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Ver la versión completa : Seguir siendo y no-ser oculto, espera negativa



ALBERTO RODRIGUEZ-SEDANO
25/03/2019, 07:18
“Toda nada sólo es tal pensada en relación con alguna cosa y presupone esta relación, esa otra cosa. Incluso una contradicción lógica es tan sólo una nada relativa. No es un pensamiento de la razón, pero no por ello es una nada absoluta” (Arthur Schopenhauer, El mundo como voluntad y representación)

Cuando creo haber llegado a algún sitio, ya sea porque lo haya leído, observado o pensado, trato, en tanto sea posible, y sin ceder a la presión de ser entre cosas y lo que se mezcle con ellas (*), de pensar si podría prescindir de ello (**), haberlo alcanzado por mi cuenta en un acto especulativo. Hay muchas cosas de las que admito una anticipación, las abrazo con alegría y optimismo filosófico. Sin embargo, siento, a su vez, algo de tristeza, que no he comprendido la gravedad de la situación; no se llega a ninguna parte que no estuviera o no fuera, hay algo insalvable, sin garantía absoluta, que no es o no era. ¿Cómo podría resolver la falta sin comprender qué es faltar y no ser?

Así pues, cuando algo me es negado, como todo lo actual en relación directa con lo que está por venir (***), esto es, todo lo que es todo el rato por los cuatro costados, entera y circularmente, me pregunto si esa negación no estaba ya en marcha y, lo que para mi pregunta podría ser relevante, si no contaba, por mi parte, con una respuesta activa y positiva (****), a saber, con independencia de lo que era primeramente negado.

Me pregunto si la calma es un estado filosóficamente posible sin, primeramente, oposición y, segundamente, contrariedad, esto es, una oposición realizada y puesta en marcha, lo que, según pensamos, no es por sí mismo y no llega naturalmente, sino lentamente y con esfuerzo (*****).

(*) Ser entre cosas no es una imposición que no tenga, en un sentido visceral, un rechazo, un negación no dialéctica, sino reafirmada.

(**) No hay una sustancia negativa que esté en juego. Niguna negación tiene esencia. La negación es, en el mejor de los casos, algo que, tras llegar a ser, pretende quedar fijo, un segundo que no sólo no es primero, sino que no tiene ninguna garantía de ser tercero. La muerte, el no-ser definitivo, y, dicho con amplitud de miras, el fin de todo lo que pudiera ser, ¡el fin del mundo!, es algo incomprensible.

(***) Lo que está por venir no es un artificio ni una figura temporal que da la espalda al tiempo desde (******), en el mejor de los casos, la eternidad. La eternidad es una inducción del tiempo, cómoda, irreflexiva y tramposa, al mirar el cielo y los planetas que dan vieltas a nuestro alrededor; eso no tiene relación primera con el tiempo, ¡sino con el espacio y ser en él!.

(****) Ningún silogismo podría poner, por muchas esperanzas que se pongan en la razón, lo que no está puesto; el pensamiento y la razón no saben nada de la humildad y el temor; por más sabiduría que tengamos, aun siendo Sócrates (*******), podemos flaquear en cualquier momento.

(****) La cuestión en juego: el drama inherente al ser y su urgencia.

(******) Sería interesante que lo que está por venir fuese simple, que fuese de una vez, sin nada entretanto, que fuese "porvenir", sin nada previo.

(*******) Sócrates, ante la muerte, permaneció entero, sin flaquear ante ella; es más, la espera con alegría en compañía de amigos deseperados ante su irremediable final (********). Toda la ética de esa especie está hecha con la vista puesta en algo superior, el modelo primario a alcanzar. De cómo es el hombre en sus adentros, lo que es primero y al desnudo, sin apoyo alguno, no dice nada.

(********) Sócrates elige morir y sufrir una injusticia si es el precio que debe pagar para mostrarla; aunque los amigos le ofrecen escapar, él prefiere morir dignamente y dando ejemplo.