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CAVAFIS
¿Alguien lo ha leído? ¿Y qué tal?
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Re: CAVAFIS
"Deseos"
Como bellos cuerpos que murieron jóvenes,
encerrados con lágrimas en ricos mausoleos.
con rosas en el pelo y a los pies jazmines.
se ven los deseos que pasaron sin cumplirse,
sin que alguno de ellos haya alcanzado
la plenitud de una delicia sensual,
o un amanecer iluminado por la luna.
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Re: CAVAFIS
"Regresa"
Regresa con frecuencia y tómame,
amada sensación: regresa y tómame.
Cuando despierte el recuerdo en mi cuerpo,
y el antiguo deseo me recorra la sangre,
cuando los labios y la piel recuerden
y sienta aquellas manos que aún me tocan,
regresa con frecuencia, y tómame en la noche
cuando los labios y la piel recuerden.
Constantino Cavafis (Alejandría 1863-1933)
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Re: CAVAFIS
cual espectro de vital y golpeadora energìa, sublìmame llèvame confùndeme
Vaya que inspira por lo menos me arrebatan fugaces frases que regresan del recuerdo que ha impreso su paso en mi piel
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Re: CAVAFIS
Regresa y tómame
Regresa a menudo y tómame,
sensación bien amada.
Regresa y tómame
cuando la memoria se despierte,
cuando un antiguo deseo pase por la sangre,
cuando los labios y la piel recuerden
y las manos crean tocar de nuevo...
Regresa a menudo y tómame de noche
a la hora en que los labios y la piel recuerdan.
Autor: Constantin Cavafis
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Re: CAVAFIS
Desde las nueve
Las doce y media. Deprisa ha pasado el tiempo
desde las nueve en que encendí la lámpara
y me senté aquí. Estaba sentado sin leer
y sin hablar. Con quién iba a hablar
yo solo en esta casa.
La imagen de mi cuerpo joven,
desde las nueve en que encendí la lámpara,
llegó y me encontró, y me evocó
cerradas alcobas perfumadas
y el placer ya pasado - ¡qué osado placer!
Y trajo a la vez ante mis ojos
calles que ahora ya no reconozco,
lugares llenos de vida que desaparecieron
y teatros y cafés que una vez fueron.
La imagen de mi cuerpo joven
vino y me trajo la tristeza:
lutos de familia, despedidas;
sentimientos de los míos, sentimientos
tan poco atendidos de los muertos.
Las doce y media. Cómo ha pasado el tiempo.
Las doce y media. Cómo han pasado los años.
Autor: Constantin Cavafis
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Re: CAVAFIS
Nostálgico, apasionado, temeroso, humano, poeta griego.
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Re: CAVAFIS
Francis, Ariadne....GRACIAS!!!
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Re: CAVAFIS
LA CIUDAD
Dijiste: «Marcharé a otra tierra, marcharé a otro mar.
Habrá de hallarse en algún sitio una ciudad mejor.
Mas cada intento mío está condenado al error,
sepulto, como un muerto, el corazón.
Y cuánto va a durar mi mente en esta confusión.
Dondequiera que mire, que vuelva mis ojos,
sólo veo aquí de mi vida los despojos.
y tantos años que pasé y perdí en este lugar».
Lugares nuevos no hallarás, no hallarás otros mares.
La ciudad irá tras de ti. Sus calles pasearás,
las mismas, y en los mismos barrios envejecerás,
se te verá en estas casas acabarte.
Y siempre llegarás a esta ciudad. Para otra parte
no hay barco ya, ni senda para ti.
Lo mismo que tu vida la perdiste aquí,
en esta esquina, la perdiste en todos los lugares.
LA SATRAPÍA
Ay, qué desgracia, que, estando tú hecho
para obras hermosas e importantes,
la injusta suerte tuya tenga siempre
que negarte la osadía y el éxito.
Que te hayan de estorbar usos serviles,
cosas indignas e insignificantes.
Y qué terrible el día en que te rindes
(el día en que te cansas y te rindes)
y emprendes el camino para Susa
y llegas ante el rey Artajerjes
que te acoge entre su corte complacido
y te ofrece satrapías y esas cosas.
Y las aceptas con desesperanza,
todas las cosas esas que no quieres.
Otras busca tu alma, otras ansía:
el elogio del Pueblo y los Sofistas,
los "¡Bravo!" inapreciables y difíciles,
el Ágora, el Teatro y las Coronas.
Eso, ¿cómo va a dártelo Artajerjes,
ni cómo hallarlo en una satrapía?
¿Y qué vida podrás hacer sin eso?
EL DIOS ABANDONA A ANTONIO
Cuando de pronto se oiga, a medianoche
a un invisible tíaso pasar
con músicas fantásticas, con voces-
tu suerte que declina, tus hazañas
que no fueron cumplidas, tus proyectos
que fueron todo errores, no los llores para nada.
