POSESIÓN DEMONÍACA Y EXORCISMO
El les preguntó: «¿De qué discutís con ellos?»
Uno de entre la gente le respondió: «Maestro, te he traído a mi hijo que tiene un espíritu mudo y, dondequiera que se apodera de él, le derriba, le hace echar espurnarajos, rechinar de dientes y le deja rígido. He dicho a tus discípulos que lo expulsaran, pero no han podido.»
El les responde: «¡Oh generación incrédula! ¿Hasta cuándo estaré con vosotros? ¿Hasta cuándo habré de soportaros? ¡Traédmelo!»
Y se lo trajeron. Apenas el espíritu vio a Jesús, agitó violentamente al muchacho y, cayendo en tierra, se revolcaba echando espumarajos.
Entonces él preguntó a su padre: «¿Cuánto tiempo hace que le viene sucediendo esto?» Le dijo: «Desde niño.»
Y muchas veces le ha arrojado al fuego y al agua para acabar con él; pero, si algo puedes, ayúdanos, compadécete de nosotros.»
Jesús le dijo: «¡Qué es eso de si puedes! ¡Todo es posible para quien cree!»
Al instante, gritó el padre del muchacho: «¡Creo, ayuda a mi poca fe!»
Viendo Jesús que se agolpaba la gente, increpó al espíritu inmundo, diciéndole: «Espíritu sordo y mudo, yo te lo mando: sal de él y no entres más en él.»
Y el espíritu salió dando gritos y agitándole con violencia. El muchacho quedó como muerto, hasta el punto de que muchos decían que había muerto.
Pero Jesús, tomándole de la mano, le levantó y él se puso en pie.
Cuando Jesús entró en casa, le preguntaban en privado sus discípulos: «¿Por qué nosotros no pudimos expulsarle?»
Les dijo: «Esta clase con nada puede ser arrojada sino con la oración.»
(San Marcos 9, 16-29)
La película "El Exorcista" puso de moda en la década de los 70 unos hechos que no son en absoluto nuevos. Como se demuestra en el pasaje anterior, el mismo Jesucristo expulsó numerosos demonios y concedió a Sus Apóstoles la facultad de expulsarlos invocando Su nombre.
Pues curó a muchos, de suerte que cuantos padecían dolencias se le echaban encima para tocarle.
Y los espíritus inmundos, al verle, se arrojaban a sus pies y gritaban: «Tú eres el Hijo de Dios.»
Pero él les mandaba enérgicamente que no le descubrieran.
Subió al monte y llamó a los que él quiso; y vinieron donde él.
Instituyó Doce, para que estuvieran con él, y para enviarlos a predicar con poder de expulsar los demonios.
(San Marcos 3, 10-15)
Durante mucho tiempo parecía que las posesiones demoníacas, los exorcismos e incluso los demonios eran un mero producto de trastornos mentales precisados de un remedio psiquiátrico. Sin embargo, los exorcismos siguen siendo tan necesarios como lo eran en los tiempos de Jesucristo. Por poner un ejemplo, el padre Amorth, el exorcista oficial de Roma, afirma haber realizado unos 50.000 exorcismos, y el papa Juan Pablo II ha exorcizado a una chica en 1982.
Por ello es necesario destacar la necesidad exorcismo cuando uno o varios espíritus malignos entran a morar en alguna persona. Y con esto no quiero decir que no existan las enfermedades mentales. Existen, por supuesto, y de hecho, antes de realizar un exorcismo suele exigirse un examen psiquiátrico. No debemos caer en reduccionismos. Ni todos los males son producto de los demonios, ni todos son producto de enfermedades mentales. Lo que suele suceder en ocasiones es que algunos casos de posesión demoníaca pueden parecer enfermedades mentales. Esto suele darse con algunos sujetos que aparentemente sufren una esquizofrenia, pero que finalmente, tras el exorcismo, se desvela que su mal se debía a que estaban infestados por varios espíritus malignos, lo que les da ese característico comportamiento descoordinado e inconexo.
Aunque a muchos pueda parecerles increíble, me consta que esto sucede en la realidad. De hecho, la mayor parte de los lectores de este texto habrán sido testigos de acciones dramáticas provocadas por los demonios que poseen a ciertas personas. A traves de la televisión y la prensa es posible enterarse de ciertos casos especialmente espantosos que suceden sin que haya una razón aparente. Casos como asesinatos dentro de las familias. Hijos que matan a sus padres. Padres que asesinan a sus hijos. Hermanos que asesinan a sus hermanos, incluso dentro de las Iglesias, etc. En estos últimos casos, los demonios se complacen, además, en profanar sangrientamente un lugar santo como es la casa de Dios. Lo más característico de todo esto, es que, tras los asesinatos, el homicida dice no acordarse de nada, o que oía ciertas voces interiores que lo incitaban a asesinar, o que tenía ciertas visiones terribles de las que debía defenderse, etc. Existen también demonios de tristeza y suicidio, que incitan constantemente a las personas a las que poseen a atentar contra sus propias vidas. Estas personas suelen ser en su mayoría ateas o indiferentes religiosas, y por consiguiente presa fácil para los diablos. Unas oraciones, sí, unas pocas oraciones podrían acabar con toda esta devastación. Pero la incredulidad y el ateísmo, en estos casos, suele resultar mortal.
