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Ver la versión completa : Pseudoveltíosis natanatórica



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eettiicc@yahoo.es
19/05/2017, 09:52
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 1]
La palabra “pseudoveltíosis” proviene de la fusión de los términos griegos “pseudo” (falsa o falso) y “veltíosi” (mejora o mejoría), y la palabra “natanatórica” proviene igualmente de la fusión de los vocablos griegos “na” (hacia) y “tánatos” (muerte pacífica y lenta, no rápida y por causas violentas tales como accidentes, guerras, peleas y así por el estilo). Por lo tanto, podemos definir la PSEUDOVELTÍOSIS NATANATÓRICA (PN) como la falsa impresión de mejoría en la salud psicofísica que precede a la muerte de un enfermo en estado de agonía. Es un fenómeno relativamente frecuente en este tipo de pacientes terminales, aunque no siempre se presenta en todo caso. Dicho fenómeno se conoce vulgarmente como “Mejoría de la muerte” y, según la Wikipedia, el término hace referencia a una pseudomejora que se produce poco tiempo antes de que una persona moribunda fallezca. Es una mejoría muy engañosa y en muchos casos llega a desconcertar sobre todo a los allegados de esta persona o incluso a quienes la atienden, ya que ésta puede ser confundida con la recuperación de un proceso agónico. Con los avances de la medicina, se retarda más la muerte y se puede valorar mejor este fenómeno en enfermos terminales, pero hasta la fecha poco se sabe de las causas profundas de esta mejoría salvo que también la presentan algunos animales. Es por esto que han proliferado todo tipo de hipótesis científicas, filosóficas, místicas y religiosas que intentan explicarla, como las especulaciones de que sería una última toma de energía para llevarla al más allá o un último intento del cuerpo para vivir o para prepararse ante lo que se le avecina. Por otra parte, la manifestación de este fenómeno es además muy variada.

renacido
19/05/2017, 10:30
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 1]
La palabra “pseudoveltíosis” proviene de la fusión de los términos griegos “pseudo” (falsa o falso) y “veltíosi” (mejora o mejoría), y la palabra “natanatórica” proviene igualmente de la fusión de los vocablos griegos “na” (hacia) y “tánatos” (muerte pacífica y lenta, no rápida y por causas violentas tales como accidentes, guerras, peleas y así por el estilo). Por lo tanto, podemos definir la PSEUDOVELTÍOSIS NATANATÓRICA (PN) como la falsa impresión de mejoría en la salud psicofísica que precede a la muerte de un enfermo en estado de agonía. Es un fenómeno relativamente frecuente en este tipo de pacientes terminales, aunque no siempre se presenta en todo caso. Dicho fenómeno se conoce vulgarmente como “Mejoría de la muerte” y, según la Wikipedia, el término hace referencia a una pseudomejora que se produce poco tiempo antes de que una persona moribunda fallezca. Es una mejoría muy engañosa y en muchos casos llega a desconcertar sobre todo a los allegados de esta persona o incluso a quienes la atienden, ya que ésta puede ser confundida con la recuperación de un proceso agónico. Con los avances de la medicina, se retarda más la muerte y se puede valorar mejor este fenómeno en enfermos terminales, pero hasta la fecha poco se sabe de las causas profundas de esta mejoría salvo que también la presentan algunos animales. Es por esto que han proliferado todo tipo de hipótesis científicas, filosóficas, místicas y religiosas que intentan explicarla, como las especulaciones de que sería una última toma de energía para llevarla al más allá o un último intento del cuerpo para vivir o para prepararse ante lo que se le avecina. Por otra parte, la manifestación de este fenómeno es además muy variada. interesante,,lo que la ciencia prolongo la vida del hombre,,abusando de su ciencia para mantener vivo un ser paciente,decadas dependiendo de la morfina por ejemplo,,en mi flia hay droga dependientes varios,,lo peor que la ciencia les hace vivir a su entorno un infierno,,porque la demencia esta expuesta y ves un anciano que si cierran las farmacias durara poco,,,,totalmente de acuerdo con la eutanacia compasiva

eettiicc@yahoo.es
20/05/2017, 09:23
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 2]
Algunos investigadores han estudiado la posibilidad de que la mejoría premortem pueda estar relacionada, al menos en parte, con una desconexión total de los sistemas que originan el estrés, lo cual permitiría una aparente mejoría transitoria del estado del paciente. Pues el estrés forma parte de un mecanismo en pro de la supervivencia y cuando éste ya no es necesario, a causa de que el organismo ha ido más allá de su capacidad de recuperación, es posible que a veces determinados protocolos cerebrales lo detecten y entonces desconecten toda iniciativa de supervivencia y por tanto también el estrés, lo que provocaría cierta ilusión de mejoría general. También se ha descubierto que, en algunos casos, poco antes de la muerte del paciente, el hígado libera grandes cantidades de glucosa en sangre y ésta actúa como combustible celular, produciendo una mejoría de la vitalidad que resulta vana porque, toda vez que se agotan los niveles de glucosa hepática, el paciente se apaga con rapidez y fallece irremisiblemente.

eettiicc@yahoo.es
21/05/2017, 10:24
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 3]
Se ha informado la realización de algunos estudios científicos que han logrado reproducir experimentalmente en ratas de laboratorio fenómenos que muchas personas al borde de la muerte han descrito como luces misteriosas, viajes al más allá, túneles que desembocan en otro mundo, reencuentros con familiares fallecidos y cosas parecidas a éstas, por lo que se concluye en general que semejantes episodios se deben más bien a una sobreexcitación del cerebro y no tanto a manifestaciones místicas relacionadas con una hipotética vida de ultratumba. Por consiguiente, si queremos ser coherentes con los hechos aportados, la mejoría premortem habría que encuadrarla dentro del conjunto de las manifestaciones puramente materiales o médicas que tienen lugar en algunos pacientes terminales; y esto eliminaría inútiles y controvertidas búsquedas explicativas de índole espiritualista, aunque no necesariamente de regusto paranormal.

eettiicc@yahoo.es
21/05/2017, 16:52
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 4]
La ciencia médica teórica no se determina hacia ninguna creencia religiosa a causa de su paradigma materialista; ni tampoco toma en cuenta los fenómenos paranormales, por considerarlos pseudociencia. Esto reduce considerablemente su conocimiento acerca de la realidad, puesto que verdaderamente existen muchos indicios de que el mundo materialista no es todo lo que existe. Es más, si tomamos en cuenta lo que afirma la sagrada escritura, entonces conseguimos vislumbrar una realidad suprauniversal muchísimo más extensa que el universo material observable que los seres humanos podemos detectar. Sin embargo, hay al menos algo en lo que la ciencia médica está de acuerdo con la Biblia: no hay una vida espiritual posterior o trascendente, ninguna continuidad existencial en ultratumba, para los seres humanos que han muerto.

eettiicc@yahoo.es
21/05/2017, 17:17
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 5]
En efecto, por ejemplo, si suponemos que existe un alma inmortal que se desprende del cuerpo al tiempo de la muerte y se dirige hacia un mundo espiritual e incorrupto, entonces, inevitablemente, colisionamos contra el mensaje unificado que alberga la sagrada escritura. Es por este motivo por el que algunos filósofos y teólogos, apoyadores de la doctrina platónica del alma humana inmortal, han lanzado una extensa y taimada cortina de humo con respecto a la credibilidad de los distintos libros de la sagrada escritura y con ello han conseguido convencer a mucha gente de que la Biblia es fundamentalmente incoherente y de que ésta aglutina en sí misma una colección de historias alegóricas y mitológicas, las cuales sólo los exegetas, eruditos y entendidos en la materia son capaces de elucidar y valorar en su debida proporción. Sin embargo, es relativamente sencillo percatarse de que tales supuestos “entendidos” en materia bíblica componen un colectivo caótico y heterogéneo, donde cada maestro expone unos argumentos notoriamente discordantes de los de otros maestros, de tal manera que cada uno de ellos combate dialécticamente por su propia cuenta y al final es la sagrada escritura la que menos utilizan en calidad de piedra de toque argumental, de cara a dirimir sus diferencias especulativas.

renacido
21/05/2017, 21:06
[pseudoveltíosis natanatórica, comentario 2]
algunos investigadores han estudiado la posibilidad de que la mejoría premortem pueda estar relacionada, al menos en parte, con una desconexión total de los sistemas que originan el estrés, lo cual permitiría una aparente mejoría transitoria del estado del paciente. Pues el estrés forma parte de un mecanismo en pro de la supervivencia y cuando éste ya no es necesario, a causa de que el organismo ha ido más allá de su capacidad de recuperación, es posible que a veces determinados protocolos cerebrales lo detecten y entonces desconecten toda iniciativa de supervivencia y por tanto también el estrés, lo que provocaría cierta ilusión de mejoría general. También se ha descubierto que, en algunos casos, poco antes de la muerte del paciente, el hígado libera grandes cantidades de glucosa en sangre y ésta actúa como combustible celular, produciendo una mejoría de la vitalidad que resulta vana porque, toda vez que se agotan los niveles de glucosa hepática, el paciente se apaga con rapidez y fallece irremisiblemente.

yo sufro de estrés y protegi mi medica porque colapso. Y aparte sus pacientes...y le diagnostique..apartense!!!!! La doctora esta en un pico de estress ..gritaba su impotencia con su vida privada y la profesional de la mente
.

renacido
21/05/2017, 21:07
La psiquiatria

eettiicc@yahoo.es
22/05/2017, 14:46
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 6]
Así, dando por sentado que el ser humano posee un alma inmortal de tipo platónico (vale decir: socrático), cabe preguntarse: ¿De qué valor le hubiera sido dicha alma imperecedera a Adán y a Eva si ellos no se hubieran rebelado contra la norma divina, en Edén? Es decir, si Adán y Eva, y su prole, no hubieran caído en el error o pecado original entonces tendrían la vida eterna en sentido físico como horizonte existencial (pues dicho error fue lo que marcó la diferencia entre la perpetuación de la vida o no, según se desprende del Génesis); por consiguiente, adoptar el prisma platónico o socrático para definir una entelequia dual o compuesto antrópico formado por alma y cuerpo, donde la muerte significa la liberación del alma de la cárcel corpórea, sometida ésta transitoriamente al “valle de lágrimas” de un mundo material supuestamente corrupto por naturaleza, es una ficción del oscurantismo medieval absolutamente discordante del Génesis y del resto de la sagrada escritura, entre otras cosas, también, porque el paraíso edénico que se cita en el Génesis no era ninguna clase de “valle de lágrimas”.

eettiicc@yahoo.es
23/05/2017, 15:00
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 7]
En cuanto al fenómeno de mejoría premortem, que sólo se presenta en algunos enfermos terminales y no en todos, cabría preguntarse: ¿Es posible encontrar el mismo fenómeno en determinadas sociedades moribundas, es decir, en colectivos humanos que atraviesan (o han atravesado) fases terminales? Ello nos trae a la memoria, para su examen a este respecto, a un nutrido conjunto de episodios y lances históricos que culminaron en la desaparición o extinción de civilizaciones e imperios de notoria o relativa importancia.

eettiicc@yahoo.es
24/05/2017, 11:08
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 8]
Desde las épocas más remotas hasta la actualidad, las civilizaciones y los imperios han emergido y caído de manera continua, y no parece que el fenómeno de mejoría premorten haya tenido gran relevancia en las numerosas sagas que se han sucedido a lo largo de la historia. No obstante, cuando consideramos las profecías bíblicas relativas a gobernaciones humanas, especialmente aquéllas que están vinculadas con juicios divinos adversos, entonces el fenómeno susodicho cobra alguna notoriedad. Esto quizás deba interpretarse como que no existe una analogía o paralelismo pertinente entre el estado terminal de un individuo humano y la fase final o decadencia de una civilización o imperio, a menos que se trate de una determinada y puntual caída hegemónica colectiva previamente profetizada en la sagrada escritura. Así y todo, tampoco parece que el fenómeno de mejoría premorten de un enfermo terminal deba ser extrapolado en calidad de equivalencia esencial (aunque sí accidental) al proceso de desmoronamiento profético de una civilización.

eettiicc@yahoo.es
25/05/2017, 18:53
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 9]
El primer gran caso, que nos aparece bien documentado, corresponde al siglo I de nuestra era (la era cristiana) y tiene que ver con Jerusalén y su templo, así como con la profecía de Jesucristo acerca de la destrucción completa de esa “santa ciudad”. El segundo gran caso que pudiéramos considerar se encuentra todavía en el futuro, formando parte de un segmento de la historia del mañana conectado también con la polifacética y recién aludida profecía de Jesucristo y con el Apocalipsis; y aparentemente será un período de tiempo relativamente breve, equivalente a la bíblicamente apodada “grande tribulación”. Por lo tanto, como vemos, nada hay que indique que debamos dar pábulo a alguna clase de correspondencia analógica entre el fenómeno médico de mejoría premorten y el raro o inexistente fenómeno similar en el caso de civilizaciones ya extinguidas o por extinguir.

intelectito
25/05/2017, 19:13
...por favor querido foro ...sean más cariñosos con nuestro autista ...
...está escribiendo de la vejiga natatoria ...de las culturas desaparecidas ...

...ya sabemos que le encanta el monólogo ...aunque por este momento esto es un "biólogo" ...en fin ..
...yo ya puse mi granito de arena ...

...chao ..:baby:

renacido
25/05/2017, 20:22
...por favor querido foro ...sean más cariñosos con nuestro autista ...
...está escribiendo de la vejiga natatoria ...de las culturas desaparecidas ...

...ya sabemos que le encanta el monólogo ...aunque por este momento esto es un "biólogo" ...en fin ..
...yo ya puse mi granito de arena ...

...chao ..:baby: y si en algunos millardos estos cuerpos y todo lo organico sera petroleo,,

eettiicc@yahoo.es
26/05/2017, 09:23
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 10]
Jesucristo profetizó la destrucción completa de la ciudad de Jerusalén y de su templo, para poco tiempo después de su muerte (y esto se cumplió aproximadamente tres décadas más tarde). Ésta sería la destrucción definitiva y total de la ciudad y del sistema social judío que la tenía como centro emblemático, pues siglos atrás ya había acontecido otra destrucción de la misma pero de ella hubo un recobro. En ambos casos, según los profetas, la calamidad venía a causa de una formidable perversión moral y religiosa manifestada por los pobladores judíos en general y por la reiterada terquedad de pasar por alto las advertencias suministradas por los mensajeros divinos para que el pueblo evidenciara un cambio de actitud y depusiera sus malas tendencias rebeldes. En palabras de Jesucristo: “Serpientes, generación de vívoras. ¿Cómo evitaréis el juicio del quemadero (se sobreentiende: juicio de destrucción completa). Por tanto, he aquí, yo envío a vosotros profetas, y sabios, y escribas; y de ellos, a unos mataréis y colgaréis de un madero, y a otros de ellos azotaréis en vuestras sinagogas, y perseguiréis de ciudad en ciudad. Para que venga sobre vosotros toda la sangre justa que se ha derramado sobre la tierra, desde la sangre de Abel el justo, hasta la sangre de Zacarías, hijo de Berequías, al cual matasteis entre el Templo y el altar. De cierto os digo que todo esto vendrá sobre esta generación. Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas, y apedreas a los que son enviados a ti. Cuántas veces quise juntar tus hijos, como la gallina junta sus pollos debajo de las alas, y no quisiste. He aquí vuestra Casa os es dejada desierta (se sobreentiende: sin ninguna clase de protección divina para el futuro)” (Evangelio de Mateo, capítulo 23, versículos 33-39; Biblia del Oso, de Casiodoro de Reina, de 1569, actualizada y revisada en 1996 por Russell Martin Stendal).

eettiicc@yahoo.es
27/05/2017, 09:19
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 11]
Seis siglos antes, Jerusalén conoció una gran devastación a manos de Nabocodonosor, rey de Babilonia. La causa se revela en el libro bíblico del profeta Jeremías como la retribución divina contra una nación sumamente rebelde a la guía sagrada, a pesar de haber sido grandemente favorecida por provenir conspicuamente de la descendencia de Abrahán. Sin embargo, gradualmente produjo reyes impíos, sacerdotes corruptos y falsos profetas, buscadores de prominencia egoísta y de fanfarria egocéntrica, los cuales se convirtieron en poderosos líderes de aquella sociedad israelita y la llevaron irremediablemente por un sendero extremadamente malsano.

eettiicc@yahoo.es
27/05/2017, 10:02
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 12]
Se ha sugerido que todo modelo o paradigma religioso que aporta algún beneficio notorio a la sociedad humana está condenado al deterioro y finalmente a la desintegración corruptiva, como si una especie de entropía (tendencia natural a la desintegración o al desorden) moral fuera la verdadera causa inevitable de dicho desenlace infeliz. Muchos investigadores se remiten a los datos registrados en las páginas de la historia para mostrar que a través del tiempo todas las creencias positivas, incluso el cristianismo, tuvieron un comienzo digno y puro, pero al final terminaron inexorablemente en la corrupción y en la muerte ideológica. Esta visión derrotista, tenida por realista, parece ser parcialmente responsable de la enorme apatía que hoy se ha adueñado de la mente de la gente, al justificar y hasta aplaudir el que las personas reduzcan sus miras morales a la mínima expresión y las truequen por un cancerígeno materialismo que amenaza con destruir todos los cimientos humanitarios que aún perviven. Y de vez en cuando, en medio de la maloliente calma chicha que precede a la muerte del agonizante organismo social global, se producen puntuales sacudidas violentas y sangrientas provocadas por un terrorismo dogmático de carácter medieval parecido a los estertores convulsivos que presagian una irremediable defunción.

eettiicc@yahoo.es
28/05/2017, 16:13
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 13]
Este punto de vista materialista adolece de una visión muy limitada de la realidad, una realidad que desborda con creces toda la imaginación científica y tecnológica que el ser humano pudiera expresar. Para empezar, la sagrada escritura deja entrever que nuestro universo material, parte del cual se denomina en astronomía “universo detectable u observable”, da la impresión de ser una ínfima parte de un suprauniverso al que no tenemos apenas acceso por medio de nuestras herramientas teóricas (salvo, tal vez, a través de ciertos indicios extremadamente rudimentarios que tienen que ver con las llamadas “partículas virtuales” postuladas por la teoría cuántica de campos y poco más) ni instrumentales. Es el Gran Universo, es decir, una vastísima extensión con distintos dominios, en uno de los cuales habitan el Todopoderoso y toda una ingente cohorte de seres sobrehumanos de elevadísima capacidad mental que la sagrada escritura denomina “ángeles” o “hijos del Dios verdadero”. Pudiéramos hacernos una idea sumamente burda de esta realidad comparando al Suprauniverso con un medio, tal como una enorme masa de agua, por ejemplo, en cuyo seno, a nivel local o puntual, ha sido creada o formada una pequeña perturbación a modo de cubito de hielo o algo parecido, y este pequeño cubículo sería aproximadamente nuestro universo material.

eettiicc@yahoo.es
28/05/2017, 16:42
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 14]
Con todo, este “cubículo” que correspondería a nuestro universo material parece ser considerablemente extenso e inabarcable para una cualquiera de las criaturas angélicas de las que habla la sagrada escritura, a juzgar por el hecho de que la misma Tierra (que no es más que un fragmento infinitesimal del universo material) ya aparenta ser sobradamente grande para un ángel promedio. Distintos pasajes sagrados dan base para pensar así, tales como, por ejemplo, cierto fragmento del libro bíblico de Daniel el profeta, alguna carta apostólica y el Apocalipsis, entre otros. Básicamente, parte de la información que nos comunican esos pasajes es que, a causa de una controversia de índole judicial universal, nuestro planeta (y especialmente la sociedad humana) está siendo manipulado por las criaturas demoníacas hasta un cierto límite de permisión convenido a causa de las demandas probatorias de dicho proceso judicial, el cual tiene carácter milenario. Y todo indica que, en este reducto subplanetario, pululan miles o millones de seres angélicos demoníacos.

eettiicc@yahoo.es
29/05/2017, 17:54
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 15]
La rebelión edénica, narrada en el Génesis, permite atisbar los inicios de dicho proceso judicial universal y la formación de dos grandes ramas o colectivos divertentes de seres inteligentes (tanto humanos como sobrehumanos), en oposición y contienda (tanto judicial como combatiente o beligerante). Es por esto que en el dictamen divino que se hizo perentorio a raíz de la citada rebelión, Dios dijo a la “serpiente” (se sobreentiende: a la criatura inteligente sobrehumana que utilizó como tapadera a la serpiente, con objeto de comunicarse con Eva y engañarla) en términos simbólicos: “Por cuanto esto hiciste, maldita serás entre todas las bestias y entre todos los animales del campo (se sobreentiende: maldita sería la criatura sobrehumana, entre todos los demás seres vivos inteligentes o no); sobre tu pecho andarás, y polvo comerás todos los días de tu vida (se sobreentiende: la criatura sobrehumana quedaría expuesta a una condición rebajada y teniendo por alimento espiritual o religioso polvo mental o nutrientes sin valor). Y enemistad pondré entre ti y la mujer (se sobreentiende: una mujer simbólica y fiel a Dios, no Eva; pues Eva había decidido en pro de la “serpiente” y no presentaba, por ende, oposición a la misma), y entre tu simiente (se sobreentiende: la descendencia o grupo de criaturas inteligentes que toman partido, consciente o inconscientemente, a favor de la simbólica Serpiente) y la simiente suya (se sobreentiende: la descendencia o grupo de criaturas inteligentes que toman partido a favor de la simbólica Mujer, la cual es fiel a la guía divina). Él te herirá en la cabeza (se sobreentiende: un Libertador eliminaría a la simbólica serpiente, aparentemente en un futuro lejano), y tú le herirás en el calcañar (se sobreentiende: el Libertador sufríría alguna clase de pérdida en la contienda contra la simbólica Serpiente, pero se recuperaría)” (Génesis, capítulo 3, versículos 14-15; Biblia purificada de Cipriano de Valera, de 1602).

eettiicc@yahoo.es
30/05/2017, 15:26
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 16]
¿Por qué usó Dios ese lenguaje simbólico, en lugar de expresarse de manera directa y con una dialéctica declarativa o sin ambigüedades semánticas? Evidentemente, dando por sentado que Dios no hace las cosas sin un motivo bien definido y pertienente, el uso del lenguaje profético simbólico debería cumplir un papel importante y necesario en este caso (y también en otros muchos casos, pues la sagrada escritura está salpicada de una cierta abundancia de este tipo de profecías, dadas mediante simbolismos). Aparentemente, el entendimiento de esos simbolismos requiere un estudio bíblico aséptico de creencias o dogmas preconcebidos, coherente o consistente (que evite las contradicciones doctrinales), comparativo (análisis y síntesis de conceptos que se repiten en distintos pasajes sagrados), devoto (favorablemente predispuesto a descubrir una motivación bondadosa en las actuaciones del Altísimo), diligente, libre de emociones malsanas desorientativas (arrogancia, hipocresía y tendenciosidad), meditativo, perspicaz, reverente (admirativo y respetuoso hacia el Todopoderoso) y sincero; este conjunto de cualidades favorables para entender las profecías podemos denominarlo “tamiz bendito” (TB). Dicho tamiz es inexistente o nulo en las criaturas sobrehumanas rebeladas contra Dios, lo que las coloca en una posición muy desventajosa a la hora de captar el significado de las profecías y consecuentemente actuar en contra del desenvolvimiento futuro de las mismas (recordemos que, como dice el Génesis, se produciría una lucha milenaria entre dos descendencias: la simiente de la Serpiente y la simiente de la Mujer fiel a Dios).

eettiicc@yahoo.es
31/05/2017, 14:22
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 17]
Sin embargo, las profecías suelen estar cargadas de esperanza para los amadores de Dios, sea que ellos las entiendan cabalmente o sólo en parte; y, además, Dios desea que esas personas anden por la vida con un rayo de esperanza y no en tinieblas desprovistas de futuro. Por lo tanto, también parece pertinente que Dios, en su amor hacia los humanos, comunicara profecías esperanzadoras que sólo entenderían si poseían el filtro adecuado, a saber, el TB (tamiz bendito). Daniel el profeta, muy interesado en el final de los tiempos o “juicio final”, menciona, en el libro profético que lleva su nombre, haber tenido una visión sobrenatural, la cual tiene cierto parecido con las experimentadas por el apóstol Juan en la isla de Patmos y que integran el libro del Apocalipsis. En dicha visión, Daniel dialoga con un ángel, quien le transmite la información profética en lenguaje simbólico y al final le dice: “Anda, Daniel, pues estas palabras están cerradas y selladas hasta el tiempo del fin (se sobreentiende: dicha profecía, suministrada en lenguaje simbólico, quedaría incógnita para buenos y malos hasta que llegara la víspera del fin del mundo, y, entonces, en dicha víspera, sólo los individuos con características TB comenzarían a entenderla). Muchos serán limpiados, emblanquecidos y purificados (se sobreentiende: habría un resurgimiento de la religiosidad aprobada por el Creador tras un gran período de oscurantismo); los impíos procederán impíamente, y ninguno de los impíos entenderá; pero los entendidos (se sobreentiende: los individuos con el filtro TB que vivieran en las proximidades del fin del mundo) comprenderán” (Libro sagrado de Daniel el profeta, capítulo 12, versículos 9-10; Biblia de Reina-Valera, de 1960).

eettiicc@yahoo.es
01/06/2017, 11:08
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 18]
Es muy interesante el hecho de que Cristo, estando en la Tierra, reveló mucha información profética usando parábolas (es decir, usando ejemplos ficticios que emplean simbolismos y de los que se pueden deducir enseñanzas o verdades importantes). De hecho, los discípulos le preguntaron por qué enseñaba de esta manera tan insólita y peculiar: «Y vinieron los discípulos y le dijeron: “¿Por qué les hablas por parábolas?”. Y él respondiendo, les dijo: “Porque a vosotros es dado saber los misterios del reino de los cielos; mas a ellos no es dado. Porque a cualquiera que tiene, se le dará, y tendrá más (se sobreentiende: a cualquiera que tiene las características TB se le dará más entendimiento y aumentará en él); mas al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado (se sobreentiende: cualquier criatura inteligente, humana o angélica, que no posea las características TB disminuirá progresivamente en cualquier vestigio de entendimiento profético que pudiera albergar, hasta quedar en nada a este respecto). Por eso les hablo por parábolas; porque viendo no ven, y oyendo no oyen, ni entienden”» (Evangelio de Mateo, capítulo 13, versículos 10-13; Biblia purificada de Valera, de 1602).

eettiicc@yahoo.es
02/06/2017, 10:01
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 19]
Desde que se formaron las dos descendencias, tras la rebelión edénica, la actuación de la mixtura humano demoníaca o descendencia serpentina (en oposición a la descendencia de la simbólica “mujer” leal a Dios) ha sido especialmente agresiva y corrosiva contra la descendencia de esta “mujer”, según se desprende de la historia sagrada. La primera víctima de esta lucha fue aparentemente Abel, muerto a manos de Caín, y a este hombre fiel le siguieron algunos profetas con similar suerte. Por lo tanto, se desprende que el inicio de las hostilidades estuvo notoriamente a cargo de la descendencia serpentina, en tanto que la descendencia de la “mujer” se mantuvo largo tiempo en actitud de huída ante la confrontación. Sin embargo, en el tiempo de Abrahán, quien fue un destacado adepto a la descendencia de la “mujer”, hubo una reacción defensiva llevada a cabo por este patriarca. En el Génesis se menciona dicho caso: “Abram asentó (se sobreentiende: se asentó, él y todo su campamento) en la tierra de Canaán, y Lot (se sobreentiende: Lot, el sobrino de Abrahán) asentó (se sobreentiende: se asentó, él y todo su campamento) en las ciudades de la llanura (se sobreentiende: lejos de Abrahán), y puso sus tiendas hasta Sodoma. Mas los hombres de Sodoma eran malos y pecadores para Jehova (se sobreentiende: Jehová, forma españolizada del nombre divino, dado por Dios a sí mismo) en gran manera” (Génesis, capítulo 13, versículos 11-13; Biblia de 1865, de Reina-Valera). “Y aconteció en aquellos días, que Amrafel rey de Sennaar, Arioc rey de Elasar, Codorlaomor rey de Elam, y Tadal rey de las gentes (se sobreentiende: rey de varias naciones cercanas), hicieron guerra contra Bara rey de Sodoma, y contra Bersa rey de Gomorra, y contra Senaab rey de Adama, y contra Semeber rey de Seboim, y contra el rey de Bala, la cual es Segor” (Génesis, capítulo 14, versículos 1-2; Biblia de 1865, de Reina-Valera). El relato sagrado continúa diciendo que el rey de Sodoma y sus aliados fueron derrotados, de manera que los vencedores se apoderaron de todas las pertenencias de los vencidos y también de Lot y su campamento, pues éste moraba al amparo de Sodoma: “Y oyó Abram, que su hermano (se sobreentiende: su sobrino Lot) era cautivo, y armó sus criados, los criados de su casa, trescientos y diez y ocho, y siguioles hasta Dan (se sobreentiende: fue en perseguimiento sigiloso contra los vencedores, al objeto de rescatar a Lot)” (Génesis, capítulo 14, versículo 14; Biblia de 1865, de Reina-Valera).

eettiicc@yahoo.es
03/06/2017, 07:41
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 20]
Abrahán procedió a atacar al campamento enemigo por la noche, obteniendo una aplastante victoria; y siguió en persecución de ellos por bastante distancia. Por lo tanto, los derrotados enemigos quedaron completamente desorganizados y desparramados, e incapaces de rehacerse de nuevo. Entretanto, Abrahán recobró a Lot y todas sus pertenencias, así como toda la riqueza y los prisioneros que esos enemigos expoliaron al rey de Sodoma y a todos sus aliados: «Entonces el rey de Sodoma dijo a Abram: “Dame las personas, y toma para tí la hacienda”. Y respondió Abram al rey de Sodoma: “Mi mano he alzado a Jehova Dios altísimo, poseedor de los cielos y de la tierra, que desde un hilo hasta la correa de un zapato, nada tomaré de todo lo que es tuyo, porque no digas: Yo enriquecí a Abram”» (Génesis, capítulo 14, versículos 21-23; Biblia de 1865, de Reina-Valera). Por lo visto, Abrahán no deseaba tener que agradecer nada al rey de Sodoma, especialmente porque sabía que se trataba de un monarca corrupto que gobernaba a un pueblo igualmente corrupto. Por otra parte, este patriarca fiel a Dios deseaba que la victoria fuera atribuida al Todopoderoso, quien había bendecido su iniciativa para rescatar a Lot y a los suyos.

eettiicc@yahoo.es
03/06/2017, 17:46
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 21]
Si somos capaces de atisbar el desarrollo del drama universal de las dos descendencias, a partir de los datos contenidos en la sagrada escritura, nos percataremos tal vez de que la respuesta divina ante la agresividad secular de las fuerzas humano-demoníacas contra la descendencia de la “mujer” simbólica (leal a Dios) siempre ha estado característizada por cierta demora debido a la paciencia del Todopoderoso, la cual, evidentemente, tiene un límite (es el límite que separa la tolerancia hacia los impíos frente a la bondad hacia los fieles, especialmente cuando estos últimos se hallan en indefensión y acosados por aquéllos). Por ejemplo, la descendencia de Abrahán llegó a ser el pueblo hebreo, el cual fue esclavizado y tiranizado por el faraón egipcio de los días de Moisés. Entonces, Dios se valió de este hombre justo, Moisés, para liberar a su pueblo (la descendencia humana de la “mujer”, por lo visto) de la severísima estrechez a la que lo tenía sometido ese faraón insensible.

eettiicc@yahoo.es
04/06/2017, 08:30
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 22]
No obstante, la liberación de los hebreos o israelitas de Egipto requirió cierto tiempo porque desde el punto de vista de Dios había que esperar hasta que se produjera en algún punto del planeta una formidable corrupción humano-demoníaca que remedara o sobrepasara localmente la malsana situación social global prediluviana. De otra manera, los israelitas no podrían en justicia desposeer a los habitantes de ese enclave y tomar de ellos sus tierras y sus pertenencias para sí, a menos que se hubieran convertido en supercorruptos. Es por esta razón por la que Dios, en una visión sobrecogedora, dijo a Abrahán: “No temas Abram: Yo soy tu escudo, tu salario copioso en gran manera (se sobreentiende: Dios sería como un escudo protector para Abrahán y los suyos, y le daría un salario abundante en forma de bendiciones)” (Génesis, capítulo 15, versículo 1; Biblia de 1865, de Reina-Valera). Y siguió diciéndole Dios: “Yo soy Jehova, que te saqué de Ur de los Caldeos (se sobreentiende: la ciudad natal de Abrahán), para darte esta tierra que la heredes (se sobreentiende: la tierra de Canaán, habitada a la sazón por los cananeos, donde por el momento Abrahán y todo su campamento andaban errantes o en nomadeo)” (Génesis, capítulo 15, versículos 7; Biblia de 1865, de Reina-Valera). Y continuó Dios: “Y vendrás a tus padres en paz, y serás sepultado en buena vejez. Y en la cuarta generación volverán acá (se sobreentiende: los descendientes de Abrahán, o israelitas, regresarían a la tierra de Canaán, o tierra de promisión, para tomar posesión de ella; y esto sucedería cuatro generaciones posteriores a la generación de este patriarca); porque aun no está cumplida la maldad del Amorreo hasta aquí (se sobreentiende: porque la supercorrupción cananea, conspicuamente amorrea, no había alcanzado el límite de la paciencia y la tolerancia divinas)” (Génesis, capítulo 15, versículos 15-16; Biblia de 1865, de Reina-Valera).

eettiicc@yahoo.es
04/06/2017, 10:05
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 23]
La supercorrupción cananea llegó a ser un foco infecto contagioso que amenazaba con pudrir al mundo extracaneo, es decir, capaz de extender su gangrena moral más allá de las fronteras geográficas de Canaán. Se trataba básicamente de una taimada ofensiva demoníaca que pretendía generar unas condiciones planetarias suficientemente insalubres como para axfisiar no sólo a la descendencia de la “mujer” sino también a cualquier iniciativa sincera, incluso cananea, por buscar la reconciliación con el Dios verdadero; de ello dan fe algunos pasajes bíblicos, tales como los relatos que se encuentran en el libro de Josué, capítulos 2-6 y los capítulos 9-10. Las condiciones que habían llegado a existir entre los cananeos para el tiempo de la conquista israelita de esa tierra eran espeluznantemente depravadas. La obra “Arqueología y religión de Israel”, de 1968, páginas 76-77, informa que el arqueólogo W.F. Albright hizo la siguiente observación sobre la adoración fálica cananea: “En su peor momento, [...] el aspecto erótico de su culto debe haberse sumido en profundidades extremadamente sórdidas de degradación social”. La publicación “Compendio manual de la Biblia”, de Henry H. Halley, 1985, página 157, informa: “Los cananeos, pues, adoraban cometiendo excesos inmorales en presencia de sus dioses, y luego asesinando a sus hijos primogénitos como sacrificio a estos mismos dioses. Parece que en gran parte, la tierra de Canaán había llegado a ser una especie de Sodoma y Gomorra en escala nacional. [...] ¿Tenía derecho a seguir viviendo una civilización de semejante inmundicia y brutalidad? [...] Los arqueólogos que cavan en las ruinas de las ciudades cananeas se preguntan por qué Dios no las destruyó mucho antes”.

eettiicc@yahoo.es
04/06/2017, 14:56
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 24]
La recopilación de datos arqueológicos y testimoniales, si estos últimos los hubiere en forma de documentos escritos provenientes de antiguos historiadores, es del todo insuficiente para poder recomponer de una manera medianamente fidedigna toda la realidad que estaba envuelta en semejantes barbaridades cananeas. Como la punta de un iceberg es lo que podemos atisbar, y con solamente esto ya nos horrorizamos. Sin embargo, en los dominios del suprauniverso, en la región invisible que no detectamos, ahí debió darse una febril actividad demoníaca, en pugna con las fuerzas angélicas leales a Dios, de tal manera que la resultante, humanamente visible, se tradujo en una forma de idolatría depravada y asesina, repleta de sacrificios humanos conducentes a ganar el supuesto favor de unas deidades perversas, tras de las cuales se hallaba una nutrida cohorte de criaturas sobrehumanas ávidas de placer egolátrico y sangriento, extremadamente pervertidas a causa de las desviaciones contranaturales que se autorregalaron a expensas de seducir a las hermosas hijas de los hombres de la época prediluviana. Y esas criaturas sobrehumanas quedaron estigmatizadas para el resto de su existencia, con una gravísima defección mental y moral de la que es imposible dar marcha atrás, la cual causa frustraciones enloquecedoras. Y en la tierra de Canaán, por lo visto, se cebaron con una tanda de humanos que ya venía dando muestras de malas características epigenéticas, legadas por la descendencia de su antepasado del mismo nombre (Canaán hijo de Cam, el hijo de Noé). Sin embargo, en los tribunales celestiales se imponía por principio el detener aquella locura depravatoria, dado que, entre otras cosas, afrentaba o desafiaba a Dios: no era legalmente permisible tolerar que los seres humanos, creados a la imagen y semejanza del Altísimo, fueran subyugados a tal extremo de indignidad, a pesar de que mayoritariamente hubieran decidido adorar a sus iconos demoníacos. Esto nos recuerda el antecedente de Sodoma y Gomorra: «Entonces Jehová le dijo (se sobreentiende: Dios le dijo a Abrahán, quien había manifestado su preocupación por la situación de Sodoma): “Por cuanto el clamor de Sodoma y Gomorra se aumenta más y más, y el pecado de ellos se ha agravado en extremo, descenderé ahora, y veré si han consumado su obra según el clamor que ha venido hasta mí; y si no, saberlo he”» (Génesis, capítulo 18, versículos 20-21; Biblia de Reina-Valera, de 1909).

eettiicc@yahoo.es
05/06/2017, 12:25
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 25]
En verdad, Dios no necesitaba “bajar para ver” lo que estaba pasando en Sodoma y Gomorra, de manera que esta expresión sólo se puede entender a la luz de un debate judicial milenario que se viene desarrollando en las “cortes celestiales” desde el momento histórico en que se produjo la rebelión edénica. Por lo visto, dicha rebelión tuvo un eco o repercusión suprauniversal, puesto que era la primera vez en toda la historia de las criaturas inteligentes de Dios que acontecía un desarrollo de este tipo, en oposición al Sumo Hacedor; y también era la primera vez que se lanzaba una duda corrosiva y maliciosa con respecto a si era necesario o no depender de Dios para obtener directrices morales que permitieran a la criatura humana (y angélica, por extensión) tomar sus propias decisiones en cuanto a lo que era bueno o malo para ella y para su entorno social. Evidentemente, la cuestión suscitada no podría ser lógicamente resuelta más que en un tribunal multitudinario del suprauniverso, capaz de juzgar al detalle este singular caso y hacerlo desde todas las perspectivas, así como en todos sus pormenores y a través de los datos recabados por los desenvolvimientos históricos. Y dicho desenvolvimiento histórico tiene como protagonistas a las dos descendencias, a saber: la descendencia serpentina (o mixtura humano-demoníaca) y la descendencia de la “mujer” leal a Dios (colectivo de criaturas humano-angélicas que manifiestan una clara disposición a regirse por la guía divina).

eettiicc@yahoo.es
07/06/2017, 08:49
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 26]
Es curioso que Dios hiciera un pacto con Abrahán, llamado “pacto abrahámico”. No obstante, antes de eso Dios ya hizo una serie de promesas a la humanidad en general, que podemos considerar como pactos unilaterales (es decir, pactos que, aunque interesaban a dos partes, a saber, al ser humano y a Dios, sólo exigían que una parte, la divina, lo cumpliera). En orden retroactivo y de más reciente a más lejano en el tiempo, éstos fueron el pacto del “arco iris” con Noé y su familia (por el cual el Todopoderoso garantizaba que nunca más volvería a producirse un Diluvio exterminador sobre la faz de la Tierra), el pacto de “preservación” de Noé (por el cual Dios garantizaba la supervivencia a Noé y su familia al Diluvio, así como a una pareja de animales de cada género viviente) y el pacto “edénico” (por el cual Dios garantizaba que se levantaría un libertador que devolvería a la humanidad degenerada la condición perdida del equilibrio original). Por lo visto, dichos pactos o promesas divinas tenían la intención de alentar una esperanza en las personas que amaban a Dios y a la vez Dios mismo se comprometía a dar el ejemplo de lealtad a sus “amigos” a cambio de la “lealtad” de sus “amigos” a Él, mostrada mediante obediencia a la guía existencial más sublime que se puede concebir: la guía divina. De esta manera, el transcurso del tiempo vendría a demostrar que la lealtad divina hacia la descendencia de la “mujer” era de mayor calidad (basada en el altruísmo) que la lealtad diabólica hacia la descendencia de la “serpiente” (basada en el egoísmo o utilitarismo). Por otra parte, el que Dios correspondiera con lealtad hacia sus amadores era hasta protocolario desde el punto de vista de las cortes celestiales, puesto que también el Diablo estaba “comprando” la lealtad de los seres humanos en general mediante promesas y hechos consumados de favoritismo basados en apelaciones al egoísmo personal. En consecuencia, el drama acerca de la lealtad altruista y el de la lealtad egoísta no podría desarrollarse en un tiempo corto sino largo, milenario; éste es el espacio de tiempo en el que se encaja la historia sagrada, desde la rebelión edénica hasta el fin del mundo.

eettiicc@yahoo.es
07/06/2017, 09:44
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 27]
Anteriormente hemos comentado algo acerca de las condiciones extremadamente insalubres que existían en la sociedad humana prediluviana, a causa de la mixtura humano-demoníaca; unas condiciones que pudieran haberse extendido hacia la población animal doméstica y más allá, en la biosfera (suponiendo que la mitología griega sea un testimonio revelador, aunque deformado, de la auténtica situación que se desarrolló en el planeta poco antes del Diluvio). Los sobrevivientes a la catástrofe diluviana, Noé y su familia (ocho personas en total), debieron sentir un gran alivio a causa del juicio de Dios, probablemente considerado en las cortes celestiales como la única salida viable a la acción corrosiva satánica, antes de que la exigua descendencia de la “mujer” (Noé y su famila), acorralada por todas partes, fuera engullida por la vorágine humano-demoníaca y entonces toda la humanidad hubiera de ser exterminada. Uno de los sobrevivientes fue Sem, hijo de Noé, y contemporáneo de Abrahán por unos 150 años. De modo que es posible que Abrahán conociera toda la historia prediluviana y los resultados del Diluvio a través del anciano Sem, y puede que a partir de ahí Abrahán desarrollara una fe amorosa hacia el Creador.

eettiicc@yahoo.es
09/06/2017, 07:43
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 28]
Pero desde el Diluvio hasta la época de Abrahán habían pasado algunos siglos y las nuevas generaciones habían sido afectadas por la dispersión posbabeliana, a raíz de la confusión de las lenguas en Babel. Así que, en poco tiempo, los descencientes de Noé, especialmente mediante Cam, se habían degenerado sobresalientemente en sentido moral y religioso; de manera que éstos, en gran número, habían engrosado la descendencia de la “serpiente”. Entonces, para el tiempo de Abrahán, una débil línea patriarcal se adhería a la guía divina, probablemente a través de Sem. Entre éstos se encontraban Abrahán y algunos de sus familiares allegados, como su esposa Sara y su padre Taré. Pero Abrahán mismo debió ser bastante reacio a mezclarse religiosamente con la gente de Ur (ciudad natal de Abrahán), cada vez más empantanada en la idolatría. Por lo tanto, no tiene nada de extraño que este patriarca aceptara con prontitud la encomienda divina de salir de aquella tierra, a pesar de las comodidades y la seguridad que la próspera ciudad ofrecía a sus habitantes (pues se ha encontrado evidencia arqueológica de que las condiciones de vida en Ur de los caldeos, para la época de Abrahán, eran extremadamente confortables y tecnológicamente adelantadas). De manera que Dios, quien es leal, estuvo presto a manifestar su bendición y protección a Abrahán y a su familia, especialmente porque la descendencia serpentina quizás ya había dado indicios de encerrona hostil hacia ese pequeño grupo de representantes humanos de la descendencia de la “mujer”. En consecuencia, desde el punto de vista de los tribunales celestiales, era perfectamente lícito y hasta coherente el que el Todopoderoso exhibiera una actirud positiva hacia Abrahán y su descendencia.

eettiicc@yahoo.es
09/06/2017, 08:07
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 29]
En este punto es conveniente hacer notar que Dios no tendría que someter sus decisiones judiciales, legítimamente unilaterales, a tribunales celestiales constituidos por criaturas sobrehumanas y Él mismo, puesto que Él es Todopoderoso y absolutamente sabio. Sin embargo, dado que ha creado a seres inteligentes a Su imagen y semejanza, no desea actuar dogmáticamente con respecto a las cuestiones suscitadas a raíz de la rebelión edénica y en consecuencia ha optado por formar tribunales suprauniversales en donde, de una manera objetiva, se pueda deliberar colectivamente en cuanto a lo acertado (o desacertado) de la marcha histórica de las dos descendencias. A estas alturas, aparentemente próximas al fin del mundo, debe estar bastante claro en los tribunales celestiales cuál de las dos descendencias es la apropiada para tomar el control del planeta. Es por eso que la sagrada escritura habla del Reino de Dios, de que éste venga hacia nosotros, y de que los “mansos” heredarían la tierra (ésta es una de las bienaventuranzas de Jesucristo, incluídas en el Sermón de la Montaña).

eettiicc@yahoo.es
09/06/2017, 15:33
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 30]
Hacia el tiempo de Moisés, los restos de linajes patriarcales posdiluvianos que de alguna manera se adherían a la guía divina iban decayendo progresivamente, siendo absorbidos, uno tras otro, por la simiente de la “serpiente”. Por eso, la promesa o pacto abrahámico era ahora de capital importancia para mantener el linaje de la “mujer”; y tal linaje resultó ser en parte la descendencia de Abrahán, el pueblo hebreo o israelita. Por eso, a pesar de su condición abatida como pueblo, y muy debilitada en cuanto a seguir la guía divina, el pacto abrahámico venía a suponer ahora un recurso legal, perfectamente admisible en las cortes celestiales, por el que Dios dirigiría su atención a la descendencia abrahámica y la liberaría de su esclavitud en Egipto. Pero había que hallar a alguien digno del favor divino, y nadie mejor cualificado que el hombre Moisés para poder acaudillar al pueblo israelita bajo la guía divina, puesto que, como dice la sagrada escritura: “Por fe Moisés, hecho ya grande (se sobreentiende: hecho adulto), rehusó ser llamado hijo de la hija de Faraón (se sobreentiende: la hija de Faraón lo adoptó como hijo cuando era un niñito, pero él siempre se mantuvo leal a su linaje y actuó prudentemente hasta que fue adulto); escogiendo antes ser afligido con el pueblo de Dios, que gozar de comodidades temporales de pecado (se sobreentiende: de adulto, Moisés optó por apegarse al pueblo de Israel más bien que vivir como príncipe en la corte egipcia, disfrutando de toda clase de lujos y satisfacción de bajas pasiones). Por fe dejó a Egipto, no temiendo la ira del rey (se sobreentiende: Moisés contrarió a Faraón y avergonzó a la realeza egipcia, pero no temió la reacción de Faraón en su contra, quien decretó su búsqueda, captura y muerte, aunque no lo pudo apresar porque él huyó fuera de Egipto); porque se sostuvo como viendo al Invisible (se sobreentiende: la fe en Dios sostuvo a Moisés)” (Epístola del apóstol Pablo a los cristianos hebreos, capítulo 11, versículos 24-27; Biblia de 1909, de Reina-Valera).

renacido
09/06/2017, 19:22
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 30]
Hacia el tiempo de Moisés, los restos de linajes patriarcales posdiluvianos que de alguna manera se adherían a la guía divina iban decayendo progresivamente, siendo absorbidos, uno tras otro, por la simiente de la “serpiente”. Por eso, la promesa o pacto abrahámico era ahora de capital importancia para mantener el linaje de la “mujer”; y tal linaje resultó ser en parte la descendencia de Abrahán, el pueblo hebreo o israelita. Por eso, a pesar de su condición abatida como pueblo, y muy debilitada en cuanto a seguir la guía divina, el pacto abrahámico venía a suponer ahora un recurso legal, perfectamente admisible en las cortes celestiales, por el que Dios dirigiría su atención a la descendencia abrahámica y la liberaría de su esclavitud en Egipto. Pero había que hallar a alguien digno del favor divino, y nadie mejor cualificado que el hombre Moisés para poder acaudillar al pueblo israelita bajo la guía divina, puesto que, como dice la sagrada escritura: “Por fe Moisés, hecho ya grande (se sobreentiende: hecho adulto), rehusó ser llamado hijo de la hija de Faraón (se sobreentiende: la hija de Faraón lo adoptó como hijo cuando era un niñito, pero él siempre se mantuvo leal a su linaje y actuó prudentemente hasta que fue adulto); escogiendo antes ser afligido con el pueblo de Dios, que gozar de comodidades temporales de pecado (se sobreentiende: de adulto, Moisés optó por apegarse al pueblo de Israel más bien que vivir como príncipe en la corte egipcia, disfrutando de toda clase de lujos y satisfacción de bajas pasiones). Por fe dejó a Egipto, no temiendo la ira del rey (se sobreentiende: Moisés contrarió a Faraón y avergonzó a la realeza egipcia, pero no temió la reacción de Faraón en su contra, quien decretó su búsqueda, captura y muerte, aunque no lo pudo apresar porque él huyó fuera de Egipto); porque se sostuvo como viendo al Invisible (se sobreentiende: la fe en Dios sostuvo a Moisés)” (Epístola del apóstol Pablo a los cristianos hebreos, capítulo 11, versículos 24-27; Biblia de 1909, de Reina-Valera).
buenas tardes,,si bien el exodo es una linda novela epica al pueblo elegido,,,no existe una prueba arqueologica que esta movida tan masiva en esas tierras,,incluyendo el paso donde se habren las aguas en el mar rojo,,no hay una tuerca del ejercito tragado por las aguas,,,,,parece ser que siempre hubo charles taze russell,,entre los judios,,,es facil hacer religiones de mitos,,,,.
la unica verdad nacio hace 2017 años aproximadamente

eettiicc@yahoo.es
11/06/2017, 10:08
buenas tardes,,si bien el exodo es una linda novela epica al pueblo elegido,,,no existe una prueba arqueologica que esta movida tan masiva en esas tierras,,incluyendo el paso donde se habren las aguas en el mar rojo,,no hay una tuerca del ejercito tragado por las aguas,,,,,parece ser que siempre hubo charles taze russell,,entre los judios,,,es facil hacer religiones de mitos,,,,.
la unica verdad nacio hace 2017 años aproximadamente

Perdón, y buenas tardes. No entiendo bien estas afirmaciones. Saludos.

eettiicc@yahoo.es
11/06/2017, 10:09
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 31]
Cuando habían pasado unas 4 décadas desde que Moisés huyó a la tierra de Madián, para librarse de la persecución faraónica, es posible que ya existiera en Egipto otro Faraón sucesor en el poder. Pero aparentemente este hipotético nuevo Faraón no era menos duro y opresivo que su conjetural antepasado, pues mantenía una severa tiranía sobre sus esclavos israelitas. Es evidente, por tanto, que la descendencia de la “serpiente” estaba tratando, mediante Faraón, de aplastar y disolver a la descendencia de Abrahán. Y es interesante la manera en que Moisés es enviado por Dios a este Faraón: «Después (se sobreentiende: poco después de que Dios enviara a Moisés y a Aarón su hermano, en calidad de auxiliar del primero, a hablar a Faraón) se presentaron Moisés y Aarón a Faraón y le dijeron: “Así dice Yahveh, el Dios de Israel: Deja salir a mi pueblo para que me celebre una fiesta en el desierto (se sobreentiende: la petición a Faraón era de únicamente un breve periodo de descanso durante el cual el pueblo israelita adoraría a su Dios en el desierto y no en las ciudades, para no alterar la vida social de los egipcios, y luego regresaría a sus tareas de esclavos)”. Respondió Faraón: “¿Quién es Yahveh para que yo escuche su voz (se sobreentiende: el prepotente Faraón lanza un desafío público contra Dios, esto es, un pulso de fuerza) y deje salir a Israel? No conozco a Yahveh y no dejaré salir a Israel”. Ellos dijeron (se sobreentiende: Moisés y Aarón): “El Dios de los hebreos se nos ha aparecido; permite, pues, que vayamos camino de tres días al desierto para ofrecer sacrificios a Yahveh, nuestro Dios, no sea que nos castigue con peste o con espada (se sobreentiende: una súplica nada amenazante para Faraón, puesto que en todo caso la amenaza se presentaba como recayendo sobre los propios esclavos)”. Aquel mismo día dio Faraón esta orden a los capataces del pueblo (se sobreentiende: el pueblo israelita) y a los escribas: “Ya no daréis como antes paja al pueblo para hacer ladrillos; que vayan ellos mismos a buscársela. Pero que hagan la misma cantidad de ladrillos que hacían antes, sin rebajarla; pues son unos perezosos. Y por eso claman diciendo: Vamos a ofrecer sacrificios a nuestro Dios. Que se aumente el trabajo de estos hombres para que estén ocupados en él y no den oídos a palabras mentirosas”» (Libro sagrado del éxodo, capítulo 5, versículos 1-9; Biblia de Jerusalén de 1975).

renacido
11/06/2017, 13:06
Perdón, y buenas tardes. No entiendo bien estas afirmaciones. Saludos.
la religion testigos de jehova por ejemplo fue creada por un vendedor ambulante del elixir de vida,,un chanta que era Aventista y vio un gran negocio en la biblia,,,vendio todo y compro imprentas y modifico los textos biblicos,,dandole toda la gloria al mitico jehova,,,y dejando la gloria del cristo relegada a un plano casi anonimo,,,y se incribieron como iglesia cristiana,,,,hoy la corporacion se llama watchtower o la atalaya, niegan la transfusion y Hitler les hizo correr la misma suerte que los judios

renacido
11/06/2017, 13:11
el dios del antiguo testamento,,,,no es el padre

eettiicc@yahoo.es
14/06/2017, 15:11
el dios del antiguo testamento,,,,no es el padre

Bien, veo que aparentemente tienes unas ciertas controversias y aversiones a los judíos y a otros grupos religiosos perseguidos por Hitler, quien, de todas formas, estaba poseído por una o más legiones demoníacas, como muy bien se puede deducir de muchos documentales históricos. Por otra parte, afirmas que el Dios del antiguo testamento no es el Padre. Por lo tanto, pregúntate: ¿A qué Dios entonces se refirió Cristo cuando dijo a los saduceos que el Dios a quien él llamó Padre era el Dios de Abrahán, de Isaac y de Jacob, un Dios de personas reales del antiguo testamento (lee, por favor, el evangelio según Mateo, capítulo 22, versículos 29-33)?

eettiicc@yahoo.es
14/06/2017, 15:13
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 32]
La historia sagrada explica que Dios liberó al pueblo de Israel de la dura esclavitud a la que estaba sometido en Egipto, una esclavitud que tenía visos de potencial exterminio o completa disolución de la descendencia abrahámica. Lo hizo a través de diez plagas progresivamente severas que culminaron en la muerte del primogénito de Faraón, a resultas de las cuales el obstinado y cruel monarca dio la orden de expulsión del país a todo esclavo hebreo. Pero aquella historia no estuvo exenta de actuaciones demoníacas, como puede verse por la intentona de los sacerdotes egipcios de remedar algunas de las primeras plagas mediante invocaciones espiritistas a sus dioses, como se registra en los capítulos 7 y 8 del Éxodo. De hecho, en esos capítulos se muestra que aquellos sacerdotes consiguieron ejecutar algunos milagros iniciales en este sentido, evidentemente auxiliados por los poderes malignos ocultos, de índole sobrehumana, que los respaldaban. Por lo tanto, se produjo una especie de inicial competición entre la mixtuta humano-demoníaca egipcia y la descendencia de la “mujer”, pero a medida que se desarrollaron las plagas quedó claro que las fuerzas demoníacas habían quedado totalmente sobrepasadas y anuladas por las aplastantes fuerzas angélicas amadoras de Dios. Aparentemente, desde el punto de vista de los tribunales celestiales, la mixtura humano-demoníaca debía recibir la natural retribución que en justicia corresponde a toda malsana agresión insidiosa que no respeta los derechos de supervivencia de la parte inocente y pacífica que ha sido agredida.

eettiicc@yahoo.es
16/06/2017, 16:03
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 33]
Puede observarse, en el éxodo de los israelitas de Egipto, bajo el acaudillamiento de Moisés, que aconteció un hecho extraordinario. La misericordia divina estuvo también con una buena porción de egipcios que, tras contemplar las diez plagas y comprender sensatamente que la estupidez y la altanería del Faraón y de todos sus apoyadores merecía incluso un castigo más severo, se pusieron de parte de los hebreos y se fueron con ellos: “Y partieron los hijos de Israel de Ramesés a Sucot (se sobreentiende: éste fue el inicio del éxodo o salida de Egipto), como seiscientos mil hombres de a pie, sin contar los niños (se sobreentiende: sin contar a las mujeres tampoco). Y también subió con ellos grande multitud de diversa suerte de gentiles (se sobreentiende: personas no israelitas, entre quienes habría evidentemente una mayoría egipcia); y muchísimas ovejas y vacas” (Libro sagrado del Éxodo, capítulo 12, versículos 37-38; Biblia del Oso, revisión de 1996).

eettiicc@yahoo.es
16/06/2017, 19:01
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 34]
Aquella misericordia de Dios hacia los egipcios, es decir, los que se arrepintieron de haber secundado a Faraón y a toda su camarilla y se marcharon con los israelitas, iba a tener en el futuro consecuencias negativas contra la descendencia de Abrahán. De todas formas, era una previsión fácilmente deducible por medio de las leyes estadísticas, puesto que fueron acogidas personas que con el transcurso del tiempo tenían la posibilidad de hacer rebrotar malas actitudes, las cuales, mezcladas con las de algunos hijos de Israel de inclinación desobediente, darían pie a infiltraciones demoníacas. No obstante, como dijo el apóstol Juan: “El que no ama, no conoce a Dios (se sobreentiende: el que no muestra compasión y misericordia, rasgos propios del amor, no conoce la personalidad del Dios verdadero); porque Dios es amor (se sobreentiende: El amor es el rasgo dominante de la personalidad divina)” (Primera epístola de Juan, capítulo 4, versículo 8; Biblia de Valera de 1602, purificada); y también como señaló el salmista: “Los sacrificios de Dios (se sobreentiende: sacrificios dirigidos a Dios) son el espíritu quebrantado (se sobreentiende: La motivación del arrepentido o quebrantado): al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios” (Salmos, capítulo 51, versículo 17; Biblia de Valera de 1602, purificada). Por esta razón, Dios no podía dejar atrás o excluír de su favor a los egipcios arrepentidos, como medida preventiva, en evitación de males hipotéticos causados por éstos. Sin embargo, estableció la ley mosaica en términos justos pero severos, para poder compensar el oportunismo que la simiente de la “serpiente” manifestaría ante dicha misericordia divina, al utilizar las debilidades y malas tendencias de los liberados para poder realizar infiltraciones demoníacas y corromper a la descendencia de la “mujer” desde el interior mismo de ella.

renacido
16/06/2017, 22:51
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 34]
Aquella misericordia de Dios hacia los egipcios, es decir, los que se arrepintieron de haber secundado a Faraón y a toda su camarilla y se marcharon con los israelitas, iba a tener en el futuro consecuencias negativas contra la descendencia de Abrahán. De todas formas, era una previsión fácilmente deducible por medio de las leyes estadísticas, puesto que fueron acogidas personas que con el transcurso del tiempo tenían la posibilidad de hacer rebrotar malas actitudes, las cuales, mezcladas con las de algunos hijos de Israel de inclinación desobediente, darían pie a infiltraciones demoníacas. No obstante, como dijo el apóstol Juan: “El que no ama, no conoce a Dios (se sobreentiende: el que no muestra compasión y misericordia, rasgos propios del amor, no conoce la personalidad del Dios verdadero); porque Dios es amor (se sobreentiende: El amor es el rasgo dominante de la personalidad divina)” (Primera epístola de Juan, capítulo 4, versículo 8; Biblia de Valera de 1602, purificada); y también como señaló el salmista: “Los sacrificios de Dios (se sobreentiende: sacrificios dirigidos a Dios) son el espíritu quebrantado (se sobreentiende: La motivación del arrepentido o quebrantado): al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios” (Salmos, capítulo 51, versículo 17; Biblia de Valera de 1602, purificada). Por esta razón, Dios no podía dejar atrás o excluír de su favor a los egipcios arrepentidos, como medida preventiva, en evitación de males hipotéticos causados por éstos. Sin embargo, estableció la ley mosaica en términos justos pero severos, para poder compensar el oportunismo que la simiente de la “serpiente” manifestaría ante dicha misericordia divina, al utilizar las debilidades y malas tendencias de los liberados para poder realizar infiltraciones demoníacas y corromper a la descendencia de la “mujer” desde el interior mismo de ella.

