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tutifruti
31/05/2014, 03:51
I T A L I A, TIERRA DE SUEÑOS… ( Parte I a )

Por los altavoces del aeropuerto anunciaban el número de vuelo. Me lo sabía de memoria, pero lo volví a mirar, parecía que temiera me lo hubieran cambiado. Me convencí que era el mismo que yo tenía, y obediente como un cordero seguí a todos los que se dirigían a la puerta de salida anunciada. Miraba a mí alrededor, para hacer más o menos lo mismo; es decir comportarme como si para mí, desplazarme en avión fuera de lo más habitual. Era un viaje organizado por una entidad con mucha solera, por lo que estaba segura que no fallaría nada, puesto que sólo se dedicaban a programar estancias por todo el mundo; me fijé detenidamente en todos los pasajeros del vuelo 789, que serían compañeros míos tan sólo durante poco más de una hora, luego nos dispersaríamos cada cual por lugares distintos. Se me pasó muy rápida, sólo tuve tiempo de ojear la revista recomendada por la Compañía aérea, tomar el exiguo refrigerio que nos dieron, y contemplar cómo sobrevolábamos la isla de Cerdeña. Casi sin darme cuenta ya estaba en Roma; aún no eran las doce, por lo que nada más llegar al Hotel deshice las maletas, buscando sobre todo un calzado plano y cómodo para poder andar, y cualquier conjunto de ropa, siempre teniendo en cuenta más la comodidad que la estética. Ya hacía algunos años, que no me miraba demasiado al espejo en busca de una imagen bonita. Alguien me había dicho que vagamente recordaba a la actriz Ingrid Bergman, y como me gustó, creo que dentro de las posibilidades, la fui imitando casi sin darme cuenta. Ojalá la hubiera copiado en su trabajo, seguro, que tendría más dinero del que disponía normalmente.

También me hubiera podido casar y cargarme de hijos como mi hermana; llegando a esta reflexión, anoté en una lista, cosas que les podría comprar a los sobrinos.

Nunca llegaría a saber si serviría o no como mujer casada, la única cosa que sabía, era que trabajaba y cuidaba de mi casa. Los hombres habían quedado completamente excluidos de mi vida, cuando era joven quizá sí que los pude encontrar a faltar, ahora francamente no; vivía demasiado bien, sin dar explicaciones a nadie, de lo que hacía o dejaba de hacer. Bien, no quería adentrarme en lo que era mi vida.

Al bajar dejé la llave en Conserjería, y me fui andando hasta un gran parque muy cercano, con pequeños caminos bordeados de árboles que filtraban el sol, haciendo dibujos arabescos en el suelo. Me sentía contenta de estar en Roma, una ciudad con la que había soñado durante muchos años, por fin la tenía a mi alcance, podría ver todas las obras de arte con mis propios ojos, y todo cuanto había leído, lo podría constatar.

Estaba tan nerviosa, que me parecía no podía ser cierto. De momento disponía de todo un día libre, ya que hasta al día siguiente no me sumaría al grupo, compuesto de varias personas totalmente desconocidas; esto no me importaba demasiado, era una mujer acostumbrada a tratar con otras personas, y sabía no tendría problemas, y si no congeniaba con nadie, siempre me quedaba el recurso de meterme de lleno en todo lo que fuera descubriendo; iba equipada con una libreta para anotar lo que me llamara poderosamente la atención.

Aquel viaje era el fruto de unos años de sacrificio recogiendo el dinero suficiente, para poder darme ahora este antojo. Me había dedicado a la enseñanza de dibujo y pintura en un Instituto, y temporalmente no trabajaba, porque el edificio estaba siendo remodelado por cuestiones de seguridad. Cuando empezara el nuevo curso escolar, todo sería nuevo. No me lo pensé dos veces, haría el viaje que siempre había soñado.

Cuando viajaba tenía la costumbre de anotar todas las cosas que quería hacer, eran tantas que sabía de antemano no llegaría a todas. El jardín por el que paseaba era bonito, muy frondoso y bien cuidado; como otros tantos en cualquier ciudad del mundo. Crucé por debajo de un arco, que a simple vista demostraba su antigüedad, su nombre era Puerta Pinzziana y continuaba una muralla. Pensé que deberían ser los confines de la ciudad antigua. La guía que tenía entre manos explicaba que la calle por la que estaba circulando, era una de las más elegantes, donde todo era de primerísima calidad; los hoteles y las cafeterías eran de las más caras; fui bajando hasta una plaza llamada Barberini, en cuyo centro había una fuente con el nombre de Triton, la contemplé detenidamente; me gustó pero sobre todo porque estaba ubicada en Roma, y sólo esta para mí, ya tenía mucha importancia.

Guiada por el libro turístico, comprobé que había figuras alegóricas unas veces a la mitología, otras a los emperadores y a Santos.

Resumiendo que había visto tantas cosas en poco tiempo, que no hubiera sabido cual elegir.

Sólo estaba segura de una cosa, Roma era toda ella una joya arquitectónica.

Incluso estando tan absorta con tanto arte, mi estómago me advirtió que había llegado la hora de reponer fuerzas; estaba muy cerca del Vaticano, y por una callejuela cercana había un Self Service, donde parecía podría comer bastante bien. Aunque lo que más agradecí fue la silla donde descansar un poco.

Ya eran casi las cuatro de la tarde, y desde que había llegado no había hecho otra cosa que andar. Entré en la Basílica de San Pedro, dentro de la Iglesia me agregué disimuladamente a un grupo de habla hispana e italiana, para poder escuchar las explicaciones que daba el guía, referente a su construcción. El Baldaquino hecho de bronce, material que habían sacado del Panteón; pensé que era casi robar a un santo, para dárselo a otro, quedaba claro que entre los artistas, había muchas diferencias, y que según quien era el gobernante del momento protegían a unos o a otros, buscando siempre eclipsar al contrincante.

La vida es así, repasando la historia conmovía pensar que allí mismo bajo el suelo que pisábamos, decían que habían sacrificado a San Pedro 2000 años antes.

El mismo autor del Baldaquino se superó a si mismo en La silla de San Pedro. Luego la figura del Espíritu Santo con las alas abiertas en los cristales de colores. Me pareció todo descomunal; las columnas eran todas de una pieza siendo transportadas fluvialmente por un canal hecho exclusivamente para este menester. El guía seguía explicando que la cúpula se atribuía a Michelangelo, y que se había inspirado en la de Brunelleschi de Florencia. Las pinturas de las paredes eran tantas, que no sabía dónde mirar exactamente.

El grupo continuó por el recinto parándose delante del sepulcro del Papa Juan XXIII. Yo me sentí completamente subyugada por la estatua de La Piedad. El cuerpo de Cristo, inerte en los brazos de su madre; la inmensa tristeza reflejada en un rostro evidentemente demasiado joven para ser una mujer cercana a los cincuenta años, pero había tanta belleza, tanta pena y resignación en aquel gesto de amargura ante un hecho consumado… Me preguntaba cómo pudo plasmar Michelangelo en un mármol frío como la muerte, un sentimiento de amor maternal tan cálido. La perfección del cuerpo de Cristo, con las venas de los brazos, la mano caída sin fuerza, con todos los detalles de las falanges, las uñas, todo, me parecía casi un milagro, como si hubiera cogido dos cuerpos humanos y los hubiera recubierto de una lámina finísima de mármol.

En aquellos momentos me sentí como si fuera un átomo perdido en la inmensidad del Universo; yo, que pretendía enseñar dibujo y pintura a mis alumnos, ante este sentimiento casi sentí vergüenza de mi insignificancia.

Con todas estas reflexiones había perdido al grupo de vista, por lo que volví a mi libro turístico, para seguir a conciencia el seguimiento por la Basílica, y copiando a todos pasé la mano por el pie de la imagen de San Pedro, ayudando de esta manera a desgastar todavía más, aquel miembro al que apenas se le distinguían los dedos.

Oí comentarios sobre el suelo que pisábamos, el blanco era de mármol de Carrara, y estaba mucho más desgastado que los otros, cosa que al andar se notaba un desnivel singular. Al salir pude contemplar en todo su esplendor la plaza con el obelisco en el centro, rodeado de tantas columnas; al estar allí, pareció como si se despertaran todas las fibras adormecidas del cristianismo. Por doquier se vendían todo tipo de objetos que hacían referencia al lugar. Pensé que nada de lo que allí se exponía, les gustaría a mis sobrinos. No tenía porque preocuparme, quedaban muchos días por delante; mi parte negativa pensó que ya casi había transcurrido mi primer día de vacaciones.

Deseaba llegar cuanto antes al hotel, para descansar. Compré fruta y un yogurt con la intención de comerlo mientras veía la televisión, como hacía en mi casa; me iría bien oírles hablar en italiano, para ***** un poco su dicción, a mí me costaba poco entenderles, pero había quedado claro que ellos a mi, no.

¡Qué descanso andar descalza por la moqueta¡ después de un largo baño relajante, y ya en pijama me dediqué a escribir las postales para los familiares y amigos. Desde la cama me dediqué a seguir las noticias de la tele.

Llegaron los concursos, que más o menos eran igual que los que veía desde mi casa. No me apetecían lo más mínimo. Puse el despertador temprano, ya que el conserje me indicó que a las ocho saldríamos en un autocar, para hacer la primera visita fuera de la ciudad, ya con el grupo de turistas que durante dos semanas serían mis compañeros de viaje.

Al no cerrar del todo la persiana, me despertó el sol mucho antes de lo previsto, me levanté para mirar directamente al cielo infinito, llegando a la conclusión infantil, que era el mismo astro que iluminaba también mi piso de Barcelona.

Continúa

Caracolamarina
31/05/2014, 07:16
He disfrutado del viaje como si estuviera allí...

tutifruti...¿ Me llevaste en la maleta del personaje?...

Excelente tus pormenores de lo que ella, la viajera, va viendo...También lo """vivimos"" como si fuéramos ella.

