y por tanto el recuerdo más imporante o Integrado.


Paulino,
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