La mujer.....lindo tema !!!!

eettiicc@yahoo.es
18/06/2017, 09:02
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 35]
Un conato de descontento y acritud del pueblo liberado hacia la guía divina se vio poco después de que los ejércitos del Faraón, una vez que se hubieron reorganizado tras las plagas y corrieron tras los israelitas y sus agregados para exterminarlos y recobrar así el enorme botín que se habían llevado, fueron completamente ahogados en el mar Rojo. El relato sagrado expone: “Y llegaron a Elim (se sobreentiende: el pueblo israelita y sus agregados egipcios y gentiles, bajo el liderazgo de Moisés, después de haber celebrado con baile y con canciones de alabanza a Dios el que Éste los hubiera liberado definitivamente de la amenaza proveniente del Faraón y todo su ejército, partieron de las orillas del mar Rojo y, tras varios días de adentrarse en el desierto y enfilar el camino hacia la tierra de promisión, hicieron escala en Elim), donde había doce fuentes de agua, y setenta palmas (se sobreentiende: palmeras); y se asentaron allí junto a las aguas” (Libro sagrado del éxodo, capítulo 15, versículo 27; Versión antigua de las sagradas escrituras, o Biblia del Oso, revisada en 1996 por el misionero Martín Russell Stendal). Y el relato sagrado sigue diciendo: «Partió luego de Elim toda la congregación de los hijos de Israel (se sobreentiende: incluyendo a una cuantiosa multitud de egipcios y quizás algunos otros gentiles, agregados por su propia voluntad, que, al contemplar las plagas, quedaron sobrecogidos de admiración y temor reverente hacia el Dios de los hebreos), y vino al desierto de Sin, que está entre Elim y Sinaí, a los quince días del segundo mes después que salieron de la tierra de Egipto. Y toda la congregación de los hijos de Israel murmuró contra Moisés y Aarón en el desierto; y les decían los hijos de Israel: “Ojalá hubiéramos muerto por la mano de Jehová (se sobreentiende: caer víctimas de algunas de las diez plagas) en la tierra de Egipto, cuando nos sentábamos a las ollas de carne, cuando comíamos pan hasta saciarnos (se sobreentiende: esta murmuración o queja debió iniciarse entre los egipcios agregados y no entre los israelitas, puesto que estos últimos habían vivido en severísima estrechez ecomómica mientras que los egipcios nadaron en la abundancia; no obstante, la queja se extendió y fue notablemente secundada por los descontentos e insensatos israelitas); pues nos habéis sacado a este desierto para matar de hambre a toda esta multitud (se sobreentiende: acusaron a Moisés y a su hermano Aarón de estafadores y asesinos, lo cual equivalía a rechazar de plano la guía divina, que, en esta ocasión, se materializaba por medio de Moisés, quien, a su vez, simplemente seguía la misma guía de Dios y entonces la transmitía al pueblo)”» (Libro sagrado del éxodo, capítulo 16, versículos 1-3; Biblia de Reina-Valera, de 1960).

eettiicc@yahoo.es
18/06/2017, 10:02
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 36]
A medida que los israelitas se dirigían hacia la tierra de promisión, Moisés y Aarón sintieron el inmenso lastre de un pueblo progresivamente rebelde y terco que empeoraba por días, y no mejoraba de actitud. Seguramente, las fuerzas demoníacas ya habían observado esta situación y sacado buen partido de ella. Se llegó a producir, pues, una severa y sutil infiltración demoníaca en el pueblo, de tal manera que lo que principió siendo descendencia abrahámica o descendencia de la simbólica “mujer” leal a Dios, cuando los israelitas fueron liberados del cautiverio egipcio, estaba convirtiéndose ahora, en buena parte, en descendencia de la “serpiente”, esto es, en un colectivo humano que estaba indispuesto a seguir la guía divina. Y ello no tiene nada de extraño, pues en los días de Jesucristo sucedía que los cabezas religiosos del pueblo, supuestamente pertenecientes a la descendencia de la “mujer”, no eran tales, sino, más bien, como les señaló el propio Hijo de Dios: “Si de veras Dios fuera su padre (se sobreentiende: Jesucristo estaba hablando a una multitud de judíos que no lo aceptaban como Mesías, entre quienes habría bastantes maestros religiosos), ustedes me amarían, porque yo vengo de Dios y aquí estoy. No he venido por mi propia cuenta, sino que Dios me ha enviado. ¿Por qué no pueden ustedes entender mi mensaje? Pues simplemente porque no pueden escuchar (se sobreentiende: indispuestos a escuchar) mi palabra. El padre de ustedes es el diablo (se sobreentiende: aunque eran descendientes de Abrahán, ahora estaban entre los que pertenecían a la simiente de la “serpiente” por corrupción intestina o desde dentro); ustedes le pertenecen, y tratan de hacer lo que él quiere (se sobreentiende: por inducción enmascarada y sutil de tipo demoníaco). El diablo ha sido un asesino desde el principio. No se mantiene en la verdad, y nunca dice la verdad. Cuando dice mentiras, habla como lo que es; porque es mentiroso y es el padre de la mentira. Pero como yo digo la verdad, ustedes no me creen” (Evangelio según Juan, capítulo 8, versículos 42-45; Versión popular de la Biblia, denominada “Dios Habla Hoy”, o edición interconfesional, de 1996).

eettiicc@yahoo.es
18/06/2017, 11:01
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 37]
Asaf fue un descendiente de Leví que vivió en los tiempos del rey David, durante el siglo XI antes de la era cristiana. Aparentemente compuso el salmo 78, en el cual narra la trayectoria, frecuentemente difícil y malsana, que manifestó la descendencia de Abrahán a partir de su liberación de la esclavitud en Egipto: “Pueblo mío, atiende a mi enseñanza; inclínate a escuchar lo que te digo. Voy a hablar por medio de refranes; diré cosas que han estado en secreto desde tiempos antiguos. Lo que hemos oído y sabemos y nuestros padres nos contaron, no lo ocultaremos a nuestros hijos. Con las generaciones futuras alaberemos al Señor y hablaremos de su poder y maravillas. Dios estableció una ley para Jacob (se sobreentiende: La ley mosaica, o ley transmitida por Dios mediante Moisés al pueblo de Israel, a fin de que no se desviara de continuar siendo la descendencia de la simbólica “mujer”); puso una norma de conducta en Israel, y ordenó a nuestros antepasados que la enseñaran a sus descencientes, para que la conocieran las generaciones futuras, los hijos que habían de nacer, y que ellos, a su vez, la enseñaran a sus hijos; para que tuvieran confianza en Dios y no olvidaran lo que él había hecho; para que obedecieran sus mandamientos y no fueran como sus antepasados, rebeldes y necios, faltos de firmeza en su corazón y espíritu (se sobreentiende: tal falta de firmeza en el carácter moral afianzada en la guía divina, colocaba a la persona en peligro de ser atraída y seducida sutilmente por las inteligencias malvadas sobrehumanas que evidentemente pretendían derrotar por completo toda perspectiva de futuro para la descendencia de la “mujer” simbólica); generación infiel a Dios” (Libro sagrado de los salmos, capítulo 78, versículos 1-8; Versión popular de la Biblia, denominada “Dios Habla Hoy”, de 1996).

eettiicc@yahoo.es
19/06/2017, 16:16
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 38]
El salmista continúa diciendo: “Los de la tribu de Efraín (se sobreentiende: un colectivo importante de israelitas, ya afincados en la tierra de promisión), que estaban armados con arcos y flechas (se sobreentiende: los efrainitas llegaron a ser poderosos defensores de su solar térreo, muy hábiles y respetables en el uso del arco y las flechas), dieron la espalda en el día del combate (se sobreentiende: los efrainitas sufrieron una gran derrota por fuerzas aparentemente mucho más débiles y menos numerosas, a manos de Jefté y sus hombres, siendo este Jefté un individuo justo y uno de los jueces levantados por Dios para evitar que los israelitas se desviaran calamitosamente de la guía divina en la tierra de promisión; este juez venció a los ammonitas paganos cuando éstos intentaban aplastar a los hijos de Israel, ya que la amenaza agresiva ammonita se estaba haciendo muy peligrosa; pero los efrainitas, a pesar de ser israelitas, como lo era Jefté, desarrollaron una formidable envidia contra Jefté y quisieron eliminarlo; no obstante, Dios ayudó a su juez y éste y sus hombres, después de advertir a los efrainitas que se estaban posicionando en contra de la guía divina, no tuvieron otra opción que combatir contra ellos; el resultado fue de una derrota masiva contra los hijos de Efraín, quienes se habían convertido en este caso en “aliados” de la simiente de la “serpiente”; el libro sagrado de los Jueces, capítulo 12, señala que el balance del enfrentamiento fue de cuarenta y dos mil muertos únicamente efrainitas)” (Libro sagrado de los salmos, capítulo 78, versículo 9; Versión popular de la Biblia, denominada “Dios Habla Hoy”, de 1996).

eettiicc@yahoo.es
20/06/2017, 09:43
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 39]
Sigamos: “Dios hizo maravillas delante de sus padres en la región de Soan, que está en Egipto: partió en dos el mar, y los hizo pasar por él, deteniendo el agua como un muro. De día los guió con una nube, y de noche con luz de fuego (se sobreentiende: el salmista aquí está rememorando la salida del pueblo israelita de Egipto, tras su liberación, así como el largo camino hacia la tierra de promisión bajo el acaudillamiento de Moisés, es decir, bajo la guía divina a través de Moisés). En el desierto partió en dos las peñas, y les dio de beber agua en abundancia. Dios hizo brotar de la peña un torrente de aguas caudalosas. Pero ellos siguieron pecando contra Dios; se rebelaron contra el Altísimo en el desierto. Quisieron ponerle a prueba pidiendo comida a su antojo (se sobreentiende: la intentona enmascarada del pueblo, en general, era la de usar a Dios como si éste fuera su esclavo, es decir, como si Dios fuera el genio de la lámpara maravillosa que se encontró Aladino según la leyenda de “las mil y una noches”, la cual leyenda, dicho sea de paso, realmente refleja el anhelo o sentir egoísta de la humanidad apartada de Dios, con su idolatría e imaginería añadidas, de naturaleza ficticia o irreal y bajo la influencia demoníaca extraviadora)” (Libro sagrado de los salmos, capítulo 78, versículos 12-18; Versión popular de la Biblia, también denominada “Dios Habla Hoy”, de 1996).

eettiicc@yahoo.es
20/06/2017, 18:14
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 40]
Es muy interesante lo que se refleja en este salmo, porque permite establecer una conexión entre la idolatría y la fabricación de imágenes sagradas (para la adoración individual y multitudinaria) y el anhelo egoísta de utilizar a la deidad (por medio de ceremonias, liturgias o rituales sagrados) para que ésta (viéndose supuestamente forzada por los ritos a conceder lo que se pide) otorgue los deseos personales a los individuos que demandan o solicitan los favores sagrados. Se trata de una soberana desviación de lo que debería ser la religión acertada, es decir, de la forma de establecer una relación amistosa con el Creador de manera lógica y respetuosa. Muchos oportunistas y sacerdotes vinculados a la descendencia de la “serpiente” han usado en provecho propio semejantes tipos de adoración idolátrica, induciendo a la gente a adoptar esos criterios erróneos por medio de explotar la pulsión intrínseca de sometimiento a unas creencias y a un liderazgo presente en la inmensa mayoría de los seres humanos. La formidable capacidad de autoengaño que plaga a la generalidad de los individuos, por medio de la cual éstos están dispuestos a creer todo lo que de alguna manera satisfaga sus pretensiones materialistas, ha facilitado el que esas aberraciones religiosas se impongan mayoritariamente.

eettiicc@yahoo.es
21/06/2017, 08:42
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 41]
El salmo sigue diciendo: “Pero Dios tenía compasión, perdonaba su maldad y no los destruía (se sobreentiende: Dios tenía misericordia de un pueblo que debería estar alineado a favor de la simiente de la “mujer” y no en contra de ella, favoreciendo con su mala conducta que la simiente de la “serpiente” causara estragos en la descendencia abrahámica). Dios se acordó de que eran simples hombres; de que eran como el viento, que se va y no vuelve (se sobreentiende: Dios sentía lástima de tan insensatas criaturas humanas, que provenían del linaje de Abrahán, las que, con su reiterada estupidez moral, perjudicaron notablemente el desarrollo del designio divino de bendecir a toda la humanidad por medio de los descendientes del patriarca). Cuántas veces desobedecieron a Dios y le causaron dolor en el desierto (se sobreentiende: La marcha hacia la tierra prometida estaba llena de peligros sutiles procedentes de la astucia demoníaca, los cuales peligros serían minimizados por medio de la obediencia a la guía divina; pero, en vez de obedecer, ellos obviaron las normas de Dios y causaron dolor al Altísimo en el sentido de que Dios preveía con claridad que la simiente de la “serpiente” sacaría una gran ventaja malsana de esa desobediencia). Pero volvían a ponerlo a prueba (se sobreentiende: ponían a prueba la paciencia divina); entristecían al Santo de Israel” (Libro sagrado de los salmos, capítulo 78, versículos 38-41; Versión popular de la Biblia, también denominada “Dios Habla Hoy”, de 1996).

eettiicc@yahoo.es
21/06/2017, 18:19
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 42]
Continuamos con el salmo susodicho: “Sacó a Israel como a un rebaño de ovejas (se sobreentiende: Dios liberó a los israelitas de la durísima esclavitud en Egipto, cual rebaño de ovejas indefensas que no tiene ninguna clase de recurso ni escapatoria contra el insaciable depredador, a saber, el Faraón y todos sus secuaces); llevó a su pueblo a través del desierto (se sobreentiende: Por el camino que conducía a la tierra de promisión). Los llevó con paso seguro para que no tuvieran miedo, pero a sus enemigos el mar los cubrió (se sobreentiende: El Faraón y todo su ejército, rehechos después de las diez plagas y salidos en persecución del pueblo acaudillado por Moisés, fueron ahogados en el mar Rojo). Dios trajo a su pueblo a su tierra santa (se sobreentiende: A la tierra prometida), a las montañas que él mismo conquistó (se sobreentiende: A la tierra de Canaán, puesto que para ese tiempo ya se había colmado o completado el error de los amorreos). Quitó a los paganos de la vista de Israel (se sobreentiende: Dios dio la justa retribución a la simiente de la “serpiente”, en la parcela de la misma que se localizaba en Canaán, como respuesta a las “mil” provocaciones demoníacas previas que habían sido soportadas con paciencia por el Todopoderoso, de tal manera que esta actuación legítima no podía ser reprochada en absoluto en los tribunales celestiales); repartió la tierra en lotes entre sus tribus (se sobreentiende: Por dirección divina, la tierra de Canaán fue repartida equitativamente entre las tribus de Israel), y las hizo vivir en sus campamentos. Pero ellos pusieron a prueba al Dios altísimo rebelándose contra él y desobedeciendo sus mandatos (se sobreentiende: Los hijos de Israel, una vez en la tierra prometida, se corrompieron y dejaron de seguir la guía divina, con lo cual se pusieron inevitablemente a favor de la simiente de la “serpiente”, y de esta manera sometieron a dura prueba la paciencia divina); pues, lo mismo que sus padres, lo abandonaron y le fueron infieles; se torcieron igual que un arco falso” (Libro sagrado de los salmos, capítulo 78, versículos 52-57; Versión popular de la Biblia, también denominada “Dios Habla Hoy”, de 1996).

eettiicc@yahoo.es
23/06/2017, 08:25
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 43]
Continuando: “Lo hicieron enojar con sus altares paganos; adorando ídolos, lo provocaron a celos (se sobreentiende: Dios había hecho un pacto unilateral o promesa a Abrahán, para que por medio de su descendencia o simiente se bendijeran no sólo los israelitas sino tambien todas las naciones de la Tierra; de otra manera, si tal pacto o promesa abrahámica no se hubiera producido, la esperanza de la humanidad en general estaría absolutamente perdida, pues toda la estirpe humana hubiera sido engullida por la simiente de la “serpiente” y con el tiempo también hubiera sido condenada a la extinción en los tribunales celestiales, como se procede a actuar para eliminar una cepa de virus maligno cuando queda claro el alcance de su nocividad; por lo tanto, al pervertirse el pueblo hebreo por medio de la adoración de ídolos, auspiciados éstos desde la sombra por los demonios, la simiente de la “mujer” estaba en bastante peligro; metafóricamente hablando, el amor y la buena voluntad que Dios sentía hacia la simiente de la “mujer”, como de un esposo leal hacia su esposa leal, estaba siendo sometido a celos justificados). Dios se enojó al ver esto, y rechazó por completo a Israel (se sobreentiende: Dios abandonó a Israel a su suerte en aquella época del entorno de Asaf, pero luego tuvo misericordia del pueblo cuando vio que algunos israelitas se arrepintieron, y así actuó varias veces así hasta el tiempo del Mesías; pero en los días del Mesías, Jesucristo, se colmó la paciencia divina definitivamente para con los israelitas y, poco después de formarse la colectividad cristiana primitiva, el entero pueblo de Israel, en calidad de estructura teocrática, fue abandonado a su suerte por los siglos de los siglos o para siempre jamás)” (Libro sagrado de los salmos, capítulo 78, versículos 58-59; Versión popular de la Biblia, también denominada “Dios Habla Hoy”, de 1996).

eettiicc@yahoo.es
23/06/2017, 09:27
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 44]
Asaf vivió aparentemente en los días del reino davídico en Israel, al cual le sucedió el reino salomónico. Sin embargo, hacia el final del mandato de Salomón, este monarca, que había principiado sabio y justo, se envileció al permitir que sus muchas esposas no israelistas introdujeran cultos idolátricos en la tierra santa. De nuevo, pues, se produjeron contratiempos indeseables en el interior de la descendencia abrahámica, que culminaron en la pérdida de la bendición divina y en la escisión de las tribus de Israel en dos subreinos independientes: el reino del Norte, que aglutinaba a diez de las doce tribus hebreas y que rápidamente se hizo pagano y fue absorbido por la simiente de la serpiente; y el reino del Sur, que estaba formado por la tribu de Judá y por la tribu de Benjamín, con capital en la ciudad de Jerusalén, el cual reino, muy a duras penas, y moralmente tambaleante, continuó su torpe marcha como única línea hábil de la descendencia de Abrahán para la futura bendición de todas las naciones, tras el aparecimiento del Mesías en su seno.

eettiicc@yahoo.es
24/06/2017, 09:04
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 45]
Después de la desintegración del reino norteño, el reino sureño o de Judá continuó sobreviviendo como unidad teocrática por unos pocos siglos más, aunque pervirtiéndose gradualmente, y esta situación se mantuvo hasta que Jerusalén fue destruida por Nabucodonosor en las proximidades del siglo VI antes de la EC. Fue la primera destrucción de Jerusalén, de la que hubo recobro a pesar de que toda la sociedad judía quedó devastada por varias décadas y aparentemente irrecuperable. Curiosamente, en la víspera de aquella terrible destrucción se produjo una mejoría premorten, la cual engañó a muchos; sin embargo, los profetas enviados por Dios (Isaías, Jeremías y Ezequiel, entre otros) avisaron de ello. ¿Por qué se produjo aquella ficticia mejoría, y cuáles fueron sus causas?

renacido
24/06/2017, 20:39
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 45]
Después de la desintegración del reino norteño, el reino sureño o de Judá continuó sobreviviendo como unidad teocrática por unos pocos siglos más, aunque pervirtiéndose gradualmente, y esta situación se mantuvo hasta que Jerusalén fue destruida por Nabucodonosor en las proximidades del siglo VI antes de la EC. Fue la primera destrucción de Jerusalén, de la que hubo recobro a pesar de que toda la sociedad judía quedó devastada por varias décadas y aparentemente irrecuperable. Curiosamente, en la víspera de aquella terrible destrucción se produjo una mejoría premorten, la cual engañó a muchos; sin embargo, los profetas enviados por Dios (Isaías, Jeremías y Ezequiel, entre otros) avisaron de ello. ¿Por qué se produjo aquella ficticia mejoría, y cuáles fueron sus causas?
hola eticc,,,casualmente en el siglo VI DC,,,nacia una nueva religion o una copia de las antiguas escrituras,traducidas en El Coran,,,por el profeta Mahoma,,como si fuera un mensaje postergado milenios a los pueblos de oriente,,.
sigue lo curioso con lo que,, VI AC,nacia,el resplandor de oriente,,EL Buda,,con la misma doctrina de renacer que predicara El Cristo

eettiicc@yahoo.es
25/06/2017, 15:56
hola eticc,,,casualmente en el siglo VI DC,,,nacia una nueva religion o una copia de las antiguas escrituras,traducidas en El Coran,,,por el profeta Mahoma,,como si fuera un mensaje postergado milenios a los pueblos de oriente,,.
sigue lo curioso con lo que,, VI AC,nacia,el resplandor de oriente,,EL Buda,,con la misma doctrina de renacer que predicara El Cristo

Curiosidades interesantes, sin duda...

eettiicc@yahoo.es
25/06/2017, 15:56
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 46]
Bueno, la condición moral y religiosa del pueblo judío y de los habitantes de Jerusalén había llegado a un nivel sin precedentes. La degradación del pueblo y de sus líderes religiosos y sus gobernates era, en general, peor que la de los países del entorno, a pesar de que éstos adoraban a ídolos auspiciados por las inteligencias demoníacas. De hecho, la idolatría también cundía en Jerusalén y en los dominios del reino de Judea. En consecuencia, la situación nacional era globalmente antagónica a la simiente de la “mujer”. La hipocresía y la total aversión a la guía divina se estaba demostrando en la forma en que eran tratados los profetas enviados por Dios para advertir al pueblo, a saber, éstos eran perseguidos y hasta asesinados. Jeremías señaló: “Porque hay en mi pueblo hombres malos que acechan como cazadores de pájaros, que ponen trampas para atrapar a los demás. Llenan sus casas de objetos robados, como se llenan de pájaros las jaulas. Así se hicieron poderosos y ricos, y están gordos y bien alimentados. Su maldad no tiene límites: no hacen justicia al huérfano ni reconocen el derecho de los pobres. ¿No los he de castigar por estas cosas? ¿No he de dar su merecido a gente así? Yo, el Señor, lo afirmo. Algo terrible, espantoso, está pasando en este país. Lo que anuncian los profetas es mentira (se sobreentiende: Los falsos profetas, no enviados por Dios, sino aquéllos que por ganancia egoísta y prestigio personal regalaban los oídos al pueblo pervertido y más que nada hablaban a favor de la clase despótica gobernante, para mantener a la gente sumisa a sus explotadores); los sacerdotes gobiernan a su antojo (se sobreentiende: Los sacerdotes habían dejado a un lado la ley de Dios, y ahora estaban cargando sobre el pueblo una serie de requisitos que servían para el lucro de dichos sacerdores y de sus familiares, es decir, habían establecido una normativa religiosa a su antojo). Y mi pueblo así lo quiere (se sobreentiende: A pesar de que el pueblo estaba bien informado gracias a la actividad de los profetas verdaderos, como Jeremías, Isaías, Ezequiel y Daniel, entre otros muchos, que llevaban décadas proclamando el mensaje divino tanto en Judea como en la Diáspora, increíblemente la mayoría de aquellos estúpidos oprimidos se apegaban a las tradiciones religiosas paganas absurdas impuestas por los sacerdotes corruptos). Pero, ¿qué harán ustedes cuando llegue el fin (se sobreentiende: habría un fin exterminador de aquella gente, a pesar de que provenían de la descendencia abrahámica, puesto que se habían aliado, con o sin conocimiento de causa, con la simiente de la “serpiente”; sólo unas pocas personas, como pasó en el Diluvio, escaparían de tal fin, es decir, unos cuantos individuos que no se sometieron a la simiente de la “serpiente”)?” (Libro de Jeremías, capítulo 5, versículos 26-31; Versión popular de la Biblia, también denominada “Dios Habla Hoy”, de 1996).

eettiicc@yahoo.es
26/06/2017, 09:59
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 47]
Según reputados historiadores, en el año 625 antes de la EC, los caldeos y los egipcios libraron una batalla decisiva en Carquemis, cerca del río Éufrates, a unos 600 kilómetros al norte de Jerusalén. El rey Nabucodonosor derrotó a los ejércitos del faraón Neko, poniendo fin a la dominación egipcia en la zona, pasó a subyugar a Judá y obligó a su rey Joaquim a rendirle vasallaje: “Durante el reinado de Joaquim, Nabucodonosor, rey de Babilonia, invadió el país, y Joaquim estuvo sometido a él durante tres años. Luego cambió de parecer y se rebeló contra él (se sobreentiende: Joaquim, rey de Judá, se rebeló contra Nabucodonosor)” (Libro segundo de los Reyes, capítulo 24, versículo 1; Versión popular de la Biblia, también denominada “Dios Habla Hoy”, de 1996). Como respuesta, Nabucodonosor y sus tropas invadieron Judá y cercaron Jerusalén. Por lo visto, Joaquim murió durante el sitio de la ciudad, y su hijo Joaquín se rindió a los babilonios después de haber reinado por sólo tres meses. Nabucodonosor saqueó la ciudad y se llevó al exilio al rey y su familia, a las familias nobiliarias de Judá, a los hombres respetables y a los artesanos. Entonces, Nabucodonosor puso en el trono de Judá a Sedequías: “Luego (se sobreentiende: Después que Nabucodonosor se llevó al destierro a Joaquín y a las personas relevantes de entre los judíos) el rey de Babilonia nombró rey a Matanías (se sobreentiende: Nombró rey vasallo en Judá a Matanías), en lugar de su sobrino Joaquín (se sobreentiende: Joaquín era sobrino de Matanías), y le cambió su nombre y le puso Sedequías (se sobreentiende: Nabucodonosor le cambió el nombre a Matanías, y le puso Sedequías)” (Libro segundo de los Reyes, capítulo 24, versículo 17; Versión popular de la Biblia, también denominada “Dios Habla Hoy”, de 1996).

eettiicc@yahoo.es
27/06/2017, 09:30
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 48]
Según parece, al principio del reinado de Sedequías llegaron a Jerusalén mensajeros de los países de Edom, Moab, Ammón, Tiro y Sidón con la presumible intención de hacer que Sedequías se uniese a ellos en una coalición para luchar contra el rey Nabucodonosor, quien, a la sazón, se estaba apoderando de todos los reinos colindantes con Judea. Las sagradas escrituras no permiten elucidar exactamente qué es lo que aquellos mensajeros consiguieron de Sedequías, pero es posible que no tuvieran éxito, pues Jeremías el profeta convenció eventualmente a Sedequías y a sus súbditos para que permanecieran sumisos al rey de Babilonia, y también presentó barras de yugo simbólicas a aquellos mensajeros para asegurar profética e impactadoramente que las naciones de las que procedían también deberían someterse a Nabucodonosor y no buscar liberación por cuenta propia. Ésta era la respuesta divina a una saturación de provocaciones demoníacas contra la simiente de la “mujer”, realizadas mediante un empuje sutil y persistente de la simiente de la “serpiente” encarnada ahora mayormente por un numeroso colectivo de hebreos desobedientes y malvados que se habían apoderado de las riendas gubernamentales de Judea. Por lo tanto, en vista de que las fuerzas demoníacas habían atacado a la simiente de la “mujer” mediante infiltraciones exitosas y pervertidoras de la moral de los descencientes de Abrahán, ahora, pues, era del todo legal (desde el prisma de los tribunales celestiales) que Dios “infiltrara” su poder en medio de la simiente de la “serpiente” y se valiera del imperio babilonio para literalmente “machacar” a la parte de la simiente serpentina que más estaba amenazando seriamente la viabilidad futura de la simiente de la “mujer”.

eettiicc@yahoo.es
27/06/2017, 17:59
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 49]
Es posible que la jugada demoníaca fuera la de corromper y derruir desde dentro, como ocurre con la gangrena y el cáncer, razón por la cual la propia descendencia abrahámica debía ser purgada o purificada (porque en aquellos momentos ésta se había convertido, en general, en la principal herramienta en manos de la “serpiente” para demoler a la leal simiente de la “mujer”). Pero antes de la “purificación”, Dios envió a sus profetas a fin de abrir los ojos al pueblo y realmente hacer el menor estrago posible entre la descendencia abrahámica descarriada; sin embargo, lamentablemente, fueron pocos los que hicieron caso y pocos los que aceptaron la guía divina, aunque esos pocos llegaron a suponer una salvaguarda en beneficio de la descendencia de la “mujer”; de otro modo, quizás, incluso esos pocos fieles se hubieran encontrado en peligro de extinción ante una adversidad aumentante. Curiosamente, pues, los principales enemigos mortales de los profetas fueron los mismos israelitas extraviados. No extraña entonces que, siglos más tarde, Jesucristo dijera: “Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los mensajeros que Dios te envía. Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta sus pollitos bajo las alas, pero no quisiste. Pues miren, el hogar de ustedes va a quedar abandonado” (Evangelio según Mateo, capítulo 23, versículos 37-38; Versión popular de la Biblia, también denominada “Dios Habla Hoy”, de 1996).

eettiicc@yahoo.es
28/06/2017, 14:34
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 50]
Sedequías se personó en Babilonia en el cuarto año de su reinado, tal vez para presentar un tributo a Nabucodonosor y así reafirmarle su lealtad como rey vasallo. Fue acompañado de su comisario Seraya, a quien el profeta Jeremías había confiado un rollo escrito en el que se declaraba un juicio futuro de Dios contra Babilonia. Aproximadamente un año más tarde, Ezequiel empezó a profetizar entre los judíos exiliados en Babilonia. En el sexto año del reinado de Sedequías, Ezequiel tuvo una visión que reveló las prácticas idolátricas que se estaban llevando a cabo en Jerusalén, entre las que se contaban la adoración al dios Tamuz y al Sol. Esta corrupción idolátrica, ya institucionalizada en Judea, debió crear un clima general de rebeldía contra la guía divina, que estaba siendo expresada por medio de Jeremías y otros profetas. Por consiguiente, los profetas verdaderos se encontraban cada vez con más resistencia y agresividad hacia ellos por parte de la gente de Judea; y sin duda este espíritu rebelde del pueblo debió afectar muy negativamente a las decisiones que a nivel nacional se iban a tomar en breve. No extraña, entonces, que aproximadamente tres años más tarde, sobre el año 609 antes de la EC, Sedequías se rebelara contra Nabucodonosor y recurriera a Egipto en busca de ayuda militar, en franca oposición a la palabra profética dada por medio de Jeremías acerca de lo insensato de una tal rebelión, y también en contra del juramento que el propio rey Sedequías había hecho en el nombre de Dios respecto a permanecer en sumisión a Nabucodonosor. Debido a esto, los ejércitos babilonios comandados por Nabucodonosor marcharon contra Jerusalén y pusieron sitio a la ciudad. Todo parecía, por ende, augurar una muerte inminente para el reino de Judá.

eettiicc@yahoo.es
29/06/2017, 12:01
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 51]
Parece que al comienzo de este sitio, Sedequías envió a dos de sus hombres de confianza para que inquiriesen de Dios a través de Jeremías con el fin de saber si Nabucodonosor se retiraría de Jerusalén o no. Pero la palabra de Dios por medio de Jeremías fue de que la ciudad y sus habitantes experimentarían una gran calamidad a manos de los babilonios. Aparentemente, después de esto, Jeremías fue a ver a Sedequías por dirección divina para asegurarle que Jerusalén sería destruida y que el rey (Sedequías) sería llevado cautivo a Babilonia, donde moriría. Entonces, en la sitiada Jerusalén, Sedequías y sus príncipes vieron oportuno hacer alguna clase de pantomima para cumplir con la ley de Dios y tratar de ganar su favor. Así, aunque no era el año del Jubileo, celebraron un pacto a fin de libertar a sus esclavos hebreos (sus propios hermanos correligionarios caídos en la indigencia) de la servidumbre tiránica a la que los tenían sometidos. Al poco, parece que hubo una mejoría premortem, cuando ya parecía que todo estaba militarmente perdido. Por lo visto, salió de Egipto una fuerza militar para defender a Jerusalén, lo que hizo que los babilonios levantasen temporalmente el sitio para enfrentarse a la amenaza egipcia. Y, quizás creyendo que los babilonios serían derrotados y que no podrían reemprender el sitio, aquellos nobles de Judá que habían dejado en libertad a sus hermanos hebreos esclavizados pensaron que el peligro había terminado, y por lo tanto volvieron a someterlos a la esclavitud.

eettiicc@yahoo.es
30/06/2017, 17:55
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 52]
No podemos aventurar ninguna conclusión categórica acerca de la causa de esa mejoría premortem, pero podría ser que no hubiera provenido de un origen divino. Por ejemplo, el mensaje profético de Jeremías indica insistentemente que la misericordia divina para un pueblo tan empantanado en la suciedad moral no era otra que la de someterse voluntariamente a los babilonios y esperar que Dios mismo indujera a éstos a mostrar benevolencia a los judíos que optaran por un tal sometimiento; éste era el refinamiento sabio decretado por Dios para la pervertida descendencia de Abrahán. Además, es posible que en aquellos momentos le fuera más útil a las inteligencias demoníacas que prevaleciera la corrupta Jerusalén que el que ésta fuera abatida por los babilonios, pues los babilonios parecían ser un pueblo comparativamente menos peligroso para la preservación de la identidad de la “mujer” que la propia descendencia abrahámica corrompida; y esto se puede notar quizás en el hecho de que los desterrados judíos que ya se encontraban en Babilonia disponían de una determinada libertad gubernamental para practicar con prudencia su culto y también la motivación de la añoranza para desarrollar un mayor acicate y más sincero apego a la ley mosaica (como dice el refrán: “se aprecia más lo perdido que lo retenido”).

eettiicc@yahoo.es
01/07/2017, 09:32
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 53]
Por lo visto, Sedequías era un gobernante de carácter muy débil, como se desprende del hecho de que cuando más tarde los príncipes de Judá le solicitaron que diese muerte a Jeremías porque supuestamente debilitaba la moral del pueblo sitiado al decir que la palabra de Dios señalaba el sometimiento a Babilonia, Sedequías respondió: “Está bien, hagan con él lo que quieran. Yo nada puedo contra ustedes” (Libro de Jeremías, capítulo 38, versículo 5; Versión popular de la Biblia, también denominada “Dios Habla Hoy”, de 1996). El relato añade a continuación: “Entonces ellos (se sobreentiende: los príncipes o principales de Judá) se apoderaron de Jeremías y lo echaron en la cistera del príncipe Malquías, que se encontraba en el patio de la guardia. Lo bajaron con sogas, y como en la cisterna no había agua, sino lodo, Jeremías se hundió en él” (Libro de Jeremías, capítulo 38, versículo 6; Versión popular de la Biblia, también denominada “Dios Habla Hoy”, de 1996). El carácter débil y voluble del monarca se muestra también en la continuación del relato: «Entonces Ébed-mélec salió del palacio real y fue a decirle al rey (se sobreentiende: a Sedequías): “Majestad, lo que esos hombres han hecho con Jeremías es un crimen. Lo han echado en una cisterna, y ahí se está muriendo de hambre, porque no hay pan en la ciudad”. En seguida el rey ordenó a Ébed-mélec que se llevara con él a treinta hombres para sacar a Jeremías de la cisterna, antes que muriera» (Libro de Jeremías, capítulo 38, versículos 8-10; Versión popular de la Biblia, también denominada “Dios Habla Hoy”, de 1996).

eettiicc@yahoo.es
02/07/2017, 09:57
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 54]
La pusilanimidad de Sedequías se acentúa más a medida que prosigue el relato sagrado: «El rey Sedequías mandó que llevaran ante él al profeta Jeremías (se sobreentiende: después que Ébed-mélec salvara al profeta de la cisterna en donde lo habían metido), a la tercera entrada del templo. Allí el rey le dijo: “Voy a hacerte una pregunta, y quiero que me la respondas con toda franqueza”. Jeremías respondió: “Si contesto a la pregunta, Su Majestad me mandará matar; y se le doy algún consejo, no me hará caso”. Pero en secreto el rey Sedequías le hizo este juramento a Jeremías: “Te juro por el Señor, que nos dio la vida, que no te mandaré matar ni te entregaré en manos de los que quieren matarte”. Jeremías dijo entonces a Sedequías: “El Señor Todopoderoso, el Dios de Israel, dice: Si te entregas de una vez a los generales del rey de Babilonia, tú u tu familia salvarán la vida, y esta ciudad no será incendiada. Pero si no te entregas a ellos, los caldeos (se sobreentiende: los babilonios) se apoderarán de la ciudad y le prenderán fuego, y tú no podrás escapar”. Sedequías respondió: “Tengo miedo de los judíos que se han pasado a los caldeos; si caigo en manos de ellos, me torturarán”. Jeremías contestó: “Pero Su Majestad no caerá en manos de ellos. Obedezca Su Majestad, por favor, a la voz del Señor, que yo le he comunicado, y le irá bien y salvará la vida”» (Libro de Jeremías, capítulo 38, versículos 14-20; Versión popular de la Biblia, también denominada “Dios Habla Hoy”, de 1996).

eettiicc@yahoo.es
02/07/2017, 10:16
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 55]
Continuación del relato: «Entonces Sedequías (se sobreentiende: después de haber indagado de boca de Jeremías lo que le sobrevendría a él mismo en el futuro, y a su familia y a la ciudad) respondió a Jeremías: “Si en algo aprecias tu vida, no hables de esto con nadie. Si los funcionarios llegan a saber que he estado hablando contigo, vendrán y te preguntarán qué me dijiste tú, y qué te dije yo, y con la promesa de salvarte la vida, te pedirán que les cuentes todo. Pero tú respóndeles que sólo me estabas suplicando que no te mandara de nuevo a la casa de Jonatán, para no morir allí”. En efecto, todos los funcionarios fueron a ver a Jeremías y le hicieron preguntas, pero él les respondió exactamente lo que el rey le había ordenado. Entonces lo dejaron en paz, porque nadie había oído la conversación» (Libro de Jeremías, capítulo 38, versículos 24-27; Versión popular de la Biblia, también denominada “Dios Habla Hoy”, de 1996).

eettiicc@yahoo.es
03/07/2017, 07:50
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 56]
Finalmente (hacia el año 607 antes de la EC, según algunos doctos bíblicos), en el año undécimo del reinado de Sedequías, en el mes cuarto y en el día nueve del mes, los babilonios estaban de nuevo asediando la ciudad y lograron abrir una brecha en los muros de Jerusalén. Ante esta situación de muerte inminente tras un periodo de mejoría premortem en Judá, Sedequías y los guerreros que estaban con él huyeron durante la noche a través de una grieta de los muros de la ciudad, pero fueron alcanzados en las planicies desérticas de Jericó y entonces Sedequías fue prendido y llevado ante Nabucodonosor, en Riblá. Los hijos de Sedequías fueron ejecutados cruelmente delante de sus propios ojos; y como para ese tiempo Sedequías no tendría más de 32 años de edad, sus hijos serían de pocos años. Por lo tanto, después de haber sido testigo de la muerte de sus hijos, Sedequías fue cegado (le inutilizaron los ojos), encadenado con grilletes de cobre y llevado a Babilonia, donde murió en el calabozo.

eettiicc@yahoo.es
04/07/2017, 07:07
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 57]
Todo parece indicar que hubo una gran sabiduría divina detrás de la destrucción de Jerusalén a manos de los babilonios, con la consiguiente deportación de los judíos a tierras lejanas. Ello consiguió el objetivo de extinguir la corruptela religiosa que se había desarrollado en la ciudad santa en tiempos de Sedequías, la cual era un arma muy eficaz para las inteligencias diabólicas del suprauniverso en su intentona de causar la ruina completa de la simiente de la “mujer” simbólica de Dios. Por otra parte, en la Diáspora, los israelitas de buen corazón, quienes para entonces eran una triste minoría de la descendencia abrahámica, añorarían y esperarían con fe la restauración de Jerusalén y de su templo de adoración, tal como señalaba la profecía misma de Jeremías: “Todo este país (se sobreentiende: La tierra de Judea, con su capital Jerusalén) quedará destruido y convertido en ruinas. Durante SETENTA AÑOS estas naciones (se sobreentiende: Judea y los países de su entorno) estarán sometidas al rey de Babilonia” (Libro de Jeremías, capítulo 25, versículo 11; Versión popular de la Biblia, también denominada “Dios Habla Hoy”, de 1996). En efecto, los israelitas fieles (entre quienes figuraba Daniel el profeta) confiaban en que después de 70 años de cautiverio en Babilonia, un pequeño grupo de entre ellos (los hijos fieles de aquellos fieles) regresarían de algún modo a la calcinada Jerusalén y restaurarían el culto puro, el templo y la ciudad. Sin embargo, la mayoría de los israelitas, de escasa o nula fe en la guía divina, quedarían disueltos en la Diáspora, entre las naciones, con lo cual la descendencia abrahámica experimentaría así una gran depuración.

eettiicc@yahoo.es
04/07/2017, 08:11
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 58]
En los días de Ciro el Grande (600-530 antes de la EC), conquistador de Babilonia, los judíos desterrados fueron liberados de la esclavitud por decreto; pero, tal como estaba previsto proféticamente, sólo un pequeño grupo de entre ellos, de gran fe, regresó a la desolada tierra de Judea y a la escombrera de lo que antes había sido la ciudad santa de Jerusalén. Tras décadas de duro esfuerzo y no pequeñas dificultades, y con la bendición divina, pudieron levantar los muros de Jerusalén y reconstruír el Templo (aunque el esplendor antiguo del mismo ya no volvería más). Entonces, la adoración pura progresó bien por un siglo o dos, pero poco antes de la venida del Mesías se hallaba en vías de nueva corrupción. Se habían formado sectas judaicas completamente desviadas del espíritu de la ley mosaica, que atendían a tradiciones protocolarias altaneras y a mezcolanzas de la filosofía griega con las normas del Pentateuco más bien que a la límpida guía divina; y entre éstas dominaban, por ejemplo, la comunidad de los fariseos y la de los saduceos. Por otra parte, el sumo sacerdote y el sanedrín se habían decantado, salvo rarísimas excepciones, hacia el materialismo, y veían su dominancia social como un trampolín para el prestigio y para el enriquecimiento personal a costa del pueblo.

eettiicc@yahoo.es
04/07/2017, 10:15
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 59]
De nuevo, ante la protección divina sobre la simiente de la “mujer” o descendencia abrahámica restaurada en torno a la ciudad santa, la ofensiva diabólica se centró en tratar de minar la religiosidad de los judíos utilizando a los propios judíos faltos de fe verdadera. Así, para el tiempo en que debería aparecer el Mesías, se había instaurado un paradigma religioso-político en Judea que se alejaba considerablemente del modelo profético que debían esperar. Para empezar, los altaneros líderes religiosos del judaísmo enseñaban, abierta o tácitamente, que el Mesías sería un libertador guerrero que echaría fuera de aquella tierra al imperio romano dominante y restablecería el antiguo reino de Israel. De alguna manera, en su fuero interno, la clase dirigente judía esperaba beneficiarse grandemente del aparecimiento de un Mesías así, es decir, de un Libertador Guerrero Milagroso que les diera su porción en forma de principales en un gobierno mesiánico. No percibían, por estar cegados de egoísmo, que en el Reino de Dios no caben dirigentes corruptos ni orgullosos. Por este motivo fundamental, no reconocieron al Cristo (o Mesías) cuando éste llegó.

eettiicc@yahoo.es
04/07/2017, 17:37
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 60]
A través de los relatos evangélicos queda bien claro el nivel de desenfoque malsano que los adalides religiosos judíos habían alcanzado al final, razón por la cual la mayoría de ellos ni reconocieron ni respetaron el ministerio de Jesucristo. El Templo estaba en manos de gentuza hipócrita de la peor clase, conchabada con un sumo sacerdote nepotista que recibía de los cambistas y mercaderes del Templo una contribución subterránea y por eso hacía la vista gorda ante los abusos perpetrados por éstos. Aquellos mercaderes, so pretexto de facilitar el cambio a monedas válidas, acuñadas en la ciudad santa, así como ofrecer productos vegetales y animales a los israelitas que iban a Jerusalén para poder ofrendarlos mediante los sacrificios prescritos por la ley mosaica (pues era imposible para la mayoría de los ofertantes traer estos productos desde largas distancias), exigían descomunales sumas de dinero por esos servicios. No extraña, pues, que Jesucristo, hacia el final de su estadía terrestre, entrara en el Templo y volcara las mesas de los cambistas y gritara: “En las Escrituras se dice: Mi casa será casa de oración, pero ustedes han hecho de ella una cueva de ladrones” (Evangelio según Lucas, capítulo 19, versículo 46; Versión popular de la Biblia, también denominada “Dios Habla Hoy”, de 1996).

eettiicc@yahoo.es
05/07/2017, 10:22
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 61]
La influencia religiosa pervertidora de los adalides y maestros judíos sobre el pueblo, mayormente ignorante o inculto, llegó a su punto máximo en las proximidades de la muerte de Jesucristo. Si bien algunos de entre ellos se hicieron discípulos y seguidores del Maestro de Nazaret, la gran mayoría de la gente común era de tendencia materialista y no prestó suficiente atención a las palabras de él. Por ese motivo, la masa popular fue relativamente fácil de manipular por los enemigos de Jesucristo. Ello puede constatarse claramente en el siguiente pasaje sagrado: «Durante la fiesta (se sobreentiende: La fiesta de la pascua judía), el gobernador (se sobreentiende: El gobernador romano de Judea, a la sazón Poncio Pilato) acostumbraba dejar libre un preso, el que la gente escogiera. Había entonces un preso famoso (se sobreentiende: Probablemente tristemente famoso, a causa de las fechorías cometidas incluso contra los propios judíos) llamado Jesús Barrabás; y estando ellos reunidos (se sobreentiende: La muchedumbre judía reunida ante el palacio del gobernador), Pilato les preguntó: “¿A quién quieren ustedes que les ponga en libertad: a Jesús Barrabás, o a Jesús, el que llaman el Mesías?”. Porque se había dado cuenta de que lo habían entregado por envidia (se sobreentiende: Pilato percibía con claridad que Jesucristo era víctima de una gran injusticia, tramada por envidia). Mientras Pilato estaba sentado en el tribunal, su esposa mandó a decirle: “No te metas con (se sobreentiende: No perjudiques a) ese hombre justo (se sobreentiende: Se refería a Jesucristo), porque anoche tuve un sueño horrible por causa suya (se sobreentiende: La mujer de Pilato, espoleada por la pesadilla que experimentó, intentaba disuadir a su esposo de participar en el peor crimen de la historia, según el punto de vista divino)”. Pero los jefes de los sacerdotes y los ancianos (se sobreentiende: Los hombres de mayor edad y respetables, debido a su experiencia y reputación, que también gozaban de mucha autoridad moral) convencieron a la multitud (se sobreentiende: A una multitud judía perteneciente al vulgo materialista, con pocas inclinaciones hacia la religiosidad verdadera y fácilmente manipulable mediante el uso de argumentaciones y promesas vacías) para que pidiera la libertad de Barrabás y la muerte de Jesús. El gobernador les preguntó otra vez: “¿A cuál de los dos quieren ustedes que les ponga en libertad?”. Ellos dijeron: “A Barrabás”. Pilato (se sobreentiende: En un intento por hacer entrar en razón a la muchedumbre, dado que Jesucristo era inofensivo para el pueblo mientras que Barrabás era un peligroso delincuente) les preguntó: ¿Y qué voy a hacer con Jesús, el que llaman el Mesías?”. Todos contestaron: “Crucifícalo”. Pilato (se sobreentiende: En un nuevo intento por salvar a Jesucristo de tan descabellada decisión popular, mediante hacer reflexionar al gentío) les dijo: “Pues ¿qué mal ha hecho?”. Pero ellos volvieron a gritar (se sobreentiende: El griterío de una masa enardecida e irracional, azuzada como perros rabiosos por astutos líderes religiosos a la sombra): “Crucifícalo”. Cuando Pilato vio que no conseguía nada, sino que el alboroto era cada vez mayor (se sobreentiende: Un alboroto que fácilmente podría llegar a oídos del césar Tiberio en Roma, pues había muchos delatores, incluso entre judíos de la nobleza que poseían ciudadanía romana; y este Tiberio se había convertido en un individuo receloso y matón y podría considerar a Pilato como incitador a la rebelión en la difícil provincia de Judea, con nefastas consecuencias no sólo para Pilato sino también para la familia de este gobernador), mandó traer agua y se lavó las manos delante de todos, diciendo: “Yo no soy responsable de la muerte de este hombre; es cosa de ustedes”. Toda la gente contestó (se sobreentiende: La gentuza contestó de manera bravucona, desconociendo el alcance terrible que aquella respuesta le devolvería a lo largo de la historia por venir): “Nosotros y nuestos hijos nos hacemos responsables de su muerte”. Entonces Pilato dejó libre a Barrabás; luego mandó azotar a Jesús y lo entregó para que lo crucificaran» (Evangelio según Mateo, capítulo 27, versículos 15-26; Versión popular de la Biblia, también denominada “Dios Habla Hoy”, de 1996).

eettiicc@yahoo.es
06/07/2017, 05:52
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 62]
Al igual que en la víspera de la primera destrucción de Jerusalén, la situación global de la sociedad judía a comienzos del primer siglo de la EC estaba irremediablemente perdida y podrida y ella misma amenazaba la pervivencia de la simiente de la “mujer” simbólica de Dios. Sin embargo, ahora se estaba seleccionando a algunos judíos que fueron conmovidos por las enseñanzas de Jesucristo, y que se habían hecho seguidores del Maestro, con el fin de hacer continuar esa simiente de la “mujer” que estaba en peligro de extinción y para que se convirtieran en depositarios de la sagrada escritura e incluso añadieran a ésta. Y poco tiempo después, algunos gentiles también comenzaron a hacerse cristianos y fueron bien acogidos en una comunidad aumentante de seguidores de Cristo que llegó a extenderse hasta todos los rincones del imperio romano. En consecuencia, desde ese momento en adelante, se cumplirían las siguientes palabras de Jesucristo para con los judíos y su ciudad santa: “Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los mensajeros que Dios te envía. Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta a sus pollitos bajo las alas, pero no quisiste. Pues miren, el hogar de ustedes va a quedar abandonado (se sobreentiende: Abandonados de toda protección divina y a merced de la ira demoníaca, que calmaría así su frustración contra la descendencia abrahámica desprotegida por el fracaso estratégico cosechado contra la simiente de la "mujer", y de la maldición que ellos mismos habían hecho caer sobre sus propias cabezas al hacerce responsables, como pueblo ante Pilato, de la muerte del Mesías e incitar así a Dios a que se llevara a término esa responsabilidad criminal)” (Evangelio según Mateo, capítulo 23, versículos 37-38; Versión popular de la Biblia, también denominada “Dios Habla Hoy”, de 1996).

eettiicc@yahoo.es
06/07/2017, 09:36
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 63]
Hacia los años 60 del primer siglo de la EC, el cristianismo se había extendido por todo el imperio romano, es decir, por todo el mundo ofialmente conocido de la antigüedad. De ello dio fe el apóstol cristiano Pablo cuando escribió: “Deben permanecer firmemente basados en la fe, sin apartarse de la esperanza que tienen por el mensaje del evangelio que oyeron. Éste es el mensaje que se ha anunciado en todas partes del mundo (se sobreentiende: El mensaje evangélico había alcanzado los confines del imperio romano, y tal vez más allá, lo cual indica que el cristianismo se había diseminado por todas partes aunque sólo una minoría muy activa de personas lo había aceptado), y que yo, Pablo, ayudo a predicar” (Epístola a los colosenses, capítulo 1, versículo 23; Versión popular de la Biblia, también denominada “Dios Habla Hoy”, de 1996). Por consiguiente, la simiente de la “mujer” simbólica de Dios ya disponía de una serie de “hijos” humanos con los que poder perpetuar su existencia. Ahora, como era lógico esperar, el nacional judaísmo y su ciudad santa de Jerusalén estaban a punto de ser eliminados mediante una tribulación terrible.

eettiicc@yahoo.es
06/07/2017, 18:46
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 64]
Aproximadamente sobre el año 61 de nuestra era, el apóstol Pablo escribió una carta a los cristianos hebreos, aparentemente dirigida con predilección a sus hermanos de Jerusalén y Judea. Pues para esa fecha, en particular, la situación de los evangelizadores de Judea era muy incómoda, no sólo porque apenas alguien les prestara atención en la zona, sino porque el clima social era tenso y confuso, con grupos de judíos abogando clandestinamente por la independencia de Roma y contra los elevados impuestos, y porque la corrupción religioso-política estaba alcanzando niveles sin precedentes. La distancia entre la gente común de Judea (cuyo interés general no pasaba de ser de tipo materialista, y por eso no respondía bien al mensaje cristiano) y los orgullosos maestros fariseos, saduceos y escribas se había hecho insalvable, existiendo como telón de fondo una arrogancia nacionalista centrada en la majestuosidad del Templo y en el supuesto favor divino sobre él que podía debilitar incluso la fe de los seguidores de Cristo que vivían en aquel lugar. Por ese motivo, el apóstol Pablo quiso escribir a los cristianos hebreos y con ello tratar de darles razones abundantes para que conservaran su esquema de valores centrado en las enseñanzas de Jesucristo. Esto debió ser una providencia divina, puesto que a Jerusalén se le estaba acabando el tiempo de su existencia como ciudad santa. Es posible que el apóstol Pablo percibiera que la condición cristiana de sus hermanos de Judea requería un estado de alerta y de fe, a fin de huir de Jerusalén cuando la viesen sitiada por hostiles ejércitos acampados, tal como había advertido Jesús que sucedería. Por consiguiente, la comunidad cristiana de la zona necesitaba fortalecerse para poder afrontar con éxito los trascendentales y mortíferos acontecimientos que estaban destinados a ocurrir. Según la tradición, 5 años después de haberse escrito esa carta a los cristianos hebreos, las tropas del general romano Cestio Galo atacaron la ciudad santa y luego se retiraron. Pero 4 años después, los soldados romanos, bajo el general Tito, arrasaron Jerusalén y su templo, causando un indescriptible sufrimiento a los sitiados y sobretodo a los relativamente pocos sobrevivientes que capturaron y que destinaron a una cruel esclavitud.

eettiicc@yahoo.es
07/07/2017, 08:52
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 65]
En los evangelios según Mateo (compuesto hacia el año 41 de nuestra era, en Palestina), Marcos (compuesto hacia el año 65 de nuestra era, en Roma) y Lucas (compuesto hacia el año 58 de nuestra era en Cesarea de Filipo, al norte de Jerusalén), resuenan unas palabras proféticas de Jesucristo relativas al espantoso final de Jerusalén y de su templo, las cuales se encuentran entrelazadas, según algunos reputados doctos bíblicos, con la profecía mesiánica del fin del mundo. Los argumentos presentados por tales doctos son muy convincentes y razonables, puesto que vienen refrendados por citas y pasajes que concuerdan con la misma profecía y que se encuentran en distintas partes de la sagrada escritura. Esto significaría, por ejemplo, que el texto profético que se registra en el capítulo 24 del evangelio de Mateo habla de dos finales tribulatorios, entrelazados debido a su supuesta similitud en cuanto al desarrollo de los acontecimientos: el fin del mundo (u orden social local) judío del primer siglo de nuestra era y el fin del mundo (u orden social mundial) actual que todavía se encuentra en el futuro.

eettiicc@yahoo.es
07/07/2017, 09:43
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 66]
Es de suponer que los cristianos de Judea, y de Jerusalén, se reunirían de vez en cuando y de una manera prudente y poco llamativa (debido al clima social adverso al cristianismo que existía en Palestina) para considerar las enseñanzas de Jesucristo que estaban escritas en el evangelio según Mateo, disponible para ellos desde una fecha temprana (desde el año 41 de nuestra era) en el idioma de los judíos (la lengua hebrea). Por consiguiente, para los cristianos de Jerusalén no serían extrañas las advertencias proféticas del Maestro tocantes al fin venidero de la ciudad santa y de su templo: «Jesús salió del templo (se sobreentiende: salía de los grandes patios del Templo de Jerusalén, donde solía enseñar a los que se congregaban allí, pues muchos judíos veían en él la figura de un profeta y un obrador de milagros), y ya se iba, cuando sus discípulos se acercaron y comenzaron a atraer su atención a los edificios del templo (se sobreentiende: aquellos discípulos todavía no tenían ni idea de lo que le esperaba a la ciudad santa, ni alcanzaban a comprender cómo Dios podría rechazar su propio Templo; y al presente quizás se imaginaban que el reinado profetizado del Mesías estaría de alguna manera ligado a aquel majestuoso Templo). Jesús les dijo: “¿Ven ustedes todo esto? Pues les aseguro que aquí no va a quedar una piedra sobre otra. Todo será destruido” (se sobreentiende: estas palabras de Jesucristo debieron dejar perplejos y muy preocupados a sus discípulos, puesto que rompían por completo el esquema mental subjetivo que ellos se habían formado con respecto al futuro cercano)» (Evangelio según Mateo, capítulo 24, versículos 1-3; Versión popular de la Biblia, también denominada “Dios Habla Hoy”, de 1996).

eettiicc@yahoo.es
08/07/2017, 09:47
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 67]
El enorme impacto emocional y mental que debió causar en los desprevenidos discípulos las palabras de Jesucristo relativas a que el Templo de Jerusalén sería completamente arrasado y demolido hasta los mismos fundamentos, y todo esto en un tiempo furuto más bien cercano, motivó a algunos de ellos a esperar el primer momento oportuno para indagar del Maestro un poco más acerca de tan aciaga profecía. Aparentemente, según el relato sagrado, ese momento no tardó en llegar: «Luego (se sobreentiende: al poco rato de pronunciar Jesucristo la sentencia divina contra el Templo de Jerusalén) se fueron al Monte de los Olivos. Jesús se sentó, y los discípulos (se sobreentiende: Los seguidores más allegados al Maestro) se le acercaron para preguntarle aparte (se sobreentiende: Con disimulo, en privado): “Queremos que nos digas cuándo va a ocurrir esto. ¿Cuál será la señal de tu regreso y del fin del mundo? (se sobreentiende: Los discípulos, en su precario conocimiento, asociaban la destrucción del Templo de Jerusalén y de la ciudad santa con la venida de Jesucristo como rey triunfante del Reino de Dios, y con el fin del mundo de los gentiles o no judíos)”. Jesús les contestó: “Tengan cuidado que nadie los engañe (se sobreentiende: Jesucristo, dándose cuenta del superficial conocimiento profético que al presente tenían sus discípulos y del que adolecerían todavía por una o dos décadas, les expresó su preocupación de que fueran confundidos o extraviados por maestros hábiles y farisaicos que podrían usar las santas escrituras engañosamente con relación a la liberación del pueblo de Dios por un rey mesiánico). Porque vendrán muchos haciéndose pasar por mí. Dirán: Yo soy el Mesías, y engañarán a mucha gente. Ustedes tendrán noticias de que hay guerras aquí y allá; pero no se asusten, pues así tiene que ocurrir; sin embargo, aún no será el fin (se sobreentiende: Se presentarían señales o síntomas alarmantes que podrían hacer pensar en la inminencia del fin del mundo, pero tal fin no vendría tan rápidamente como para que los discípulos se aterrorizaran de no estar suficientemente preparados para poder afrontar la situación bajo la guía divina). Porque una nación peleará contra otra y un país hará guerra contra otro; y habrá hambre y terremotos en muchos lugares. Pero todo eso apenas será el comienzo de los dolores (se sobreentiende: El fin del mundo sería algo mucho más terrible que las hambres, terromotos y cuantiosas guerras que salpicarían a la sociedad humana durante la víspera de ese acontecimiento final)”» (Evangelio según Mateo, capítulo 24, versículos 3-8; Versión popular de la Biblia, también denominada “Dios Habla Hoy”, de 1996).

eettiicc@yahoo.es
08/07/2017, 16:17
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 68]
El capítulo 24 del evangelio de Mateo sigue exponiendo lo que podían esperar los cristianos a medida que se aproximara el fin del mundo (en este caso, el final del orden social judío del siglo primero de nuestra era; aunque, como afirman algunos eruditos bíblicos, se tiene que tomar en cuenta un claro entrelazamiento profético entre el fin de la Judea antigua y el venidero fin del mundo). Habría, pues, una serie de persecuciones que los cristianos deberían soportar, las cuales ciertamente se presentaron de parte de los judíos fanatizados en la época de Saulo de Tarso el anticristiano (quien más tarde se arrepintió y llegó a ser el apóstol Pablo) y en la época de Nerón (año 64 de nuestra era, poco antes del fin del mundo judío del primer siglo). Luego, el mismo capítulo 24 sigue prediciendo que se producirían no pocos casos de abandono de la fe verdadera y también odios fratricidas, así como el aparecimiento de falsos profetas y la consiguiente resultante en forma de graves y grandes engaños y extravíos sobre la gente común en general; y una escalada aumentante de maldad con una cuantiosa pérdida de la filantropía. Entonces, la profecía añade: “Y esta buena noticia del reino (se sobreentiende: Del reino de Dios, del que se habla en la conocida oración del “padrenuestro”) será anunciada en todo el mundo, para que todas las naciones la conozcan (se sobreentiende: Según algunos doctos y eruditos, la expresión “todas las naciones”, aquí, tiene una fuerte connotación global o planetaria, que sobrepasaría la presumible expansión del mensaje cristiano en el mundo romano del primer siglo de nuestra era; por lo tanto, éste quizás sería un primer indicio del entrelazamiento profético antes citado); entonces vendrá el fin (se sobreentiende: El fin del mundo)” (Evangelio según Mateo, capítulo 24, versículo 14; Versión popular de la Biblia, también denominada “Dios Habla Hoy”, del año 1996).

eettiicc@yahoo.es
09/07/2017, 09:50
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 69]
A continuación, la profecía del capítulo 24 de Mateo prosigue, y las siguientes palabras debieron ser de especial importancia e interés para los cristianos de Judea y de Jerusalén: “El profeta Daniel escribió acerca del horrible sacrilegio (se sobreentiende: Daniel el profeta registró una predicción concerniente al desahucie final de la ciudad santa y de su templo, tenido éste por sagrado a pesar de que Dios mismo lo hubiera rechazado; y dicha profecía señala a una sazón que, vista desde el prisma de los judíos que no reconocieron a Jesucristo y que no sospecharon que el Todopoderoso había retirado definitivamente su protección sobre el Templo a causa del asesinato del Mesías, equivaldría para ellos a un sacrilegio o profanación de aquel centro nacional de adoración en Jerusalén, tal como efectivamente ocurrió en la segunda mitad de la década de los años 60 del primer siglo de nuestra era, cuando los ejércitos romanos atacaron la ciudad santa). Cuando ustedes lo vean en el Lugar santo — el que lee, entienda — (se sobreentiende: Estas palabras de Jesucristo llaman atención particular a los cristianos de Judea, puesto que los acontecimientos que describen ocurrirían en Jerusalén, teniendo como centro de atención el Lugar santo o Templo; y el Maestro, sabiendo que tras su muerte se escribirían sus palabras, instó a leer este pasaje sagrado con mucha reflexión, de tal manera que se aplicara entendimiento o perspicacia a la interpretación o exégesis de la profecía, sin olvidar que concordaba con lo dicho por Daniel el profeta acerca del mismo evento), entonces los que estén en Judea, que huyan a las montañas (se sobreentiende: A la zona montañosa que mejor les conviniera en distancia prudencial y salvaguarda, y que resultó ser el entorno inmediato de la ciudad de Pella o Pela); y el que esté en la azotea de su casa, que no baje a sacar nada (se sobreentiende: El cristiano que viere la señal profética cumplirse no debería dilatarse o entretenerse en huir a las “montañas” por medio de hacerse un equipaje o tomar provisiones para el viaje); y el que esté en el campo, que no regrese ni aun a retirar su ropa. Pobres mujeres aquéllas que en tales días estén embarazadas o tengan niños de pecho (se sobreentiende: Parece que tales palabras aplicarían a mujeres judías que no eran cristianas y, por ende, no atisbarían ninguna señal profética que las pusiera alerta para huir; sin embargo, toda cristiana que se hallara en la zona de peligro y se dilatara en emprender la huida tal vez pudiera verse implicada en el mismo horror que les sobrevendría a sus vecinas judías). Pidan ustedes a Dios que no hayan de huir en el invierno (se sobreentiende: Huir en pleno invierno hacia una zona montañosa donde incluso pudiera nevar en el camino, sin llevar provisiones para tal viaje, podría significar, sobretodo para los niños y los ancianos, una muerte casi segura) ni en sábado (se sobreentiende: Los cristianos que vivieran en la ciudad de Jerusalén estarían sometidos a una serie de leyes sociales propias del judaísmo, entre ellas las leyes sabáticas, que suponían una notable restricción para poder entrar o salir de la ciudad santa en día de sábado); porque habrá entonces un sufrimiento tan grande como nunca lo ha habido desde el comienzo del mundo ni lo habrá después (se sobreentiende: El sufrimiento del fin del mundo judío del primer siglo, centrado en Jerusalén y su Templo sagrado, sería indescriptible, sin parangón en toda la historia pasada o futura del pueblo de Israel; pero aquí ciertos exegetas ven otro indicio de entrelazamiento profético con relación al venidero fin del mundo, e incluso opinan, más bien, que la fuerza semántica de este pequeño pasaje sagrado se refiere preferentemente al futuro). Y si Dios no acortara ese tiempo, no se salvaría nadie (se sobreentiende: A menos que Dios interviniera, ni buenos ni malos sobrevivirían; y esto trae a la memoria el Diluvio, cuando, gracias a que Dios instruyó a Noé para que construyera un arca, él y sus otros 7 familiares fieles fueron los únicos seres humanos que escaparon con vida; pero, nuevamente aquí, determinados eruditos ven una aplicación profética principal para el fin del mundo futuro, dado que los registros históricos muestran que hubo sobrevivientes judíos que fueron esclavizados por los romanos cuando Jerusalén fue destruída en el año 70 de nuestra era y ya hacía casi 4 años que los cristianos habían huído a la zona montañosa de la ciudad de Pela, esto es: en ese año fatídico para Jerusalén y su templo no fue necesario que Dios acortara el “tiempo de aflicción” en beneficio de los fieles seguidores de Cristo en Judea); pero lo acortará por amor a los que ha escogido” (Evangelio según Mateo, capítulo 24, versículos 15-22; Versión popular de la Biblia, también denominada “Dios Habla Hoy”, de 1996).

eettiicc@yahoo.es
11/07/2017, 08:07
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 70]
Para cuando llegó el año 66 de la EC, la situación en Judea se había puesto muy tensa y seguía tensándose más y más. La desacertada y cada vez más opresiva gobernación romana, por un lado, y el fanatismo religioso aumentante en grupos judíos con cada vez más adeptos, tales como los fariseos, saduceos, esenios, zelotes, sicarios, etcétera, por otro lado y como respuesta, estaba haciendo que Judea y Jerusalén se convirtieran en un polvorín a punto de estallar. De hecho, el estallido se produjo durante el tórrido verano de ese año y ha sido denominado en las páginas de la historia con el nombre de “La gran rebelión judía”. Jerusalén fue el epicentro del terremoto social, con los zelotes encabezando o liderando la revuelta. Los cristianos de la zona debieron sentirse muy inseguros y perturbados en un ambiente así, en donde los sentimientos de tradicional religiosidad y efervescencia patriótica (aunados) estaban alcanzando niveles excesivamente altos y peligrosos. Probablemente, la cautela y la prudencia, y la sabiduría de las siguientes palabras del Maestro, debieron estar muy presentes en la memoria de aquellos seguidores de Jesucristo en aquellos días y en aquel lugar: “Mirad, yo os envío como ovejas en medio de lobos (se sobreentiende: La labor de evangelización encomendada por Jesucristo a sus discípulos entrañaba un riesgo); por tanto, sed astutos como las serpientes e inocentes como las palomas” (Evangelio según Mateo, capítulo 10, versículo 16; Biblia de las Américas, de 1986).

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11/07/2017, 10:41
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 71]
La revista digital “Historia militar” (fundada por un grupo de historiadores y amantes de la historia militar, cuyo interés no sólo se limita a la propia Historia, sino también al retrato de la guerra a través de la literatura, el arte y el cine) alberga un artículo muy bien documentado, escrito por el historiador Marcos Uyá Esteban, de la Universidad de Granada (España), titulado “La Gran Rebelión Judía (66-74 d.C.): Táctica y técnica de asedio romano”, el cual, en su página 8, expone las causas inmediatas que detonaron esa Rebelión judía en el sofocante verano del año 66 de la EC: “Pero las acciones que desencadenaron el conflicto, fueron principalmente tres. La primera fue las relaciones tensas entre judíos y gentiles en Cesarea Marítima, que tuvo su punto culminante cuando los gentiles ganaron a los judíos un pleito sobre derechos ciudadanos ante la corte imperial de Roma, aumentando con ello la arrogancia de los habitantes greco-sirios a partir de este hecho, poniéndose en contra de los judíos, que incluso abandonaron la ciudad y se refugiaron en la antigua Narbata. La segunda acción, consecuencia de la primera, consistió en una vez llegada la noticia a Jerusalén, el procurador Gesio Floro, en vez de tomar cartas en el asunto, decidió, causando un gran estupor, extraer 17 talentos del Tesoro del Templo, lo que lógicamente disgustó a la población, que reaccionó abucheándolo e insultándolo en público. La reacción del procurador no se hizo esperar, y como represalia, mandó a sus tropas, una cohorte de infantería y un destacamento de caballería, saquear un barrio de la ciudad conocido como “mercado alto”, asesinando a unos 3.600 judíos, provocando una auténtica masacre que se agravó con la llegada de dos cohortes provenientes de Cesarea Marítima que avivaron de nuevo la situación. El Sumo Sacerdote y los aristócratas de Jerusalén, encabezados por Agripa II, hijo de Agripa I, viendo que la situación se iba de las manos, trataron de restablecer la calma, pero la mayoría de los habitantes no estaban dispuestos a tolerar más la opresión del procurador e instaron a Agripa II y a los aristócratas y sacerdotes del Templo a que enviaran una delegación a Nerón exponiendo las quejas contra el procurador. Pero no se atrevieron a dar el paso, y los zelotes, viendo la indecisión reinante, tomaron el control para provocar una situación de guerra entre judíos y romanos, a pesar de que Agripa II procuraba intentar mantener la calma, situación que acabaría con la tercera acción; la de posteriormente asesinar a la guarnición romana de Jerusalén y que Eleazar ben Jananyá, hijo del Sumo Sacerdote Ananías, decidiera suspender el sacrificio diario en honor al emperador, lo que supuso, en palabras de Flavio Josefo, el comienzo de la guerra contra los romanos”.

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11/07/2017, 15:19
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 72]
El artículo sigue diciendo: “El suceso tuvo amplia repercusión por toda Judea y el resto de Palestina. En todas las ciudades helenizadas de Palestina estallaron sangrientos motines, verdadero anticipo de la posterior rebelión abierta. Mientras tanto, en Jerusalén se desató una lucha entre los sacerdotes, aristócratas y Agripa II, frente a los zelotes, con ayuda de los sicarios, con Eleazar ben Jananyá a la cabeza por mantener el control de la tensa situación. Los primeros se hicieron con la parte alta de la ciudad, mientras los segundos, con la baja. Finalmente, la lucha favoreció a los segundos, que en el día de las Xiloforias (unas ofrendas sagradas de carácter colectivo que se celebraban en la primera mitad del mes de agosto, y que consistían en la entrega de los primeros frutos maduros de los árboles de la tierra al Templo de Jerusalén, es decir, al control de la clase sacerdotal para que ésta los ofreciera solemnemente) prendieron fuego a la casa del Sumo Sacerdote Ananías, al palacio de Agripa y Berenice y a los archivos, para posteriormente asaltar la Torre Antonia. Pero los zelotes y sicarios también andaban enfrentados entre sí, ya que por un lado estaban los partidarios de Eleazar ben Jananyá, al frente de los zelotes, y los de Menajem, de los sicarios. Este último se había apoderado de la fortaleza de Masada y cuando fue al Templo a rezar, los seguidores de Eleazar aprovecharon la ocasión para capturarle y matarle. Los seguidores de Menajem huyeron a Masada y los partidarios de Eleazar, exaltados, se encargaron de ejecutar a toda la guarnición romana después de una falsa promesa de capitulación que no cumplieron”.

