RocoLoco
13/04/2017, 00:13
Durante la antigüedad, el pensamiento filosófico siempre partía de la observación de un orden y una armonía en la naturaleza. Desde Tales de Mileto hasta Aristóteles, se concebía que las cosas del mundo estaban allí por una razón y usualmente se desdeñaba la idea de la casualidad. Ya en la Edad Media, un filósofo católico llamado Santo Tomás de Aquino, pondría sobre la mesa la carta de la Providencia junto con otras cuatro, formando así una mano muy poderosa: Las Cinco Vías.
Las Cinco Vías son cinco argumentos que de alguna manera dan fe acerca de la realidad de Dios:
a) Vía del movimiento.
b) Vía de la causa eficiente.
c) Vía de la contingencia.
d) Vía de los grados de perfección.
e) Vía del orden del universo (en esta me centraré).
Según Santo Tomás, hay cosas que no tienen inteligencia, sin embargo obran con un mismo fin (las plantas, los mares, la tierra). Pues bien, si aún las cosas inanimadas obran con un objetivo específico, debe haber algo que las dirija y ordene: ese algo es Dios.
Lo interesante de este argumento, es que es una especie de adelanto a lo que hoy la ciencia conoce como principio antrópico. Sucede que, está demostrado científicamente que existe un orden milimétrico en el universo que hace posible la vida en la tierra. Por ejemplo: si disminuyo en un 5% la distancia que hay entre la tierra y el sol, el ser humano no podría existir; la fuerza de gravedad tiene un valor de 9.8 m/s2, si fuese 10 en lugar de 9.8, el hombre no podría existir; si a la masa de la tierra le agrego una milésima más, la vida del ser humano no sería posible; etc, etc.
Santo Tomás de Aquino, con su argumento del orden en el mundo, se adelantó a uno de los principios científicos más relevantes en la historia (pero claro, hay gente un poco necia por allí que dice que la filosofía es anticuada, que no sirve, que es pura palabrería, etc.)
No hay que cometer el error de tomar este principio como una prueba irrefutable de la existencia de Dios, puesto que la ciencia se ha encargado ya de brindar otra respuesta a la cuestión antrópica: el multiverso.
Como sea, sin duda alguna este principio antrópico es algo fascinante y nos hace recordar una vez más cuán privilegiados somos en medio de este vasto y enorme universo.
Las Cinco Vías son cinco argumentos que de alguna manera dan fe acerca de la realidad de Dios:
a) Vía del movimiento.
b) Vía de la causa eficiente.
c) Vía de la contingencia.
d) Vía de los grados de perfección.
e) Vía del orden del universo (en esta me centraré).
Según Santo Tomás, hay cosas que no tienen inteligencia, sin embargo obran con un mismo fin (las plantas, los mares, la tierra). Pues bien, si aún las cosas inanimadas obran con un objetivo específico, debe haber algo que las dirija y ordene: ese algo es Dios.
Lo interesante de este argumento, es que es una especie de adelanto a lo que hoy la ciencia conoce como principio antrópico. Sucede que, está demostrado científicamente que existe un orden milimétrico en el universo que hace posible la vida en la tierra. Por ejemplo: si disminuyo en un 5% la distancia que hay entre la tierra y el sol, el ser humano no podría existir; la fuerza de gravedad tiene un valor de 9.8 m/s2, si fuese 10 en lugar de 9.8, el hombre no podría existir; si a la masa de la tierra le agrego una milésima más, la vida del ser humano no sería posible; etc, etc.
Santo Tomás de Aquino, con su argumento del orden en el mundo, se adelantó a uno de los principios científicos más relevantes en la historia (pero claro, hay gente un poco necia por allí que dice que la filosofía es anticuada, que no sirve, que es pura palabrería, etc.)
No hay que cometer el error de tomar este principio como una prueba irrefutable de la existencia de Dios, puesto que la ciencia se ha encargado ya de brindar otra respuesta a la cuestión antrópica: el multiverso.
Como sea, sin duda alguna este principio antrópico es algo fascinante y nos hace recordar una vez más cuán privilegiados somos en medio de este vasto y enorme universo.