ALBERTO RODRIGUEZ-SEDANO
28/07/2018, 07:17
"Sólo discuten los que están intelectualmente perdidos" (Oscar Wilde)
Ayer vi "Una razón brillante" (Le brio), una película francesa ligera y divertida, con el siempre eficaz Daniel Auteuil. El protagonista es un profesor que, para preparar a una alumna en el arte de la disputa, se sirve principalmente de “El arte de tener razón”, una obrilla de Arthur Schopenhauer.
“El arte de tener razón” es una obra curiosa, pero indigna de alguien que estime la verdad por sí misma. Como dice el protagonista de la película, “la verdad no es lo que importa, sino llevar la razón”.
Schopenhauer era, además de un gran filósofo, también un escritor brillante. Es de los filósofos con mejor estilo literario, sólo comparable a Kierkegaard y algunas partes de los diálogos platónicos. Schopenhauer era muy ingenioso y ágil, divertido y gracioso. También hay que decir que era un hombre muy ácido y cruel. Sus ataques a Hegel eran directos y amargos, hasta el punto de que fueron la principal razón de que no ganase un premio al que presentó alguna de sus obras (*).
Es lamentable tener que servirse de trampas para desconcertar al contrincante. Antes de rebajarse a ese nivel, uno debiera dejar la discusión a un lado, y que sea el otro el que coma ajos.
La discusión es un asunto entre hombres, más relacionado con la sensibilidad del orgullo que con la verdad y lo que concierne a cada cosa por ser.
(*) Schopenhauer da detalles del incidente con la Academia Danesa en el primer y segundo Prólogo a su obra "Los dos problemas fundamentales de la ética". Schopenhauer no ganó uno de los premios, pero sus ataques a Hegel no sólo son ocurrentes desde un punto de vista literario, sino también filosófico. Schopenhauer no tiene pudor alguno en denunciar algunos ridículos que dijera Hegel.
Ayer vi "Una razón brillante" (Le brio), una película francesa ligera y divertida, con el siempre eficaz Daniel Auteuil. El protagonista es un profesor que, para preparar a una alumna en el arte de la disputa, se sirve principalmente de “El arte de tener razón”, una obrilla de Arthur Schopenhauer.
“El arte de tener razón” es una obra curiosa, pero indigna de alguien que estime la verdad por sí misma. Como dice el protagonista de la película, “la verdad no es lo que importa, sino llevar la razón”.
Schopenhauer era, además de un gran filósofo, también un escritor brillante. Es de los filósofos con mejor estilo literario, sólo comparable a Kierkegaard y algunas partes de los diálogos platónicos. Schopenhauer era muy ingenioso y ágil, divertido y gracioso. También hay que decir que era un hombre muy ácido y cruel. Sus ataques a Hegel eran directos y amargos, hasta el punto de que fueron la principal razón de que no ganase un premio al que presentó alguna de sus obras (*).
Es lamentable tener que servirse de trampas para desconcertar al contrincante. Antes de rebajarse a ese nivel, uno debiera dejar la discusión a un lado, y que sea el otro el que coma ajos.
La discusión es un asunto entre hombres, más relacionado con la sensibilidad del orgullo que con la verdad y lo que concierne a cada cosa por ser.
(*) Schopenhauer da detalles del incidente con la Academia Danesa en el primer y segundo Prólogo a su obra "Los dos problemas fundamentales de la ética". Schopenhauer no ganó uno de los premios, pero sus ataques a Hegel no sólo son ocurrentes desde un punto de vista literario, sino también filosófico. Schopenhauer no tiene pudor alguno en denunciar algunos ridículos que dijera Hegel.