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14/07/2017, 17:02
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 73]
Como ya se ha mencionado antes, La influencia pervertidora de los maestros religiosos judíos sobre un pueblo hebreo mayormente materialista decantó a la masa popular en contra de Jesucristo y de sus seguidores. Ello determinó que la gente escogiera dar la libertad a Barrabás antes que a Jesucristo, y aunque Pilato trató de librarlo de la pena capital resultó relativamente fácil para los sacerdotes y los ancianos convencer a la multitud para que ésta gritara ensordecedoramente que Jesucristo fuera muerto. Entonces, cuando Pilato vio que no podía conseguir nada, sino que el alboroto se hacía cada vez mayor, mandó traer agua y se lavó las manos delante de todo el pueblo, y dijo: “Yo no soy responsable de la muerte de este hombre; la injusticia que se hace contra él es cosa de ustedes”. Al instante, toda aquella gentuza contestó bravuconamente: “Nosotros y nuestos hijos nos hacemos responsables de su muerte”. Y el registro sagrado apostilla que los maestros religiosos judíos y los sacerdotes remacharon la sentencia capital contra el Mesías intimidando a Pilato con las siguientes palabras: “Si lo dejas libre (se sobreentiende: A Jesucristo), no eres amigo del emperador (se sobreentiende: De Tiberio césar). Cualquiera que se hace rey (se sobreentiende: Acusaban falsamente a Jesucristo de autoproclamarse rey de los judíos, pues habían tergiversado astuta y maliciosamente sus palabras acerca del Reino de los Cielos y acerca del Reino de Dios), es enemigo del emperador (se sobreentiende: Tiberio césar reinó desde el año 14 al 37 de nuestra era y los últimos años de su mandato se caracterizaron por la exteriorización de todas sus fantasías y perversiones sexuales, por lo que se le acusó de practicar el sadomasoquismo y la pedofilia. Su crueldad comenzó a hacerse evidente incluso con su familia. Fue capaz de dejar morir a su propia madre y de prohibir cualquier muestra de afecto hacia la persona que lo llevó en sus entrañas, jurando asesinar a quien la recordara con cariño. Después su delirio alcanzó a todos sus opositores políticos, a los que asesinaba y desposeía de todos sus bienes y sus riquezas, que pasaban directamente a su patrimonio. Su violencia no tuvo límites, pues llegó a asesinar a cientos de personas. Ordenó también acabar con uno de sus ministros y con toda su familia, y como las leyes romanas prohibían condenar a muerte a las vírgenes mandó violar a la hija del ministro, de 11 años de edad, para después poderla asesinar impunemente. Por lo tanto, Pilato, conocedor de estos hechos, sabía bien a lo que se exponía si llegaba a oídos de Tiberio los rumores de que él había obstruído la ejecución de alguien al que acusaban de hacerse rey de los judíos). Nosotros no tenemos más rey que el emperador” (Evangelio según Juan, capítulo 19, versículos 1-16; Versión popular de la Biblia, también denominada “Dios Habla Hoy”, de 1996).

eettiicc@yahoo.es
16/07/2017, 17:14
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 74]
Pues bien, no pasó mucho tiempo antes de que aquellos maestros de la ley mosaica y los sacerdotes judíos se percataran de lo que significaba tener como rey al César (“nosotros no tenemos más rey que el emperador”, como dijeron ante Pilato); y tampoco hubo que esperar mucho tiempo para que la muchedumbre que pidió la muerte de Jesucristo empezara a experimentar en carne propia su mismísima maldición autoimpuesta (“nosotros y nuestos hijos nos hacemos responsables de su muerte”, según vociferaron desafiadoramente frente a Pilato). A partir del asesinato del Mesías, pues, las cosas se fueron tornando cada vez más difíciles para la población judía de Palestina. Entre los años 45 a 48 del primer siglo de la EC hubo una época de malas cosechas en Judea, la cual provocó una hambruna considerable en la región; y el bandolerismo se hizo progresivamente más grave. Entre los años 48 y 52 de la EC se produjo en el Templo de Jerusalén un incidente de consecuencias graves. Durante una de las fiestas judías, uno de los soldados de la cohorte romana que vigilaba la explanada del Templo desde las azoteas de los pórticos (como era habitual en las grandes concentraciones de gente) hizo por su cuenta un gesto muy ofensivo y provocativo, seguramente con gran regocijo por parte de sus camaradas; el soldado enseñó el trasero a los judíos que había abajo, en la explanada, soltando a continuación una serie de pedos o ventosidades. La multitud se enfureció y pidieron a gritos a Cumano (el procurador de Judea) su castigo; y algunos jóvenes judíos lanzaron piedras a los soldados. Cumano, temiendo una revuelta, envió más tropas, que hicieron su entrada por los pórticos. La multitud se llenó de pánico y huyeron despavoridamente, atropellándose unos a otros y taponando las salidas, con un balance de centenares de muertos que perecieron pisoteados y aplastados.

eettiicc@yahoo.es
17/07/2017, 16:16
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 75]
Poco después, hubo también otro incidente en el camino de Jerusalén hacia Joppe. Una banda de salteadores despojaron a un esclavo imperial, robándole cuanto llevaba. Cumano hizo detener a los habitantes de las aldeas vecinas, acusándoles de complicidad con los bandidos. Uno de los soldados romanos, que participaba en la campaña militar de represión, encontró en una de esas aldeas un ejemplar de la Torah hebrea, lo rompió y lo echó al fuego. Los judíos se exarcebaron por ello, acudieron en gran número a Cesarea y exigieron a Cumano el castigo del soldado que había ultrajado a su Dios y a su Ley. Cumano, para evitar la amenaza de motín generalizado, hizo condenar a muerte al soldado en presencia de todos, y con esta acción los judíos se apaciguaron y se retiraron. No obstante, hay historiadores que opinan que aquello fue una farsa llevada a cabo por el procurador romano, quien, tras apaciguar a los judíos, reprendió al soldado culpable pero no lo ejecutó. Con esto, Cumano dejó bien claro ante la tropa que era muy necesario no encender los ánimos de una población al borde del levantamiento contra Roma, aunque, bien es verdad que, desde el punto de vista personal, la antipatía hacia los judíos iba creciendo progresivamente entre los gentiles afincados en la zona.

eettiicc@yahoo.es
18/07/2017, 06:11
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 76]
Los conflictos y los incidentes prosiguieron por otros diversos motivos. Parecía que a Cumano le había tocado hacer frente a todos los sarpullidos cuyas causas se habían estado gestando en los aparentemente tranquilos años anteriores. Hubo un conflicto grave entre los galileos y los samaritanos por la muerte de un galileo en una aldea de Samaria. Los habitantes de Judea se pusieron de parte de los galileos, y muchos de ellos acudieron a Samaria para tomar venganza dirigidos por algunos “jefes de bandidos”. Asesinaron a todos los habitantes de algunas aldeas samaritanas, y además las incendiaron. Cumano los persiguió con la caballería y capturó a bastantes de esos vengadores. Las autoridades judías, vestidas con traje basto de duelo y con la cabeza cubierta de ceniza, según la costumbre hebrea, se interpusieron frente al resto de la población, que se disponía a luchar en masa contra los samaritanos, y lograron que se dispersasen; pero algunas bandas se dedicaron al pillaje por diversos lugares del país. Los jefes samaritanos acudieron a la ciudad de Tiro, donde estaba entonces el gobernador de Siria, Umidio Durmio Cuadrato (50-60 de la EC), y le pidieron el castigo de los culpables. Los ilustres de los judíos, a su vez, acusaron ante Cuadrato a los samaritanos y al propio procurador Cumano, que no había querido castigarlos desde el principio. Cuadrato aplazó su decisión y marchó a los lugares de los hechos. Pasó por Cesarea, hizo crucificar a todos los bandidos apresados por Cumano e hizo decapitar a algunos nobles que, según le informaron, también se habían inmiscuido en los combates. Envió luego a Roma a varios judíos de alto rango, incluido el Sumo Sacerdote y sus antecesores en el cargo, y también a otros tantos samaritanos ilustres, y envió con ellos a Cumano, para que se explicaran todos ante el César. Restablecido el orden y la paz, regresó a Antioquía. En Roma, Claudio césar, en presencia de Agripa II, que apoyaba decididamente a los judíos, dio la razón a estos últimos, hizo ejecutar a tres destacados jefes samaritanos y desterró a Cumano; y a uno de los tribunos de este último, considerado responsable de las provocaciones, lo envió encadenado a Jerusalén para entregarlo a los judíos y para que éstos lo arrastraran por la ciudad y lo decapitaran. Tal fue, en esta ocasión, la justicia del César. No obstante, la animosidad subterránea de una población gentil cada vez más en desacuerdo con la cultura judía y con la astucia de sus dirigentes era un buen caldo de cultivo para nuevos problemas que se presentarían después.

kerigma1
18/07/2017, 06:15
Es mejor la guiri concher de una cambaca. Jailo ..comprobado con murciélagos.

eettiicc@yahoo.es
18/07/2017, 09:37
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 77]
Por esta época, entre los años 48 y 50 de la EC, Claudio césar, tras haber hecho ejecutar a su primera esposa, la adúltera y escandalosa Mesalina, se casó con Agripina (año 49), la madre del futuro emperador Nerón, quien al parecer era filojudía (amadora de la cultura judía), por lo que la política del emperador, previamente antijudía, cambió muy favorablemente para con los judíos. En aquellos momentos, Roma se había convertido en una amalgama de creencias diversas, de todo tipo y origen, desde las místicas hasta las materialistas. También la religión hebrea tenía sus adeptos entre las clases altas romanas, sobre todo entre las mujeres, ya que éstas no tenían que someterse al penoso ritual de la circuncisión como los varones. En este sentido, muchas de las luchas por el poder en el entorno imperial estaban también muy influidas por motivaciones y rivalidades políticorreligiosas, y desde luego influyeron bastante en la suerte de los respectivos países de origen de esas religiones. Ello explica también, por ejemplo, el que los romanos tuvieran un conocimiento general de los ritos más llamativos de la religión judaica, en especial el descanso sabático. Por lo tanto, si Agripina, la esposa de Claudio, era una de esas damas romanas judaizantes, tal como parece que lo fue, se comprende que influyera poderosamente sobre su marido para que éste privilegiara a la cultura judía en sus enfrentamientos contra la pagana influencia gentil y también contra la hipotética herejía cristiana. No obstante, la doblez moral bajo el disfraz de santurronería de los dirigentes religiosos judíos de aquella época podría haber inducido en Agripina una tranquilidad de conciencia que le permitiera perpetrar sin remordimientos el asesinato de su propio marido. En efecto, todo indica que fue precisamente ella la que envenenó a su esposo con un plato de setas, uno de los manjares favoritos de Claudio. El viejo emperador murió el año 54 de nuestra era, habiendo reinado trece años desde que los pretorianos lo sacaran de detrás de una cortina del palacio imperial donde se había escondido lleno de miedo tras el asesinato de su sobrino Calígula. A Claudio le sucedió el hijo de Agripina e hijastro de éste, previamente adoptado por él, a saber, Domicio Enobarbo Claudio, más conocido por el sobrenombre familiar de Nerón.

eettiicc@yahoo.es
18/07/2017, 18:17
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 78]
En el año 52, dos años antes de la muerte de Claudio, fue nombrado procurador de Judea Antonio Félix, que estuvo en el cargo hasta el año 60. Este procurador se casó con una mujer judía de la familia de Herodes, Drusila, hermana de Berenice y del rey Agripa II. Durante su mandato, Félix hizo una importante limpieza de “bandidos” (zelotes), capturando al jefe de una de las bandas principales y crucificando a muchos de ellos, y castigando asimismo a no pocos de sus cómplices entre la población. Estas represalias aumentaron aun más los odios antirromanos, pues dichos bandidos o zelotes eran una especie de guerrilleros sin cuartel que tenían como objetivo la liberación de Judea del yugo romano o gentil. Los zelotes eran realmente un movimiento político-nacionalista fundado por Judas el Galileo al final de la primera década del siglo I de nuestra era, llegando a ser la facción más violenta del judaísmo de su época, enfrentándose frecuentemente a otras facciones como los fariseos o saduceos, a quienes acusaban de tener celo por el dinero. El vocablo “zelote” ha pasado a ser sinónimo, en varios idiomas, de intransigencia o radicalismo militante. Algunos historiadores los consideran como uno de los primeros grupos terroristas de la historia, ya que utilizaban el homicidio de civiles, a los que acusaban de colaborar con el gobierno romano, para disuadir a otros de hacer lo mismo. Dentro del movimiento zelote, se distinguió una facción todavía más radicalizada conocida como los “sicarios”, de extrema virulencia y sectarismo. Su objetivo, al que aspiraban usando medios bandoleros o de cualquier otro tipo, era una Judea independiente del Imperio romano mediante la lucha armada. Algunos historiadores opinan que el Barrabás a quien Pilato puso en libertad por petición del pueblo, al ser azuzado éste por los sacerdotes y maestros de la ley mosaica, era un zelote. Aparentemente Pilato esperaba que la masa judía se decantara en favor de Jesucristo, hombre pacífico y antítesis de la figura de un terrorista. Pero no fue así, sorprendentemente, y ello a pesar de que probablemente entre los que vociferaban pidiendo la muerte de Jesús y entre sus incitadores (los maestros religiosos judíos) ya existirían aquéllos que habrían sufrido la brutal acción de zelotes y sicarios, o, peor aún, la iban a experimentar en el futuro cercano.

kerigma1
19/07/2017, 03:45
Y el guiri cuche es mejor

eettiicc@yahoo.es
19/07/2017, 06:53
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 79]
En el año 53 murió el viejo tetrarca Filipo, y los territorios del noreste palestinense fueron entregados por Claudio al rey Agripa II, en lugar del reino de la Calcidia que ya tenía y que por imperativos de la política romana fue incorporado a la provincia de Siria. El nuevo emperador, Nerón, que comenzó su mandato en el año 54, le confirmó a Agripa II estos dominios y le añadió dos ciudades de la Perea y dos más de la Galilea (una de ellas la importante ciudad de Tiberíades). Nerón confirmó también el nombramiento de Félix como gobernador de Judea, de Samaria, de Galilea y de la Perea o Transjordania. Bajo el gobierno de Félix, la situación en la provincia palestinense se enrareció considerablemente. La represión inicial de los bandidos guerrilleros zelotes, y sobre todo la de los que más o menos abiertamente les apoyaban en sus ideas antirromanas, hizo que el movimiento zelote se radicalizara aun más al pasar a una completa clandestinidad. Apareció entonces en Judea algo nunca visto hasta entonces: unos grupos de supuestos zelotes clandestinos y fanáticos que se dedicaban a asesinar a todos aquéllos considerados filorromanos (pero, curiosamente, no asesinaron a ningún romano importante). Se les designó con el término latino de “sicarios” (esto es, asesinos a sueldo armados con la “sica”, un pequeño puñal curvo muy apto para degollar y asesinar por la espalda). Estos sujetos eran verdaderos profesionales del “crimen silencioso”, y en las fiestas religiosas, entre la multitud, se ponían al lado o detrás de sus víctimas y las asesinaban con tanta discreción como impunidad; a veces, cuando la víctima caía a su lado, daban voces fingiendo haber visto escapar al asesino entre la multitud. Apareció así una forma nueva de “terrorismo” que dejó ciertamente atemorizada a la población. El historiador judío Flavio Josefo, la principal fuente para esta época de la historia judía, describe muy acertadamente esta dinámica de crimen y de terror: “Cada día morían muchos a manos de estos sicarios, y el miedo era más insoportable que la propia desgracia, ya que todos, como si estuvieran en una guerra, esperaban la muerte de un momento a otro. La gente espiaba desde lejos a sus enemigos, y no se fiaba ni siquiera de los amigos cuando se acercaban. No obstante, eran también asesinados en medio de estas sospechas y precauciones, pues era muy grande la rapidez y la habilidad de esos malhechores para pasar inadvertidos”. La víctima más notable de estos sicarios fue el mismísimo Sumo Sacerdote, Jonatán, que mantenía manifiesta rivalidad con el procurador Félix, por lo que cabe sospechar que éste pudo haber sido el verdadero inductor de su asesinato. Tal vez nadie, salvo algún que otro cristiano de la zona, rememoraría las últimas horas terrestres de Jesucristo ante Pilato, cuando la masa judía allí aglutinada prefirió la liberación de Barrabás (un sedicioso, y muy probablemente un zelote) a la del pacífico Maestro Jesús de Nazaret; y cuando tanto los sacerdotes como los líderes religiosos judíos expresaron la hipócrita afirmación de que no tenían más rey que el César (y he aquí, ahora, que, por delegación del emperador romano, tal vez Félix, o cualquier otro mandatario similar de turno, probablemente se sirviera de los temidos sicarios para eliminar con astucia a no pocos sacerdotes y maestros de la ley mosaica que le resultaran odiosos).

eettiicc@yahoo.es
19/07/2017, 08:30
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 80]
¿Quiénes eran en realidad estos sicarios, y, sobre todo, quién o quiénes los dirigían? La respuesta a la pregunta es difícil, pues en esa época (y en todas las épocas) tales casos de actividad encubierta no siempre son elucidables, por lo que se hace necesario aventurar conjeturas y suposiciones basadas en pruebas indirectas o en una lógica contextual. No obstante, la gran profesionalidad de estos sicarios en sus criminales tareas parece apuntar a que muchos de ellos eran efectivamente peritos en el arte de matar, es decir, soldados, ex-soldados, gladiadores, bandidos bien curtidos o similares. Es posible que el procurador Félix manejase más o menos directamente a algunos de estos grupúsculos; pero otros judíos poderosos manejarían a otros. En cualquier caso, los sicarios fueron desde entonces el nuevo y mortífero instrumento para las luchas internas judías (luchas políticas y religiosas, luchas de poder y de conservación del poder). Está claro, al menos, que ese “terrorismo” tenía mucho que ver con la propia división y “politización” de los zelotes (es decir, con el tinte ultrarreligioso, integrista y fanático que adquirieron con carácter definitivo las bandas de salteadores y ladrones de tiempos anteriores, y que ahora reaparecían dinamizadas todas ellas por sentimientos religiosos ultranacionalistas y antirromanos). Pero tampoco es improbable que los sicarios fueran una expresión soterrada e instrumentalizada de las fuertes luchas internas entre diversos grupos o facciones del bajo clero judío (fariseos, principalmente) contra los grandes potentados y altos dignatarios eclesiásticos (saduceos). El procurador romano no supo o no pudo o no quiso detener esta plaga de crímenes, sino que se apresuró también a sacar provecho de ello, pues el terror (venga de donde venga) ha sido siempre un utilísimo instrumento de enriquecimiento individual de unos pocos, de dominación de unos cuantos e incluso de control social sobre muchos.

eettiicc@yahoo.es
19/07/2017, 18:28
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 81]
La situación en Judea se estaba haciendo cada vez más incontrolable por los medios habituales de gobierno, pues ésta era una provincia conflictiva en el seno de un imperio dirigido desde Roma por autócratas ineptos, turbios entornos palaciegos, y favoritos tan poderosos como caprichosos, que tenía su correlación en las provincias en unos gobernadores y funcionarios imperiales cada vez más corruptos. Además, el historiador Flavio Josefo no sólo menciona “bandidos” y “sicarios” aterrorizando a la población; también habla de la presencia perturbadora de grupos de carácter religioso que constituían asimismo un importante factor de desestabilización en Judea. Se trataba de grupos teñidos de mesianismo religioso y de planteamientos subversivos y apocalípticos, los cuales debían de ser numerosos. El historiador judío dice más adelante que el procurador Félix envió contra uno de ellos tropas de infantería y de caballería al desierto de Judea, donde se refugiaba, y que mató a muchos de sus adeptos. Parece que Josefo se refería, en este caso, a antiguos esenios de Qumrán, pero no a todos ellos, sino a una pequeña facción muy radicalizada que se había unido con los extremistas zelotes. Sus actividades contrastaban en todo caso con el pacifismo militante de los cristianos, por lo que no cabe ninguna identificación con éstos. Una de esas bandas fue organizada por un judío egipcio, que con varios miles de sus seguidores intentó asaltar Jerusalén desde el Monte de los Olivos, pero fueron rechazados por las tropas romanas y por los propios habitantes de la ciudad; la banda se dispersó y muchos fueron capturados o muertos, pero el egipcio logró escapar.

eettiicc@yahoo.es
20/07/2017, 05:28
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 82]
En su obra “antigüedades judaicas”, de la que ya hemos citado recientemente, Josefo también informa: “De nuevo surgió otra inflamación, como ocurre en un cuerpo enfermo. En efecto, charlatanes y bandidos se unieron para incitar a mucha gente a la revuelta y animarles a obtener su liberación. Amenazaban de muerte a los que eran sumisos al poder de Roma y decían que matarían a los que aceptaran voluntariamente esa servidumbre. Divididos en grupos saqueaban a lo largo del país las casas de los individuos ricos y poderosos, los mataban e incendiaban las aldeas. En consecuencia toda Judea se llenó de locura y cada día este conflicto se hacía más intenso”. Estas palabras del historiador revelan quizá también una parte del fondo del problema, esto es, las grandes diferencias económicas y sociales entre la población palestinense. Por lo demás, los conflictos interétnicos continuaron también durante el mandato de Félix. Uno de los episodios más sonados se produjo en Cesarea, entre los habitantes de origen judío y los de origen grecosirio, que eran mayoritarios, al parecer debido a unas disputas por los terrenos de una sinagoga. Ambos grupos se hostigaron diariamente entre sí causándose algunos muertos mutuamente, y en cierta ocasión, con motivo de estos enfrentamientos, Félix ordenó dispersar por la fuerza a un numeroso grupo de judíos reunidos en el ágora o plaza pública, y hubo muchos muertos y diversos actos de saqueo. El procurador envió a Roma a varios notables judíos y grecosirios para que el emperador Nerón juzgase su pleito. Para los cristianos de Judea, las palabras de Jesucristo acerca de los acontecimientos que tendrían lugar en la víspera de la destrucción de Jerusalén parecían estar cumpliéndose cabalmente: «Tengan cuidado que nadie los engañe. Porque vendrán muchos haciéndose pasar por mí (se sobreentiende: Esos muchos se autoproclamarían el Mesías prometido). Dirán: “Yo soy el Mesías”, y engañarán a mucha gente» (Evangelio según Mateo, capítulo 24, versículos 4-5; Versión popular de la Biblia, también denominada “Dios Habla Hoy”, de 1996). En efecto, según Josefo, parece que en el primer siglo de nuestra era, desde aproximadamente el año 50 hasta cerca del 70, aparecieron no pocos “Mesías” que prometían alivio del yugo romano y que pronto hallaron cuantiosos seguidores. También las siguientes palabras del Maestro: “En aquel tiempo (se sobreentiende: Poco antes de la destrucción de Jerusalén) muchos renegarán de su fe (se sobreentiende: Es posible que algunos cristianos, débiles en la fe, cedieran ante la presión de familiares y vecinos judíos y se apartaran del discipulado; pero más que nada, aparentemente, muchos judíos y prosélitos del judaísmo, ante la vergonzosa situación de la adoración en el Templo de Jerusalén y de la conducta hipócrita y materialista de una pléyade de líderes religiosos hebreos, abandonaron el judaísmo tradicional y lo sustituyeron por creencias sectarias o mesiánicas falsas, o bien por el puro culto a lo material), y se odiarán y se traicionarán unos a otros (se sobreentiende: Esto parecía cumplirse perfectamente en toda Judea, a raíz de las intrigas y rivalidades religiosas entre distintas figuras prominentes del judaísmo, con profusión de asesinatos perpetrados por los sicarios). Aparecerán muchos falsos profetas, y engañarán a mucha gente. Habrá tanta maldad, que la mayoría dejará de tener amor hacia los demás (se sobreentiende: En medio del clima de corrupción y terrorismo que se había desarrollado en Jerusalén y en toda Judea, como ya se ha mencionado anteriormente, la gente, aterrorizada y temerosa por su vida y la de su familia, se retraería de exponerse a socorrer a cualesquier víctimas de terrorismo o de infortunio de cualquier clase)” (Evangelio según Mateo, capítulo 24, versículos 10-12; Versión popular de la Biblia, también denominada “Dios Habla Hoy”, de 1996).

eettiicc@yahoo.es
21/07/2017, 11:01
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 83]
No parece que los cristianos, como grupo, sufrieran un hostigamiento sistemático por parte de los zelotes y sicarios, entre otras cosas porque quizás su estigmatización social como individuos despreciables e incultos y su prudencia y humildad (no ostentación) y alejamiento de las rivalidades y de las intrigas que acompañan a los poderes públicos, así como su no participación en eventos multitudinarios y su falta de relevancia como figuras destacadas de la comunidad, constituía realmente una protección para ellos en este sentido. Sin embargo, los cristianos de Judea sí fueron duramente perseguidos por las autoridades religiosas hebreas, hasta el grado de matar al discípulo Esteban a pedradas en el año 34 de nuestra era, según la opinión cronológica de algunos doctos. A partir de esa muerte, se levantó una gran oleada de mayor represión violenta anticristiana en toda Judea, orquestada fundamentalmente por los sacerdotes y maestros de la ley mosaica, con Caifás (el potentado religioso que mandó eliminar a Jesucristo) a la cabeza. Esta gran persecución resultó en que algunos cristianos hebreos muriesen y en la dispersión de una gran mayoría, pero los que habían sido esparcidos siguieron su obra evangelizadora y declaraban las verdades acerca de Jesucristo por dondequiera que iban. Los apóstoles, por su parte, permanecieron en Jerusalén y mantuvieron unida la comunidad cristiana que había quedado en esta ciudad, una comunidad que había crecido aun con oposición tenaz. Después de esto, la colectividad de discípulos del lugar comenzó a disfrutar de un período de relativa calma y paz. Luego, dicho período se interrumpió cuando en el año 44 el discípulo Santiago fue muerto por orden del rey Herodes Agripa I, quien, para ganarse las simpatías de los judíos prominentes, comenzó a hostigar a los cristianos en sus dominios. Y como vio que dicha muerte le granjeó el favor de los judíos, procedió a encarcelar a continuación al apóstol Pedro antes de que finalizase aquel año con la intención de presentarlo ante el pueblo israelita durante la Pascua siguiente y condenarlo a muerte públicamente, a fin de que las multitudes anticristianas de Judea se sintieran regaladas y como resultado el astuto rey afianzara bien su corona en la conflictiva zona palestinense. Pero según el relato sagrado de los Hechos de los apóstoles, capítulo 5, Pedro fue liberado milagrosamente de la prisión y Herodes no pudo culminar su malvado plan. Poco después, algunos meses después, este monarca murió de manera repugnante: «Herodes estaba enojado con los habitantes de Tiro y de Sidón, los cuales se pusieron de acuerdo para presentarse ante él. Lograron ganarse la buena voluntad de Blasto, un alto funcionario del rey Herodes, y por medio de él le pidieron paz, porque Tiro y Sidón obtenían sus provisiones en el país del rey. Herodes los citó para un cierto día, en el que, vestido con ropa de ceremonia, ocupó su asiento en el tribunal y les dirigió un discurso. La gente comenzó entonces a gritar: “Éste que habla no es un hombre, sino un dios”. En el mismo momento, un ángel del Señor hizo que Herodes cayera enfermo, por no haber dado honor a Dios, y murió comido de gusanos» (Hechos de los apóstoles, capítulo 12, versículos 21-23; Versión popular de la Biblia, también denominada “Dios Habla Hoy”, de 1996).

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21/07/2017, 15:44
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 84]
La sagrada escritura, especialmente el libro de Daniel el profeta, deja entrever la dinámica beligerante que existe en el mundo sobrenatural, en el suprauniverso, desde la rebelión edénica y la posterior intervención malsana de ángeles insurrectos en la época prediluviana, al abusar éstos de las hijas de la humanidad impía, cuando claramente se formaron los dos bandos universales en conflicto: El de la simiente diabólica (que adoptó la forma general de una mixtura humano-demoníaca) y el de la descendencia de la mujer simbólica de Dios (que adoptó la forma general de grupos celestiales de ángeles fieles con el agregado de muchos humanos leales a Dios y amadores de Su guía). Por lo tanto, gran parte de los fenómenos históricos de difícil interpretación se hacen más entendibles cuando se tiene presente esa realidad suprauniversal, así como ese conflicto sobrenatural que sólo la sagrada escritura permite vislumbrar. Empero, de todas formas, dada la complejidad y la magnitud de los desenvolvimientos en tal ámbito de la existencia, resulta bastante limitada nuestra capacidad de penetración al respecto y sólo podemos contentarnos al presente con una visión extremadamente limitada de semejante realidad. Así, en la Judea de mediados del primer siglo de nuestra era, las luchas intestinas que se producían entre los líderes del judaísmo y entre los propios gobernantes romanos, todos ellos pertenecientes a la simiente diabólica, arroja la impresión de que en las esferas sobrenaturales que manipulaban a esos humanos alejados de la guía divina no había unidad de acción ni de criterio, con lo cual la eficacia de éstos contra la descendencia de la mujer, esto es, contra los cristianos del primer siglo, se vería tremendamente mermada. Sin embargo, téngase presente que el “oleaje” producido por una sociedad caótica y decadente pudiera haber sido una buena estrategia satánica para desestabilizar el rumbo del “buque” cristiano y para inducir un clima moral y psicológico en la masa humana que impidiera a ésta reflexionar o tomar en serio el mensaje de los evangelizadores, obstruyendo con ello que las filas cristianas fueran engrosadas con nuevos conversos. Por otra parte, el ficticio escaparate de prosperidad materialista, intelectual y logrera que determinados entornos de aquel mundo antiguo ofrecía a los ojos podía impactar fácilmente en la mente de cualesquier cristianos débiles en la fe (como efectivamente así pasó en no pocos casos) y apartarlos de la comunidad de los discípulos de Cristo, causando con ello bajas en la hermandad humana de la simiente de la mujer simbólica.

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22/07/2017, 13:59
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 85]
Esto parece ser un punto de vista un tanto acertado, porque da la impresión de que los ataques contra los discípulos de Cristo eran más eficaces cuando eran sutiles y apelaban a los bajos instintos y no cuando eran ataques directos o frontales, como la acometida de Herodes Agripa I contra los apóstoles de Jesucristo en Jerusalén, que, de no ser frenada por Dios en justa respuesta defensiva (un ángel fiel hirió a este mandatario ególatra con una enfermedad mortal y repulsiva), hubiera supuesto una tremenda sangría para la descendencia de la mujer simbólica, ya que la intención del malvado monarca era la de eliminar uno a uno a los hombres que eran las columnas de apoyo espiritual de la comunidad cristiana primitiva. Así, pues, los ataques directos y cruentos contra los cristianos de aquel tiempo hacían que éstos se encomendaran a Dios y soportaran con Su ayuda las inclemencias persecutorias, y como ante tales ataques permanecían habitualmente fieles, ellos, como colectividad, podían contar con el favor y la protección divinas. Pero, por el contrario, cuando la guerra diabólica adquiría características astutas, sinuosas y no cruentas, apelando por ejemplo al materialismo y al egocentrismo por medio de la influencia de un entorno mundanal amoral e inmoral, entonces, los estragos sobre la fe podían ser cuantiosos porque se corría el riesgo de que se infiltrara dentro de la comunidad cristiana una forma de pensar que era contraria a la guía divina, y esto podría desembocar fácilmente en un virage apóstata que facilitara a las inteligencias demoníacas la adquisición de una herramienta corrosiva integrada por una serie de individuos cristianos en apariencia, los cuales habrían sucumbido a los designios satánicos y ahora sólo servirían para arruinar los cimientos del edificio congregacional de seguidores altruistas de Cristo.

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23/07/2017, 08:43
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 86]
Un joven fariseo extremadamente virulento y perseguidor contra la fe cristiana fue Saulo de Tarso, quien presenció y hasta apoyó el asesinato del discípulo Esteban (acaecido, aproximadamente, en el año 34). Extendió su persecución a otras ciudades además de Jerusalén, y hasta consiguió autorización escrita del sumo sacerdote para buscar a los discípulos de Cristo incluso en Damasco (Siria) y llevarlos atados a Jerusalén, probablemente para que el Sanedrín (tribunal supremo judío, ubicado en Jerusalén, compuesto por 71 miembros y presidido por el sumo sacerdote) los juzgase. Pero en el camino hacia Damasco contempló una visión sobrenatural y quedó ciego. Entonces, le fue enviado un cristiano de nombre Agabo y recobró la vista, y se convirtió al cristianismo. Por lo tanto, aproximadamente hacia el año 35 de nuesta era, Saulo se convirtió en Pablo, un cristiano. Del año 36 al 45 se sabe poco de Pablo, y a este período se le ha denominado “años desconocidos de Pablo, el apóstol”. Del año 47 al 56 efectuó 3 viajes misionales, manifestando una formidable e inusual actividad evangelizadora. Tras su último viaje misional, Pablo se dirigió hacia Jerusalén, probablemente para informar de su actividad a los apóstoles. Aparentemente, en camino hacia la ciudad santa unos profetas cristianos predijeron que le esperaban cadenas o encarcelamiento en Jerusalén; y sus profecías se cumplieron. Mientras estaba en el Templo, para limpiarse ceremonialmente, algunos judíos de Asia agitaron al populacho y se formó una turba violenta contra él, pero los soldados romanos lo rescataron de un linchamiento casi seguro. Claudio Lisias, el tribuno (jefe de una legión de soldados romanos) que mantenía el orden militar en Jerusalén, al saber que Pablo tenía la ciudadanía romana, lo mantuvo en prisión preventiva dentro del cuartel, probablemente en la fortaleza Antonia, donde había una guarnición de soldados bajo su autoridad, al objeto de evitar que se levantara un motín provocado por la presencia en la ciudad del apóstol y porque contra él los judíos lanzaban todo tipo de acusaciones.

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23/07/2017, 09:29
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 87]
Al día siguiente, el tribuno, deseando conocer con exactitud de qué era acusado Pablo, presentó a éste ante el Sanedrín, el Consejo supremo judío para asuntos religiosos. Al poco tiempo, después de algunas palabras pronunciadas por el apóstol, se produjo otro alboroto, esta vez en la sala del Consejo, con duros enfrentamientos verbales de unos contra otros, especialmente entre los fariseos y los saduceos. El tumulto creció, de modo que el tribuno, alarmado, ordenó a los soldados que cogiesen a Pablo y se lo llevaran de nuevo al cuartel como medida de protección (dado que Pablo era ciudadano romano). Un grupo de unos 40 sicarios, con el consentimiento o la inspiración de varios sacerdotes y consejeros saduceos del Sanedrín, tramaron luego un plan para matar a Pablo. Para ello solicitarían al tribuno que condujese de nuevo a Pablo ante la presencia del Sanedrín, con objeto de preguntarle algo que deseaban saber sobre él; y el plan consistía en que el grupo de sicarios estaría preparado para asesinarle antes de que el apóstol llegara a acercarse siquiera al estrado y antes de que los soldados romanos tuvieran tiempo de reaccionar. Además, los fanáticos sicarios se habían juramentado para no comer ni beber hasta haber matado a Pablo. Aparte de este episodio, no se tiene constancia histórica ni documental de que algún otro cristiano (salvo Pablo, claro está) haya sido acechado o agredido por los sicarios. El desenlace fue favorable al apóstol cristiano, pues un sobrino suyo, que residía en la ciudad, se enteró de la conspiración e informó de ella al tribuno, quien, de inmediato, dispuso una escolta de 200 soldados, 70 jinetes y 200 lanceros en beneficio de Pablo y durante la noche envió al apóstol con tal escudo militar a la sede del gobernador o procurador Félix, en Cesarea (a casi 200 kilómetros de Jerusalén, en línea recta), con una carta personal en la que le daba detalles de todo lo sucedido.

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23/07/2017, 14:21
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 88]
El registro sagrado de los hechos de los apóstoles explica que el procurador Félix, tras leer la carta y preguntarle a Pablo de qué provincia romana procedía y enterarse que era natural de Tarso, una ciudad de Cilicia, le dijo al apóstol que oiría su defensa cuando llegasen sus acusadores, con el sumo sacerdote al frente de ellos. Pablo logró defenderse magistralmente de las acusaciones y el procurador, ante la insistencia dialéctica de la parte acusadora, decidió posponer la vista hasta que estuviese presente el tribuno Lisias, testigo de los hechos. Entretanto, dejó a Pablo a cargo de un centurión y con cierta libertad de movimientos, permitiéndole que los suyos le acompañasen y asistiesen. Félix, no obstante, hizo llamar a Pablo muchas veces más, esperando tal vez que éste le ofreciese dinero como soborno (cosa habitual en estos casos y a lo cual sin duda el procurador era muy aficionado), y mantenía frecuentes conversaciones con él sobre cuestiones religiosas porque aparentemente era supersticioso y había sido sobrecogido de temor por las citas sagradas que Pablo mencionaba. Dos años transcurrieron de este modo y Félix, que no deseaba enemistarse con las altas jerarquías sacerdotales judías, dejó a Pablo en prisión durante todo ese tiempo (sin duda también para protegerle, pues los sicarios le hubieran asesinado fácilmente si hubiera gozado de completa libertad).

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23/07/2017, 17:45
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 89]
¿Quién era este Félix, procurador de Judea? Por lo visto, fue un liberto de Claudio césar (un esclavo romano de origen griego que fue liberado y considerado ciudadano de Roma por el emperador). Según el historiador Tácito, Félix era el hermano menor de Palas y ambos descendían de los reyes griegos de Arcadia y ambos fueron libertos. Palas, el mayor, tras alcanzar la libertad y la ciudadanía romana, llegó a servir en calidad de secretario imperial en los reinados de los emperadores Claudio y Nerón, haciéndose de una considerable fortura y elevada reputación. Es posible que gracias a la influencia de Palas, Félix obtuviera el puesto de procurador en la provincia de Judea. No obstante, según los historiadores, la crueldad y el libertinaje de Félix, junto con su accesibilidad a los sobornos, condujeron a un gran aumento de la delincuencia en Judea. El período de su mandato estuvo marcado por luchas internas y por los disturbios, los cuales contuvo con severidad. Hacia el año 56, como ya hemos mencionado anteriormente, Pablo el apóstol fue arrestado en Jerusalén y rescatado de un complot contra su vida, y el tribuno Claudio Lisias lo trasladó a Cesarea donde fue sometido a juicio ante Félix. Algunos días después, viniendo Félix con Drusila su mujer, que era judía, llamó a Pablo, y le oyó acerca de la fe en Jesucristo. Pero al disertar Pablo acerca de la justicia, del dominio propio y del juicio venidero, Félix se asustó, y dijo: “Ahora vete; pero cuando tenga oportunidad te llamaré de nuevo”. Esperaba también, con esto, que Pablo le diera dinero para que le soltase; por lo cual muchas veces lo hacía venir y hablaba con él. Pero al cabo de dos años recibió Félix por sucesor a Porcio Festo (año 58; y queriendo Félix congraciarse con los judíos, dejó preso a Pablo (Hechos de los Apóstoles, capítulo 24, versículos 24-27). A su regreso a Roma, Félix fue acusado de utilizar un litigio entre los judíos y los sirios de Cesarea como pretexto para matar y saquear a los habitantes, pero a través de la intercesión de su hermano Marco Antonio Palas, que tenía gran influencia sobre el emperador Nerón, fue absuelto. Entonces, Porcio Festo le sucedió como procurador de Judea.

eettiicc@yahoo.es
23/07/2017, 19:45
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 90]
Cuando Félix cesó en el cargo y llegó el nuevo procurador, Porcio Festo, este último marchó de Cesarea a Jerusalén en su primera visita y los jefes de los sacerdotes le presentaron sus acusaciones contra Pablo y le pidieron que lo hiciera traer a Jerusalén, pues esta vez también tenían preparados sicarios para matarle, pero en el camino. Sin embargo, Festo, previamente informado de la maquinación, les replicó que bajasen ellos con él (con Festo) a Cesarea y allí presentasen sus acusaciones contra Pablo. En Cesarea, por tanto, tuvo lugar una nueva vista, con acusaciones de los judíos y autodefensa de Pablo. Y cuando Festo, que como recién llegado al cargo deseaba congraciarse con los judíos y al mismo tiempo hacer justicia a Pablo, le preguntó a éste si quería subir a Jerusalén y ser juzgado allá de todas esas acusaciones, Pablo, cansado ya de tantas dilaciones y temeroso también de las intenciones de los judíos, le respondió: “Estoy ante el tribunal del César; y en él debo ser juzgado. Ninguna injuria he hecho a los judíos, como tú bien sabes. Si he cometido alguna injusticia o crimen digno de muerte, no rehuso morir. Pero si no hay nada de todo eso de que me acusan, nadie puede entregarme a ellos. Apelo al César”. Con dicha apelación, Pablo estaba haciendo uso de los derechos judiciales de su ciudadanía romana, en concreto del “ius appellationis” o derecho de apelación en última instancia a la justicia directa del emperador en aquellos casos que podían implicar la pena capital. De este modo, él mismo sustraía su proceso de las autoridades religiosas judías, por lo que Festo, tras deliberar con sus consejeros, respondió a Pablo: “Bien. Has apelado al César. Pues al César irás”. La apelación, en efecto, tenía que seguir su curso según el procedimiento judicial romano. En consecuencia, algunos días después, entregaron a Pablo y a otros presos en manos de un centurión llamado Julio, de la cohorte de Augusto, y de un grupo de soldados a su mando, y se embarcaron rumbo a Italia. Ya en Roma, a Pablo se le permitió residir en una casa alquilada por sus correligionarios cristianos, con un soldado que tenía el encargo de custodiarle. Allí recibió las visitas de numerosos cristianos de la capital. Convocó también a las personalidades judías de Roma y les explicó su caso (seguramente los judíos de Roma todavía no habían recibido instrucciones concretas de los judíos de Jerusalén sobre este asunto); y en otras reuniones con ellos les expuso la doctrina cristiana, pero en general a estos judíos no logró convencerles. Pablo gozó durante casi 3 años (59-61) de una libertad vigilada que le permitió predicar y evangelizar en la capital romana; pero en ese punto acaba el relato sagrado de los Hechos de los Apóstoles, sin suministrar ningún dato acerca del desenlace del proceso judicial de Pablo.

eettiicc@yahoo.es
24/07/2017, 08:55
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 91]
¿Fue Pablo absuelto en este proceso judicial? El pretor que debía fallar la causa era Afranio Burro, hombre de gran rectitud y amigo del filósofo Séneca (ambos habían sido preceptores de Nerón, y ambos serían obligados después a envenenarse por orden de éste). Por otro lado, no conviene olvidar que los judíos de Roma llegaron a tener mucha influencia en el círculo del emperador durante esos años. La madre de Nerón, Agripina, probablemente era filojudía, aunque había muerto (había sido desterrada y asesinada en el año 59 por orden de su hijo, Nerón, que envió a un centurión para que la matara). Pero la nueva esposa del emperador, Popea Sabina, parece ser que también profesaba la religión judía o que favorecía abiertamente a los judíos. Nerón se casó con ella tras repudiar a su mujer Octavia, a la que hizo desterrar y luego matar, acusándola falsamente de adulterio. Nerón estuvo muy enamorado de Popea al principio, pero también ella caería víctima finalmente de la crueldad mental maniacodepresiva del emperador, unos años más tarde. El caso es que por esas fechas, de la estancia de Pablo en Roma, no es nada improbable que los judíos de la capital imperial (instigados por los de Jerusalén) influyesen para que el proceso se dilatara y Pablo continuase en prisión. Pero según se desprende de un escrito enviado por Pablo al discípulo Timoteo, parece evidente que Nerón lo declaró inocente y lo puso en libertad (Segunda epístola de Pablo a Timoteo, capítulo 4, versículos 16 y 17).

eettiicc@yahoo.es
25/07/2017, 07:47
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 92]
Entretanto, en Judea, Porcio Festo había muerto en el cargo al final del año 61, no mucho después de la partida de Pablo hacia César. Sólo ejerció su mandato durante dos años aproximadamente, pero, según Josefo, se destacó por haber suprimido a los bandidos terroristas conocidos como los sicarios (varones de puñal), y trató por otros medios de hacer que se cumpliese la ley romana. En comparación con la opresiva administración de Félix, en términos generales, la de Festo se consideró positiva. Murió mientras todavía estaba en funciones, y le sucedió Albino. En el interregno de la muerte de Festo, y antes de la llegada del nuevo procurador, Albino, hubo un intervalo de tiempo de gran anarquía en Jerusalén. En dicho intervalo, el sumo sacerdote que antes había acosado a Pablo, Ananías (Anano, Anán o Anás), hijo del Anás mencionado en los evangelios, empleó de nuevo a las bandas de sicarios contra sus enemigos, e hizo asesinar al prominente discípulo cristiano Santiago, hermano materno de Jesús el Nazareno y “columna espiritual” para sus hermanos de fe de Jerusalén en aquel entonces. El historiador Josefo explica que durante el intervalo entre la muerte del gobernador Festo y la llegada de su sucesor, Albino, el sumo sacerdote Anán (Ananías) “reunió el Sanedrín, llamó a juicio al hermano de Jesús (el denominado Cristo) cuyo nombre era Jacobo (o Santiago), y con él hizo comparecer a varios otros, los acusó de ser infractores a la ley y los condenó a morir apedreados” (Antigüedades judaicas, libro XX, capítulo IX, sección 1). Es posible que durante ese momento histórico quedara bastante mermada la actividad apostólica en Jerusalén, que hasta entonces había sido el centro directriz de la evangelización y de la actividad cristiana de todos los grupos de seguidores de Jesucristo del primer siglo de nuestra era en todo el mundo conocido o influenciado por la cultura romana. El testimonio de Eusebio de Cesarea, en su Historia Eclesiástica (volumen III), aunado al texto bíblico de los Hechos de los Apóstoles, capítulo 21, versículo 18, permiten suponer que entre los años 56 y 66 hubo una cuasi completa ausencia en Jerusalén de los apóstoles de Jesucristo que todavía vivían. El historiador Eusebio informó que “antes del año 66 los apóstoles sufrieron mil asechanzas de muerte y fueron expulsados de la tierra de Judea. Sin embargo, con el poder de Cristo dirigieron sus pasos hacia todas las naciones para enseñar el mensaje”. Las sagradas escrituras parecen armonizar con lo que Eusebio dice. Por ejemplo, para el año 62, el apóstol Pedro se encontraba en Babilonia, lejos de Jerusalén, como se desprende de su primera epístola, capítulo 5, versículo 13. De todas formas, desde el año 56 hasta probablemente el 66, un cuerpo de cristanos maduros (no apóstoles) debió seguir activo en Jerusalén y así proveer algunas directrices, junto con algunos apóstoles sobrevivientes dispersos por las naciones (como Pedro, Pablo y quizás también Juan), para el resto internacional de los discípulos de Cristo.

eettiicc@yahoo.es
25/07/2017, 10:27
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 93]
Cuando llegó a Judea el nuevo procurador Albino, sobre el año 62, hasta el año 64, El rey Agripa II, que aunque no reinaba en Judea tenía la potestad de ejercer la superintendencia del Templo de Jerusalén, se puso de acuerdo con el nuevo procurador romano y destituyó al sumo sacerdote Ananías a causa de sus crímenes, sin tomar mayores medidas contra él. Pero hacia el comienzo de la gran sublevación judía de los años 66-70, parece que ciertos elementos de la población hebrea persiguieron a Ananías debido a su colaboración con las autoridades romanas, y, aunque se escondió en un acueducto, lo descubrieron y lo mataron. En cuanto al procurador Albino, éste cayó pronto en la corrupción, aumentó considerablemente los impuestos, y las bandas de zelotes y sicarios proliferaron a sus anchas en Judea. Muchos de esos bandidos, capturados por los consejos locales o por los anteriores procuradores, salían fácilmente de la cárcel mediante el pago de un rescate; y sólo aquéllos cuya familia o correligionarios no daban dinero permanecían presos. De este modo, las bandas de sicarios más y mejor organizadas proseguían sus ajustes de cuentas y sus crímenes con total impunidad. Entre los personajes influyentes y poderosos de la sociedad judaica, cada uno organizaba su propia banda para su servicio personal, y Albino cobraba su parte de todos ellos. Dice el historiador Josefo en su obra “La guerra de los judíos”, volumen II: “Los poderosos se atrajeron a Albino con dinero, de tal manera que les concedió impunidad para realizar sus actos subversivos y el sector del pueblo al que no le gustaba estar en paz se unió al grupo de cómplices de Albino. Cada uno de estos criminales tenía a sus órdenes una banda que dirigía como un jefe de bandidos o como un tirano, y se servía de sus hombres para hacer saqueos entre la gente honrada. Como consecuencia de ello las víctimas de estos atropellos no decían nada sobre unos hechos que tendrían que causarles indignación, mientras que los que aún no habían sido afectados, por miedo a que a ellos les pasara lo mismo, adulaban a esta gente, que merecía ser castigada. En resumen, en ningún sitio se podía hablar con libertad, en muchos aspectos existía una tiranía y las semillas de la futura destrucción habían sido esparcidas por entonces por la ciudad”. Pero el terror en Judea no había hecho más que empezar. Cuando Albino fue sustituido en el año 64 por el procurador Gesio Floro, puede decirse que el “problema judío” entró en la recta final, que llevó a la gran sublevación del año 66 y poco después a la catástrofe definitiva.

eettiicc@yahoo.es
25/07/2017, 17:18
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 94]
En el año 64 ocurrió en Roma un trágico suceso aparentemente fortuito, a saber, un devastador incendió que destruyó varias barriadas de la ciudad. Aunque se hubiera originado de modo accidental, el populacho quería responsables y culpables, y empezaron a correr rumores de que se había visto a cuadrillas de individuos atizando las llamas y de que los “marineros-bomberos” de la cohorte urbana contra incendios actuaron con manifiesta negligencia. Se acusaba, por otro lado, al propio Nerón, cuya megalomanía urbanística y sus deseos de reurbanizar la ya congestionada Roma eran de todos conocidos. También se inculpaban a los comerciantes sirios y judíos, de algunas de cuyas tiendas se decía que pudo partir el foco originario del incendio. Parece ser que la emperatriz filojudía Popea y otros allegados suyos del círculo imperial neroniano consiguieron desviar las sospechas que recaían sobre los judíos y pronto encontraron unos culpables más apropiados: los cristianos de Roma. Los agentes neronianos se encargaron de esparcir la calumnia entre la plebe romana y se desencadenó poco después una violenta persecución en la que fueron detenidos centenares de cristianos de toda edad y condición social, los cuales, para complacer las ansias de venganza y los bajos instintos de la plebe, fueron arrojados a las fieras en el anfiteatro (vestidos con pieles de animales y expuestos a hambrientos perros de presa) o crucificados y embadurnados de pez e incendiados para que sirvieran de luminarias en los jardines imperiales que el propio Nerón prestó para la ocasión. En esta persecución local, circunscrita tan sólo a la ciudad de Roma según parece, la propia tradición cristiana sugiere que perecieron también dos de las principales columnas de apoyo de la comunidad cristiana global, esto es, Pablo (año 65), decapitado en la prisión en la que se encontraba tras ser nuevamente detenido, y el anciano Pedro, que fue crucificado.

eettiicc@yahoo.es
26/07/2017, 11:11
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 95]
Ante la terrible persecución que sufrieron los cristianos primitivos de Roma en los años 64 y 65, a causa de la cual posiblemente murieron centenares de ellos, cabe preguntarse si en verdad tuvieron alguna clase de protección divina o, si por el contrario, al igual que los judíos palestinenses, fueron abandonados a su suerte. La evidencia histórica y documental que tenemos a nuestra disposición indica que los cristianos de Roma, en conjunto, permanecieron fieles a la guía divina en aquellos fatídicos tiempos. Por ejemplo, Tácito (56-120 de nuestra era) tendría unos 7-8 años de edad cuando ocurrió el gran incendio de Roma (julio del 64), el cual duró 6 días y quemó más de la cuarta parte de la ciudad. Por lo que se sabe, debió criarse en la Galia Narbonense (provincia romana cuyo territorio se extendía, aproximadamente, desde los Pirineos hasta Marsella), de familia aparentemente ecuestre (relacionada con la caballería imperial) y de parientes cercanos con cargos importantes, tal vez de procuraduría de la Galia belga en algún caso. Cornelio Tácito, más exactamente, llegó a ser historiador, senador, cónsul y gobernador en el Imperio romano. Sus obras más importantes son Los Anales, Las Historias, Germania y Agrícola, y sus referencias a Cristo y a los cristianos se encuentran fundamentalmente en Los Anales. Hacia el año 77 inició su carrera política, que habría de ser muy regular, y él mismo cuenta en “Las Historias” que la comenzó con Vespasiano y que fue favorecida sucesivamente por Tito y por Domiciano. Su obra “Los Anales” fue escrita quizás entre los años 114 y 119, es decir, en fecha cercana a la muerte del autor; y en ella se narra la historia de los césares desde Augusto hasta Nerón, un total de 54 años (desde la muerte de Augusto, en agosto del 14, hasta la muerte de Nerón, en junio del 68 de nuestra era). Como género historiográfico, Los Anales se caracterizan por referirse a hechos alejados del tiempo vivido por su autor. Por lo tanto, esta obra viene respaldada por un gran trabajo de documentación e investigación escrita y oral por parte de Tácito, lo cual no excluye que éste estuviera bastante influenciado por la mala opinión general y popular que existía en todo el imperio romano acerca de los cristianos, especialmente porque la obra se comenzó a escribir durante el reinado del anticristiano emperador Trajano.

eettiicc@yahoo.es
26/07/2017, 18:05
Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 96]
Desde su orientación anticristiana, Tácito, tratando de ser un historiador objetivo pero teniendo que recurrir en algunos casos a fuentes tendenciosas que presentaban una visión distorsionada de la realidad, sobretodo en lo referente a Cristo y a sus seguidores, escribió hacia el año 116, en una página de su obra final, Los Anales, libro 15, capítulo 44, hablando del gran incendio de Roma en julio del 66: “En consecuencia, para deshacerse de los rumores (se sobreentiende: Rumores populares que acusaban al emperador), Nerón culpó e infligió las torturas más exquisitas a una clase odiada por sus abominaciones, quienes eran llamados cristianos por el populacho. Cristo, de quien el nombre tuvo su origen, sufrió la pena máxima durante el reinado de Tiberio a manos de uno de nuestros procuradores, Poncio Pilato, y la superstición muy maliciosa, de este modo sofocada por el momento, de nuevo estalló no solamente en Judea, la primera fuente del mal, sino incluso en Roma, donde todas las cosas espantosas y vergonzosas de todas partes del mundo confluyen y se popularizan. En consecuencia, el arresto se hizo en primer lugar a quienes se declararon culpables; a continuación, por su información, una inmensa multitud fue condenada, no tanto por el delito de incendiar la ciudad como por su odio contra la humanidad (se sobreentiende: La multitud condenada, evidentemente a muerte de martirio, estaba formada por cristianos, a los que calumniosamente se les atribuía el epíteto de “odiadores de la humanidad” por el simple hecho de que no participaban en las habituales inmoralidades y perversiones del populacho)”. Los estudiosos consideran que la referencia de Tácito a los cristianos establece tres hechos independientes sobre la Roma del tiempo de Nerón: La existencia de un número considerable de cristianos en Roma, que era posible distinguir entre los cristianos y los judíos en Roma y que los paganos de la época hicieron una conexión entre el cristianismo en Roma y su origen en la Judea romana.

eettiicc@yahoo.es
27/07/2017, 10:47
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 97]
Nerón logró su propósito de evadir los rumores acusatorios que se levantaron contra él por medio de culpar a los cristianos de la destrucción incendiaria de Roma, pero curiosamente nunca los proscribió ni prohibió la práctica de la religión cristiana en el Imperio. Por lo tanto, cabe preguntarse porqué fueron tan cruelmente perseguidos por los romanos. El historiador Will Durant ofrece la siguiente respuesta: “Porque las pequeñas comunidades cristianas, con su piedad y su decoro, constituían una constante censura para el mundo pagano ávido de placeres”. En efecto, el contraste entre el cristianismo altruísta y el derramamiento gratuíto de sangre en los combates de gladiadores difícilmente podía ser más grande. En consecuencia, la plebe romana no podía perder esa oportunidad de librarse de los cristianos y de este modo acallar su conciencia. Además, los romanos creían que una de las razones de su poderío militar, prácticamente invencible, era la adoración que ellos profesaban a todas las deidades. Por este motivo, se les hacía difícil de comprender y admitir la exclusividad del monoteísmo cristiano y su rechazo a todos los demás dioses, incluida la adoración al emperador. No es de extrañar que Roma viera en el cristianismo, pues, una influencia que podía socavar los mismísimos fundamentos del Imperio.

eettiicc@yahoo.es
28/07/2017, 08:17
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 98]
La persecución que se levantó contra los cristianos en Roma, en los días de Nerón, alcanzó niveles de verdadera ignominia. Tácito también informó al respecto: “Los cristianos murieron por métodos de burla; algunos fueron cubiertos con pieles de bestias salvajes y entonces despedazados por perros, algunos fueron clavados en postes de madera, algunos fueron encendidos como antorchas para iluminar de noche. Aunque fueran culpables y merecieran los máximos castigos (se sobreentiende: Tácito presuponía alguna clase de culpabilidad por parte de los cristianos debido a los falsos rumores y calumnias que acerca de los mismos hicieron correr judíos y filojudíos, y los cuales rumores y maliciosos testimonios pronto fueron asimilados y aceptados por los plebeyos romanos debido a los remordimientos de conciencia que sus inmoralidades les producían al atisbar la muda y sutil denuncia de la conducta pura y sana de los cristianos), provocaban la compasión, ante la idea de que perecían no por el bien público, sino por satisfacer la crueldad de uno solo (se sobreentiende: De Nerón)”. Por consiguiente, cabe preguntarse: ¿De qué manera fueron bendecidos y protegidos por Dios aquellos cristianos primitivos, dado que murieron en olor de gran indignidad y vejación por causa de su fidelidad a la guía divina?

Josafat
28/07/2017, 08:29
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 1]
La palabra “pseudoveltíosis” proviene de la fusión de los términos griegos “pseudo” (falsa o falso) y “veltíosi” (mejora o mejoría), y la palabra “natanatórica” proviene igualmente de la fusión de los vocablos griegos “na” (hacia) y “tánatos” (muerte pacífica y lenta, no rápida y por causas violentas tales como accidentes, guerras, peleas y así por el estilo). Por lo tanto, podemos definir la PSEUDOVELTÍOSIS NATANATÓRICA (PN) como la falsa impresión de mejoría en la salud psicofísica que precede a la muerte de un enfermo en estado de agonía. Es un fenómeno relativamente frecuente en este tipo de pacientes terminales, aunque no siempre se presenta en todo caso. Dicho fenómeno se conoce vulgarmente como “Mejoría de la muerte” y, según la Wikipedia, el término hace referencia a una pseudomejora que se produce poco tiempo antes de que una persona moribunda fallezca. Es una mejoría muy engañosa y en muchos casos llega a desconcertar sobre todo a los allegados de esta persona o incluso a quienes la atienden, ya que ésta puede ser confundida con la recuperación de un proceso agónico. Con los avances de la medicina, se retarda más la muerte y se puede valorar mejor este fenómeno en enfermos terminales, pero hasta la fecha poco se sabe de las causas profundas de esta mejoría salvo que también la presentan algunos animales. Es por esto que han proliferado todo tipo de hipótesis científicas, filosóficas, místicas y religiosas que intentan explicarla, como las especulaciones de que sería una última toma de energía para llevarla al más allá o un último intento del cuerpo para vivir o para prepararse ante lo que se le avecina. Por otra parte, la manifestación de este fenómeno es además muy variada.

No conocía estos términos científicos y no me son de utilidad para nada. Datos para la papelera de reciclaje.

eettiicc@yahoo.es
28/07/2017, 09:49
No conocía estos términos científicos y no me son de utilidad para nada. Datos para la papelera de reciclaje.

