EL "GRAN MOMENTO DEL CIELO" DE SOR JOSEFA MENÉNDEZ





En la tarde del miércoles, 29 de junio:



"La Oración de hoy fue sobre las tres negaciones de San Pedro y, comparando mi debilidad con la de él, tomé la resolución de llorar mis faltas y de aprender a amar como él. Tantas veces prometí fidelidad yo también!... Pero hoy, lo hice con más fuerza y más decisión.



"-Si, Señor, quiero ser fiel. Os prometo, no solamente no negaros nada, sino ir al encuentro de lo que me parece agradaros más.



"Estaba así, en conversación con mi Dios, cuando Él me hizo entrar en Su divina Llaga. Vi abrirse el pequeño pasadizo en donde yo no había podido entrar el otro día, y Él me dio a entender la felicidad que me espera, si fuese fiel a todas las gracias que me preparó.



"No puedo decir bien lo que vi; era una gran llama en la que mi corazón se consumía. No podía ver el fin de ese abismo, porque es un espacio inmenso y lleno de luz. Estaba tan sumergida en lo que veía, que no podía hablar ni preguntar nada... La Oración y parte de la Misa pasaron así... Pero un poco antes de la Elevación de la santa Hostia, mis ojos... estos pobres ojos!... habían visto a mi Bienamado Jesús, el único deseo de mi alma, mi Señor y mi Dios!... Me mantenía sobre Su Corazón en el medio de la gran llama, sonreía un poco. Yo no sabía que hacer... Él mismo me aproximó a la Llaga. No puedo decir lo que pasó, pues es imposible!... Pero quería que el mundo entero conociese el secreto de la felicidad. No hay otra cosa que hacer sino amar y abandonarse, Jesús Se encarga del resto.



"Estaba yo así abismada, en presencia de tanta belleza, de tanta luz, cuando Él me dijo estas Palabras, con Voz muy suave y al mismo tiempo muy grave:



"-Así como Yo Me inmolo como Víctima de Amor, así quiero que seas víctima: el amor no rechaza nada."



"Así fue como pasó ese gran momento del Cielo, pues no puedo llamarlo de otro modo. No podía yo decir otra cosa sino estas palabras:



"-Mi Dios, que queréis que yo haga?... Pedid y disponed, pues ya no me pertenezco a mí misma nunca más... Soy vuestra.



"En seguida, Él desapareció."



Recordando esa inefable visita, Josefa no puede contener el ardor de su amor. Ya es la llama del celo consumidor, pues, aproximándola a Su Corazón, Nuestro Señor había transbordado sobre ella la sed que Lo devora.



"-Jesús -escribe ella-, no deseo sino una cosa: que el mundo entero Os conozca, pero sobre todo las almas que escogisteis como Esposas de Vuestro Corazón adorable! Si ellas Os conociesen, Os amarían, pues sois el Único Bien. Abrasadme con Vuestro Amor, y eso me bastará... abrasad a todas las almas, y será suficiente, porque con el amor correremos a Vos por el camino más recto. En cuanto a mí, no quiero otra cosa sino amaros y amaros cada vez más, a Vos solamente! Todo lo demás no será para mí sino un medio para dirigirme a Vos. Si yo pudiese, incluso pagando con la vida, traería a todo el mundo a este divino Brasero!



"Jesús me dio sed de que todas las almas Lo amen. Es por eso por lo que ofreceré todo, iré al encuentro de aquello que más me cuesta, para agradecerle y obtener que algunas almas Lo conozcan y Lo amen.



"Le prometí también no hacer nada fuera de la santa obediencia, y comprendí cuanto Le agradará que yo sea muy simple, muy franca para dejarme conducir como una niñita."




pax




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