Desapareces
y en el menor susurro
siempre vuelves
como una gran amiga

centro de la humanidad
tres de la tarde
nadie ni nada informa

ciudad tranquila
de grandes escaleras
como panetela inmensa
enorme
así de bondadosa

ERAS LA MADRE
de todos los gatos
callejeros

el viento se debió
llevar para siempre tu nombre
en una de esas
maletas horribles;
así ya no tendría
más datagramas
para enviarte.

como un perro sediento
estaba yo allá
imaginaba otros paisajes
muerto de curiosidad

estabas proscrita
en aquel entonces, para mi
de toda la geografía
mundial

sé que en un tiempo
llegarás como un
ruidoso corcel
de amplias sienes
para rescatarme.