Bueno, en fin, cada cual toma o deja a un lado lo que valora subjetivamente como útil o inútil. No obstante, conozco casos, y el mío es uno de ésos, en los que se produjo una búsqueda infructuosa en las papeleras por algo que se había desechado pero que luego llegó a ser de mucho interés particular. Saludos.

eettiicc@yahoo.es
28/07/2017, 09:49
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 99]
Para poder responder a esta pregunta, primero tenemos que reflexionar en cómo fue la muerte del fundador del cristianismo, Jesús de Nazaret. Los evangelios informan claramente que Jesucristo padeció una muerte ignominiosa y vejatoria; una muerte que, a los ojos del propio procurador Poncio Pilato (quien trató infructuosamente de librarlo de ella), era del todo injusta. Pero el Maestro había dicho previamente a sus discípulos: “Miren. Yo los envío a ustedes como ovejas en medio de lobos. Sean, pues, astutos como serpientes, aunque también sencillos (se sobreentiende: Sin intenciones retorcidas) como palomas. Tengan cuidado, porque los entregarán a las autoridades, los golpearán en las sinagogas y hasta los presentarán ante gobernadores y reyes por causa mía (se sobreentiende: Por el motivo de ser obedientes a la guía divina dada mediante Cristo Jesús); así podrán dar un testimonio de mí delante de ellos y de los paganos (se sobreentiende: Dios permitiría esta situación adversa para los cristianos a fin de que éstos pudieran hablar del Evangelio, o Buenas Nuevas, a personas de alto rango gubernamental y social). Pero cuando los entreguen a las autoridades, no se preocupen ustedes por lo que han de decir o cómo han de decirlo, porque cuando les llegue el momento de hablar, Dios les dará las palabras (se sobreentiende: Esto confirma la importancia de ese habla testimonial que los cristianos habrían que emitir delante de gobernantes y reyes, al objeto de que esas personas de alto nivel social fueran informadas acerca del Dios verdadero, de su guía y de sus designios o propósitos). Pues no serán ustedes quienes hablen, sino que el Espíritu de su Padre hablará por ustedes. Los hermanos entregarán a la muerte a sus hermanos, y los padres a sus hijos; y los hijos se volverán contra sus padres y los matarán (se sobreentiende: Aquí se advierte de que vendrían situaciones en las que los familiares allegados de algún cristiano serían los primeros en repudiarlo por su fe y en desear su muerte o en matarlo directamente). Todo el mundo los odiará a ustedes por causa mía; pero el que se mantenga firme hasta el fin, se salvará (se sobreentiende: Hacia el fin del primer siglo de nuestra era, el cristianismo se había extendido por todo el mundo conocido, pero la gran mayoría de los humanos lo rechazaban y lo odiaban, puesto que obraba como una conciencia colectiva molesta que hacía resaltar la impiedad de la gente en general; no obstante, en aquel entonces, todo cristiano que deseara salvarse, o ser aprobado por Cristo, debía mantener su fidelidad a la guía cristiana hasta el fin de su vida). Cuando los persigan en una ciudad, huyan a otra; pues les aseguro que el Hijo del hombre vendrá antes de que ustedes hayan recorrido todas las ciudades de Israel (se sobreentiende: La sagrada escritura conecta la Venida del Hijo del hombre, o Segunda Venida de Cristo, con una época de juicio final, de manera que las palabras proféticas precedentes parecen referirse a la víspera del fin del mundo, todavía en el futuro. Además, en efecto, todo parece indicar que los cristianos primitivos no tuvieron tiempo de recorrer todas las ciudades palestinenses antes del final calamitoso y definitivo que le sobrevino a Jerusalén en el año 70; y al presente tampoco parece que la situación sociopolítica de la actual zona palestinense permita que este enclave geográfico pueda ser fácilmente recorrido con el mensaje de las buenas nuevas acerca de Cristo)” (Evangelio según Mateo, capítulo 10, versículos 16-23; Versión popular de la Biblia, también denominada “Dios Habla Hoy”, de 1996).

eettiicc@yahoo.es
28/07/2017, 16:31
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 100]
Otro pasaje sagrado clave, que pudiera permitirnos responder a la pregunta anterior, es el siguiente: «La madre de los hijos de Zebedeo, junto con sus hijos, se acercó a Jesús y se arrodilló delante de él para pedirle un favor. Jesús le preguntó: “¿Qué quieres?”. Ella le dijo: “Manda que en tu reino uno de mis hijos se siente a tu derecha y el otro a tu izquierda” (se sobreentiende: Esta mujer, que pudiera haber sido pariente más o menos lejana de Jesucristo o amiga de su familia, conocedora de las profecías mesiánicas al igual que la mayoría de los judíos de aquel tiempo, puesto que se leían y se comentaban en las sinagogas, sabiendo de los milagros del Maestro de Nazaret y de cómo su genealogía lo hacía descendiente de David y por ende un candidato al trono de Israel, estaba convencida de que Jesucristo sería el rey mesiánico del prometido reino de Dios, o el gran monarca perteneciente a la descendencia de Abrahán y que consecuentemente traería bendiciones y liberación a Israel y a todas las naciones de la Tierra que mostraran buena voluntad; por eso se apresuró a pedir a Jesús un favor especial para sus dos hijos Santiago y Juan, quienes formaban parte de los 12 apóstoles escogidos). Jesús contestó: “Ustedes no saben lo que piden. ¿Pueden beber el trago amargo que voy a beber yo?” (se sobreentiende: En otras partes de la sagrada escritura se presenta al Mesías como un gobernante justo, de probada fidelidad a la guía divina; y tal aprobación le sería concedida tras sobrepasar exitosamente una muerte de mártir; y algunos doctos bíblicos relacionan esta admirable acción de fidelidad del Mesías frente a una muerte ignominiosa con el sacrificio que Dios le pidió a Abrahán concerniente al ofrecimiento de su hijo Isaac en holocausto, el cual no llegó a materializarse debido a la compasión divina hacia el patriarca, pero que sí se materializó en el caso del Padre para con su Hijo en el interés del rescate de la humanidad del pecado y la muerte). Ellos dijeron: “Podemos”. Jesús les respondió: “Ustedes beberán este trago amargo (se sobreentiende: La mayoría de los apóstoles sufrieron muertes de mártires, y esta suerte se extendió también a muchos cristianos primitivos, como los cristianos romanos de la época de Nerón), pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me corresponde a mí darlo, sino que se les dará a aquéllos para quienes mi Padre lo ha preparado (se sobreentiende: Como bien apuntó el apóstol Pablo, los cristianos que permanecieran fieles ante una muerte de mártir, o que aguantaran fieles hasta el fin de sus vidas, recibirían una corona simbólica de autoridad sobre las gentes de las naciones tras el juicio final, y era muy necesario que los merecedores de tal corona hubieran sido refinados hasta el límite, a fin de tener la garantía de que no llegarían a tiranizar a nadie desde su puesto de autoridad)”. Cuando los otros diez discípulos oyeron esto, se enojaron con los dos hermanos (se sobreentiende: En aquellos momentos, los apóstoles eran seguidores inmaduros de Cristo, con pretensiones de jefatura mundanal o alejada de la norma divina; de ahí que todos ellos necesitaran duras pruebas de refinamiento en sus puntos de vista afectados por la cultura religiosa farisaica). Pero Jesús los llamó, y les dijo: “Como ustedes saben, entre los paganos los jefes gobiernan con tiranía a sus súbditos, y los grandes hacen sentir su autoridad sobre ellos. Pero entre ustedes no debe ser así. Al contrario, el que entre ustedes quiera ser grande, deberá servir a los demás; y el que entre ustedes quiera ser el primero, deberá ser su esclavo. Porque, del mismo modo, el Hijo del hombre no vino para que le sirvan, sino para servir y para dar su vida en rescate por una multitud”» (Evangelio según Mateo, capítulo 20, versículos 20-28; Versión popular de la Biblia, también denominada “Dios Habla Hoy”, de 1996).

eettiicc@yahoo.es
29/07/2017, 09:29
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 101]
Observamos que hasta Pilato sintió cierta aversión por la injusticia hecha a Jesús, al punto de intentar librarlo de la pena capital; e igualmente Tácito, de mentalidad decididamente anticristiana, refleja en sus escritos que las torturas y vejaciones a las que fueron sometidos los cristianos romanos del tiempo de Nerón inspiraban lástima en algunos espectadores. Por lo tanto, cabe preguntarse: ¿Cómo se vieron estas escenas en los tribunales celestiales? Evidentemente, debieron verse con indignación y con deseos de llevar a cabo una retribución merecida sobre los culpables. ¿Y quiénes eran los culpables? Obviamente, los responsables de tales atropellos eran las fuerzas inteligentes demoníacas y los humanos que formaban parte de la simiente de la serpiente simbólica o satánica, esto es, la gran mayoría de la humanidad. Sin embargo, en la misericordia divina, muchos seres humanos pertenecientes a la simiente serpentina pero ignorantes del alcance de sus acciones iban a tener la oportunidad de reconciliarse con Dios mediante el sacrificio redentor de Cristo y gracias a la tarea cristiana de evangelización mundial. Pero para las inteligencias demoníacas, y para algunos humanos pecadores voluntariosos e inamovibles del error, no habría ninguna posibilidad de obtener la misericordia divina, como parece desprenderse de las siguientes palabras de Jesucristo: “En verdad os digo que todos los pecados serán perdonados a los hijos de los hombres, y las blasfemias con que blasfemen, pero cualquiera que blasfeme contra el Espíritu Santo no tiene jamás perdón (se sobreentiende: Algunos doctos consideran que aquí la expresión “Espíritu Santo” se refiere a la actividad divina puesta en evidencia tangible, como los milagros, los cuales son incontestables y no se pueden negar; por lo tanto, la blasfemia o falta de respeto o negación cínica por parte de los testigos presenciales de estas evidencias, mediante palabras y acciones que impliquen una absoluta y total falta de consideración al respecto, puede suponer un pecado mortal irreversible, esto es, un juicio de muerte irrevocable en los tribunales celestiales; se trataría de un pecado que no puede ser remitido o borrado ni siquiera con la aplicación meritoria del sacrificio de rescate de Jesucristo), sino que es culpable de pecado eterno” (Evangelio según Marcos, capítulo 3, versículos 28-29; Biblia de las Américas, edición de 1986).

eettiicc@yahoo.es
30/07/2017, 07:31
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 102]
Si bien, desde el prisma de la sagrada escritura, los cristianos mártires del primer siglo de nuestra era pasaron con éxito su examen espiritual y consiguieron la aprobación y la bendición divinas (puesto que aportaron sus muchos granos de arena a favor de la causa de la simiente de la mujer simbólica e inclinaron definitivamente la balanza judicial en beneficio de la misma y en detrimento de la causa de la simiente de la serpiente simbólica en los tribunaces celestiales), éste no fue el caso general de los judíos palestinenses de la época, quienes estaban irremediablemente alejados de la norma de Dios y fueron colectivamente culpables (más o menos directamente) del asesinato del Mesías y de la mayoría de las grandes persecuciones malvadas sufridas por los cristianos primitivos. El abandono de toda protección divina sobre la mayor parte de la descendencia abrahámica, siempre reacia al consejo de los profetas, llevó a que la presión de las autoridades romanas sobre el pueblo judío se hiciera más pesada y agobiante con el transcurso de los meses, llegando a su punto máximo a mediados de la década de los años 60 del primer siglo. En efecto, hacia el año 63 se produjo una galopante serie de abusos contra los judíos, contra la casta sacerdotal y contra la propia religión judaica, los cuales culminaron en la Gran Rebelión (o Gran Revuelta) Judía del año 66. Esta Gran Rebelión introduciría una situación de “tribulación magna”, que culminaría en el año 70 con la definitiva y total destrucción de Jerusalén y de su Templo.

eettiicc@yahoo.es
30/07/2017, 08:39
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 103]
Es significativo que Nerón concediera al apóstol Pablo la exoneración de los cargos que los judíos presentaron contra él al principio, cuando hizo su apelación al César, pero muy pocos años más tarde, después del matrimonio de este emperador con la filojudía Popea, la mentalidad de Nerón cambió con respecto a los cristianos y como consecuencia sobrevino contra los seguidores de Jesucristo la gran persecución romana de la segunda mital del año 64. El historiador judío Joseph ben Matityahu, más conocido como Flavio Josefo, afirmó sin ninguna timidez que Popea Sabina, la mujer y amante de Nerón, fue una fanática prosélita judía y devota practicante del culto hebreo, que defendió y abogó siempre por los intereses de los israelitas ante el líder romano. Por ese motivo, algunos historiadores han discernido que fue Popea y el grupo de filojudíos que la secundaba quienes fundamentalmente incitaron a Nerón hasta convertirlo en un implacable perseguidor de los cristianos. Por ende, el apóstol cristiano Pablo fue detenido tras su puesta en libertad y poco después fue decapitado por orden del emperador. Obviamente, existía una animosidad asesina contra los cristianos en la mente de los judíos fervorosos del primer siglo, probablemente alimentada por muchos maestros religiosos hipócritas del judaísmo. Pero el devenir inmediato de los aconteceres históricos no iba a resultar nada favorable para las convicciones judaicas de aquellos tiempos, a pesar de que sus adalides utilizaran las tretas más astutas y sofisticadas en su beneficio. Por ejemplo, en Judea, a finales del año 64, llegaba como nuevo procurador Gesio Floro, quien desde el primer momento mostró la misma corrupción y venalidad que algunos de sus antecesores. Pero hizo aún más: a partir de determinado momento (como si hubiera recibido instrucciones reservadas para ello) practicó una política de continua provocación hacia todo el pueblo judío en general. Ello permite barajar la posibilidad de que la cambiante política del círculo imperial neroniano hubiera penduleado, inclinándose repentinamente en sentido antisemita. Esto puede verse confirmado por el hecho de que, en el año 66, Nerón mató a patadas a su esposa Popea, que estaba embarazada, durante una discusión doméstica; y es posible que los judíos perdieran con ello a su principal valedora y al mismo tiempo el favor imperial que habían tenido hasta entonces y se vieran nuevamente hostigados tanto en Roma como en la propia Judea a través de Gesio Floro, que actuaba con una hostilidad descubierta. En ese mismo año (66) Nerón falló un pleito entre los grecosirios y los judíos de Cesarea, en contra de estos últimos. Por lo tanto, era evidente que los hebreos ya no contaban con valedores importantes en el círculo imperial. Por lo demás, el propio Nerón despreciaba a todas las religiones, aunque era bastante supersticioso (según el historiador Suetonio, sólo veneraba a una muñeca que le había regalado un hombre del pueblo asegurándole que protegería a su dueño de todo tipo de conspiraciones; y como por entonces se produjo una fallida conjura contra él, Nerón no dejó de tributar honores divinos y sacrificios diarios a su supuesta muñeca protectora).

eettiicc@yahoo.es
30/07/2017, 09:45
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 104]
La gestión y actuación de Gesio Floro como procurador fue en todo caso la más desastrosa y funesta de todas las habidas hasta entonces en Judea. El bandidaje proliferó todavía más y el propio Floro parece que cobraba su parte de muchas de estas bandas y que en algunos casos saqueó a través de ellas aldeas y poblaciones enteras, pues los bandidos aparecían en las aldeas más indefensas con el tiempo suficiente para desaparecer antes de que llegaran con cierto retraso aparente los soldados romanos, que a veces se encontraban en ciudades bastante cercanas. Pero nadie se atrevía a ir a Siria para quejarse ante el gobernador general, Cestio Galo; sin embargo, cuando éste acudió a Jerusalén durante una de las fiestas judías, una gran multitud de personas empezó a quejarse a gritos de los abusos de Floro, quien se reía cínicamente de tales quejas. Cestio calmó a la multitud y les prometió que haría que Floro fuera más moderado en lo sucesivo, pero lo cierto es que no hizo nada al respecto y regresó de nuevo a Antioquía. Según el historiador Josefo, Floro buscaba provocar una sublevación general, confiando en que ese mal mayor impediría la investigación sobre sus crímenes. Pero es más verosímil concluir que su política, abiertamente provocativa, estuviera realmente apoyada por el emperador, que probablemente buscaba una excusa para poder confiscar el tesoro sagrado del Templo de Jerusalén (ya que por aquel entonces las arcas imperiales debían de estar exhaustas, pues Nerón había dilapidado y derrochado sumas ingentes de dinero en sus caprichos y veleidades imperiales). En todo este desenvolvimiento histórico parece que se estaba produciendo ahora un inicio de retribución de justicia universal contra el judaísmo de la época, devolviéndose contra ese ala mayoritaria de la descendencia abrahámica aliada a la simiente serpentina todo el atropello que ella misma había perpetrado previamente contra Jesucristo y sus seguidores.

eettiicc@yahoo.es
30/07/2017, 15:03
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 105]
En este punto, conviene no confundir la malévola actuación anticristiana del judaísmo del primer siglo con el actual judaísmo. Por ejemplo, hacia la Edad Media, y durante la Edad Moderna y parte de la Edad Contemporánea, las actuaciones violentas, exterminatorias y genocidas recayeron más bien en una parte un tanto belicosa de la sociedad denominada “cristiana” (un área extremista de la cristiandad) contra los judíos, quienes llegaron a ser víctimas de las peores tropelías efectuadas en tiempos menos antiguos, la última de las cuales tuvo lugar en la Alemania nazi. También conviene recordar la sublime estupidez cometida por las madres judías involucradas en la chusma inmisericorde que pidió ante Pilato la muerte de Jesucristo y la liberación del bandido llamado Barrabás, clamando a voz en cuello que la sangre del hombre de Nazaret cayera sobre sus cabezas y sobre las de sus hijos o descendientes. Si tales maldiciones autoimpuestas han llegado hasta el siglo XX y se han extinguido en él, no podemos saberlo con exactitud; pero, en todo caso, esa infeliz y provocativa actuación debe ser recordada como una mancha histórica aleccionadora.

eettiicc@yahoo.es
30/07/2017, 15:31
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 106]
Durante la ya malsana procuraduría de Floro se desencadenaron nuevos disturbios en Cesarea que motivaron la retirada de los judíos de esa ciudad a otra cercana, y además el encarcelamiento por este procurador de doce judíos destacados que habían acudido a quejarse provocaron la indignación de los hebreos en Jerusalén. Y por si ello fuera poco para terminar de excitar los ánimos, Floro se apropió de 17 talentos de oro del tesoro del Templo con el pretexto de que el César los necesitaba. Nerón, en efecto, andaba escaso de dinero para sus enormes gastos y dispendios imperiales, pues, entre otros lujos, se había construido un suntuoso palacio, la “Domus Áurea”, en la propia Roma, ocupando una gran parte del recinto urbano de la capital; por consiguiente, el tesoro imperial estaba agotado. Ello condujo a que se aumentaran los impuestos y se recurriera a expolios de todo tipo, y probablemente al deseo de apoderarse también de la totalidad de ese famoso tesoro sagrado judío provocando a través de Floro una sublevación local que justificase el expolio. La multitud judaica, desconocedora de estos contubernios, recorrió las calles de Jerusalén invocando el nombre del César y pidiendo a gritos que se les librara del tirano Floro. Algunos de los amotinados proferían insultos groseros contra el procurador o iban haciendo parodias escarnecedoras con una cesta y pidiendo limosnas “para el pobre y desgraciado Floro”. Éste se dirigió entonces desde Cesarea a Jerusalén con una cohorte de infantería y un destacamento de caballería, y los judíos, viendo que buscaba un pretexto para intervenir militarmente y expoliar la ciudad, cambiaron de táctica y fueron a recibir cordialmente a los soldados y al propio Floro prorrumpiendo en aclamaciones, para así dejar burladas las inicuas intenciones manifiestas del procurador. Pero Floro envió por delante de él a un centurión con 50 jinetes para que ordenaran a los judíos que se retiraran y que no fingiesen ahora cordialidad con alguien a quien habían insultado abundantemente poco antes. La muchedumbre, llena de miedo, se dispersó a sus casas. Floro se alojó entonces en el palacio real de Jerusalén, y al día siguiente se sentó en un estrado delante del edificio. Hizo comparecer a los grandes sacerdotes y a los notables de la ciudad y les ordenó que le entregaran a las personas que le habían insultado públicamente, de lo contrario se tomaría venganza en ellos mismos. Al intentar estos personajes disculpar esos excesos anteriores de las masas, Floro se irritó aún más y envió a sus tropas a saquear una parte de la ciudad alta.

eettiicc@yahoo.es
30/07/2017, 17:08
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 107]
Lo que siguió fue una matanza espantosa, pues los soldados, ávidos de botín, entraron en todas las casas de ese barrio y degollaron a sus ocupantes; la gente huía despavorida por las estrechas callejuelas y los romanos mataban a todo el que se les ponía al alcance; detuvieron a muchas personas pacíficas y las condujeron ante Floro, que mandó azotarlas y luego crucificarlas, y parece que incluso fueron azotados y crucificados algunos judíos con ciudadanía romana, cosa insólita hasta entonces. Josefo testimonia de unos 3600 muertos en aquella trágica jornada, contando mujeres y niños, pues en la matanza del barrio alto ni siquiera se respetó a los recién nacidos. Ésta fue, sin duda, la mayor crueldad que los judíos habían visto cometer a los romanos contra ellos hasta entonces. Por esas fechas, el propio rey Agripa II pasaba por la costa de Palestina de camino hacia Alejandría, adonde acudía a saludar al gobernador de Egipto, Tiberio Alejandro (antiguo procurador de Judea). Su hermana Berenice, en el ínterin, se había desplazado a Jerusalén para realizar una ofrenda religiosa en el Templo. Dice Josefo (en su “Guerra Judaica”, II, 31): “Una gran tristeza se apoderó de Berenice, que se hallaba en Jerusalén y que veía los ultrajes de los soldados. Repetidamente había enviado ella ante Floro a sus oficiales de caballería y a sus guardias personales para que pusieran fin a la matanza. Pero el procurador romano no le hizo caso, pues no pensaba ni en el número de muertos ni en el origen noble de la mujer que le hacía estas súplicas, sino sólo en las ganancias que había obtenido de sus rapiñas. Incluso los soldados llegaron a enfurecerse contra la reina. Las tropas romanas no sólo torturaban y ejecutaban a los prisioneros en su presencia, sino que también la habrían matado a ella si no se hubiera apresurado a refugiarse en el palacio real, donde pasó la noche con su guardia, llena de miedo ante un posible ataque de los soldados. Berenice había viajado a Jerusalén para cumplir una promesa que había hecho a Dios (existe la costumbre de que los que padecen una enfermedad u otro mal hagan voto de abstenerse de beber vino y de afeitarse la cabeza en los treinta días anteriores a aquél en el que van a hacer sus ofrendas). Esto es lo que entonces estaba haciendo Berenice. Acudió descalza delante del estrado de Floro para suplicarle, y, además de no obtener de él ninguna consideración, puso en peligro su propia vida”. Este valeroso comportamiento de Berenice, así como esa insólita religiosidad mencionada por Josefo, dicen mucho de la nobleza de esta mujer, pero también inducen a pensar que quizá se había producido algún cambio personal importante en esta princesa herodiana, y tal vez también en su hermano Agripa, desde aquella ocasión en que, aproximadamente 7 años atrás, escucharon al apóstol cristiano Pablo defeder su causa ante el procurador Porcio Festo.

eettiicc@yahoo.es
30/07/2017, 18:39
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 108]
Acerca de dicha ocasión, el registro histórico sagrado lee: «Festo llegó a tomar su puesto de gobernador, y tres días después se dirigió de Cesarea a Jerusalén. Allí los jefes de los sacerdotes y los judíos más importantes le presentaron una demanda contra Pablo. Le pidieron, como favor especial, que ordenara que Pablo fuera llevado a Jerusalén. El plan de ellos era hacer que lo mataran en el camino; pero Festo contestó que Pablo seguiría preso en Cesarea, y que él mismo pensaba ir allá dentro de poco. Les dijo: “Por eso, las autoridades de ustedes deben ir conmigo a Cesarea, y si ese hombre ha cometido algún delito, allí podrán acusarlo”. Festo estuvo en Jerusalén unos ocho o diez días más, y luego regresó a Cesarea. Al día siguiente ocupó su asiento en el tribunal y ordenó que le llevaran a Pablo. Cuando Pablo entró, los judíos que había llegado de Jerusalén se acercaron y lo acusaron de muchas cosas graves, aunque no pudieron probar ninguna de ellas. Pablo, por su parte, decía en su defensa: “Yo no he cometido ningún delito, ni contra la ley de los judíos ni contra el templo ni contra el emperador romano”. Pero como Festo quería quedar bien con los judíos, le preguntó a Pablo: “¿Quieres ir a Jerusalén, para que yo juzgue allá tu caso?”. Pablo contestó: “Estoy ante el tribunal del emperador romano, que es donde debo ser juzgado. Como bien sabe usted, no he hecho nada malo contra los judíos. Si he cometido algún delito que merezca la pena de muerte, no me niego a morir; pero si no hay nada de cierto en las cosas de que me acusan, nadie tiene el derecho de entregarme a ellos. Pido que el emperador mismo me juzgue”. Festo entonces consultó con sus consejeros, y luego dijo: “Ya que has pedido que te juzgue el emperador, al emperador irás”. Al cabo de algunos días, el rey Agripa y Berenice fueron a Cesarea a saludar a Festo. Como estuvieron allí varios días, Festo contó al rey el caso de Pablo. Le dijo: “Hay aquí un hombre que Félix dejó preso. Cuando estuve en Jerusalén, los jefes de los sacerdotes y los ancianos de los judíos me presentaron una demanda contra él, pidiéndome que lo condenara. Yo les contesté que la autoridad romana no acostumbra condenar a muerte a nadie sin que antes el acusado pueda verse cara a cara con los que lo acusan, para defenderse de la acusación. Por eso, cuando ellos vinieron acá, no perdí tiempo, sino que al día siguiente ocupé mi asiento en el tribunal y mandé traer al hombre. Pero los que se presentaron para acusarlo no alegaron en contra suya ninguno de los delitos que yo había pensado. Lo único que decían contra él eran cosas de su religión, y de un tal Jesús que murió y que Pablo dice que está vivo. Como yo no sabía qué hacer en este asunto, le pregunté a Pablo si quería ir a Jerusalén para ser juzgado de esas cosas. Pero él ha pedido que lo juzgue Su Majestad el emperador, así que he ordenado que siga preso hasta que yo pueda mandárselo”. Entonces Agripa le dijo a Festo: “Yo también quisiera oír a ese hombre”. Y Festo le contestó: “Mañana mismo lo oirás”. Al día siguiente, Agripa y Berenice llegaron y entraron con gran solemnidad en la sala, junto con los jefes militares y los principales señores de la ciudad. Festo mandó que le llevaran a Pablo, y dijo: “Rey Agripa y señores que están aquí reunidos con nosotros: ahí tienen a ese hombre. Todos los judíos me han traído acusaciones contra él, tanto en Jerusalén como aquí en Cesarea, y no dejan de pedirme a gritos su muerte; pero a mí me parece que no ha hecho nada que la merezca. Sin embargo, como él mismo ha pedido ser juzgado por Su Majestad el emperador, he decidido enviárselo. Pero como no tengo nada concreto que escribirle a mi señor el emperador acerca de él, lo traigo ante ustedes, y sobre todo ante tí, oh rey Agripa, para que después de interrogarlo tenga yo algo que escribir. Pues me parece absurdo enviar un preso y no decir de qué está acusado”» (Libro de los Hechos de los Apóstoles, capítulo 25; Versión popular de la Biblia, también denominada “Dios Habla Hoy”, de 1996).

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31/07/2017, 06:49
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 109]
El relato sagrado prosigue: «Entonces Agripa le dijo a Pablo: “Puedes hablar en tu defensa”. Pablo alzó la mano y comenzó a hablar así: “Me siento feliz de poder hablar hoy delante de Su Majestad, oh rey Agripa, para defenderme de todas las acusaciones que los judíos han presentado contra mí, sobre todo porque Su Majestad conoce todas las costumbres de los judíos y las cosas que discutimos. Por eso pido que me oiga con paciencia. Todos los judíos saben cómo viví entre ellos, en mi tierra y en Jerusalén, desde mi juventud. También saben, y lo pueden declarar si quieren, que siempre he sido fariseo, que es la secta más estricta de nuestra religión. Y ahora me han traído a juicio precisamente por esta esperanza que tengo en la promesa que Dios hizo a nuestros antepasados. Nuestras doce tribus de Israel esperan ver el cumplimiento de esta promesa, y por eso adoran a Dios y le sirven día y noche. Por esta misma esperanza, oh rey Agripa, los judíos me acusan ahora. ¿Por qué no creen ustedes que Dios resucita a los muertos? Yo mismo pensaba antes que debía hacer muchas cosas en contra del nombre de Jesús de Nazaret, y así lo hice en Jerusalén. Con la autorización de los jefes de los sacerdotes, metí en la cárcel a muchos de los creyentes; y cuando los mataban, yo estaba de acuerdo. Muchas veces los castigaba para obligarlos a negar su fe. Y esto lo hacía en todas las sinagogas, y estaba tan furioso contra ellos que los perseguía hasta en ciudades extranjeras. Con ese propósito me dirigía a la ciudad de Damasco, autorizado y comisionado por los jefes de los sacerdotes. Pero en el camino, oh rey, vi a mediodía una luz en el cielo, más fuerte que la luz del sol, que brilló alrededor de mí y de los que iban conmigo. Todos caímos al suelo, y oí una voz que me decía en hebreo: SAULO, SAULO, ¿POR QUÉ ME PERSIGUES? TE ESTÁS HACIENDO DAÑO A TI MISMO, COMO SI DIERAS COCES CONTRA EL AGUIJÓN. Entonces dije: ¿QUIÉN ERES, SEÑOR? El Señor me contestó: YO SOY JESÚS, EL MISMO A QUIEN ESTÁS PERSIGUIENDO. PERO LEVÁNTATE, PONTE DE PIE, PORQUE ME HE APARECIDO A TI PARA DESIGNARTE COMO MI SERVIDOR Y TESTIGO DE LO QUE AHORA HAS VISTO Y DE LO QUE TODAVÍA HAS DE VER DE MÍ. TE VOY A LIBRAR DE LOS JUDÍOS Y TAMBIÉN DE LOS NO JUDÍOS, A LOS CUALES AHORA TE ENVÍO. TE MANDO A ELLOS PARA QUE LES ABRAS LOS OJOS Y NO CAMINEN MÁS EN LA OSCURIDAD, SINO EN LA LUZ; PARA QUE NO SIGAN BAJO EL PODER DE SATANÁS, SINO QUE SIGAN A DIOS; Y PARA QUE CREAN EN MÍ Y RECIBAN ASÍ EL PERDÓN DE LOS PECADOS Y UNA HERENCIA EN EL PUEBLO SANTO DE DIOS. Así, oh rey Agripa, no desobedecí la visión del cielo, sino que primero anuncié el mensaje a los que estaban en Damasco, luego a los de Jerusalén y de toda la región de Judea, y también a los no judíos, invitándolos a convertirse, y a volverse a Dios, y a hacer obras que demuestren esa conversión. Por este motivo, los judíos me arrestaron en el templo y quisieron matarme. Pero con la ayuda de Dios sigo firme hasta ahora, hablando de Dios a todos, pequeños y grandes. Nunca les digo nada aparte de lo que los profetas y Moisés dijeron que había de suceder: que el Mesías tenía que morir, pero que después de morir sería el primero en resucitar, y que anunciaría la luz de la salvación tanto a nuestro pueblo como a las otras naciones”. Al decir Pablo estas cosas en su defensa, Festo gritó: “Estás loco, Pablo. De tanto estudiar te has vuelto loco”. Pero Pablo contestó: “No estoy loco, excelentísimo Festo; al contrario, lo que digo es razonable y es la verdad. Ahí está el rey Agripa, que conoce bien estas cosas, y por eso hablo con tanta libertad delante de él; porque estoy seguro de que él también sabe todo esto, ya que no se trata de cosas sucedidas en algún rincón escondido. ¿Cree Su Majestad lo que dijeron los profetas? Yo sé que lo cree”. Agripa contestó: “¿Piensas hacerme cristiano en tan poco tiempo?”. Pablo dijo: “Que sea en poco tiempo o en mucho, quiera Dios que no solamente Su Majestad, sino también todos los que me están escuchando hoy, lleguen a ser como yo, aunque sin estas cadenas”. Entonces se levantó el rey, y también el gobernador, junto con Berenice y todos los que estaban allí sentados, y se fueron aparte a hablar del asunto. Decían entre sí: “Este hombre no ha hecho nada que merezca la muerte; ni siquiera debe estar en la cárcel”. Y Agripa dijo a Festo: “Se podría haber soltado a este hombre, si él mismo no hubiera pedido ser juzgado por el emperador”» (Libro de los Hechos de los Apóstoles, capítulo 26; Versión popular de la Biblia, también denominada “Dios Habla Hoy”, de 1996).

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31/07/2017, 10:39
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 110]
Según la Wiquipedia, el rey Agripa (27-100 de nuestra era) que escuchó la defensa del apóstol Pablo, junto con el procurador Festo, se llamaba originalmente Marcus Julius Agrippa y es más conocido como Herodes Agripa II, bisnieto de Herodes el Grande (74-1 antes de la EC, autor de la matanza de los niños inocentes), nieto de Aristóbulo IV (31-7 antes de la EC) e hijo de Herodes Agripa I (10 antes de la EC – 44 de la EC, asesino del apóstol Santiago). Agripa II se había criado en la corte del emperador Claudio, pero debido a que tenía sólo 17 años cuando murió su padre, no le dieron el reino que éste tenía. Más tarde, cuando murió su tío, el rey Herodes de Calcis, le dieron su principado. El rey Herodes de Calcis se había casado con la hermana de Agripa II, Berenice. Más tarde Claudio le dio a Agripa II la responsabilidad de nombrar al sumo sacerdote de los judíos, y cambió Calcis por algunos principados en la Palestina del norte. Agripa II también recibió el título de rey. Su audiencia con Pablo le hizo exclamar, irónicamente según algunos doctos bíblicos, haber estado a punto de hacerse cristiano; pues las presiones políticas y familiares, así como el matrimonio incestuoso de Agripa II con su hermana Berenice y quizá también su propia carga de hábitos privados contrarios a la limpieza moral y de difícil renunciación, son los mejores argumentos a favor del punto de vista de dichos doctos.

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31/07/2017, 16:14
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 111]
Por su parte, Berenice (28 – aproximadamente 80 o poco más) fue una princesa judía, hija de Herodes Agripa I y hermana del rey Herodes Agripa II, perteneciente a la dinastía herodiana, que gobernó en la provincia romana de Judea entre los años 39 y 92 de nuestra era. Escasos datos sobre su vida han llegado a través de Flavio Josefo, quien narró la historia del pueblo judío y escribió un relato de la gran rebelión judía del 66. Además, se encuentran menciones sobre ella en Tácito, Juvenal, Dion Casio y Suetonio; y en los Hechos de los Apóstoles también se la nombra. Desde el Renacimiento se ha hecho famosa por su tumultuosa vida amorosa, reputación que comenzó a partir de los antiguos autores romanos, quienes se hicieron eco de la desconfianza contemporánea hacia las princesas orientales. Después de una serie de matrimonios fallidos en los años 40, pasó gran parte del resto de su vida en la corte de su hermano Agripa II, entre rumores (aparentemente bien fundados) de la existencia de una relación incestuosa entre ellos. Durante la primera guerra judeo romana, comenzó una relación amorosa con Tito Flavio, hijo de Vespasiano y futuro emperador. Su impopularidad entre los romanos, sin embargo, obligaron a Tito a cesar su relación con Berenice al ascender al trono en el año 79. Cuando él murió, dos años después, Berenice desaparece de la documentación histórica.

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02/08/2017, 10:27
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 112]
En realidad, a pesar de su brevedad, la vida de Tito (39-81, 41 años) estuvo marcada por muchos sucesos históricos significativos, como la guerra judeo-romana empezada en el 66 del primer siglo y culminada con el sitio y la conquista de Jerusalén en el 70. Tito tuvo un papel muy importante en la guerra, como comandante de las fuerzas romanas de asedio y fue él quien dirigió la destrucción de la capital judía y de su Templo, aunque parece que quiso salvar a este útimo debido a su belleza monumental pero las cosas se le escaparon de las manos. Fue en aquellos años cuando Tito conoció a la princesa Berenice, hermana del rey de Judea Agripa II, aliado de Roma. Los dos se enamoraron y empezaron una relación que continuó durante toda la guerra hasta que Tito tuvo que volver a Roma para celebrar el triunfo de su padre Vespasiano en el 71. Cuando se encontraron por primera vez, Tito apenas tenía 28 años y Berenice 39 y había estado casada ya 3 veces. No son muchos los autores antiguos que hablan de la relación amorosa entre el futuro emperador de Roma (Tito) y la princesa oriental (Berenice). Flavio Josefo, historiador judío y uno de los testigos más importantes de la guerra judeo-romana, omite por completo este aspecto de la vida de Tito. Otros historiadores, como Tácito y Suetonio, hablan muy poco de ella. El silencio de los autores demuestra la hostilidad que Berenice suscitaba en la opinión pública romana, que la considerada un potencial peligro para la estabilidad del imperio. Además, circulaban fuertes rumores de que existía una relación incestuosa entre Berenice y su hermano Agripa. Según algunos autores, el tercer matrimonio, que la princesa contrajo con Polemón rey de Cilicia en el año 65, tenía el objetivo de disipar esos rumores. Pero la unión matrimonial no duró casi nada y el año siguiente Berenice abandonó a su marido para volver a la corte de su hermano. En el mismo año 66 tuvo lugar el primer encuentro con Tito. Su relación con Tito evocaba la de Marco Antonio y Cleopatra y, por su personalidad y sus orígenes orientales, a menudo Berenice fue comparada a la reina egipcia: una “Cleopatra en miniatura” como la describe Theodor Mommsen en su obra (es decir, una reina inteligente y carismática que supo jugar bien con la baraja diplomática para esquilmar de Roma buenos dividendos o ganancias a favor de su país). Pero, a pesar de todo, en el 75 Berenice llegó a Roma junto con su hermano; y, en la capital, Agripa recibió los “ornamenta praetoria” (distinción honorífica de pretor) y Berenice vivió en el palacio imperial, reanudando su relación con Tito. Es muy probable que Berenice esperase convertirse en emperatriz casándose con él y por eso se quedó en Roma hasta el 79; y durante su larga estancia actuó y se comportó como una esposa, llegando incluso a participar en algunos “consilia” (asambleas jurídicas y políticas de ordenación del régimen interior romano); su influencia sobre Tito fue muy fuerte y se reflejó también en las condiciones de los judíos y de los cristianos, que durante los reinados de Vespasiano y de Tito pudieron profesar su religión con libertad. Algunos historiadores modernos piensan que el mismo Tito estuvo muy cercano al ambiente cristiano, tal vez conmovido por haber recibido alguna clase de información acerca de la actuación de los seguidores de Jesús que huyeron de Judea en el año 66 siguiendo las indicaciones proféticas de Jesucristo. Pero cuando Vespasiano fue proclamado emperador, fue inaceptable en Roma que el heredero al trono (Tito, hijo de Vespasiano) tuviera una amante de este talante; no se trataba de escrúpulos morales, bastante escasos en Roma, sino que se temía más bien que la presencia de una princesa carismática oriental conllevase un aumento de los elementos tiránicos del régimen. Es muy probable que Tito tuviera la intención de casarse con Berenice, pero todo en ella representaba una amenaza para el equilibrio del imperio, pues, además, la princesa había ya dado muestra de sus “agallas” durante la guerra, cuando intervino para impedir la masacre de la población en Jerusalén, arriesgando su propia vida ante Floro. El historiador Dion Casio cuenta que hubo una segunda visita de Berenice a Roma, cuando Tito ya era emperador, pero esta vez su estancia fue mucho más breve y ella tuvo que volver a Judea. Después no se sabe lo que le ocurrió a la princesa ni la fecha exacta de su muerte, porque todas las fuentes testimoniales cesan de hablar sobre ella.

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02/08/2017, 16:57
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 113]
Regresando hacia los finales del año 65 o principios del 66, aproximadamente, tras la espantosa matanza que los soldados romanos bajo Floro perpetraron en el barrio o mercado alto de Jerusalén, con un saldo de unos 3600 judíos muertos en aquella trágica jornada, contando mujeres y niños; Floro no dejó que se apagaran los ánimos de una posible revuelta, sino que los avivó aún más. Al día siguiente de la matanza, la multitud acudió al barrio alto y prorrumpió en escalofriantes gritos de duelo por los muertos, a la usanza judía, entre los que se mezclaban gritos contra Floro. Los altos sacerdotes y los personajes judíos más notables, asustados de ello, se rasgaron las vestiduras (según costumbre típicamente hebraica) y se postraron ante la multitud para rogarles que no provocasen a Floro y atrajesen con ello nuevas desgracias y calamidades. La multitud les hizo caso y se dispersó. Pero Floro no estaba satisfecho. Exigió a los sacerdotes y notables que ordenasen al pueblo que acudiesen al encuentro pacífico de las tropas que en ese momento venían desde Cesarea (dos cohortes más); sin embargo, mientras ellos convocaban al pueblo, el procurador envió mensajeros a los centuriones de esas cohortes para que prohibiesen a sus soldados devolver el saludo a los judíos y, en caso de que dijeran algo en contra de él, que utilizaran sus armas. Los más sediciosos de Jerusalén no quisieron obedecer al principio a los sacerdotes y se atrajeron el apoyo de las masas, todavía muy impresionadas por la matanza anterior. Fueron entonces los propios sacerdotes los que tomaron de nuevo la iniciativa y, provistos de los ornamentos sagrados y con la cabeza cubierta de ceniza, consiguieron convencer a la muchedumbre mediante muchos ruegos y súplicas, haciéndoles ver que los romanos buscaban un pretexto para apoderarse de todo el tesoro del Templo y saquear la ciudad.

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02/08/2017, 17:16
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 114]
Por lo tanto, a instancias de los sacerdotes, las muchedumbres judías salieron, pues, al encuentro pacífico de los soldados y les saludaron al pasar éstos junto a ellos; pero como las tropas no les contestaron, los más exaltados comenzaron a proferir gritos contra Floro. Ésa era la señal que esperaban los romanos para cargar contra los judíos, de modo que las tropas se desplegaron, les rodearon y les golpearon con palos sin ningún miramiento, mientras que la caballería arrollaba a los que huían y los pisoteaba. Cundió el pánico y la multitud se apelotonó en las puertas de la ciudad. Muchos murieron asfixiados y pisoteados por la propia masa humana, que era empujada violentamente por los soldados por detrás, en dirección al barrio norte. Los soldados recién llegados, por un lado, y Floro y sus tropas desde el palacio real, por otro, querían llegar hasta la fortaleza Antonia y el Templo. Pero las gentes empezaron por fin a reaccionar; se distribuyeron por los tejados y comenzaron a atacar a los romanos con dardos, piedras y otros proyectiles, y los soldados tuvieron que retirarse al campamento situado en las inmediaciones del palacio real, al no poder superar a la muchedumbre que les bloqueaba el paso por las callejuelas. Los sublevados actuaron con rapidez; se subieron a los pórticos que comunicaban el Templo con la fortaleza Antonia, cortando de este modo las pretensiones de los romanos. Floro, viendo fracasados sus planes de llegar al Templo, convocó a los sacerdotes y al Sanedrín y les dijo que abandonaría la ciudad, pero que dejaría en ella la guarnición que ellos considerasen oportuna si se comprometían personalmente a mantener el orden. A sí se lo prometieron, y Floro, dejando una cohorte, volvió a Cesarea con el resto del ejército.

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04/08/2017, 09:34
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 115]
Una vez en Cesarea, Floro escribió al gobernador de Siria, Cestio Galo, responsabilizando a los judíos del comienzo de las hostilidades; pero las altas autoridades de Jerusalén, y con ellos también la propia hermana del rey Agripa (Berenice) hicieron otro tanto, contándoles a Cestio los numerosos ultrajes y crímenes cometidos por Floro contra la ciudad. Cestio, tras consultar con sus oficiales, decidió enviar primero, antes de acudir con las legiones, a alguna persona de su confianza para que le informase sobre la situación y sobre las intenciones de los judíos. Mandó a uno de sus tribunos, que se encontró con el rey Agripa en una ciudad de la llanura filistea cuando éste volvía de Alejandría. Habían acudido también allí para saludar al rey las altas jerarquías sacerdotales judías, los notables y el Sanedrín. El rey Agripa decidió ir a Jerusalén para calmar los ánimos, y el pueblo salió de la ciudad a recibirle, con los familiares de las víctimas de la matanza al frente de la multitud. Llegados a la ciudad, el rey y el tribuno romano comprobaron personalmente los daños. En la explanada del Templo se convocó al pueblo, y el tribuno le elogió su fidelidad y le exhortó a mantener la paz. Los sacerdotes se dirigieron al rey y le pidieron que enviara embajadores a Nerón para acusar a Floro y no aparecer como sospechosos de rebelión por guardar silencio ante una matanza de tan grandes proporciones. Poco después, el rey convocó de nuevo al pueblo en uno de los estadios de la ciudad, y allí pronunció un discurso con objeto de calmar los ánimos y evitar a toda costa la sublevación. El discurso, íntegramente reproducido por Josefo (La guerra de los judíos, libro II, 345 a 404), es una pieza oratoria de gran calidad, y seguramente sin reinterpretaciones añadidas por el propio Josefo, pues éste dice en otra de sus obras que unos 10 años después de estos hechos le entregó personalmente su obra sobre la guerra judía a Agripa en Roma y que éste la elogió y recomendó por carta su lectura a otras muchas personas. El discurso comenzó con un exordio en el que el rey habló claramente de sus propias intenciones (evitar la guerra) y rogó a todos que examinaran uno por uno los motivos por los que el pueblo se sentía impulsado a sublevarse. Entre otras cosas, dijo: “No hay nada que haga frente a los golpes como el hecho mismo de aguantarlos, pues la paciencia de los agredidos provoca la confusión entre los agresores”. Agripa expuso a continuación un cuadro general de la formidable potencia militar romana, enumerando uno por uno, del oriente al norte y del sur a occidente, todos los grandes pueblos y naciones sometidos al poder de Roma (casi todo el Mundo conocido entonces), haciéndo ver así a los judíos su propia insignificancia y su escasez de recursos para enfrentarse a todo un Imperio: griegos, macedonios, galos, germanos, las numerosas ciudades de Asia Menor, tracios, ilirios, iberos, egipcios, etc. Añadió: “Sólo nos queda refugiarnos en la alianza divina. Pero Dios... está también de parte de los romanos, puesto que es Él el que les ha permitido crear un imperio tan extenso”. Por último, expuso crudamente las calamidades que, por la mala decisión de unos pocos y por la crispación de los ánimos en esos momentos, podían provocar entre sus propios compatriotas y familiares (ancianos, mujeres y niños), además de que facilitarían la completa destrucción del Templo y de las ciudades judías. Cuando acabó de hablar, dice Josefo, rompió a llorar junto con su hermana Berenice, y sus lágrimas calmaron bastante los ímpetus de las masas. Gritaban algunos que no luchaban contra los romanos, sino contra Floro, y Agripa les replicó que los hechos les desmentían, pues habían dejado de pagar el tributo al César y habían demolido los pórticos de la fortaleza Antonia en Jerusalén; y les exhortó seguidamente a pagar ese tributo y a reconstruir dichos pórticos, diciéndoles que ni uno ni otro eran de Floro. Ante esto, el pueblo quedó medianamente convencido, y los magistrados y miembros del Sanedrín se dispusieron a ir por las aldeas recaudando el tributo. De esta forma parecía que el peligro de la guerra se alejaba. Sin embargo, Agripa sobreestimó su propio poder de convicción y quiso también persuadir al pueblo para que de momento obedecieran a Floro hasta que el César enviara a otro procurador. Sin embargo, aquella recomendación echó todo a perder y la masa de los judíos, excitada por los zelotes y otros extremistas, insultaron al rey y algunos hasta le lanzaron piedras, haciéndole abandonar Jerusalén. Agripa envió a Cesarea como comisionados ante Floro a los notables judíos, para que éste escogiera entre ellos a los que habían de recaudar los tributos, y a continuación se retiró a su reino, en el nordeste de Palestina.

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05/08/2017, 08:17
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 116]
Pero, en realidad, la revuelta ya había empezado. Un grupo de zelotes y sicarios se dirigieron a la antigua y casi inexpugnable fortaleza herodiana de Masadá, y tras tomarla por sorpresa degollaron a la guarnición romana que la ocupaba y pusieron a gente de los suyos para custodiarla. Un tal Eleazar, hijo del Sumo Sacerdote y que ostentaba el cargo de comandante del Templo, convenció a todos los exaltados para que se prohibiesen en el Templo las ofrendas y sacrificios hechos a favor de los extranjeros. De este modo se dejaron de hacer los sacrificios diarios que hasta entonces se hacían por la salud del emperador. Los notables de la ciudad, los altos sacerdotes y los jefes fariseos intentaron convencer a los sediciosos, pero el control de la multitud se les había escapado ya de las manos. Enviaron en secreto embajadores a Floro, por un lado, y al rey Agripa, por otro, rogándoles el envío inmediato de tropas para acabar con la revuelta en sus comienzos, antes de que ésta incendiase toda Judea. Agripa envió un destacamento de unos dos mil jinetes, que se apoderaron de la parte de Jerusalén conocida como “ciudad alta”, y con ellos se refugiaron los notables judíos, los altos sacerdotes y todos aquéllos que deseaban la paz. Los sediciosos los acosaron con proyectiles y con escaramuzas durante una semana. Los grupos de sicarios salieron ahora a la luz y se unieron a los amotinados. Las masas incendiaron el palacio de los antiguos reyes asmoneos y los edificios anexos que habían sido construidos por Agripa II, y quemaron también los archivos para hacer desaparecer los contratos de los préstamos y las deudas, los cuales no tardaron en arder puesto que comenzaba a declararse un tórrido verano (el aciago verano del año 66). La sublevación tomaba así un cariz demagógicamente revolucionario y social. Las tropas del rey, arrinconadas, tuvieron que retirarse al otro palacio real (el que había pertenecido a Herodes el Grande), situado junto al campamento de la cohorte romana. Los rebeldes atacaron entonces la fortaleza Antonia, donde se habían refugiado algunos soldados de la guarnición romana, que fueron capturados y ejecutados. La fortaleza fue incendiada, y los rebeldes asaltaron de nuevo el palacio real, donde estaba el resto de las tropas romanas y los soldados de Agripa; pero la mayoría de los sacerdotes y oligarcas judíos, que habían estado con ellos, huyó por las galerías y las alcantarillas subterráneas.

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06/08/2017, 08:45
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 117]
Un fanático zelote llamado Manahem (hijo del famoso mesías fallido llamado Judas el Galileo, que se levantó contra los romanos y fue eliminado por éstos en tiempos del gobernador Quirino, a principios del siglo I de nuestra era) volvió de Masadá con una guardia personal de bandidos perfectamente equipados en los arsenales de la fortaleza y se hizo el jefe de la revuelta, dirigiendo el asalto contra el palacio real. Se permitió salir a los soldados de Agripa y a otros judíos, bajo juramento de respetar sus vidas, y entonces los romanos se quedaron solos y completamente desalentados. Unos sicarios sorprendieron al Sumo Sacerdote escondido en un canal cercano y le asesinaron. Sin embargo, pronto surgieron las disensiones entre los rebeldes a causa de los excesos de Manahem, cuya tiranía y crueldad se hacían insoportables incluso para muchos sublevados, sobre todo para Eleazar y su grupo, y éstos se apoyaron en el profundo odio que la mayoría de la población sentía hacia los sicarios, que tanto les habían aterrorizado hasta poco antes de la revuelta. Manahem fue sorprendido cuando con una pequeña escolta de los suyos se paseaba arrogantemente por la explanada del Templo: la muchedumbre se les echó encima, y aunque el propio Manahem consiguió huir, luego fue capturado, escondido en una cloaca, y linchado salvajemente. De este modo acabó la efímera jefatura de estos sicarios en Jerusalén; el resto de sus hombres huyeron a refugiarse con los suyos en la fortaleza de Masadá. Entretanto, el prefecto romano, sitiado junto a sus soldados, envió emisarios al nuevo jefe de las masas sublevadas, Eleazar (no menos fanático y criminal que el anterior), ofreciendo entregarse a cambio de sus vidas. Los rebeldes aceptaron y enviaron a algunos judíos a establecer los acuerdos y juramentos. El prefecto bajó con sus soldados. Nadie les atacó mientras estuvieron armados; pero cuando, según lo pactado, los romanos entregaron sus armas y se dispusieron a retirarse, los hombres de Eleazar los rodearon y los mataron a todos, excepto al propio prefecto, que fue el único que les suplicó que le perdonasen la vida con la promesa de hacerse judío y circuncidarse. La matanza de estos romanos, según hace notar Josefo, había tenido lugar en sábado, día sagrado de los judíos y evidentemente profanado por Eleazar. Ahora, consumada esta acción, todos comprendieron que la guerra era del todo irreversible. Ese mismo día, los habitantes grecosirios de Cesarea asesinaron a todos los judíos que aun quedaban en dicha ciudad (varios miles). El propio Floro y sus tropas colaboraron en la matanza. Los judíos, a su vez, saquearon varias aldeas de Siria y algunas ciudades de la Decápolis, así como otras ciudades de la franja de Gaza. Los sirios, por su parte, mataron a los judíos de sus ciudades. Josefo escribe: “Todas las ciudades se dividieron en bandos, y la única forma de salvarse era que los unos se anticiparan a dar muerte a los otros”.

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07/08/2017, 15:48
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 118]
Poco se sabe de lo que sucedió con las comunidades cristianas asentadas en la zona palestinense durante el verano del 66. La Biblia no contiene información al respecto, pues desde el año 65 (en que el apóstol Pablo, en Roma, escribió su Segunda Epístola al cristiano Timoteo desde la prisión en donde se hallaba y en donde ese mismo año fue decapitado por orden de Nerón) hasta el año 96 (cuando el apóstol Juan, casi centenario, escribió el Apocalipsis en su aprisionamiento en la ista de Patmos) existe una laguna documental en este sentido. Ahora bien, según la tradición eclesiástica primitiva, de fiabilidad incierta, los cristianos de Jerusalén y de Judea emigraron poco a poco al otro lado del río Jordán, hacia la región de Perea, de tal manera que durante aquel sofocante verano del 66 sólo quedaría un remanente menos grueso de seguidores de Jesucristo en la zona duramente afectada por la sublevación. En las comunidades de Siria parece que en general fueron respetados y tolerados, entre otras cosas porque quizás las comunidades cristianas del lugar eran plurirraciales y habían dado muestras de su pacifismo y de su distanciamiento de las controversias sociopolíticas de la época. Dice Josefo, tal vez en alusión a los cristianos y a matrimonios mixtos de sirios y judíos, que los sirios tenían bajo sospecha a los simpatizantes de los hebreos pero nadie se atrevía decididamente a matar a este grupo ambiguo que había entre ellos, aunque recelaban de esta población mixta y la trataban como si fuera una masa de extranjeros.

eettiicc@yahoo.es
08/08/2017, 09:00
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 119]
Para agosto-septiembre del año 66, las matanzas aumentaron enormemente por toda Palestina. La descripción de Josefo es estremecedora: “Incluso los que antes habían parecido más pacíficos eran ahora empujados por la avaricia a cometer crímenes contra los enemigos. Se robaban impunemente los bienes de las personas asesinadas y se llevaban a sus propias casas los despojos de las víctimas, como si se tratara de una batalla. Era considerado un individuo famoso aquél que más provecho había sacado, dado que éste era el que había asesinado a más gente. Se podían ver las ciudades llenas de cadáveres sin sepultar y tirados en el suelo los cuerpos de ancianos, de niños pequeños y de mujeres, a las que no habían dejado nada que cubriera su pudor. Toda la provincia se llenó de desgracias inenarrables, pero aun peor que las crueldades que tenían lugar cada día era la tensión que producía la amenaza de nuevos males”. Los muertos se contaban por decenas de miles en diversas ciudades (Escitópolis, Ascalón, Ptolemaida, y muchas otras), y eran muchos más los detenidos y encarcelados, según el odio o el miedo que cada una de ellas sintiera hacia la población judía, asegura Josefo. Tan sólo Antioquía, Sidón, Apamea y Gerasa impidieron que se matase o apresase a ningún judío residente en ellas. En el reino de Agripa II algunos cortesanos conspiraron aprovechando la ausencia de este rey, que había ido a Antioquía a ver al gobernador romano Cestio Galo, pero fueron eliminados. Los soldados romanos de la fortaleza de Maqueronte, en la Transjordania, recibidas garantías suficientes, se retiraron del lugar, que fue ocupado por los judíos sediciosos. También en Egipto, en la superpoblada Alejandría (una ciudad de casi 300.000 habitantes) hubo revueltas antijudías. Las autoridades romanas castigaban diariamente a gente de los dos bandos, grecoegipcio y judío, para reprimir los disturbios. Pero tras uno de esos incidentes diarios, la multitud judía se amotinó y se dirigió hacia el anfiteatro con antorchas, amenazando con quemarlo con todos los alejandrinos allí reunidos. El gobernador, Tiberio Alejandro (emparentado con la aristocracia judía de la ciudad), para evitar una matanza sobre los grecoegipcios intentó al principio disuadir a los hebreos con razonamientos, a través de personalidades de prestigio en su comunidad, pero los amotinados les insultaron y les echaron. El gobernador envió entonces a las dos legiones romanas acampadas en la ciudad. Las tropas entraron en el barrio denominado Delta, el principal de los dos barrios judíos (los otros 4 barrios de Alejandría se denominaban también con las primeras letras del alfabeto griego), y saquearon y quemaron las casas, con mujeres, niños y ancianos dentro. Josefo da la cifra aparentemente exagerada de 50.000 cadáveres amontonados; con todo, debieron de ser varios miles, aunque la matanza parece que fue obra sobre todo de la plebe de Alejandría más que de los propios romanos.

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08/08/2017, 17:30
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 120]
El gobernador de Siria, Cestio Galo, decidió que ya era el momento de intervenir militarmente en Judea. Reunió a la legión XII (Fulminata), más 2000 soldados escogidos de las otras tres legiones que había en Siria, a los que añadió numerosas fuerzas de caballería, y muchas tropas auxiliares. El rey Agripa II aportó 3000 soldados de infantería y un millar largo de jinetes. Agripa en persona acompañó a Cestio con el ejército. Se incendiaron algunas poblaciones rebeldes que encontraron desiertas a su paso, pues la gente había huido a las montañas. Tras la marcha de las tropas romanas, los judíos aparecieron por sorpresa y cayeron sobre algunos de los auxiliares sirios que se entretenían demasiado en los saqueos de esas poblaciones, y mataron a varios centenares de ellos. Cestio asaltó la ciudad de Jope, cuyos habitantes fueron cogidos tan desprevenidos que no tuvieron tiempo ni de huir ni de defenderse. Murieron más de 8000 personas, según Josefo. Varios destacamentos romanos asolaron toda la región, y una parte del ejército fue enviada a Galilea. La ciudad más fortificada de Galilea, Séforis, se mantuvo pacificada y recibió a los romanos con aclamaciones, por lo que todas las demás ciudades galileas importantes les imitaron, aunque numerosos grupos de rebeldes y bandidos huyeron a los montes, siendo luego cercados y desbaratados por los romanos. Cestio prosiguió el avance por Judea e incendió Lida, que también encontró vacía. Los de Jerusalén, sin embargo, hicieron una salida repentina contra las fuerzas romanas que se acercaban, y llegaron a ponerlas en apuros, aunque la maniobra de la caballería y de la infantería no implicada en la lucha salvó la situación para los romanos. Con todo, el revés fue de consideración: murieron más de 500 romanos frente a una veintena de bajas judías.

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09/08/2017, 17:22
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 121]
Probablemente, hacia la segunda mitad de septiembre del año 66 ocurrió esta repentina desgracia bélica contra los romanos, donde perdieron medio millar de hombres y donde también pudieron constatar que no sería nada fácil tratar de combatir la rapidez y la eficacia de las guerrillas judías. Cestio Galo permaneció en el lugar (es decir, en el entorno de Lida) durante varios días, y nuevamente fue hostigado en la retaguardia por diversos grupos de guerrilleros. El rey Agripa II, considerando la situación y viendo el peligro que podía correr el ejército de Cestio, envió negociadores a Jerusalén, pero los extremistas zelotes los atacaron antes de que pudieran siquiera decir a qué habían ido. A la gente del pueblo que protestó por este hecho, los extremistas los apalearon y apedrearon. Josefo explica estos acontecimientos de la siguiente manera: “Agripa trató ahora de negociar con los judíos. Envío a dos de sus amigos a ofrecerles la amnistía en nombre de Cestio, si los judíos entregaban las armas. Pero los rebeldes, temiendo que la multitud entera pudiera aceptar la propuesta, atacó a los emisarios, dando muerte a uno e hiriendo a otro. Los ciudadanos que protestaron por esta acción fueron apedreados y apaleados”.

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13/08/2017, 08:52
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 122]
Debían ser las proximidades del mes de noviembre del 66 cuando Cestio puso sus tropas en orden de batalla, pero los judíos, impresionados por los efectivos militares, la férrea disciplina y la amenazadora formación de batalla del ejército romano, se refugiaron todos en el interior de la ciudad santa. A continuación, Cestio parece que envió un ala de su ejército en avanzada y prendió fuego a las casas de los suburbios de la parte norte de Jerusalén (la Bezeta) sobrepasando con relativa facilidad las murallas sudoccidentales que la protegían. Ésta era la denominada “tercera muralla” de la ciudad, de construcción más reciente y menos inexpugnable que las otras 2 murallas de la misma ciudad (pues había 3 murallas que defendían el perímetro de Jerusalén). La construcción de la misma fue iniciada por el rey Herodes Agripa I en el año 41 y se detuvo en el año 44, a causa de la muerte de este monarca; pero al comienzo de la gran rebelión judía, en la primavera del año 66, los sublevados completaron la construcción de dicha muralla como medida cautelar frente a posibles represalias futuras de los romanos y de sus apoyadores. Unos 3 días antes del ataque e incendio de la Bezeta, Cestio acampó con el grueso de sus tropas en extramuros, en un enclave llamado Monte Escopo (Scopo o Skopus), a un kilómetro de Jerusalén, donde probablemente había una atalaya u observatorio desde el cual se dispondría de una buena vista de la ciudad y de todo su perímetro, así como de todo el teatro de operaciones militares previstas contra la parte norteña y central de la ciudad. También parece que durante el asalto incendiario de la Bezeta, o tal vez a continuación del mismo, Cestio ordenó un segundo asentamiento o campamento romano en las inmediaciones de la Ciudad Alta (barrio alto), frente al palacio real (Palacio de Herodes), como entre 100 y 400 metros de distancia del denominado “primer muro” de la ciudad, donde posteriormente también acamparían las legiones de Tito (en la primavera del año 70). Respecto a esta primera muralla, parece que fue construida por el rey Ezequías de Judá a finales del siglo VIII antes de la EC, pues en la Biblia hay una descripción detallada de su edificación en las vísperas de la invasión asiria en el territorio palestinense; se trataba de una muralla increíblemente ancha (de cerca de 7 metros), según los restos arqueológicos encontrados, y construida con grandes piedras; una poderosa fortificación ideada para proteger un nuevo barrio residencial construido en la colina sudoeste de Jerusalén, que, hasta aquel entonces, comprendía sólo la Ciudad de David y el Templo en el Monte Moría; pero la muralla fue dañada a comienzos del siglo VII antes de la EC, cuando Jerusalén fue conquistada por los babilonios bajo Nabucodonosor; no obstante, hacia el siglo II antes de la EC, esta primera muralla fue restaurada por los gobernantes asmoneos o macabeos, que invirtieron ingentes esfuerzos por aumentar el área de Jerusalén y reforzar sus fortificaciones. Por consiguiente, dicha primera muralla era mucho más sólida que la tercera, razón por la cual la ofensiva inicial de Cestio Galo contra la ciudad santa se dirigió a la parte más baja y aparentemente más vulnerable de la tercera muralla.

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14/08/2017, 08:45
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 123]
Tal vez Cestio hubiera podido entonces forzar varias de las diversas entradas de la ciudad y apoderarse rápidamente de ella, puesto que parece que los rebeldes zelotes se encontraban en ese momento muy intimidados y no poseían pleno control sobre la situación en intramuros, dado que muchos de los judíos sitiados albergaban la esperanza silenciosa de que se pactara una honrosa rendición, permitiéndose al fin que los romanos entraran en la ciudad y la controlaran, terminando así con aquella amarga y descabellada rebelión. Sin embargo, el máximo comandante romano adoptó una postura extremadamente desconfiada y prudencial, puesto que ignoraba el verdadero estado de vulnerabilidad de la ciudad y evidentemente no percibía que los ánimos de los sitiados estaban muy divididos y que era tal la desazón que, según Josefo, no hubiera sido muy difícil el éxito de los atacantes. A esto habría que añadir que, según parece y también según lo que afirma Josefo, la mayoría de los comandantes de la caballería y algunos prefectos del ejército de Cestio hicieron desistir a éste de la idea de continuar asaltando la ciudad porque estaban sobornados por el dinero que les dio Floro (dicho soborno es una afirmación cuestionable, pero en todo caso sí es posible que aquellos comandantes estuvieran temerosos de que se produjeran emboscadas en intramuros y hasta en la retaguardia de los campamentos en extramuros, dado que no era posible ignorar una eventual acción guerrillera venida desde las colinas y montañas circundantes). Parece que algunos notables de la ciudad le hicieron saber a Cestio que le abrirían las puertas de la primera muralla, quizás aprovechando que los zelotes se habían refugiado mayoritariamente en el interior de las murallas del Templo y en la fortaleza Antonia; pero, por lo dicho, el máximo comandante romano no se fiaba de ellos y no les hizo caso. Más bien, los romanos intentaron el asalto por varios puntos de la muralla durante 5 días, pero fueron rechazados por los defensores. Parece que en una de las últimas ofensivas los romanos hicieron un “testudo” (cubierta que formaban alzando y uniendo los escudos sobre sus cabezas para protegerse), socavaron el muro norte del templo e intentaron incendiar la puerta denominada “de las ovejas”, mientras que los defensores cedían al verse abrumados por una lluvia de proyectiles lanzados contra las murallas.

