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ALBERTO RODRIGUEZ-SEDANO
15/07/2018, 06:25
"Sus libros eran todos muy simpáticos, pero poco tenían que hacer aparte de eso" (Lichtenberg)

Esta mañana comentaba a mi mujer que el “tres” no era comparable en complejidad al “uno” ni y al “dos”. El “tres", sostenía, tiene, de alguna manera, conciencia de imparidad. Se ve reflejado positivamente en el “uno” (*), pertenecen al mismo modelo; y en el “dos” negativamente (**), no es par; es incomparablemente más reflexivo. “Ves”, me dice, “esto sí es interesante”. A lo que he contestado, “esa reflexión es básica, está en los prolegómenos; tú no lees nunca mis notas, que es lo único que puede tener interés de lo que escribo; si no lees las notas, no puedes entender lo que pienso ni, lo que viene a ser más importante, lo que voy a pensar”.

No pienso mucho en números, la verdad, pienso ideas, relaciones esenciales. Lo único que me interesa de los números es la numeración, la acción de numerar. Cuando veo una manzana, me interesa especialmente que sea una. El "uno", por así decirlo, está implícito en el ver. La extensión numérica y su posible reflexión son inesenciales.

Cuando pienso en la paridad, pienso en las personas, en plural. De “mí” no llego al “ti”, o, dicho de otra manera, con el “yo” no alcanzo al “tú”; ni qué decir del nosotros, la auténtica y única síntesis moral (***).

(*) Una reflexión no tanto del "tres" al "uno" como del "uno" hacia sí, su unicidad.

(**) El segundo reflejo es derivado, como no es de extrañar, pero lo es inversamente; su negatividad es aparente, no le es propia (****), esto es, no tiene esencia negativa.

(***) Esta síntesis moral podría verse de dos maneras, por un lado, como pluralidad y conciencia común, una reflexión de principio, y como teoría a la medida, la sociología.

Mi interés por la sociología era puramente teórico. Una vez estudié los fundamentos de la teoría sociológica, la repensé por mi cuenta; firmé acuerdos y desacuerdos con mis maestros (*****), y volví a lo que me interesaba, pensar y los dilemas metafísicos.

(****) La negatividad es lo que soporta lo negativo y le da sustancia.

(*****) No es extraño que algunos de esos maestros sigan conmigo. La influencia de Marx, Durkheim, Tarde, Weber o Simmel no fue pasajera. Los tengo por maestros tan actuales como Aristóteles, Kant o Peirce. Que se les tenga por sociólogos y no por filósofos no tiene ninguna importancia.