Seguimos leyendo...
Saludos y saluditos.

tutifruti
31/05/2014, 13:37
Me alegro que te haya gustado, y que hayas "vivido" el capítulo. Creo que éste es el más largo, los demás los he ido dividiendo para qe no se hagan pesados. Los iré subiendo a diario ya que tengo terminado el relato.

Eburnea
01/06/2014, 04:29
!Mecachis en los asteriscos!. Dicho lo cual, cómo me alegra que nos vaya a exponer un relato que hable de Italia. Yo ya he empezado a soñar con tu visita al vaticano. ( He procurado olvidar la cola monumental que había para entrar a los museos. Menos mal que llevábamos los tikets, sacados previamente por Internet, si no aún estamos allí).

¿Sabías que la cúpula de San Pedro, de Miguel Ángel, está inspirada en la del duomo "SANTA MARÍA DE LAS FLORES" de Florencia de Brunelleschi y ésta a su vez en la madre de todas: EL PANTEÓN de AGRIPA. Para mí el más impactante edificio de Roma. para que luego digan que la antigüedad pasó de moda....

Esperamos el próximo capítulo y ...!A soñar!

Besitos

tutifruti
01/06/2014, 05:03
ITALIA, TIERRA DE SUEÑOS (parte I) b

Al bajar al comedor para el desayuno, pensé que era lastimoso que se tratara de un bufete libre, porque a aquella hora tan temprana lo único que me apetecía era un café con leche y unas tostadas.

A las ocho en punto estaba en el vestíbulo del hotel esperando que me recogieran, como era domingo y por permanecer cerrados los Museos, teníamos programados un viaje hasta Nápoles, después a Capri, a Sorrento, volviendo a Roma bien entrada la noche, cenando por el camino, en un buen restaurante.

Al subir al autocar el guía me presentó a los demás ocupantes, nos sonreímos, y yo levantando el brazo correspondí a la salutación. Me senté junto a la ventana.

No hubo demasiadas explicaciones por parte del guía, sólo dijo que circulábamos por la Autopista del Sur, que cruzaríamos Nápoles, para llegar a Capri.

Por suerte el tiempo era delicioso, el sol lucía con fuerza, y el mar parecía invitarme a deslizarme en él.

Hicimos cola para subir a un barco extremadamente rápido. Me dediqué a observar a mis compañeros de viaje; había un matrimonio que provenía igual que yo, de Barcelona, dos matrimonios en viaje de novios, muy jovencitos, y otro ya más mayor, que me sorprendió por lo poco que se hablaban entre ellos, me parecieron muy distantes o enfadados, y también dos amigas que provenían de Madrid. Empezamos a hablar del buen tiempo que disfrutábamos, alguien preguntó si el trayecto era muy largo, y si existía peligro de mareo. El guía amablemente nos comentó que aquel tipo de barco, era tan moderno que casi parecía no rozaba el agua, por lo que no era fácil, que se produjera esta circunstancia.

El mar era de un azul como pocas veces lo había visto, delante de mí solo tenía cielo y mar, me sentía importante por aquella escapada, o quizá era debido a que siempre que estaba como ahora ante un gran espacio, sentía mi alma completamente libre.

Al llegar a Capri, comprobamos que el viaje por mar, no había finalizado, porque nos distribuyeron en pequeña barquichuelas, con motor fuera borda; en la nuestra se incorporaron las dos amigas de Madrid y uno de los matrimonios recién casados. Con el diccionario en la mano intenté hablar con ellos, y conseguí que nos entendiéramos sin demasiado esfuerzo. Me sentí feliz de poderles explicar que en España, concretamente en la Costa Brava, no era demasiado diferente de lo que estábamos viendo, rocas completamente escarpadas, con la misma vegetación, y el mismo tipo de pinos. Todos estábamos de acuerdo en que era maravilloso aquel paisaje tan abrupto de profundas aguas azules, que sólo la estela de la barca rompía con la blancura de la espuma.

Tardamos muy poco en llegar a nuestro destino, la Gruta Azurra, ya nos habían advertido que si el mar estaba un poco movido no podríamos terminar el itinerario previsto, pues para poder entrar, el mar tenía que estar completamente calmado, como si se tratara de un espejo. Por suerte lo conseguimos, y pudimos llegar al lugar, teniendo la precaución de agachar la cabeza para no topar con las rocas. Lo que tenía ante mí, parecía sacado de un lugar de otro mundo, la luminosidad parecía fosforescente; me hizo rememorar cuentos de hadas y cosas completamente irreales, pero duró poco mi éxtasis porque las demás barcas estaban esperando pacientemente para entrar. Nada más salir se rompió el encanto, las barcas con motor fuera borda, no habían cesado en su ronroneo y el olor del gasoil quemado, era francamente desagradable. Alguien del grupo se mareó, debido a esto. Pensé que era una lástima que algo que había empezado tan bien, terminara de aquella manera.
Yo me sentía francamente feliz, tenia ante mí el mar, cosa que siempre me daba fortaleza espiritual, y una sensación de libertad, como la que deberían sentir las gaviotas que nos sobre volaban.
Desde la pequeña barca me impresionó el acantilado de la isla, por donde se veían circular coches, que desde mi punto de observación, me parecían de juguete. Pensé que aquella carretera era peligrosa, llena de curvas, teniendo a un lado las laderas abruptas de las rocas, y el mar como en un abismo. En el autocar, todos debían pensar lo mismo, porque toda la algarabía de antes, se esfumó. Para animarme, traté de convencerme, que era debido a que con el estómago vacío, se tenían pocas ganas de hacer broma.

El guía hizo la observación que donde estábamos ahora era Anacapri, porque estaba situado en la parte más alta de Capri, y que la isla antes había estado habitada por los griegos, y de ahí le venía al nombre. Allí, nos dejaron tiempo libra para comprar cualquier cosa que luego, nos recordara nuestra estancia. Allí estaba dedicado exclusivamente al turismo, había de todo, sólo era cuestión de saber regatear, este sistema no iba conmigo, porque lo que decidí sentarme en una de las terrazas y dedicarme a observar lo que me rodeaba; pensé que realmente parecía una Torre de Babel por la disparidad de idiomas que se oían. La plazoleta donde estaba era muy pequeña, por lo que hasta allí, sólo podían subir microbuses de reducidas dimensiones, ya que de no ser así, no hubieran podido hacer la maniobra de retroceso para volver a bajar. Nuestro grupo, poco a poco fue apareciendo al lugar que nos había indicado el guía, antes de emprender el viaje de vuelta nos hizo fijar cómo a través de la calima se veía de fondo el volcán del Vesubio. Me acordé de toda la historia que sabía de él, confiaba que no nos haría la jugarreta de ponerse en erupción precisamente en aquellos días. En otra barcaza fuimos hasta Sorrento, comentando que también aquel nombre provenía de los griegos, y que quería decir sirena, pero que con el tiempo había ido degenerando, quedando como lo bautizaron los romanos. Interiormente y sin poderlo evitar fui tarareando la famosa canción, imitando a los grandes tenores actuales.

Cargados con las bolsas de todo lo que habíamos adquirido, y con el cansancio reflejado en nuestras caras, volvimos al autocar que nos retornaría a Roma, después de cenar en un restaurante de la carretera. Sin excepción todos reclinamos los asientos para intentar dormir un poco.

Cuando llegué el hotel me sentía tan cansada que me metí directamente en la cama, sin ánimos para pensar en todo lo que había vivido aquel día. Dormí mal, quizá debido a la cena demasiado abundante, o porque sin tiempo para un poco de reposo, emprendimos el viaje de vuelta. Había tenido pesadillas, despertándome más de una vez con la sensación, que un fuerte ruido, semejante a truenos hubieran interrumpido mi descanso.

En el desayuno nos encontramos todos aún con vestigios de cansancio en nuestros rostros, pero contentos y con las ansias lógicas de ver cosas nuevas de Roma. El matrimonio catalán se dirigió a mí.

_ ¿Has dormido bien?

_ Realmente no; me ha parecido oír truenos, ¿sabéis si ha habido alguna tormenta?

_ No lo creo, pero yo también he creído oír fuertes ruidos, algo me ha despertado, aunque no tengo ni idea de lo que puede haber sido.

_ ¿Sabéis que ruta haremos hoy?

_ Según mi programa, primero iremos a los jardines Tivoli, y a la Villa Adriana; el trayecto no es largo, creo que comeremos por el camino, y a la vuelta iremos a las Catacumbas. ¿Disfrutas del viaje?

_ Es tan maravilloso como lo había imaginado. Creo que estoy disfrutando mucho más de lo que pensaba. Lo tenía que haber hecho mucho antes, aunque sólo hubiera sido de cara a mis alumnos.

_ ¿No te sientes sola viajando sin compañía, con quien poder comentar todo lo que vas viendo?

_ Al contrario, me gusta ir por libre, puedo recluirme en los pensamientos y las cosas que más me gustan. Anteayer visité el Vaticano, y lo pasé de maravilla reflexionando y profundizando con todo lo que tenía delante, me paraba dónde y cuándo quería, dejando arrinconado lo que no me llamaba la atención.

_ Respeto tu opinión, pero no la comparto. Este viaje con mi marido, es la máxima aspiración, poder estar a su lado y cambiar opiniones, me resulta tan edificante, como los mismos descubrimientos que hacemos.

_ Cuando se vive bien avenido, esta compenetración es ideal, pero si no… fijaos en aquel matrimonio ya mayor de la mesa contigua, no se hablan, los vengo observando desde ayer, parece como si estuvieran enfadados, ella ha bajado sola para el desayuno, da la sensación que cada cual fuera por su lado. De verdad que para ir así, prefiero estar sola.

_ Tienes razón, a nosotros también nos ha llamado la atención, ayer durante el viaje los teníamos delante, y no se dirigieron la palabra en todo el trayecto.