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15/08/2017, 08:39
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 124]
Tomada la Bezeta, los romanos de vanguardia avanzaron en “testudo” contra el muro norte del templo, como se ha dicho, con el objetivo de incendiar la “puerta de las ovejas” y penetrar así en lo más inexpugnable de la ciudad, mientras que los zelotes defensores cedieron al verse sometidos a un alud de flechas y proyectiles lanzados por los romanos de la retaguardia contra las murallas inmediatas a dicha puerta, mediante sus arqueros y sus máquinas de guerra y catapultas, en apoyo a los zapadores (la vanguardia de soldados bajo testudo que intentaban horadar la puerta). Podemos imaginar a algún cristiano mirando furtivamente, desde la primera muralla, la acometida romana contra la puerta norte del templo, a respetable distancia de seguridad evidentemente, pues parece que toda la actividad bélica de la ciudad se había concentrado ahora en dicha zona y que el resto de la primera muralla apenas estaba siendo defendida ni atacada. Probablemente, a un tal espectador, aleccionado en las profecías de Jesucristo acerca de los fines de los tiempos, tendrían que asaltarle y bullirle en la memoria las palabras contenidas en el evangelio (que, con toda seguridad, eran frecuentemente leídas en las reuniones privadas que celebraban los cristianos en la Jerusalén hostil a las buenas nuevas de aquella época): “El profeta Daniel escribió acerca del horrible sacrilegio (se sobreentiende: Daniel el profeta registró una predicción concerniente al desahucie final de la ciudad santa y de su templo, tenido éste por sagrado incluso por los primeros seguidores de Jesús antes de que Dios mismo lo rechazara mediante hacer que el cortinaje que cerraba el recinto del Santo de los Santos se rasgara en dos pedazos cuando el Mesías expiró; por lo tanto, dicha profecía señalaba a una sazón que, vista desde el prisma de los judíos en general, tanto de los seguidores de Jesucristo como de los que lo repudiaron, equivalía a un sacrilegio o profanación de aquel centro de adoración universal situado en Jerusalén, tal como efectivamente ocurrió en noviembre del año 66 cuando los ejércitos romanos intentaron socavar o zapar la Puerta de las Ovejas que daba acceso a dicho Templo). Cuando ustedes lo vean en el Lugar santo — el que lee, entienda — (se sobreentiende: Estas palabras de Jesucristo llaman atención particular a los cristianos de Judea, puesto que los acontecimientos que describen ocurrirían en Jerusalén, teniendo como centro de atención el Lugar santo o Templo; y el Maestro, sabiendo que tras su muerte se escribirían sus palabras, instó a leer este pasaje sagrado con mucha reflexión, de tal manera que se aplicara entendimiento o perspicacia a la interpretación o exégesis de la profecía, sin olvidar que concordaba con lo dicho por Daniel el profeta acerca del mismo evento), entonces los que estén en Judea, que huyan a las montañas (se sobreentiende: A la zona montañosa que mejor les conviniera en distancia prudencial y salvaguarda, y que resultó ser el entorno inmediato de la ciudad de Pella o Pela); y el que esté en la azotea de su casa, que no baje a sacar nada (se sobreentiende: El cristiano que viere la señal profética cumplirse no debería dilatarse o entretenerse en huir a las “montañas” por medio de hacerse un equipaje o tomar provisiones para el viaje); y el que esté en el campo, que no regrese ni aun a retirar su ropa. Pobres mujeres aquéllas que en tales días estén embarazadas o tengan niños de pecho (se sobreentiende: Parece que tales palabras aplicarían a mujeres judías que no eran cristianas y, por ende, no atisbarían ninguna señal profética que las pusiera alerta para huir; sin embargo, toda cristiana que se hallara en la zona de peligro y se dilatara en emprender la huida tal vez pudiera verse implicada en el mismo horror que les sobrevendría a sus vecinas judías). Pidan ustedes a Dios que no hayan de huir en el invierno (se sobreentiende: Huir en pleno invierno hacia una zona montañosa donde incluso pudiera nevar en el camino, sin llevar provisiones para tal viaje, podría significar, sobretodo para los niños y los ancianos, una muerte casi segura) ni en sábado (se sobreentiende: Los cristianos que vivieran en la ciudad de Jerusalén estarían sometidos a una serie de leyes sociales propias del judaísmo, entre ellas las leyes sabáticas, que suponían una notable restricción para poder entrar o salir de la ciudad santa en día de sábado); porque habrá entonces un sufrimiento tan grande como nunca lo ha habido desde el comienzo del mundo ni lo habrá después (se sobreentiende: El sufrimiento del fin del mundo judío del primer siglo, centrado en Jerusalén y su Templo sagrado, sería indescriptible, sin parangón en toda la historia pasada o futura del pueblo de Israel; sin embargo, tal final llegó unos 4 años más tarde del ataque de Cestio Galo, a saber, en el año 70, a manos del general Tito, futuro emperador de Roma). Y si Dios no acortara ese tiempo, no se salvaría nadie (se sobreentiende: A menos que Dios interviniera, ni buenos ni malos sobrevivirían; y esto trae a la memoria el Diluvio, cuando, gracias a que Dios instruyó a Noé para que construyera un arca, él y sus otros 7 familiares fieles fueron los únicos seres humanos que escaparon con vida; pero aquí determinados eruditos ven una aplicación profética principal para el fin del mundo futuro y no el que ocurrió en Judea en el año 70 de la EC, dado que los registros históricos muestran que hubo sobrevivientes judíos que fueron esclavizados por los romanos cuando Jerusalén fue destruida en dicho año 70 de nuestra era, esto es: en ese año fatídico para Jerusalén y su templo no fue necesario que Dios acortara el “tiempo de aflicción” en beneficio de los fieles seguidores de Cristo en Judea, entre otras cosas porque prácticamente todos ellos habían huído a Pela a partir de finales del año 66); pero lo acortará por amor a los que ha escogido” (Evangelio según Mateo, capítulo 24, versículos 15-22; Versión popular de la Biblia, también denominada “Dios Habla Hoy”, de 1996).

eettiicc@yahoo.es
17/08/2017, 06:26
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 125]
Es muy posible que los cristianos que residían en Judea, en aldeas y poblaciones del entorno geográfico de Jerusalén, hubieran emprendido su huída a Pela incluso antes del asedio de la ciudad santa por Cestio Galo en noviembre del 66. Ello estaría en concordancia con el apresto que dio Jesucristo a sus seguidores unas 3 décadas atrás, en los siguientes términos: “Cuando veáis a Jerusalén cercada por ejércitos, sabed entonces que se acerca su desolación. Entonces, los que estén en Judea, huyan a los montes (se sobreentiende: La marcha de Cestio Galo hacia la ciudad santa, para asediarla y tomarla, debió ser ostensible para todos los pobladores de la zona, pues este general romano comandaba un gran ejército que iba devastando, expoliando e incendiando casi todas las villas que se cruzaban en su camino y nadie ignoraría que el punto final de ese itinerario militar era la toma de Jerusalén; por consiguiente, es bastante probable que muchos cristianos de las aldeas y poblados de la zona se hubieran marchado en dirección a las montañas y, de haberse organizado bien, tal vez todos se encaminaron hacia Pela); y los que estén en medio de la ciudad, que se alejen (se sobreentiende: Los cristianos de intramuros de la ciudad santa difícilmente podrían salir de dicha ciudad bajo asedio, de manera que habrían de esperar con confianza en Dios y paciencia a que de alguna manera se les presentara la oportunidad de huír); y los que estén en los campos, que no entren en ella (se sobreentiende: Según los registros históricos, la reacción de los israelitas de las inmediaciones rurales de Jerusalén ante el avance y aproximación de las tropas de Cestio Galo fue la de refugiarse en la ciudad santa, pero los cristianos del lugar estaban aleccionados de que tal maniobra de supervivencia era una trampa que debían evitar); porque éstos son días de venganza (se sobreentiende: Según algunos doctos bíblicos, basándose en la etimología de los términos originales que se traducen “venganza” y también en la concordancia semántica con otros pasajes de la sagrada escritura que mencionan situaciones similares, aquí “venganza” se refiere a justa retribución o pago ineludible, el cual, de no efectuarse, pondría en entredicho el amor de Dios por lo que es recto y verdadero, algo que evidentemente sería altamente decepcionante en los tribunales celestiales), y se cumplirá todo cuanto está escrito” (Evangelio según Lucas, capítulo 21, versículos 20-22; Biblia de Jerusalén de 1975).

eettiicc@yahoo.es
18/08/2017, 10:40
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 126]
La gran pregunta que se harían entre sí los cristianos confinados en Jerusalén ante el asedio romano, que auguraba la caída o muerte inminente de la resistencia zelótica atrincherada en el templo y la subsiguiente y presumible destrucción o fallecimiento de la ciudad, era tal vez la siguiente: ¿Cómo vamos a escapar de aquí? Para ellos resultaba bastante clara la señal predicha por Jesucristo relativa a la profanación del templo por ejércitos acampados contra la ciudad santa, con sus insignias o estandartes idolátricos a punto de ser enarbolados sobre los muros y los edificios de aquel lugar tenido por sagrado, pues la penetración romana a través de la puerta norte del templo parecía ya inevitable y una cuestión de minutos; sin embargo, según la misma profecía, ellos (los cristianos) habrían de huir a las montañas, algo imposible en aquel momento, puesto que no podían salir del recinto protegido por la primera muralla de la ciudad, huyendo a través de sus puertas fuertemente cerradas y defendidas por grupos de fanáticos zelotes. De manera que sólo la fe en las palabras de su maestro, Jesucristo, podía alentarlos en aquella hora fatídica, en la cual el sentido común predecía un desenlace muy perjudicial para los judíos atrapados dentro de aquella formidable “primera muralla”. En efecto, la estrategia de Cestio, que mostraba una desmesurada desconfianza hacia los judíos atrapados aunque incluso algunos aparentaran ser favorables a la rendición y una enorme indignación e irritación contra todos los asediados, consistía en incendiar y tomar la Bezeta (cosa ya hecha, en primer lugar), y, acto seguido, penetrar en el solar del templo y convertirlo en cuartel general (razón por la cual los legionarios, bajo testudo, intentaban ahora socavar la denominada “puerta de las ovejas”, es decir, la puerta norte del templo); entonces, desde esta ventajosa posición, fácilmente tomar la fortaleza Antonia, habilitando así para todas sus tropas un espacioso lugar bastante seguro, completamente invulnerable a las guerrillas judías y bien avituallado y preparado para dominar fácilmente cualquier rescoldo de la revuelta. Evidentemente, de haberse alcanzado este objetivo, nadie podría descartar que las tropas romanas (entre las cuales, según Josefo, había soldados y comandantes que estuvieron bajo las órdenes del procurador Floro y consecuentemente se destacaron por servir de ejecutores en los asesinatos masivos patrocinados por dicho procurador) se extralimitaran en el asalto a los barrios alto y bajo de la ciudad, protegidos por la primera muralla, y causaran una verdadera masacre en el interior de esta superficie. Por lo tanto, esa última etapa de la toma completa de la ciudad, es decir, la situada dentro de la “primera muralla”, podría ser devastadora para los cristianos atrapados en ella (al no poder escapar con sus familias ni hacia dentro de la ciudad, a causa de romanos y los zelotes, ni hacia fuera de la misma, a causa de las patrullas romanas que rodeaban la ciudad).

eettiicc@yahoo.es
19/08/2017, 08:28
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 127]
Existen unos comentarios de Flavio Josefo, pertenecientes al capítulo XXIV, libro II, de su obra histórica “Las guerras de los judíos”, que refrendan lo que se acaba de exponer. Por ejemplo, acerca de la intentona de Agripa de pactar una rendición con los judíos de Jerusalén, dice: “Viendo Agripa que la muchedumbre infinita de los enemigos tenía tomados los montes en derredor (nota: Se refiere a los guerrilleros judíos escondidos en las montañas cercanas) y que los romanos no estaban seguros de peligro (nota: Se refiere al peligro de que súbitas incursiones guerrilleras diezmaran y desorganizaran fatalmente al ejército romano), quiso tentar con palabras a los judíos (nota: Se refiere al empleo de astucia dialéctica por parte de Agripa, al objeto de conseguir una rendición pactada de Jerusalén), pensando que o le obedecerían todos para dejar la guerra, o si algunos en esto contradijesen, él los haría llamar y les diría que se apartasen de aquel propósito. Así que de sus compañeros envió allá a Borceo y a Febo (nota: Se refiere a dos oficiales amigos de Agripa e intengrantes de su ejército de apoyo a Cestio), que sabía ser de ellos muy conocidos, para que les ofreciesen la amistad de Cestio por pleitesía, y cierto perdón que de los pecados les otorgarían los romanos, si dejadas las armas quisiesen acuerdo con él. Mas los escandalosos (nota: Se refiere a los fanáticos zelotes), por miedo de que la muchedumbre, con esperanza de la seguridad, se pasaría a Agripa, determinaron matar a los embajadores, y mataron a Febo antes que hablase palabra; Borceo huyó herido, y los escandalosos, hiriendo con palos y con piedras, compelieron a los populares que tenían aquesta hazaña por muy indigna (nota: Se refiere al hecho de que los zelotes agredieron a la muchedumbre, la cual manifestó su desagrado por el ataque a los dos mensajeros de Agripa y parecía vulnerable a la propuesta de rendición del monarca), que se metiesen en la ciudad. Cestio, hallado tiempo oportuno para vencerles a causa de la arriesgada discordia entre ellos levantada, trajo contra los judíos todo el ejército, y metidos en huída, fue tras ellos hasta Jerusalén (nota: Se refiere al hecho de que el general romano respondió a dicha provocación avanzando con todo el ejército y haciendo que los judíos se refugiaran tras los muros de su ciudad santa)”.

eettiicc@yahoo.es
19/08/2017, 17:33
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 128]
También, continuando en el mismo capítulo y en el mismo libro de dicha obra: “Puesto su real en el lugar que llaman Scopo (nota: Se refiere a que Cestio acampó en el monte Escopo), lejos de la ciudad siete estadios (nota: 6 estadios equivalían a 1 kilómetro, aproximadamente), que son menos de una milla, por espacio de tres días no hizo cosa alguna contra la ciudad, esperando que por ventura los de dentro en algo aflojasen (nota: Se refiere a que Cestio esperó 3 días a que los judíos de la ciudad ofrecieran su rendición), y en tanto envió no pequeña cantidad de guerreros militares a recolectar trigo por las aldeas de alrededor de la ciudad. El cuarto día, que era a treinta días del mes de octubre (nota: Se refiere probablemente a los actuales últimos días de octubre), metió el ejército, puesto en orden, dentro de la ciudad. El pueblo era guardado por los escandalosos, y ellos, atemorizados de la destreza de los romanos, partieron de los lugares de fuera de la ciudad, y recogiéronse a la parte de dentro y al templo (nota: Se refiere a que los zelotes, en su mayoría, se refugiaron en el recinto del Templo y se parapetaron allí). Cestio, pasado del lugar que llaman Bezetha, puso fuego a Cenópolis (nota: Se refiere al denominado “barrio nuevo” que se añadió a la ciudad después de la muerte de Jesucristo, a causa del aumento de población) y al mercado que se llama de las Materias. Después, venido a la parte más alta de la ciudad, aposentóse cerca del palacio del rey (nota: Se refiere al palacio de Herodes), y si entonces él quisiera entrar dentro de los muros de la ciudad, poseyérala del todo y diera fin a la guerra (nota: Se refiere al hecho, desconocido por Cestio, de que los aguerridos defensores de la ciudad y de su primera muralla, es decir, los zelotes, se habían atrincherado en el Templo y habían dejado relativamente fácil el franqueo de dicha muralla); mas Tirannio, que era general, y Prisco y muchos otros capitanes de la gente de a caballo, corrompidos por dineros que les dió Floro, estorbaron la empresa de Cestio e hicieron que los judíos fuesen llenos de males intolerables y de pérdidas que les acontecieron (nota: Se refiere a la afirmación subjetiva, poco verosímil, que hace Josefo de la causa por la que Cestio no tomó la ciudad en aquel lugar y momento convenientes, abreviando con ello el sufrimiento que la no rendición de la misma causó a la masa judía no fanática encerrada tras las murallas). Entretanto, muchos de los más nobles del pueblo, y Anano, hijo de Jonatás, llamaban a Cestio, casi como ganosos de abrirle las puertas, y él, como lleno de ira, y porque no les daba asaz crédito ni pensaba que los debiese creer, túvolos en menosprecio (nota: Se refiere a la gran desconfianza que manifestó Cestio ante la posibilidad de que ciertos judíos de intramuros, opuestos a los zelotes, le facilitaran la entrada a través de la inexpugnable primera muralla), hasta que se hubo de descubrir la traición, y los sediciosos compelieron a huir a Anano con los otros de su parcialidad, y meterse en las casas, lanzándoles piedras desde el muro (nota: Se refiere a que los sediciosos zelotes y filozelotes detectaron la amenaza para ellos de los judíos filorromanos y los expulsaron violentamente del muro, a fin de que no pudieran colaborar con los romanos). Repartidos ellos por las torres, peleaban contra los que tentaban el muro, pues por cinco días los romanos de todas partes peleaban, y todo en balde (nota: Se refiere a que los zelotes hostigaban desde arriba a los romanos que intentaban penetrar la sólida muralla, impidiéndoles franquearla). Al sexto día, Cestio, con muchos flecheros, arremetió al templo por la parte septentrional, y los judíos resistían desde el portal (nota: Se refiere aparentemente a la “puerta de las ovejas” que daba acceso a los patios del Templo), de manera que presto arredraron a los romanos que se llegaban al muro, los cuales, rechazados por la muchedumbre de los tiros, a la postre partieron de allí (nota: Se refiere aparentemente a que los zelotes rechazaron con proyectiles los primeros embates romanos contra el muro norte del Templo). Los romanos que iban delanteros, cubiertos con sus escudos, se llegaban al muro, y los que seguían por semejante orden, se juntaban con los otros; entretejiéronse, hecha una cobertura llamada testudine (nota: Testudo), o escudo de tortuga, de manera que las saetas que daban encima eran baldías; así que los guerreros romanos cavaban el muro sin recibir daño, y quisieron poner fuego a las puertas del templo, porque ya los escandalosos tenían gran temor, y muchos echaban a huir de la ciudad como si luego se hubiera de tomar (nota: Se refiere a los últimos embates romanos en aquel punto del muro norte del Templo, bajo testudo, que estaban resultando ser muy eficaces, al grado que los fanáticos defensores del interior empezaron a percibir la derrota judía inminente y algunos de ellos comenzaron a fugarse). De esto se alegraba más el pueblo, porque cuanto más partían de ella los muy malos (nota: Los zelotes), tanto mayor licencia tenían los del pueblo para abrir las puertas y recibir a Cestio como a varón de quien habían recibido beneficios (nota: Se refiere a la expectativa que se estaba generando en la gente no fanática, pues ante la aumentante fuga de zelotes acobardados cada vez se hacía más fácil intentar abrir las puertas de las inexpugnables murallas a los romanos); y de hecho, si poco más quisiera perseverar en el cerco, tomara luego la ciudad (nota: Se refiere a que Cestio no percibía que con un poco más de perseverancia en el socavamiento del muro norte del Templo y en el asedio a otras partes amuralladas, fácilmente hubiera tomado la ciudad); mas yo creo que Dios, que no favorece a los malos (nota: Aparentemente, se refiere a los zelotes y los supuestos comandantes romanos sobornados por Floro), y las cosas santas suyas (nota: Se refiere, por lo visto, a la hipótesis errónea de que Dios protegía de algún modo el Templo) estorbaron aquel día que la guerra feneciese (nota: Se refiere a que la guerra judeo romana hubo de prolongarse varios años más, pues Cestio se dio finalmente por vencido en la toma de la ciudad)”.

eettiicc@yahoo.es
20/08/2017, 09:54
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 129]
Por consiguiente, la gran pregunta de cómo huir a las montañas, que los cristianos confinados en Jerusalén se estarían planteando ante el asedio romano contra el Templo, que auguraba la caída o muerte inminente de la ciudad, estaba a punto de ser contestada. En efecto, Josefo concluye el capítulo XXIV del libro II de su obra “Las Guerras de los Judíos” de la siguiente manera: “Así, pues, Cestio, sin saber los ánimos del pueblo, ni la desesperación de los cercados, hizo retraer su gente (nota: Dio orden a sus tropas de retirarse del asedio), y sin alguna esperanza, muy desacordada e injustamente, sin algún consejo partió (nota: Además, se batió en retirada). Su huída, no esperada, dió aliento a la confanza de los ladrones, tanto que salieron a perseguir la retaguardia de los romanos y de ellos mataron a algunos, así de los de a caballo como de los de a pie (nota: Esa retirada romana, ordenada por Cestio Galo, fue del todo contraproducente para él y para su ejército, puesto que hizo que los zelotes pasaran rápidamente desde un estado de ánimo derrotista, a punto de claudicar, a un estado de ánimo triunfalista, agresivo y extremadamente virulento, que inicialmente se tradujo en un empuje bélico contra la retaguardia romana que se cobró algunas bajas entre los romanos rezagados). Entonces Cestio se aposentó en el real que antes había guarnecido en Scopo (nota: Aparentemente, la caída de la noche hizo cesar el hostigamiento contra los romanos, que acamparon en el Monte Escopo, donde se establecieron al comienzo, antes de lanzar su ofensiva contra Jerusalén); y al día siguiente, mientras más tardaba, más provocó a los enemigos, los cuales, alcanzando los postrimeros, mataban muchos, porque el camino era de ambas partes cercado de vallas, y tirábanles saetas desde ellos, y los postreros no osaban volver hacia los que daban en sus espaldas, pensando que infinita muchedumbre seguía tras ellos (nota: A la mañana, parece que el ejército romano se retiraba pesadamente, con dificultad, lo cual envalentonó todavía más a los zelotes; de manera que los sublevados comenzaron a producir numerosas bajas en la retaguardia romana, que huía despavorida, pensando que una enorme cantidad de guerrilleros la perseguía, razón por la cual no se organizaron para hacer frente a sus perseguidores y detener así el avance de éstos; y esa caótica desbandada les costó aún mayor cantidad de bajas). Tampoco bastaban a resistir a la fuerza de los que por los lados les aquejaban y les herían, porque eran pesados con las armas por no romper la orden, y porque veían también que los judíos eran ligeros y que fácilmente podían correr, donde procedía que sufrían muchos males sin que ellos pudiesen dañar a los enemigos (nota: Los romanos se retiraban por terreno desfavorable para ellos, pues dicho terreno irregular y escabroso les impedía usar sus armas y protegerse con los escudos, mientras que los guerrilleros se movían con mucha agilidad y rapidez). Así que por todo el camino los hostigaban, y al romper el orden de la marcha, eran derribados, hasta tanto que, muriendo muchos, entre los cuales fue Prisco, capitán de la sexta legión, Longino, capitán de mil hombres, y Emilio Jocundo, capitán de un escuadrón, penosamente llegaron a Gabaón, donde primero pusieron el real (nota: Se refiere al campamento principal) después que perdieron mucha munición. Allí se detuvo Cestio tres días, no sabiendo lo que debía hacer, porque al tercer día veían mayor número de enemigos, y conocía que la tardanza le sería dañosa, pues todos los lugares en derredor estaban llenos de judíos y vendrían muchos más enemigos si allí se detuviese; así, para huir más presto mandó a la gente que dejasen todas las cosas que les pudiesen embarazar. Y mataron entonces los mulos, los asnos y otras bestias de carga, salvo las que llevaban las saetas y los pertrechos, porque estas tales cosas guardábanlas como cosas que habían menester, mayormente temiendo que si los judíos las tomasen, las aprovecharían contra ellos. El ejército iba delante hacia Bethoron, y los judíos en los lugares más anchos menos los aquejaban; mas cuando pasaban apretados por lugares estrechos o en alguna pasada, vedábanles el paso y otros echaban en los fosos a los postreros. Derramándose toda aquella muchedumbre por las alturas del camino, cubrían de saetas a la hueste, adonde la gente de a pie dudaba cómo se podían socorrer los unos a los otros; y la gente de a caballo estaba en mayor peligro, porque no podían ordenadamente caminar unos tras otros, pues las muchas saetas y las subidas enhiestas les estorbaban poder ir contra los enemigos. Las peñas y los valles todos estaban tomados por ballesteros, adonde perecían todos los que por allí se apartaban del camino, y ningún lugar había para huir o defenderse. Así que, con incertidumbre de lo que debiesen hacer, se volvían a llorar y a los aullidos que los desesperados suelen dar. Al son de aquello correspondía la exhortación de los judíos, que se alegraban, dando grita con muy grande crueldad, y pereciera todo el ejército de Cestio, si la noche no sobreviniera (nota: De no haber caído la noche, según Josefo, todo el ejército romano hubiera sido exterminado), con la cual los romanos se acogieron a Bethoron, y los judíos los cercaron por todos los lugares de alrededor por impedirles el paso. Allí, desesperado de poder seguir el camino público, pensaba Cestio, en la huída, e hizo subir en lo alto de las techumbres cuatrocientos guerreros militares de los más escogidos y más fuertes, y mandóles dar voces, según la costumbre de los que son de guarda que velan en los reales (nota: campamentos militares), porque los judíos pensasen que la gente quedaba allí toda; él con todos los otros paso a paso se fueron de allí hasta treinta estadios (nota: Unos 5 kilómetros), que son poco menos de cuatro millas, y a la mañana, cuando los judíos vieron que los otros se fueron y ellos quedaban engañados, arremetieron contra los cuatrocientos, de quienes hablan recibido el engaño, y sin tardanza los mataron con muchedumbre de saetas, y luego se dieron prisa de seguir a Cestio; mas él, habiendo caminado buen trecho, huyó en el día con mayor diligencia, de tal manera, que los guerreros militares, hostigados del miedo, dejaron todos los pertrechos y máquinas, y los mandrones y muchos otros instrumentos de guerra, de los cuales, después de tornados, se aprovecharon los judíos contra los que los habían dejado, y vinieron hasta Antipátrida (nota: Antípatris) en alcance de los romanos. Al ver que nos los pudieron alcanzar, tornaron desde allí, llevaron consigo los pertrechos, despojaron los muertos y recogieron el robo que había quedado, y con cantares, alabando a Dios, volvieron a su metrópoli y ciudad con pérdida de pocos de los suyos. De los romanos fueron muertos cinco mil trescientos de a pie y novecientos ochenta de a caballo”.

eettiicc@yahoo.es
21/08/2017, 07:27
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 130]
Así que en torno al día 5 de noviembre del año 66 (basándonos en el testimonio de Josefo) se produjo una abrupta mejoría premorten, inesperada, para la Jerusalén acaudillada por los zelotes. La retirada súbita del ejército romano y sin razón lógica aparente, cuando todo parecía indicar que Jerusalén estaba a punto de caer bajo Cestio Galo con suma facilidad, fue seguida de un aumento explosivo de furor nacionalista por parte de los judíos insurrectos, que comenzaron a salir a raudales de la ciudad santa para perseguir a las tropas en retirada, llegando hasta Antípatris, a unos 50 kilómetros de Jerusalén. Después de unos pocos días, los judíos perseguidores regresaron a Jerusalén en olor a triunfo teocrático y trayendo consigo enorme cantidad de material de guerra incautado y cantando canciones de triunfo y alabanza a Dios, al presuponer que su aplastante victoria era debida a la cólera divina contra los profanadores romanos del Templo. Entretanto, las puertas de Jerusalén quedaron prácticamente abiertas para la salida a los campos y las villas cercanas de la gente que se había agolpado tras las murallas de la ciudad cuando los romanos estaban llegando a Escopo; y éste era el momento propicio para la huída hacia las “montañas” de los cristianos de Jerusalén, tal como Jesucristo señaló en su profecía relativa al juicio final de dicha ciudad. Por tanto, todo parece indicar que los seguidores de Jesucristo sólo dispusieron de unos 3 días, aproximadamente, para salir de la ciudad santa, pues cuando regresaron los insurrectos se cerraron también las puertas de la metrópoli y se militarizó enormemente la misma. Además, los sublevados, y muchos otros judíos que creyeron ver la mano divina en la victoria zelótica y que hasta ese momento habían permanecido indecisos, se congregaron en el Templo para idear la siguiente estrategia de guerra. Enseguida, también, con la subida exponencial del fervor patriótico, se empezó a reclutar a los hombres jóvenes para efectuar obras de fortificación y para servir en el principiante ejército.

eettiicc@yahoo.es
21/08/2017, 09:18
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 131]
Imaginemos, pues, lo que podrían esperar aquellos cristianos que no hubieran estado prestos a salir de Jerusalén en aquel breve intervalo de tiempo. Si el cristiano en cuestión estaba en edad militarizable, difícilmente habría podido resistir la presión del reclutamiento, so pena de ser linchado o muerto por traidor o acusado de filorromano. Así que hubiera tenido que encarar la disyuntiva siguiente: O exponerse, él y su familia (esposa e hijos, al menos), a sufrir una muerte cruel a manos de los exaltados judíos; o bien, renegar de las enseñanzas del Cristo (relativas a mantener el pacifismo piadoso a toda costa) y adherirque a aquéllos sobre los que gravitaba el repudio divino (los judíos opositores al cristianismo, entre los que posiblemente se encontrarían los hijos e hijas de los que vociferaron ante Pilato que se diera muerte a Jesucristo y se liberara a Barrabás en cambio). De otra parte, si el cristiano en cuestión era una mujer, un anciano o un niño, y, por tanto, no se encontraba en condición de ser militarizado, sin duda habría quedado expuesto a la influencia anticristiana de la masa enfervorizada de Jerusalén y además sin poder reunirse con sus hermanos cristianos, puesto que los maestros de la comunidad cristiana del lugar (por haber huído de la ciudad) ya no estarían allí para impartir las enseñanzas y recordatorios de Jesucristo al “rebaño” de “ovejas” cristianas ni para congregar y ayudar pastorilmente a éstas; de manera que, en esas condiciones de total inanición respecto a la Palabra de Dios, la fe de un tal cristiano, alejado del “rebaño” del “Magnífico Pastor”, estaría en vías de debilitarse y extinguirse, con el presumible resultado final de que dicho cristiano quedaría absorbido y asimilado por lo que pudiéramos denominar la “danza guerrera de los sublevados”.

eettiicc@yahoo.es
23/08/2017, 09:14
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 132]
No existe ninguna explicación definitivamente clara de por qué Cestio Galo retiró sus tropas de Jerusalén, cuando parecía que ya estaba a punto de tomar la ciudad. Hay comentaristas que han dicho que este personaje era un militar de “opereta” y un incompetente, que bajó contra Jerusalén con un tercio de todo su ejército cuando tenía que haberlo hecho con bastantes más efectivos. Otros han aseverado que era un general indeciso, tal vez demasiado dependiente de la opinión de sus mandos subalternos y que, desgraciadamente, en la campaña de Jerusalén una buena parte de dichos mandos estaban corrompidos (Josefo atribuye dicha corrupción a la influencia de Floro, último procurador de Judea). Aún otros creen que las razones de la decisión de abandonar el asedio se debieron a ciertas dificultades inesperadas de la operación, a la falta de máquinas de asedio adecuadas y suficientes, a la proximidad del invierno y al peligro de que las líneas de aprovisionamiento romano fueran cortadas. Es posible que todo esto, y tal vez más, formara parte de las causas que precipitaron la retirada de los atacantes. No obstante, no podemos olvidar que había cristianos dentro de Jerusalén cuando Cestio inició su ofensiva y que aquellos cristianos estaban atrapados con riesgo para sus vidas, y además no es posible determinar si la caída de la ciudad bajo este general hubiera significado una masacre contra el pueblo o no (es notorio que unos 4 años más tarde, Tito completó la campaña de Judea tomando Jerusalén, y, aunque quiso ser moderado en el trato dado a los prisioneros y en la preservación del Templo, considerando a este último como una joya arquitectónica digna de ser conservada, el control de la agresividad de sus tropas se le escapó de las manos y las huestes romanas de asalto, destilando un odio feroz contra los judíos, cometieron las atrocidades más espantosas contra la población indefensa y adicionalmente incendiaron el Templo y éste quedó tan derruido que hasta sus cimientos fueron desintegrados). Así que, en vista de esto y para que los seguidores de Jesús pudieran escapar de la zona de peligro, no conviene descartar la intervención de criaturas angélicas a favor de ellos, por instancia divina; y tal cosa podría haber requerido poner en confusión a los mandos auxiliares del general romano y despertar en ellos y en él una desazón psicológica desmesurada.

eettiicc@yahoo.es
25/08/2017, 09:01
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 133]
Ahora bien, alguien pudiera objetar a la hipótesis de que la retirada de Cestio Galo se debió, en parte, a la acción angélica, es decir, a sutiles intervenciones de naturaleza subliminal causadas por criaturas inteligentes sobrehumanas enviadas por Dios para proteger a los cristianos atrapados en Jerusalén; y para ello podría reforzar dicha objeción apostillando que sólo 2 años antes (en el 64) Nerón desató una brutal persecución contra los cristianos de Roma, en la que tal vez pereció mayor cantidad de seguidores de Cristo que el número total de los cristianos que se encontraban atrapados en Jerusalén en noviembre del 66 y aparentemente no hubo protección divina que bloqueara o anulara dicha persecución neroniana. En principio, pues, tenemos que decir que la objeción así planteada parece tener suficiente fuerza como para hacer desestimar razonablemente cualquier clase de intervención divina contra el ejército de Cestio Galo ante la necesidad de proteger a los cristianos atrapados en la ciudad de Jerusalén. Sin embargo, existen ciertos matices importantes que convendría tomar en cuenta y que podrían debilitar considerablemente la susodicha objeción.

renacido
25/08/2017, 09:03
saludos etticc

eettiicc@yahoo.es
27/08/2017, 09:18
saludos etticc

Igualmente, te envío mis saludos.

eettiicc@yahoo.es
27/08/2017, 09:19
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 134]
La naración evangélica, por ejemplo, contiene las siguientes palabras de Jesucristo dirigidas a su apóstol Pedro: “Simón, Simón (se sobreentiende: Simón o Pedro), mira que Satanás ha pedido zarandearlos a ustedes como si fueran trigo (se sobreentiende: En los tribunales celestiales, Satanás había demandado poner a prueba las motivaciones de Pedro y los demás discípulos para demostrar que no debían ser aceptados como descendencia de la mujer simbólica y así poder él imputar a Dios errores en la toma de decisiones, probablemente aduciendo al hecho de que ellos habían estado rivalizando entre sí para ver quién era el mayor o más importante discípulo al que le correspondería sentarse a la derecha del Mesías en el reino de los cielos, un comportamiento que en dichos tribunales celestiales se consideraría más bien típico de la simiente serpentina; y, con este argumento, el Diablo parecería querer defender adicionalmente la hipótesis de que Dios cometía un fuerte error de juicio, o una pretensión ilusoria, al tratar de hacer partícipe a los seres humanos, que son aparentemente competitivos y nada altruístas por naturaleza, de privilegios que deberían estar reservados sólo para seres inteligentes altruístas, en el muy improbable caso de que existiriera alguno con tales características; así que, con un tal argumento, Satanás, también, saldría al paso en cuanto a justificar su propia conducta egoísta, en un intento bien urdido de tratar de demostrar que ninguna criatura de Dios es verdaderamente altruísta por naturaleza, y por ello ni él ni los demonios merecían un juicio adverso, pues actuaban de manera natural y según las características creativas con las que Dios los había dotado; todo ello, además, vendría a refrendarse y armonizar con la narración que se encuentra registrada en los 3 primeros capítulos del libro poético de Job). Pero yo he orado por ti, para que no falte tu fe (se sobreentiende: Jesús le avisa a Pedro de las pretensiones satánicas contra él y contra sus hermanos en el discipulado, y también le da a entender que no es posible librarlos de las duras dificultades a las que Satanás los iba a someter; y esto concuerda con lo que le pasó al patriarca Job, según opinan ciertos exegetas bien versados en las sagradas escrituras, cuyo amor por Dios fue puesto en sospecha por inducción satánica en los tribunales celestiales). Y tú, cuando te hayas vuelto a mí, fortalece a tus hermanos (se sobreentiende: El Señor le insinúa a Pedro que iba a renegar de él debido a la dureza de la prueba que arrostraría, pero que sin embargo se arrepentiría y entonces recuperaría el favor divino; y cuando se hubiera recuperado y fortalecido a sí mismo, debería ayudar y edificar la fe de sus hermanos, con los que antes había rivalizado, quienes igualmente habrían soportado terribles inclemencias de origen satánico y estarían muy desmoralizados)” (Evangelio según Lucas, capítulo 22, versículos 31 y 32; nueva versión internacional de la Biblia, de 1978, elaborada por el equipo de Luciano Jaramillo).

doonga
27/08/2017, 10:33
Muy interesante tu tema.
Necesito algo de tranquilidad para poder comentar, ya que contiene mucha información.

renacido
27/08/2017, 10:40
Muy interesante tu tema.
Necesito algo de tranquilidad para poder comentar, ya que contiene mucha información.
parece que el nene necesita terapia,,necesita algo de paz

eettiicc@yahoo.es
29/08/2017, 10:05
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 135]
En las sagradas escrituras hay una epístola dirigida por el apóstol Pablo a los cristianos romanos, aparentemente escrita hacia el año 56 de nuestra era. Para esas fechas, es probable que la comunidad cristiana de Roma llevara ya unas 2 décadas de existencia y estuviera compuesta por no pocos judíos y gentiles (personas no judías). Así, por lo que dice la Biblia y por el testimonio procedente de documentos históricos que hablan de los cristianos primitivos, da la impresión de que los seguidores de Cristo en Roma eran bastante numerosos para el tiempo en que comenzó la década de los años 60 del primer siglo. Pues bien, según lo que el apóstol apunta en dicha epístola, parece que existían ciertas similitudes entre la rivalidad inicial que mostraron los apóstoles entre sí (pretendiendo obtener egoístamente el lugar más conspicuo en el reino de los cielos) y el engreimiento que algunos cristianos gentiles de Roma desarrollaron con respecto a sus hermanos judíos al saberse aceptados en calidad de potenciales herederos del reino de los cielos; y esto ocasionaba competitividad y malestar en la comunidad cristiana romana. Evidentemente, aquellos sentimientos megalómanos eran irreconciliables con la manera humilde y misericordiosa de ejercer la autoridad que ejemplificó el Maestro, Jesucristo. De nuevo, pues, existía el peligro de que la comunidad de Roma degenerara a favor de la simiente serpentina, como ya había ocurrido antes, repetidas veces, con la nación hebrea. En consecuencia, si en las cortes celestiales se consideró este problema, fundamentalmente egoísta, y si en esas cortes estaba el Diablo en calidad de acusador (como se indica claramente en el Apocalipsis, capítulo 12, versículo 10, en la nueva versión internacional de la Biblia de 1978), no extrañaría que este Acusador hubiera demandado igualmente poner a prueba la pretendida calidad de potenciales herederos del reino celestial de aquellos cristianos romanos. Ésta parece ser la explicación más convincente del por qué los cristianos de Roma se vieron sometidos a la terrible persecución neroniana, de acuerdo a lo que está documentado en la sagrada escritura. No extraña, entonces, que Pablo, anticipándose casi 10 años a lo que habría de suceder, escribiera: “Y si somos hijos (se sobreentiende: Hijos de Dios), también somos herederos: herederos de Dios y coherederos con Cristo (se sobreentiende: Una herencia monárquica y sacerdotal en el reino de los cielos), ya que ahora compartimos sus sufrimientos (se sobreentiende: Dichos sufrimientos tendrían carácter refinador de la personalidad y desmentidor de las acusaciones diabólicas en las cortes celestiales, asemejando dicha personalidad al modelo exhibido por Cristo) para compartir también su gloria” (Epístola del apóstol Pablo a los cristianos romanos, capítulo 8, versículo 17; Biblia denominada “La Palabra”, editada por la Sociedad Bíblica Española).

eettiicc@yahoo.es
29/08/2017, 17:58
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 136]
Abundando en la misma idea, el apóstol Pablo, dirigiéndose a la comunidad de Roma, animó a sus hermanos en la fe a superar la prueba satánica de la intentona de separarlos mediante tribulaciones del amor o apego a Jesucristo, y, si lo conseguían, entonces negarían los argumentos del Acusador en contra de ellos ante los tribunales celestiales (en el sentido de que el impulso dominante de aquellos cristianos, así como de todo ser humano sin excepción, es egoísta o egocéntrico por naturaleza): «El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos generosamente, junto con él, todas las cosas? (se sobreentiende: El apóstol habla animadoramente a los cristianos romanos, dando a entender que Dios tiene confianza en ellos y que por eso ha pagado un rescate mediante su Hijo incluso antes de que ellos demuestren su fidelidad ante los tribunales celestiales, y también les tiene reservado un premio celestial, a la espera de poder concedérselo). ¿Quién acusará a los que Dios ha escogido? Dios es el que justifica (se sobreentiende: El apóstol menosprecia los argumentos del Acusador, dando a entender que Dios, que conoce bien la naturaleza humana, sabe que los tribunales celestiales terminarán por justificar o hacer justa la conducta de los cristianos fieles de Roma en su mayoría, pues éstos manifestarán fidelidad bajo las pruebas satánicas, las cuales llegaron a ser de talante neroniano). ¿Quién condenará? Cristo Jesús es el que murió, e incluso resucitó, y está a la derecha de Dios e intercede por nosotros (se sobreentiende: El apóstol da a entender que en los tribunales celestiales, presididos por Dios, Jesucristo se esmera en actuar como defensa jurídica o Intercesor a favor de los cristianos, contra la parte acusadora o demoníaca; y como colectivo de espectadores y como jurado están todas las demás criaturas angélicas del suprauniverso). Así está escrito: “Por tu causa siempre nos llevan a la muerte; nos tratan como ovejas para el matadero” (se sobreentiende: La causa que aquí se menciona es de índole judicial universal y se refiere a un ataque de desacreditación lanzado por Satanás contra Dios, como ya se ha comentado). Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquél que nos amó. Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación, podrá separarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor» (Epístola de Pablo a los romanos, capítulo 8, versículos 32 a 38; nueva versión internacional de la Biblia, de 1978).

eettiicc@yahoo.es
30/08/2017, 09:41
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 137]
También, Pablo habló de cristianos de Roma que se torcerían en su fidelidad y actuarían de manera contraria a la enseñanza de Jesucristo. Éstos habrían de ser evitados, puesto que tenían el poder de corromper a sus compañeros y obviamente eran una buena herramienta en manos del Acusador; de hecho, se puede decir que, aunque participaban en las actividades propias del discipulado cristiano, en realidad se estaban posicionado, tal vez sin percatarse plenamente de ello, dentro de las filas de la simiente serpentina. No obstante, las duras y extremas dificultades persecutorias que habrían de venir tendrían adicionalmente el efecto de hacer que esos desleales completaran del todo su posicionamiento en el seno del bando opositor a la descendencia de la mujer simbólica: “Les ruego, hermanos, que se cuiden de los que causan divisiones y dificultades, y van en contra de lo que a ustedes se les ha enseñado. Apártense de ellos. Tales individuos no sirven a Cristo nuestro Señor (se sobreentiende: No cumplen las directrices que Jesucristo dio a sus discípulos y a sus futuros seguidores), sino a sus propios deseos. Con palabras suaves y lisonjeras engañan a los ingenuos. Es cierto que ustedes viven en obediencia, lo que es bien conocido de todos y me alegra mucho; pero quiero que sean sagaces para el bien e inocentes para el mal. Muy pronto el Dios de paz aplastará a Satanás bajo los pies de ustedes (se sobreentiende: El apóstol señala a un tiempo futuro, relativamente corto en comparación con los milenios que llevaba en existencia el conflicto que se desarrolló en Edén y que dio lugar a la mayoritaria descendencia terrestre satánica y a la minoritaria y perseguida descendencia terrestre de la mujer simbólica; un tiempo, pues, que se extiende más allá del fin del mundo venidero y que culmina con la extinción o muerte de todos los demonios según el Apocalipsis; y, además, en dicho tiempo o sazón los cristianos glorificados, junto con Jesucristo, poseedores de cuerpos extraordinariamente poderosos del suprauniverso, como se desprende de los escritos de Pablo, se encargarían de llevar a cabo el exterminio completo, definitivo e irreversible de esas fuerzas inteligentes y diabólicas del mal). Que la gracia de nuestro Señor Jesús sea con ustedes” (Epístola a los romanos, capítulo 16, versículos 17 a 20; nueva versión internacional de la Biblia, de 1978).

eettiicc@yahoo.es
30/08/2017, 17:21
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 138]
Por otro lado, la situación de los cristianos atrapados en Jerusalén en noviembre del año 66 EC no podría ser vista desde los tribunales celestiales bajo el mismo prisma que la de los cristianos romanos del año 64 bajo Nerón. Por ejemplo, el entero sistema religioso judaico de aquellos tiempos estaba bajo maldición a causa del asesinato del Mesías y a causa de la insidiosa y maligna persecución que había mantenido contra los seguidores de éste; y, además, sumaba contra sí mismo el agravante de que, por instigación del estamento sacerdotal, la gente agolpada ante Pilato, a principios de la década de los años 30 del primer siglo, pidió la muerte de Jesús con desafiante descaro, al hacerse merecedora por voluntad propia de que la sangre del Inocente cayera sobre el pueblo. En consecuencia, con la llegada del año 66, e incluso poco antes de ese año, el clima social de Judea presentaba claros síntomas de pérdida de la protección divina y galopante decadencia con muerte en perspectiva; una muerte de índole nacional y religiosa que el imperio romano iba a materializar, con terribles e indescriptibles sufrimientos para el pueblo israelita, consecuencia de un juicio con sentencia capital o fatal emitido en los tribunales celestiales (consenso de criaturas del suprauniverso). Ante tal decisión, pues, nada se podría alegar entonces contra la acción bondadosa de Jesucristo, en nombre de Dios el Padre, de proteger a los cristianos atrapados en Jerusalén de ese juicio condenatorio; y para ello, simplemente, se hizo abortar la primera intentona de Roma de aplastar la gran rebelión judía. Pero, casi 4 años más tarde, el general Tito sitió la llamada “ciudad santa” y, a pesar de sus deseos de preservar el Templo como joya arquitectónica del Imperio, el control de la furia de sus tropas se le escapó de las manos, quizás por instigación angélica, y tanto ese templo como la entera ciudad acabaron triturados y quemados, teniendo como telón de fondo una masacre de proporciones descomunales, nunca antes vista en los asaltos sufridos por dicha ciudad y que jamás volvería a repetirse en el futuro, como señaló Jesucristo proféticamente poco antes de su muerte, dado que con esa destrucción concluía la sentencia condenatoria elaborada en los tribunales celestiales. En consecuencia, la objeción suscitada sólo encuentra una respuesta convincente, a partir de las sagradas escrituras, tomando en consideración la presencia y deliberación, más allá de este universo, de millones de seres sobrehumanos que componen el más alto tribunal que podamos imaginar y que aquí hemos denominado “cortes celestiales”. Es por eso que el apóstol Pablo, en una de sus misivas, escribió: “Por lo que veo, a nosotros los apóstoles de Dios nos ha hecho desfilar en el último lugar, como a los sentenciados a muerte. Hemos llegado a ser un espectáculo para todo el universo, tanto para los ángeles como para los hombres (se sobreentiende: Existía, y existe, una gran expectación por los acontecimientos humanos en la Tierra que interesa a los ángeles, esto es, a las criaturas que integran los tribunales celestiales, y que tienen que ver con la salvación eterna)” (Primera epístola de Pablo a los cristianos corintios, capítulo 4, versículo 9; nueva versión internacional de la Biblia, de 1978).

eettiicc@yahoo.es
30/08/2017, 17:22
A continuación, pasamos a la segunda y definitiva destrucción de Jerusalén, acaecida en el año 70 de nuestra era.

eettiicc@yahoo.es
01/09/2017, 10:04
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 139]
Eusebio, en su “Historia eclesiástica”, afirma que los cristianos de Jerusalén y de Judea, ante el ataque y subsiguiente fracaso de Cestio Galo en su campaña contra la ciudad santa, huyeron masivamente a la localidad de Pela, ubicada en la montañosa frontera del norte de Perea con la Decápolis. Ellos sabían, por lo que Jesucristo dijo poco antes de su muerte, que tanto la ciudad como el entero sistema nacional y religioso judío, con su imponente Templo o centro emblemático, habían sido abandonados de la mano de Dios y ya no contaban con la protección del Todopoderoso. Sin embargo, para la inmensa mayoría del pueblo judío de aquella época la derrota de Cestio Galo fue interpretada como una reacción de Dios contra los profanadores de su Templo y como una victoria aplastante que provenía del cielo. Por lo tanto, mientras los cristianos se marcharon lejos de la ciudad y se mantuvieron a buena distancia de ella, los judíos en general interpretaron los acontecimientos como señales sobrenaturales indicadoras de que Dios iba a librarlos del yugo de Roma y posiblemente hacer resurgir o restaurar el reino de Israel en todo su esplendor. En realidad, no se percataron de que estaban siendo afectados por un espejismo, es decir, por una visión engañosa producida por una mejoría premortem que en breve iba a desembocar en la peor tribulación experimentada por Jerusalén en toda su historia, ya pasada o ya futura. La fe en Jesucristo les hubiera evitado semejante catástrofe.

eettiicc@yahoo.es
01/09/2017, 17:39
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 140]
La retirada de Cestio Galo fue humillante y muy costosa para los romanos, y una gran vergüenza que Roma no iba a perdonar de ningún modo (entre otras cosas porque había abierto una enorme grieta en el ejercicio de autoridad y dominio del Imperio sobre las demás provincias conquistadas, y consecuentemente demandaba un escarmiento ejemplar). Recordemos que los judíos atacaron la retaguardia del ejército de Cestio durante gran parte del camino hasta Gabaón y provocaron una verdadera masacre en las últimas filas. Murieron varios tribunos y comandantes romanos y, para poder escapar, tuvieron que abandonar gran parte de los bagajes del ejército. Los enemigos estaban por todas partes, y Cestio, para huir con más rapidez, ordenó abandonar todo lo que no fuera necesario. Se mataron a las mulas, a los burros y a otras bestias de carga, excepto a las que llevaban las máquinas de guerra y las municiones, y con tremendas dificultades llegaron a las cercanías de Bethorón, una población situada al final de un largo desfiladero. Allí se produjo lo peor: los judíos hostigaron a los romanos en los lugares angostos que éstos tenían que atravesar y les lanzaron grandes cantidades de flechas y proyectiles. Los soldados, y en especial la caballería, tenían que estar más atentos a no resbalar y caer por los barrancos y precipicios que a la propia lucha y defensa. La llegada de la noche salvó al ejército de Cestio Galo, que pudo llegar por fin a Bethorón. Allí, Cestio se dispuso a convertir la retirada en una verdadera huida y para ello dejó 400 soldados en los tejados de las casas, con órdenes de gritar las voces habituales de los centuriones en los campamentos, para que los judíos creyeran que todo el ejército permanecía aún allí; y mientras tanto él y el ejército avanzaron varias millas en silencio al amparo de la noche. Al amanecer, cuando los judíos vieron el campamento vacío, mataron a flechazos a los 400 soldados que allí quedaron y corrieron detrás de Cestio, que apresuraba la marcha y les sacaba cierta ventaja. Aun así, tuvo que abandonar las catapultas y otras máquinas de guerra, de las que se apoderaron los judíos. Finalmente, el ejército romano consiguió llegar a la llanura costera, cerca de Antípatris, donde la caballería podía desplegarse, y los judíos desistieron de la persecución. Las pérdidas judías fueron pocas; los romanos, en cambio, tuvieron varios miles de bajas en la infantería y varios centenares en la caballería. Fue la mayor derrota sufrida por los romanos desde su llegada a Palestina 130 años antes, y fue además la más bochornosa; pero sería también la última.

eettiicc@yahoo.es
03/09/2017, 06:27
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 141]
El legado propretor de Siria, Cestio Galo, cometió graves errores al aventurarse con sus tropas en retirada por las colinas de Bethhorón. Los romanos, que eran imbatibles en terreno despejado por su disposición táctica formando 3 líneas intercambiables, tenían un punto débil: si les atacaban en plena marcha no podían formar las líneas y se exponían a ser derrotados. Y eso fue precisamente lo que ocurrió. No obstante, haciendo uso de su soberbia disciplina, consiguieron reagruparse y salir del atolladero, pero tuvieron que abandonar su caravana de provisiones y el equipo pesado, que los judíos llevaron en triunfo a Jerusalén. Ebrios con su éxito, pero sabiendo que Roma era imbatible en campo abierto, se dispusieron a resistir atrincherados tras los muros de la Jerusalén y de otras ciudades fortificadas sin comprender que los romanos, maestros absolutos del arte del asedio, tenían todas las de ganar. Parece que esperaban la protección divina y creían que cuando los romanos regresaran a tomar venganza Dios los derrotaría nuevamente, devolviendo a la ciudad el antiguo esplendor que tuvo bajo el reinado de Salomón. Aparentemente, muchos sublevados estaban erróneamente persuadidos de que el reinado del Mesías, del que hablaron los profetas, estaba a punto de llegar y que éste restauraría a Jerusalén y a todo el territorio de Israel a la condición bendita que alcanzó en los días de David y Salomón. Como no escucharon al hombre de Nazaret, el verdadero Mesías, ahora estaban en vías de acarrearse contra sí mismos la peor aflicción de toda su historia. Por ejemplo, en el desastre romano de Bethorón, el cual pudo haber acontecido sobre el 25 de noviembre del año 66, la legión XII (Fulminata) fue diezmada y perdió además su emblema (el águila), y aunque no fue disuelta (debido a la valentía de 400 de sus hombres que cubrieron la retirada), sí sufrió un importante desprestigio, del que intentó resarcirse posteriormente cuando fue incorporada al ejército de Tito con vistas al asedio de Jerusalén en el año 70. Por lo tanto, la ira del ejército romano que asoló a esta ciudad en ese año 70 rezumaba una ira extrema contra los judíos acorralados tras sus murallas, lo cual nos trae a la memoria las siguientes palabras de Jesucristo: “Ay de las que están embarazadas y de las que están criando en esos días. Porque habrá una gran aflicción en la Tierra (se sobreentiende: en la tierra de Judá) e ira contra este pueblo” (Evangelio según Lucas, capítulo 21, versículo 23; Biblia Peshitta).

eettiicc@yahoo.es
03/09/2017, 09:10
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 142]
Tras el desastre romano en Bethorón, muchos judíos que estaban vacilantes de rebelarse contra Roma se unieron ahora a los rebeldes y una corriente de exaltación nacionalista arrastró a parte del sacerdocio y de la aristocracia judía. Asimismo, los zelotes se hicieron con el control absoluto de la situación y se organizó la defensa bajo una especie de gobierno provisional que unió a todos los judíos, si bien compuesta por todos los grupos existentes, lo que poco más tarde daría lugar a rencillas que irían progresivamente en aumento hasta desembocar en un desenlace fatal. Por su parte, Roma no podía perdonar tales insultos a su poder. El historiador hebreo Rav Berel Wein, en su libro “Ecos de gloria” (página 155) relata: “Los judíos tuvieron éxito y expulsaron a Roma de Jerusalén. Sin embargo, esto generó ondas expansivas por todo el Imperio romano. También desató una ola de sangrientos pogromos en contra de los judíos, especialmente en Cesarea, Alejandría y Damasco. Miles de judíos fueron asesinados en esos disturbios y miles más fueron vendidos en el mercado de esclavos de Roma”. La derrota de Cestio Galo llegó a oídos del emperador Nerón, quien tomó cartas en el asunto y estimó que la situación era muy grave ya que los rebeldes habían puesto en peligro el dominio romano en Judea y se temía, no sin razón, que la revuelta pudiera extenderse a otras zonas como Siria o Egipto, lo cual sucedió, especialmente en Damasco, donde 10.500 judíos reunidos en el gimnasio, desarmados, fueron pasados a golpe de espada delante de sus esposas, y en Alejandría, donde el prefecto de Egipto, Tiberio Julio Alejandro, tras un enfrentamiento judeogriego en el teatro, con motivo de ponerse de acuerdo sobre quién iba en representación de la ciudad a hablar ante Nerón en Roma, mandó pasar por las armas a 50.000 judíos, al desoírse los consejos de este prefecto, quien recibió además insultos y agresiones. Era, pues, necesario enviar nuevas legiones a Judea; y este cometido sería llevado a cabo por Vespasiano, el más apto, quien sería enviado como legado a Judea, probablemente a principios del año 67, al mismo tiempo que Cayo Licinio Muciano fue nombrado gobernador de Siria, para mantener la normalidad en la provincia. Vespasiano contó con tres legiones, la Legión V (Macedónica), la Legión X (Fretensis) y la Legión XV (Apollinaris), siendo Tito, el hijo de Vespasiano, el jefe de esta última; y dejando de lado la Legión XII (Fulminata) por el desastre de Bethoron (no obstante, durante el asalto a Jerusalén, en el año 70, la Fulminata se vio dignificada al participar en él). A este núcleo se le sumaron 23 cohortes y seis alas de caballería y los refuerzos de príncipes clientes como Agripa II, Antíoco de Comagene, Soaemo de Emesa y Malco II de Nabatea, lo que hizo que finalmente el ejército de Vespasiano tuviera entre 50.000 y 60.000 hombres. La estrategia de Vespasiano fue de tipo silencioso, reduciendo primeramente los conflictos por toda la región de Judea y poniendo bajo su dominio ciudad tras ciudad, de manera centrípeta o cautelarmente aproximativa hacia Jerusalén, con la intención de finalmente tomar por asedio la ciudad.

eettiicc@yahoo.es
03/09/2017, 11:17
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 143]
Si bien Vespasiano fue enviado como legado o lugarteniente del emperador a Judea a principios del año 67, parece que fue en la primavera de ese mismo año cuando recibió la orden de Nerón de iniciar la reconquista del territorio palestinense rebelado. El general Flavio Vespasiano tenía entonces 57 años y, aunque no gozaba precisamente de todas las simpatías del emperador, era el mejor soldado de Roma en aquellos momentos. Veinte años antes, siendo legado (comandante en jefe) de la Legión Augusta, se había destacado heroicamente durante la conquista de Britania (Inglaterra), bajo el reinado de Claudio. Era un militar nato, con una tremenda experiencia de décadas de servicio en las legiones y un instinto guerrero ante el que los judíos poco podían oponer. Vespasiano tenía con él a su hijo Tito, un oficial de 27 años que había heredado las virtudes militares de su padre. Tenía el mando de 9 legiones (cada legión se componía de unos 5.000 hombres) y aproximadamente el mismo número de auxiliares, y era muy admirado y respetado por sus tropas. Además, como los estados aliados de Roma estaban obligados a aportar sus servicios militares a la causa del emperador, el total de fuerzas a las órdenes de Vespasiano ascendió finalmente a unos 100.000 hombres, aunque sólo utilizó para la campaña de Judea a las legiones V, X y XV, unidades curtidas que nada tenían que ver con las relativamente inexpertas tropas auxiliares sirias a las que los judíos habían masacrado en Bethorón. La legión X estaba al mando del general español Marco Ulpio Trajano, el padre del futuro emperador Trajano (53-117).

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04/09/2017, 15:43
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 144]
Según Josefo, después del desastre romano en Bethorón, muchos judíos distinguidos abandonaron la ciudad de Jerusalén, incluyendo a Costobaro y Saúl, dos hermanos de la familia real agripina, que se unieron a Cestio Galo; y por petición de ambos, Cestio los envió a Nerón, que estaba en Acaya (nombre romano de la Grecia continental), y les dijo que alertaran al emperador acerca de esta emergencia, y que culparan a Floro de la guerra, desviando así cualquier hipotético peligro de cólera nerónica que pudiera encenderse contra él. Y en la provincia de Acaya, Nerón estaba inspeccionando las obras de uno de sus grandiosos proyectos, a saber, la construcción de un canal en el itsmo de Corinto. Allí recibió la noticia de la derrota de Cestio Galo. Inmediatamente tomó las primeras medidas para aplastar la sublevación, y la persona elegida para general en jefe del ejército que debería reconquistar Palestina era, como ya se ha mencionado, un hombre maduro y militar profesional con gran experiencia, Tito Flavio Vespasiano, de origen plebeyo por parte de madre y algo más ilustre por parte de su familia paterna; y era viudo, pero convivía con una antigua amante suya, una liberta a la que siempre tributó honores de esposa. Había desempeñado varios cargos políticos y militares, en los que también tuvo la necesidad de mostrarse sumiso, adulador y rastrero ante los emperadores de turno, como todos los romanos que por aquel entonces aspiraban a un cargo en la capital. Fue edil o magistrado urbano en Roma en tiempos de Calígula, el cual, en cierta ocasión, irritado por la suciedad de las calles de Roma, hizo que le arrojaran barro y estiércol a la cara; y desempeñó también el cargo de cuestor (secretario del emperador, de cónsules o de procónsules) y más tarde el de gobernador de la provincia de África. Había acompañado a Grecia a Nerón y a su séquito, pero cayó en desgracia por haberse quedado dormido en una ocasión en que el lunático emperador recitaba versos y poemas durante un banquete. Nerón, entonces, le prohibió comparecer nunca más ante él, y Vespasiano, atemorizado, se retiró a una pequeña aldea a esperar a que al emperador se le pasase el enfado. No tenía Vespasiano una gran cultura griega, como la que tenían los propios emperadores julio-claudios (desde Octavio Augusto hasta el propio Nerón), pero no desconocía la lengua y la literatura helénicas; en todo caso, su modo de vida y costumbres estaban muy alejadas de las de los refinados, cultos y decadentes aristócratas de la capital. Físicamente era corpulento y de aspecto macizo, de cabeza voluminosa y gesto tenso (dice el historiador Suetonio, de la forma más elegante posible, y los propios retratos que de Vespasiano se conservan lo corroboran). Era socarrón, jovial y de buen humor, y no tenía otro defecto moral que el hecho de que le gustaba mucho el dinero, pero no era avariento, ni lujurioso ni cruel. Tenía dos hijos mayores: Tito Flavio, culto, refinado y militar como su padre, y Flavio Domiciano, a quien no parecía gustarle ni la vida militar ni la cultura ni los estudios de ninguna clase, aunque daba la impresión de tener algún interés por la compleja ciencia jurídica y por el elaboradísimo Derecho Romano.

eettiicc@yahoo.es
05/09/2017, 08:26
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 145]
Vespasiano tomó el mando del ejército de Siria, a saber, de las legiones V (Macedónica) y X (Fretensis), y partió hacia Judea por tierra, mientras enviaba a su hijo Tito por mar a Alejandría para atropar a la legión XV (Apollinaris). Tito atravesó con la legión recogida en Egipto toda la costa de Palestina y se reunió con su padre en la ciudad de Ptolemaida, en la Galilea costera. El ejército de operaciones lo constituían por tanto 3 legiones completas, más otras 23 cohortes sueltas y dobladas en sus efectivos (es decir, el equivalente a otras 4 legiones más), y seis alas o escuadrones de caballería. Éstas eran las tropas legionarias romanas, a las que se añadió un importante contingente de tropas auxiliares de los reyes aliados extranjeros (entre ellos Agripa II, que envió 2.000 infantes con arcos y 1.000 jinetes, y un reyezuelo de Arabia, que aportó 5.000 arqueros y 1.000 jinetes). El ejército en su conjunto alcanzaba la impresionante cifra de 60.000 soldados, más varios miles de criados de los soldados romanos, también muy expertos en la vida militar. Sin embargo, parece que las fuerzas totales con las que podía contar Vespasiano incluían 6 legiones más y un cierto número de auxiliares y criados anexos a las mismas, esto es, unos 40.000 hombres extras; pero, finalmente, sólo movilizó a los 60.000 descritos. Ahora bien, manejar semejante cantidad de hombres, avituallarlos diariamente, conducirlos, acamparlos y hacerlos maniobrar sobre el terreno eran cosas que requerían buenas dotes de organización y estrategía, algo que cualquier general romano sabía hacer bastante bien, pues, en realidad, toda la ciencia militar romana se basaba en la disciplina y en efectuar las tareas según el protocolo habitual, como siempre se habían hecho, sin apenas concesiones a la improvisación, al azar o a la audacia personal; por ello, los generales romanos no eran grandes estrategas, pero la disciplina y el no apartarse nunca de los esquemas tácticos habituales hacía de las legiones romanas una maquinaria de guerra prácticamente invencible; y frente a esto las huestes judías quedaban en muy precaria situación. La legión romana estaba dividida en diez cohortes de 500 hombres cada una y era la unidad organizativa y logística básica del ejército; pero las unidades operativas y tácticas eran las propias cohortes de infantería, subdivididas a su vez en manípulos (dos centurias), y éstos en centurias (de entre 80 y 100 soldados cada una).

eettiicc@yahoo.es
05/09/2017, 09:14
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 146]
Mientras Vespasiano daba los primeros pasos en su campaña, los judíos, eufóricos por la reciente victoria, empezaron a su vez a nombrar generales y mandos para su improvisado ejército y a reclutar varones por todas las ciudades y aldeas de Palestina. Los sacerdotes fariseos y saduceos, y los notables de Jerusalén, viendo ya lo irreversible de la situación, apoyaron sin reservas y decididamente la revuelta, poniéndose al frente de ella, aunque el verdadero poder lo seguían detentando los jefes celotes más extremistas. Se fabricaron armas y flechas, se dió una sumaria instrucción militar a los grupos de jóvenes, se repararon las murallas y se prepararon máquinas de guerra. Pero algunos grupos de antiguos bandidos seguían haciendo la guerra por su cuenta, sobre todo en la región meridional de Idumea. Uno de esos jefes era Simón bar Giora, que se había dedicado anteriormente a saquear las casas y haciendas de los ricos y que luego sería uno de los principales dirigentes de la guerra. La efervescencia del momento impulsó a los judíos a tomar la iniciativa bélica. Un ejército heterogéneo e indisciplinado dirigido por tres jefes de bandas (Níger el pereo, Silas el babilonio y Juan el esenio) se dirigió contra la ciudad de Ascalón, en la llanura filistea o franja de Gaza, que tenía una guarnición romana formada por una cohorte de infantería y un ala o escuadrón (500 jinetes) de caballería. Los romanos, en cuanto los vieron aproximarse, sacaron la caballería, que rechazó sin dificultad a los que se acercaban a las murallas. Allí se enfrentaron la disciplina contra la indisciplina, la experiencia contra la inexperiencia, la caballería (actuando en un terreno extenso, llano y muy apto para el despliegue) contra una infantería mal armada y tan temeraria como inexperta. En el primer choque los hebreos huyeron, y lo que siguió fue una verdadera matanza de los fugitivos por obra de los jinetes romanos, que podían retroceder y maniobrar a voluntad en la extensa llanura. Perecieron, según Josefo, cerca de 10.000 judíos, entre ellos dos de sus generales, Juan y Silas. El resto, heridos en su mayor parte, se refugiaron en una aldea de Idumea. Los romanos sólo tuvieron unos pocos heridos. De nuevo intentaron los judíos el ataque contra Ascalón poco después, y de nuevo fueron desbaratados con miles de pérdidas. Finalmente huyeron de allí, perseguidos por la caballería romana. La derrota había sido casi total, pero el ánimo de los exaltados judíos supervivientes (entre ellos su jefe Níger) estaba intacto y más eufórico que nunca, valorando mucho más el hecho de haber sobrevivido a un choque frontal contra los temibles romanos que el hecho de haber sido estrepitósamente derrotados por éstos.

eettiicc@yahoo.es
06/09/2017, 07:18
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 147]
En las ciudades galileas del norte, los judíos también se preparaban para hacer frente a los romanos. Desde Jerusalén se les envió como general para toda la Galilea a un sacerdote fariseo llamado Joseph ben Matthías (a saber, el futuro historiador de esta guerra, con nombre romanizado, Flavio Josefo). Este Joseph o Josefo dirigió los preparativos de la defensa de las ciudades, recaudó dinero y amuralló algunas de las principales villas galileas. Pero su autoridad era muy discutida u objetada, especialmente por un galileo llamado Juan de Giscala, jefe de una banda extremista propia. Además, algunas ciudades galileas intentaban todavía nadar entre dos aguas, esto es, dejar abierta la posibilidad de pactar con los romanos, por lo que Josefo, para evitar la desunión, tomó como rehenes a sus personajes principales. La ciudad de Séforis envió mensajeros de paz a Vespasiano, y éste dejó una guarnición de 1.000 jinetes y 6.000 soldados de a pie para proteger la ciudad, y, esta guarnición, después que Vespasiano con el grueso del ejército se habían adentrado más en Galilea, se convirtió en una milicia de rapiñadores, pues desde la ciudad hacían frecuentes salidas para devastar la región, matando a todos aquellos hombres que eran aptos para llevar armas y esclavizando a los demás. Por este motivo, la gente comenzó a huir y refugiarse en las ciudades amuralladas por Josefo. Parece que el ejército de Vespasiano partió en dirección sureste, desde Ptolemaida (Fenicia) hacia Tiberíades (Galilea). Cuando penetró en Galilea, la columna de marcha romana era impresionante y alcanzaba varios kilómetros de longitud. Muchas de las tropas de Josefo huyeron y se dispersaron nada más divisarla, y Josefo y los suyos marcharon a refugiarse en la ciudad de Tiberíades. El ejército romano se dirigió primero contra la ciudad de Gadara, que tomó sin apenas lucha, ejecutando a todos los habitantes varones. Josefo decidió entonces refugiarse en Jotapata, la mejor fortificada de todas las ciudades de Galilea gracias a su propio emplazamiento natural. Esto a pesar de que, inicialmente, el ejército de sublevados con los que llegó a contar Josefo ascendió a unos 100.000 hombres: “Al volver a Jerusalén (se sobreentiende: Después de aplastar a los romanos en Bethorón), los judíos convocaron una asamblea en el Templo, y designaron generales para la guerra. José, el hijo de Gorión, y Anano, el antiguo sumo sacerdote, recibieron autoridad suprema en la ciudad (se sobreentiende: En la ciudad de Jerusalén). Eleazar, hijo de Simón, fue dejado de lado, porque era sospechoso de tiranía. Pero más tarde, y debido a que controlaba gran parte del tesoro público, Eleazar logró el mando supremo. Enviaron a generales para los varios distritos, incluyendo a Josefo, hijo de Matías, que fue enviado a asumir el mando en Galilea. Gobernó este distrito (se sobreentiende: Josefó gobernó el distrito de Galilea) mediante 78 magistrados designados para promover la armonía entre los habitantes. Fortificando todos los lugares defendibles (se sobreentiende: Josefo fortificó lugares estratégicos de Galilea), movilizó un ejército de 100.000 hombres, entre los que introdujo la disciplina militar romana” (“Los escritos esenciales”, tomo II, capítulo XXV, página 286, de Flavio Josefo).

renacido
06/09/2017, 07:37
Buen día ettic

renacido
06/09/2017, 08:46
tu lugar ettic:spy:

eettiicc@yahoo.es
07/09/2017, 08:53
Buen día ettic
Igualmente, que tengas un buen día. Saludos.

eettiicc@yahoo.es
07/09/2017, 08:54
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 148]
La toma de Gabara debió ocurrir a mediados de la primavera (mayo) del año 67. A continuación, vino el asedio de Jotapata, que fue muy duro. Los judíos luchaban a la desesperada, bien dirigidos por Josefo. Vespasiano desplegó las máquinas de asedio y empezó la construcción de un terraplén que alcanzase la altura de la muralla, según la costumbre militar romana habitual en estos casos. Sin embargo, los judíos hacían frecuentes salidas y retrasaban los trabajos de construcción del terraplén e incendiaban las obras; además, elevaron las murallas todavía más, trabajando en ellas día y noche. Vespasiano estrechó el cerco en torno a la ciudad, para forzar a los sitiados por hambre y sed. Josefo, para desmoralizar a los sitiadores y hacerles ver que tenían provisiones de agua más que suficientes, ordenó a sus hombres que mojasen sus ropas y las colgasen empapadas y chorreantes en las almenas de la muralla. Desalentados, los romanos reanudaron las obras para el asalto. Pero el propio Josefo se daba cuenta de que la caída de la ciudad era cuestión de poco tiempo, e intentó huir, con la excusa de reunir gente en los pueblos de la región y acudir a romper el cerco levantado por los romanos. Sin embargo, Todos los habitantes (hombres, mujeres y niños) se lo impidieron, y tuvo que seguir en su puesto. Los romanos montaron un gigantesco ariete, pero los judíos colgaron sacos llenos de paja para amortiguar los golpes; los romanos dispusieron entonces largas pértigas con guadañas y cortaron las cuerdas de las que colgaban los sacos sobre la muralla; finalmente, los judíos consiguieron romper la cabeza metálica del ariete con una gran piedra que le acertó de lleno; pero los romanos lo repararon. El asedio alcanzaba momentos de gran virulencia, y en uno de ellos el propio Vespasiano fue herido levemente por una flecha en la planta del pie. Las catapultas lanzaban continuamente contra las torres piedras de hasta 50 kilos de peso (una de esas piedras, dice Josefo, alcanzó a uno que estaba junto a él en la muralla, le arrancó la cabeza y envió el cráneo a varios centenares de metros; al día siguiente, una mujer embarazada recibió de lleno el impacto de una de esas piedras en el vientre cuando acababa de salir de su casa, y el feto fue a parar a gran distancia de allí). Por fin, una parte de la muralla cedió, pero los judíos protegieron la brecha con sus cuerpos y los romanos no pudieron entrar. Al día siguiente, Vespasiano ordenó el asalto general. Tras someter a la ciudad a una lluvia de flechas y proyectiles de honda que oscurecieron la luz del día, la infantería romana avanzó y comenzó a tender las escaleras sobre la muralla. Los judíos ensayaron otra cosa (en su obra testimonial histórica, Josefo se atribuye la invención de todos y cada uno de los recursos y estratagemas empleados por los sitiados): arrojar aceite hirviendo sobre los asaltantes. El procedimiento, que no era ninguna novedad, hizo aquí verdaderos estragos entre los soldados romanos que avanzaban en bloque en la clásica formación de testudo o tortuga (cubiertos por todos lados con los escudos, unos sobre otros). El aceite hirviente se metía por debajo de las corazas desde la cabeza hasta los pies y devoraba la carne como si fuera fuego, y los soldados aullaban de dolor y retrocedían saltando sobre sus compañeros, siendo fácilmente alcanzados por las flechas de los sitiados.

