tutifruti
24/12/2017, 14:20
FELICES FIESTAS
Sí, otra vez contemplándome ante este espejo amigo.
Nos hemos visto tantas veces que ya no dudo en llamarle amigo. Es de esas amistades que calan hondo, porque no hay engaños posibles. Aquí suelo desnudar mi alma, cosa que no hago frente a las personas que me rodean.
Suelo ser introvertida.
Mis pensamientos ahora vuelan libres de trabas, se alejan de lo cotidiano, para posarse enérgicamente en la pulida imagen.
No me detengo a analizarme.
Me da igual lo que piense esa cara que tengo delante.
Si he venido aquí, ha sido tan sólo porque necesitaba encontrar un poco de paz.
Antes no tenía que ir en su busca, venía hacia mí, como rio que fluye al mar. Ahora no. He de ir en su busca.
Profundizo en la mirada que ni por asomo ha bajado los párpados, ha seguido desafiante queriendo saber qué se esconde en realidad tras los ojos.
Llego a la conclusión que nunca he dejado de ser quien soy. Pero me abstengo de mostrarlo a los que me rodean, porque imagino que no van a entender mis pensamientos.
Por eso vengo hasta aquí, y en esa soledad compartida con mi propia imagen, me autosugestiono que es eso lo que necesito.
La felicidad se mide de muchas maneras.
Y me digo a mi misma que aún no he encontrado el camino para retenerla. La consigo y sin embargo tengo la sensación que se me escapa de las manos. Como si intentara llenar mis manos de agua, y la perdiera entre los dedos.
Estas alegres fiestas deberían ser motivo más que suficiente para darle este nombre honorifico.
Como un ramalazo vienen a la memoria mis años infantiles, cuando se cantaban villancicos y las risas eran la música de fondo. Inocencia. Candor. Deseos de ser buenos, de dar lo mejor de nosotros mismos. Estas eran las reglas que imperaban entonces.
Todo ha cambiado mucho. Unas cosas han mejorado ostensiblemente, otras se han quedado rezagadas.
Pero estas fiestas entrañables se siguen celebrando. Las reuniones familiares no se han quedado en el olvido. Pero como una ráfaga de viento helado, nos llegan esas ausencias que nos hacen daño.
Frente al espejo pienso mientras me digo a mi misma: Que no están lejos.
Siguen en nuestros corazones.
Y con esa conformidad salgo de ese confesionario en que se ha convertido, esa pieza de mi casa donde el espejo y yo somos protagonistas.
Navidad 2017
Sí, otra vez contemplándome ante este espejo amigo.
Nos hemos visto tantas veces que ya no dudo en llamarle amigo. Es de esas amistades que calan hondo, porque no hay engaños posibles. Aquí suelo desnudar mi alma, cosa que no hago frente a las personas que me rodean.
Suelo ser introvertida.
Mis pensamientos ahora vuelan libres de trabas, se alejan de lo cotidiano, para posarse enérgicamente en la pulida imagen.
No me detengo a analizarme.
Me da igual lo que piense esa cara que tengo delante.
Si he venido aquí, ha sido tan sólo porque necesitaba encontrar un poco de paz.
Antes no tenía que ir en su busca, venía hacia mí, como rio que fluye al mar. Ahora no. He de ir en su busca.
Profundizo en la mirada que ni por asomo ha bajado los párpados, ha seguido desafiante queriendo saber qué se esconde en realidad tras los ojos.
Llego a la conclusión que nunca he dejado de ser quien soy. Pero me abstengo de mostrarlo a los que me rodean, porque imagino que no van a entender mis pensamientos.
Por eso vengo hasta aquí, y en esa soledad compartida con mi propia imagen, me autosugestiono que es eso lo que necesito.
La felicidad se mide de muchas maneras.
Y me digo a mi misma que aún no he encontrado el camino para retenerla. La consigo y sin embargo tengo la sensación que se me escapa de las manos. Como si intentara llenar mis manos de agua, y la perdiera entre los dedos.
Estas alegres fiestas deberían ser motivo más que suficiente para darle este nombre honorifico.
Como un ramalazo vienen a la memoria mis años infantiles, cuando se cantaban villancicos y las risas eran la música de fondo. Inocencia. Candor. Deseos de ser buenos, de dar lo mejor de nosotros mismos. Estas eran las reglas que imperaban entonces.
Todo ha cambiado mucho. Unas cosas han mejorado ostensiblemente, otras se han quedado rezagadas.
Pero estas fiestas entrañables se siguen celebrando. Las reuniones familiares no se han quedado en el olvido. Pero como una ráfaga de viento helado, nos llegan esas ausencias que nos hacen daño.
Frente al espejo pienso mientras me digo a mi misma: Que no están lejos.
Siguen en nuestros corazones.
Y con esa conformidad salgo de ese confesionario en que se ha convertido, esa pieza de mi casa donde el espejo y yo somos protagonistas.
Navidad 2017