ALBERTO RODRIGUEZ-SEDANO
14/11/2018, 10:01
“Yo puedo tener en el mismo momento la idea de un bastón largo y otro pequeño sin compararlos, como puedo tener a la vez toda mi mano sin contar mis dedos” (Jean-Jaques Rousseau, Emilio)
Al verte no veo simplemente un objeto que pueda moverse de aquí a allá. Si te redujeses al movimiento, en su mayor parte, no serías problemático (*). Eres problemático porque me mueves por dentro, desencadenas valores afectivos que no se reconocen inmediatamente, no estoy preparado para ellos. No sé, primeramente, a qué clase pertenece lo que siento al verte.
(*) No serías problemático porque tus movimientos serían esperables. Los valores que ocupases en mi campo de visión estarían preparados para que te movieses de aquí a allá (**).
(**) Los valores primarios de la disposición que va de aquí a allá pueden no ir de allá para acá, esto es, que no se cumplan al revés, inversamente (***). La expectativa disposicional sólo tiene garantía para su primer paso. El segundo, a la vista de la expectativa del primero, es incierto, por más que se espere; no llega naturalmente, sino que tiene, al menos, una primera advertencia (****). No sorprende mirar y ver algo, sino que sorprende mirar y no verlo (*****). Así pues, ver está en el mirar; no ver al mirar está el mirar como una expectativa negativa para la que el mirar está preparado, es un problema que tiene, en cierto modo, resuelto.
(***) Las disposiciones tienen implícita cierta inversión, implican su recorrido. De no ser así, no admitirían complejidad, su recorrido no estaría preparado para que su oposición fuese, se darían de una sola vez sin lugar a segunda; esto es, de haber segunda, directamente no sería, no se admitiría.
(****) La contradicción que la disposición tiene resuelta.
(*****) Un negativo que requiere cierta reflexión. Mejor visto, su negación es quitada, la pierde (******).
(******) Salvo en el caso de que la negación esté entre los valores de su segundidad. Al mirar, espero ver; si no miro, no hay expectativa de ver.
Al verte no veo simplemente un objeto que pueda moverse de aquí a allá. Si te redujeses al movimiento, en su mayor parte, no serías problemático (*). Eres problemático porque me mueves por dentro, desencadenas valores afectivos que no se reconocen inmediatamente, no estoy preparado para ellos. No sé, primeramente, a qué clase pertenece lo que siento al verte.
(*) No serías problemático porque tus movimientos serían esperables. Los valores que ocupases en mi campo de visión estarían preparados para que te movieses de aquí a allá (**).
(**) Los valores primarios de la disposición que va de aquí a allá pueden no ir de allá para acá, esto es, que no se cumplan al revés, inversamente (***). La expectativa disposicional sólo tiene garantía para su primer paso. El segundo, a la vista de la expectativa del primero, es incierto, por más que se espere; no llega naturalmente, sino que tiene, al menos, una primera advertencia (****). No sorprende mirar y ver algo, sino que sorprende mirar y no verlo (*****). Así pues, ver está en el mirar; no ver al mirar está el mirar como una expectativa negativa para la que el mirar está preparado, es un problema que tiene, en cierto modo, resuelto.
(***) Las disposiciones tienen implícita cierta inversión, implican su recorrido. De no ser así, no admitirían complejidad, su recorrido no estaría preparado para que su oposición fuese, se darían de una sola vez sin lugar a segunda; esto es, de haber segunda, directamente no sería, no se admitiría.
(****) La contradicción que la disposición tiene resuelta.
(*****) Un negativo que requiere cierta reflexión. Mejor visto, su negación es quitada, la pierde (******).
(******) Salvo en el caso de que la negación esté entre los valores de su segundidad. Al mirar, espero ver; si no miro, no hay expectativa de ver.