_ ¿Lo veis, es mejor ir como yo, sin compañía…

_ Lo dices porque no has encontrado tu complemento

_ Quizás tengáis razón, pero me parece que ya he llegado tarde
_ Nunca se sabe.

Continúa.

tutifruti
01/06/2014, 05:08
¿Sabías que la cúpula de San Pedro, de Miguel Ángel, está inspirada en la del duomo "SANTA MARÍA DE LAS FLORES" de Florencia de Brunelleschi y ésta a su vez en la madre de todas: EL PANTEÓN de AGRIPA. Para mí el más impactante edificio de Roma. para que luego digan que la antigüedad pasó de moda....

Pues lo de Brunelleschi, lo sabía, pero había olvidado o simplemente lo ignoraba lo del Panteon de Agripa. Ya veo que entre tú y yo, vamos a mostrar una Italia fabulosa. Volveremos a tener ganas de visitarla otra vez, a que si...

tutifruti
02/06/2014, 04:42
ITALIA, TIERRA DE SUEÑOS… (Parte II a)

Luego la conversación derivó en cosas sin importancia, pero todo coincidimos en que era una lástima desaprovechar el buffet libre de las mañanas; a estas horas tempranas nadie sentía hambre.

El guía nos fue nombrando a medida que subíamos al autocar, y apoyándose en el volante, nos comunicó que se añadiría un nuevo viajero, que llegaba con retraso porque su vuelo había tenido un pequeño percance. En sus manos sostenía un periódico español, y nos dio una noticia que nos preocupó un poco: en la madrugada pasada en las oficinas de la Compañía de aviación Española, había hecho estallar una bomba de pequeña potencia, como también en nuestra Embajada, y en los jardines Borghesse.

Todos nos quedamos mudos por la sorpresa

Parecía que era cosa de los terroristas de ETA.

Las palabras de indignación surgieron de todos los hispanos, y cuando se les explicó a los italianos en su idioma, se unieron a la indignación general.

Aunque no fuera necesario todos creímos conveniente hacer hincapié, que no todos los españoles teníamos las ideas tan revolucionarias de esta banda, que desgraciadamente, se iba esparciendo fuera de la península Ibérica. Era obvio que mientras sólo actuaran en nuestro país, los demás se limitarían a en-co-ger los hombros indiferentemente, pero si la cosa se complicaba por otras naciones, veríamos qué podría llegar a pasar. Por suerte no hubo desgracias personales, pero si volvían a atacar, no sabíamos cómo podría acabar.

Finalmente llegó la persona que faltaba, era un hombre de una edad indefinida, bien vestido y de agradable presencia, que enseguida nos pidió perdón por la tardanza, asegurando, que no volvería a ocurrir.

Al pasar por mi lado, me preguntó si aquel asiento estaba ocupado.

Le dije que no, y tras poner el equipaje de mano al portaequipajes, se sentó. Acto seguido empezó la ruta turística; los Jardines Tívoli quedaban cerca, pero como en todas las grandes ciudades, atravesarla nos costó debido al gran embotellamiento circulatorio.

_ Me llamo Gerard Gabin, me sabe mal que por mi culpa hayan tenido que esperar tanto rato. En el aeropuerto me han entretenido más de la cuenta debido a los actos terroristas de esta madrugada.

_ Supongo que es normal, intentarán atrapar a los responsables, así no podemos continuar – le dije-

_ Realmente nos los acabo de entender, por más que soy en un cincuenta por ciento español, y la otra francesa; pero mi madre me inculcó el amor a su tierra, y cada vez que he ido a ver a los familiares, la verdad es que me he sentido como en mi propia casa.

_ Ahora entiendo porque habla tan bien el idioma

_Por suerte no he tenido problemas para entenderme, no es que los domine todos, pero tanto el inglés como el italiano no me son desconocidos.

_ Irá bien tener un compañero de viaje con tanta facilidad a la hora de entablar conversación.

El guía nos advirtió que a nuestra izquierda teníamos la cantera de Traventino, de donde aún sacaban material para la construcción.

Todos comentamos lo mismo, qué bien vivían los romanos en la antigüedad, aquel jardín del que habían conservado mil quinientas fuentes, donde el rumor del agua al caer llenaba todo el recinto, te hacía comprender que a parte de vivir muy dignamente, tenían un gusto especial para la belleza; la manera de diseñar los surtidores de agua y las pequeñas y grandes cataratas, la frondosidad de los árboles, denotaban en todo momento el espíritu artístico que los dominaba. No existía ninguna casa o pequeño palacete de los que habíamos visitado, que no tuvieran las paredes recubiertas por pinturas, podían ser o no, obras de arte, pero quedaba claro que no querían ver las paredes desnudas.

La voz de Gerard Gabin, me distrajo de mis pensamientos, cuando me dijo

_ Ni que decir tiene, que todo lo que está viendo le llega alma

_ Sí, no lo puedo evitar, cosa que me hace sentir insignificante, ante tanta grandiosidad.

_ No tiene porque evitar, que sus sentimientos afloren. La estoy observando desde que hemos entrado en los jardines, y créame que la expresión de su rostro, es como si se hallara poco menos que en el cielo

Me reí

_ Puede que sí, que entre tantos ángeles y santos estoy más allá, que aquí. ¿Se ha fijado en las pinturas de las paredes? Con los años que tienen, y el color casi no ha perdido; además ¿sabe cuánta dificultad tenían para pintar las escenas del techo? la pintura no podía ser demasiado líquida, ya que hubiera hecho grandes goterones.

_ Admito que soy un profano en la materia, y si no fuera porque vi una película sobre este tema, nunca se me hubiera ocurrido pensar en este dilema. Me limito a decir si me gusta o no. Pero me parece que nadie puede quedar indiferente ante todo lo que hemos visto.

_ Hoy es el primer día de recorrido turístico. Yo ayer fui a ver el Vaticano y la Basílica de San Pedro; lo hice por mi cuenta, por no estar demasiado segura si entraba en la programación que tenemos contratada.

Miramos la hoja propagandística y efectivamente, sólo nos quedaba mañana, para ver lo que allí, titulaban la Roma antigua y Monumental, pasando por el Vaticano pero sin entrar en la Basílica.

_ Lástima está todo tan organizado y cronometrado, que no nos queda ni un minuto libre para hacer lo que se nos antoje.

_ Por eso, quise llegar antes, para poder dedicarme a recorrer las callejuelas a pie. Con el autocar es más descansado, pero no se puede disfrutar con detalle de las cosas.

Se me quedó mirando.

_ Si no fuera porque aún no lo ha visto, casi le diría que se perdiera la visita a las Catacumbas, para ir por nuestra cuenta. No sé porque, pero no me llama la atención esta visita, o sea, que después de la comida, yo les abandonaré por unas horas, e iré por mi cuenta y riesgo. Ya nos veremos en el hotel. ¿Dónde cenaremos?

_ Esta vez, no va incluida en el programa, cada cual lo hará donde le apetezca.

_ Razón de más para ir por mi cuenta esta tarde y por la noche.

_ ¿Ya sabe cómo funciona el sistema de aviso para el día siguiente? Nos dejan un papel al lado del ascensor con todas las indicaciones y los horarios junto con el itinerario a seguir.

Mientras hablábamos paseando por los estrechos caminos, teniendo el murmullo del agua como fondo, sonreímos comprensivos, al ver a un matrimonio de los recién casados, pidiendo a alguien del grupo, que les hiciera una foto, precisamente ante una fuente que denominaban de la fertilidad; era una estatua con muchas glándulas mamarias, como si tuviera que alimentar a cuantiosas crías. Todas las esculturas que había por allí, no eran dignas de mención, eran sólo figuras humanas sin ningún tipo de sensibilidad. Pensé que después de haber visto la Piedad, ya no encontraría nunca nada más bonito.

En cuanto acabamos de comer el Sr. Gabin ya no subió al autocar, nosotros siguiendo el itinerario previsto fuimos a las Catacumbas. Allí dentro me sentí a disgusto, no sabría explicar el motivo, pero aquel constante ambiente cargado de frialdad, la falta de luz, y supongo que pensar que la mayoría de las oquedades habían sido en otros tiempos las tumbas de los cristianos, me hizo sentir un escalofrío en todo el cuerpo. Todos los corredores eran muy largos y estrechos, algunos estaban cerrados simplemente con unos maderos clavados de cualquier manera, sólo para advertir que estaba prohibido cruzar aquella entrada. Se nos explicó que era para prevenir un posible accidente, debido al gran desnivel que existía, pues habíamos bajado bastantes metros.

Al salir a la calle, todos agradecimos ver brillar el sol de nuevo, y el aire fresco, a diferencia del que habíamos dejado atrás. Los jardines donde nos hallábamos estaban muy cuidados y al encontrarnos a fines de una primavera cálida, llenos de flores.

Al pasar por la Vía Apia Antigua, me pareció que retrocedía un montón de años, y que me podría encontrar con una cuadriga, con un romano glorioso que látigo en mano volvía de cualquier guerra, o las mismísimas legiones que retornaban victoriosas.

Continuamos hacia la Iglesia de San Pablo in Vincole, este nombre le venía según la leyenda, por las cadenas que lo tuvieron prisionero, y que misteriosamente se perdieron, hasta que al cabo de unos años aparecieron en sitios distintos, y ellas mismas se volvieron a unir formando una sola pieza, tal como habían estado mientras mantenían prisionero al Santo. La historia, por lo menos era bonita, pensé yo.

Seguimos por la Iglesia para contemplar con reverencia la imagen de Moisés.

Llenaba una gran extensión, ya que la figura central, sentada y con los Mandamientos de Dios bajo el brazo, tenía al lado dos figuras de pie. Mientras el guía daba todas las explicaciones del por que se hizo la obra, encargada por Julio II, que debía ser para su tumba. Yo concentraba la mirada en aquella estatua corpulenta y musculosa, de largas barbas y de mirada entre feroz y dolida, por lo que su pueblo había hecho en su ausencia.