eettiicc@yahoo.es
08/09/2017, 15:38
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 149]
Era ya el comienzo del verano del año 67 de nuestra era, y el asedio de Jotapata no progresaba. Sin embargo, un destacamento de 2.000 infantes y 1.000 jinetes enviado por Vespasiano conquistaba una ciudad vecina, Jafa, donde los romanos degollaron a todos los habitantes varones en las calles o en las casas, esclavizando a mujeres y niños pequeños. Otro destacamento, aparentemente al mando de un tal Cerealius, bajó hacia Samaria e hizo una masacre de gentes que se habían reunido en el monte Garizim o Guerizim, la montaña sagrada de los samaritanos; murieron cerca de 10.000 hombres. Se apostaron varias guarniciones romanas, vigilando esta región densamente poblada. Al norte, por fin un desertor judío informó a Vespasiano que los defensores de Jotapata estaban agotados por la continua falta de sueño y por la debilidad, pues el asedio se prolongaba ya por 47 días, en lucha sin descanso por parte de los sitiados, y le dijo que la mejor hora para sorprenderlos era la última de la madrugada, dado que los cansados guardias se quedaban profundamente dormidos. Vespasiano, aunque no se fiaba demasiado, decidió probar. De madrugada, el ejército avanzó hasta la muralla silenciosamente; Tito, el hijo de Vespasiano, junto con uno de sus tribunos y unos pocos soldados escogidos, subieron al muro, mataron a los centinelas, entraron en la ciudad y abrieron las puertas de ésta con sigilo. Tras ellos empezaron a entrar, en grupos, más y más soldados. Al amanecer, en medio de una densa niebla que se había declarado, el ejército romano entró en la ciudad y muchos de sus habitantes se dieron cuenta de ello en el preciso momento en que eran degollados. No se perdonó a nadie, y los romanos empujaban a la gente cuesta abajo por las estrechas callejuelas, donde al apiñarse eran fácilmente masacrados. Algunos de los soldados judíos de la guardia personal de Josefo se suicidaron. Los romanos sólo tuvieron un muerto en este asalto final, a saber, un centurión que, al intentar sacar a un judío que se había refugiado en una cueva, fue herido por éste con una lanza por debajo de la ingle. En los días siguientes, los romanos buscaron a todos los escondidos en las cuevas y cloacas de la ciudad y mataron a todos los que encontraron, excepto a mujeres y niños pequeños (que eran más de un millar de supervivientes). La cifra total de muertos judíos en Jotapata fue, según Josefo, de unas 40.000 personas. La ciudad fue demolida por orden de Vespasiano. Eran los últimos días del julio del año 67. Se buscó por todas partes al general Josefo, pero no aparecía. Se había refugiado con algunos de sus soldados en una cueva de difícil acceso. Los romanos se enteraron por las confidencias de una mujer, e intentaron convencerle para que saliera y se entregara por mediación de un tribuno, antiguo conocido suyo. Pero los demás soldados judíos que estaban con Josefo no se lo permitieron y le amenazaron de muerte con sus espadas si intentaba salir. Los romanos, enfurecidos, querían pegar fuego a la cueva, pero el tribuno los contuvo, pues estaba empeñado en sacarlo vivo. En el interior de la cueva, Josefo intentó al principio convencer a sus compañeros con palabras, hablando acerca de la ilicitud moral del suicidio, pero ante semejante discurso religioso-filosófico ellos estuvieron a punto de matarle allí mismo. Es el propio Josefo el que cuenta lo que sucedió y cómo consiguió librarse de la muerte a manos de los suyos: a uno de ellos le llamó por su nombre, a otro le miró con mirada de jefe, a otro le cogió de la mano derecha y a otro le suplicó, y de este modo consiguió apartar de su cuello todas las espadas. No cabe duda de que este hombre tenía grandes cualidades histriónicas y un gran poder de persuasión con la palabra y los gestos, al tiempo que un buen conocimiento de la psicología humana. De todas formas, viendo que no era posible convencerlos, fingió cambiar de actitud y les propuso una solución intermedia: que se suicidaran todos por sorteo, siguiendo un orden, de manera que el segundo matase al primero, el tercero al segundo, y así sucesivamente; y de esta forma no sería exactamente un suicidio. A todos les pareció bien la idea. No sabemos cómo (Josefo no lo dice), pero el caso es que él mismo se las arregló para salir elegido entre los dos últimos. Uno a uno fueron dándose muerte sucesivamente, y al final quedaron sólo Josefo y otro más, a quien no le costó convencerle de que se entregasen a los romanos, cosa que hicieron a continuación (no obstante, ésta es la versión del propio Josefo acerca de lo sucedido en la cueva, y no puede descartarse que incluso sea una semblanza acomodaticia y tergiversada de los hechos). Lo más grotesco del caso es que, cuando se enteraron en Jerusalén de la caída de Jotapata, tributaron a Josefo unos funerales de honor, con un duelo de 30 días. Más tarde, sin embargo, al ser informados de que estaba con los romanos y colaboraba con ellos, fue considerado un verdadero enemigo público de los judíos.

renacido
08/09/2017, 17:52
sos una pelicula ettic ,,,deberia haber una produccion hollywoodense sobre la vida del gran historiador Flavio Josefo,,,,nacido en la convulsion humana que ocasiono la crucifixion del Cristohttp://4.bp.blogspot.com/-ltviRdPBJbU/VmXn32BVkDI/AAAAAAAAhak/2L8y9iSZtCE/s1600/hs-personajes-antiguos-54-47-638.jpg

eettiicc@yahoo.es
09/09/2017, 08:22
sos una pelicula ettic ,,,deberia haber una produccion hollywoodense sobre la vida del gran historiador Flavio Josefo,,,,nacido en la convulsion humana que ocasiono la crucifixion del Cristohttp://4.bp.blogspot.com/-ltviRdPBJbU/VmXn32BVkDI/AAAAAAAAhak/2L8y9iSZtCE/s1600/hs-personajes-antiguos-54-47-638.jpg
Estimado interlocutor, buenos días. Excelente contribución la tuya, excelente. Saludos.

eettiicc@yahoo.es
09/09/2017, 08:22
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 150]
El jefe judío, Josefo, que tenía por entonces unos 32 años de edad, fue conducido ante Vespasiano. Y cuando ya el general romano había dispuesto enviárselo prisionero a Nerón, al astuto Josefo (encadenado como estaba) se le ocurrió una inspiración que le resultó muy providencial: pidió hablar a solas con él de algo muy reservado, y Vespasiano hizo salir a todos excepto a su hijo Tito y a dos amigos de toda confianza. Entonces Josefo, dándoselas de profeta, le dijo: “Me mandas a Nerón. ¿Para qué? Después de Nerón no quedará ningún sucesor excepto tú. Tú, Vespasiano, serás el César y emperador, y también lo será tu hijo aquí presente”. Aunque todo tenía el aspecto de una invención del sinuoso judío para evitar el castigo que le esperaba en Roma, el caso es que Vespasiano (que sin duda había pensado más de una vez en esa posibilidad, que colmaba las aspiraciones de cualquier general romano lo suficientemente ambicioso) decidió retener al judío junto a sí, en espera de que se cumpliese su profecía. De momento no le liberó de las cadenas, pero él y Tito le regalaron ropas nuevas y le trataron con ciertas atenciones (con el tiempo la predicción se cumpliría, y Joseph ben Matthías, con su nuevo nombre romanizado de Flavio Josefo, se convertiría en un protegido de los nuevos emperadores flavios durante largos años en Roma: Vespasiano, Tito y Domiciano).

eettiicc@yahoo.es
09/09/2017, 17:50
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 151]
A finales de julio del año 67, tras la toma de Jotapata y la sumisión de la Galilea occidental, Vespasiano levantó el campamento y se dirigió a Ptolemaida, y de allí a la ciudad costera de Cesarea. Dejó en Cesarea las legiones V y X para que invernaran allí y envió la legión XV a Escitópolis con el mismo objeto. No obstante, en las ruinas de la ciudad costera de Jope (que fue destruída por Cestio Galo durante el inicio de su campaña, el año anterior, es decir, durante su aproximación a Jerusalén) se aglutinaron numerosos fugitivos judíos huídos de la Galilea reconquistada por Vespasiano y la reconstruyeron burda y rápidamente, fletando y reuniendo embarcaciones que dedicaron a la piratería en las costas; y asaltaban el tráfico marítimo entre Siria-Fenicia y Egipto. Por lo tanto, se hizo objetivo de importancia militar este peligro, que minaba las rutas costeras de Palestina y Fenicia y obstaculizaba las comunicaciones con Egipto. Vespasiano, entonces, envió una fuerza romana al mando del general Trajano, legado de la legión X (Fretensis), que ocupó la ciudad rápidamente, antes de la caída de la noche; y los bandidos huyeron en sus barcos. Al alba, se libró una batalla naval ante las costas de la ciudad que terminó con la derrota y destrucción de las naves judías, en buena parte debido a una tempestad que hizo encallar las naves judías contra las rocas, destrozándolas. Aquéllos de los náufragos que vinieron de vuelta hacia la playa, para no ahogarse, fueron muertos por los romanos. En total, parece que murieron 4.200 piratas, tragados por el mar o a manos de los soldados. Finalmente, y por orden de Vespasiano, quedó una guarnición romana allí, en Jope, en prevención de alguna presumible acción de piratería futura. Ahora bien, la fuerza romana apostada en la ciudad pasó a convertirse en un azote devastador y expoliador para las poblaciones judías de los alrededores.

eettiicc@yahoo.es
10/09/2017, 16:57
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 152]
Tras la toma de Jotapata y la sumisión de la Galilea occidental, los romanos se aprestaron a organizar las siguientes operaciones en torno a la Galilea oriental y otras regiones más alejadas del país. La siguiente operación, realizada a comienzos de agosto del 67, fue marchar hacia Cesarea de Filipo, en donde Agripa II proporcionaría ayuda y colaboración a los romanos. Desde allí, Vespasiano mandó a su hijo Tito a tomar la ciudad de Tiberiades y más tarde Senabris o Tariquea, tomándola, a esta última, por asalto y sometiendo a los sobrevivientes a la esclavitud. A finales de agosto, tras varios enfrentamientos sangrientos en el mar de Galilea a bordo de balsas y barcazas (que resultaron en grandes estragos para los judíos), el dominio de este lago quedó en poder de los romanos. Para el mes de septiembre sólo quedaban Gamala (en el reino de Agripa) y Giscala (al norte de Galilea). Gamala había sido fortificada por Josefo y por ese motivo supuso un escollo infranqueable para Agripa, quien no contaba con una fuerza militar suficientemente poderosa para tomar la ciudad. Entonces, aparentemente hacia finales de septiembre o primeros de octubre del 67, Vespasiano sitió Gamala con las 3 legiones V, X y XV, y comenzó a levantar terraplenes para el asedio. Agripa intentó parlamentar con los sitiados, pero éstos le lanzaron piedras y una de ellas le golpeó en el codo. Los romanos, pues, acometen contra Gamala, pero sufren una serie de reveses e incluso Vespasiano es atrapado en la ciudad y tiene que luchar para salir de ella, muriendo en ese intento un comandante suyo llamado Aebutius, quién había luchado antes contra Josefo en la toma de Jotapata. Las tropas romanas se desmoralizan y Vespasiano tiene que arengarlas, diciéndoles que ellos no pueden esperar ganar siempre fácilmente y que en realidad las pérdidas romanas son insignificantes en comparación con las miríadas de rebeldes muertos y que, por tanto, deben recobrar el valor que caracteriza a los buenos soldados y dejar de portarse como afeminados. Ante esto, el asedio es renovado y la gente comienza a huir de la ciudad por barrancos y pasos subterráneos. En el ínterin, Tito se encontró con Mucianus en Siria, quien sustituía a Cestio Galo por orden de Nerón como gobernador de dicha provincia (pues, poco después del desastre de Bethorón, Cestio murió, probablemente durante el invierno del año 67). También, Placidus, que había sido enviado por Vespasiano hacia el suroeste, tomó una fortificación que había sido levantada por orden de Josefo en el monte Tabor;y no se dejó engañar por los defensores, que pretendieron salir para hablar con él en términos de rendición cuando en verdad estaban organizados para un ataque por sorpresa; pero Placidus puso una emboscada contra ellos y los derrotó, y muchos de los insurrectos huyeron a Jerusalén, quedando sólo en el lugar los naturales, los cuales se rindieron pacíficamente. Por su parte, entrados ya en la segunda semana de noviembre del 67, aunque la defensa de Gamala estaba muy debilitada, el sitio de la ciudad continuó hasta que 3 soldados de la legión XV entraron sigilosamente al amanecer y socavaron una torre. Entonces, los guardias de la ciudad huyeron y los 2 líderes que comandaban a los rebeldes murieron. A continuación, el día 11 de noviembre del año 67, el ejército romano entró en Gamala y se produjo un suicidio masivo de los habitantes de la ciudad. Los romanos, además, mataron a 4000 personas. Sólo dos mujeres sobrevivieron, que resultaron ser sobrinas del hijo de un tal Filipo de Jacimus, un comandante de Agripa. Tras su regreso de Siria, Tito avanzó contra Giscala, la última ciudad rebelde, y le ofreció la posibilidad de rendirse explicándole que las demás ciudades, más fuertes que ésta, ya habían caído. Juan de Giscala respondió a la propuesta solicitando que se concediera un plazo hasta el día siguiente, pues el día actual era sábado. Tito estuvo de acuerdo y se retiró, pero Juan aprovechó la oportunidad para huir antes de la caída de la noche, con sus zelotes seguidores armados y con sus familias. Se dirigieron hacia Jerusalén, pero Tito los persiguió con una fuerza de caballería y mató a 6.000 de ellos, y capturó a 3.000 mujeres y niños; pero Juan se escapó y llegó a Jerusalén. Finalmente, Tito entró en la ciudad y la aseguró con una guarnición. Oficialmente, antes de la llegada de diciembre del 67, la campaña romana de Galilea se dio por terminada.

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11/09/2017, 16:50
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 153]
Hacia finales de noviembre del 67, Tito regresó a Cesarea desde Giscala y Vespasiano emprendió una campaña por la costa, bajando desde Cesarea hacia el sur de Jope (o Joppa, tomada por Trajano a mediados del verano del mismo año y donde ahora residía una guarnición romana) y sometiendo a las ciudades de Jamnia (Yamnia) y Azotus; y luego regresó a Cesarea con un gran número de cautivos, quienes habían acordado su rendición sin presentar batalla; entonces, Vespasiano y todo el ejército se dispusieron a invervar (descansar durante el invierno en Cesarea, antes de acometer la campaña de Judea). Pero previamente, y para asegurarse el control de toda Palestina y el fin de toda insurrección en el territorio reconquistado, redujo los últimos islotes de resistencia judía en Perea enviando al tribuno Plácido a tomar su capital, Gadara, y dejando sólo subsistir la fortaleza de Maqueronte (Machaerus). Entretanto, los rebeldes galileos se refugiaron en Jerusalén y también lo hizo Juan de Giscala entre ellos; sin embargo, los judíos, lejos de mantener la unidad frente a los romanos, con la llegada del tal Juan (recordemos que este personaje, jefe de una banda extremista, le presentó a Josefo en Galilea una gran oposición poco antes del avance de Vespasiano) dieron comienzo a una lucha de poder entre facciones que provocó enfrentamientos en el interior de la ciudad de David (es decir, Jerusalén). Esto llegó a oídos de Vespasiano, pues las disputas en Jerusalén eran bastante notorias; y ante esto, algunos comandantes romanos creyeron oportuno que Vespasiano atacara la ciudad de David y la tomara sin más dilación, argumentando que la providencia divina estaba a favor de Roma; pero Vespasiano fue muy cauteloso y prudente, y decidió esperar tranquilamente durante todo el invierno del 68 para dar tiempo a que las distintas facciones judaicas se debilitaran entre sí (lo cual hicieron, efectivamente, llegando incluso a provocar matanzas intestinas en Jerusalén; y más, porque, debido a que los líderes de los distintos grupos en disputa no sentían ahora ninguna necesidad de protegerse de un eventual e inminente ataque romano, querían resolver definitiva, insensata y rápidamente el asunto del liderazgo por la fuerza de las armas, antes de que un tal ataque romano se produjera; y de hecho las luchas entre facciones se recrudecieron y se hicieron muy sangrientas, y como consecuencia las reservas de grano de la ciudad fueron destruídas o quemadas, los alrededores del templo arrasados y más de 20.000 judíos perdieron la vida). Por lo tanto, los romanos esperaron y miraron; y entonces Vespasiano comentó: “Dios es mejor general que yo, pues nuestros enemigos se destruyen entre sí con sus propias manos”. Aparentemente, la fuente de información de Vespasiano fueron los muchos judíos que desertaron de Jerusalén y se entregaron a los romanos, suplicando que se protegiera a la ciudad de la violencia de los rebeldes y se rescatara al resto de sus habitantes, pues éstos no apoyaban la insurrección y desgraciadamente se encontraban atrapados en la metrópoli, en medio de unas condiciones que empeoran de día en día y que se extendían incluso a las pequeñas poblaciones circundantes.

eettiicc@yahoo.es
12/09/2017, 10:48
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 154]
Lo cierto es que la huida de Juan de Giscala y sus seguidores hacia Jerusalén, donde fue acogido como un héroe, trajo malas consecuencias para los apoyadores de la rebelión contra Roma, pues este individuo instigó una purga entre muchos notables de la ciudad, a los que acusó de colaboración con los romanos y muchos de ellos fueron ejecutados sin juicio previo. La capital judía quedó dividida entre los grupos zelotes más exaltados y extremistas, que eran dueños de la gran explanada del Templo, y los grupos moderados dirigidos por los sacerdotes. Los zelotes llamaron en su ayuda a 20.000 idumeos (éstos eran descendientes de los pobladores del noroeste de Edom o Idumea que el gobernante macabeo Juan Hircano subyugó y obligó a aceptar el judaísmo a finales del siglo II antes de la EC, y, como prosélitos judíos, fueron incorporados a la parte sur del territorio de Judea), que lograron entrar una noche en Jerusalén tras abrírseles las puertas desde dentro, llevando a cabo una matanza general de sacerdotes, de seguidores de éstos y de supuestos simpatizantes de los romanos. En efecto, Una vez que Juan de Giscala llegó a Jerusalén, se desató un enfrentamiento entre los saduceos y los zelotes y sicarios, porque estos últimos culparon a los primeros de la pérdida de Galilea y por intentar convencer al pueblo de la necesidad de una guerra más arriesgada contra los romanos. El enfrentamiento se extendió por toda la ciudad, y a pesar de que las autoridades judías intentaron por todos los medios que la sangre “no llegara al río”, a través de discursos como los del fariseo Simeón ben Gamaliel (parece que éste fue posteriormente conocido como el Rabban Shimon ben Gamliel I, nacido el año 10 antes de la EC y fallecido el año 70 de la EC, hijo primogénito y sucesor en la presidencia del Sanedrín de Gamaliel el Viejo, quien murió en el año 50 de la EC y fue probablemente el famoso Gamaliel que se menciona en el libro sagrado de los Hechos de los Apóstoles, capítulo 5, versículo 34) o los de los sumos sacerdotes Anás y Jesús, los zelotes, decididos por la causa hasta el final fueron eliminando a los sospechosos de simpatizar con Roma, lograron hacerse con el poder político, convocaron al pueblo y decidieron elegir, por sorteo, a un nuevo Sumo Sacerdote llamado Fanías, que parece ser que no descendía de ningún miembro del Sanedrín y no tenía ni idea del oficio sacerdotal, con lo que fue elegido de manera oportunista para el cargo, a sabiendas de que no estaba preparado para ello. No obstante, los zelotes, descontentos aún, y estando en inferioridad numérica, pidieron ayuda a los idumeos suplicándoles que se unieran en alianza con ellos, con la excusa de que en los ambientes sacerdotales estaban urdiendo entregar la ciudad a los romanos; pero al llegar los idumeos a las puertas de Jerusalén y siendo descubierta su asociación con los zelotes, no se les permitió entrar. Sin embargo, la noche siguiente, en medio de una gran tormenta, los zelotes consiguieron abrir las puertas y dejarlos pasar; y una vez entrados, se cometieron todo tipo de barbaridades, saqueos y asesinatos, sobretodo dirigidos hacia los más ricos y notables, produciéndose también una gran matanza depurandora en la ciudad en la que cayeron entre otros los sumos sacerdotes Anás y Jesús. Finalmente, los idumeos mismos, asqueados de ver tantas atrocidades perpetradas por los zelotes fanáticos contra ciudadanos honrados, no quisieron saber más de los zelotes y se retiraron. Por su parte, los zelotes, con Juan de Giscala al mando, consiguieron el control absoluto de la ciudad.

eettiicc@yahoo.es
13/09/2017, 07:04
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 155]
A finales de marzo del 68, Vespasiano se dispuso a reiniciar la campaña de Judea y marchar hacia Jerusalén, habiendo ya sometido a otras partes estratégicas del país para prevenir ataques. Entonces llegan a sus oídos noticias de una rebelión contra Nerón en la Galia, llevada a cabo por su gobernador, Julio Vindex, quien está asqueado de los derroches y las excentricidades del emperador; sin embargo, Vindex mismo rehusaría más tarde ser proclamado emperador por sus soldados. Iniciada la primavera, Vespasiano se mueve hacia el sur por el lado occidental, donde las planicies del terreno costero son altamente favorables para el despliegue de sus tropas. Toma la ciudad de Antipatris en 2 días, luego somete a Tamna, Lyda, Jamnia (Yamnia) y Ammaus (Emmaus o Emaús) en poco tiempo, hace frecuentes incursiones sobre Idumea y toma 2 pueblos en el corazón de ella, Betabris y Cafartoba, matando a más de 10.000 pobladores, capturando a 1.000 de ellos y expulsando al resto, y colocando finalmente una división de sus tropas para que dominara preventivamente toda la colina de este país. A principios de junio del 68 Vespasiano vuelve a Ammaus y luego atraviesa Samaria y pasa cerca de Neápolis, alcanzando Corea (Coreae o Nablus) por la frontera de Judea. Acampa allí el 20 de junio del 68 y al día siguiente llega a Jericó, sumándose a las fuerzas de Perea comandadas por el general Trajano. Los habitantes de Jericó y del área circundante huyen a las colinas cercanas a Jerusalén. Vespasiano visita el Mar Muerto (Lago Asphaltitis) y comprueba sus propiedades sigulares, entre las que destaca el hecho de que la gente que no sabe nadar flota sobresalientemente en el agua profunda; luego establece guarniciones en Jericó y Adida (a unos 32 kilómetros al noroeste de Jerusalén) y envía a Lucius Annius a tomar Gerasa, quién mata a 1.000 jóvenes, captura mujeres y niños, incendia las casas y a continuación acomete contra los pueblos circundantes. Ahora, la ciudad de Jerusalén ha sido aislada; pero entonces Vespasiano recibe noticias del fallecimiento del emperador Nerón, acaecido el 9 de junio del 68.

eettiicc@yahoo.es
13/09/2017, 10:29
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 156]
Según la Wikipedia, A finales del 67 o principios del 68, Cayo Julio Vindex, gobernador de la Galia Lugdunensis, se rebeló contra la política fiscal de Nerón. El emperador envió a Lucio Verginio Rufo, gobernador de la Alta Germania, a sofocar la revuelta y Víndex, con el objetivo de recabar aliados, pidió apoyo a Galba, gobernador de la Hispania Tarraconense. Verginio Rufo, sin embargo, derrotó a Vindex y éste se suicidó, mientras que Galba, por su parte, acabó siendo declarado enemigo público. Nerón había recuperado así el control militar del Imperio, pero esto fue utilizado en su contra por sus enemigos en Roma. En junio del 68, el Senado romano votó que Galba fuera proclamado emperador y declaró enemigo público a Nerón, utilizando para ello a la Guardia Pretoriana, que había sido sobornada, y a su prefecto Ninfidio Sabino, que ambicionaba convertirse en emperador. Según Suetonio, Nerón huyó de Roma a través de la Vía Salaria. Sin embargo, a pesar de haber huido, Nerón se preparó para suicidarse con ayuda de su secretario Epafrodito, quien lo apuñaló cuando un soldado romano se aproximaba. Según Dion Casio, las últimas palabras de Nerón demostraron su egocéntrico amor por las artes; exclamó: “Qué gran artista muere conmigo”. Con la muerte de Nerón desapareció la Dinastía Julio-Claudia y el Imperio se sumió a continuación en una serie de cortas guerras civiles, conocidas como “el año de los cuatro emperadores”. Según Suetonio y Dion Casio, el pueblo de Roma celebró la muerte de Nerón. Tácito, sin embargo, habla en sus escritos de un panorama político mucho más complicado en donde la muerte de Nerón fue bien recibida entre los senadores, la nobleza y la clase alta, pero no por la clase baja, los esclavos y los asiduos del teatro, que habían sido los beneficiarios de los excesos del emperador, de modo que éstos recibieron la necrológica noticia con gran rechazo. El ejército, mientras tanto, se debatía en la encrucijada entre el deber de obediencia a Nerón como su emperador y el ceder a los suculentos sobornos ofrecidos para derrocarlo.

eettiicc@yahoo.es
14/09/2017, 18:37
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 157]
Con la noticia de la muerte de Nerón, recibida por Vespasiano probablemente hacia mediados del verano del 68, éste detiene las operaciones contra Jerusalén y decide esperar para ver sobre quién recae el gobierno del Imperio, es decir, el sucesor de Nerón. No tarda en saber que el nuevo emperador es Galba, nombrado por el Senado, por lo que envía a Tito y Agripa hacia finales del otoño del 68 para que le transmitan sus saludos y para obtener instrucciones adicionales procedentes del emperador, si las hubiere, acerca de la guerra en Judea y con relación a la campaña contra los judíos rebeldes concentrados en Jerusalén. Sin embargo, cuando Tito se aproxima a Roma recibe noticias de la muerte de Galba (asesinado la mañana del 15 de enero del 69) y del nombramiento de Otón por el Senado como su sucesor, además de la marcha hacia Roma desde la Baja Germania de Vitelio con la pretensión de eliminar a Otón y arrebatarle el mando del Imperio. Entonces Tito, no queriendo arriesgarse a ser absorbido por ninguno de los dos bandos en contienda, cancela el viaje y vuelve a unirse con su padre en Cesarea; por su parte, parece que Agripa continuó hacia Roma. Según Suetonio, Tito pasó por Pafos a su regreso y allí consultó el oráculo de Venus, que pronosticó su futuro ascenso al poder, y esto debió incrementar positivamente su respeto hacia Josefo, pues éste ya le había augurado un buen futuro en Roma; de hecho, tanto Vespasiano como Tito parece que admiraban el ingenio que este judío había demostrado en la defensa de Jotapata y el talento que manifestó después para poder zafarse de la obstinación suicida del grupo de rebeldes supervivientes que se refugió con él en una cueva cercana tras la caída de dicha ciudad. En cuanto a la campaña de Jerusalén, ésta se detuvo hasta los comienzos del verano del 69, pues el caos en Roma (causando una corta guerra civil) mantuvo a los ejércitos de Judea (acaudillados por Vespasiano) en expectación respecto al futuro incierto del Imperio. Entretanto, en la ciudad de David se produjo una nueva lucha intestina ocasionada por un tal Simón de Gioras, edomita fanático que lideraba a una hueste de sicarios. En efecto, según la Wikipedia, en el 68, segundo año de la gran revuelta, aparecieron cuatro jefes de los rebeldes judíos: Juan de Giscala, Simón bar Giora, Eleazar ben Simón y Eleazar ben Yair; Simón bar Giora (epíteto que probablemente signifique “hijo del prosélito”) era un general muy experto que reunió 40.000 soldados prometiendo la libertad a los esclavos y recompensas a los que ya eran libres; su programa político era radical y se atrajo la aversión del conservador Flavio Josefo; pero por temor al aumento de poder de Juan, otro grande y peligroso fanático, el pueblo de Jerusalén invitó a los edomitas a entrar en la ciudad en la primavera del año 69, para así tratar de disolver el absolutismo de Juan, y con tal acción, Simón, adalid edomita, se apresuró a gobernar como un rey; de modo que ahora, en el interior de Jerusalén, lejos de alcanzarse un equilibrio de poderes, lo que sobrevino fue el estallido de una guerra civil entre los zelotes de Eleazar, los guerreros de Simón y los seguidores de Juan; al final Simón consiguió vencer a Juan después de asediarlo en el Templo; pero en la primavera del año 70 Tito atacó Jerusalén, la tomó y procedió al saqueo de la ciudad, y Simón tuvo que rendirse a los romanos, quienes lo llevaron a Roma, lo pasearon en la procesión triunfal de Tito y lo arrojaron al vacío desde la Roca Tarpeya (una abrupta pendiente de la antigua Roma, situada junto a la cima sur de la colina Capitolina, que se utilizaba como lugar de ejecución de asesinos y traidores, a los que, sin ninguna piedad, se les lanzaba desde ella: un lugar apenas reconocible actualmente, debido a la erosión y a la acción humana que se han acumulado allí por casi 2 milenios).

renacido
14/09/2017, 18:57
aporto mi granito de arena.

Por el año 70 d.C., Jerusalén fue destruido, pero los libros del Nuevo Testamento habían sido completados y estaban circulando entre las iglesias. Durante los siguientes 240 años, los cristianos fueron perseguidos por Roma, algunas veces al azar y otras veces por edictos gubernamentales.

https://es.wikipedia.org/wiki/Cristianismo_primitivo#A.C3.B1os_70-100._Redacci.C3.B3n_de_los_evangelios

eettiicc@yahoo.es
15/09/2017, 10:52
aporto mi granito de arena.

Por el año 70 d.C., Jerusalén fue destruido, pero los libros del Nuevo Testamento habían sido completados y estaban circulando entre las iglesias. Durante los siguientes 240 años, los cristianos fueron perseguidos por Roma, algunas veces al azar y otras veces por edictos gubernamentales.

https://es.wikipedia.org/wiki/Cristianismo_primitivo#A.C3.B1os_70-100._Redacci.C3.B3n_de_los_evangelios

Ok, gracias.

eettiicc@yahoo.es
15/09/2017, 10:53
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 158]
El 23 de junio del año 69 Vespasiano avanza desde Caesarea hacia áreas aún no conquistadas de Judea, tales como las colinas del país, Gophna (al norte de Judea) y Acrabetta (al nordeste), sometiéndolas; y también toma Betel (al sudeste de Gophna) y Efraín (al nordeste de Betel). Entonces se lanza a caballo, con sus escuadrones de caballería, hasta casi las mismas murallas de Jerusalén, matando a muchos de los que encontró a su paso y haciendo gran cantidad de prisioneros. Por su parte, Ceraelius, de la legión V, toma Idumea superior, Caphethra y Capharabis, que se rindieron con mucho gusto; luego pasa a Hebrón, matando a todos sus habitantes e incinerando la ciudad. Cada fortaleza queda ahora sometida a los romanos, excepto Herodión, Masada y Maqueronte, que fueron defendidas por los bandoleros y resultaron ser de poco interés para los romanos en esos momentos. Jerusalén era ya el objetivo prioritario y único a tomar en cuenta, pues toda Palestina había quedado prácticamente controlada por los romanos. Pero entonces llegan noticias a Vespasiano sobre la lamentable situación en Roma, esto es, la muerte del emperador Otón a consecuencia de su enfrentamiento contra el general Vitelius, cuyo ejército lo aclama como el nuevo emperador. Esto enfurece mucho a Vespasiano y a sus tropas, y éste decide detener la campaña contra Jerusalén y volver a Cesarea con las legiones. Son los comienzos del otoño del 69, y Vespasiano, antes de regresar a Cesarea, deja bien afianzado el territorio conquistado mediante guaniciones y destacamentos.

eettiicc@yahoo.es
15/09/2017, 15:06
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 159]
En Cesarea marítima, en el otoño del 69, la indignación de Vespasiano y sus hombres ante la usurpación de Vitelio (o Vitelius) se va propagando y transformando rápidamente en deseos de rebelión contra el nuevo césar por parte de los oficiales militares de toda la Palestina. Esto se vio agravado por el hecho de que, de camino a la capital, Vitelio se ganó el odio del pueblo a consecuencia de los excesos a los que permitía entregarse a su corte, y cuando alcanzó el lugar donde se había producido la batalla en la que había fallecido su enemigo, el emperador Otón, exclamó ante los soldados que se apartaban del hedor de los cadáveres, según el historiador Suetonio: “El cadáver de un enemigo siempre huele bien, y mejor aún si es un conciudadano”; además, luego de pronunciar esta frase, se dirigió a la tumba de Otón y allí se burló de él en presencia de sus fuerzas; cuando llegó a Roma hizo gala de la opulencia que le había hecho ganarse los odios del pueblo, al entrar en la capital ataviado con lujosas vestimentas y a la cabeza de hombres vestidos con sus mejores ropajes, donde asumió el pontificado, estableció las nuevas magistraturas y se declaró cónsul vitalicio, y el 19 de abril del 69 se hizo proclamar emperador por el Senado. Las fuentes clásicas afirman que Vitelio se valió de su posición para entregarse a los más suntuosos placeres culinarios, y en la capital eran conocidos sus banquetes. Suetonio dice que este emperador era un ser cruel al que le gustaba ordenar asesinatos y contemplarlos, y asesinó a todos aquellos acreedores que le habían exigido el dinero de sus cuantiosas deudas y también a sus dos hijos por haberse expresado públicamente contra la facción de los azules del circo (nota: cuenta Grimal que en la antigua Roma la pasión por las carreras de carros tirados por caballos que se celebraban en el Circo era indescriptible y la disputaban 4 facciones de oponentes competitivos: la blanca, la roja, la verde y la azul; los aurigas vestían una túnica y un gorro de cuero del color correspondiente y el emperador Vitelio castigó con pena de muerte a los partidarios de los verdes por haber hablado mal de los azules); se llegó a afirmar, incluso, que había dejado morir a su propia madre.

eettiicc@yahoo.es
16/09/2017, 17:58
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 160]
Durante ese mismo otoño (del 69), el ejército romano en Cesarea declara emperador a Vespasiano y le presiona para que acepte el cargo de primer mandatario del Imperio. Sin embargo, Vespasiano se inclina por la prudencia y la seguridad personal antes que exponerse a los peligros que supondría competir por el puesto de emperador. No obstante, sus tropas son vehementes y desean que alguien salve al Imperio de las manos de Vitelio y de otros incompetentes; de modo que sus oficiales le presionan enormemente y los soldados marchan en tropel por las calles blandiendo las espadas y amanazándole de muerte si no es capaz de tomar la iniciativa para salvar a Roma con la dignidad que siempre le ha caracterizado; ante esto, él cede y sus soldados se tranquilizan. Ahora tiene que actuar rápidamente, pues la guerra por el mando del Imperio lo ha engullido inexorablemente. Su primer movimiento consiste en adquirir el control de Egipto, donde se encuentra el principal suministro de grano del Imperio, por lo que escribe a Tiberius Alexander, gobernador de Egipto y Alejandría (y antiguo procurador Judea), para que le dé su apoyo. Tiberius lee la carta en público e insta a sus legiones y al pueblo a prestar juramento de lealtad a Vespasiano, y todos ellos lo hacen de buena gana. Las noticias acerca del alzamiento de Vespasiano se extienden rápidamente hacia el este y son acogidas con regocijo, y muchas legiones en Europa se suman a la causa. También, el general Mucianus, gobernador de Siria, le da su apoyo. Entonces, después que Vespasiano es objeto de muchos augurios favorables emitidos por diferentes visionarios, recuerda la predicción que le hizo Josefo y decide liberarlo, para lo cual pide a Tito que mande cortar las cadenas que atenazan al judío con un hacha, ya que esta acción significa que su encadenamiento ha sido injusto. Además, después Vespasiano convoca a Mucianus y a varios oficiales y amigos para referirles la anécdota de que él, en principio, no creyó a Josefo, pues pensaba que era un rebelde charlatán que pretendía eludir la pena de muerte, pero el tiempo y el desarrollo de los acontecimientos estaban dando la razón al judío, como si éste fuera portador de un mensaje divino, y entonces añadió: “Es vergonzoso que alguien que ha pronosticado mi subida al poder, y que era un portavoz de Dios, se encuentre todavía en cautiverio y tenga que soportar el destino de un preso”. Así fue como Flavio Josefo obtuvo su liberación y más que eso, es decir, adquirió gran prestigio y un puesto oficial como colaborador de Tito en la campaña de Jerusalén.

eettiicc@yahoo.es
17/09/2017, 15:57
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 161]
Hacia diciembre del año 69 Vespasiano envía una gran fuerza militar a Italia bajo el mando de Mucianus, quien, como las temperaturas eran bajas y desfavorables, marcha por la ruta de la Capadocia y Frigia. Vitelio, en prevención del levantamiento de Vespasiano, había puesto en marcha una serie de medidas defensivas desesperadas, que supusieron una considerable carga para el tesoro del Imperio; y cuando se enteró de que las huestes de Dalmacia e Iliria se habían unido a su adversario trató de dimitir de su cargo y muchos de sus allegados desertaron de su lado. Al parecer, Vitelio esperó a Vespasiano al mando de sus tropas en Mevania y cuando las fuerzas de su rival alcanzaron el lugar convino su dimisión con Marco Antonio Primo, comandante de la legión VI y uno de los principales partidarios de Vespasiano. Pero los soldados de la guardia pretoriana (cuerpo militar que servía de escolta y protección a los emperadores romanos) obligaron a Vitelio a violar el acuerdo y le hicieron volver a palacio. Suetonio y Tácito afirman que cuando las tropas de Vespasiano entraron en la capital, Vitelio se escondió en el hogar de un portero; finalmente, sus enemigos lo encontraron y, a pesar de sus súplicas, lo trasladaron al Foro, donde el pueblo en pleno y muchos soldados apoyadores de Vespasiano lo acribillaron con muchas vejaciones y lo mataron, y después arrojaron su cuerpo al río Tíber y su cabeza la pasearon por las calles de la capital; también mataron a su hijo y a su hermano. La gente de Roma aclama unánimemente a Vespasiano como nuevo emperador, y acto seguido es declarado oficialmente emperador por el Senado a finales de diciembre del 69, mientras él estaba todavía en la provincia de Egipto (según Tácito, el viaje de Vespasiano a Roma se retrasó a causa del mal tiempo, y algunos historiadores modernos sostienen además que éste permaneció allí a fin de consolidar su poder en la provincia y para sofocar una serie de protestas que estallaron en Alejandría motivadas por la nueva política fiscal, y que causaron que los envíos de grano de Egipto a Roma se detuvieran; no obstante, Vespasiano logró que se restaurara el suministro cuando la población de la capital imperial estaba al borde de desfallecer a causa de inanición). Al día siguiente de la muerte de Vitelio, Mucianus llega con sus fuerzas a Roma y se nombra herederos del César a Domiciano y a Tito, los hijos de Vespasiano. Entretanto, Mucianus, auxiliado por Domiciano (pues Tito estaba con su padre), administra el Imperio hasta la llegada a Roma de Vespasiano, hacia mediados del año 70. Y, a principios del año 70, Vespasiano envía a Tito desde Alejandría hacia Judea, con tropas romanas adicionales, para aplastar a Jerusalén. Tito llega a Caesarea, quizás a mediados del invierno del 70, y Josefo le acompaña.

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18/09/2017, 10:14
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 162]
A pesar de la obligada tregua que Vespasiano tuvo que acometer con motivo de la guerra civil que estalló en Roma y en la que él mismo acabó siendo el vencedor y vistiendo el manto purpúreo del emperador, los rebeldes de Jerusalén desaprovecharon la ocasión de unir sus fuerzas contra los romanos. En efecto, la situación en la capital de Judea, durante esos meses otoñales e invernales de tregua, distaba mucho de ser la más conveniente para la defensa de la ciudad; y para colmo se habían producido diversos enfrentamientos, con abundante derramamiento de sangre, provocando una especie de guerra civil entre las distintas facciones y una total desatención a las medidas estratégicas más básicas para poder aguantar el inminente asedio. Por un lado estaba Eleazar ben Simeón, el principal jefe de los zelotes en Jerusalén hasta la llegada de Juan de Giscala; y este Eleazar no estaba dispuesto a servir bajo las órdenes de Juan por considerarlo un líder novato en la ciudad y por ser más joven (y supuestamente más inexperto) que él. Eleazar dominaba a los hombres de Juan, ya que se encontraba en el Templo en una posición ventajosa pese a su inferioridad numérica, y los matenía a raya. A su vez, Juan de Giscala tenía que hacer frente a Simón bar Giora, que tras realizar algunas correrías por Galilea e Idumea, había llegado a la capital con los brazos abiertos y gracias a la colaboración del pueblo, con la esperanza de amortiguar la actitud extremista de Juan de Giscala; pero este Simón bar Giora pronto mostró ser igual o peor, con lo que el pueblo, esperando deshacerse de un tirano, se encontró con dos, luchando entre sí, a pesar de que ambos consideraban a los ricos y aristócratas como enemigos comunes. Por otro lado, en el frenesí por debilitarse mutuamente, Juan y Eleazar no encontraron nada mejor que prender fuego a los enormes almacenes de grano de la ciudad, en donde estaban las reservas de víveres acumulados con vistas al asedio; así, ambos, con el miope objetivo de evitar que el bando rival se adueñara de ellos, habían decantado la situación bélica muy a favor de los romanos. Según Flavio Josefo: “Todos los alrededores del Templo fueron presa del fuego, la ciudad quedó convertida en campo yermo librado (se sobreentiende: Abandonado) a las peleas intestinas y ardió todo el trigo, que pudiera haber bastado para muchos años a los asediados”.

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18/09/2017, 17:05
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 163]
Tito disponía de 4 legiones para el asedio, a saber, la legión V (Macedonica), cuyo legado era Sexto Vetuleno Cerealis, la legión X (Fretensis), dirigida por Aulo Lancio Lépido Sulpiciano, la legión XV (Apollinaris), cuyo mando estaba bajo Marco Tittio Frugi, y la legión XII (Fulminata) cuyo legado, aunque no lo sabemos con certeza, quizás fuera Cesenio Galo, el mismo que estaba al frente de la misma cuando le ocurrió el desastre de Bethorón. Esta última, a pesar de sufrir aquel famoso revés, había sido recompuesta y restituida y acerca de ella Flavio Josefo afirma que sus integrantes estaban sedientos de venganza. Aparte de estas 4 legiones, que se encontraban incompletas en número debido a las bajas en las campañas anteriores, Tito contaba, para compensar, con vexillationes (nota: Una “vexillatio” era un destacamento de nueva creación formado para cubrir las necesidades militares en una determinada campaña bélica, y habitualmente constaba de varias centurias de soldados procedentes de diversas unidades o legiones) extraídas de la legión III (Cyrenaica) y de la legión XXII (Deiotariana), con un total aproximado de 2.000 hombres, las cuales estaban estacionadas en Egipto al mando del prefecto Tiberio Julio Alejandro (quien fue, al igual que Flavio Josefo, un antiguo judío que ahora servía a los romanos); también contaba con unos 3.000 mil hombres procedentes de Siria, quizás de las legiones III (Gallica) y VI (Ferrata); además, tenía el apoyo de los príncipes clientes Agripa II, Soemo de Emesa y Antíoco de Comagene, y 8 alaes de caballería auxiliar (nota: La alae, o ala, según Polibio, era un término que designaba a la caballería que se alineaba tanto a la derecha como a la izquierda de una legión, generalmente constituida por unos 500 hombres bajo el mando de un prefecto de la orden ecuestre) y 20 cohortes de infantería (nota: Una cohorte era una unidad táctica uniforme que constaba de 500 a 700 soldados). El número total de efectivos humanos al mando de Tito podría establecerse aproximadamente en unos 40.000 a 60.000, entre combatientes y auxiliares.

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19/09/2017, 16:09
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 164]
Si nos atenemos a los relatos de Flavio Josefo, la ciudad de Jerusalén se encontraba asentada entre dos colinas, la del este bastante menos elevada que la del oeste, además de estar rodeada la ciudad por barrancos infranqueables y grandes hondonadas. En la época del asedio, la mayoría de la población estaba situada en la colina más baja, conocida como Ciudad Baja, en un proceso de ocupación que había comenzado ya en la época de los últimos reyes de Judá. Pero lo más imponente de la ciudad eran sus murallas, formidables y muy difíciles de penetrar. De afuera hacia adentro, es decir, comenzando desde la parte exterior, tenemos la llamada tercera muralla, que era la más reciente y que comenzó a erigirse en época de Agripa I, hacia el año 41 o 42 de nuestra era, destinada a proteger el barrio nuevo de Betzatá (o Bezeta), situado en la Ciudad Nueva, cuya construcción quedó interrumpida para no levantar sospechas de cara a las autoridades romanas, y que en estos momentos aún no había sido terminada y además era de menor calidad que las dos restantes murallas, más antiguas. Parece ser que justo antes del asedio del año 70 se reanudaron los trabajos con el fin de acabarla pero no dio tiempo, y, según Flavio Josefo, de haberse terminado dicha muralla la ciudad habría sido totalmente inexpugnable puesto que ningún artefacto bélico habría podido rebasar los bloques de piedra de 10 por 5 metros que cuarteaban su superficie exterior. Mención especial merece la llamada Torre Psefino, situada en el ángulo noroeste, entremetida en la tercera muralla, en cuya proximidad establecería Tito su campamento. La segunda muralla, situada detrás de la tercera y menos extensa, fue levantada en la época asmonea debido al ensanchamiento de la ciudad hacia la colina oeste, mucho más extensa. A su nordeste se encontraba la Fortaleza Antonia, rodeada de 4 torres en sus ángulos, construida por Herodes bajo patrocinio de Marco Antonio, cuyo nombre se debe a este último, justo al lado de la parte noroeste del Templo. La primera muralla, de la que aún no se ha descubierto su totalidad, tenía al menos 7 metros de espesor y englobaba al resto de la ciudad, o sea, la Ciudad Alta y la Ciudad Baja y también la mitad del Templo, ya que la parte norte de la muralla, en un terreno nivelado, nacía cerca del acceso al mismo. En la parte noroeste de la muralla, y extendiéndose hacia el sur, se encontraba el espléndido Palacio de Herodes rodeado en su parte norte por 3 torres que recibieron el nombre de Hípico, en honor a un amigo, Fasael, el nombre de su hermano, y Mariamme, el de su esposa. El resto de la primera muralla se alzaba sobre grandes precipicios, lindando al este con el valle del Cedrión (o Cedrón) y al oeste y sur con el valle del Gehena. Además, la Ciudad Alta y la Ciudad Baja debieron de estar separadas por un muro interior que nacería en la parte norte de la primera muralla y finalizaría en el ángulo suroeste de la misma. Por último, estaba el Templo, que en sí constituía una magnífica fortaleza, remodelado por Herodes, que supuso uno de los bastiones de resistencia más enconada frente al empuje de Tito, pero que finalmente acabaría completamente destruido.

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20/09/2017, 06:06
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 165]
La aproximación a Jerusalén se hizo desde varios frentes. Concretamente desde el oeste, llegaron las legiones XII (Fulminata) y XV (Apollinaris) al mando de Tito, y la V (Macedonica) desde Emaús. La excepción fue la legión X (Fretensis), que venía desde Jericó con el propósito de encontrarse a las puertas de Jerusalén con las otras tres legiones. Ahora bien, las legiones no avanzaban en orden de batalla, ya que la posibilidad de encontrar al enemigo en campo abierto era muy baja. No obstante, se movían con cautela bajo las estrictas órdenes de Tito y sus oficiales. El orden de marcha era bastante parecido al que Vespasiano realizó en el asedio de Jotapata; a la vanguardia iban los auxiliares y tropas aliadas en formación cerrada, pero muy probablemente llevando como pantalla piquetes de caballería y grupos de arqueros, así como infantería ligera, encargados de explorar el terreno por si hubiera algún tipo de emboscada; inmediatamente detrás se encontraban los oficiales y soldados responsables de planificar e iniciar la construcción del campamento de marcha para pasar la noche; y a continuación iba el convoy de provisiones de los oficiales, seguido por Tito y su estado mayor, al que pertenecía Tiberio Julio Alejandro, antiguo prefecto de Egipto, custodiados por sus singulares (estos “singulares” eran cuerpos de caballería e infantería reclutados entre las tropas auxiliares de cada provincia, que en un principio se encargaban de proteger a los diferentes cargos provinciales, ya fueran gobernadores de rango consular o pretoriano, prefectos, legados o procuradores, pero que en el siglo I de nuestra era se constituyeron en cuerpos militares de élite cuyas funciones básicas eran las de proteger a la figura del emperador o de alguno de sus hijos o posibles sucesores; el número de soldados de cada “singular” era variable y estaba comandado por un centurión de legión que recibía el nombre de “praepositus” o “curam agens”) y de 120 jinetes que tenía cada legión. Después, avanzaba otro convoy con las piezas de artillería para el asedio, y, a continuación, muy posiblemente, iban los jefes de las unidades auxiliares y de las tropas aliadas juntos, con el propósito de que a Tito le fuera más fácil dictarles órdenes; y detrás iban las legiones, cada una con su emblema del águila, seguidas por su séquito de esclavos y las provisiones; finalmente, en la retaguardia, marchaba el resto de auxiliares y tropas aliadas.

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20/09/2017, 08:13
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 166]
Debían ser ya los finales del invierno, o los comienzos de la primavera del año 70, cuando Tito acampa en Gibeah de Saúl, a 30 estadios (5'5 kilómetros) al norte de Jerusalén, con las legiones XII y XV. Entonces, el futuro emperador, escoltado por 600 jinetes, que probablemente serían sus singulares, decidió hacer un reconocimiento de la ciudad con el propósito de juzgar el ambiente que se respiraba dentro de ella, ya que parecía que por fin se había calmado la oleada de disputas entre las distintas facciones. Sin casco ni armadura, en paralelo a las murallas, efectuó la maniobra, quizás confiando en que la rapidez de las caballerías le permitían semejante acción sin riesgo alguno. Pero en un momento dado, por sorpresa, un grupo de rebeldes realizó una salida que pilló por sorpresa al propio Tito, quien, gracias a que un puñado de jinetes se quedaron con él para protegerlo, salió ileso del peligroso trance (de otra forma, seguramente hubiera caído en manos de aquellos judíos). Los demás jinetes habían huido en desbandada, pensando que todos, incluso Tito, habían hecho lo mismo.

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20/09/2017, 17:34
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 167]
Al día siguiente, las legiones empezaron a establecer sus campamentos, no sin antes preparar el terreno para su asentamiento haciendo desaparecer los desniveles existentes, talando los árboles de alrededor y desbrozando la campiña de las inmediaciones con vistas al asedio. Las legiones XII (Fulminata) y XV (Apollinaris) levantaron sus campamentos en el monte Scopus (Escopo), que estaba aproximadamente a una milla (1'6 km) al nordeste de Jerusalén, mientras que la legión V (Macedonica) hacía lo mismo unos centenares de metros más atrás. La legión X (Fretensis), aislada del resto, acampó en las inmediaciones del monte de los Olivos, un poco más arriba del valle de Cedrón, pero, cuando aun no había terminado los trabajos de asentamiento, súbitamente, los judíos organizaron un ataque combinado cruzando el valle de Cedrón y pillaron por sorpresa a la legión. Muchos legionarios huyeron despavoridos, mientras otros, a las órdenes de centuriones y oficiales, apenas pudieron formar una línea de contención frente al ataque sorpresa. Tito fue avisado de la escaramuza y corrió presto junto con sus singulares a contrarrestar la ofensiva, consiguiendo que los legionarios que habían huido regresaran a apoyar a los demás. A continuación, Tito cargó con su caballería hacía el flanco de los rebeldes y los jinetes romanos, muy superiores a los jinetes judíos, consiguieron hacer huir a éstos y obligaron al resto de los judíos regresar por donde vinieron. Finalmente, viendo que el peligro había pasado, Tito ordenó reanudar la construcción del campamento, estableciendo una fuerza de cobertura formada por cohortes auxiliares y otros soldados de refuerzo. Pero hubo de nuevo otra oleada rebelde de tal ímpetu que Tito se vio obligado a luchar cuerpo a cuerpo a la cabeza de sus tropas, a las que se sumó de nuevo la legión X; y finalmente consiguieron detener el ataque y reunir de nuevo a la fuerza que hacía de cobertura, permitiendo a los legionarios regresar a las tareas de asentamiento y completar por fin la construcción del campamento.

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21/09/2017, 10:02
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 168]
Juan de Giscala (el antiguo rival de Josefo en Galilea) derrota a Eleazar y sus fanáticos y se hace con el control del Templo. Por lo tanto, las facciones quedan reducidas a dos, a saber, la capitaneada por Simón bar Gioras, con 10.000 judíos y 5.000 idumeos, y la liderada por Juan de Giscala, con sus 6.000 zelotes originales más 2.400 zelotes de Eleazar que se han afiliado a él. Simón controla la Ciudad Alta y la Ciudad Baja, y casi toda el área cubierta por la segunda y la tercera murallas; Juan controla el Templo y sus alrededores; y parece que la zona limítrofe entre ambos fue reducida a cenizas. Por su parte, los romanos casi han acabado ya los trabajos de construcción y asentamiento para sus diferentes campamentos, en tanto que un hombre iba a tomar ahora el protagonismo: Flavio Josefo. El antiguo prisionero, liberado por el indulgente Vespasiano y que se había granjeado la amistad de Tito, iba a ser usado como instrumento de guerra psicológica. En efecto, los romanos, antes de realizar cualquier tipo de asedio, primeramente instaban a los asediados a que se rindiesen, procediendo, como es natural, a pasar al ataque si la respuesta era negativa. Habitualmente, el comandante en jefe, en este caso Tito, debería de ser el que instara a la rendición de los rebeldes judíos, pero en esta ocasión no sería así. Tito, inteligentemente, y sabiendo que el asedio podría ser largo y costoso, tenía como gran baza a Josefo, pues éste fue anteriormente uno de ellos y porque hablaba la misma lengua, y su elocuencia podría resultar muy útil; además, sabía, más que nadie, lo que estaba sucediendo en la capital, gobernada por dos facciones que tendrían sometido al resto del pueblo, harto ya del desarrollo de la guerra y de estar bajo las órdenes de dos cabecillas fanáticos. En estas condiciones y como solución para evitar el conflicto armado, Tito ordenó a Flavio Josefo que fuera el encargado de dar el discurso a los sitiados. La primera arenga pareció que iba a tener algo de resultado, pero demostró ser inocua, ya que aunque al día siguiente aparecieron rebeldes apostados sobre las murallas pidiendo la paz de forma empecinada, prometiendo a los romanos que les abrirían las puertas si llegaban a un acuerdo, sin embargo, resultaría ser una treta: Un grupito que simulaba ser extremista fue expulsado de la ciudad y consiguió atraer a un destacamento romano hasta quedar al alcance de los proyectiles que se arrojaban desde lo alto de la muralla, causando numerosas bajas entre los romanos en su intento de huir cuando hubieron descubierto el engaño. Al enterarse Tito del suceso, éste montó en cólera contra los supervivientes por haber actuado sin previa orden, y pensó castigarlos severamente con la pena capital para que los demás tomaran ejemplo, pero la actuación de los otros soldados, implorando clemencia para los posibles condenados, hicieron recapacitar al futuro emperador de que la ejecución de los soldados no sería la mejor opción, no sólo por diezmar a las tropas sino también para no ver menoscabada su reputación; así que, al final, suponiendo que ya había quedado clara la importancia de mantener una estricta obediencia, les perdonó la vida.

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22/09/2017, 12:34
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 169]
El 1 de mayo del año 70, Tito mueve el campamento hacia el oeste y noroeste de Jerusalén, a una distancia de 2 estadios (unos 400 metros) de la torre Psefino, que está empotrada en la tercera muralla de la ciudad, la que rodea la ciudad nueva (Bezeta); pero la legión X permanece en el monte de los Olivos. A continuación, Tito rodea las murallas para seleccionar un punto de asalto, acompañado por el tribuno Nicanor (antiguo amigo suyo de Galilea) y de Josefo, en una postreta tentativa de negociar con los rebeldes. Pero Nicanor es alcanzado por una flecha en el hombro izquierdo, mientras que Josefo no conseguía convencer a los sitiados. Por lo tanto, Tito, viendo que las negociaciones eran inútiles, pasó a la acción, ordenando a las legiones XII (Fulminata) y XV (Apollonaris) que estuvieran preparadas para entrar en combate inmediato y se situaran a 2 estadios al noroeste de la torre Psefino, y ordenando a la legión V (Macedonica) que se apostara más al sur, cerca del Palacio de Herodes; pero la legión X (Fretensis) tendría que seguir acampada en el monte de los Olivos. Por su parte, Flavio Josefo se daba cuenta que los sitiados habían constituido un frente común a pesar de sus diferencias y que contaban con el apoyo de la población restante, pertrechada ésta detrás de las murallas de la ciudad, al mando de sus dos grandes jefes Simón y Juan, y que contra eso era inútil instar a la rendición de manera pacífica. El punto de asalto elegido por Tito es frente a la tumba de Juan Hircano (gran sumo sacerdote y jefe macabeo del siglo II antes de la EC, que extendió considerablemente los límites de Judea al someter militarmente toda la Palestina), en el oeste de la ciudad, a fin de demoler la tercera muralla por su parte aparentemente más frágil, capturar la ciudad Nueva y atacar posteriormente la fortaleza Antonia presumiblemente por su lado nordeste. Entonces ordena a las legiones XII y XV que se sitúen más al sur, al objeto de construir terraplenes para el asalto.

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22/09/2017, 17:36
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 170]
El asedio propiamente dicho comenzó. El lugar escogido para el primer asalto a las murallas fue en los aledaños de la tumba del sumo sacerdote Juan Hicarno, no demasiado lejos de la actual Puerta de Jafa. Los legionarios despejaron el terreno adyacente con el fin de prepararlo para que las máquinas de asedio pudieran maniobrar y recogieron toda la madera posible para su construcción. Como es lógico, los sitiados intentaron por todos los medios frenar, a través de proyectiles disparados con escorpiones y balistas conseguidas durante el desastre de Bethorón, los trabajos de los legionarios, mientras que éstos, para salvaguardar el esfuerzo de sus compañeros, hacían lo mismo, intentando despejar a los rebeldes de las murallas también a base de proyectiles. El intercambio favoreció a los romanos, que, a pesar de sufrir algunas bajas, pudieron seguir adelante con sus trabajos. Flavio Josefo cuenta que los sitiados podían prever el lanzamiento de las piedras de las catapultas por ser éstas demasiado claras, vistas contra un fondo oscuro desde las murallas, lo que daba tiempo a que se apartaran de la trayectoria y se escondieran. Los romanos, dándose cuenta de ello, pintaron las piedras de un color oscuro, con el propósito de que fueran más difíciles de advertir y así causar más bajas. Pero este tipo de intercambios, a pesar de que favorecía a los romanos porque llevaban ventaja en cuanto a destreza, no era suficiente para abrir una brecha en la tercera muralla sino que hacía falta algo más que eso.

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23/09/2017, 09:13
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 171]
La técnica más usada por los romanos para los asedios por asalto, en cuanto a abrir brecha en las murallas, era la del ariete. Terminados los trabajos de despeje del terreno para que las máquinas pudieran acercarse a la muralla a través de la construcción de rampas, una por cada legión, lo que hacía un total de tres, se construyó una torre de asedio por cada una de las legiones, con el objetivo de que arqueros y escorpiones (armas con cuerpo metálico que arrojaban flechas de unos 70 cm de longitud, con un alcance máximo de poco más de 350 metros, capaces de traspasar por completo un escudo y estimándose que cada centuria disponía de una de ellas, lo que haría un total de 59 por legión) pudieran disparar contra cualquier defensor situado en el parapeto de la muralla a la misma altura cuando llegase el momento. Las legiones acercaron, pues, los arietes y las torres de asedio desde una posición segura para evitar que los rebeldes pudieran destruir alguna de ellas y antes de que el ariete diera el primer golpe a la muralla los romanos instaron por última vez a los judíos para que se rindieran, ya que una vez dado el primer golpe no habría marcha atrás. Pero no hubo una respuesta positiva, por lo que el ariete dio la primera embestida, lo que provocó que los sitiados enseguida arrojaran desde la muralla todo tipo de proyectiles a la vez que se abalanzaban en pequeños grupos a romper los manteletes que protegían a los arietes. En una de estas escaramuzas, ya cuando uno de los arietes de la legión XV (Apollonaris) empezaba a hacer mella en la muralla, fue tal el ardor mostrado por los sitiados hacia los romanos que a punto estuvieron de echar a perder todo el trabajo realizado hasta entonces por las tropas romanas. No obstante, gracias a la impetuosidad de Tito y a las vexillationes procedentes de las legiones egipcias, a saber, la III (Cyrenaica) y la XXII (Deiotariana), pudieron detener esta salida, consiguiendo sólo un prisionero, al que crucificaron para mostrar a los rebeldes el destino que les esperaba si osaban continuar desafiando a Roma. A pesar de ello, el gran ardor mostrado por los rebeldes en su salida, hizo mella en los romanos generando cierto nerviosismo, que se acrecentó esa misma noche cuando sin causa aparente una de las torres de asedio se vino abajo. Sin embargo, el empuje romano no se vino del todo abajo y los soldados siguieron intentando abrir una brecha persistentemente. En el interior, el general de los 5.000 idumeos (un tal Juan, bajo las órdenes de Simón bar Gioras) muere al ser alcanzado por una flecha romana. Finalmente, uno de los arietes abre brecha en la tercera muralla y los rebeldes, presa del pánico, recularon hacia atrás pensando que la muralla ya no era defendible, y se parapetaron en la segunda muralla. Habían pasado 15 días de asedio hasta que por fin los romanos pudieron avanzar, lo que nos sitúa aproximadamente en el día 25 de mayo del año 70. Tito mandó demoler gran parte de la tercera muralla, junto con otras estructuras y edificios de este sector de la ciudad (la Bezeta), con el objetivo de que las 3 legiones asediadoras (V, XII y XV) acampasen en ella.

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24/09/2017, 07:49
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 172]
Caída la muralla exterior, los romanos prepararon el asalto a la segunda muralla. Los judíos, detrás de la muralla, seguían defendiéndose con un valor y un arrojo dignos de admiración, como si aun pensaran que podían repeler a los romanos; dispuestos a morir por sus jefes, en especial por Simón bar Gioras, y mostrando la extraordinaria tenacidad ante la adversidad que Flavio Josefo conocía bien. Pero esto no bastaba para detener ya a los romanos, pues Tito consiguió en sólo 5 días abrir una brecha en una de las torres en la parte norte de la segunda muralla. Pero antes de eso, el futuro emperador fue objeto de un conato de trampa en la que un tal Cástor y algunos otros judíos, implorando falsamente piedad a los sitiadores, intentaron atraer a los soldados con objeto de lanzarles piedras; por lo visto Tito accedió a la petición y envió a un representante suyo, pero Josefo sospechó la treta desde el principio y rehusó participar en las negociaciones; al final, Cástor atacó a los negociadores y cuando los romanos reanudaron la acometida contra la torre él prendió fuego a la misma y se dio a la fuga. Hacia el 30 de mayo, la segunda muralla de la ciudad cede ante el ariete romano e, imprudentemente, Tito con sus singulares y mil legionarios penetra hacia el interior de la ciudad por la abertura sin encontrar apenas oposición al principio; sin embargo, se olvidó de dar la orden de que los legionarios ensancharan la brecha, y cuando él y sus hombres fueron atacados por los rebeldes dentro de las estrechas calles de la ciudad, llenas de artesanos y tenderos a los que magnánimamente dejó con vida, Tito y sus soldados tuvieron muchísimas dificultades para retroceder y retirarse ya que la estrechez de la brecha les impedía salir y también que los refuerzos entraran en su ayuda. Al final, consiguieron escapar de allí a la desesperada, mientras que los judíos taponaban la brecha con los cuerpos de los caídos. Pero la alegría de los rebeldes duró sólo 3 días, ya que al cuarto, un segundo ataque romano hizo ceder de nuevo la segunda muralla y esta vez sí que se ordenó a los legionarios que la derribaran junto con los edificios adyacentes, para poder maniobrar con mayor seguridad. Así, pues, para principios de junio del 70 la segunda muralla también cayó.

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24/09/2017, 08:15
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 173]
El 4 de junio del año 70 fue arrasada la segunda muralla en su parte norte, pero todavía quedaba la primera muralla sin penetrar, así como la Fortaleza Antonia y el Templo, siendo este último, sin duda, el postrero foco de resistencia judía antes de que la ciudad cayera totalmente en manos romanas. Tito, inteligentemente, sabiendo que aún quedaba la fase más difícil del asedio, ordenó que las tropas pudieran descansar y recuperarse. Además, para animar a sus soldados y para mostrar a los rebeldes el poderío y la grandeza de Roma, en una actitud más psicológica que beligerante, el futuro emperador ordenó que los soldados recibieran la paga, pues éstos cobraban 3 veces al año, en enero, mayo y septiembre, y aún no habían recibido el pago de mayo y ya el calendario se encontraba a primeros de junio; pero la causa de la demora se debió al derribo de la segunda muralla a principios de junio, con lo cual existían varios días de retraso en el mismo, de forma que al efectuarse ahora se relanzaría la moral de las tropas de cara al asalto final. Normalmente la paga se hacía de una manera discreta, pero, en esta ocasión, Tito mandó realizar una ceremonia especial para su distribución, dándole solemnidad al acto y ordenando que todo el ejército se desplegase a la vista de los asediados. Los soldados rivalizaban en cuanto al abrillantamiento de la armadura y sus armas, mientras que los hombres de caballería lucían sus mejores galas y arneses desfilando a la vista de los sitiados, quienes, con mezcla de admiración y de espanto, contemplaban atónitos semejante espectáculo. Este ceremonial significaba para los romanos un orgullo personal y de bandera, así como la obtención de la merecida recompensa por prestar servicio militar; pero para los rebeldes, en cambio, se trataba de una demostración de fuerza y poderío emanados del demoledor ejército romano. El espectáculo duró 4 días, es decir, el tiempo que se tardó en pagar a todos los soldados de las diferentes legiones.

eettiicc@yahoo.es
24/09/2017, 09:51
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 174]
Tito, procurando evitar la destrución de la ciudad, pide a Josefo que éste hable a los rebeldes en su lengua materna y los persuada a rendirse. Así, antes del asalto final, Tito busca, por última vez, la rendición pacífica de los sitiados pensando que tal vez la demostración de poderío romano con el ceremonial de la entrega de la paga y el hecho de que gran parte de la ciudad estuviera bajo dominación romana eran razones más que suficientes para claudicar. En esta ocasión, el discurso de Josefo se atiene a 3 premisas: primero, asegurar la salvación de los rebeldes judíos y del Templo, segundo, la incontestable superioridad militar romana y, tercero, en el orden teológico hacerles ver que Dios no está con ellos por sus pecados y que ahora sus prodigios los hace a favor de los romanos, exhortando a sus compatriotas a arrepentirse, para que así Dios los perdone. Incluso va más allá, ofrece su vida y la de su familia a cambio de que cesen las hostilidades. Algunas de estas frases de Josefo revelan no sólo su gran capacidad elocuente sino, también, una perspicacia fuera de lo común. Por ejemplo, él implora a los rebeldes que ahorren vidas que serán perdidas inútilmente, y que tengan presente que tanto el país como el Templo están en grave peligro de extinción. Afirma que, por lo que él está viendo, los romanos están más interesados en proteger el Templo que ellos. Es sensato y racional ceder ante ejércitos superiores, y los romanos son los amos del mundo porque, claramente, la voluntad de la Deidad está a favor, o no se opone, a la prosperidad de ellos. Si los antepasados de ellos estuvieran ahora gobernando la ciudad, hace tiempo que se habrían rendido a los romanos. Los romanos ya saben que el hambre cunde por toda la ciudad y que esto presagia la caída inevitable de la misma, por lo que es muestra de indulgencia por su parte ofrecerles garantías de ser tratados bien si se rinden ahora, mientras que nadie será perdonado si se obcecan en rechazar todas estas ofertas. La Biblia demuestra que cuando la Deidad apoya a los judíos el éxito es obtenido por éstos sin necesidad de recurrir a la guerra, mientras que si la guerra es emprendida por los judíos contra poderes superiores el resultado es siempre el fracaso y la destrucción para los judíos. Josefo se compara directamente a Jeremías al argumentar que este profeta también le habló vigorosamente al pueblo diciéndole que ellos eran odiosos a Dios y serían tomados cautivos a menos que rindieran la ciudad; pero ellos hicieron caso omiso y hasta quisieron matar al profeta, de forma parecida a como los rebeldes ahora “me atacan con insultos y proyectiles, mientras les exhorto a salvarse. Los milagros, además, dan la bienvenida a los romanos: El estanque de Siloam, que había sido secado, ahora se ha llenado de agua gracias a la aproximación de Tito”. Con estas palabras, parece que una parte de la población quedó convencida, pero los zelotes no, quienes incluso le arrojaron una piedra que impactó en la cara del historiador y éste quedó inconsciente; y sólo la rápida actuación de los legionarios evitó que los judíos se llevaran el cuerpo caído de Josefo al interior de la ciudad. Por lo tanto, ante dicha respuesta, Tito comprendió definitivamente lo que tenía que hacer.

