MONOLÒGO DE UN ALMA ESCONDIDA
Místicamente juego tras los árboles de esta hermosa y verde pradera, que me hace soñar como a miles… pradera lejana que a veces me deja en el olvido…
¿para quién valgo algo?
Aquí, en medio de este bosque un tanto profundo, rodeada de diferentes tonalidades de aquel color que simboliza, para aquellas almas que necesitan consuelo un aliento en sus intranquilas e inconstantes vidas.
Aquí, respirando aire tan puro como el que alguna vez entró a mis pulmones cuando me encontraba al lado de aquel hombre que me hizo suspirar día a día… aire tan puro que refresca mi turbio corazón…
¿De qué me vale cerrar mis ojos y tratar de olvidar esta miserable vida cuando él está ausente? ¿De qué valen las promesas que me hago para tratar de olvidarle, si con sólo abrir mi boca y tratar de pronunciar palabras diferentes a su nombre y al amor que le tengo, si no soy capaz de cumplir esas promesas?
He muerto en el intento… He fallado todas las veces en las que trato de decirle lo que pienso… me he enamorado de un hombre que se ha convertido en le lejanía más amada por esta alma.
Malditas aves que se burlan al presenciar mi soledad… Soledad en la que la naturaleza trata de confesarme cualquiera de sus secretos y no la escucho…
El descontrol ahora se apodera de cada una de las partes de mi cuerpo y, no soy capaz de hacer uso de mis sentimientos para expresarle al viento lo que deseo.
No entiendo por qué lentamente estoy muriendo… ¿Será acaso la fantástica batalla que lidero contra la fuerte tormenta que trata de golpearme en el sendero la que me está acabando? ¿Será aquella imaginaria pero dolorosa lucha, la que paulatinamente está destruyendo lo poco que queda de mí?
¡Me haré tras aquel árbol! Se ve más fuerte, su corteza es hermosa y creo que, aunque éste me escuche será muy discreto… creo que allí me podré esconder por un largo tiempo y así, trataré de olvidar, siquiera por unos minutos, ese rostro que me transporta y ese cuerpo que me distrae.
Me esconderé, porque ya no quiero que las aves me vean y se sigan burlando de mí; me esconderé porque siento que aquella ardilla me está espiando desde hace unos minutos y, no sé qué tanto haya escuchado… Me esconderé, sí lo haré, para dejar de delirar y decirle al radiante sol, que ya no me quemará más, pues una sombra me cobijará y tras un árbol me esconderé… Me esconderé de aquel desamor que me recuerda mi imbecibilidad y así esta alma, aunque cobarde y fugitiva, no se afligirá ante nadie más…
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