No temamos pedirle a Dios. Pedirle con sencillez. Pedirle con humildad. Sin sacrificio porque Jesús lo hizo con total gratitud. Pídamosle a Dios por quienes nunca pedimos: por los pobres, por los heridos, por los drogadictos, por los malvados, por los injustos, por los aislados, por los no cristianos, por los intolerantes, por todos los necesitados de Dios. Pídamos a Dios por los siglos de los siglos.
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