El Patán
"El Patán". Así era conocido el tipo más barbaján, salvaje y vulgar del pueblo. Casi no había persona por ahí que no hubiera sido blanco de alguna de sus groserías. En una ocasión entró a una farmacia y pidió a gritos unos condones. La dueña del lugar, le respondió enojada: -Mire señor, hágame usted el favor de salir de éste local, vuelva a entrar abriendo la puerta y luego cerrándola con cuidado, enseguida se acercará al mostrador y dirá: -Buenos dias señora. -yo le contestaré -Buenos dias señor, ¿en que puedo servirle? -usted dirá: -necesito unos profilácticos. Y entonces, se los despacharé ¿Me entiende?. Si señora, dijo "El Patán". Salió de la tienda, volvió a entrar cerró con suavidad la puerta, se acercó al mostrador y dijo: ¡Buenos dias, señora! -¡Buenos dias señor! ¿en qué lo puedo servir? ¿Sería usted tan amable de despacharme unos profilácticos por favor? -¡Con mucho gusto, señor! ¿Cuántos desea? Y contesta "El Patán" rascándose la cabeza: ¡Pos así como para unas cinco cogidas!
En una fiesta, le presentaron a "El Patán" una hermosa mujer. Al saludarla y sentir la fineza de su mano, impresionado, le dijo: -Señorita, tiene usted unas manos muy bellas, finas y suaves, ¿Cómo ha logrado teneras así? -Pues señor, resulta que yo soy pianista y para mis conciertos necesito lucir unas manos impecables, para éso, entre otros cuidados, debo protegerlas con guantes de algodón. Y le responde el grosero individuo:-"Pues mire señorita, no creo que sea por los guantes de algodón por lo que las tiene tan lisas y suaves, porque yo toda la vida he usado calzoncillos de algodón y tengo los huevos bien arrugados".
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