Continúa

Caracolamarina
02/06/2014, 08:01
""""""Mientras hablábamos paseando por los estrechos caminos, teniendo el murmullo del agua como fondo, sonreímos comprensivos, al ver a un matrimonio de los recién casados, pidiendo a alguien del grupo, que les hiciera una foto, precisamente ante una fuente que denominaban de la fertilidad; era una estatua con muchas glándulas mamarias, como si tuviera que alimentar a cuantiosas crías. Todas las esculturas que había por allí, no eran dignas de mención, eran sólo figuras humanas sin ningún tipo de sensibilidad. Pensé que después de haber visto la Piedad, ya no encontraría nunca nada más bonito.""""


tutifruti...Para los latinoamericanos que no hemos viajado a Europa, nos estas dando un paseo inolvidable.

Con el placer de viajar y sus miradas de la viajera, ya estamos pensando que deberíamos ir a italia. Lástima que a veces la realidad nos da unos golpes de ""realidad"" que nos dejan pensando...
Menos mal que """ nos llevas contigo""
Excelente narración querida amiga...y las acotaciones de Ebúrnea, dan para imaginar mejor.
Saludos y muchas buenas ondas, en este viaje que estamos disfrutando.

Eburnea
02/06/2014, 11:43
Tutifruti: Me traes a la memoria diversas visitas, algunas inolvidables. Capri. !Qué aguas! y esas cuevas, donde se dicen que Tiberio hacía desaparecer enemigos. Yo realmente no lo creo. No me extraña que el emperador no quisiera moverse de allí, ¿Quién querría?, sobre todo en tiempos en que la tranquilidad era absoluta. Me encantó toda esa zona, así como la costa amalfitana. Te sigo con interés. Pon alguna foto; es todo tan bonito....

tutifruti
02/06/2014, 13:27
""""""Mientras hablábamos paseando por los estrechos caminos, teniendo el murmullo del agua como fondo, sonreímos comprensivos, al ver a un matrimonio de los recién casados, pidiendo a alguien del grupo, que les hiciera una foto, precisamente ante una fuente que denominaban de la fertilidad; era una estatua con muchas glándulas mamarias, como si tuviera que alimentar a cuantiosas crías. Todas las esculturas que había por allí, no eran dignas de mención, eran sólo figuras humanas sin ningún tipo de sensibilidad. Pensé que después de haber visto la Piedad, ya no encontraría nunca nada más bonito.""""


tutifruti...Para los latinoamericanos que no hemos viajado a Europa, nos estas dando un paseo inolvidable.

Con el placer de viajar y sus miradas de la viajera, ya estamos pensando que deberíamos ir a italia. Lástima que a veces la realidad nos da unos golpes de ""realidad"" que nos dejan pensando...
Menos mal que """ nos llevas contigo""
Excelente narración querida amiga...y las acotaciones de Ebúrnea, dan para imaginar mejor.
Saludos y muchas buenas ondas, en este viaje que estamos disfrutando.



Me alegra mucho que disfrutes de la lectura. Es uno de los viajes que sin duda dejaron huella en mí. Volvería sin pensarlo dos veces. Gracias por el comentario. Saludos.

tutifruti
02/06/2014, 13:32
Tutifruti: Me traes a la memoria diversas visitas, algunas inolvidables. Capri. !Qué aguas! y esas cuevas, donde se dicen que Tiberio hacía desaparecer enemigos. Yo realmente no lo creo. No me extraña que el emperador no quisiera moverse de allí, ¿Quién querría?, sobre todo en tiempos en que la tranquilidad era absoluta. Me encantó toda esa zona, así como la costa amalfitana. Te sigo con interés. Pon alguna foto; es todo tan bonito....
Si, yo también lo recuerdo con nostalgia y muchas ganas de volver. En cuanto a poner fotos... estos días estoy más atareada de lo normal, además que otras veces lo he intentado y tengo problemas para subir imágenes. Lo dejo al gusto de cada cual. "EL TITO GOOGLE, LO TIENE TODO"

Caracolamarina
02/06/2014, 13:45
tutifruti...Es cierto el tío GOOGLE lo tiene todo asi que cuando viajamos contigo vamos por allá a buscar donde dices que andas...o por lo menos tu personaje...saluditos y cariñossssss

tutifruti
02/06/2014, 14:37
tutifruti...Es cierto el tío GOOGLE lo tiene todo asi que cuando viajamos contigo vamos por allá a buscar donde dices que andas...o por lo menos tu personaje...saluditos y cariñossssss

A Eburnea como a mi, le gustó Capri, aunque te aseguro que nuestra Costa Brava, se le parece muchisimo.

tutifruti
03/06/2014, 03:37
ITALIA, TIERRA DE SUEÑOS (parte II b)

Una vez más Michelangelo había reproducido con gran maestría lo que debió sentir aquel hombre, por la falta de comprensión de sus seguidores. De tan perfecta como era, me pareció que no le hubiera costado ningún esfuerzo, alzar la mano y darles a todos ellos un buen cachete, de tan enfadado como estaba.

Dicen que el autor cuando lo terminó, dándole un golpe con el martillo, exclamó, que sólo le faltaba hablar. Pensando en este artista al que admiraba profundamente como escultor, no así como pintor, pues en todas sus pinturas encontraba las figuras demasiado corpulentas y musculosas, cosa que en un hombre podía quedar bien, en cuanto a las mujeres, les quitaba feminidad.

Pensaba cómo un artista como él, se avino a trabajar por encargo; los hombres con un talento como el suyo, no debían utilizarse de cualquier manera. Por suerte, su protector tenía como él mismo la vena artística desarrollada, si no hubiera sido así, es probable, que ahora no pudiéramos disfrutar de tantas maravillas.
El matrimonio catalán al acercarse a mí, me sacó de mis pensamientos.

_ ¿Dónde cenaras? Tenemos todo lo que queda del día, para ir a donde queramos, hasta mañana a las 8, que iremos a ver los monumentos que nos faltan de la ciudad.

_ Estar aquí, y no comer una genuina pizza me parece un sacrilegio

_ Estupendo, ya somos cuatro los que pensamos de la misma manera

_ ¿Qué te parece si quedamos dentro de una hora en el vestíbulo del hotel?

_ De acuerdo

En mi habitación del hotel me cambié de ropa, buscando algo que quedara un poco más atractivo, para salir de noche. Mientras me vestía, para acudir a la cita, pensaba que quizás lo más correcto, hubiera sido quedarme a descansar, ya que tanto ajetreo, me pesaba. Pero por otra parte me sabía mal llamar a los amigos y anular la cita.

En realidad después me alegré de haber salido, puesto que a la cena asistió casi podría decirse que todos los componentes del grupo, excepto el matrimonio mayor, que apenas hablaba con nadie, quizá por eso a nadie le extrañó que no participara de aquella salida nocturna; los demás por supuesto, arrinconamos el cansancio, y buscamos una pizzería, donde en ningún momento decayó la conversación, y las bromas fueron constantes. Yo siempre con el diccionario en la mano para poder seguir mejor la conversación con los italianos. Estuvimos andando por callejuelas estrechas, donde pudimos ver muchas de las estatuas recién restauradas, entre ellas la famosa y popular Fontana de Trevi, donde siguiendo la tradición tiramos nuestra moneda.

El guía nos avisó que tuviéramos cuidado con ciertos grupitos de chavales que iban en busca de lo ajeno, y que sin darte cuenta, te quitaban el bolso con una celeridad pasmosa. Fuimos testimonio de uno de estos actos de pilotaje. En cuanto lo ví, me aferré al bolso, llevándolo como si fuera un recién nacido.

Estaba agotada, me di cuenta, al poner los pies en mi habitación, como una autómata puse el despertador para el día siguiente, mucho antes de lo normal, pues aún tenía que hacer las maletas, ya que empezaríamos el viaje por la península itálica. La primera parada sería en Assis.

Al despertarme recogí todos mis enseres, inspeccionando, que no me dejara nada, pero mi pensamiento estaba en que era un adiós a Roma, y era consciente, que casi no había inspeccionado ni la mitad de las cosas que tenía por ver. Me prometí, que volvería, sentía la sensación, de que allí se quedaba parte de mi persona.

Gerard Gabin en cuanto me vio, educadamente se levantó de la mesa, indicándome un lugar para poder desayunar. Interiormente aquel gesto galante, supongo que pasado de moda para la gente joven, a mí, me gustó.

_ ¿Cómo le fue la excursión de ayer en solitario?- le pregunté-
_ Muy bien, pero me parece que deberíamos destinar más días, sólo nos enseñan lo que de por sí salta a la vista, seguro que nos dejamos más de la mitad.

_¿También tiene esta sensación? Yo, acabo de tomar la decisión que en cuanto pueda volveré y me quedaré en Roma todo un mes.

Durante un año ahorraré para poder hacer unas buenas vacaciones.

_ ¿Qué tal fue la cena de ayer? ¿Se divirtieron mucho?

_ No estuvo mal, resultó todo muy típico, debido al madrugón de hoy, no nos quedamos rondando por la ciudad, todo lo que hubiéramos deseado.

Se nos añadieron a nuestra mesa las dos amigas de Madrid, y la conversación convergió en el itinerario que empezaríamos dentro de escasos momentos. Deduje, que eran muy devotas, porque nos explicaron la vida de San Francisco de Asis, como si la hubieran vivido con él.

El autocar nos dejó en una gran explanada, y subimos a pie hasta la Iglesia; como todas las anteriores, las paredes y los techos estaban repletos de escenas de la vida de Jesús y del Santo.

Nos enseñaron el hábito que llevaba, y pensé que realmente había hecho voto de pobreza.

