Iniciado por
Ana J. González
¿Cuál es el mayor problema que enfrenta la humanidad? Al observar a nuestro alrededor, identificamos un sín número de circunstancias indeseables que cambian la felicidad del corazón del ser humano, en un ocazo de punzantes angustias y tristezas. Los problemas entre naciones, que cula nubes de tormentas amenazan con terminar con la vida en la tierra; el omnipresente espectro del hambre; los escombros de hogares y relaciones rotas, la violencia, el odio, la mentira, la hipocresía...........Y podríamos no acabar con la lista de tantos problemas que lastiman la delicada piel de la existencia humana.
¿Cuál es el mayor problema?
Tal vez podríamos preguntarnos, por qué tiene el hombre que vivir rodeado de tantas circunstancias que impiden su felicidad. La Biblia identifica la última raíz del problema humano como pecado. El pecado es el origen, la causa o la razón por la cual vivimos en las arenas movedizas de las situaciones negativas. Cuando nuestros primero padres Adán y Eva, vivieron en el Huerto del Edén, nada alteraba su existencia pacífica y feliz. Fue su pecado o desobediencia a la palabra de Dios que destruyó y dañó la vida en la tierra. (Gen 2:16-17; 3:1-6)
¡Todo tristemente cambió! Allí comenzó la noche de la historia del mundo, un camino con abundantes espinas y una vida infectada de problemas. Aunque el ser humano ha intentado fervientemente mitigar los problemas de la humanidad, sus esfuerzos han sido en vano. Las organizaciones mundiales, las instituciones sociales, los planes de asistencia social, los descubrimientos científicos y el adelanto de la tecnología, no han disminuido la cantida de problemas que rodean al hombre de la era espacial. Este rotundo fracaso, obedece a que él ha enfocado su atención y esfuerzo en circunstancias que constituyen la consecuencia o el efecto, y ha dejado de lado la causa real del problema: EL PECADO.
¿Cómo podemos vencer el problema del pecado?
Por sus propios esfuerzos el hombre ha intentado luchar contra el pecado, para que finalmete, después de muchos intentos, y ante la evidencia de su fracaso, entender que por sí mismo nunca llegará a obtener la victoria. Algunos acuden al río Ganges donde se bañan, para ser purificados y limpiados de sus pecados; los árabes besan la piedra negra para que sean absorbidos por ella; e tanto que otros se esfuerzan por callar la voz de su conciencia, hiriendo su cuerpo o pagando votos de sacrificio para alcanzar la paz y salvación. Mas "Aunque laves con lejía, y amontones de jabón sobre tí, la mancha de tu pecado permanecerá aún delante de mí, dijo Jehová el Señor". (Jer. 2:22). ¿Cómo el hombre puede entonces, ser salvo del pecado y su castigo?
LA GRAN SOLUCIÓN
Cuando el ser humano pecó, la Divinidad no se cruzó de brazos con indiferencia en tanto que las generaciones del hombre, una tras otra, desfilaban hacia la tumba. Inmediatamente, se puso en ejecución el plan provisto para la redención, que incluía la cancelación de la deuda contraída por el hombre con la Ley de Dios.
La condena que pesaba sobre él por causa de su pecado era la muerte ; "el alma que pecare- dice la escritura- esa morirá "(Eze. 18:4); por tanto era necesario que alguien asumiera la deuda y sufriera el castigo.
Cuando la Biblia describe la misión de Cristo, dice: "Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo" (El énfasis es nuestro, Mat. 1:21). La encarnación, vida y ministerio de Jesús, estuvo supeditada a su misión de salvar al mundo pecador: servir de salvavidas para una humanidad que se ahogaba en las aguas de la destrucción. En este sentido, Cristo debía triunfar donde el hombre había experimentado su rotundo fracaso, vencer en donde Adán había sido derrotado. Un sólo pecado hubiese significado la perdición irremisible de la humanidad, la del Hijo de Dios; así como la consecuente victoria de Satanás. Afortunadamente, Cristo cumplió lasexigencias al vivir en esta tierra y "ser tentado en todo, según nuestra semejanza, pero sin pecado". (Heb. 4:15).
El éxito apuntado por Cristo durante su ministerio -al vivir en perfecta obediencia a Dios- no obstante, debía ser aseguardo con su muerte vicaria en la cruz. El Santo debía sustituir al pecador, el justo a los injustos, el salvo a los perdidos..............¡Y así sucedió! El gran amor de Dios se manifestó hasta lo sumo, cuando entregó a su único hijo en sustitución del perdido pecador. La escritura dice: "El herido fue por nuestras rebeliones , molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz sobre él, y por su llaga fuímos nosotros curados." (Isaías 53:5). El inocente hijo de Dios, murió por la culpable humanidad.
En el verano de 1937, John Griffith, encargado de un puente elevadizo que cruzaba el río Missisippi, llevó consigo a su hijito de ocho años a su trabajo. Al medidía, Jhon levantó el puente para dejar pasar a varios vaporcitos mientras él y el niño almorzaban en la plataforma de observación. A la 1:07 p.m. escuchó el silbido distante de un tren expreso. Enseguida se dirigió al nivel maestro para bajar el puente, y cuando miró alrededor buscando al niño, lo que vió le heló la sangre en todo su cuerpo. Su hijo se había resbalado y se había caído en el engranaje que operaba el puente. Una de sus piernecitas estaba atascada entre los dientes de dos engranajes principales.
A la velocidad del rayo la mente de John luchó por encontrar una solución, sólo exixtían dos alternativas: sacrificar a a su hijo y salvar la vida de 400 pasajeros o sacrificar 400 pasajeros y salvar la vida de su hijo. Jonh decidió, enterrando la cara en su brazo izquierso, movió el interruptor maestro con la mano derecha, el puente bajó hasta su nivel y el tren cruzó con seguridad, pero su hijito perdió la vida. (Tomado de meditaciones cotidianas para adultos. Donald Ernest Mansell, pág 86)
¿No ocurrió lo mismo en la cruz del Calvario? El hijo de Dios perdió su vida para que los pecadores pudieran salvar la suya. Y hoy mediante el sacrificio de Cristo, se garantiza la salvación y la vida eterna a aquellos que se acercan y creen en él. "Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo que crea en él no se pierda mas tenga vida eterna". (Juan 3:16)
¡Qué hermosa noticia , verdad? ¡Nuestra deuda está cancelada al creer en Jesús! Y al examinar el horizonte del tiempo, observamos el fin de nuestra triste historia y el amanecer de una gloriosa eternidad.
Hasta luego queridos hermanos
Un saludo desde Venezuela
Bendecidos.
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