oswaldo8553
04/06/2018, 17:33
Basado en la tradición que se remonta a miles de años, se entiende en el mundo cristiano que Jehová y Dios Padre son lo mismo, pero observando mejor podemos ver que sus características son muy diferentes.
Así que, Jehová es totalmente contradictorio con sus propios mandamientos, pues dijo en el primero del Decálogo, relatado en Éxodo 20:3: “No tendrás dioses ajenos delante de mí”, mientras que en Jeremías 27:5-11 Jehová ordenó al pueblo que ellos pusieran sus cuellos bajo el yugo opresor de Nabucodonosor, rey idólatra de Babilonia.
Jehová dijo así: “Y ahora yo he puesto todas estas tierras en mano de Nabucodonosor rey de Babilonia, mi siervo, y aun las bestias del campo le he dado para que le sirvan. Y todas las naciones le servirán a él, a su hijo, y al hijo de su hijo, hasta que venga también el tiempo de su misma tierra, y la reduzcan a servidumbre muchas naciones y grandes reyes. Y a la nación y al reino que no sirviere a Nabucodonosor rey de Babilonia, y que no pusiere su cuello debajo del yugo del rey de Babilonia, castigaré a tal nación con espada y con hambre y con pestilencia, dice Jehová, hasta que la acabe yo por su mano. Y vosotros no prestéis oído a vuestros profetas, ni a vuestros adivinos, ni a vuestros soñadores, ni a vuestros agoreros, ni a vuestros encantadores, que os hablan diciendo: No serviréis al rey de Babilonia. Porque ellos os profetizan mentira, para haceros alejar de vuestra tierra, y para que yo os arroje y perezcáis. Mas a la nación que sometiere su cuello al yugo del rey de Babilonia y le sirviere, la dejaré en su tierra, dice Jehová, y la labrará y morará en ella.”.
Y el más absurdo es que Jehová todavía dijo en el verso 6 que Nabucodonosor era “su siervo”, aunque el rey babilónico tuviera un histórico de paganismo, crueldad e inmoralidad.
Ese mismo Nabucodonosor fue el rey descrito en Daniel 3:1-30 que mandó hacer una estatua de oro, de 27 metros de alto por 2,5 metros de ancho, y ordenó que al sonido de un alerta musical los pueblos, naciones y gente de toda lengua, todos ellos tendrían que inclinarse y adorar la estatua de oro que Nabucodonosor hubiera mandado erigir.
El decreto ordenaba que todo el que no se inclinara ante la estatua sería arrojado de inmediato a un horno en llamas.
A pesar de la amenaza, tres jóvenes judíos, Sadrac, Mesac y Abednego no acataron las órdenes del rey de honrar a los dioses y adorar a la estatua de oro que Nabucodonosor había mandado erigir.
Ante la actitud de rebeldía de Sadrac, Mesac y Abednego, Nabucodonosor se puso muy furioso y mandó que se calentara el horno siete veces más de lo normal. Cuando los tres jóvenes salieron del horno, todos vieron que el fuego no les había causado ningún daño.
Entonces exclamó Nabucodonosor: ¡Alabado sea el Dios de estos jóvenes, que envió a su ángel y los salvó! Ellos confiaron en él y, desafiando la orden real, optaron por la muerte antes que honrar o adorar a otro dios que no fuera el suyo.
Ahora yo pregunto: ¿Cuál era el Dios que libró Sadrac, Mesac y Abednego y los salvó del fuego del horno?
Por cierto no era el “dios” Jehová, pues el contradictorio Jehová ordenó en Jeremías 27:8-11 todo lo contrario, o sea, que toda la gente obedeciera incondicionalmente el rey Nabucodonosor, y los jóvenes no hicieron así en Babilonia.
Sin duda, el Dios que libró Sadrac, Mesac y Abednego del fuego del horno fue Jesucristo, el Hijo del Dios verdadero y absoluto, pues todos vieron en el interior del horno cuatro hombres sin daño alguno del fuego, y el cuarto tenía la apariencia de un hijo de Dios.
Si los jóvenes fueran obedientes a lo que Jehová ordenó en Jeremías 27:8-11, tendrían se doblado y puesto sus cuellos debajo del yugo del rey de Babilonia, adorando la estatua de oro junto con toda la gente idólatra.