De todas las pinturas, una me llamó poderosamente la atención, era grande, ocupaba toda una pared, que con el paso de los años había ido perdiendo el color primitivo, quedando tan sólo el negro y el dorado, de manera que al mirarlo, daba la sensación del negativo de una fotografía. Me hubiera encantado llevarme un recuerdo, pero estaba totalmente prohibido sacar fotos. Gabin sin embargo con su cámara especial, moderna y sin flash, lo pudo grabar. Me acerqué.

_ Parece hecho aposta, ¿verdad?

_ Si, realmente es impresionante.

Íbamos hablando camino del autocar, y me di cuenta que el tiempo había cambiado por completo, no lucía el sol como antes, y una niebla espesa nos envolvía, de manera que veíamos con dificultad el terraplén de debajo, donde estaban aparcados los autocares.

Un día que había empezado siendo luminoso y veraniego, de repente, se había convertido en oscuro dándome la sensación de estar en pleno invierno.

Tampoco pude hacer fotos entonces por falta de luz. O sea que reanudamos el viaje en autocar sin haber hecho casi fotografías.

_ He llegado a la conclusión que tendré que re***** también para comprarme una filmadora moderna, que tenga la luz incorporada como la suya.

_ Si, estas cosas cambian con mucha celeridad. Cuando piense comprársela, hágalo en el último momento, ya que sin duda será la más moderna. De todas las maneras me brindo para que la vea siempre que quiera.

_ Me parece cosa muy difícil, estamos muy alejados.

_ Nunca se sabe lo que nos depara el destino. Yo he vivido entre España y Francia, ahora me toca decidir donde quiero quedarme indefinidamente

_ Supongo que donde tenga más familia

_ No necesariamente. Soy viudo y sin hijos, tanto mi mujer como yo, éramos hijos únicos, por lo que sólo quedan algunos primos lejanos por ambas familias. Por lo tanto después de este viaje, decidiré mi destino. Si fuera un hombre muy rico me dedicaría a viajar alrededor del mundo, cosa que no descarto, quien sabe si un día tendré la suerte de hacerme millonario con la lotería o las quinielas futbolísticas.

_ No tengo ni pizca de fe en los juegos de azar. Aunque sería maravilloso poder ir gastando sin tener que calcular demasiado. Con lo que gano mensualmente, poca cosa puedo ahorrar. Claro que siempre podría hacer algún pequeño sacrificio privándome de algún capricho, sobre todo en ropa. Ir bien vestida es mi debilidad, Prefiero poco y bueno, que mucha variación, aunque no siga la moda, pero busco sobre todo comodidad, y que vaya bien con mi persona. Por encima de todo, me quiero sentir a gusto conmigo misma.

_ Estoy completamente de acuerdo. En esto denota una personalidad muy acusada, Me imagino que ya se lo han dicho otras veces.

_ Sólo he demostrado que soy muy terca, sobre todo en la manera de vestir; en otras cosas queda más disimulada; y supongo que ha influido el que no llegara a formar un hogar. Soy muy intransigente.

_ Se está haciendo un retrato de si misma, que no me cuadra en absoluto. ¿Quiere saber de verdad la imagen que da?

_ Si no he de salir demasiado malparada, adelante.

_ Yo, la veo una mujer bastante segura de si misma, como para ir sola por la vida, muy independiente, llena de ternura que intenta esconder, cerrando a cal y canto, para que nadie lo advierta, y desde luego, que no pueda entrar en esta especie de santuario.

A parte de esto, le habrán dicho un montón de veces que se parece enormemente a una gran actriz de cine, con lo cual, quizás adquiera un aplomo, que de no ser así, no lo tendría.

Pensé que era la primera persona que descubría estas facetas mías.

Lo que Gabin llamaba ternura, yo lo calificaba de falta de control de mis sentimientos. Me quedé perpleja sin saber que decir

Finalmente moví la cabeza afirmativamente. Sin hablar.

_ Se ha quedado muy sorprendida. ¿He dicho algún inconveniente?

_ No. Sólo que me extraña que una persona que me acaba de conocer, haya adivinado tantas cosas.

_ Mea culpa. Confieso que la he estado observando desde que subí al autocar, y lo he hecho a conciencia.

_ ¿Por qué?

_ No le sabría decir el motivo exacto, quizás ha sido porque al ser compañeros de asiento en el autocar me ha sido fácil. Quien sabe si es porque la actriz a la que recuerda es una de mis predilectas desde jovencito. O simplemente porque he visto en su rostro reflejados todas las sensaciones, que la transfiguraban. En estos momentos estaba tan metida en todo lo que iba descubriendo que se olvidaba de ocultar sus verdaderos sentimientos. ¿Me equivocó?
He tardado un poco en responder

_ Con gran pesar por mi parte le he de confesar que no. Es así mismo. Como por aquí, no conozco a nadie, no me sentía obligada a ocultar mis debilidades.

_ ¿Es como una obligación esconder lo que siente habitualmente?

_ Creo que sí. Desde hace bastantes años.

Se me ha quedado mirando muy sorprendido

_ Ahora me deja sin saber qué decir. ¿Qué gana con esta actuación?

_ En primer lugar que mis alumnos me tengan más respeto, que no sé si actuando de otra manera hubiera conseguido. Los jóvenes muchas veces son crueles. Yo sé que debo tener infinidad de motes, pero nunca habrá ninguno, que diga que soy, pánfila o tonta. Podrán decir, que soy una persona seca, adusta, solterona, y cargada de manías, pero nunca podrán saber cual es en realidad mi personalidad, porque como ha descubierto, me he encerrado mucho en mi misma.

_ Hasta aquí comprendo su comportamiento; lástima que no se limita sólo ante los alumnos, pues he visto que lo hace siempre, excepto cuando ve alguna cosa que le llama poderosamente la atención, y le llega al alma. Entonces se olvida de su representación y se muestra como es en realidad ¿Sabe que no es bueno, encerrarse tanto en uno mismo? De vez en cuando es necesario que aflore lo que llevamos dentro, sea bueno o malo. ¿Quiere decir, que no hay otros motivos para actuar así, a parte de dar la imagen de una maestra competente?

Continúa

Avicarlos
03/06/2014, 05:32
Querida tuttifruti: Celebro que decidieras subir esta magnífica reseña de viaje a Italia ya que me encantó al leerla en tu blog.
Besos Avicarlos.

tutifruti
03/06/2014, 11:27
Querida tuttifruti: Celebro que decidieras subir esta magnífica reseña de viaje a Italia ya que me encantó al leerla en tu blog.
Besos Avicarlos.
Gracias Avicarlos, ya sabes que me costó tiempo decidirme a subirlo aquí. Espero que guste.

Eburnea
03/06/2014, 11:40
Pues !Ánimo!, Italia siempre ha despertado la imaginación y las ganas de describir. Tengo un libro titulado "VIAJE A ITALIA" increíble, por ser la visión de un viajero cuando casi no había viajeros y nos describe unas ciudades tan diferentes: Los príncipes y duques, el Dogo de Venecia... Es de Goethe y realmente merece la pena. Italia siempre la merece.

Un abrazo

tutifruti
04/06/2014, 05:26
I T A L I A, TIERRA DE SUEÑOS… (Parte III a)

Cómo Gerard Gabin había llegado a estas conclusiones, no lo sé, pero era bien cierto que lo estaba adivinando casi todo. Me preguntaba si era cuestión de explicarle toda mi vida desde jovencita, o arrinconar la cuestión. Al fin y al cabo nos dejaríamos de ver en muy pocos días. No había hablado nunca de mi persona de tantas cosas, y menos con un extraño; y no estaba demasiado segura de si quería o no, continuar aquella conversación.

Todo sucedió tan rápido, que me es difícil de describirlo. Primero noté cómo el autocar frenaba bruscamente, luego un gran ruido, y no sé cómo sucedió, pero el vehículo se decantó violentamente, apelotonándonos todos a un lado. Gritos, cristales rotos, fue lo primero que captaron mis ojos, más de uno, tenía sangre, probablemente debido a los cristales, o por el fuerte golpe contra el asiento delantero, que tenía ceniceros metálicos. Nos habíamos quedado todos arremolinados en el mismo sitio, debido a la posición del autocar, peligrosamente ladeado; por suerte un árbol había frenado la caída por la ladera, no sin causar desperfectos en la carrocería.

Iba delante un coche francés, queriendo adelantar, había chocado frontalmente con el que venía en dirección contraria; nuestro conductor para eludir otro choque, había girado bruscamente el volante, perdiendo el control; por fortuna el árbol impidió que rodáramos por la pendiente.

Por suerte para todos, al estar lloviznando, nuestra velocidad era mínima, y el impacto no fue demasiado fuerte, creo que por este motivo no hubieron heridos graves; eso sí, todos quedamos completamente magullados, pequeños cortes sin importancia, que no impidieron que saliéramos por nuestro propio pie del vehículo.
Julio, el guía nos reunió, nos pidió disculpas, por lo sucedido, haciendo notar que no había sido por una imprudencia de conductor. Nos comunicó que de momento tendríamos que buscar cobijo andando hasta el restaurante donde nos esperaban para comer; nos animamos diciendo que sería una pequeña excursión de pocos Kms. A la caravana se añadieron los ocupantes del vehículo francés que había quedado inservible en medio de la carretera.

_ Siento mucho lo sucedido, y la incomodidad que representa, tener que ir andando hasta el restaurante, pero es que no veo otra manera de solucionarlo. ¿Todos pueden andar verdad?- nos preguntó Julio-
Una de las dos madrileñas, comentó que le era imposible apoyar el pie en el suelo.

_ Bueno, no se preocupe, se quedará aquí, al lado del chofer, ayudará a vigilar nuestros equipajes, mientras los demás van al destino que teníamos previsto para comer. Yo iré a buscar algún sitio donde poder llamar a un médico, y a un mecánico, en fin lo que haga falta. ¿Todos de acuerdo?

Unánimemente dijimos que si.

