Julio Javier Sánchez
13/07/2014, 16:27
La vida es un camino,
donde hay pasos sin trascendencia,
rutinarios, vacíos,
damos muchos pasos sin sentir, absortos,
viendo hacia el horizonte,
queriendo ver que hay en el mañana,
y muchas veces corremos,
queremos avanzar rápido
porque nos imaginamos que más adelante,
en algún recodo,
en una parte del camino,
puede que esté agazapada,
esperando, juguetona:
la felicidad que buscamos en este camino,
y es en ese tropel de pasos locos,
inmaduros,
pero movidos por la ilusión que,
llegamos de pronto
a los pasos más serios de nuestro caminar,
de nuestra vida,
¡Hay que tomar desiciones!,
¡No hay prueba, acertamos o fallamos!,
¡Qué terrible se nos pone el camino!,
en fin,
damos los trascendetales pasos
que cambian el panorama,
muchas veces ya no vemos hacia el horizonte,
vamos con la vista baja
y observamos: piedras, tropiezos,
tropezamos, no caemos,
¡a veces sí!,
trastrabeamos,
pero seguimos caminando,
¿Que ha sucedido...?
¡Si tan bien que venía yo!,
y muchas veces
no nos hemos dado cuenta
que los pasos decisivos de la vida,
sin preguntarte,
sin avisarte,
sin que te des cuenta,
¡pum!, te pusieron una cruz,
por eso
no puedes ver el firmamento,
por eso perdiste la visión de la esperanza,
pero ¡ánimo!,
hay que alzar la vista,
hay que levantarse,
toda desición,
todo paso importante
sólo es lo que hay que hacer
mientras se camina,
hay que amar la cruz,
hay que amar los tropiezos,
porqué?
porque la felicidad
no se esconde en una parte del camino,
ni está agazapada,
la felicidad está allí,
allí, en el amor
que le pones a las cosas
y a las circunstancias,
cuando descubres tu felicidad,
en ese momento
has descubierto tu verdad,
y ella, indudablemente,
iluminará tu firmamento,
tu esperanza,
te llenará de fe,
entonces y sólo entonces,
comprenderás
que vas en el camino correcto,
el camino que te lleva a Dios.
Si,
hay pasos tremendos,
pero hay pasos apacibles,
maravillosos,
hay noches de tormenta,
pero hay noches estrelladas,
hay soles ardientes,
pero hay días de céfiro apacible,
si abres tus ojos,
verás que buena decisión
fue haber dado ese paso,
que ha florecido tu camino
con preciosas rosas inmaculadas,
que descendieron del cielo mismo,
para darle impulso,
fuerzas,
firmeza de espíritu
a tu transitar en esta vida.
Camina no te detengas
que muchos...
van tras tus huellas...
donde hay pasos sin trascendencia,
rutinarios, vacíos,
damos muchos pasos sin sentir, absortos,
viendo hacia el horizonte,
queriendo ver que hay en el mañana,
y muchas veces corremos,
queremos avanzar rápido
porque nos imaginamos que más adelante,
en algún recodo,
en una parte del camino,
puede que esté agazapada,
esperando, juguetona:
la felicidad que buscamos en este camino,
y es en ese tropel de pasos locos,
inmaduros,
pero movidos por la ilusión que,
llegamos de pronto
a los pasos más serios de nuestro caminar,
de nuestra vida,
¡Hay que tomar desiciones!,
¡No hay prueba, acertamos o fallamos!,
¡Qué terrible se nos pone el camino!,
en fin,
damos los trascendetales pasos
que cambian el panorama,
muchas veces ya no vemos hacia el horizonte,
vamos con la vista baja
y observamos: piedras, tropiezos,
tropezamos, no caemos,
¡a veces sí!,
trastrabeamos,
pero seguimos caminando,
¿Que ha sucedido...?
¡Si tan bien que venía yo!,
y muchas veces
no nos hemos dado cuenta
que los pasos decisivos de la vida,
sin preguntarte,
sin avisarte,
sin que te des cuenta,
¡pum!, te pusieron una cruz,
por eso
no puedes ver el firmamento,
por eso perdiste la visión de la esperanza,
pero ¡ánimo!,
hay que alzar la vista,
hay que levantarse,
toda desición,
todo paso importante
sólo es lo que hay que hacer
mientras se camina,
hay que amar la cruz,
hay que amar los tropiezos,
porqué?
porque la felicidad
no se esconde en una parte del camino,
ni está agazapada,
la felicidad está allí,
allí, en el amor
que le pones a las cosas
y a las circunstancias,
cuando descubres tu felicidad,
en ese momento
has descubierto tu verdad,
y ella, indudablemente,
iluminará tu firmamento,
tu esperanza,
te llenará de fe,
entonces y sólo entonces,
comprenderás
que vas en el camino correcto,
el camino que te lleva a Dios.
Si,
hay pasos tremendos,
pero hay pasos apacibles,
maravillosos,
hay noches de tormenta,
pero hay noches estrelladas,
hay soles ardientes,
pero hay días de céfiro apacible,
si abres tus ojos,
verás que buena decisión
fue haber dado ese paso,
que ha florecido tu camino
con preciosas rosas inmaculadas,
que descendieron del cielo mismo,
para darle impulso,
fuerzas,
firmeza de espíritu
a tu transitar en esta vida.
Camina no te detengas
que muchos...
van tras tus huellas...