Esto lo saben también los diablos. Los demonios saben que una de sus mejores armas para arrebatar almas hacia el infierno es hacer que la gente los ignore. Cuanto más desprevenidos estén los hombes y mujeres sobre la existencia de estos seres infernales, tantas más facilidades tendrán a la hora de apoderarse de sus almas.
Una prueba que corrobora esta realidad fueron los innumerables incidentes que se sucedieron durante el rodaje de la película "El exorcisa". Los incidentes que lo acompañaron permitieron que su fama horripilante subiese aún más, dejando tenue la línea entre lo ficticio y la realidad.
Esta película está basada en un exorcismo real ocurrido en 1949, a un chico de 14 años en la población de Mount Rainier, en el estado de Maryland, EE.UU., un suburbio de Washington.
Este chico comenzó a manifestar señales de posesión demoníaca cuando intentó comunicarse a través de una tabla ouija con una tía suya fallecida.
A partir de ahí, el chico comenzó a manifestar una personalidad nefasta, actuando violentamente, y profiriendo toda clase de blasfemias y palabrotas; también según algunos relatos, ocurrieron algunos cortes de sangre en su cuerpo donde aparecían las palabras, infierno y odio.
Algunos sacerdotes fueron llamados para exorcizar al demonio que lo poseía, pero no obtuvieron éxito hasta transcurrido un mes.
Este es el fondo histórico por detrás de la ficción que narra la película, y en ello podemos ver como las prácticas espiritistas abren las puertas a los demonios para que puedan poseer a las personas.
En este tipo de hechos habría que incluir algunas películas aparentemente inofensivas, como las mundialmente famosas "Harry Potter", o "El Señor de los Anillos" en las que se hace apología de ciertas prácticas ocultistas.
Hace algunos milenios que Dios, a través de la Biblia, nos advierte que no nos contaminemos con prácticas ocultistas:
No ha de haber en ti nadie que haga pasar a su hijo o a su hija por el fuego, que practique adivinación, astrología, hechicería o magia, ningún encantador ni consultor de espectros o adivinos, ni evocador de muertos. Porque todo el que hace estas cosas es una abominación para Yahveh tu Dios y por causa de estas abominaciones desaloja Yahveh tu Dios a esas naciones delante de ti.
(Deuteronomio 18, 10-12)
Toda práctica espiritista, aunque sea aparentemente inofensiva, es peligrosa, pues abre una puerta por la que pueden entrar entidades demoníacas en aquellos que las practican.
Cuando el director John Boorman se negó a dirigir la película "El Exorcista" por considerar que la historia era demasiado cruel, no estaba exagerando. El impacto de las imágenes de las escenas en las salas de cine de la época - 1973 - fue tan fuerte que muchas personas lo pasaban mal y no pocas dejaban el cine incluso antes de acabar la película.
La filmación fue interrumpida innumerables veces debido a varios accidentes misteriosos. El primer gran incidente que envolvió la primera pelicula de la saga fue un incendio en el estudio de grabación durante un fin de semana, cuando no había nadie cerca. El director Friedkin pidió al padre Berminghan que exorcizase el estudio, pero el padre se negó.
Durante los veintiún meses de filmaciones murieron nueve personas ligadas directamente a la película y muchas otras que estaban ligadas indirectamente, como parientes de los actores y asistentes de la productora. En una de las escenas en que Ellen Burstyn es arrastradas para atrás por su hija posesa demoníaca, Burstyn batió violentamente la cadera contra una cama hiriéndose de verdad.
En la segunda película de la serie, el director John Boorman contrajo un raro virus que obligó a la suspensión de las filmaciones durante cinco semanas.
En "El Exorcista, el inicio" hubo otra muerte: la del director John Frankenheimer, que abandonó el proyecto un mes antes de morir.
¿Qué podemos decir sobre todos estos incidentes? ¿que fue coincidencia? ¿una maldición? ¿un fraude para ganar publicidad? Creo que nadie puede dar una respuesta satistfactoria a estas cuestiones, pero en mi opinión demuestran dos cosas: por un lado el poder que el demonio y sus espíritus malignos tienen sobre aquellas personas pecadoras que olvidan el cuidado de sus almas y rechazan a*****se bajo la benefactora luz de Dios. Ciertamente, aquellos que viven en pecado ya pertenecen al diablo que sólo está esperando el momento de ponerles las garras encima y arrastrarlos para siempre al infierno. Y por otro lado, demuestra que a los demonios no les gusta la publicidad. Satanás vive mejor en la incredulidad de las gentes, y trata de acallar cualquier mensaje que alerte sobre su existencia, sobre el infierno, y sobre los exorcismos.
No hay duda, la indiferencia religiosa, el ateísmo y la apostasía están entre las mejores armas del maligno.
PAX
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