La amiga que la acompañaba, se quedó con ella, para no dejarla sola en aquellos momentos.

Si no hubiera sido porque la situación, no tenía nada de divertida, me habría reído de buena gana; cualquiera que nos viera creo que lo haría; andábamos despacio porque nuestro cuerpo, después del batacazo, no se sentía precisamente ágil, de vez en cuando alguien se detenía para darse un masaje en las lumbares, en los tobillos, en la nuca, en fin, en el lugar donde había recibido con más intensidad el golpe. Pensé que hubiera podido ser un accidente mortal, y gracias a Dios, nos habíamos librado con mucha suerte del percance.

El tiempo, no ayudaba en nada, la lluvia finísima, se convirtió en un fuerte aguacero espectacular con rayos y truenos, parecía que la cosa se nos complicaba por momentos.

El guía habló con Gabin, comentándole que él, iría campo a través para ir más rápido, y poder re***** con algún vehículo que le prestaran los dueños del restaurante, y dejar a las dos mujeres que se habían quedado con el chofer y los equipajes.

Nos explicó a todos que el camino a seguir era una ruta forestal, y que conducía exactamente ante el restaurante, por la parte de atrás.
Gabin nos contó uno por uno, los que formábamos tan singular comitiva, instándonos a apresurar el paso, ya que verdaderamente la lluvia era torrencial en aquellos momentos.

A mi, me dolía todo el cuerpo, no me di cuenta de ello hasta que cada vez que daba un paso parecía que todo mi cuerpo se rebelaba ante el esfuerzo.

_ ¿Quiere que le ayude? – me preguntó Gabin¬ - Veo que le cuesta andar.

_ La verdad es que me duele la rodilla, creo que me la habré golpeado con el asiento de delante.

Sin esperar mi respuesta, me ofreció su brazo como soporte. No tardamos demasiado en ver el edificio que nos había hablado Julio. Todos los empleados estaban esperándonos en la puerta, para ayudarnos en lo que hiciera falta, comentándonos que le habían dejado a nuestro guía una furgoneta de la empresa para que pudiera re***** a las dos accidentadas y los equipajes. Nos animaron diciéndonos que no sufriéramos por nada, que de momento debido a la tormenta estaban sin luz y sin conexión telefónica, pero que en cuanto pasara la tormenta, volvería a la normalidad. Gabin se había convertido en nuestro intérprete, y en estos momentos fui yo, la que se dedicó a observarlo. No sabía cual era su trabajo, pero tenía un don especial, para mandar, y se notaba a la legua que estaba acostumbrado a que le obedecieran.

Supongo que nuestra imagen era deplorable, habíamos andado por un camino de carro, y nuestros pies y calzado tenían barro por todas partes, los cabellos mojados igual que nuestras ropas, se pegaban al cuerpo; todos teníamos frío a pesar de estar casi en verano, la lluvia había bajado la temperatura, y la ropa mojada no ayudaba a superarlo.

Alguien tuvo la brillante idea de encender la chimenea.

Cuando llegó Julio, no venía demasiado contento; una de las dos mujeres que se quedaron en el autocar, presentaba síntomas alarmantes, y aunque había parado a un vehículo que circulaba por la carretera en busca de ayuda, él, se sentía responsable de todos nosotros, por que se volvía de inmediato para ir al Hospital de Florencia, donde las habían llevado. Toda aquella zona estaba afectada por la avería telefónica y la corriente eléctrica, había vuelto con la furgoneta, simplemente, para avisarnos y no estuviéramos sufriendo por si a él, también le había ocurrido algún percance. Nos instó a todos que permaneciéramos allí, hasta que pudiera volver. Mientras el chofer estaba haciendo las gestiones para que remolcaran el autocar averiado, miraran de arreglarlo, o nos pusieran otro a nuestra disposición.

Nos dieron nuestros equipajes y en grupos de cuatro fuimos a cambiarnos de ropa a los lavabos. Pude comprender que aquel edificio era carente de habitaciones, se componía de grandes salas destinadas a comedores, y pequeñas salitas de estar.

El ambiente se había caldeado, y aunque preocupados por las dos compañeras que faltaban, ya teníamos ganas de hablar y comentar lo que había ocurrido.

Seguíamos sin luz ni teléfono, completamente aislados en un edificio, perdidos en un descampado entre Asis y Florencia; parecía que habíamos retrocedido muchos años y nos veíamos obligados a vivir como lo hacían nuestros antepasados.

Si no fuera porque esta circunstancia rompía el ritmo del viaje, yo diría que en cuanto se nos pasó el susto, era agradable pasar allí, unas horas, esperando que amainara la tormenta.

A la hora de la comida, parecíamos todos desganados, la mayoría dejamos la mitad en los platos, pero la conversación no decayó ni un momento; nos preguntábamos si este incidente, estas horas de retraso, las podíamos recuperar de alguna manera. Después de comer, pasamos todos a una de las salitas con sofás y butacas, donde intentamos descansar un poco. Hacía horas que Julio se había ido, y no teníamos noticias suyas ni del chofer, no sabíamos si estaba grave la accidentada; la lluvia continuaba, pero ahora lo hacía con mansedumbre, sin rayos ni truenos.

Gerard se sentó a mi lado mientras con su jersey hacía una bola.

_ Repose aquí la cabeza, e intente dormir un poco, porque creo que esta noche no llegaremos a Florencia. Es muy tarde, y no tenemos ninguna noticia.

_ ¿Quiere decir, que pasaremos aquí la noche?

_ No la quisiera desanimar, pero creo, que sería lo más práctico,

Hágame caso, mi jersey, le servirá de almohada.

No esperó a que le respondiera dándole mi consentimiento, con un gesto firme, hizo que mi cuerpo se apoyara en su hombro, y mi cabeza en su improvisado cojín.

Era la primera vez, que me encontraba ante una situación semejante, casi en los brazos de un desconocido. No quería pensar en nada que no fuera descansar, me dolían todos los huesos; intentaba dormir, pero volvía a vivir los últimos momentos en el autocar, cuando Gabin, me preguntaba si no le estaba escondiendo nada importante. ¿Cómo lo había adivinado? ¿O era, que sin más ni más, lo había dicho al azar? Yo jamás lo había comentado con nadie; sabía que desde muy joven me había puesto una coraza suficientemente fuerte, para no dejar pasar ni uno de mis verdaderos sentimientos, y nunca nadie se había dado cuenta.

Gerard Gabin era la excepción, aquel descubrimiento, lejos de desagradarme, me hizo sentir muy cerca de él; no sabía exactamente qué estaba sucediendo, y tampoco ahora era el momento oportuno para indagar.

Nos envolvía un silencio casi absoluto, tan sólo la respiración profunda de alguien que había conseguido dormirse.


Continúa

Eburnea
04/06/2014, 09:11
!Ummm!: Tres cosas:
1.- El susto con el accidente. Las carreteras italianas no están para bromaqs.

2.- Gabín.... ¿Qué va a pasar?

3.- Pero ¿Qué hacían en verdad los equipos de socorro, que no paran de ponerles asteriscos a sus actuaciones?.... !Será posible! ?????

Caracolamarina
04/06/2014, 10:58
Estamos muy"" metidas""" en la lectura, porque apareció un poersonaje que puede ser importante en la vida de la protagonista....

¿ Que pasará?
Un relato interesante y ameno....
¡¡¡Bravo tutifruti !!!nos dejas muy interesadas,... en lo que sigue..
Cariñossssssss

tutifruti
04/06/2014, 12:25
!Ummm!: Tres cosas:
1.- El susto con el accidente. Las carreteras italianas no están para bromaqs.

2.- Gabín.... ¿Qué va a pasar?

3.- Pero ¿Qué hacían en verdad los equipos de socorro, que no paran de ponerles asteriscos a sus actuaciones?.... !Será posible! ?????
La verdad es que no tiene demasiado mérito, casi todo lo que cuento del viaje es auténtico. El accidente no ocurrio de milagro. Quedó en un brusco frenazo y el susto. Después al escribir dejé suelta a la loca de la casa -leáse imaginación - es lo divertido de escribir. Gracias por tus palabras. en cuanto a los asteristicos no me di cuenta, de lo contrario hubiera partido la palabra con un guión, como ottras veces.

tutifruti
04/06/2014, 12:28
Estamos muy"" metidas""" en la lectura, porque apareció un poersonaje que puede ser importante en la vida de la protagonista....

¿ Que pasará?
Un relato interesante y ameno....
¡¡¡Bravo tutifruti !!!nos dejas muy interesadas,... en lo que sigue..
Cariñossssssss
Gracias Caracola, me encanta que te guste lo escrito y sobre todo que lo encuentres interesante y ameno, porque me doy cuenta que me salen demasiado largos, cosa que yo siempre he dicho que no me gustaba, porque resultan pesados de leer en la pantalla. Besitos.

Caracolamarina
04/06/2014, 18:39
Cada cual con "" su estilo""" Tus descripciones de lo que le pasa a la protagonista, los pensamientos íntimos, las emociones hacen que el relato sea íntimo en lo que es...el interés de leerlo.
Querida amiga....Te seguimos leyendo...
Cariñossss y saludos y saludines...

tutifruti
05/06/2014, 02:36
ITALIA, TIERRA DE SUEÑOS (parte III) b

Cuando me desperté, Gabin no estaba, me había dejado reclinada cómodamente en el brazo del sofá; quizás ni me hubiera dado cuenta de su ausencia, a no ser, porque al cabo de un rato me removí buscando otra postura, y me dí cuenta que él estaba otra vez allí y me había rodeado con su brazo.

Quedaba claro que al volver del lugar al que había ido, intentó que estuviera lo más cómoda posible. Me sentí, a gusto por el mero hecho de sentirme protegida; algo que nunca antes de ahora había experimentado; no me moví, aunque mi cabeza completamente despejada y despierta iba repasando todo lo vivido aquel día.
Para ahorrar las velas, sólo habían dejado dos encendidas, una, camino de los lavabos, y la otra encima de una pequeña mesa en el centro de la estancia, o sea que estábamos casi a oscuras.

