La lista de lo que no debe hacerse surgió como resultado de un estudio en Europa. Consultas a 750 trabajadores.

Un estudio de la empresa “palmOne” indica que la falta de una guía de comportamiento ante el correo electrónico hace perder mucho tiempo y genera conflictos. El trabajo se realizó en decenas de oficinas en Europa, aunque sencillamente podría trazarse un paralelismo con lo que ocurre entre los mensajes entre amigos. El estudio, elaborado por la consultora “Dynamic Markets”, sobre 750 trabajadores de empresas en cinco países europeos (España, Reino Unido, Francia, Alemania e Italia) arroja entre sus conclusiones que el e-mail es fuente habitual de conflictos, según publicó “infobae.com”.
Según el trabajo, el 61% de los encuestados cree que los correos no respondidos retrasan las decisiones comerciales. Asimismo, los mensajes confusos o descuidados pueden dañar las relaciones y ser causa de enfrentamientos.
Por ejemplo, ante la ausencia de respuesta se “bombardea” con más mails para conseguirla, se mandan correos urgentes sin ninguna llamada de atención y se escriben otros con un exceso de palabrería y una mala redacción que provoca malentendidos y daña las relaciones.
En base a ese estudio, la consultora elaboró una lista de siete cosas que no deben hacerse, bautizada como
“los siete pecados capitales del e-mail”.

Suposición
La mala costumbre de suponer que todo el mundo leyó un correo urgente. Demasiadas personas se limitan a enviar un e-mail (y confían en que haya sido recibido y leído por todos los destinatarios) para comunicar una información urgente. A un 27% de los encuestados le molesta que el correo importante se envíe sin ningún tipo de aviso especial adicional, como una llamada telefónica, o con el símbolo de “urgente” que la mayoría de los programas tiene.

Pasarlo por alto
La tendencia a no responder. Uno de cada diez encuestados se queja de recibir tantos correos que no tiene tiempo de responderlos todos. Más de una quinta parte de los encuestados residentes en España o Reino Unido teme volver a la oficina después de alguna ausencia a causa de la montaña de correo que sabe que les espera. Con tanto correo no es de extrañar que la cuarta parte de los encuestados tenga que implorar una respuesta a más de la mitad de ellos.

Negación
Fingir no haber recibido un correo de alguien. Cuanto menos respondemos, más culpables nos sentimos. Uno de cada diez encuestados confiesa sentirse culpable en el trabajo por no haber respondido el correo de algún conocido. En el Reino Unido, hasta un 11% de los encuestados recurrió a fingir no haber recibido un correo cuando se les pidió contestación, generalmente por vergüenza ante la falta de atención.

Falta de tacto
La tendencia a extenderse más de lo necesario. A los trabajadores les molesta también recibir páginas de texto que requieren una búsqueda de la información que les afecta. La tercera parte de los encuestados franceses destacó este hecho como especialmente irritante, y es el personal de mayor nivel de responsabilidad quien más lo sufre. También molestan las imágenes o archivos adjuntos demasiado pesados.

Para todos
Mandar el mismo correo a todo el mundo, incluso a las personas a las que no les incumbe el tema. Más de la cuarta parte de los encuestados se muestra frustrada por recibir mensajes que no le interesan, un problema al que se enfrenta el 30% de los directores de alto nivel de las empresas participantes en la consulta. Más de la tercera parte de los encuestados italianos sufre porque tiene la bandeja de entrada llena a causa de estos e-mails irrelevantes.

Dejadez
Los pecados de mala gramática y ortografía, argumentos inconexos y lenguaje confuso. El 81% de los encuestados tiene una opinión negativa de aquellos que envían mensajes mal escritos y con errores. Este es el caso de Alemania, donde la tercera parte de los encuestados considera que los remitentes son dejados y descuidados. Y los jefes medios en las empresas de toda Europa deben tener cuidado porque los directores de alto nivel tienen una visión negativa de los correos mal escritos.

Texto corto
No emplear el tono correcto. Enviar mensajes cortos y bruscos sin atender a los modales necesarios puede dañar una relación de forma no intencionada. Uno de cada diez encuestados, y hasta un 23% en Alemania, confesó haber tenido enfrentamientos con algún compañero o con terceros porque malinterpretaron lo que se decía en el e-mail. Esto también puede perjudicar relaciones laborales y sentimentales.