Julio Javier Sánchez
12/10/2014, 00:31
:oops:Ha muerto mi hermano Gustavo, tenía cincuenta y tres años, no se casó, vivió sin afán de poseer, vivió como pueden vivir esos seres que intuyen que la vanidad es una velo espeso que no deja ver la plenitud de otra vida más sencilla, más fácil, fue un poeta de la vida, si veía que bostezabas te preguntaba ¿tienen sueños tus ojos?, si necesitaba dinero: “tenés veinte que te empresto” si era la hora de comer: “ya tiene hambre la comida”… tenía cada ocurrencia, dejé de verlo por un tiempo y un día me contaron que se había trasladado a otra casa, cuando lo encontré le pregunté por dónde vivía y respondió “por la terminal”, (la terminal es un mercado grande donde terminan su recorrido los autobuses que vienen de otros lugares), le dije, es peligroso muchos carros, “nó -me dice- la terminal que está por el calvario”, allí lo que está es el cementerio; esos son pequeños rasgos de lo que era mi hermano Gustavo.
Ha muerto mi hermano Gustavo, vienen muchas palabras de consuelo, que dicen nó, no murió solo se adelantó, está en un mejor lugar, fue mejor así para que no padeciera una larga agonía, etc. y sí son dulces palabras y anhelos que son necesarios para minimizar el dolor del corazón, del alma, del pecho, del recuerdo y gracias por esas palabras hacen mucho bien, pero cuando digo: ha muerto mi hermano Gustavo es por que veo lo que no ví cuando vivía, no valoré su esencia de ser humano que era, y con perdón tuyo, no me pasa solo a mí, así somos desgraciadamente, cuando se mueren lo seres amados vemos que no dimos todo lo que podíamos dar y mucho menos vimos lo que eran en sí.
Ha muerto mi hermano Gustavo, ha muerto la oportunidad de amarlo, de servirle, de disfrutar de sus dones, de aprender a ver la vida como la veía él, lo paradójico, lo cruel, lo incomprensible que otros seres sí vieron y disfrutaron lo que él era, otros tuvieron el privilegio de ver lo que yo apenas divise de él.
Ha muerto mi hermano Gustavo y hoy valoro las palabras que en su momento me parecían rutinarias, su forma de saludar siempre fue: “Que tal campeón/campeona”, “Cómo estás campeón”, “te felicitó campeón”, el día del sepelio se fijó en mi mente un hombre que estaba un poco retirado y entre sollozos repetía “adiós campeón, adiós campeón”, hasta allí entendí: ¡Mi hermano era un campeón!, ¡hasta allí lo entendí!, ¡Que dolor!, -tu que lees esto se que me comprendes porque tenemos eso extraño que nos une, que aunque no nos conocemos físicamente, pero nos entendemos, por eso te comparto mi sentimiento, sé a quienes se los estoy diciendo-, y aparte de eso también comprendí: No eran palabras rutinarias, él nos veía como campeones y no le creímos.
Ha muerto mi hermano Gustavo y me duele, si me duele, no he podido llorar lo que quisiera,
Cuando las palabras no salen, brotan las lágrimas
Cuando no brotan las lágrimas, salen las palabras,
Hoy vengo a decirte gracias amado hermano, gracias
Por vernos como “campeones”, “campeonas”,
Era tu noble saludo, tu sincera despedida,
gracias por tu amistad, por tu afecto,
por tus ocurrencias:
“¿ya tienen sueño tus ojos?”,
“ya tiene hambre la comida”
“voy a ir a patrullar”, (cuando iba a cobrarle a sus clientes),
“no tenés veinte que te empresto?”,
Gracias, Gustavo Adolfo Sánchez,
Gracias en nombre de todos los campeones que
Quedamos en esta senda aun por recorrer
Recordándote y acordándonos de tus palabras,
En nuestros días tristes no habrá quien nos diga:
“Que tal CAMPEON”,
A todos, si a todos ustedes campeones y campeonas
Que exhalaron un suspiro o derramaron una lágrima por
GUSTAVO ADOLFO SANCHEZ RIVERA,
Que Dios los Bendiga,
si él hubiera podido despedirse de ustedes
Hubiera dicho: “Gracias campeón/campeona, gracias por tu cariño
y amistad”, o quizás… ¡Nos vemos Joya!
Escribió: Julio Javier Sánchez
Joya, era otra su expresión: ¿Que tal joya?...
Ha muerto mi hermano Gustavo y me ha dejado un grande tesoro de enseñanzas que voy a ir develando día a día y entendiendo sin fin de cosas; sabes algo amigo, amiga que me concedes estos hermosos minutos de tu preciosa vida, te ruego, si de ruego no permitas que se te mueran los seres que tienes y no has descubierto lo precioso que hay en ellos, detente por un momento y ve, escudriña, desmenuza, palpa, huele, siente, percibe y valora, te aseguro que estarás muy bien; sabes? fue un dulce remanso escribir para ti, si para ti mi querido amigo, mi amada amiga y ruego al cielo que los que están a tu alrededor tengan la dicha de descubrir lo maravilloso que eres, lo que hay en ti, lo que haces, lo que dices, aun cuando no hablas y cuando no estás, que eres una joya, que eres una campeona, que eres un campeón, no saben lo que perdieron los que te perdieron, eres música, eres poesía, eres…maravillosa, maravilloso.
