Código:
Un  cuatro  de  julio  de  los  mil  setecientos  setentas		                                                                                     una  nación, al  buen  lado  del  porvenir, llegó,		                                                                                        y  al  sentir  el  latir  del  futuro, sonó  sus  campanas.		                                                                                       El  pueblo  la  libertad  enarboló				                                                                                           contra  aquéllos  que  la  buena  autoridad		                                                                                      habían  corrompido  con  su  mezquindad.			                                                                                           No  más  atropello		                    			                                                                                  contra  la  voluntad  del  pueblo.				                                                                                       No  más  gobierno					                                                                                        sin  la  voluntad  del  pueblo.				                                                                                           ¡No  más!		                                                                                           De  los  sueños  del  pueblo				                                                                                           su  bandera  se  hizo.					                                                                                           Y  en  ella  quedó					                                                                                        su  compromiso  envuelto.			                                                                                           Justicia  para  la  humanidad.			                                                                 	    Amor  por  la  libertad.                                                                                                                                                                                                       Cada  una  un  ala					                                                                                         del  águila  calva.
Autor: Roberto Javier Rodríguez Santiago