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25/09/2017, 11:29
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 175]
A pesar de la dura preparación psicológica de los romanos, éstos se desanimaron mucho cuando vieron que el gran esfuerzo que habían realizado para montar las rampas de asalto había sido en vano. Tito, consciente de la gravedad de la situación, se reunió con los oficiales superiores para poder dar una solución al problema. Se barajaron 2 propuestas, ambas extremas: la primera, un asalto inmediato a gran escala y con todo el ejército, que aunque podría dar una victoria aplastante también tenía el riesgo de fracasar, con lo que definitivamente la moral de los soldados se hundiría del todo; y segundo, rodear con una muralla toda la ciudad, y esperar que los sitiados murieran de inanición o de hambre, opción que a Tito le disgustaba por considerar que no era la forma más honorable de vencer. Finalmente, se adoptó una solución intermedia que implicaría a las 2 propuestas, es decir, se seguiría con el asalto pero, a la vez, se construiría una “circunvallatio” alrededor de la ciudad para asegurar su bloqueo hermético y así los sitiados no pudieran salir y tampoco recibir ningún tipo de ayuda desde fuera (la “circunvallatio” consistía en una línea de fortificación que rodeaba la ciudad para que ésta no pudiera recibir ayuda logística, víveres o efectivos desde fuera, a fin de que la rendición de la misma se produjera por hambre, hacinación, sed o proliferación de enfermedades). La tarea de la construcción de esta circunvallatio conllevaría muchos días, e incluso puede que algunos meses, por lo que parecía una empresa descabellada, pero las arengas de Tito hacia sus hombres hicieron gran mella en ellos, y, en un esfuerzo de coordinación lleno de admiración, cada legión y cada subunidad se ocupó de un tramo, mientras Tito visitaba regularmente los grupos de trabajo para animarlos. Y esto dio muy buen resultado, pues en un tiempo récord de 3 días se consiguió rodear toda la ciudad con un cerco de estacas puntiagudas de 8 kilómetros de perímetro, reforzado con unas 13 fortificaciones en su derredor con guarniciones de soldados vigilantes; y con el fin de proveer materiales para la construcción de esta empalizada, la región rural alrededor de Jerusalén fue despojada de sus árboles por unos 16 kilómetros a la redonda. Tal vez Josefo, el narrador de esta infeliz historia, nunca supo (o nunca quiso saber) que ese cerco fue profetizado por Jesucristo casi 40 años antes (es decir, casi 5 años antes del nacimiento del historiador), cuando hizo su entrada triunfal en Jerusalén, pocos días antes de su muerte: «Al acercarse y ver la ciudad (se sobreentiende: Cuando Cristo se aproximaba a la ciudad santa sentado sobre un pollino), lloró por ella, diciendo: “Si también tú conocieras en este día el mensaje de paz... Pero ahora ha quedado oculto a tus ojos. Porque vendrán días sobre ti, en que tus enemigos te rodearán de empalizadas (se sobreentiende: Un cerco de estacas puntiagudas), te cercarán y te apretarán por todas partes, y te estrellarán contra el suelo a ti y a tus hijos que estén dentro de ti, y no dejarán en ti piedra sobre piedra, porque no has conocido el tiempo de tu visita (se sobreentiende: El tiempo en el que los tribunales celestiales te examinarían o visitarían simbólicamente para darte tu justa retribución, especialmente a causa del asesinato del Mesías)”» (Evangelio según Lucas, capítulo 19, versículos 41-44; Biblia de Jerusalén de 1975).

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25/09/2017, 16:56
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 176]
Después de la construcción de la circunvallatio, la situación en el interior de la ciudad no hizo más que empeorar, ya que el hambre era de tal magnitud que incluso Juan de Giscala tuvo que usar el aceite y el vino sagrados con fines profanos para evitar la desesperación; y muchas víctimas inocentes, sobretodo mujeres y niños, morían, apilándose sus cadáveres de tal forma que, cuando el hedor se convirtió en insoportable, se empleó el tesoro público para enterrarlos. Hambre horrorosa que iba en aumento exponencial, hasta que los cadáveres se hicieron tan numerosos que no hubo otra solución que lanzarlos a las hondonadas que rodeaban la ciudad, a lo que Tito, observando tan lamentable espectáculo, se reprendía a sí mismo como si tuviera toda la culpa de ello. Pero una cosa era cómo pensaba Tito y otra muy diferente cómo pensaban sus tropas, pues la piedad no era precísamente un don muy atribuíble a los legionarios romanos y mucho menos a la legión XII (Fulminata), la cual rabiaba por vengarse de la humillante derrota de Bethorón. Por otra parte, las últimas palabras de Josefo, si bien no produjeron ninguna reacción favorable a la rendición entre los rebeldes armados, hicieron mella entre los no combatientes judíos en el sentido de querer desertar de la ciudad. Por ello, algunos desertores judíos ricos, a sabiendas de que ya estaba todo perdido, abandonaban la ciudad después de haber vendido todas sus posesiones por monedas de oro y tragárselas para poder esconderlas. Pero al caer éstos en manos de romanos informados de semejante estrategia, alcanzaban un final atroz, pues los legionarios, junto con algunos auxiliares egipcios y sirios, iban en busca de ellos y les abrían el vientre para robarles las monedas. Tito quedó horrorizado cuando casualmente se enteró, ya tarde, y prometió buscar a los culpables, los cuales nunca aparecieron aunque seguían practicando tal barbarie, muchas veces sacrificando a las víctimas en vano, ya que en el interior de la mayoría de ellas no encontraban el oro deseado. Empero la gran avalancha de desertores de última hora dieron informes verdaderamente espeluznantes a los oficiales romanos acerca de los estragos y locuras que estaba causando el hambre creciente en la ciudad, y de cómo la masa de no combatientes esa atacada por los insurrectos judíos militarizados, quienes realizaban búsquedas puerta a puerta por comida, golpeando y torturando a las familias en sus hogares, asesinando y robando a los hipotéticos ricos que encontraban a su paso. Según Josefo, relatar en detalle la enorme cantidad de atropellos y vejaciones mortales a las que eran sometidas las personas civiles por sus propios hermanos de raza y religión fanatizados, bajo el mando de Juan y Simón, es imposible; y, en pocas palabras, se puede decir que ninguna otra ciudad del mundo ha soportado jamás una oleada tan cruda de miserias ni albergado una generación de seres tan envilecidos y pródigos en delitos desde los comienzos de la historia humana. Por lo visto, Jesucristo no exageró cuando señaló que a Jerusalén le iba a sobrevenir la peor tribulación de su historia (una grande tribulación inigualable) algún tiempo después de su partida y todavía dentro del alcance de los días de aquella generación que pidió su muerte ante Pilato. Sin embargo, lo más interesante de esta narración para nosotros, los que somos asiduos lectores de la sagrada escritura y queremos aprender de la experiencia histórica, es que la misma profecía del evangelio de Lucas acerca del fin de la Jerusalén clásica está entrelazada con los acontecimientos previstos para el fin del mundo actual, al que también se esperaría que le aplique paralelamente un desenlace en forma de una grande tribulación (tribulación magna) de alcance global impregnada de barbaridades parecidas o similares a las testimoniadas por Josefo.

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26/09/2017, 16:14
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 177]
Como opción añadida a la circunvallatio y para que la toma de la ciudad fuera más rápida, Tito hizo construir nuevas rampas de asedio frente a la Fortaleza Antonia. Pero debido a la devastación de toda el área circundante de Jerusalén, la madera hubo que traerla desde una distancia de más de once millas (más de 18 kilómetros, aproximadamente) para su construcción. Tras 21 días de trabajo se acabaron las obras, a pesar de que los judíos con Juan de Giscala al frente intentaban dificultar, cada vez con menos vigor y por la mayor vigilancia romana, los trabajos preparatorios. Entretanto, mientras se erigían las rampas, los romanos capturan más de 500 evadidos de la ciudad por día, a los que torturan, matan y luego crucifican ante las murallas, a la vista de los rebeldes, para intimidarlos; y parece que Tito llegó a entristecerse por tener que usar una persuasión tan cruel y con tan grande número de víctimas, al grado de que llegó un momento en que no había suficiente espacio para tantas cruces ni suficientes cruces para tantos cuerpos. Pero tales ejecuciones masivas y crueles tienen el efecto contrario al pretendido por los sitiadores, pues los judíos defensores juran luchar contra los romanos hasta su último aliento, aun si ello implicara la destrucción del Templo. Por eso, las exortaciones de Tito dirigidas a los rebeldes, para que éstos se rindan y así se pueda salvar el Templo y lo que queda de la ciudad, caen en oídos sordos. Una vez terminada la rampa de asedio, los arietes empezaron a golpear los muros de la fortaleza, sin mucho éxito al principio, pero el continuo envite de los mismos propició que la parte batida se desplomara por sí sola, quizás con la ayuda de los túneles realizados anteriormente por los hombres de Juan, que quizás se desplomaran del todo en ese momento. Tras esto, una enorme brecha se abrió, pero cuando los romanos se dispusieron a atravesarla, se encontraron con un nuevo muro, levantado a toda prisa, que impedía el acceso al patio exterior del Templo. Esto desmoralizó a las tropas, a las que Tito de nuevo tuvo que arengar prometiendo recompensa al primer hombre que llegara a lo alto del parapeto. Y sólo una docena de auxiliares, liderados por un tal Sabino, se dispusieron a la acción, pereciendo él mismo junto con 3 de sus compañeros. Se esperaba que los demás siguieran el ejemplo, pero no lo hicieron, hasta que 2 noches más tarde un pequeño grupo de unos 20 o 30 soldados ascendieron por propia iniciativa y eliminaron a los centinelas. Tito, enterándose de lo sucedido y sacando partido del éxito, envió a sus hombres hacia el patio del Templo, en donde hubo un combate nocturno del que nadie saldría vencedor, hasta que finalmente, ya amanecido, los rebeldes consiguieron hacer retroceder a los romanos.

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27/09/2017, 09:37
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 178]
Habiendo llegado los finales de julio del 70, informes procedentes de desertores judíos, entre los que se encuentra un tal Maneo ben Lázaro, indican que desde el 1 de mayo hasta el 20 de julio los muertos civiles o personas no combatientes en la ciudad ascienden a más de 600.000 aproximadamente, y todo ello sin contar los miles de desertores apresados o ejecutados por los romanos. A primeros de agosto, los romanos pensaron que la mejor forma para llegar a los aledaños (o perifería) del Templo era de nuevo construir terraplenes, cuyos materiales, de nuevo, hubieron de traerse a gran distancia. Mientras tanto, Tito envió a Flavio Josefo con un mensaje dirigido a Juan de Giscala desafiándole formalmente que se presentara y aceptara el combate; y también parece que se le ofreció de nuevo una honrosa rendición con tal de salvar el Templo. De todas formas, Juan discute acaloradamente con Josefo y rechaza toda vía razonable de solución, con lo que gran número de ciudadanos de clase alta, incluyendo a muchos sacerdotes, desertan en ese momento y se entregan a los romanos. En consecuencia, de nuevo, se dispuso el ataque al patio exterior a pesar de que las rampas aún no se habían terminado. Para ello, Tito formó una fuerza de asalto especial que puso bajo el mando de Sexto Vetuleno Cerealis, el legado de la legión V (Macedonica), compuesta de unidades de mil hombres mandadas por un tribuno y cuyos miembros se contaban entre los 30 legionarios más valientes de cada centuria. El ataque se produjo por la noche, pero tras la sorpresa inicial, los rebeldes, cada vez en mayor número, se apilaban para luchar en el patio exterior, conteniendo a los romanos y quedando el encuentro en empate. Entretanto, los rebeldes intentan un asalto a la legión X (Fretensis) en el Monte de los Olivos, por medio de franquear el cerco de estacas puntiagudas, directamente enfrente de la muralla oriental del Templo, pero son rechazados después de una breve e intensa batalla. Finalizadas por fin las rampas, los arietes de asedio llegaron a la muralla exterior del Templo y durante 6 días, sin resultado alguno, intentaron abrir brecha, ya que los formidables bloques de piedra aguantaban bien, a la vez que, como ya iba siendo costumbre, los rebeldes importunaban el ataque. Simultáneamente, la lucha continuaba en el patio exterior, incendiando ambos bandos secciones del pórtico para convertir sus posiciones en inexpugnables a los ataques del bando contrario. El 15 de agosto, en una fingida retirada de los rebeldes del pórtico occidental, los romanos cayeron en una trampa, ya que en el momento en el que éstos se precipitaron por este punto, el pórtico, que previamente había sido llenado de betún y madera seca, empezó a arder, provocando muchas bajas romanas que perecieron bajo las llamas o fueron muertos o capturados por los rebeldes. Viendo que los arietes no doblegaban aquellas majestuosas murallas, se intentó tomar el muro exterior mediante escaleras de asalto. Pero los judíos esperaban en lo alto y precipitaron al vacío a cuantos iban subiendo, además de capturar algunos estandartes. En los días siguientes, Tito ordenó incendiar otras secciones del pórtico exterior, pero sin resultados.

eettiicc@yahoo.es
27/09/2017, 15:19
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 179]
En medio del sofocante calor de aquel 15 a 17 de agosto del 70, los informes de los escapados son de un hambre más que horrible en la ciudad sitiada, con innumerable cantidad de víctimas mortales y donde los rebeldes hambrientos como perros enloquecidos se tambalean de casa en casa en busca de comida y donde tanto el cuero de los zapatos como la hierba seca y escasa son comidos con ansia. La abominable monstruosidad causada por el hambre alcanza su profundidad máxima en la historia de una tal María, hija de un tal Eleazar, que impresiona estremecedoramente no sólo a los rebeldes sino también al mismo Tito, quien es enterado de ella tal vez mediante Josefo y éste quizás por medio de los testimonios de los desertores y escapados. Parecería que la historia trágica de esta María es una invención urdida por una mente perversa y Josefo asegura en sus escritos que habría omitido de buena gana dicha tragedia, por temor a que se le considerara poseedor de una imaginación diabólica, pero gracias a que había gran cantidad de testigos de la susodicha historia entre sus contemporáneos, él decidió inmortalizarla junto con las siguientes palabras: “Tito juró sepultar esta abominación bajo las ruinas de la ciudad”. Para saber de qué se trata esta historia real, podemos acudir a los escritos del historiador Eusebio de Cesarea (263-339), quien solía emplear citas textuales de otros historiadores que no sobrevivieron a su época y también de Flavio Josefo, encontrándose una gran concordancia entre lo que Eusebio dice y lo que afirma el judío cuando se refieren a un mismo tema, lo cual hace a Eusebio bastante fiable. En su obra “Historia de la Iglesia” (o Historia eclesiástica), Eusebio trató de presentar la historia de la Iglesia desde los apóstoles (es decir, los “Hechos de los Apóstoles”) hasta sus días, teniendo en cuenta en dicha obra la historia de los judíos. En el tercer y último libro de la citada obra, partes V a VII, Eusebio informa lo que se expone a continuación.

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28/09/2017, 05:28
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 180]
Parte V (Acerca de los últimos tormentos de los judíos después de Cristo). Tras ostentar Nerón el poder durante trece años, y habiendo tenido lugar los reinados de Galba y de Otón en el espacio de un año y seis meses, Vespasiano, que había sido notable en los ataques a los judíos, fue designado emperador en Judea una vez que se le nombró públicamente como jefe supremo del ejército que le había acompañado a aquel lugar. Inmediatamente salió para Roma y confió la guerra contra los judíos en manos de su hijo Tito. Ahora bien, los judíos, después de la ascensión de nuestro Salvador, culminaron su crimen contra él con la concepción de innumerables maquinaciones contra sus apóstoles. El primero fue Esteban, al cual aniquilaron con piedras; luego Jacobo, hijo de Zebedeo y hermano de Juan, que fue decapitado; y finalmente Jacobo, el que fue escogido en primer lugar para el trono episcopal de Jerusalén, después de la Ascensión de nuestro Salvador, y que murió del modo mencionado. Todos los demás apóstoles fueron amenazados de muerte con innumerables maquinaciones, y fueron expulsados de Judea y se dirigieron a todas las naciones para la enseñanza del mensaje con el poder de Cristo, que les había dicho: “Id, y haced discípulos a todas las naciones”. Además de éstos, también el pueblo de la iglesia de Jerusalén recibió el mandato de cambiar de ciudad antes de la guerra y de vivir en otra ciudad de Perea (la que llaman Pela), por un oráculo transmitido por revelación a los notables de aquel lugar. Así pues, habiendo emigrado a ella desde Jerusalén los que creían en Cristo, como si los hombres santos hubiesen dejado enteramente la metrópoli real de los judíos y toda Judea, la justicia de Dios vino sobre los judíos por el ultraje al que sometieron a Cristo y a sus apóstoles, e hizo desaparecer totalmente de entre los hombres aquella generación impía. En los relatos que escribió Josefo se describen con toda exactitud los males que en ese momento sobrevinieron a todo el pueblo judío en todo lugar; cómo principalmente los habitantes de Judea fueron agobiados hasta el extremo de las desgracias; cuántos miles de jóvenes y de mujeres, juntamente con sus niños, cayeron a espada, por hambre y por muchos otros tipos de muerte; cuántos y cuáles ciudades de Judea fueron sitiadas; cuán grandes desgracias, y más que desgracias, presenciaron los que fueron en su huida a Jerusalén, ya que era la metrópoli más fuerte; el desarrollo de la guerra y lo que tuvo lugar en ella en cada momento; y, finalmente, cómo la abominación desoladora que proclamaron los profetas se asentó en el mismo templo de Dios, en gran manera notable antiguamente; y entonces sufrió todo tipo de destrucción hasta su desaparición final por el fuego. Merece la pena señalar que el mismo autor afirma que los que, procedentes de toda Judea, se apiñaron en los días de la fiesta de la Pascua, en Jerusalén, como en una prisión, usando sus propias palabras, fueron alrededor de tres millones. Era preciso, pues, en los mismos días en los que habían llevado a cabo la Pasión del Cristo de Dios, bienhechor y Salvador de todos, que, como encerrados en una prisión, recibieran el azote que les daba alcance viniendo de la justicia Divina. Así pues, dejando aparte los acontecimientos que les sobrevinieron y cuántas veces fueron entregados a espada o de diversos modos, sólo me ha parecido oportuno mostrar las desgracias originadas por el hombre, a fin de que los que obtengan este escrito vean, parcialmente, cómo les daba alcance al poco tiempo el castigo procedente de Dios por causa de su crimen cometido en contra del Cristo de Dios.

eettiicc@yahoo.es
28/09/2017, 07:35
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 181]
Parte VI (Acerca del hambre que angustió a los judíos). Toma, pues, entre tus manos el libro V de de las Guerras de los judíos de Josefo y lee la tragedia que sucedió entonces: «Para los ricos, quedarse significaba la perdición, pues con la excusa de deserción mataban a cualquiera por causa de sus bienes. Con el hambre crecía también la demencia de los rebeldes y cada día ambas se enardecían terriblemente. El trigo no era visible en lugar alguno, pero ellos se lanzaban dentro de las casas y las registraban. Cuando lo encontraban los maltrataban por haber negado, pero si no lo hallaban, los atormentaban por haberlo escondido con tanta precaución. La evidencia de tener o no tener eran los cuerpos de los desafortunados: los que todavía se mantenían en pie daban la impresión de poseer gran cantidad de alimentos; sin embargo, los que ya estaban consumidos, los dejaban, pues creían que no era lógico matar a los que estaban a punto de morirse de necesidad. Muchos cambiaban furtivamente sus posesiones por una medida de trigo, los más ricos; o de cebada, los más pobres. Luego, encerrándose en lo más recóndito de sus casas, y debido al escozor de la necesidad, algunos comían el grano crudo y otros lo cocían a medida que lo requería la necesidad y el temor. Tampoco se ponía la mesa. Pues sacando del fuego los alimentos aún crudos, se los tragaban. La comida era miserable a la visión conmovedora; los más fuertes abusando, los más débiles quejándose. El hambre supera todo sufrimiento, pero nada destruye tanto como el honor, pues aquello que de otro modo se aceptaría como digno de consideración, en esta situación se menosprecia. Las mujeres por ejemplo, quitaban la comida de la boca de sus maridos, los hijos de la de los pobres, y lo más deplorable, las madres de las de sus niñitos, y a pesar de que los seres más queridos se iban acabando entre sus manos, ningún tropiezo existía para llevar las últimas gotas de vida. Y aunque comían de este modo, no pasaban desapercibidos y los rebeldes en todo lugar se lanzaban sobre estas presas. En el momento que observaban una casa cerrada, era indicio de que los que se hallaban en el interior estaban provistos de alimentos, y en seguida, cargándose las puertas, arremetían hacia dentro, y únicamente les quedaba aferrarse a las gargantas para sacarles el bocado. Azotaban a los ancianos que retenían los alimentos, y a las mujeres que ocultaban entre sus manos lo que les quedaba les arrancaban la cabellera. No existía la compasión ni para los ancianos ni para los niños, sino que, alzando a los niños que no soltaban su bocado, los lanzaban contra el suelo. Pero aún eran más inhumanos con aquéllos que anticipaban su llegada y se habían tragado lo que ellos les iban a arrebatar, pues se consideraban agraviados. Ideaban terribles métodos de tortura para encontrar los alimentos. Cerraban la uretra de los desafortunados con granos de legumbres y les atravesaban el recto con palos afilados. Se sufrían tormentos aterradores para el oído simplemente hasta conseguir la confesión de un solo pan o para revelar un solo puñado de harina. Pero los torturadores no sufrían el hambre (pues su crueldad sería menor si se encontraran en necesidad), porque practicando su demencia iban procurándose de antemano provisiones para los días que tenían que llegar. Iban al encuentro de los que durante la noche salían arrastrándose hasta la avanzada romana para reunir legumbres silvestres y hierbas. Y cuando ya creían que habían burlado a los enemigos, entonces les arrebataban lo que llevaban, y por mucho que suplicaran invocando por el sagrado nombre de Dios para que les dieran alguna porción de lo que habían traído, estando en tan grande peligro, ni así se lo daban, y podían contentarse si no perecían además de ser despojados». Además de otros detalles, añade lo siguiente: «A los judíos les truncaron, junto con las salidas, toda esperanza de salvación, y el hambre, descendiendo por cada casa y en cada familia, consumía al pueblo. Las estancias se llenaban de mujeres y de niños de pecho que habían perecido, y los callejones de ancianos muertos. Los niños y los jóvenes, hinchados como sombras, pasaban por las plazas y caían donde les sobrevenía el dolor. Los enfermos eran incapaces de sepultar a sus familiares, y los que podían se negaban por la gran cantidad de cadáveres y su propio destino dudoso. Muchos, pues, caían sin vida al lado de los que acababan de enterrar, mientras que otros muchos se dirigían a sus sepulcros antes que la necesidad lo prescribiera. En todas estas desgracias no había canto fúnebre ni lamento. En su lugar, el hambre censuraba al sufrimiento, y los que morían observaban con ojos secos a los que les habían precedido en la muerte. Un profundo silencio y una noche colmada de muerte encerraba la ciudad. Pero lo más terrible eran los ladrones. Pues, entrando en las casas, a modo de saqueadores de tumbas, despojaban a los cadáveres y, tras retirar las cubiertas de los cuerpos, salían riéndose. También probaban el filo de sus espadas con los cadáveres y, con su prueba del hierro, atravesaron a algunos que, aunque habían caído, estaban vivos. No obstante, si alguien les suplicaba que hicieran uso de sus espadas y de su fuerza en él, lo abandonaban al hambre, ignorándole. Y todos los que expiraban fijaban su mirada en el Templo, porque dejaba vivos a los rebeldes. Los propios rebeldes primero ordenaban sepultar a los muertos, a cargo del tesoro público, porque no aguantaban el hedor. Pero, posteriormente, cuando ya no se daba abasto, los lanzaban por encima de las murallas a los precipicios. Tito, cuando los vio llenos de cadáveres y del espeso líquido que fluía de los cuerpos en putrefacción, se lamentó, y alzadas sus manos tomó a Dios por testigo de que no era obra suya»...

eettiicc@yahoo.es
28/09/2017, 07:45
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 182]
... Al cabo de otras cosas acaba diciendo: «No podría retenerme de mencionar lo que me indican mis sentimientos. Es mi opinión que si los romanos se hubieran retardado en su ataque contra los ofensores, una sima hubiera abatido la ciudad, o hubiera sido inundada, o los rayos de Sodoma le hubieran dado alcance, porque esa generación era mucho más impía de lo que fueron los que llevaron estos castigos. De este modo, por causa de la demencia de ellos, todo el pueblo pereció con ellos». En el libro VI también escribe como sigue: «De los que murieron por el hambre en la ciudad el número era ilimitado, y los sufrimientos que tuvieron lugar, indescriptibles. En toda casa, si en algún lugar se vislumbraba una mera sombra de comida, se entablaba una guerra y llegaban a las manos los que más se querían, con el fin de arrancarse el misersable recurso de vida. La necesidad no tenía confianza ni siquiera en los moribundos. Los ladrones inspeccionaban también a los que estaban por morirse, por si se diera el caso de que mantenían algún alimento escondido entre los pliegues de su vestido pretendiendo estar muertos. Algunos, boquiabiertos por la falta de alimento, semejantes a perros rabiosos, iban tropezando y, desencajados, arremetían contra las puertas a modo de borrachos y, en su debilidad, penetraban en las mismas casas dos y hasta tres veces en una hora. Por la indigencia se ponían cualquier cosa en la boca, y si lograban reunir algo indigno, incluso para los animales irracionales más inmundos, se lo llevaban para comérselo. De este modo, al final ya no se retenían ante sus cinturones ni zapatos, y sacando las pieles de sus escudos, las devoraban. Algunos se alimentaban también con pedazos de hierba vieja, mientras que otros, recogiendo fibras de plantas, vendían una ínfima parte por cuatro dracmas áticos. ¿Y qué diremos de la desvergüenza de la gente desalentada por el hambre? Porque estoy a punto de poner de manifiesto unos actos que no se hallan registrados ni entre los griegos ni entre los bárbaros, escalofriantes para contarlos e increíbles para escucharlos. Por mi parte, para que no considerasen que estoy inventando para el futuro, con mucho gusto ignoraría tal desgracia si no se diera el caso de que dispongo de innumerables testigos contemporáneos. Y, por otro lado, concedería a mi patria un favor estéril si dejara en silencio sus sufrimientos reales. Así pues, una mujer residente en el otro lado del Jordán, de nombre María, hija de Eleazar, de la aldea de Batezor (que quiere decir “casa de Hisopo”), distinguida por su familia y su riqueza, se refugió en Jerusalén con la restante multitud y con ellos sufría el asedio. Los tiranos le robaron todas las otras posesiones que ella había aprovisionado y transportado desde Perea hasta la ciudad. El resto de sus bienes y algo de comida que vieron los hombres armados que entraba cada día, se lo fueron quitando. La indignación de aquella mujer era terrible, y a menudo vituperaba y maldecía a los bandidos con el único resultado de excitarlos contra su persona. Y como fuere que nadie la mataba (exasperados o compadecidos), y fatigada de buscar alimentos para otros, pues de todos modos ya era imposible buscar, oprimiéndole el hambre las entrañas y la médula y más enfurecida que hambrienta, se hizo de la ira y de la necesidad como consejeros, apresuró contra la naturaleza y, agarrando a su hijo de pecho, dijo: “Desventurada criatura. En la guerra, en el hambre y en la revuelta, ¿para quién te cuidaré? Si llegamos a parar vivos en las manos de los romanos, la esclavitud. Pero el hambre llega antes que la esclavitud y los rebeldes son más terribles que ambas opciones. Venga, pues. Sé mi alimento, la maldición de los rebeldes y un mito para el mundo; lo único que faltaba a la desgracia de los judíos”. Mientras decía esto mató a su hijo. Luego lo asó y se comió una mitad, pero el resto lo ocultó. Al punto acudieron los rebeldes y notaron el hedor del malvado sacrificio, la amenazaron con degollarla inmediatamente si no les indicaba lo que había preparado. Ella, respondiéndoles que para ellos guardaba una bella porción, les descubrió lo que había quedado de su hijo. Un escalofrío y un gran estupor se apoderó de ellos en aquel mismo momento y se quedaron clavados ante aquella visión. Pero ella les dijo: “Es mi hijo, mi obra. Comed, pues yo también me he alimentado. No seáis más débiles que una mujer ni más compasivos que una madre. Pero si vosotros sois piadosos y no aceptáis mi sacrificio, yo ya comí en vuestro lugar; el resto quede también para mí”. Después de estos acontecimientos, ellos salieron temblando; fue la única vez que tuvieron miedo y que, de mala gana, dejaron para la madre semejante alimento. Inmediatamente, la ciudad fue llena de repugnancia y cada cual se estremecía cuando se imaginaban como suyo aquel crimen. Los hambrientos tenían deseo de morirse y celebraban a los que se habían anticipado en la muerte, antes de oír y presenciar tan grandes males».

eettiicc@yahoo.es
28/09/2017, 08:17
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 183]
Parte VII (Acerca de las profecías de Cristo). Éste fue el castigo que recibieron los judíos por su delito y su impiedad para con el Cristo de Dios. Pero merece la pena añadir la verdadera profecía de nuestro Salvador, con la que manifestaba los mismos acontecimientos, cuando profetizaba como sigue: “Mas ay de las que estén encintas, y de las que críen en aquellos días. Orad, pues, que vuestra huida no sea en invierno ni en día de reposo; porque habrá entonces gran tribulación, cual no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá”. Sumando el número de todos los muertos, dice el mismo escritor que por el hambre y por la espada cayeron un millón cien mil personas, y el resto de rebeldes y de ladrones, denunciándose unos a otros tras ser tomada la ciudad, fueron ejecutados; los jóvenes más altos y notables por su belleza corporal los guardaban para la ceremonia del “triunfo”, y del resto de la multitud, —los mayores de diecisiete años—, unos cuantos fueron enviados cautivos a los trabajos forzados de Egipto y la mayoría fueron distribuidos entre las regiones para morir en el teatro, por el hierro o por las fieras; pero los menores de dicisiete años fueron llevados como presos de guerra para ser vendidos. Estos solos ya sumaban unos noventa mil hombres. Todo esto tuvo lugar así en el segundo año del reinado de Vespasiano, coincidiendo con las profecías de nuestro Señor y Salvador Jesucristo, el cual, gracias a su divino poder, ya lo vio de antemano como si fueran presentes, y lloró y se lamentó de acuerdo con la Escritura de los santos evangelistas, que también aportan las palabras que dijo refiriéndose a Jerusalén: “Oh, si también tú conocieses, a lo menos en este tu día, lo que es para tu paz. Mas ahora está encubierto a tus ojos. Porque vendrán días sobre ti, cuando tus enemigos te rodearán con vallado, y te sitiarán, y por todas partes te estrecharán, y te derribarán a tierra, y a tus hijos dentro de ti”. También cuando se refería al pueblo: “Porque habrá gran calamidad en la tierra, e ira sobre este pueblo. Y caerán a filo de espada, y serán llevados cautivos a todas las naciones; y Jerusalén será hollada por los gentiles, hasta que los tiempos de los gentiles se cumplan”. Y de nuevo: “Pero cuando viereis a Jerusalén rodeada de ejérritos, sabed entonces que su destrucción ha llegado”. Quien compare las palabras de nuestro Salvador y las otras descripciones del autor sobre toda la guerra, ¿cómo no ha de maravillarse y de admitir que la presciencia y la profecía de nuestro Salvador son verdaderamente Divinas y sobrenaturalmente extraordinarias? Por ello, sobre lo que sobrevino a toda la nación después de la Pasión del Salvador y de aquellas voces con las que el pueblo judío requería que fuera librado de la muerte el ladrón y homicida y que se aniquilara al autor de la vida, nada cabe añadir a la narración. A pesar de ello, sería justo añadir cuanto se refiere al amor para con los hombres de la entera Providencia, que aplazó la ruina de los malvados durante cuarenta años después de su audacia contra Cristo. Y a lo largo de estos cuarenta años muchos apóstoles y discípulos, y el propio Jacobo (primer obispo del lugar, llamado hermano del Señor), que todavía vivían y habitaban en la misma ciudad de Jerusalén dando sus discursos, permanecían en el lugar como muro fortificado.

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28/09/2017, 08:28
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 184]
Hasta aquí son las palabras de Eusebio, en buena parte tomadas de Josefo. Pero éstas no son historia pasada; no para los que han escudriñado la profecía de Jesucristo acerca del fin del mundo, la cual está registrada en los evangelios según Mateo, Marcos y Lucas, en triplicado, para que no se ignore. Esta profecía viene expresada como una dualidad, es decir, como dos bloques entrelazados de acontecimientos históricos separados entre sí por unos dos milenios, pero que guardan una relación entrambos que está determinada por un lapso de intenso sufrimiento humano apodado “gran tribulación” (tribulación magna o insuperable en su género): una para Jerusalén en el siglo primero de nuestra era, que ya pasó, y otra para nuestro tiempo, a nivel mundial, que está por llegar. Por eso, aunque resulte penoso considerar lo que le sobrevino a la ciudad de David durante los postreros días de la generación que se levantó en Judea en los días de Cristo, también será de buen provecho a toda persona reflexiva contemplar en su imaginación las cosas que están destinadas a suceder dentro de relativamente poco tiempo, esto es, un cúmulo de sufrimientos a nivel mundial que recrearán a lo moderno las mismas condiciones infrahumanas de la Jerusalén del año 70, durante el asedio de Tito, por todo el globo terrestre. Empero una tal reflexión sería absurda y psicopática si no estuviera alentada por la expectativa de protección y supervivencia que suministra la sagrada escritura, la cual fue la ciudad de Pela para los cristianos del primer siglo y la cual quizás sea (está por aclararse) la de unos simbólicos “cuartos interiores” mencionados por el profeta Isaías (libro de Isaías, capítulo 26, versículo 20) para los cristianos verdaderos de la época actual. En las Biblias con anotaciones referenciales, el texto de Isaías, capítulo 26, versículo 20, se conecta con juicios finales de tiempos pasados, como el Diluvio y la matanza de los primogénitos de Egipto por el ángel exterminador, en tanto que el versículo siguiente, el 21, se vincula con la “gran tribulación” del evangelio de Mateo y con el fin del mundo predicho en la segunda epístola del apóstol Pedro.

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28/09/2017, 16:49
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 185]
Regresemos ahora a Judea, al asedio de Jerusalén por Tito. El 27 de agosto del año 70 se completan 2 terraplenes y se usan arietes pesados para golpear las murallas noroccidentales que protejen el patio exterior norteño del templo, a la vez que soldados romanos intentan escalar las murallas para tomar las techumbres de los pórticos del norte, pero sufren pérdidas notorias. Entretanto, dos oficiales importantes de Simón bar Gioras se entregan a los romanos. Por su parte, Tito, el día 28 de agosto, se reune con sus altos oficiales para dilucidar un asalto final y decidir la suerte del Templo si éste caía. Algunos oficiales estaban dispuestos a que se destruyera, ya que era el símbolo del último bastión rebelde y del ardor nacionalista del pueblo judío; otros, por el contrario, opinaban que había que mantenerlo en pie si sus defensores se rendían. Según Flavio Josefo, Tito estaba dispuesto a salvarlo, ya que su belleza era tal que hacía honor al Imperio Romano. Reanudada la lucha el 29 de agosto, de nuevo en el patio exterior, la ferocidad de los rebeldes fue tal que Tito y sus singulares tuvieron que intervenir para que la línea de infantería romana no se hundiera. Poco a poco, los romanos ganaron terreno en el patio exterior, obligando a los rebeldes a recular hacia el patio interior, que a su vez estaba rodeado por una muralla en sus cuatro costados que formaba una segunda línea defensiva en caso de perderse el patio exterior. Tito, cansado y satisfecho de haber acorralado a los rebeldes en el recinto del patio interior, se retira a la fortaleza Antonia y se resuelve a atacar al día siguiente. Pero los rebeldes embisten otra vez y son derrotados y echados hacia atrás, al santuario. En un momento indeciso de la lucha, un soldado, sin esperar ninguna orden, movido por un impulso sobrenatural según Josefo, arroja dentro de la cámara del Templo una antorcha encendida, lo que provocó un incendio que en pocos minutos pasó a ser incontrolable. Tito recibe las noticias del incendio y enseguida se persona en el lugar, pues lo último que deseaba era que el Templo sufriera daños. Ahora su gran preocupación era detener el incendio, y para ello organizó grupos de bomberos; pero lo cierto es que muchos legionarios romanos se mostraron reacios a apagarlo, preocupándose sólo de saquear lo que había en el interior. Esperando, al menos, salvar la parte interior del Templo, mandó a un centurión y a sus hombres que apagasen el fuego y emplearan la fuerza contra quien desobedeciera, pero fracasó en el intento. Algunos, en vez de apagarlo, lanzaron más antorchas, ansiando destruir el recinto sagrado del enemigo, un enemigo que había luchado contra ellos con gran determinación y que se había ganado la ira más asesina de los legionarios romanos. Era el día 9 del mes de ab en el calendario judío, o final de agosto, un día de infausto recuerdo para los judíos, ya que también coincidía conmemorativamente con la destrucción del primer Templo a manos de Nabucodonosor.

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29/09/2017, 10:21
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 186]
Pero si con la destrucción del Templo parecería que la sed de venganza y muerte que los romanos respiraban contra los judíos había desaparecido, nada más lejos de la realidad. Muchos judíos civiles, sin armas y agotados por el hambre, fueron degollados sin importar si eran niños, sacerdotes o ancianos. Mientras tanto, Juan de Giscala y los zelotes pudieron escapar a la Ciudad Alta. Además, un loco profeta o visionario se levanta entre la muchedumbre del pueblo que aún sobrevive en la ciudad baja, ya aliviada por la huida de los zelotes hacia la ciudad alta, y persuade a unas 6.000 personas para que aparentemente suban por las escalinatas exteriores que conducen al pórtico sur y colonicen las estancias superiores de ese gigantesco complejo de varios pisos lleno de columnas, con el objetivo de recibir la liberación de Dios; pero como los romanos prenden fuego a todos los pórticos, esa entera muchedumbre perece. Finalmente, todo el recinto del templo arde en llamas y los sacerdotes sobrevivientes son ejecutados por orden de Tito. Poco después, recuperado ya un cierto orden tras la brutal matanza, las legiones, para celebrar la toma del Templo, izaron sus estandartes y desfilaron en el patio exterior del calcinado lugar, realizando un sacrificio pagano y proclamando futuro césar a Tito. Juan de Giscala y Simeón bar Giora, en un último intento, reconociendo la superioridad romana y que todo estaba perdido, parecieron estar dispuestos a negociar la rendición de la ciudad alta. Tito, recurriendo a un intérprete que no era Josefo, les echó un largo discurso hablando de la ingratitud que tenía el pueblo judío respecto a los romanos y de que no hubieran sido lo suficientemente inteligentes como para haber entablado conversaciones de paz anteriormente. Los rebeldes piden abandonar la ciudad para refugiarse en el desierto con mujeres y niños, e incluso hacerlo sin entregar las armas porque habían juramentado no rendirse jamás. Tito se enoja ante la abusiva propuesta y termina las conversaciones, ordena a sus tropas que quemen toda la ciudad baja y jura que no perdonará ya a nada ni a nadie.

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30/09/2017, 15:40
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 187]
Ahora los romanos rebasan el recinto del templo y se adentran en la Ciudad Baja, donde entablan batalla cuerpo a cuerpo con los rebeldes en retirada, algunos de los cuales alcanzan la muralla de la Ciudad Alta y se refugian en el interior, mientras que otros se esconden en los túneles y pasos subterráneos de la citada Ciudad Baja. El avance imparable de los soldados romanos se traduce asímismo en el saqueo e incendio de toda la Ciudad Baja, donde los archivos con los registros genealógicos para la descendencia familiar y tribal, así como los derechos de herencia, son pasto de las llamas, al serlo igualmente la cámara del Sanedrín (donde probablemente, en ella o cerca de ella, se guardaban esos archivos) y todas las casas y mansiones que se habían salvado hasta entonces son calcinadas también. La represión de los legionarios romanos fue muy feroz y Josefo la expresa de la siguiente manera: “Degollaron a todos aquéllos con los que se toparon, taponaron con sus cadáveres las estrechas calles e inundaron de sangre toda la ciudad, de modo que muchos incendios fueron también apagadados por esta carnicería”. El 7 de septiembre, unos 11 días después de la destrucción del Templo, se pone sitio hermético a la Ciudad Alta y Tito ordena la construcción de nuevos terraplenes para atacarla por el noroeste (cerca del palacio herodiano) y por el nordeste (cerca del lugar llamado Xisto); y dichos terraplenes tardan 18 días en completarse. Pero a pesar de la tardanza en levantarlos, la moral de los rebeldes era muy baja, y mucho más cuando los numerosos idumeos mandados por Simón bar Giora, intentaron desertar en masa sin éxito (en efecto, los jefes idumeos envían emisarios para pactar la rendición con Tito, pero Simón descubre el complot y ejecuta a los conspiradores; sin embargo, no puede evitar que cuantiosos desertores se entreguen a los romanos). Los rebeldes que caen prisioneros de los romanos, ellos y sus familiares (incluso mujeres y niños), son vendidos como esclavos a bajo precio debido al gran suministro de mercancía humana que se ha obtenido. Sin embargo, 40.000 ciudadanos capturados allí recientemente son puestos en libertad. El sacerdote Jesús ben Zebutí entrega algunos tesoros del Templo a Tito a cambio de que su vida sea protegida: dos candelabros, oro y mesas macizas, platos hondos, discos, velos, ropa del sumo sacerdote, gemas y muchos otros artículos preciosos; también el tesorero de Templo, un tal Fineás, provee material costoso adicional, como ropa sacerdotal e incienso (tesoros, éstos, que fueron llevados finalmente a Roma y mostrados a Vespasiano en un templo romano recién construido). Por su parte, Josefo obtiene permiso de Tito para liberar a su hermano y a 50 amigos de su familia, así como a un total de 190 mujeres que fueron aprisionadas en el Templo.

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01/10/2017, 07:38
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 188]
Para el 25 de septiembre del 70 los romanos completan los terraplenes de cara al ataque de la Ciudad Alta y los rebeldes son presas del pánico, de modo que huyen o se rinden sin presentar batalla a pesar de que su posición estratégica en las masivas torres herodianas aventajan considerablemente a la iniciativa de ataque romano a través de la rampa noroccidental. Por consiguiente, los soldados penetraron en la Ciudad Alta sin mayores problemas, ya que los sitiados apenas opusieron resistencia, y saquearon las calles, matando e incendiando todo a su paso. Los pocos sobrevivientes o fueron ejecutados, o enviados a las minas o reservados para los combates de gladiadores, o bien huyeron hacía las cuevas situadas en las cercanías. De los dos líderes, Juan de Giscala y Simón bar Giora, el primero fue perdonado de la muerte por sus súplicas y condenado a cadena perpetua y el segundo, que intentó huir por medio de excavar una galería subterránea, fue apresado y convertido en cautivo para el posterior desfile militar en Roma, donde acabaría siendo ejecutado según la tradición. De la ciudad, el Templo había sido destruido y sólo permanecieron en pie las 3 torres del Palacio de Herodes, a saber, las de Hipicco, Fasael y Mariamne, como exigua reliquia del memorial y de la perdida fortuna y grandeza de la antigua ciudad; y también pervivieron algunas partes de las murallas occidentales de la Ciudad Alta. La legión X (Fretensis) se convertiría en la guarnición romana de la ciudad tomada, estableciendo su puesto militar en las torres herodianas, y el asedio se dio por finalizado con un desfile formal celebrado por Tito para agradecer y recompensar a sus hombres el valor demostrado; después hubo un festín que duró 3 días. Según Josefo, para el tiempo de la victoria romana habían perecido 1.100.000 judíos; y de los 97.000 supervivientes, a algunos se les ejecutó al poco tiempo y a otros se les esclavizó. Los que tenían más de 17 años fueron encadenados y enviados a Egipto para los trabajos públicos. Tito hizo que muchos fueran enviados a las provincias, destinados a sucumbir en los anfiteatros, por la espada (obligados a matarse entre ellos mismos como espectáculo o a manos de gladiadores) o por las bestias feroces. Mientras esperaban su destino, 11.000 prisioneros perecieron de hambre. Además, después de matar a los prisioneros viejos y enfermos, se eligió a los 700 más altos y apuestos para que figuraran en el posterior desfile triunfal en Roma, y los demás (una mayoría), que fueron enviados a los anfiteatros de Oriente, no llegaron a vivir para ver la entrada del año 71. La conquista se completó oficialmente en tan sólo 4 meses y 25 días, desde el 3 de abril hasta el 30 de agosto del año 70 de nuesta era. Así que la gran tribulación de Jerusalén, aunque intensa, fue notablemente corta. La actitud y las acciones irrazonables de los judíos en el interior de la ciudad, especialmente de los fanáticos, contribuyeron a esa brevedad. La ciudad y el templo fueron arrasados hasta su total desaparición del mapa, para mostrar al mundo que aun las fortificaciones más sólidas no eran obstáculo para el ejército romano. Los encargados de demoler la ciudad la allanaron de tal manera, y tan concienzudamente, que daba la impresión de que en ese lugar jamás hubiese existido una población con habitantes. No obstante, a pesar de asestar tan mortífero golpe a la Gran Rebelión Judía comenzada en el año 66, ésta aun no se podía dar por finalizada del todo, ya que quedaban algunas fortalezas rebeldes en donde los judíos opondrían su última resistencia, a saber: Herodión, Maqueronte y Masada.

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01/10/2017, 15:59
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 189]
Dejando confiada Jerusalén a la legión X (Fretensis), Tito se dirigió a Cesarea Marítima en donde se depositó el botín y se custodió a los prisioneros judíos antes de la partida hacia Roma. De las restantes legiones, mandó a la legión XII (Fulminata), antes acantonada en Siria, a Melitene, cumpliendo aún el castigo por la deshonra de Bethorón, mientras que las otras dos legiones, la legión V (Macedonica) y la legión XV (Apollonaris) acompañarían a Tito hasta que se embarcara a Roma, para posteriormente dirigirse a sus destinos de Moesia y Pannonia respectivamente. Después de ello, se dirigió a Cesarea de Filipo en donde organizó espectáculos gladiatorios debido a la gran cantidad de prisioneros judíos existentes, haciéndolos luchar entre sí o con las fieras. Posteriormente, regresa de nuevo a Cesarea Marítima, volviendo a celebrar juegos y espectáculos en honor a su hermano Domiciano con motivo de su cumpleaños (24 de octubre del 70), en el anfiteatro de la ciudad (donde 2.500 prisioneros judíos fueron arrojados a las bestias salvajes, quemados o matados en juegos de gladiadores), acto que repite de nuevo cuando viaja a Berito (actual Beirut), en esta ocasión por el natalicio de su padre Vespasiano (17 de noviembre del 70). Tras una prolongada estancia en la ciudad, Tito se dirige a Antioquía en una especie de marcha triunfal, y todas las ciudades que estaban en su camino fueron obsequiadas con espectáculos gladiatorios en los cuales los prisioneros judíos eran obligados a matarse entre ellos en combates de gladiadores. Pero cuando entró en Antioquía, la situación en la ciudad distaba mucho de ser pacífica. Los paganos deseaban desembarazarse de los judíos existentes, que tenían carta de ciudadanía con el mismo título que los griegos y hacían gran número de adeptos religiosos. Antíoco, un antiguo judío, y ahora antijudío, para incitar su cólera, les instó a hacer sacrificios a divinidades paganas, que lógicamente los judíos rechazaron y ello fue interpretado como falta de sensibilidad y de civismo, acarreando como consecuencia numerosas matanzas. Además, un incendio que devastó la ciudad fue atribuido maliciosamente a los judíos, con lo que el odio hacia ellos fue aumentando. Esto fue lo que se encontró Tito en la ciudad, en donde notó que en las aclamaciones del pueblo, celebrando su triunfo, también se mezclaban gritos hostiles hacia los judíos. Al día siguiente, en el teatro de la ciudad, el Senado y los notables le presentan una solicitud de expulsión de los judíos de la ciudad, pero Tito se negó a concederla, mostrando así que, a pesar de la Gran Rebelión, la justicia romana se situaba por encima de las rencillas locales y como garante de los privilegios de los ciudadanos del Imperio, ya fueran judíos o ya de otras etnias, de manera que los conflictos que surgieran entre los judíos y las poblaciones helenizadas deberían resolverse apelando al derecho y a las leyes establecidas y aprobadas por Roma.

eettiicc@yahoo.es
01/10/2017, 19:21
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 190]
Una vez abandonada Antioquía, Tito se dirige a Zeugma, junto al río Eufrates, y recibe allí a los enviados del rey parto Vologeses I, quienes le traen un presente en reconocimiento de su victoria ante los judíos. Después se dirige hacia el sur, atravesando la península del Sinaí en dirección a Egipto, no sin antes pasar de nuevo por Jerusalén, ahora en ruinas, en donde, según Flavio Josefo, expresó sus condolencias por la destrucción de la ciudad, maldiciendo a los responsables de la revuelta judía que había culminado con la ruína de la capital de Judea. Luego llega a Menfis y posteriormente a Alejandría; y allí dejó que la legión V (Macedonica) y la legión XV (Apollonaris) partieran a sus respectivos lugares, mientras él se dirigía a Roma. El viaje a Roma es contado no sólo por Flavio Josefo, sino también por Suetonio, detallando este último las sucesivas escalas del mismo y relatando cómo a su llegada a Roma, a mediados de junio del 71, el emperador Vespasiano quedó sorprendido por la rapidez del viaje. Josefo refiere que Tito fue aclamado en olor de fervor popular, al igual que anteriormente lo fue su padre, donde no sólo las gentes de Roma salieron a su encuentro sino también el mismo emperador, quien se presentó ante su hijo y aumentó así la gloria y prestigio del vencedor de Judea.

eettiicc@yahoo.es
02/10/2017, 15:19
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 191]
El desfile triunfal por las calles de Roma, en el que Flavio Josefo estuvo presente en primera plana, comenzó ya de madrugada, en donde la gente se empezó a agolpar en los lugares de paso del cortejo. Estando amaneciendo aparecieron Vespasiano y Tito, vestidos de seda púrpura y coronados de laurel, y posteriormente asistió Domiciano, el hijo menor de Vespasiano, pero relegado a un segundo plano. Salieron del templo de Isis, situado en el Campo de Marte, y seguidos de un gran despliegue de tropas se dirigieron hacia los paseos de Octavia, donde se encontraban los senadores y caballeros. Entre aclamaciones del gentío situado allí, padre e hijo se sentaron en una tribuna con asientos de marfil para la ocasión. Poco después, y tras una breve alocución imperial, se ofreció un sacrificio a los dioses, cuyas estatuas se levantaban cerca de la Puerta Triunfal, entre el Capitolio y el Tíber. Más tarde, el cortejo continuó en dirección al Capitolio, en cuyo desfile se presentaron animales exóticos, trofeos de guerra de oro, como la mesa de los panes de la proposición y el candelabro de los siete brazos del templo de Jerusalén y también algunos rollos de la Torá, preciosas telas de púrpura o bordados para tapicerías y, sobretodo, los prisioneros, entre los cuales se encontraba Simón bar Gioras. Pero quizás lo que llamó más atención fue una serie de decorados móviles en donde se escenificaban episodios de la Guerra Judía, con ilustraciones que plasmaban las máquinas de asedio abriendo grietas en las grandes murallas gruesas, al ejército rompiendo el interior de las fortificaciones, el Templo incendiado, judíos suplicando piedad o enemigos que huían o eran llevados a la cautividad. Finalmente, el culmen del festejo fue el protocolo para la ejecución del jefe enemigo, Simón bar Gioras, a las puertas del templo de Júpiter Capitolino, reconstruido tras un incendio ocasionado por los enfrentamientos entre Vitelio y Vespasiano, de tal modo que cuando se anunció su muerte la gente estalló de júbilo. El día del triunfo terminó con nuevos sacrificios y un banquete oficial en el que el emperador reunió a sus allegados y a las gentes más notables de Roma. Con esta victoria y posterior desfile triunfal, el emperador Vespasiano consideró que la reconquista de Judea y Palestina era ya un hecho, e incluso acuñó una moneda en honor a tal victoria, con la leyenda “Iudaea Capta”, y además, a partir de entonces, ordenó que la contribución anual de medio siclo que todos los judíos del Imperio entregaban al Templo antes de su destrucción, fuera ahora destinada a una nueva caja imperial, el Fiscus Iudaicus, y entregadas al templo de Júpiter Capitolino. También se emprendió la construcción del Arco de Tito, por orden imperial, conmemorando así Vespasiano la victoria de su hijo y contribuyendo a continuación a un programa de reformas del centro de Roma, que había sido devastada por el fuego en el año 64 y por los grandiosos y despilfarradores proyectos de Nerón. Al parecer Tito se negó a aceptar una corona especial de laurel (condecoración militar romana), alegando: “No hay mérito en vencer a unas gentes abandonadas por su propio Dios”.

eettiicc@yahoo.es
03/10/2017, 05:51
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 192]
Sin duda, Vespasiano, confiadamente, creyó que la Gran Rebelión Judía había finalizado definitivamente, pero la situación en Palestina aún no daba pie a que realmente se diera por terminado el conflicto. Tito, en cambio, aunque sabía que con la caída de Jerusalén se había terminado prácticamente con el grueso del conflicto, antes de volver a Roma se aseguró de acabar con éste definitivamente, por lo que dejó como gobernador de rango pretorio (gobernador de rango senatorial, con gran poder militar) en Judea, con el objetivo de terminar con los últimos focos rebeldes (Herodión, Maqueronte y Masada), a Sexto Vetuleno Cerealis, el antiguo legado de la legión V (Macedonica), del que no sabemos nada de su actuación en el breve tiempo que estuvo en el puesto, lo que nos hace pensar en que no debieron producirse disturbios ni hostilidades durante su mandato en Judea. Entonces, a mediados del 71, Cerealis fue reemplazado por Sexto Lucilio Basso, quien ahora era el legado de la legión X (Fretensis) en sustitución de Aulo Lancio Lépido Sulpiciano. Inmediatamente, Sexto Lucilio Basso se propuso acabar con la resistencia judía pendiente, compuesta exclusivamente por rebeldes sicarios, que se concentraba principalmente en las grandes fortalezas que Herodes el Grande mandó construir cuando era rey dentro de un entramado defensivo y de comunicación de grandes dimensiones, y como consecuencia de ello, y de su cercanía, resultaban ser un vital recurso estratégico en donde poder, en caso necesario, defenderse y aguantar un asedio largo si las circunstancias así lo requerían.

eettiicc@yahoo.es
03/10/2017, 07:49
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 193]
La primera fortaleza a la que el nuevo gobernador fijó su mirada fue la de Herodión, situada a tan sólo unos 12 kilómetros al sur de Jerusalén, pero ya dentro del abrupto y compartimentado desierto de Judea. Flavio Josefo nos hace una descripción de la misma, diciendo que se asienta sobre una colina artificial hecha por la mano del hombre y fastuosamente amueblada como palacio, cuyo acceso se realiza a través de 200 escalones de piedra labrada. No obstante, a pesar de poseer cisternas, el agua debía de traerse desde gran distancia. Con la legión X (Fretensis), Basso debió tomar la fortaleza de manera relativamente sencilla, ya que no disponemos de suficientes datos del asedio perpetrado por los romanos contra dicha fortaleza, lo cual induce a pensar que fue bastante rápido. Este palacio-fortaleza de Herodes el Grande, el Herodión (que se traduce como “el pequeño paraíso”), fue construido entre los años 23 y 20 antes de la EC y su destino no sólo era el de palacio fortificado sino también el de mausoleo de Herodes después de su muerte. Su altura es de 758 metros sobre el nivel del mar, y de 300 metros sobre el suelo del desierto que le rodea. Se yergue a 60 metros de altura sobre la cima de una colina natural y estaba formado por 2 murallas paralelas de 65 metros de diámetro, con un torreón circular de unos 16 metros de altura embebido parcialmente dentro de los muros y 3 torres circulares adosadas, aquél y éstas orientadas hacia los puntos cardinales. En el interior de las murallas existía una geometría perfecta que dividía en dos el espacio, dejando la mitad próxima a la torre como un jardín rodeado de columnas y la otra mitad para diversos aposentos orientados hacia el patio y el jardín con la excepción de los baños y de otras pequeñas estancias que se adaptan ambas geometrías (la circular de las murallas y la ortogonal de las estancias palaciegas). El conjunto tenía un aspecto cónico por la acumulación de basura y de escombro que se tiraban desde las murallas, y al recinto fortificado se subía por un pasadizo subterráneo desde el pie de la colina que llevaba desde una entrada abovedada de 5 metros hasta el patio del jardín. El muro tenía 30 metros de altura y 7 plantas, dos de las cuales eran subterráneas. Dentro del patio circular se erigía el palacio, de dos plantas, con un atrio con peristilo. El Herodión Superior formaba un conjunto residencial con el Herodión Inferior, y en este nivel inferior están las ruinas de un palacio, con una piscina de tamaño suficiente para el uso de alguna embarcación, y con almacenes y baños para uso de Herodes, su familia y sus colaboradores de mayor confianza. Como se ha mencionado, el Herodión fue usado como fortaleza sicaria durante la primera revuelta judía (66-73), siendo destruido por los romanos en el año 71.

eettiicc@yahoo.es
03/10/2017, 13:45
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 194]
Tras la toma de Herodión, el siguiente objetivo fue Maqueronte, fortificada originariamente por Alejandro Janeo (125-76 antes de la EC, rey asmoneo o macabeo y sumo sacerdote de los judíos, hijo menor de Juan Hircano y hermano de Aristóbulo I; prosiguió la política de su padre y conquistó y convirtió al judaísmo a los territorios vecinos, expandiendo el reino asmoneo hasta su mayor extensión, bajo una tiranía despiadada marcada por intrigas y luchas internas, especialmente contra los fariseos, a quienes reprimió salvajemente) y reforzada por Herodes tras la destrucción llevada a cabo por Aulo Gabinio (político y militar romano de la primera mitad del siglo I antes de la EC). Sexto Lucilio Basso, atravesó el río Jordán y se dirigió al borde del Mar Muerto, hacia las estribaciones montañosas del sur de Perea, que lindaban con el reino de Nabatea, para poder llegar a la fortaleza. Protegida por una doble muralla y rodeada de barrancos profundos, estaba mejor defendida naturalmente que Herodión, y preparada para soportar un asedio prolongado. En efecto, Basso, consciente de ello, se decidió a sitiarla con el objetivo de conquistar y destruir la fortaleza, situada en su parte más alta, ya que era perfectamente apta para poder albergar a miles de judíos que pudieran resistir firmemente frente a cualquier invasor. Construyó una rampa de asedio, mientras que los judíos (situados en la parte alta habían expulsado a los extranjeros, probablemente nabateos, a la ciudad baja) realizaban algunas incursiones inesperadas para retrasar el trabajo de la misma. En una de ellas, los romanos capturaron a Eleazar ben Yair, miembro de una distinguida familia y uno de los 4 grandes jefes judíos surgidos en el año 68 tras la Revuelta (los otros 3 fueron Juan de Giscala, Simón bar Giora y Eleazar ben Simón), y Basso le amenazó con la crucifixión a la vista de los sitiados, que reaccionaron pidiendo que se respetara la vida de Eleazar a cambio de la entrega de la fortaleza y de que los romanos les dejaran salir libremente. Los extranjeros confinados en la ciudad o ciudadela baja, al no formar parte del acuerdo, trataron de huir por la noche, pero fueron denunciados por los judíos y para no caer en manos de los romanos hubieron de abrirse paso luchando contra éstos, que dieron muerte a 1.700 de ellos y esclavizaron a las mujeres y a los niños. Respecto a los judíos, el pretor al final cumplió el acuerdo y les dejó marchar, entregándoles a Eleazar, tras lo cual ordenó destruir la fortaleza, dejando sólo los cimientos; esto sucedía en el año 72 de nuestra era. Por otra parte, según Flavio Josefo (Antigüedades Judaicas, Libro XVIII, capítulo 5), en esta fortaleza tuvo lugar el encarcelamiento y la posterior decapitación de Juan el Bautista, al parecer en el año 32.

eettiicc@yahoo.es
03/10/2017, 16:23
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 195]
Ya sólo quedaba la fortaleza de Masada, bajo mando sicario desde el año 66, tras la muerte de Menajem su líder principal. Pero cuando Sexto Lucilio Basso se dispone a ir al asalto de la fortaleza, cae gravemente enfermo y fallece. Le sucederá Lucio Flavio Silva (gobernador de Judea desde el 73 al 81 y justo después nombrado cónsul; y, en una etapa posterior, existen indicios de que fuera asesinado por orden de Domiciano), quien se hace cargo como legado de la legión X (Fretensis) con el propósito de que en el tiempo más breve posible asedie Masada y de una vez por todas acabe con cualquier conato de resistencia judía. Masada, fundada por Jonatán Macabeo en el contexto de la revuelta judía contra el Imperio Seleúcida y reconstruida por Herodes el Grande hacia los años 36-30 antes de la EC, se encontraba situada en el territorio de Idumea, cerca de la orilla oeste del Mar Muerto, alzada a una altura de unos 600 metros sobre el nivel del mar. Rodeada de majestuosos precipicios y fuertes pendientes, poseía una situación topográfica que la convertía en un auténtico baluarte en caso de que sucediese algún tipo de revuelta. En efecto, Herodes la reconstruyó con un doble objetivo (según Flavio Josefo): ponerse a salvo en caso de que recibiera algún golpe de Estado, ya que su carácter de extranjero no le hacía precisamente grato al pueblo judío, y el temor de que por entonces la reina de Egipto, Cleopatra, convenciera a Marco Antonio de que depusiera a Herodes y anexionara Judea a Egipto. Para ello, este rey dotó a la fortaleza de un lujoso palacio, construyó un muralla de 6 metros de altura por 4 de anchura que rodease la totalidad de la cima, destinó una parte de la superficie de la meseta al cultivo que se almacenaría para asegurar una buena reserva de víveres, solucionó el problema del abastecimiento de agua con la construcción de cisternas en la roca en donde un acueducto transportaba el agua hacia las mismas desde arroyos cercanos y también dotó a la fortaleza de un arsenal con todo tipo de armas, capaces de pertrechar a 10.000 hombres. Por último, el acceso a la fortaleza era casi imposible, ya que la misma naturaleza se había encargado de hacerlo así; pero existían dos caminos, uno al oeste, custodiado por una gran torre que distaba unos 500 metros de la fortaleza, y otro al este, el conocido “camino de la serpiente”, cuya pronunciada pendiente, estrechez y ondulaciones a manera de culebra dificultaba muchísimo un asalto frontal. Con estas premisas, los romanos se enfrentaban a una misión casi imposible, pero gracias a la táctica, la tecnología y la estrategia del propio legado, pudieron hacer frente al propósito de tomar la inexpugnable fortaleza. En cuanto a los efectivos, sabemos que el grueso del ejército estaba formado por la legión X (Fretensis), que muy posiblemente aun no dispondría de todos los soldados de los que se compondría una legión, por haber participado en el asedio de Jerusalén y en la toma de Herodión y Maqueronte. Además, Lucio disponía de 4 cohortes auxiliares (cada cohorte auxiliar era una unidad de infantería ligera compuesta por unos 500 hombres y proporcionada por los aliados de Roma, y mandada por un prefecto de la comunidad originaria), una cohorte praetoria (guardia personal y escolta del legado de la legión X, Flavio Silva, y también probablemente encargada de la guardia del praetorium o centro de mando de dicho legado), otra cohorte equitata (compuesta de caballería e infantería), otra cohorte miliaria (compuesta por 1.000 hombres) y una última cohorte desconocida, además de 2 alae de caballería, lo que daría un número aproximado de 7.000 u 8.000 hombres, junto con varios millares de prisioneros judíos que servían de porteadores de agua, comida y madera. En cuanto a los rebeldes, parece ser que éstos no llegaban ni siquiera a mil, pues tal vez eran unos 960, incluyendo tanto a sicarios como a ancianos, mujeres y niños bajo el mando de Eleazar ben Yair, acogido como un héroe tras su huída de Maqueronte el año anterior debido al pacto con Basso; pero tenían la gran ventaja de su posición estratégica y de la abundancia de armas y sobretodo víveres y agua, lo que descartaba a todas luces un asedio por hambre o sed.

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04/10/2017, 09:56
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 196]
Flavio Silva, emulando a Tito en Jerusalén, ordenó construir una “circunvallatio” con el objetivo de bloquear la fortaleza de Masada y prevenir posibles fugas. Para ello, los romanos levantaron 8 campamentos: 2 principales y 6 auxiliares. Uno de los campamentos estaba dedicado a funciones administrativas, otro a dirigir las operaciones de asedio, los dos principales servirían de cobijo a la legión X (Fretensis) y el resto de los campamentos estaban destinados a las cohortes auxiliares y a las alae de caballería, cuyas funciones básicas eran protegerse los unos a los otros, vigilar las posibles vías de escape de los rebeldes y apoyar a los 2 grandes campamentos principales para protegerlos de posibles escaramuzas de los sitiados. Levantados básicamente de piedra, que era cortada directamente de la roca de los acantilados, pues escaseaba la madera, fueron unidos entre sí mediante un muro, salvo en las partes donde había alguna barrera natural, con 14 torres intercaladas a intervalos de 75 a 100 metros, lo que hizo un total de 3'5 kilómetros de circunvalación, que pudo haber sido levantada en unos 10 días. Tras la finalización de los trabajos, Flavio Silva decidió que la única vía de asalto era la del camino situado al oeste, bajo la torre, donde había un promontorio que venía a quedar a unos 150 metros del nivel de la meseta y era conocido como el “espolón blanco”. Desde este punto, se comenzó la construcción de una rampa de asedio, de unos 100 metros de ancho en la base, que pronto alcanzó una altura también de unos 100 metros, aunque todavía insuficientes para alcanzar la meseta. Entremedias, los romanos recibían ataques desde el interior de Masada, pero no realizaban escaramuzas debido al escaso número de defensores, ya que si fallaban podrían ser prácticamente exterminados, y porque también en la realización de la rampa trabajaban prisioneros judíos, lo cual impedía moralmente a los sitiados atacar a los suyos. Muchas semanas después, la rampa estaba casi finalizada, con una pendiente de más del 30% de desnivel, lo que dificultaba la labor de subir maquinaria de asedio, y además seguía estando por debajo del nivel, problema que se salvó con la construcción de una plataforma de roca de una anchura de 25 metros por otros tantos de altura, a utilizar como sólido apoyo para la una torre de asedio de 30 metros de altura revestida de hierro, al objeto de protegerse del fuego y de los proyectiles de los sitiados. En el interior de la torre de asedio se acomodaría un ariete, en el piso inferior de la misma, mientras que la parte alta estaría ocupada por las balistas y los escorpiones.

