isaac6080
12/07/2016, 14:11
Hola Amigos, abro este post para recomendarles los libros que he leído a través de los ensayos que escribo luego de terminarlos.
Comienzo con un libro que me impactó desde el primer momento en que lo leí se trata de un libro de investigación periodística escrito por la venezolana Ibeyise Pacheco, que es una prominente comunicadora social dedica a desvelar la porquería que inútilmente la sociedad trata de cubrir.
Libro: Sangre en el diván
Autora: Ibeyise Pacheco
Año: 2010
Editorial: Grijalbo
Ensayo: Isaac Soto (Yo)
La misma sangre en cada esquina
La inocencia es la esencia pura de un espíritu sano exento de malas intenciones, donde se denota una visión positiva del mundo. La culpabilidad se encuentra ausente en las personas cuyo estado mental no le permite reconocer las consecuencias de sus actos.
El hambre voraz de quienes ostentan tener el poder, busca saciarse consumiendo la pureza de inocentes, sin remordimiento ni culpa. La conciencia intranquila de éstos merodea los rincones desprovistos de maldad, para aniquilar todo recuerdo que los haga débil.
Un lobo con piel de oveja, se mezcla fácil entre el rebaño para acechar a sus victimas sin ser descubierto. Lo mismo ocurre cuando una persona osa de su buena imagen para amedrentar, a diestra y siniestra, a todos los que le rodean con el fin de obtener lo que quiere. Sin ser descubierto se las arregla para llevar una doble vida, en donde el cambio de roles juega un papel fundamental para mantenerse digno ante la sociedad a la que pertenece.
Las personas inocentes son presa fácil de quienes abusan de su poder como profesionales. El rechazo de la sociedad, tener el autoestima bajo y una distorsionada visión de su físico son piezas claves al momento de ser un blanco perfecto para las artimañas de las que se valen aquellos que buscan hacer daño a otros.
Desafortunadamente, la sociedad en la que vivimos se maneja corruptamente por quienes poseen el poder para manipular las leyes, por lo tanto cuando un abusivo esta mezclado con ese ambiente, le es muy fácil eludir los castigos que se merece por las atrocidades que realiza y que, en la mayoría de los casos, quedan sin resolver.
En el peor de los casos, estas personas abusivas llegan a convertirse en asesinos para impedir que sus malas acciones salgan a la luz pública. Aun así, la incompetencia del gobierno, específicamente en Venezuela, vuelca su mirada para otros asuntos a los que se les da mayor importancia, sumando cada uno a la lista infinita de casos sin resolver.
El deterioro inminente de los valores en la sociedad, durante los últimos años, ha desensibilizado a las personas hasta el punto en que cada quien solo se ocupa de sus propios problemas, ignorando las voces de auxilio que hace mucho no cesan en los diferentes rincones del país. Voces que pierden vida en los obituarios de los periódicos, en las esquinas de cada avenida y hasta en el diván de cualquier consultorio.
De cualquier forma, los atropellos a la ley están a la orden del día. Los abusos a los desprotegidos se han convertido en parte de la cotidianidad del venezolano, en donde nadie mira para los lados por el miedo a ser castigados con la “mala suerte” de estar en el sitio equivocado o con la persona que no debían estar.
Sin importar si la sangre se derramó en un diván o en una esquina, en este país se aplica la misma ley del más poderoso en donde el principal estatuto es el chantaje de quienes, se supone, deberían velar por el bienestar de todos los venezolanos.
Comienzo con un libro que me impactó desde el primer momento en que lo leí se trata de un libro de investigación periodística escrito por la venezolana Ibeyise Pacheco, que es una prominente comunicadora social dedica a desvelar la porquería que inútilmente la sociedad trata de cubrir.
Libro: Sangre en el diván
Autora: Ibeyise Pacheco
Año: 2010
Editorial: Grijalbo
Ensayo: Isaac Soto (Yo)
La misma sangre en cada esquina
La inocencia es la esencia pura de un espíritu sano exento de malas intenciones, donde se denota una visión positiva del mundo. La culpabilidad se encuentra ausente en las personas cuyo estado mental no le permite reconocer las consecuencias de sus actos.
El hambre voraz de quienes ostentan tener el poder, busca saciarse consumiendo la pureza de inocentes, sin remordimiento ni culpa. La conciencia intranquila de éstos merodea los rincones desprovistos de maldad, para aniquilar todo recuerdo que los haga débil.
Un lobo con piel de oveja, se mezcla fácil entre el rebaño para acechar a sus victimas sin ser descubierto. Lo mismo ocurre cuando una persona osa de su buena imagen para amedrentar, a diestra y siniestra, a todos los que le rodean con el fin de obtener lo que quiere. Sin ser descubierto se las arregla para llevar una doble vida, en donde el cambio de roles juega un papel fundamental para mantenerse digno ante la sociedad a la que pertenece.
Las personas inocentes son presa fácil de quienes abusan de su poder como profesionales. El rechazo de la sociedad, tener el autoestima bajo y una distorsionada visión de su físico son piezas claves al momento de ser un blanco perfecto para las artimañas de las que se valen aquellos que buscan hacer daño a otros.
Desafortunadamente, la sociedad en la que vivimos se maneja corruptamente por quienes poseen el poder para manipular las leyes, por lo tanto cuando un abusivo esta mezclado con ese ambiente, le es muy fácil eludir los castigos que se merece por las atrocidades que realiza y que, en la mayoría de los casos, quedan sin resolver.
En el peor de los casos, estas personas abusivas llegan a convertirse en asesinos para impedir que sus malas acciones salgan a la luz pública. Aun así, la incompetencia del gobierno, específicamente en Venezuela, vuelca su mirada para otros asuntos a los que se les da mayor importancia, sumando cada uno a la lista infinita de casos sin resolver.
El deterioro inminente de los valores en la sociedad, durante los últimos años, ha desensibilizado a las personas hasta el punto en que cada quien solo se ocupa de sus propios problemas, ignorando las voces de auxilio que hace mucho no cesan en los diferentes rincones del país. Voces que pierden vida en los obituarios de los periódicos, en las esquinas de cada avenida y hasta en el diván de cualquier consultorio.
De cualquier forma, los atropellos a la ley están a la orden del día. Los abusos a los desprotegidos se han convertido en parte de la cotidianidad del venezolano, en donde nadie mira para los lados por el miedo a ser castigados con la “mala suerte” de estar en el sitio equivocado o con la persona que no debían estar.
Sin importar si la sangre se derramó en un diván o en una esquina, en este país se aplica la misma ley del más poderoso en donde el principal estatuto es el chantaje de quienes, se supone, deberían velar por el bienestar de todos los venezolanos.