PDA

Ver la versión completa : Estética del otro; su sensibilidad eterna, sin término temporal



ALBERTO RODRIGUEZ-SEDANO
20/06/2015, 07:45
“El acto mismo, del que he hablado llamándolo el “yo” de la situación social, es una fuente de la unidad del todo, en tanto que el “mi” es la situación social en que ese acto puede expresarse” (George H. Mead, Espíritu. Persona y sociedad)

Cuando leí hace años a Mead sólo me quedé con esta idea: el otro es quien me saca de mí, de mi “yo” propio; el otro me abre un mundo. Mead, de manos de una psicología evolucionista, saca al otro de una psicología social, pone al otro sobre mí, lo pone encima.

Años más tarde, tuve la suerte de conocer a Peirce, quien hace innecesarias todas estas filosofías pragmatistas. Peirce hace parecer a la mayor parte de los filósofos ridículos y vanos, filosóficamente, innecesarios.

Ahora que releo ésto de Mead me asaltan imágenes heideggerianas. Heidegger no hace sino dar a esto mismo una infinita profundidad filosófica; en el fondo, no hay para tanto. El otro no es sólo afectivo, un Dasein que es ahí, un ser lanzado a un abismo infinitamente rodeado de misterio y angustia, una fase, por así decir, profunda, que está, eternamente, debajo; sino que es, generalmente, físico, un cuerpo, mejor que una cara. El problema del ser con otro requiere una preparación espacial, no un sitio para ser, sino una especie en la que estar con él, una estética.