PDA

Ver la versión completa : La comprensión y la categoría de la que depende



ALBERTO RODRIGUEZ-SEDANO
24/03/2019, 06:10
“En lugar de referir lo posible a la necesidad, el deseo lo sigue hasta perder el camino de regreso a sí mismo. En la melancolía lo contrario adviene de la misma manera. El hombre de amor melancólico se compromete en la persecución de un posible de su angustia, que termina por alejarlo de sí mismo y le hace perecer en esa angustia, o en esa extremidad misma, en la cual temía tanto perecer” (Sörel Kierkegaard, La enfermedad mortal)

Una de las cuestiones que más me pregunto es si pudiera anticiparme a lo que venga. Es la cuestión que subyace, de una u otra manera, en toda mi reflexión sobre la espera (*).

(*) La reflexión de la espera surge primeramente con “el fenómeno de la precipitación” y el de la expectativa. Posteriormente, le di una interpretación moral e inter-subjetiva (**).

(**) La lectura de Peirce fue aquí una influencia decisiva (***). Hasta entonces, había cedido, en buena medida, ante la reflexión sociológica, principalmente, la de Marx, Weber (****), Simmel y Dukheim. Después de poder leer al titán norteamericano, sin duda, uno de los filósofos con más brillo, originalidad y penetración de cuantos haya habido, dejé de extraviarme en lo social; puse un límite a su reflexión.

(***) No puedo omitir a un autor que sólo pude leer mucho más tarde y al que me sentí íntimamente ligado, Sörel Kierkegaard y, principalmente, su obrilla “El concepto de la angustia”. Por fin encontré a un hombre que se estaba haciendo las mismas preguntas que yo me hacía. Él se preguntaba por un tipo de cuestiones que no tenían primeramente respuesta. Kierkegaard, para decirlo con una imagen muy clara, dio la espalda al método de resolución dialéctico (*****).

(****) El concepto de “acción social” de Weber me resultó perfectamente adecuado para una comprensión de la vida en común con los demás. Peirce ya había hablado de lo mismo de una manera mucho más precisa y profunda (******), pero eso sólo lo supe después.

(*****) Para entender la dialéctica no basta con leer a Hegel y repetir las cosas que éste dijera. Es necesario, como digo que hizo Kierkegaard, darle la espalda. Decirle, “ya está bien, ¡no!; la dialéctica es superficial, no resuelve verdaderamente nada, sólo acumula capas de encubrimiento y demora”.

(******) A pesar de que entonces ya conocía el pensamiento de Husserl y la fenomenología, no había podido leer a Brentano. Sólo sabía de él como de Peirce, por referencias de otros autores. Poder leerlo, además de reconocer el mérito de fundamentar la intencionalidad y preparar, de alguna manera, el terreno a Husserl (*****), me puso en contacto con su interpretación de Aristóteles y el pensamiento de algunos autores escolásticos. Yo no sabía que todas esas cuestiones que me intrigaban habían sido largamente pensadas hacía muchos siglos.

La importancia de Peirce, sin embargo, no se reduce a los actos de conciencia y a una correcta interpretación de algunos autores escolásticos, que, como digo, pensaron todo lo que pudiera pensarse de la cosa en cuestión. Peirce pensó todo en primerísimo plano, pensó más allá del pensar, a lo que otros tantos todavía siguen dando vueltas.

(*****) Uno de los principales méritos de las “Investigaciones Lógicas” de Husserl fue poner en orden el desconcierto que el empirismo y el asociacionismo habían sembrado en la reflexión sobre el mundo interno.