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Ver la versión completa : Peso del carácter en la filosofía



ALBERTO RODRIGUEZ-SEDANO
20/09/2014, 07:32
A veces pasa que uno piensa una cosa, como si el sentimiento es pensable y si depende de un ámbito representable. ¿Por qué habré pensado ésto en lugar de esto otro? Sea como haya sido, lo que está claro es que hay algo escrito que yo reconozco, y todo otro que no sea yo lo puede leer como si lo hubiese escrito él mismo (*).

Uno podría pensar que el autor del texto es una persona sensible que confunde con frecuencia sentimiento y pensamiento. También podría pensar que piensa en el sentimiento por otras mil razones. He pensado muchas cosas sobre el tema. Ninguna de ellas tiene tanto contenido como el problema de la relación del pensamiento con el sentimiento.

Una vez leí que De Sousa decía que hacer filosofía era una cuestión de temperamento. Heidegger decía que el temperamento es una cuestión de temple, que quiere decir que el afecto está implícito en el Dasein, en el ser ésto que soy (**). Cuando pienso, hay mucho de mi carácter, la verdad. Sin embargo, sería más productivo que se pensase que pienso mis pensamientos como si hubiesen sido pensados por otro que no fuese el que tiene este o el otro carácter.

(*) Este detalle, que hace posible la remisión a lo mismo, es de mucha importancia para mostrar la esencia comunicativa.

(**) Eso lo dice Heidegger, no lo pienso yo; yo no pienso eso. Para Heidegger, la existencia es un arrojamiento; su cuidado, como digo, "ser ésto que se es", llevarse a cuestas, es una mismidad, algo que le va en lo que es.

Heidegger pretende haber descubierto una fisura ontológica en el cogito al contraponerlo a su propio modo de “ser”, o, visto desde la interioridad que lo constituye, su modo de “estar”. Heidegger lo llama “estar en el mundo”, o “mundaneidad”, una estancia en el mundo. Sin embargo, esta figura, este enrevesamiento, no sólo no significa nada, no se refiere a lo que tiene entre manos, sino que es un paso hacia atrás, un "des-entendimiento", una comprensión que está formalmente mal orientada (***); su interpretación, por tanto, no es el aprovechamiento de la ocasión puesta en bandeja, sino, mejor visto, dejada de lado, un tiempo perdido.

(***) Me sirvo de un movimiento negativo que, cabalmente, priva de espacio. Lo que el recto entendimiento aporta no ocupa el mismísimo lugar que su reverso, esto es, no el que aporta, sino, precisamente, el que quita.

Asexperia
20/09/2014, 12:28
Enviado por Alberto:
Heidegger decía que el temperamento es una cuestión de temple, que quiere decir que el afecto está implícito en el Dasein, en el ser ésto que soy.

Yo creo que el carácter del filosofo se refleja en el estilo. El filosofo piensa con su inteligencia y su carácter moldea su pensamiento. Por ejemplo, los empiristas piensan que la experiencia es el origen del conocimiento, pero cada uno imprime su propio sello cuando escriben o hablan.

Me parece que Kant tenia un carácter retraído, aislado y solitario. Heidegger tenia un carácter enérgico y emprendedor. Bergson era romántico y metafórico.

ALBERTO RODRIGUEZ-SEDANO
21/09/2014, 04:57
Tiene más importancia el carácter que está implícito en la filosofía que el carácter del filósofo en cuestión.

Cuando escribí este tema pensaba en la poca importancia que tuvieron algunas de mis primeras reflexiones sobre la cuestión, si son vistas desde la problemática de la que dependen (*). Mi carácter puede ser así o asá; la filosofía, con independencia de mi carácter, impone su régimen, tiene su propio carácter.

Que el filósofo tenga carácter filosófico está, como digo, implícito en que se sea filosófico (**). Los caracteres que no son filosóficos no pueden hacer filosofía.

(*) Mis primeras inquietudes sobre el tema se podrían resumir de esta manera: si el sentimiento era pensable como otro objeto cualquiera, o si el sentimiento no era pensable con validez; si, dicho así, pensar el sentimiento sobrepasa las posibilidades del pensamiento; si, dicho de otra forma, el sentimiento rompe la regla en la que descansa la garantía del pensamiento. Además de pensar lo que yo hubiera pensado, pensé más cosas, cosas en las que no había pensado (***); también estudié todas las obras que tratasen lo mismo. Finalmente, el tema, en sí mismo, se hizo más amplio que el pensamiento de nadie en particular.

(**) Filosófico me parece más acertado que filósofo. Suena menos pesado. Es un término que usa mucho mi hija para referirse a los que filosofan, los que tienen cierto "carácter". Es muy parecido a lo que dijera Wittgenstein de que hay filosofía, no filósofos (****). Filósofo, como yo lo veo, es algo que se tiende a ser, no que se sea.

(***) Me costó tiempo elaborar una idea del pensamiento que dejase atrás la dialéctica que inhibe toda extensión genuina del pensamiento, la materia más inmediata que su forma abstrae y, en cosecuencia, lo distancia de sí.

(****) Lo que Wittgenstein dice es que “la filosofía no es una doctrina, sino una actividad“ (4.112).