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04/10/2017, 12:00
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 197]
En abril del año 73 o 74, antes del verano, que Flavio Silva quería evitar a toda costa por las duras condiciones climatológicas de aridez y sequía, estaba por fin todo listo. Los romanos subieron la torre por la rampa hasta la base de la muralla enemiga, donde empezó a trabajar el ariete a la vez que la artillería de la torre despejaba las almenas de defensores. Al poco tiempo, el ariete consiguió abrir una brecha en el muro, pero cuando los romanos se dispusieron a entrar, descubrieron que los rebeldes sicarios habían levantado una muralla de emergencia compuesta de tierra y madera principalmente, en donde el ariete no podía realizar su trabajo ya que los golpes eran amortiguados por la arena, que además se prensaba y daba cohesión al muro. Entonces, el legado, ordenó lanzar proyectiles incendiarios consiguiendo que el muro de emergencia comenzase a arder, pero, en un momento dado, un fuerte viento del este estuvo a punto de empujar el fuego provocado por los romanos hacia su propia torre de asalto, aunque finalmente, e inesperadamente, el viento cambió y volvió a soplar en la dirección opuesta y original, hacia el oeste, es decir, contra el muro, el cual terminó reducido a cenizas. Esto fue interpretado, tanto por romanos como por sicarios, como una señal divina a favor de los atacantes, aumentando la moral de los romanos y deprimiendo la de los segundos, quienes imaginaban que Dios les había abandonado por sus múltiples pecados. Entonces, los romanos se retiraron para dar el asalto definitivo al día siguiente, mientras que los sicarios esa noche se reunieron para decidir por sus vidas. Exhortados por la elocuencia de Eleazar ben Yair, finalmente deciden suicidarse antes que caer en manos romanas y ser reservados para los juegos de gladiadores, sus hijos esclavizados y sus mujeres violadas. Por lo tanto, quemaron en una gran pira sus objetos de valor y, dejando las provisiones intactas para atestiguar que la razón de sus muertes no era por hambre sino por evadir la esclavitud, se inmolaron colectivamente. A la mañana siguiente, cuando los romanos entraron en la fortaleza, el espectáculo era dantesco, pues todos los habitantes de Masada estaban muertos a excepción de 2 mujeres y 5 niños, que se habían escondido y refugiado para huir de la matanza; y éstos fueron los que relataron a los romanos lo sucedido durante la noche. Con la toma de Masada, se concluyó formalmente la Gran Rebelión Judía. Según Josefo, la entrada de los romanos en dicha fortaleza ocurrió el día 15 de abril del año 73, aunque otras fuentes la ubican en el año 74.

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08/10/2017, 09:46
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 198]
La huida a Pela (o Pella) de los judeocristianos (es decir, de los cristianos de raza judía) de Jerusalén durante el ocaso del año 66 de nuestra era, cuando se produjo el fallido ataque romano comandado por Cestio Galo como respuesta a la gran revuelta judía de mediados de ese mismo año, es una creencia que se basa en una tradición bien atestiguada por Eusebio de Cesarea (quien, a su vez, hace referencia a fuentes más tempranas, a saber, Aristón de Pela o, más probablemente, Hegesipo de Jerusalén), Epifanio de Salamina (que menciona sus propias fuentes de información), Teodoreto de Ciro y Alejandro de Chipre. Eusebio (263-339) afirma: “También el pueblo de la iglesia de Jerusalén (se sobreentiende: Los cristianos primitivos de Jerusalén), por seguir un oráculo (se sobreentiende: Una predicción profética) remitido por revelación a los notables del lugar (se sobreentiende: A los cristianos experimentados que dirigían la evangelización en Jerusalén), recibieron la orden de cambiar de ciudad antes de la guerra (se sobreentiende: Antes del ataque de Cestio Galo a Jerusalén en el año 66) y habitar cierta ciudad de Perea que recibe el nombre de Pela” (Historia Eclesiástica III 5,3). Epifanio (315-403), comentando acerca de una hipotética desviación temprana del cristianismo primitivo según su cuestionable punto de vista de la apostasía, explica: “Esta herejía de los nazarenos (se sobreentiende: Una secta judeocristiana con criteriología diferente a la de la Iglesia, desde el prisma de este autor, que supuestamente se desvió de la fe transmitida por los apóstoles poco después de la huida a Pela) existe en Berea, en las vecindades de Cele-Siria y de la Decápolis, en la región de Pela y en Basanítide, en la denominada Kokaba, en hebreo Khokhaba. Allí se establecieron después del éxodo desde Jerusalén, cuando todos los discípulos se fueron a vivir a Pela porque Cristo les había dicho que abandonaran Jerusalén y se fueran lejos de allí y evitarían un cerco. Por este aviso vivieron en Perea después de haberse movido a ese lugar que he dicho. Allí tuvo su origen la herejía de los nazarenos (se sobreentiende: Herejía, en boca de Epifanio, puede consistir perfectamente en una particular apreciación eminentemente subjetiva de la verdad revelada, tal como sucedería a un viajero que se alejara progresivamente de la estación en donde tomó el tren y que interpretara la realidad afirmando que los que verdaderamente se alejan son los peatones, que permanecen en la estación)” (Panerion XXIX, 1,7,7-Ocho). Sobre este mismo tema también añade, un poco más adelante, hablando de otras hipotéticas heregías, en este caso sí desviadas de la sagrada escritura aunque globalmente a un grado no mayor que el del propio Epifanio: “Su origen (de los ebionitas) se remonta al tiempo posterior a la captura de Jerusalén. Después de eso, todos aquéllos que creían en Cristo generalmente se habían ido a vivir a Perea, a una ciudad llamada Pela de la Decápolis de la que está escrito en el Evangelio que está situada en las cercanías de Batanea y Basanítide. La predicación de Ebión se originó aquí, después de que se hubieran trasladado a este lugar y hubieran vivido allí. Inicialmente, ellos vivían en una aldea llamada Kokaba, no lejos de la región de Karnaim y Asteroth, en la región de Basaítide. Esto de acuerdo con el contenido de la información que nos ha llegado. Desde allí comenzaron su viciosa enseñanza, desde el mismo lugar donde los nazarenos surgieron, de los que yo he dado cuenta arriba. Después de haber estado unidos unos y otros, cada cual compartió su propia suciedad con el otro” (Panerion XXX, 1,2,7-9). Epifanio, escribe: “Cuando la ciudad (se sobreentiende: Jerusalén) estaba a punto de ser capturada por los romanos (se sobreentiende: Al tiempo de la campaña de Cestio Galo, en el otoño del año 66, antes de la humillante retirada de éste; o bien al tiempo de la campaña de Vespasiano, en la primavera del año 67), todos los discípulos fueron advertidos del avance por un ángel para que abandonaran la ciudad, destinada a ser destruida totalmente. Ellos se establecieron en Pela, una villa de la Decápolis, al otro lado del Jordán. Después de la destrucción de Jerusalén, retornarán, como ya he dicho, y cumplirán grandes signos (se sobreentiende: El autor afirma que algún tiempo después de la devastación de la ciudad por los ejércitos de Tito a principios del otoño del año 70, los judeocristianos que se fueron a Pela retornaron a Jerusalén, la repoblaron y cumplieron notables señales proféticas)” (De mens, 15). Finalmente, Teodoreto afirma: “En los días en que Vespasiano y Tito preparaban la guerra (se sobreentiende: Casi al tiempo de la primavera del año 67), los fieles (se sobreentiende: Los cristianos de Jerusalén), siguiendo una revelación, abandonaron la ciudad” (Comentario de Zacarías. PG 81, 1951).

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08/10/2017, 17:02
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 199]
Como acabamos de ver, Eusebio asegura que los cristianos prominentes (o pastores del rebaño cristiano) de Jerusalén recibieron algún tipo de revelación antes de la guerra contra Roma (que aparentemente estalló a comienzos del verano del año 66, cuando se produjo la Gran Revuelta Judía) para huir de la metrópoli y asentarse en Pela. Epifanio, por su parte, matiza que fue un ángel el dador de dicha revelación o advertencia sobrenatural, con el objetivo de que todos los discípulos de Cristo fueran alertados del peligro. Una síntesis de todo esto nos llevaría a suponer que en la víspera de la Gran Revuelta Judía, un ángel de Dios se apareció a los pastores cristianos de Jerusalén para advertirles “por qué” y “hacia dónde” debería huir todo cristiano de Judea en breve, despejando la relativamente abstracta orden de Jesucristo de “huir hacia las montañas” y concretizando que se trataba (no de cualquier zona montañosa de los alrededores, sino más bien) de las “montañas de Pela”. Ello parece armonizar con lo que sabemos que sucedió, según los datos que poseemos gracias a Josefo, o sea, que los romanos bajo Cestio Galo arrasaron ciertas ciudades situadas en las planicies al oeste del río Jordán en su marcha hacia Jerusalén y bajo Vespasiano arrasaron otras ciudades pertenecientes a las zonas montañosas situadas al este del río Jordán, por encima y por debajo de Pela, pero aparentemente esquivaron esta ciudad. Además, de haberse producido dicha revelación angélica, sería razonable que ésta hubiera acontecido antes de que Cestio Galo acampara contra la ciudad de David, en el otoño del año 66, no sólo para poder dar una correcta orientación de huida a los cristianos situados en intramuros (pues, tras la retirada de Cestio, hubieron de actuar deprisa y con resolución) sino también para permitir a los cristianos afincados en las villas de Judea su perentorio inicio del éxodo hacia la ciudad de Pela. De todas formas, es posible que, entremezclados con los cristianos judíos, hubiera también cierto número de cristianos gentiles, especialmente en las ciudades de la Decápolis, de Galilea y de Perea, de modo que la advertencia de huir a Pela también resultaría de gran utilidad para ellos, puesto que esas zonas también fueron sacudidas por la onda expansiva provocada por la Gran Revuelta y por los primeros momentos de la campaña de reconquista de Vespasiano. Por lo tanto, el hecho de que desde el año 41 ya se encontrara disponible en Palestina el evangelio según Mateo, y desde el año 58 el evangelio según Lucas, obraría favorablemente en todos estos cristianos palestinenses para mantener la debida expectación de cara a la profecía de los finales catastróficos de Jerusalén y de su Templo, que significarían la devastación de toda la Judea y la puesta en peligro de millones de vidas.

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09/10/2017, 07:59
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 200]
Pela era una ciudad de la Transjordania (en francés, “Oultrejordain”, es decir, más allá del Jordán; nombre usado durante las “cruzadas” medievales para definir una extensa región situada al este del río Jordán) cuyas ruinas se encuentran en la actual Tabaqat Fahl. En la época romana fue una ciudad mediana, con su foro (zona central de la metrópoli, semejante a las plazas centrales de las ciudades actuales, donde se encuentran las instituciones gubernamentales, mercantiles y religiosas), sus termas (baños públicos, con estancias reservadas para actividades gimnásticas y lúdicas; también considerados como lugares de reunión a los que acudía la gente común que no podía costear el tener uno en su casa) y su Ninfeo monumental (fuentes artificiales y ornamentales de agua, generalmente dedicadas a las ninfas mitológicas griegas). Tras la campaña de excavación de 1992, se ha comprobado que tuvo una vida cultural interesante, ya que además de la muralla y el gran muro del témenos (terreno consagrado o dedicado a fines religiosos paganos) del templo en el Tell el Husn, ha aparecido un odeón (pequeño anfiteatro destinado a competiciones de música cantada) en la ladera. No era la ciudad más grande de la Decápolis (Gadara tenía 3 foros), pero sí una ciudad que podemos denominar “civilizada”.

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09/10/2017, 17:13
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 201]
El nombre semítico antiguo de Pela, atestiguado en textos egipcios, era Phahel, que ha pervivido en la denominación actual del lugar. Los macedonios, al ocupar la región, en el siglo IV antes de la EC, le cambiarían el nombre por el de la capital de su país de origen, Pela, lugar de nacimiento de Alejandro Magno. Así que esta ciudad pasó de ser llamada Phahel a ser llamada Pela o Pella, dada la semejanza fonética. Posteriormente, los griegos la apodaron Berenikea. Aproximadamente, en el año 80 antes de la EC el rey asmoneo o macabeo Alejandro Janneo (125-76 antes de la EC), en su campaña transjordana, demolió la ciudad de Pela porque sus habitantes no quisieron adoptar las costumbres nacionales de los judíos ni convertise al judaísmo. Sin embargo, parece que la ciudad fue reconstruída poco después. En el año 63 antes de nuestra era, el general romano Pompeyo capturó la ciudad y ésta fue integrada en la parte del Oriental del Imperio. Bajo la dominación romana recibió el apelativo de Filipea (Las monedas del siglo II de Pela incluyen el apelativo Philippeia, en honor a Marcio Filipo, legado de Pompeyo entre el 61 y el 60 antes de la EC). Para el tiempo de la Gran Revuelta Judía, a mediados del año 66, Pela era aparentemente una ciudad tranquila, mayormente habitada por gentiles pacíficos que estaban bien arraigados en la cultura grecorromana. Incluso es posible que residieran en la ciudad algunos cristianos gentiles, como resultado de la brebe actividad que Jesucristo realizó en la zona, al expulsar una multitud de demonios que habían poseído a 2 gadarenos (habitantes de la ciudad de Gadara), según se registra en el evangelio de Mateo.

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10/10/2017, 10:14
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 202]
La ciudad de Pela quedaba fuera de la jurisdicción de Agripa II y pertenecía más bien a la provincia romana de Siria, razón por la cual parece que la ciudad estaba controlada militarmente por una guarnición romana hacia mediados del año 66. Se puede decir que Pela, como las otras 9 ciudades de la Decápolis, era una especie de municipio con varias aldeas bajo su límite territorial y con una capital, Pela propiamente dicha, situada en un punto interior de dicho municipio, hacia el poniente; y la guarnición romana estaba en dicha capital. Al parecer, el desastre de Bethorón y la subsiguiente campaña militar de los rebeldes judíos hacia el norte a comienzos del año 67 no produjo enfrentamientos con la guarnición romana destacada en Pela, aunque tal vez sí fueran arrasadas algunas aldeas del “municipio” puesto que hubo matanzas de gentiles a manos de los exaltados rebeldes en varios enclaves de la Decápolis y de Siria, y viceversa, estando Pela dentro de la zona de peligro. Existe un texto autobiográfico de Flavio Josefo, que se ha llegado a titular “La vida de Josefo”, escrito por éste en torno a los años 94-99, posiblemente como un apéndice de su obra “Antigüedades judías”, donde el autor revisa los acontecimientos que vivió durante la guerra judeo romana, al parecer en respuesta a las alegaciones formuladas contra él por un tal Justo de Tiberíades (un autor e historiador judío que vivió en la segunda mitad del siglo I, del que poco se sabe, excepto lo que de él refiere el propio Flavio Josefo. Hijo de Pisto, nacido en Tiberíades, una ciudad de Galilea fuertemente helenizada. Hombre erudito, próximo al tetrarca Herodes Agripa II y uno de los ciudadanos más importantes de su ciudad natal. Durante la primera guerra judeo-romana (66-73) entró en conflicto con Flavio Josefo, el líder judío nombrado por el gobierno rebelde de Jerusalén para controlar Galilea. Justo escribió una historia sobre la guerra en la cual acusaba a Flavio Josefo de responsabilidad criminal en los problemas que se produjeron en Galilea). Parte de la citada réplica de Josefo, contra este Justo, lee como sigue: “Antes de que yo fuese nombrado gobernador de Galilea por la comunidad de Jerusalén, tú y todos los habitantes de Tiberíades no sólo habíais tomado las armas, sino que estabais ya en guerra contra la Decápolis de Siria. En todo caso, tú incendiaste sus aldeas y tu criado cayó en aquella empresa”. De este texto se deduce que durante la segunda mitad del año 66 y hasta el comienzo de la primavera del 67, al menos, ninguna ciudad de la Decápolis fue arrasada sino tan sólo algunas aldeas. Ahora bien, esta situación precisamente debió favorecer la posibilidad de la emigración a Pela por parte de los judeocristianos, según opinan algunos investigadores, ya que el exterminio de la población gentil de las aldeas de la comarca produjo un vacío de población que permitiría la emigración de un grupo numeroso, como los judeocristianos de Jerusalén (supuestamente unas 5.000 personas). De hecho, casi con toda seguridad, los zelotes estarían encantados de que los judeocristianos abandonaran en ese momento Jerusalén, dejándola más a merced de su partido, y de que repoblaran una zona anteriormente infectada de gentiles, puesto que el objetivo de los zelotes era un Israel limpio de gentiles. Sí es cierto que, tras la derrota del legado de Siria, Cestio Galo, esta región fue ocupada totalmente por los rebeldes bajo el mando de un tal Manasés, sin embargo Pela no fue quemada ni destruida, tal como se desprende de los trabajos arqueológicos de Smith y McNicoll. Probablemente, la actitud de los ciudadanos de Pela en el momento de incertidumbre del otoño del 66 fue similar a la de los ciudadanos de sus vecinas Gadara e Hippos, que sólo expulsaron a los sediciosos, permitiendo a los demás judíos su permanencia en la ciudad, lo que demuestra que eran proclives a la buena convivencia entre vecinos. Por otra parte, como ha argumentado Ray Pritz (del Centro de Caspari para estudios bíblicos y judíos), es muy probable que hubiese gentiles cristianos en la región (visitada por Jesús cuando sanó a los endemoniados de Gadara), y que estos gentiles hubiesen propiciado el refugio de sus hermanos correligionarios judíos huídos de Jerusalén.

eettiicc@yahoo.es
10/10/2017, 18:25
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 203]
En cuanto a la ocupación de la región por Vespasiano, no sólo no contradice la presencia de judeocristianos en Pela, sino que la refuerza. En efecto, tras la conquista de Galilea en la campaña del 67, Vespasiano se retiró a sus cuarteles de invierno en Cesarea, dejando la XV legión (a la que después añadió la X legión, cuyo legado era Trajano, padre del futuro emperador) en Escitópolis, ciudad en la que los escitas habían matado a traición a sus vecinos judíos en el verano del 66, declarándose abiertamente a favor de los romanos. En la primavera del 68 Vespasiano cruzó el Jordán para ocupar la gran ciudad helenística de la Decápolis, Gadara, a la que los judíos habían convertido en capital fortificada de Perea. Gadara entregó pacíficamente la ciudad a los romanos, no sin que antes los judíos mataran al noble Doleso, responsable de la embajada a Vespasiano y de la decisión de derruir las murallas, y huyeran hacia el sur. Según flavio Josefo, había muchos ricos en Gadara (casi todos gentiles, aunque pudiera haber algunos judíos entre ellos) y éstos deseaban guardar sus posesiones más que nada, por lo cual eran muy favorables a pasarse a los romanos y enviar una embajada de bienvenida a Vespasiano, que estaba cercano a la ciudad; de hecho, enviaron tal embajada al general romano sin el conocimiento de los sublevados judíos, que a duras penas habían conseguido el control de la ciudad; así que éstos, cuando se enteraron de ello, decidieron huir no sin antes tomarse una rápida venganza y “derramar sangre por los daños que habían recibido (se sobreentiende: Por haber sido burlados): por esta causa prendieron a Doleso, quien era en su dignidad y nobleza el príncipe de la ciudad, y también había sido el autor de entregarse a los romanos, y luego lo mataron”; no obstante esta huída fue aplastada por Plácido, enviado por Vespasiano, con 500 jinetes y 3000 infantes, quien efectuó una terrible matanza de rebeldes y de aldeanos inocentes marchando hacia el sur de la Transjordania (masacró a 15.000 judíos fugitivos, a los que se añadieron miles de ahogados en el Jordán, los cuales habían puesto su esperanza en refugiarse en Jericó, al otro lado del Jordán). Vespasiano, tras su tranquila entrada triunfal en Gadara, volvió a Cesarea y avanzó por Judea e Idumea, dejando el mando de la región de Perea al tribuno Plácido. Y ahora Josefo explica que, una vez que Plácido se apoderó de Abila, Julia, Besimot y todas las localidades que había hasta el Mar Muerto, estableció al frente de cada una de ellas a los desertores que le parecieron más idóneos. Por lo tanto, los judeocristianos de Pela, mejor que ningún otro grupo de judíos, entrarían en esta favorable categoría de “desertores” desde el prisma de Plácido.

eettiicc@yahoo.es
11/10/2017, 07:01
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 204]
Si bien parece cierto que el momento idóneo para salir de Jerusalén y huir hacia Pela fue en los alrededores inmediatos de la Gran Revuelta, aproximadamente a primeros de agosto del 70, así como inmediatamente después de la retirada de Cestio Galo, aproximadamente a primeros de noviembre del 70, los testimonios históricos de Josefo (mayormente) y de otras fuentes (minoritariamente) permiten entrever que hubo múltiples casos de deserción de la ciudad en el tramo comprendido entre los años 67 y 70. Por ejemplo, Josefo enumera cuantiosos casos de huidas de Jerusalén en noviembre del 66, en el invierno del 67-68 y en junio e incluso en agosto del 70, siendo a veces las fugas de grupos numerosos de 2.000 personas; y los datos de Josefo son confirmados por la noticia de la Misná respecto a la huida de Jonatán ben Zakkay, que se hizo el muerto para que se permitiera a sus discípulos salir de la ciudad a enterrar el cadáver, tras lo cual todos ellos se entregaron a Vespasiano y el rabino consiguió que el emperador le permitiera abrir su escuela de Jamnia. No obstante, las fugas de la ciudad entre los años 67 a 70, y en especial durante el año 70, estaban cargadas de peligros, no sólo por causa de las represalias de los rebeldes fanáticos judíos sino también por parte de las tropas romanas, las cuales despreciaban asesinamente a los judíos en general y además estaban predispuestas a la expoliación y saqueo de los bienes de éstos; de manera que los desertores que caían en manos romanas corrían el abundante riesgo de ser asesinados por los soldados romanos o por las huestes auxialiares de éstos antes siquiera de que Tito o Vespasiano tuvieran noticias de las fugas y pudieran decidir sensatamente en cuanto al destino de los prisioneros.

eettiicc@yahoo.es
11/10/2017, 10:26
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 205]
Por consiguiente, parece que el momento más propicio para que los cristianos de Jerusalén huyeran a Pela fue inmediatamente después de la retirada de Cestio Galo en la primera mitad de noviembre del 66, pues poco antes de eso la climatología rigurosa del verano hubiera dificultado la marcha (pero en la primera mitad de noviembre la meteorología debió ser suave, pues faltaba un mes y medio para el comienzo del invierno); además, según Josefo, el verano del 66 se caracterizó por el aumento alarmante de matanzas por toda Palestina, tanto de judíos como de gentiles, unos contra otros, por lo que el camino desde Jerusalén hacia Pela debió ser poco seguro en este sentido. En cambio, para noviembre del 66 habían cesado esas matanzas y el conflicto armado estaba desplazado hacia el noroeste, en la dirección que va desde Bethorón hacia Cesarea. Finalmente, parece que hay una confusión con relación al distrito al que pertenecía Pela, pues los testimonios históricos la sitúan unas veces en la Decápolis y otras en Perea. Por ejemplo, Eusebio y Epifanio mencionan el lugar al que huyeron los judeocristianos de Jerusalén denominándolo a veces Pela de la Decápolis y a veces Pela de Perea. Sin embargo, este problema de ubicación exacta no es exclusivo de Pela, pues también se dio en el caso de su vecina Gadara y en otras descripciones territoriales antiguas de la Transjordania. Aparentemente, la causa de esta inestabilidad ubicatoria tenía que ver con la fluctuación de las zonas fronterizas en función de los gobiernos de turno y de los repartos territoriales o de las adjudicaciones favoritistas del propio césar.

eettiicc@yahoo.es
11/10/2017, 14:09
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 206]
Como ya se ha mencionado anteriormente, la profecía de Jesucristo relativa al fin del mundo que se encuentra registrada en el evangelio según Mateo, capítulo 24, sugiere, para algunos doctos bíblicos, un entrelazamiento de 2 acontecimientos similares (esto es, con características o rasgos parecidos) separados entre sí por un gran trecho de espacio (es decir, uno de tales acontecimientos tiene carácter local y el otro tiene carácter planetario) y de tiempo (a saber, aproximadamente 2 milenios entre ambos). Se trata ahora, pues, de buscar la manera más coherente de distinguir qué parte de la profecía no es aplicable para los tiempos venideros y qué parte sí lo es. El pasaje sagrado comienza así: «Jesús salió del templo (se sobreentiende: Salió de los grandes patios del Templo de Jerusalén, donde solía enseñar a los que se congregaban allí, pues muchos judíos veían en él la figura de un profeta y de un obrador de milagros), y ya se iba, cuando sus discípulos se acercaron y comenzaron a atraer su atención a los edificios del templo (se sobreentiende: Aquellos discípulos todavía no tenían ni idea de lo que le esperaba a la ciudad santa, ni alcanzaban a comprender cómo Dios podría rechazar su propio Templo; y al presente quizás se imaginaban que el reinado predicho del Mesías estaría vinculado de alguna manera a aquel majestuoso Templo). Jesús les dijo: “¿Ven ustedes todo esto? Pues les aseguro que aquí no va a quedar una piedra sobre otra. Todo será destruido” (se sobreentiende: Estas palabras de Jesucristo debieron dejar perplejos y alarmados a sus discípulos, puesto que rompían por completo el esquema mental que ellos tenían con respecto al futuro cercano)» (Evangelio según Mateo, capítulo 24, versículos 1-3; Versión popular de la Biblia, también denominada “Dios Habla Hoy”, de 1996).

eettiicc@yahoo.es
11/10/2017, 16:19
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 207]
Evidentemente, aquellas palabras de Jesucristo tocante a la destrucción del Templo de Jerusalén no pueden aplicar al venidero fin del mundo, pues tal Templo ya no existe. No obstante, la profecía sigue así: «Luego (se sobreentiende: al poco rato de pronunciar Jesucristo la sentencia divina contra el Templo de Jerusalén) se fueron al Monte de los Olivos. Jesús se sentó, y los discípulos (se sobreentiende: Los seguidores más allegados al Maestro) se le acercaron para preguntarle aparte (se sobreentiende: Con disimulo, en privado): “Queremos que nos digas cuándo va a ocurrir esto. ¿Cuál será la señal de tu regreso y del fin del mundo? (se sobreentiende: Los discípulos, en su precario conocimiento, asociaban la destrucción del Templo de Jerusalén y de la ciudad santa con la venida de Jesucristo como rey triunfante del Reino de Dios, y con el fin del mundo de los gentiles o no judíos)”. Jesús les contestó: “Tengan cuidado que nadie los engañe (se sobreentiende: Jesucristo, dándose cuenta del superficial conocimiento profético que al presente tenían sus discípulos y del que adolecerían todavía por una o dos décadas más, les expresó su preocupación de que fueran confundidos o extraviados por maestros hábiles y farisaicos que podrían usar las santas escrituras engañosamente con relación a la liberación del pueblo de Dios por un rey mesiánico). Porque vendrán muchos haciéndose pasar por mí. Dirán: Yo soy el Mesías, y engañarán a mucha gente. Ustedes tendrán noticias de que hay guerras aquí y allá; pero no se asusten, pues así tiene que ocurrir; sin embargo, aún no será el fin (se sobreentiende: Se presentarían señales o síntomas alarmantes que podrían hacer pensar en la inminencia del fin del mundo, pero tal fin no vendría tan rápidamente como para que los discípulos se aterrorizaran por no estar suficientemente preparados para poder afrontar la situación bajo la guía divina). Porque una nación peleará contra otra y un país hará guerra contra otro; y habrá hambre y terremotos en muchos lugares. Pero todo eso apenas será el comienzo de los dolores (se sobreentiende: El fin del mundo sería algo mucho más terrible que las hambres, terromotos y cuantiosas guerras que salpicarían a la sociedad humana durante la víspera de ese acontecimiento final)”» (Evangelio según Mateo, capítulo 24, versículos 3-8; Versión popular de la Biblia, también denominada “Dios Habla Hoy”, de 1996).

eettiicc@yahoo.es
12/10/2017, 10:35
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 208]
En el versículo 4 del capítulo 24 del evangelio según Mateo, Jesús dijo: “Tengan cuidado que nadie los engañe. Porque vendrán muchos haciéndose pasar por mí. Dirán: Yo soy el Mesías, y engañarán a mucha gente” (Evangelio según Mateo, capítulo 24, versículos 4 y 5; Versión popular de la Biblia, también denominada “Dios Habla Hoy”, de 1996). La cuestión pertinente es si hubo “falsos cristos” entre los años 30 y 60 del primer siglo de nuestra era, es decir, desde que Jesús pronunció esas palabras hasta la destrucción de Jerusalén por Tito en el año 70. Luego nos podemos plantear la interrogante de si también ha habido “falsos cristos” durante el siglo XX y lo que va del XXI, un período, según muchos historiadores, en el que la humanidad parece haber entrado en un callejón autodestructivo sin salida (vale decir: En la víspera del fin del mundo). ¿Por qué? Bueno, no hay que ser ninguna lumbrera intelectual para darse cuenta de ello; simplemente basta tener un poco de sensatez o sentido común. Por ejemplo, una de las fuerzas que determinan la suerte del planeta está en manos de gobernantes y políticos, quienes, lejos de someterse a un consenso común y universal, se inclinan irracionalmente en la dirección de anteponer su egoísmo personal y nacionalista a los intereses legítimos de otros líderes y de otros países; y la intensidad que esta tendencia egocéntrica ha adquirido últimamente es imparable y, peor aún, se está acelerando. En el ámbito del comercio, que es otra de las grandes fuerzas determinantes del futuro planetario, es más que evidente la marcha consumista y explotadora que tienen las grandes multinacionales, así como la mayoría de las empresas menos grandes, las cuales ofrecen un espectáculo parecido al de una “arena de gladiadores” (donde, o matas, o eres muerto; y no hay otra opción menos cruenta). El terreno religioso no puede ser más caótico y confuso, pasándose de un extremo de intolerancia (con terrorismo incluido) a un extremo de relajación tal que en él toda clase de conducta tiene cabida y disculpa (posiblemente, hasta el propio Hitler encontraría aquí amparo); y esta situación no puede menos que abocar hacia el oportunismo, el engaño de masas, la decepción, la desconfianza, el odio a lo sagrado y así sucesivamente, hasta desembocar en el materialismo puro y duro (pues los engañados y escarmentados no atisban ya otra cosa por la que luchar en la vida que no sea el animalesco instinto gratificatorio inmediato y mundanal, aunque de esto tal vez escapen unos cuantos “quijotes” reaccionarios que ni siquiera saben adónde van). Y, para abreviar, si a semejante potaje de sinrazón le añadimos el manejo de una tecnología potentísima en auge, cada vez más asequible a cualquier desaprensivo o loco psicópata que puede pulverizar nuestro planeta si se obsesiona con emplearla para fines militares, entonces se hace más que obvio que estamos moviéndonos precisamente en el mismo borde del fin del mundo.

eettiicc@yahoo.es
13/10/2017, 17:00
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 209]
Durante la primera mitad del siglo I de nuestra era muchos judíos palestinenses y de la diáspora se encontraban en gran expectación con relación a la profetizada venida del Mesías, el anhelado Libertador de Israel. ¿Por qué? La respuesta se relaciona con los acontecimientos que ocurrieron en Babilonia durante el siglo VI antes de la EC, cuando Ciro el rey de Persia conquistó esta ciudad y todo el imperio babilónico y permitió a los judíos, que estaban cautivos allí (pues Nabuconodosor había destruído Jerusalén a finales del siglo anterior y había deportado a los habitantes de Judea a las ciudades de Caldea), que regresaran a su tierra y reconstruyeran la ciudad santa y su Templo. Esta liberación avivó la esperanza judía de gozar del derecho a la autodeterminación, como una nación libre, y de ver cumplida la profecía mesiánica de un Libertador definitivo de Israel (una profecía varias veces señalada en el Pentateuco y en los libros de los profetas mayores, así como en los Salmos). Pero lo cierto es que estas expectativas no llegaron a materializarse. No tenían rey, y la autoridad política de sus gobernadores pronto quedó eclipsada por la autoridad religiosa del sumo sacerdote, quien llegó a ser considerado cabeza de la nación. De acuerdo con “The concise jewish encyclopedia” (La enciclopedia judía concisa), fue durante ese período cuando surgió el concepto de un Mesías guerrero liberador del pueblo hebreo, un monarca ideal para los días del futuro, quien no sería tan sólo otro gobernante más, sino el caudillo que acabaría con los enemigos de Israel y daría comienzo a una era perfecta de paz y perfección. Las conquistas de Alejandro Magno en el siglo IV antes de la EC permitieron que se reuniera a todos los judíos bajo su dominio (tanto en Palestina como en la Diáspora, es decir, fuera de Palestina). Según Flavio Josefo, cuando Alejandro llegó a Jerusalén los judíos le abrieron las puertas y le mostraron un vaticinio registrado en el libro de Daniel el profeta (escrito más de 200 años antes de aquel día) que claramente describía las conquistas de Alejandro como “el Rey de Grecia” (Antigüedades de los judíos, Libro XI, capítulo VIII, 5; Josefo). La citada profecía es la siguiente: «Mientras reflexionaba yo al respecto (se sobreentiende: Daniel estaba pensativo acerca de una visión profética presentada en símbolos, que se le estaba dando en aquellos momentos), de pronto surgió del oeste un macho cabrío, con un cuerno enorme entre los ojos, y cruzó toda la tierra sin tocar siquiera el suelo. Se lanzó contra el carnero que yo había visto junto al río, y lo atacó furiosamente. Yo vi cómo lo golpeó y le rompió los dos cuernos. El carnero no pudo hacerle frente, pues el macho cabrío lo derribó y lo pisoteó. Nadie pudo librar al carnero del poder del macho cabrío. El macho cabrío cobró gran fuerza, pero en el momento de su mayor grandeza se le rompió el cuerno más largo, y en su lugar brotaron cuatro grandes cuernos que se alzaron contra los cuatro vientos del cielo... El macho cabrío es el rey de Grecia, y el cuerno grande que tiene entre los ojos es el primer rey» (Libro profético de Daniel, capítulo 8, versículos 5-8 y 21; Nueva versión internacional de la Biblia, Castilian). Pero era del todo obvio que Alejandro Magno no podía ser el Mesías prometido, pues éste habría que venir de la estirpe de Abrahán por la línea de David; aunque bien es verdad que el imperio alejandrino influyó enormemente en la tierra, la cultura y la religión judías.

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15/10/2017, 10:52
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 210]
Después de la muerte de Alejandro, Palestina permaneció en manos de Grecia, primero bajo la dinastía ptolemaica de Egipto y después bajo la seléucida de Siria, ambas fundadas por los sucesores de Alejandro. Como aumentaba la influencia ejercida por Grecia, los judíos prominentes y aristocráticos empezaron a considerar desfasadas las tradiciones y costumbres judías. Los más influyentes en este sentido pertenecían a la familia de los Tobíades, quienes durante la gobernación del rey seléucida Antíoco IV Epífanes (175-164 antes de la EC) ayudaron a Menelao, por lo visto pariente suyo, a llegar a sumo sacerdote, y esto sucedió aunque Menelao no pertenecía a la ancestral familia sacerdotal de Sadoc, sumo sacerdote del templo de Salomón; por lo tanto, según el Pentateuco, esto era una usurpación y una grave ofensa contra le ley de Dios. Sin embargo, la influencia griega cobró tanta fuerza que finalmente las celebraciones religiosas judías fueron proscritas y el Templo se convirtió en un santuario griego. Esto llevó a que en el año 167 antes de la EC estallara una rebelión encabezada por el sacerdote judío Matatías y sus 5 hijos, comúnmente llamados “Los macabeos o asmoneos”. La revuelta de los macabeos, en un principio de naturaleza puramente religiosa, pronto se convirtió en una lucha política por la autodeterminación judía. En el año 165 antes de la EC, los macabeos recuperaron el Templo y lo volvieron a dedicar al servicio religioso tradicional, suceso que en la actualidad los judíos de todo el mundo celebran anualmente durante la denominada “Fiesta de las luces”, de 8 días de duración, llamada en hebreo “Hanuká”. No obstante, todavía no se divisaba ningún Mesías en el escenario. Pero para entonces, los sacerdotes no sólo tenían en sus manos el liderazgo espiritual y social del pueblo, sino que constituían la clase más poderosa y rica de Jerusalén, tanto en sentido político como económico. En consecuencia, dado que los sacerdotes se habían hecho muy altivos y negligentes en el cumplimiento de sus deberes de pastoreo y de instrucción religiosa del pueblo, algunos judíos bien instruidos que no eran sacerdotes empezaron a reemplazar a éstos en las tareas de interpretar la Ley mosaica y administrar justicia a favor de la gente común según dicha Ley. Estos hombres, conocidos como “escribas”, terminaron corrompiéndose y haciéndose diestros en encontrar pretextos y subterfugios para los individuos que utilizando el soborno estaban resueltos a burlar la Ley. No extraña, pues, que, a partir de estas malas actuaciones, el concepto de Mesías también fuera tergiversado y comenzara a diverger de su verdadero significado según las santas escrituras.

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16/10/2017, 04:53
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 211]
Durante el período macabeo, la religión judía se dividió fundamentalmente en 2 facciones rivales: los fariseos y los saduceos. Los fariseos enseñaban que Dios había dado a Israel una ley doble, parte escrita y parte oral, y fue sobre la base de esta ley oral que reconocieron la legitimidad de la línea sumo sacerdotal incluso después de haberse interrumpido la línea tradicional. Por otro lado, los saduceos negaban la existencia de una ley oral y afirmaban que sólo podía servir de sumo sacerdote un descendiente directo de Sadoc. El término “fariseo” deriva de una palabra hebrea que significa “separado” o “distinguido”. Hay quienes dicen que lo utilizaban sus opositores para calificarlos de herejes, mientras que otros afirman que se refiere a la posición “distinguida” que asumían, separándose de la denominada “gente de la tierra” (gente del vulgo), a la que consideraban inmunda o contaminada por el error. Los fariseos eran personas extremadamente pagadas de su propia justicia en lo referente a sus observancias tanto de la ley escrita como de la oral. La actitud igualmente rígida de los saduceos hacia la ley escrita posiblemente no surgió de algún sentimiento religioso especial, sino como un arma política de oposición a los poderes legislativos fariseos. También, se cree que durante la revuelta macabea surgió otro grupo religioso menos relevante al principio: los esenios. Éstos rompieron con el sacerdocio oficial y se abstuvieron de participar en los servicios y sacrificios religiosos que se llevaban a cabo en el Templo; pero, por lo demás, se adherían estrechamente a la Ley; y al igual que los fariseos, a quienes se parecían en muchos sentidos, cayeron víctimas de la influencia helenística y adoptaron creencias completamente ajenas al judaísmo tradicional, como, por ejemplo, la enseñanza platónica del alma inmortal. Este grupo probablemente no constaba de más de 4.000 miembros, todos ellos varones adultos, muchos de los cuales eran célibes. Vivían en casas comunales ubicadas en comunidades aisladas que estaban diseminadas por toda Palestina. La “Enciclopedia judaica” habla de su supuesto pacifismo, pero, por otra parte, la obra judía “Enciclopedia bíblica ilustrada” asegura que lucharon heroicamente durante la rebelión contra Roma que se inició en Jerusalén en el año 66, y hasta algunos de los líderes rebeldes salieron de sus filas. El historiador judío Josefo menciona a uno de estos líderes: un tal “Juan el esenio”, quien sirvió como general judío durante aquella Gran Revuelta. Los Rollos del mar Muerto, descubiertos en 1947, suministran información sobre una secta religiosa de Qumrán, la cual, según algunos eruditos, es idéntica a la de los esenios. Pero todas estas facciones religiosas judías se opusieron de una manera u otra a la actividad de Juan el Bautista y de Jesucristo. Por ejemplo, en lugar de dar crédito al mensaje de Juan, según Josefo, muchos de los sacerdotes recurrieron a los zelotes, un grupo de revolucionarios judíos empeñados en conseguir la autodeterminación. Grupos como éste, opuestos a la dominación romana (que había reemplazado a la griega en el año 63 antes de la EC), perpetraron actividades terroristas durante décadas. Finalmente, en el año 66 se rebelaron abiertamente, lo cual condujo, como sabemos, a la destrucción del Templo y a la desaparición de su sacerdocio. La esperanza mesiánica se vio, de nuevo, desvanecida.

eettiicc@yahoo.es
16/10/2017, 11:07
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 212]
El hecho de que la religión judaica (el judaísmo) no desapareciera tras la destrucción del Templo de Jerusalén en el año 70 y la subsiguiente desaparición del sacerdocio, se debió presumiblemente a que siglos atrás, durante el exilio en Babilonia, o quizás poco después, los judíos habían comenzado a dar mucha importancia a la adquisición del conocimiento de la Ley. Construyeron centros de instrucción llamados “sinagogas”, y de allí en adelante sólo iban al Templo en ocasiones especiales y para ofrecer sacrificios. De modo que, para el siglo primero de nuestra era, había llegado a ser bastante normal practicar la adoración en las sinagogas; y después de la destrucción del Templo, en el año 70, parece que la opinión general se decantó hacia la idea de que éste había sido reemplazado por el culto en las sinagogas. Entonces, en lugar del sacerdocio, ya inexistente, se empezó a dar relevancia a una serie de maestros a los que se llamó “rabíes”. Dado que los saduceos se habían extinguido como grupo activo y los esenios habían desaparecido, los fariseos permanecieron como los líderes religiosos indiscutibles. Ellis Rivkin, del Colegio de la Unión Hebrea, explica la influencia que ejercieron así: “La ley oral de los fariseos dio origen a la Mishna, al talmud palestiniano y al babilonio, a la responsa gaónica, medieval y moderna, así como a los diversos códigos de la ley judía”. La Nueva Enciclopedia Británica añade a esto: “Incluso hoy día, todos los diversos grupos judíos, sean ortodoxos, conservadores o reformistas, afirman ser descendientes espirituales directos de los fariseos y de los sabios rabínicos”. Ya antes del año 70 de nuestra era, millones de judíos vivían fuera de Palestina, principalmente en Siria, Asia Menor, Babilonia y Egipto. Sin embargo, después del año 70, todos los judíos sobrevivientes fueron totalmente desarraigados y dispersados para vivir en la Diáspora, palabra derivada de un término griego que significa “dispersión”. Aun en estas circunstancias, muchos retuvieron la esperanza de autodeterminación bajo un venidero Mesías. El líder judío Bar Kokba, quien encabezó sin éxito una gran rebelión contra Roma en el año 132, resultó ser un mesías falso. Según La enciclopedia Judaica, desde entonces, hasta el año 1744. aparecieron 28 falsos mesías.

eettiicc@yahoo.es
16/10/2017, 15:42
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 213]
Habida cuenta de que los judíos del primer siglo de nuestra era esperaban a un Mesías militante, un guerrero teocrático que devolviera como mínimo a Israel el esplendor de la gobernación salomónica, las enseñanzas de Jesucristo y sus milagros sorprendían a la gente pero no la convencían de su legitimidad como el verdadero Mesías prometido. No obstante, algunos pusieron fe en él, pues razonaban y decían: “Cuando venga el Cristo (se sobreentiende: El Mesías), ¿acaso va a hacer más señales (se sobreentiende: No podrá presentar más evidencias) que este hombre?” (Evangelio según Juan, capítulo 7, versículo 31; Nueva versión internacional de la Biblia, Castilian). Ahora bien, la presión cultural y social ejercida por el judaísmo sobre los hebreos de la época era tan insistente y pesada que no sólo impedía a los afectados pensar claramente y sin prejuicios, sino, incluso, podía hacer dudar a algunos seguidores del Maestro que se hubieran permitido la licencia de distraer la mente con la propaganda del entorno; y de hecho, por este motivo, hubo discípulos de Jesús que acabaron dándole la espalda al verdadero Mesías. Es por esto que Jesucristo advirtió a sus seguidores: “Tengan cuidado que nadie los engañe. Porque vendrán muchos haciéndose pasar por mí. Dirán: Yo soy el Mesías, y engañarán a mucha gente” (Evangelio según Mateo, capítulo 24, versículos 4 y 5; Versión popular de la Biblia, también denominada “Dios Habla Hoy”, de 1996).

eettiicc@yahoo.es
17/10/2017, 12:16
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 214]
La sagrada escritura contiene varios indicios de que hubo personas judías del primer siglo de nuestra era, sumamente devotas, que al principio tenían un concepto y unas expectativas bastante desacertadas acerca del Mesías; eran unas expectativas que sólo Dios, en su bondad y misericordia para con los seres humanos que buscan sinceramente la verdad, podía reconducir de manera que finalmente alcanzaran una interpretación fidedigna que les evitara la confusión espiritual. Por ejemplo, acerca de los primeros días de la vida de Jesús recién nacido, el evangelista Lucas escribe lo siguiente: «Al cumplirse los ocho días (se sobreentiende: Ocho días de edad) para que fuera circuncidado el niño (se sobreentiende: José y María, los padres del niñito, siguiendo una ordenanza de la Ley mosaica, fueron a circuncidar a Jesús), llamaron su nombre Jesús (se sobreentiende: Le pusieron por nombre Jesús), porque así fue llamado por el ángel antes que fuera concebido en el vientre (se sobreentiende: Un ángel llamado Gabriel, meses atrás, se apareció a María y le especificó que el nombre del futuro bebé debería ser Jesús). Al cumplirse los días de la purificación de ellos según la ley de Moisés, trajeron al niño a Jerusalén para presentarlo ante Yahweh, tal como está escrito en la ley de Yahweh: “Todo varón que abra matriz será llamado Santo de Yahweh”, y para ofrecer sacrificio según lo escrito en la ley de Yahweh: “Un par de tórtolas o dos palominos”. Y había cierto varón en Jerusalén que tenía por nombre Simeón. Éste era un varón recto y justo que esperaba la consolación de Israel (se sobreentiende: Esperaba que Israel fuera liberado de su servidumbre a las naciones gentiles, en este caso a Roma), y el Espíritu Santo estaba sobre él. A él le había sido dicho por el Espíritu Santo que no vería la muerte hasta que viera al Cristo de Yahweh. Éste, movido por el Espíritu, llegó al templo, y cuando los padres trajeron al niño Jesús para hacer con él según lo ordenado por la ley, él lo tomó en sus brazos y bendijo a Dios, diciendo: “Ahora, Señor mío, permite que tu siervo se vaya en paz, según tu palabra, porque he aquí que han visto mis ojos tu misericordia, la cual preparaste en presencia de todos los pueblos: Luz para revelación a los gentiles, y gloria para tu pueblo Israel”. Y José y María estaban asombrados por las cosas que se decían de él (se sobreentiende: Estas palabras permitían acariciar la idea tradicional, es decir, que el futuro Mesías, o este niñito, sería un libertador del pueblo). Habiéndolos bendecido Simeón, dijo a su madre María: “He aquí que éste ha sido puesto para caída y levantamiento de muchos en Israel, y para señal de controversia, a fin de que sean revelados los pensamientos de los corazones de muchos (se sobreentiende: Ahora, con estas expresiones proféticas, el anciano Simeón estaba aclarando que el verdadero Mesías, lejos de traer liberación a la nación israelita, como la mayoría esperaba, iba a servir de controversia de cara a poner de manifiesto las verdaderas motivaciones que había en los corazones de la gente de su generación, de tal manera que en los tribunales celestiales quedara claro quiénes componían la simiente de la mujer simbólica y quienes no); y una lanza traspasará tu misma alma (se sobreentiende: Tales palabras, dirigidas a María, vaticinaban lo que esta madre habría de esperar en el futuro, a la vuelta de pocas décadas, a saber, un gran sufrimiento emocional cuando viera que su hijo habría de ser muerto a la manera de un vulgar asesino). Y había una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser. Ella era de edad avanzada y había vivido siete años con su marido desde que se casó. Era una viuda de ochenta y cuatro años, y no se apartaba del templo y servía estando en ayuno y oración día y noche. Y también en ese preciso momento ella se encontraba presente dando gracias a Yahweh, y hablaba de él (se sobreentiende: Hablaba del niño Jesús, como muy bien aclaran muchas otras Biblias) a todos los que esperaban la redención (se sobreentiende: Liberación, mediante el pago de un sacrificio expiatorio que los judíos asociaban con los holocaustos ofrecidos en el Templo) de Jerusalén» (Evangelio según Lucas, capítulo 2, versículos 21-38; Nuevo Testamento, Biblia Peshitta).

eettiicc@yahoo.es
17/10/2017, 18:31
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 215]
Para poder entender coherentemente toda la cuestión mesiánica, a la luz de lo que dicen las sagradas escrituras, es fundamental tener presente que los principales actores del drama son seres inteligentes invisibles al ojo humano. En efecto, en los tribunales celestiales el gran debate giraba en torno a si la natulaleza de las criaturas que Dios ha creado a su imagen y semejanza, a saber, los ángeles y los seres humanos, poseen realmente una naturaleza altruísta o no, con lo cual, implicatoriamente, se cuestionaría no sólo la naturaleza supuestamente altruísta de dichas criaturas sino incluso la propia naturaleza del Hacedor de tales criaturas, que hipotéticamente las creó a su propia imagen. De manera que si no es posible probar dicho altruísmo, entonces habría que darlo como ficticio o aparente, no real. Éstas son las cuestiones que el Diablo hizo surgir en Edén, cuando, según el Génesis, tentó a Eva afirmando que Dios estaba reteniendo egoístamente de ella y de su esposo Adán un tipo de sabiduría que podría abrirles los ojos del entendimiento de manera ilimitada. En otras palabras, Satanás estaba dando a entender que Dios no estaba dispuesto a compartir con sus criaturas inteligentes determinados niveles de conocimiento, a fin de mantenerlas en un grado de ignorancia lo suficientemente efectivo como para que éstas no pudieran amenazar su estatus de Soberano universal. Evidentemente, tal entredicho levantado por el Diablo sólo podía resolverse, de manera convincente, mediante la gestión judicial del mismo en los tribunales celestiales. También la sagrada escritura se detiene en el caso del patriarca Job, cuyo altruísmo fue duramente cuestionado por el Diablo y finalmente desembocó en un resultado inesperado: en bofetada contra este ángel perverso. Consecuentemente, parece que con Job se probó, en los tribunales celestiales, que al menos había una criatura inteligente altruísta, Job, lo cual presuponía que Dios debía ser el modelo de altruísmo insuperable. Sin embargo, al ser Dios tan altruísta, cabría la posibilidad de que admitiera en la descendencia de la mujer simbólica a seres no tan altruístas, o dudosamente altruístas. O sea, la derrota satánica era parcial, pues por una parte se probó que Dios es sumamente altruísta y algunas de sus criaturas inteligentes también son altruístas, como consecuencia de haber desarrollado su naturaleza altruísta a la imagen y semejanza del Creador; pero, por otra parte, y dado que no todos los seres inteligentes evidencian una conducta altruísta, se ponía en duda la aceptación (en el seno de la simiente de la mujer simbólica) de cualquier persona que no hubiera dado suficientes muestras de altruísmo natural. Esto último parece que está de acuerdo con lo que se dice en el Apocalipsis con relación al Diablo: “Ahora ya ha llegado la salvación (se sobreentiende: Se trata de un suceso en el futuro distante con respecto al tiempo en que fue escrito el Apocalipsis), el poder y el reinado de nuestro Dios y la potestad de su Cristo (se sobreentiende: Un día del futuro en el que, zanjada la cuestión judicial universal causada por la rebelión satánica y que se gestiona en los tribunales celestiales, el Cristo actúa con potestad libertadora o poderes mesiánicos plenos), porque ha sido arrojado el acusador de nuestros hermanos (se sobreentiende: El Diablo es el gran acusador o el gran generador de dudas, que cuestiona ante los tribunales celestiales que alguien pueda ser admitido dentro de la descendencia de la mujer simbólica, que es un colectivo o descendencia compuesta exclusivamente de seres altruístas), el que los acusaba día y noche delante de nuestro Dios (se sobreentiende: Un acusador incesante, que levantaba su voz en los tribunales celestiales presididos por Dios). Ellos lo vencieron gracias a la sangre del Cordero (se sobreentiende: Gracias al sacrificio expiatorio de Jesucristo) y a la palabra de testimonio que dieron (se sobreentiende: A la evangelización), porque despreciaron su vida ante la muerte (se sobreentiende: Estuvieron dispuestos a ser mártires)” (Apocalipsis, capítulo 12, versículos 10 y 11; Biblia de Jerusalén de 1975).

eettiicc@yahoo.es
20/10/2017, 17:29
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 216]
Evidentemente, cuando Jesús estuvo en la Tierra no podía actuar como uno de esos mesías libertadores de la gente en general, pues la mayoría de las personas de su época pertenecían, aun sin saberlo, a la descendencia de la serpiente. Por lo tanto, su actuación mesiánica tenía que facilitar primero la identificación de las motivaciones dominantes de los individuos a los que deseaba ayudar, en cuanto a si éstas eran altruístas o egoístas; y después de eso habría de enseñar a los descarriados el camino de reconciliación con Dios, es decir, la forma de entrar y permanecer en el seno del colectivo que compone la simiente de la mujer simbólica (el grupo de personas que se apega a la guía divina y rechaza la guía satánica). Esta misión mesiánica prioritaria, con la cual Jesucristo vino a la Tierra, era inconcebible incluso para Juan Bautista y los apóstoles; pero poco después de la resurrección de Jesucristo, sus seguidores empezaron a entenderla gradualmente. Los evangelios indican que durante el tiempo en que Juan el Bautista realizaba su obra proclamatoria, muchos judíos se preguntaban si él era el Cristo. Pero, a diferencia de algunos falsos mesías que incitaron a la gente a revelarse contra Roma (sin haberse asegurado previamente de contar con el respaldo del Todopoderoso), el Bautista era humilde y reconoció públicamente que él no era el esperado libertador al decir a los israelitas: “Yo os bautizo con agua; pero viene el que es más fuerte que yo, y no soy digno de desatarle la correa de sus sandalias” (Evangelio según Lucas, capítulo 3, versículo 16; Biblia de Jerusalén de 1975). Sin embargo, a pesar de que contempló el cielo abrirse y descender el "espíritu santo" en forma de paloma sobre la cabeza de Jesús al tiempo del bautismo de éste, posteriormente, cuando fue recluido en prisión por orden de Herodes, envió a unos discípulos suyos a preguntar a Jesucristo: “¿Eres tú el que ha de venir (se sobreentiende: El mesías prometido), o hemos de esperar a otro” (Evangelio según Mateo, capítulo 11, versículo 3; Biblia de Jerusalén de 1975). Es probable, pues, que Juan quisiera saber si Jesús sería quien haría realidad el sueño judío de libertad. Igualmente, los apóstoles también tenían una idea equivocada de lo que haría el Mesías. Por ejemplo, en cierta ocasión, cuando Jesús trató de explicarles que la misión terrestre del Mesías incluía sufrir, morir y ser resucitado, sucedió lo siguiente: «Entonces Pedro se llevó a Jesús aparte y lo reprendió por hablar así. Le dijo: “Eso no puede sucederte, Señor. Que Dios nunca lo permita”» (Evangelio según Mateo, capítulo 16, versículo 22; La Biblia en Lenguaje Actual). Evidentemente, Pedro (y, por extensión, los demás apóstoles y discípulos) era incapaz de entender cómo podría ser posible que Dios enviara a su Libertador con una misión tan absurda (desde su miope punto de vista, claro está). Hacia el final de su vida terrestre, Jesús fue a Jerusalén para celebrar la Pascua y las multitudes salieron a recibirlo y lo aclamaron rey de Israel. Pero sólo unos días después, Jesús fue condenado a muerte y ejecutado. Y, tras la ejecución, dos de sus discípulos manifestaron su pesar con estas palabras: “Nosotros esperábamos que él fuera el libertador de Israel. Pero ya hace tres días que murió” (Evangelio según Lucas, capítulo 24, versículo 21; La Biblia en Lenguaje Actual).

eettiicc@yahoo.es
21/10/2017, 17:38
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 217]
Por consiguiente, las ideas preconcebidas, la presión sociocultural y la amenaza de ser considerado un hereje religioso impidieron a muchas personas del siglo primero reconocer a Jesús como el verdadero Mesías prometido. Pero para los que no se dejaron engañar ni intimidar por el alboroto de los insensatos, a saber, para los auténticos discípulos cristianos, para éstos, se fue revelando poco a poco el maravilloso propósito divino con relación al Mesías y también el papel fundamental que jugó Jesucristo en el desarrollo de tal propósito. Además, conforme de aproximaba la fatídica fecha en la que estalló la Gran Revuelta Judía contra Roma, en el año 66, las siguientes palabras del Maestro de Nazaret, que daban cierre a su famoso Sermón de la Montaña, cobraron una importancia capital: “El que escucha lo que yo enseño y hace lo que yo digo, es como una persona precavida que construyó su casa sobre piedra firme. Vino la lluvia, y el agua de los ríos subió mucho, y el viento sopló con fuerza contra la casa. Pero la casa no se cayó, porque estaba construida sobre piedra firme. Pero el que escucha lo que yo enseño y no hace lo que yo digo es como una persona tonta que construyó su casa sobre la arena. Vino la lluvia, y el agua de los ríos subió mucho, y el viento sopló con fuerza contra la casa. Y la casa se cayó y quedó totalmente destruida” (Evangelio según Mateo, capítulo 7, versículos 24-27; La Biblia en Lenguaje Actual). Inmediatamente después de la muerte de Jesús, aumentaron las protestas antirromanas y la aparición de movimientos mesiánicos en Judea y Galilea. Con ello, también aumentaron las algaradas y revueltas. Un gran jefe de bandidos, de nombre incierto, fue capturado en el 44 y su banda quedó disuelta. Poco después apareció un tal Teudas, otro supuesto mesías, quien congregó a grandes masas antirromanas en las riberas del Jordán; y como muestra de que Dios estaba con ellos prometió dividir las aguas del río como antes lo había hecho Moisés con el Mar Rojo; pero Dios no lo secundó y las aguas no se dividieron, y el gobernador Cuspio Fado envió un destacamento de caballería que lo prendió y lo decapitó, dispersando a sus seguidores tras haber matado a bastantes de ellos. Algún tiempo despues, un motín antirromano de graves consecuencias se produjo en Jerusalén en la Pascua del año 50, tras observar la multitud que un soldado romano de los que vigilaban el entorno del Templo se mofó del santuario y del pueblo elegido dirigiendo estentórea y públicamente sus ventosidades naturales contra los fervorosos peregrinos; hubo revuelta, contraataque de los romanos, huida atropellada de la multitud y más de 3.000 muertos. En el 52 se produjo una revuelta casi general dirigida por un tal Eleazar hijo de Dineo, un “bandido” que llevaba más de 20 años en las montañas y hacía víctimas principalmente entre los romanos y los prorromanos; pero el procurador Ventidio Cumano logró matar a muchos de los seguidores de este Eleazar, aunque la revuelta prosiguió y se extendió por toda Judea; en consecuencia, tuvo que intervenir el legado de Siria, con nuevas ejecuciones y represiones cruentas; sin embargo, el gobernador que sustituyó a Cumano, Félix (quien, según los Hechos de los apóstoles, presidió en Cesarea varias audiencias judías contra Pablo y finalmente lo envió a Roma para ser juzgado por César), fue el que acabó finalmente con la rebelión al capturar a Eleazar, enviarlo a Roma, para muerte y escarmiento, y continuar con la política de ejecuciones y severos castigos. Aparte de otros movimientos más pequeños pero constantes, en el año 55 apareció un judío, un hipotético profeta, que habitaba en Egipto, denominado por ello “El profeta egipcio”; congregó a varios millares en el desierto y luego se dirigió a atacar Jerusalén; pero fue fácilmente liquidado por los romanos, junto con muchos de sus seguidores.

eettiicc@yahoo.es
22/10/2017, 09:58
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 218]
Al adentrarnos en los años 60-66, inmediatamente previos a la Primera Gran Revuelta judía, los judíos habían convertido en un mito religioso la idea del mesías libertador. El explosivo aumento de la corrupción opresiva del poder romano en Judea, aunado a un paralelo y progresivo pudrimiento moral de los líderes religiosos judíos (maestros de la ley mosaica y sacerdotes), harían que las ideas populares de un mesías humano dotado de poderes casi divinos, un adalid político-militar, que liberaría por fin a Israel de la opresión extranjera gracias a la ayuda celestial, fueran tomando cada vez más relevancia hasta asentarse en la mente colectiva como una especie de leyenda épica y profética que estaba próxima a realizarse. Es por eso que el aparecimiento de individuos con aires mesiánicos, que prometían un cambio casi repentino de las condidiones económicas y sociales, personajes carismáticos que congregaban a grandes muchedumbres, no necesariamente en Jerusalén sino también en las regiones desérticas o alrededor del Jordán, era acogido con anhelo e ilusión por el pueblo. Como bien señaló Jesucristo en su Sermón de la Montaña, la gran masa de judíos cercanos a Jerusalén o pertenecientes a la Diáspora, al haber soslayado las enseñanzas del verdadero Mesías, transmitidas por los activos evangelizadores cristianos no sólo en Palestina sino también en todos los rincones del mundo conocido hasta entonces, estaba edificando su esperanza de futuro sobre la arena. Pronto soplarían fuertes vientos de tempestad, amplificados hasta la locura por la actuación descabellada de emergentes personajes libertarios cuyos nombres figurarán para siempre en el panteón de los indeseables: Anano, Eleazar ben Simón, Manahem nieto de Judas de Seforis, Jesús hijo de Ananías, Juan de Giscala hijo de Leví y Simón Bar Giora de Gerasa.

eettiicc@yahoo.es
22/10/2017, 15:00
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 219]
Las palabras de Jesucristo a sus seguidores: “Tengan cuidado que nadie los engañe. Porque vendrán muchos haciéndose pasar por mí. Dirán: Yo soy el Mesías, y engañarán a mucha gente” (Evangelio según Mateo, capítulo 24, versículos 4 y 5; Versión popular de la Biblia, también denominada “Dios Habla Hoy”, de 1996), cumplidas entre las décadas de los años 40 a 60 del primer siglo de nuestra era, también parece que han tenido algún cumplimiento en nuestros días. Por ejemplo, en la primera mitad del siglo XX, Simón Kimbangu y su sucesor Andrés “Jesús” Matswa fueron aclamados como mesías en el Congo africano; y aunque ya murieron, sus seguidores todavía esperan que regresen e introduzcan un milenio en África. En ese siglo también se han presenciado cultos relacionados con “cargueros” en Nueva Guinea y Melanesia, donce los miembros de esos movimientos religiosos aguardaban la llegada de un barco o un avión tripulado por hombres blancos semejantes a mesías que los harían ricos e introducirían una era de felicidad en la que incluso se levantaría a los muertos. A las naciones industrializadas tampoco les han faltado sus mesías. Algunos son líderes religiosos, como Sun Myung Moon, quien se nombró a sí mismo sucesor de Jesucristo y pretendía purificar al mundo mediante una familia unida formada por sus partidarios. Asimismo, líderes políticos han tratado de asumir la posición de mesías, entre los que figura Adolf Hitler como el más horrendo ejemplo contemporáneo al pronunciar su imponente discurso sobre el Reich de Mil Años. Del mismo modo, filosofías y organizaciones políticas han alcanzado categoría mesiánica; por ejemplo, The Encyclopedia Americana (La enciclopedia americana) comenta que la política marxista-leninista tenía visos mesiánicos. Incluso hay eruditos bíblicos que consideran que la Organización de las Naciones Unidas, la ONU, parece haberse constituido en una especie de agencia mesiánica en la mente de muchas personas. Una tras otra, estas entidades han ido declinando en sus pretensiones triunfalistas y cediendo el terreno a las de nuevo cuño, pero ninguna de ellas ha permanecido invicta por mucho tiempo.

eettiicc@yahoo.es
23/10/2017, 10:51
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 220]
Conviene aclarar que la profecía de Jesucristo acerca del fin del mundo registrada en el evangelio de Mateo, capítulo 24, la cual entrelaza 2 acontecimientos proféticos separados entre sí por aproximadamente 2 milenios, se refiere realmente a la clausura o cierre por juicio divino (planteado en las cortes celestiales) de 2 sistemas antrópicos: el sistema israelita teocrático (SIT), comenzado en la época de Moisés, cuando Dios transmitió los diez mandamientos al pueblo israelita a través de este mediador, y terminado con la destrucción del Templo de Jerusalén en el año 70 de nuestra era; y el sistema artificial contemporáneo (SAC), comenzado en el siglo XX y terminado en un futuro cercano. Este cuadro conceptual emerge de las sugerencias exegéticas procedentes de perspicaces eruditos bíblicos, quienes exponen el capítulo 24 del evangelio de Mateo desde un prisma que barrunta dicho cuadro. Ahora, prosiguiendo con esa profecía de Jesucristo, pasamos a examinar el siguiente pasaje: “Oiréis de guerras y rumores de guerras, pero no os asustéis, pues aunque todo esto ha de llegar, aún no será el fin” (Evangelio según Mateo, capítulo 24, versículo 6; Biblia denominada “Dios habla hoy”, o Versión popular de la Biblia, de 2002). La pregunta pertinente es: ¿Aplican estas palabras sólo al SIT o sólo al SAC, o aplica a ambos?

eettiicc@yahoo.es
23/10/2017, 16:12
[Pseudoveltíosis natanatórica, comentario 221]
Según el contexto del pasaje contenido en el versículo 6 del capítulo 24 del evangelio de Mateo, Jesucristo hablaba a unos cuantos de entre sus discípulos, probablemente a los más allegados a él. Por eso, cuando les dijo que iban a oír de guerras y rumores de guerras no sólo se refería a ellos personalmente sino también a un período de tiempo posterior a su muerte y resurrección, es decir, a un período caracterizado por una serie de señales que antecederían a la destrucción del Templo y de la ciudad santa. Ellos habrían de oír esas noticias preocupantes, e incluso puede que alguno u otro las tuviera que vivir de cerca, y sin que ya el Maestro estuviera junto a ellos para protegerlos y consolarlos. Y, puesto que las palabras proféticas de Jesús están relacionadas aquí con la destrucción de Jerusalén, esas guerras habrían de tener lugar en un tiempo intermedio entre su ascención al cielo y la destrucción de la ciudad de David. En efecto, hubo una serie de guerras partas en el sudoeste de Asia y levantamientos en las provincias romanas de Galia y España. Hubo la guerra que efectuaron Asineo y Alineo contra los partos al oriente del Imperio Romano. Hubo la declaración parta de guerra contra el rey Izates del país de Adiabene. Hubo levantamientos de judíos contra gentiles, y levantamientos de gentiles contra los judíos en la misma Palestina, implicando a sirios y samaritanos, de modo que decenas de millares de judíos y gentiles fueron muertos. Pero ¿por qué les dijo Jesús que no se asustaran? Puede ser que Jesucristo quisiera tranquilizarlos en el sentido de que no se espantaran a tal grado que salieran huyendo despavoridamente de Judea, temiendo que la destrucción del Templo y de la ciudad santa les cogiera de lleno y ellos perecieran junto con sus familiares en el temible acontecimiento. Y también es posible que Jesucristo les quisiera indicar que la misión que ellos tenían encomendada, como evangelizadores en Judea, debía continuar aun en medio de esas difíciles circunstancias, puesto que el fin no habría de llegar inmediatamente y no existía un riesgo masivo de no supervivencia. De hecho, más adelante, en el versículo 15, Jesús les revela cuál sería la señal que tendrían que contemplar para que abandonaran rápidamente Judea (la huída a Pela).