Africano
01/05/2016, 15:19
La Iglesia Católica Romana enseña que sus sacerdotes poseen poder para perdonar pecados simplemente oyendo la confesión de dichos pecados y otorgando perdón en Su Nombre.
Esta enseñanza no es bíblica. Esdras 10:11 dice: "Ahora pues, dad glorid a Jehová Dios de vuestros padres..." Salmos 32:5 dice: "Confesaré a Yave mi pecado". San Marcos 2:7 lee: "¿Quién puede perdonar pecados, sino solo Dios?" Hechos de los Apóstoles 4:12 dice: "... ningún otro nombre nos ha sido dado bajo el cielo, entre los hombres, por el cual podamos ser salvos". Hechos de los Apóstoles 8:22 comunica: "Arrepiéntete,... y ruega a Dios". (Pedro no oyó su confesión ni le otorgó perdón, sino que dijo: "ruega a Dios"). 1 San Juan 1:9 dice: "Si confesamos nuestros pecados" (a Dios, no al sacerdote ... confesión y absolución automáticas). 1 San Juan 2:1 comunica: "... Si alguno peca, abogado tenemos ante el Padre, a Jesucristo, justo".
Por toda la Biblia la remisión de los pecados y la absolución están estrechamente relacionadas con la fe en Cristo, nunca con la absolución sacerdotal. Para poder mantener su autoridad, la Iglesia Católica Romana malinterpreta los pasajes siguientes: San Mateo 16:19: "Yo te daré las llaves del reino de los cielos, y cuanto atáres en la tierra será atado en los cielos, y cuanto desatáres en la tierra será desatado en los cielos". San Mateo 18:18: ".. cuanto atáreis en la tierra será atado en en cielo, y cuanto desatáreis en la tierra será desatado en el cielo". Y San Juan 20:33: "a quien perdonáreis los pecados les serán perdonados: a quienes se los retuviéreis les serán retenidos". Por un lado, las "llaves del reino" se refieren a la autoridad para proclamar las condiciones de la salvación en Cristo. Esto es privilegio y obligación de todo creyente cristiano. La autoridad para atar o desatar es ante todo el mandato de proclamar el evangelio que libera a aquellos que creen, y relega a cautiverio a los que rehusan creer. La Iglesia Católica Romana desvaría el significado de estos textos para poder apoyar la práctica de confesar los pecados a los sacerdotes. No obstante, el contexto bíblico claramente indica que las palabras en San Mateo 16:19, 18:18 y San Juan 20:23 fueron dirigidas no sólo a los apóstoles sino también a los que estaban con ellos. Los ministros cristianos deben predicar arrepentimiento pero nada dice la Biblia de oir confesiones y ofrecer absolución (perdón de los pecados).
Esta enseñanza no es bíblica. Esdras 10:11 dice: "Ahora pues, dad glorid a Jehová Dios de vuestros padres..." Salmos 32:5 dice: "Confesaré a Yave mi pecado". San Marcos 2:7 lee: "¿Quién puede perdonar pecados, sino solo Dios?" Hechos de los Apóstoles 4:12 dice: "... ningún otro nombre nos ha sido dado bajo el cielo, entre los hombres, por el cual podamos ser salvos". Hechos de los Apóstoles 8:22 comunica: "Arrepiéntete,... y ruega a Dios". (Pedro no oyó su confesión ni le otorgó perdón, sino que dijo: "ruega a Dios"). 1 San Juan 1:9 dice: "Si confesamos nuestros pecados" (a Dios, no al sacerdote ... confesión y absolución automáticas). 1 San Juan 2:1 comunica: "... Si alguno peca, abogado tenemos ante el Padre, a Jesucristo, justo".
Por toda la Biblia la remisión de los pecados y la absolución están estrechamente relacionadas con la fe en Cristo, nunca con la absolución sacerdotal. Para poder mantener su autoridad, la Iglesia Católica Romana malinterpreta los pasajes siguientes: San Mateo 16:19: "Yo te daré las llaves del reino de los cielos, y cuanto atáres en la tierra será atado en los cielos, y cuanto desatáres en la tierra será desatado en los cielos". San Mateo 18:18: ".. cuanto atáreis en la tierra será atado en en cielo, y cuanto desatáreis en la tierra será desatado en el cielo". Y San Juan 20:33: "a quien perdonáreis los pecados les serán perdonados: a quienes se los retuviéreis les serán retenidos". Por un lado, las "llaves del reino" se refieren a la autoridad para proclamar las condiciones de la salvación en Cristo. Esto es privilegio y obligación de todo creyente cristiano. La autoridad para atar o desatar es ante todo el mandato de proclamar el evangelio que libera a aquellos que creen, y relega a cautiverio a los que rehusan creer. La Iglesia Católica Romana desvaría el significado de estos textos para poder apoyar la práctica de confesar los pecados a los sacerdotes. No obstante, el contexto bíblico claramente indica que las palabras en San Mateo 16:19, 18:18 y San Juan 20:23 fueron dirigidas no sólo a los apóstoles sino también a los que estaban con ellos. Los ministros cristianos deben predicar arrepentimiento pero nada dice la Biblia de oir confesiones y ofrecer absolución (perdón de los pecados).