Africano
20/12/2016, 20:26
Vivían en comunidad, en lugares que recibieron el nombre de “campamentos”.
Debían renunciar a tener propiedades. Ni casas, ni muebles, ni siquiera los útiles de cocina eran de su propiedad. Sólo los objetos personales.
Como vestuario podían usar exclusivamente el uniforme
Tenían que estar dedicados a la obra misionera a tiempo completo, sin salario y sin precio.
No podían hacer trabajos remunerados.
Ni siquiera podían criar un ave de corral o sembrar un árbol frutal en los terrenos del campamento, porque eso era faltar a la fe.
Los matrimonios debían separarse si uno de los cónyuges quería dar el voto de discípulo y el otro no. Aun cuando este otro fuera miembro fiel de la iglesia.
No podían viajar libremente ni siquiera para visitar a sus familiares. Debían hacerlo con un permiso, a veces hasta por escrito. Si el viaje era en la localidad, debían pedir permiso al pastor; cuando era en la provincia, era el mayordomo quien lo daba; si en la diócesis, el obispo. Si era para viajar a algún lugar fuera de estos territorios, el permiso debía ser otorgado por la Oficina Nacional. Aun los permisos para visitar a familiares estaban regulados estrictamente a un tiempo determinado.
Tenían reglamentados tres “sacrificios devocionales” al día, cuya asistencia y hora de comienzo eran obligatorias bajo pena de sanciones. Hubo épocas en que se penaba con puntos de deméritos a quienes no asistían o lo comenzaban tarde, hasta ser sancionados con oraciones de arrepentimiento o la suspensión de las insignias.
Periódicamente eran inspeccionados los campamentos donde vivían y sus pertenencias, con el fin de supervisar el uso de las imágenes.
No podían usar asistencia médica. Ni siquiera para sacarse una muela.
No podían usar ninguna clase de medicamentos. Ni siquiera bicarbonato para un mal de estómago.
Más tarde se les autorizó a recibir asistencia del dentista, pero no podían usar la anestesia.
Por reglamento debían re*****se a las diez de la noche y tener las luces apagadas para dormir a las diez y media. Estos horarios se anunciaban con toques de campana.
No podían dormir fuera de los campamentos, ni siquiera cuando estaban de permiso en casa de sus familiares, fueran estos inconversos o miembros de la iglesia.
No podían usar vehículos los sábados.
La lista pudiera ser más larga, espero sus comentarios y criterios
Como pueden leer ellos se han modernizado y ya todas esas reglas y disciplinas han caido en desuso
Debían renunciar a tener propiedades. Ni casas, ni muebles, ni siquiera los útiles de cocina eran de su propiedad. Sólo los objetos personales.
Como vestuario podían usar exclusivamente el uniforme
Tenían que estar dedicados a la obra misionera a tiempo completo, sin salario y sin precio.
No podían hacer trabajos remunerados.
Ni siquiera podían criar un ave de corral o sembrar un árbol frutal en los terrenos del campamento, porque eso era faltar a la fe.
Los matrimonios debían separarse si uno de los cónyuges quería dar el voto de discípulo y el otro no. Aun cuando este otro fuera miembro fiel de la iglesia.
No podían viajar libremente ni siquiera para visitar a sus familiares. Debían hacerlo con un permiso, a veces hasta por escrito. Si el viaje era en la localidad, debían pedir permiso al pastor; cuando era en la provincia, era el mayordomo quien lo daba; si en la diócesis, el obispo. Si era para viajar a algún lugar fuera de estos territorios, el permiso debía ser otorgado por la Oficina Nacional. Aun los permisos para visitar a familiares estaban regulados estrictamente a un tiempo determinado.
Tenían reglamentados tres “sacrificios devocionales” al día, cuya asistencia y hora de comienzo eran obligatorias bajo pena de sanciones. Hubo épocas en que se penaba con puntos de deméritos a quienes no asistían o lo comenzaban tarde, hasta ser sancionados con oraciones de arrepentimiento o la suspensión de las insignias.
Periódicamente eran inspeccionados los campamentos donde vivían y sus pertenencias, con el fin de supervisar el uso de las imágenes.
No podían usar asistencia médica. Ni siquiera para sacarse una muela.
No podían usar ninguna clase de medicamentos. Ni siquiera bicarbonato para un mal de estómago.
Más tarde se les autorizó a recibir asistencia del dentista, pero no podían usar la anestesia.
Por reglamento debían re*****se a las diez de la noche y tener las luces apagadas para dormir a las diez y media. Estos horarios se anunciaban con toques de campana.
No podían dormir fuera de los campamentos, ni siquiera cuando estaban de permiso en casa de sus familiares, fueran estos inconversos o miembros de la iglesia.
No podían usar vehículos los sábados.
La lista pudiera ser más larga, espero sus comentarios y criterios
Como pueden leer ellos se han modernizado y ya todas esas reglas y disciplinas han caido en desuso