PDA

Ver la versión completa : Yo que soy un gato en La Habana



RodolfoCarmona
09/04/2002, 07:12
Yo que soy un gato en La Habana, una sala de hospital en Mar de Plata, una rebeca de flores mexicana, un pasado europeo en Argentina, una mano tendida al corazón latino de Nueva York y Filadelfia. Yo que soy alguien que envía palabras a Colombia, Chile y Uruguay; yo que soy un pésimo escritor desmesurado, un tramposo y mal poeta. Yo que soy todas esas cosas, además de aprendiz de soñador y fabulante, admirador de Neruda y Benedetti, escribo en este primer jueves de abril por la mañana. Este jueves en que el viento es frío y ha encontrado un pajarillo primerizo rodando por un suelo encharcado.
Escribo no sé si con madera de escritor o de farsante. No busco ni lo uno ni lo otro. Persigo palabras, me entretengo buscando dos metáforas y, a veces, no quisiera parecer presuntuoso, nombro con acierto.
Cruzan el cielo nubes de tormenta, un azul fúnebre y húmedo, un anticipo de tierra mojada y música acuática. Cruzan el aire las plumas de un adiós que se despide. La soledad es un helado cremoso que se derrite y acaba por mancharlo todo. Y está todo manchado con restos de melocotón y nata.
El viento ha desnudado de polen a las flores y está la hierba llena de colores. La ópera de las cosas entona sus voces de soprano, y un tenor entona un do de pecho griposo y aguado. Y un coro indiferente al director sigue las pautas melodiosas del azar en las terrazas.
Y lo contemplado se hace cómplice en la mirada y asiste al espectáculo como uno más en el patio de butacas.
Suena la guitarra. Esos dedos ágiles que saben acariciar a las mujeres, que llevan en la punta la magia necesaria para entender lo que está oculto a nuestros ojos. Brilla la guitarra. Brillan sus acordes y la madera que dan vida a las violetas.
Se han marchado las palomas y las tórtolas. Se ha marchado el sol de las mimosas y está la plaza buscando su paisaje. Un paisaje al que nunca le gustaron las palabras nácar y enredado. Un paisaje que de tan burgués se vuelve hostil a los poetas y los pájaros.
Cuando el dolor visita los salones y queda la casa entreabierta a las urracas es mejor ausentarse de la luz y despertar de madrugada a eso de las tres, cuando todos duermen y el dolor es llevadero porque dormita entre las sábanas de una tenue lámpara encendida..
Pero regresa siempre la alegría al punto de partida, retorna a los lugares donde fue feliz un día. Esto de vivir depende en gran medida en saber bienvenir a la alegría.
Siempre he querido soñar como los niños, creyendo que todo es posible todavía. En Mar de Plata saben mucho sobro esto. En Mar de Plata un ángel con bata de enfermera habla del amor todas las tardes y sabe de Dios cuando es preciso. Que si existe, no os quepa la menor duda de que Stella Maris es uno de sus nombres preferidos.
Hay un gato en La Habana recorriendo las estancias, un gato peleón y descarado que cree ciegamente en los milagros del amor y la familia. Hay un gato en La Habana que es mi alter ego más dichoso. Un gato al que llaman Rodolfo Carmona y se deja inundar por la ternura. Que no hay mejor lugar para la infancia y los abrazos que La Habana.
Me dejo llevar por los afectos. Me dejo llevar porque las querencias del corazón son la brújula más precisa para llegar a donde quiero. Estas palabras las escribe un quijote asomado a una ventana de una ciudad que se le escapa. Estas palabras son deudoras de una música y un ensueño. Estas palabras no necesitan sello alguno para llegar a su destino. Estas palabras no parten ni regresan. Estas palabras están aquí por ti. Y están aquí porque este aprendiz que ahora os conversa halla su razón de ser en tu lectura.

Frs
09/04/2002, 14:37
Muy Bueno Carmona!! como siempre Usted si tiene Madera de Escritor!!

A si Piensa Forsepsillo..