Un espermatozoide se encuentra perdido en el cuerpo humano. Al llegar a los pulmones les pregunta: "¿Cuál es su función?"

"Aquí purificamos todo el aire que entra por la nariz y la boca".

Triste, el espermatozoide prosigue su camino. Llega a los riñones y les pregunta: "Señores, ¿cuál es su función?"

"Aquí drenamos todos los líquidos que se toman y aprovechamos los buenos; los demás los desechamos por medio de la orina".

Una vez más prosigue su camino. Llega al hígado y le pregunta: "Señor, ¿cuál es su función?"

"Mira hijo, todos los corajes que hacen a mí me parten la madre".

"Perdón señor, no se enoje", y prosigue su camino.

Ya desesperado y triste, el espermatozoide llega al corazón y le pregunta: "Señor ¿cuál es su función?"

"Bueno, pues yo palpito..."

Alegrándose, el espermatozoide le interrumpe:

"Me lleva, yo voy para allá".