Preocupada me preguntaba cómo era posible que hubiéramos quedado tan lejos del mundo civilizado, tantas y tantas horas sin luz ni teléfono, pera poder pedir ayuda, en aquella carretera de tercer o cuarto orden se veía bien claro, no pasaba nadie. Quería que Julio volviera lo más pronto posible, anunciando que todo se había solucionado, y que estaríamos enseguida en Florencia.

Gabin, creyéndome dormida, con mucho cuidado intentaba sacar de su bolsillo, alguna cosa, sin despertarme. Aproveché aquel momento para abrir los ojos y moverme yo también.

_ Lo siento le he despertado – me dijo – Ya tengo lo que quería, un cigarrillo. Continúe durmiendo.

_ No, no es necesario. Estoy mucho mejor.

_ ¿Quiere estirar un poco las piernas? Fuera se está muy bien.
Le seguí intentando no hacer ruido, respetando el sueño de los que dormían.

_ He perdido la noción del tiempo, ¿Qué hora es?

_ Las dos de la madrugada. La poca luz y el cansancio han contribuido a que se nos pasara el tiempo sin darnos cuenta. En todas estas horas ni hemos echado de menos la cena. Es preferible así, porque no creo que tengan comida preparada para una emergencia de esta índole. Hace casi doce horas que estamos aquí encerrados. Sospecho que ha pasado alguna cosa además de la tormenta. Julio debería estar de vuelta. Hace un momento he hablado con uno de los empleados, y me ha dicho que no hay tantos Kms que nos separen de la carretera general.

_ ¿Tiene miedo de alguna cosa en concreto? – le pregunté – un poco alarmada

_ Tengo una serie de teorías, pero no me acaban de cuadrar. Por ejemplo faltan dos personas de nuestro grupo; concretamente el matrimonio de más edad.

_¿Está seguro? ¿Dónde quiere que vayan, por estos lugares tan solitarios?

_ Segurísimo, hace muy poco rato, he hecho un recuento. Si los desaparecidos, fueran uno de los matrimonios recién casados, no habría dado ninguna importancia, hubiera pensado que en plena luna de miel, no quisieran perder ni un momento de su intimidad más codiciada.

_ Mire, no se a dónde quiere ir a parar; pero ahora mismo estamos los dos solos aquí, hablando tranquilamente, y si a alguien se le ocurre contar, comprobará que no estamos, y ya ve, no estamos lejos de ellos.

Imaginé que movía la cabeza negativamente, por el tono de voz
_ No opino igual. En este matrimonio hay alguna cosa especial. ¿Se ha fijado que entre ellos dos apenas se hablan? Cuando bajan para el desayuno lo hacen por separado, y en el autocar pocas veces mantienen una conversación, ni entre ellos ni con los demás del grupo.

_ Si, en esto me he fijado, pero encuentro razonable que un matrimonio ya de cierta edad, dejen de hablarse a todas horas; se lo tienen todo dicho. Y bueno a todo el mundo no le apetece tomar parte activa en las charlas de los demás. Ellos son así, poco habladores.

_ Está muy mal informada de la manera que funciona un matrimonio de cierta edad. Además están realizando un viaje de placer, se supone tendrían ganas de hacer comentarios de todo lo que fueran descubriendo. Los demás lo hacemos de esta manera.

_ Bien, no quiero contrariarlo, pero no puedo creer, que se han ido así por las buenas; hasta hace escasos momentos aún llovía, son verdaderas ganas de mojarse por que sí.

_ De acuerdo, quizás esté equivocado. Mañana a la luz del día puede que lo vea de otra manera. La verdad es que empieza a preocuparme la tardanza de Julio.

Yo también lo estaba, y cuando se lo iba a decir, la luz de unos faros de coche, nos sacó de aquella conversación tan dispar y controvertida.

Con el ruido del motor y las luces, salieron los demás del grupo que estaban en el edificio; el guía en cuanto nos tuvo alrededor, fue desgranando palabra tras palabra todo lo que había ocurrido. En primer lugar las dos amigas de Madrid, estaban atendidas en un hospital, y aún que no era nada grave, para ellas se había terminado el viaje de placer. Escayola y reposo, para una, y la otra por compañerismo se quedó a su lado.

En segundo lugar, mañana sin falta tendríamos a nuestra disposición otro autocar, y reemprenderíamos el itinerario previsto.
Y ahora nos quería decir algo que probablemente nos afectaría a todos. El matrimonio mayor que viajaba siempre detrás del chofer, no era lo que aparentaban. Formaban parte de un comando terrorista que trabajaba en Italia, para desestabilizar los negocios españoles, que desde tiempo atrás, estaban vinculados a esta península.

Continuó con su relato, mientras todos dormían, ellos había salido, del edificio con la intención de volar el repetidor de T.V., que estaba situado muy cerca del restaurante, para que se pudieran emitir noticias, de esta manera les daría más tiempo para poder huir.
Por algún motivo imprevisto los cogieron justo antes de hacer esta acción; parecía ser que la policía había sido avisada.

Pronto todo volvería a la normalidad, porque tanto la compañía eléctrica, como la telefónica estaban trabajando a marchas forzadas para restablecer las comunicaciones. La tromba de agua había afectado también a un puente, y este había sido el principal motivo por el que habían quedado completamente aislados durante tantas horas. Nos explicaba que él, hubiera podido volver a las pocas horas de su marcha, pero la carretera estaba cortada, dejando paso, sólo al despliegue policial. Nos volvió a pedir disculpas, por todas las incomodidades que habíamos tenido que soportar, asegurándonos que en cuanto llegáramos a Florencia, ante tanta belleza lo olvidaríamos todo.

Mientras Julio, hablaba nadie quiso interrumpirle, pero en cuanto acabó su plática la mayoría le bombardeó con preguntas.
Yo me quedé pensando. Gabin tenía razón, ¿pero cómo lo había intuido?

Me apetecía reanudar la conversación que habíamos sostenido; lo busqué con la mirada, sin éxito. Se acercó a mí, el matrimonio catalán haciendo comentarios respecto al matrimonio que ya desde el primer día nos llamó la atención por su extraño comportamiento, pero que nunca podíamos sospechar realmente de que se trataba.
Gerard Gabin, fue hasta donde estaba Julio, pasándole amistosamente el brazo por los hombros mientras le hablaba.
Sólo eran las cuatro de la madrugada, ya no tardaría demasiado en apuntar el día, y Julio no había dormido nada, todos insistimos en que se acostara mientras no llegaba el autocar a re*****nos; no tuvimos que insistir demasiado, mientras Gabin lo acompañaba, le seguía hablando.

Algunos volvieron al mismo lugar de donde habían salido momentos antes, para continuar descansando, otros se quedaron sentados en el porche.

No tenía ni pizca de sueño me había desvelado por completo. Si hasta el momento había temido lo que nos podía ocurrir en aquel aislamiento forzoso, ahora sentía otro tipo de miedo. Era la incertidumbre ante lo que me hacía sentir la presencia de Gabin; todo aunque no me era desconocido por completo, me resultaba tan inesperado, que ni yo misma sabía cómo enfocarlo. Me tranquilicé pensando que se debía a un cúmulo de circunstancias, que se habían juntado en pocas horas. Gabin se había comportado como un amigo de toda la vida, me había ayudado, complaciéndome, por el mero hecho de que iba sola; era la única del grupo que viajaba sin compañía, porque era el compañero de asiento contiguo al mío, porque… no encontraba más porques para añadir. Era yo que sin saber el motivo, me estaba imaginando, un montón de cosas; seguramente a partir de este momento en que todo volvería a la normalidad, mi cerebro también se estabilizaría.

Y con este pensamiento, recorrí el camino por donde habíamos llegado unas horas antes; no tardó demasiado en alborear, levantando la mirada pude distinguir la suave luz por dónde saldría el sol, algún pájaro también hizo este descubrimiento porque tímidamente pió, después otro respondió a su llamada, y otro, hasta que finalmente entre todos formaron una gran algarabía, dando la bienvenida al nuevo día, formando un gran concierto. Pensé que la naturaleza era igual, en cualquier parte del mundo, esta escena ya la había vivido en otros lugares, pero siempre me cautivaba, como ahora, tenía un encanto completo, la tierra húmeda despedía un olor agradable, no soplaba ni un poco de brisa, y la paz era completa. Me sacó de mi ensimismamiento el ruido de unos pasos que se acercaban, no tuve tiempo de pensar en quién podría ser, enseguida descubrí a Gabin, que se dirigía hacia mí.


Continúa

Caracolamarina
05/06/2014, 12:09
"""""No tenía ni pizca de sueño me había desvelado por completo. Si hasta el momento había temido lo que nos podía ocurrir en aquel aislamiento forzoso, ahora """""""sentía otro tipo de miedo. Era la incertidumbre""""""" ante lo que me hacía sentir la presencia de Gabin; todo aunque no me era desconocido por completo, me resultaba tan inesperado, que ni yo misma sabía cómo enfocarlo. Me tranquilicé pensando que se debía a un cúmulo de circunstancias, que se habían juntado en pocas horas. Gabin se había comportado como un amigo de toda la vida, me había ayudado, complaciéndome, por el mero hecho de que iba sola; era la única del grupo que viajaba sin compañía, porque era el compañero de asiento contiguo al mío, porque… no encontraba más porques para añadir. Era yo que sin saber el motivo, me estaba imaginando, un montón de cosas; seguramente a partir de este momento en que todo volvería a la normalidad, mi cerebro también se estabilizaría."""

Sentir incertidumbre en un viaje de placer...es para empezar a pensar....¿ Qué personaje es Gabin?...¿Un policía encubierto?....

