Rodricaba
17/03/2016, 01:22
¿Por qué existe el mal, el dolor, la enfermedad? Con mucha frecuencia el sufrimiento nos empuja a la búsqueda de Dios, a un retorno a Él y ésto sucede precisamente por experimentar en nosotros nuestra debilidad, nuestra pequeñez, nuestra pobreza como seres humanos que nos lleva a darnos cuenta de la necesidad que tenemos de Dios, de nuestra impotencia y de los límites de nuestro ser. Por lo tanto, necesitando a Dios volvemos hacia Él.
El sufrimiento debe ayudarnos a acercarnos a Dios. Así que, cuando encontramos a una persona que sufre debemos ayudarle a reconocer en su vida lo que Dios ha hecho, y lo que Dios puede ir realizando en el. Incluso, ¿por qué no? hacia la esperanza de recobrar la salud, cuando el sufrimiento es debido a una enfermedad, pues los milagros sí existen. Nosotros, como cristianos, debemos ayudar a los enfermos a vivir su enfermedad de un modo cristiano, ofreciendo sus incertidumbres, sus dificultades ante el dolor.
Algunas personas piensan que el sufrimiento es un castigo de Dios por nuestros pecados.
Los discípulos de Jesús, al curar al ciego de nacimiento, le preguntaron quién había pecado, si el ciego de nacimiento o sus padres, Jesús les respondió: "Ni él pecó ni pecaron sus padres, es para que se manifiesten en él las obras de Dios´"(Jn 9:2).
Aquí tenemos una realidad de la vida humana incluso desde los tiempos antes de Jesús: el concepto de la enfermedad como un castigo de Dios. Por eso los apóstoles pensaron que este señor, aunque nació ciego, de alguna forma habría pecado. ¿Cómo es posible que un bebé, que un niño, todavía no nacido, pueda pecar? Y si no puede pecar, ¿cómo es que tuvo la ceguera? ¿como castigo de Dios?
Jesús deja claro que no es por haber pecado que hay enfermedades, sino para que se manifiesten las obras de Dios en las personas. La enfermedad y la muerte son grandes oportunidades para unirnos a la misión salvadora de Cristo, quien asumió el sufrimiento volviéndolo instrumento de amor, de redención, de testimonio del amor del Padre.
El sufrimiento debe ayudarnos a acercarnos a Dios. Así que, cuando encontramos a una persona que sufre debemos ayudarle a reconocer en su vida lo que Dios ha hecho, y lo que Dios puede ir realizando en el. Incluso, ¿por qué no? hacia la esperanza de recobrar la salud, cuando el sufrimiento es debido a una enfermedad, pues los milagros sí existen. Nosotros, como cristianos, debemos ayudar a los enfermos a vivir su enfermedad de un modo cristiano, ofreciendo sus incertidumbres, sus dificultades ante el dolor.
Algunas personas piensan que el sufrimiento es un castigo de Dios por nuestros pecados.
Los discípulos de Jesús, al curar al ciego de nacimiento, le preguntaron quién había pecado, si el ciego de nacimiento o sus padres, Jesús les respondió: "Ni él pecó ni pecaron sus padres, es para que se manifiesten en él las obras de Dios´"(Jn 9:2).
Aquí tenemos una realidad de la vida humana incluso desde los tiempos antes de Jesús: el concepto de la enfermedad como un castigo de Dios. Por eso los apóstoles pensaron que este señor, aunque nació ciego, de alguna forma habría pecado. ¿Cómo es posible que un bebé, que un niño, todavía no nacido, pueda pecar? Y si no puede pecar, ¿cómo es que tuvo la ceguera? ¿como castigo de Dios?
Jesús deja claro que no es por haber pecado que hay enfermedades, sino para que se manifiesten las obras de Dios en las personas. La enfermedad y la muerte son grandes oportunidades para unirnos a la misión salvadora de Cristo, quien asumió el sufrimiento volviéndolo instrumento de amor, de redención, de testimonio del amor del Padre.