Argentina ocupa el primer lugar de Latinoamérica en cantidad de chicos infectados con el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH). Del total de infectados, más del 95% se debe a la transmisión del virus de la madre al niño a través del embarazo, el parto o la lactancia. Datos de la Fundación Huesped indican que nacen 7 chicos infectados de cada 100 embarazadas con VIH, debido a que más de la mitad no realizan un adecuado control del embarazo. En los países desarrollados se registran menos de dos casos cada cien madres infectadas.

"Pero es posible evitar el pasaje del virus de la madre al hijo, si se detecta su presencia a tiempo y se realiza un tratamiento. En el hospital logramos bajar la incidencia de transmisión madre a hijo al uno por ciento", dice Lucio Ríbola, médico obstetra y miembro del comité de epidemiología del Hospital Posadas.

Para impedir esta clase de contagio, se utilizan drogas llamadas antiretrovirales, como el AZT (zidovudina), que son relativamente seguras para el bebé. "Lo ideal es comenzar el tratamiento a las 14 semanas de embarazo. Pero si la madre no se controló nunca, empezar el tratamiento antes del parto disminuye mucho la posibilidad de contagio", agrega el obstetra. Las drogas contra el VIH son gratuitas por ley nacional.

Las futuras mamás seropositivas no pueden tener un parto normal. Tienen que ir a una cesárea programada para evitar las contracciones y la ruptura de bolsa, que aumentan la transmisión del virus. Tampoco pueden amamantar porque la lactancia incrementa en un 15% el riesgo de infección. A su vez, el bebé recibe AZT hasta que se normalizan los controles de laboratorio. Sin tratamiento ni reemplazo de la leche materna las posibilidades de transmisión llegan al 30%. Con control, disminuyen a menos del 1%.
Saludos TOTIN