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Ver la versión completa : Sensibilidad inversa y dialéctica positiva



ALBERTO RODRIGUEZ-SEDANO
02/06/2017, 08:49
Si estuviese privado de la vista sería una experiencia de privación de una sensibilidad que, en el detalle que nos interesa, es indiferente. No se trata de asistir a una experiencia en que la sensibilidad reafirme lo que ya hay en ella. Dicho de una manera reconocible, los conceptos a priori para una experiencia sensible no se componen pasivamente, de espaldas a las cosas. Su actividad sintética no llueve sobre mojado; su esencia no es la repetición. No espera la experiencia a la que se enfrenta, no espera algo que venga, “tal para cual”; sino al contrario, lo busca como el objeto señalado de su especulación.

Encender la luz del cuarto en que el ciego no ve sería como hablar a un sordo a gritos. Por mucha potencia que tenga la bombilla, por mucho que gritemos al sordo, la privación del sentido sigue igual, sigue habiendo una contra-sensibilidad que jamás lograremos solucionar pensando el compuesto sensible “sensiblemente". Si queremos lograr algo al respecto, tenemos que ir más lejos de lo sensible; ir, al menos, al punto en que lo sensible deje de ser, esto es, en el que la actividad sensible no sólo sea menos y, en cierto modo, ceda, sino en el que su pasividad se active y su no-ser sea. No obstante, este cuantum de sensibilidad no es un verdadero cuantum; no se adapta, en lo crucial, a una medida y algo que esté disponible.

No se trata de tomar una sensibilidad negativa por lo opuesto a la positiva, como decimos, tal para cual, uno cualquiera de tantos. Lo primero de la sensibilidad es un primero ordinal que reafirma lo que es, un primero, diríase, "rutinario", el cumplimiento de una regla que establece según se repite.

En el orden de la sensibilidad hay, de un lado, algo que es, y, de otro, aun de manera menos directa, algo que la sensibilidad no es; por más contrario que resulte a la intuición general, es un no-ser al que no se llega ordinalmente, sino esencialmente, esto es, que, desde un principio, ya está en ello, un negativo que, primaria y propiamente, es y no depende del positivo del que surgió; sigue una dialéctica positiva, una respuesta activa que no se limita a los opuestos de los que salió.

No hay, por tanto, una sensibilidad en el tiempo y el espacio que siga el patrón de una síntesis para la experiencia y la vaciedad, en consecuencia, de sus conceptos.