Don Alfonso Reyes, el gran escritor mexicano, miembro notable del grupo llamado "Los siete sabios" se encontraba reunido con un grupo de gentes de letras, una de ellas la renombrada poetisa Chilena Doña Gabriela Mistral, famosa también por haber sido galardonada con el Premio Nobel de Literatura, quién reclamaba por la escasa producción literaria que en los últimos tiempos tenía al buen Don Alfonso. Este le respondió: -El motivo, Doña Gabriela es la falta de tiempo que tengo, pues todos los dias me llegan visitas, recibo llamadas telefónicas y participo en reuniones que no me permiten escribir como yo quisiera y sólo que me esconda por allí tendré el tiempo necesario para llevar a cabo la gran pasión de mi vida, que es escribir. Doña Gabriela, comedida como era, replicó: -"Oiga, Don Alfonso, pues yo le ofrezco a usted esconderlo en mi fundillo y ahi podrá hacer lo que guste, como si fuera suyo". Don Alfonso respondió con sorna, gracias, Doña Gabriela, pero no creo que pueda caber en él. Bien sabía que ella se refería a su pequeña finca campestre que en Chile es común llamarla fundo ó fundillo según el tamaño.
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