Mientras que Jehová ha abandonado Sadrac, Mesac y Abednego a su propia suerte, Jesucristo estaba justo en el interior del horno para ser solidario y salvar los jóvenes del fuego tiránico de Nabucodonosor.
http://www.meldestilado.oswnet.com/el_contradictorio_jehova_ordeno_a_la_gente_que_pus ieran_sus_cuellos_bajo_el_yugo_del_rey_nabucodonos or.pdf
http://www.meldestilado.oswnet.com/pagina3.htm
Así que, Jehová es totalmente contradictorio con sus propios mandamientos, pues dijo en el primero del Decálogo, relatado en Éxodo 20:3: “No tendrás dioses ajenos delante de mí”, mientras que en Jeremías 27:5-11 Jehová ordenó al pueblo que ellos pusieran sus cuellos bajo el yugo opresor de Nabucodonosor, rey idólatra de Babilonia.
Jehová dijo así: “Y ahora yo he puesto todas estas tierras en mano de Nabucodonosor rey de Babilonia, mi siervo, y aun las bestias del campo le he dado para que le sirvan. Y todas las naciones le servirán a él, a su hijo, y al hijo de su hijo, hasta que venga también el tiempo de su misma tierra, y la reduzcan a servidumbre muchas naciones y grandes reyes. Y a la nación y al reino que no sirviere a Nabucodonosor rey de Babilonia, y que no pusiere su cuello debajo del yugo del rey de Babilonia, castigaré a tal nación con espada y con hambre y con pestilencia, dice Jehová, hasta que la acabe yo por su mano. Y vosotros no prestéis oído a vuestros profetas, ni a vuestros adivinos, ni a vuestros soñadores, ni a vuestros agoreros, ni a vuestros encantadores, que os hablan diciendo: No serviréis al rey de Babilonia. Porque ellos os profetizan mentira, para haceros alejar de vuestra tierra, y para que yo os arroje y perezcáis. Mas a la nación que sometiere su cuello al yugo del rey de Babilonia y le sirviere, la dejaré en su tierra, dice Jehová, y la labrará y morará en ella.”.
Y el más absurdo es que Jehová todavía dijo en el verso 6 que Nabucodonosor era “su siervo”, aunque el rey babilónico tuviera un histórico de paganismo, crueldad e inmoralidad.
Ese mismo Nabucodonosor fue el rey descrito en Daniel 3:1-30 que mandó hacer una estatua de oro, de 27 metros de alto por 2,5 metros de ancho, y ordenó que al sonido de un alerta musical los pueblos, naciones y gente de toda lengua, todos ellos tendrían que inclinarse y adorar la estatua de oro que Nabucodonosor hubiera mandado erigir.
El decreto ordenaba que todo el que no se inclinara ante la estatua sería arrojado de inmediato a un horno en llamas.
A pesar de la amenaza, tres jóvenes judíos, Sadrac, Mesac y Abednego no acataron las órdenes del rey de honrar a los dioses y adorar a la estatua de oro que Nabucodonosor había mandado erigir.
Ante la actitud de rebeldía de Sadrac, Mesac y Abednego, Nabucodonosor se puso muy furioso y mandó que se calentara el horno siete veces más de lo normal. Cuando los tres jóvenes salieron del horno, todos vieron que el fuego no les había causado ningún daño.
Entonces exclamó Nabucodonosor: ¡Alabado sea el Dios de estos jóvenes, que envió a su ángel y los salvó! Ellos confiaron en él y, desafiando la orden real, optaron por la muerte antes que honrar o adorar a otro dios que no fuera el suyo.
Ahora yo pregunto: ¿Cuál era el Dios que libró Sadrac, Mesac y Abednego y los salvó del fuego del horno?
Por cierto no era el “dios” Jehová, pues el contradictorio Jehová ordenó en Jeremías 27:8-11 todo lo contrario, o sea, que toda la gente obedeciera incondicionalmente el rey Nabucodonosor, y los jóvenes no hicieron así en Babilonia.
Sin duda, el Dios que libró Sadrac, Mesac y Abednego del fuego del horno fue Jesucristo, el Hijo del Dios verdadero y absoluto, pues todos vieron en el interior del horno cuatro hombres sin daño alguno del fuego, y el cuarto tenía la apariencia de un hijo de Dios.
Si los jóvenes fueran obedientes a lo que Jehová ordenó en Jeremías 27:8-11, tendrían se doblado y puesto sus cuellos debajo del yugo del rey de Babilonia, adorando la estatua de oro junto con toda la gente idólatra.
Mientras que Jehová ha abandonado Sadrac, Mesac y Abednego a su propia suerte, Jesucristo estaba justo en el interior del horno para ser solidario y salvar los jóvenes del fuego tiránico de Nabucodonosor.
http://www.meldestilado.oswnet.com/el_contradictorio_jehova_ordeno_a_la_gente_que_pus ieran_sus_cuellos_bajo_el_yugo_del_rey_nabucodonos or.pdf
http://www.meldestilado.oswnet.com/pagina3.htm