Ha muerto mi hermano Gustavo, sí ha muerto pero dejó una luz encendida que hoy comparto contigo, gracias por leerme, gracias.
Ha muerto mi hermano Gustavo… pero te tengo a tí.
Julio Javier Sánchez
Ha muerto mi hermano Gustavo, vienen muchas palabras de consuelo, que dicen nó, no murió solo se adelantó, está en un mejor lugar, fue mejor así para que no padeciera una larga agonía, etc. y sí son dulces palabras y anhelos que son necesarios para minimizar el dolor del corazón, del alma, del pecho, del recuerdo y gracias por esas palabras hacen mucho bien, pero cuando digo: ha muerto mi hermano Gustavo es por que veo lo que no ví cuando vivía, no valoré su esencia de ser humano que era, y con perdón tuyo, no me pasa solo a mí, así somos desgraciadamente, cuando se mueren lo seres amados vemos que no dimos todo lo que podíamos dar y mucho menos vimos lo que eran en sí.
Ha muerto mi hermano Gustavo, ha muerto la oportunidad de amarlo, de servirle, de disfrutar de sus dones, de aprender a ver la vida como la veía él, lo paradójico, lo cruel, lo incomprensible que otros seres sí vieron y disfrutaron lo que él era, otros tuvieron el privilegio de ver lo que yo apenas divise de él.
Ha muerto mi hermano Gustavo y hoy valoro las palabras que en su momento me parecían rutinarias, su forma de saludar siempre fue: “Que tal campeón/campeona”, “Cómo estás campeón”, “te felicitó campeón”, el día del sepelio se fijó en mi mente un hombre que estaba un poco retirado y entre sollozos repetía “adiós campeón, adiós campeón”, hasta allí entendí: ¡Mi hermano era un campeón!, ¡hasta allí lo entendí!, ¡Que dolor!, -tu que lees esto se que me comprendes porque tenemos eso extraño que nos une, que aunque no nos conocemos físicamente, pero nos entendemos, por eso te comparto mi sentimiento, sé a quienes se los estoy diciendo-, y aparte de eso también comprendí: No eran palabras rutinarias, él nos veía como campeones y no le creímos.
Ha muerto mi hermano Gustavo y me duele, si me duele, no he podido llorar lo que quisiera,
Cuando las palabras no salen, brotan las lágrimas
Cuando no brotan las lágrimas, salen las palabras,
Hoy vengo a decirte gracias amado hermano, gracias
Por vernos como “campeones”, “campeonas”,
Era tu noble saludo, tu sincera despedida,
gracias por tu amistad, por tu afecto,
por tus ocurrencias:
“¿ya tienen sueño tus ojos?”,
“ya tiene hambre la comida”
“voy a ir a patrullar”, (cuando iba a cobrarle a sus clientes),
“no tenés veinte que te empresto?”,
Gracias, Gustavo Adolfo Sánchez,
Gracias en nombre de todos los campeones que
Quedamos en esta senda aun por recorrer
Recordándote y acordándonos de tus palabras,
En nuestros días tristes no habrá quien nos diga:
“Que tal CAMPEON”,
A todos, si a todos ustedes campeones y campeonas
Que exhalaron un suspiro o derramaron una lágrima por
GUSTAVO ADOLFO SANCHEZ RIVERA,
Que Dios los Bendiga,
si él hubiera podido despedirse de ustedes
Hubiera dicho: “Gracias campeón/campeona, gracias por tu cariño
y amistad”, o quizás… ¡Nos vemos Joya!
Escribió: Julio Javier Sánchez
Joya, era otra su expresión: ¿Que tal joya?...
Ha muerto mi hermano Gustavo y me ha dejado un grande tesoro de enseñanzas que voy a ir develando día a día y entendiendo sin fin de cosas; sabes algo amigo, amiga que me concedes estos hermosos minutos de tu preciosa vida, te ruego, si de ruego no permitas que se te mueran los seres que tienes y no has descubierto lo precioso que hay en ellos, detente por un momento y ve, escudriña, desmenuza, palpa, huele, siente, percibe y valora, te aseguro que estarás muy bien; sabes? fue un dulce remanso escribir para ti, si para ti mi querido amigo, mi amada amiga y ruego al cielo que los que están a tu alrededor tengan la dicha de descubrir lo maravilloso que eres, lo que hay en ti, lo que haces, lo que dices, aun cuando no hablas y cuando no estás, que eres una joya, que eres una campeona, que eres un campeón, no saben lo que perdieron los que te perdieron, eres música, eres poesía, eres…maravillosa, maravilloso.
Ha muerto mi hermano Gustavo, sí ha muerto pero dejó una luz encendida que hoy comparto contigo, gracias por leerme, gracias.
Ha muerto mi hermano Gustavo… pero te tengo a tí.
Julio Javier Sánchez