Como dispuesto de hace tiempo ya, valiente,
dile por fin adiós a Alejandría que se marcha,
y sobre todo no te engañes y no vayas
a decir que fue un sueño, que se confundió tu oído.
No confíes en tales esperanzas vanas.
Como dispuesto de hace tiempo ya, valiente,
como te cuadra a ti, que tal ciudad te mereciste,
quédate inmóvil junto a la ventana
y escucha conmovido, pero no
medroso y suplicante como los cobardes,
como un placer postrero los sonidos,
los raros instrumentos del tíaso sagrado
y di por fin adiós a Alejandría que se marcha.
ÍTACA
Al emprender el viaje hacia Ítaca
suplica que el camino sea largo,
lleno de peripecias, lleno de saberes.
A Lestrigones y Cíclopes,
a Posidón airado no lo temas,
que a tales no hallarás jamás en tu camino
si es tu pensar excelso, si selecta
es la emoción que corre por tu espíritu y tu cuerpo.
A Lestrigones y Cíclopes
a Posidón violento no habrás de encontrarte
si no es que ya los llevas en tu alma,
si tu alma no los alza frente a ti.
Suplica que el camino sea largo.
Que sean muchas las mañanas de verano
en las que con qué regocijo, con qué gozo
llegues a puertos vistos por primera vez.
Detente en los comercios de Fenicia
y compra sus preciadas mercancías,
corales y nácar, ámbar y ébano,
y aromas exquisitos de mil clases,
cuantos aromas exquisitos puedas conseguir.
Visita muchas ciudades de Egipto,
y aprende y aprende de todos los que saben.
Pero en la mente siempre ten a Ítaca,
porque llegar allí es tu objetivo.
Mas no apresures en nada tu viaje.
Mejor que dure muchos, muchos años,
y eches el ancla viejo ya en la isla,
rico de cuanto ganaste en el mundo,
sin esperar que las riquezas te las traiga Ítaca.
Que Ítaca te ha dado el viaje hermoso.
Sin ella no emprendieras el camino.
Pero no tiene nada ya que darte.
Y si la encuentras mísera, no te ha engañado Ítaca.
Tan sabio que te has hecho, con tanta experiencia,
habrás ya comprendido las Ítacas qué son.
EN CUANTO PUEDAS
Y si no consigues hacer tu vida como quieres
intenta por lo menos esto
en cuanto puedas: no vayas a ensuciarla
al frecuente contacto de la gente,
con charlas y negocios por doquiera.
No vayas a ensuciarla con llevarla,
con volverla a menudo y exponerla
a la vulgar locura cotidiana
de tanta relación y compañía
para que se convierta en una extraña intrusa.
LA GLORIA DE LOS PTOLOMEOS
Yo soy Lágida, el rey. El dueño poderoso
(con toda mi riqueza y con mi fuerza) del placer.
Macedonio ni bárbaro, ninguno puede haber
que se me iguale o se me acerque apenas. Es gracioso
ver al Seléucida con su vulgar, blando hedonismo.
Mas si otras cosas reclamáis, miradlas aquí mismo.
Es la maestra la ciudad, panhelénica cima,
en arte y en palabra la sabia que más se estima.
LEJOS
Quisiera pronunciar este recuerdo...
Más se borró tanto... cual si no quedase nada-
porque allá lejos, en mis años juveniles yace.
Piel como formada de jazmín...
Aquel agosto -¿agosto era entonces?- por la noche...
Recuerdo apenas ya los ojos; eran, creo, azules...
¡Azules, sí! De un azul como zafiro.
EL PLAZO DE NERÓN
No se inquietó Nerón cuando escuchó
del délfico adivino aquel oráculo.
«Los setenta y tres años témelos».
Quedaba tiempo aún para gozar.
Pues tiene treinta años, y es bien largo
el plazo que le ha concedido el dios
para ocuparse ya en futuros cuidos.
Ahora a Roma volverá un tanto fatigado,
pero tan felizmente fatigado de este viaje,
que ha sido todo días de placer -
por teatros, por jardines, por gimnasios...
las noches de las ciudades de Acaya...
Ay, de cuerpos desnudos el placer, ay, sobre todo...
Así Nerón. Y ya en Hispania, Galba
reúne y ejercita sus tropas a escondidas,
el viejo de setenta y tres años.
DESEOS
Como cuerpos hermosos de muertos sin vejez
que encerraron, con lágrimas, en bellos mausoleos,
rosas a la cabeza, jazmines a sus pies-
así parecen ir pasando los deseos,
sin ser cumplidos, sin apenas merecer
una noche de goce, un claro amanecer.
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