El relato toma un giro inesperado...El viaje seguirá igual ¿?¿?¿?
Excelente tu relato tutifruti...le diste un giro lo que en cine se llama "" una vuelta de tuerca"" O lo que en Cine el gran Hitchcock llamaba el """Maguffin""
Saludos y felicitaciones seguimos leyendo .....

tutifruti
06/06/2014, 02:41
Desde luego Gabin para la protagonista es todo un misterio... Gracias por seguir leyendo y comentando

tutifruti
06/06/2014, 02:41
Ignoro cuál fue mi expresión, porque me preguntó

_ ¿Molesto? Porque de ser así, me voy ahora mismo.

_ No, de ninguna de las maneras. Sólo estaba contemplando la salida del sol, lo he disfrutado infinidad de veces, pero siempre me parece nuevo y maravilloso.

_ Lo es, como todas cosas que empiezan de nuevo, son un verdadero reto. Ayer no podíamos imaginar lo que nos esperaba. Hoy podemos hablar, porque ya ha pasado. Fíjese que todo en este mundo primero tiene que nacer, vivir, para morir, y dejar un recuerdo bueno o malo.

Depende de lo que suceda. ¿No opina lo mismo que yo?

_ No exactamente con estas palabras, pero en el fondo el pensamiento es idéntico. Aunque yo creo que mientras vivimos, no apreciamos que lo estamos haciendo. Se llega a esta conclusión, cuando muere un ser querido, es entonces cuando lo apreciamos con toda la intensidad.

_ Pero una vez hayamos muerto, no podemos disfrutar de lo que teníamos, pues al volver a nacer hemos dejado de ser quienes éramos.

_ Quien sabe si somos una partícula de lo que habíamos sido, y aunque poca cosa algo nos queda de lo anterior. Dicen que todavía estamos en una etapa muy primaria en este aspecto.

En fin, dejemos tanta filosofía a horas tan tempranas de la mañana. Nos espera Florencia con los brazos abiertos, ojalá sepamos sacarle el máximo provecho de todo lo que veamos, ya que dicen es una ciudad como hay pocas en el mundo.

Aquella conversación aunque era muy profunda y llena de incógnitas, no era lo que deseaba descubrir, y casi diría que lo interrumpí al preguntarle.

_ Sr. Gabin, me tiene muy intrigada con todo lo que me estaba diciendo poco antes que llegara Julio. ¿Cómo sabía todo lo que me mencionó?

_ A partir de ahora, mientras esperamos a que nos vengan a re*****, si no tiene inconveniente, le explicaré un poco de mi vida. No es que tenga demasiado interés; es una de tantas, aunque reconozco que ha sido más intensa de lo que es normal.

La familia de mi madre se fue a Francia poco antes que estallara la Guerra Civil Española, allí se casó con un francés, y justo al tiempo necesario, nací yo.

Siempre quiso que no perdiera la lengua materna que era el catalán, y me la enseñó desde muy pequeño; al crecer quise saber también la castellana, pues me daba cuenta que con esta última podría recorrer toda la península, no así con el catalán, y aún más en aquellos tiempos que no era permitido hablarla. En mis labores siempre me ha ido bien saber idiomas, mi trabajo ha quedado repartido entre España y Francia, como ayudante indirecto de la policía secreta; mi misión ha sido seguir los pasos de las personas sospechosas, para ponerme en contacto con el Cuerpo policial que me requiriera en aquellos momentos. ¿Lo entiende?

_ Creo que si, pero no ¿es muy peligroso?

_ No tanto como parece, yo solo me limito a asegurarme que no van en una pista falsa, una vez les he comunicado este detalle, todo queda en manos de los demás.

_ ¿Así, este viaje no es puramente de placer?

_ Curiosamente cuando salí de Francia lo era, después al llegar al aeropuerto me retuvieron un buen rato, para que hablara con un Jefe de la Policía Italiana; me dijeron que estaban trabajando en un caso, que tenían un pequeña pista, pero que podría ser falsa. Me dieron unas fotografías de las personas que andaban buscando, y me desearon suerte.

Se sacó de la cartera, los retratos, y me los enseñó

_ Mírelos, ¿los reconoce?

Por más que intentaba, clasificarlos, me era imposible.

_ Sólo veo a dos hombres que me son desconocidos –dije al cabo de un rato –

_ Son el matrimonio mayor que viajaba con nosotros. A mi, también me costó un poco descubrirlos, pero con calma fui atando cabos sueltos, y así lo hice saber a la policía la última noche que pasamos en Roma.

_ ¿Fue este el motivo por el que no cenó con nosotros?

_ Exactamente. Me pasé la noche en la comisaría buscando en los archivos, datos que me pudieran ayudar.

Con un bolígrafo dibujó encima de la cartulina fotográfica, el cabello, las gafas y el sombrero que llevaba casi siempre uno de ellos. Tras hecho todo esto, logré adivinar más que otra cosa a los dos individuos.

_ El accidente desbarataba todos sus planes, y por este motivo, aprovechando la confusión de los primeros momentos, se fueron; creo que ignoraban que estaban siendo espiados, ya que en estos momentos yo no estaría aquí, podrían haberme secuestrado, para poder hacer el trabajo tranquilamente, después quien sabe… La cuestión es que al no llegar el autocar a Florencia a la hora prevista, la policía pensó, y acertó, que alguna cosa había fallado, y se puso enseguida en movimiento, aunque todo les iba en contra, la tormenta, después la falta de línea telefónica, y por último la carretera inutilizada por el puente en pésimas condiciones. Los maleantes habían recibido una lista de posibles objetivos que deberían atacar, y uno de ellos era el repetidor de TV, si conseguían su propósito, dejaban buena parte del país incomunicado, dándoles tiempo a huir cuanto más lejos mejor. ¿Qué le ha parecido la historia?

_ Pues verdaderamente me cuesta de creer. Así, tal y como lo cuenta, parece sacado de una novela policíaca.

_ No olvide que la mayoría de las novelas famosas, se han sacado de la vida real.

Me quedé muy pensativa. Supongo que de alguna manera habíamos estado expuestos a un peligro, al viajar con aquellos tipos, que no tenían ningún escrúpulo en poner bombas donde fuera, o dispuestos a volar un repetidor de TV, con las consecuencias que esto traería consigo.

No tardamos demasiado en volver al restaurante, el olorcillo del café nos llamó a todos como si se tratara de un imán. Aunque era muy temprano, todos a excepción de Julio ya estábamos en el comedor, allí nos informaron que ya se habían restablecido las comunicaciones telefónicas y eléctricas, y que por suerte todo volvía a la normalidad más absoluta.

Durante el trayecto en general hablamos poco; el asiento era lo suficientemente cómodo como para dormir un poco más. Julio ahorró al máximo las explicaciones referentes al paisaje que íbamos viendo. Sólo poco antes de entrar en Florencia nos habló.

_ Todos los sucesos de ayer, han cambiado un poco el itinerario, en realidad es como si hubiéramos perdido un día, y no podremos ver uno de los Museos de arte más legendarios, es lamentable, pero no veo manera de solucionarlo. Los guías que teníamos contratados ayer, actualmente están ya comprometidos desde tiempo atrás con otro grupo. Y a parte de esto, tenemos a un grupo con un guía concertado para esta mañana. Para no enredar más la cosa, iremos directos a lo que teníamos programado para esta mañana, o sea a la Galería de la Academia, después a la Catedral de la Santa Cruz, y a la Plaza de la Señoría; llegaremos al hotel justo a la hora de la comida, y les quedará la tarde libre para hacer lo que crean más conveniente.

A las ocho de la noche nos esperan para cenar en un restaurante muy popular a las afueras de la ciudad. Yo, por supuesto aprovecharé para dormir un poco, y acompañarlos esta noche a la cena.

Al primer lugar que acudimos fue, la Galería de la Academia, plagada de obras de arte, pero no hubo ninguna que me produjera el impacto del David de Michelangelo; lo observé desde todos los ángulos posibles. Era la perfección del cuerpo humano plasmada en mármol, todo él, tan proporcionado, daba la sensación que en cualquier momento tiraría la piedra que escondía en la mano, se intuía por su posición, que no tenía prisa alguna, que lo que iba a hacer lo tenía muy pensado y estaba seguro de su éxito. Era para recrearse mirándolo, el rostro era de una belleza impresionante.

Si la vista de la Piedad me dejó una sensación de pena y tristeza, el David me animaba a pensar en la juventud, las ganas de vivir, y si profundizaba un poco llegaba a la conclusión que aquel cuerpo estaba pensado en la armonía del amor, en todo su significado.
Ante esto, todo lo demás quedó eclipsado.

Comprendí que mi rostro debería ser para Gabin como una fuente exhibiendo mis emociones. Disimuladamente le busqué con la mirada, y al no verlo por allí cerca, me sentí liberada de un gran peso.

No coincidí con él hasta que fuimos a la Plaza de la Señoría, allí ante la estatua de Neptuno, Julio nos explicó que dentro de la Catedral tampoco nos dejarían sacar fotografías, pero que en cualquier tienda de las que había podríamos comprar todas as postales que nos apetecieran. Una vez dentro dio toda clase de explicaciones referentes a los sepulcros de personas importantes que estaba allí enterrados; uno de los más populares era sin duda Dante Alighieri.

Con las repetidas inundaciones del río Arno, habían desaparecido las pinturas de las paredes, perdiéndose una gran riqueza. Me impresionaron las grandes dimensiones de todas aquellas Iglesias, cuando en realidad por aquel entonces la población era más reducida. La explicación que nos dio, la encontré coherente, allí, era el lugar de reunión del pueblo cuando sucedía alguna cosa importante, tanto si era buena o mala la noticia.

Continúa

Eburnea
06/06/2014, 20:21
!Ahh!: La Galeria de la Academia!.... Ya impresiona la entrada hasta que llegas al David al fondo. Toda Florencia es impactante: Su Ponte Vecchio, el Palacio Pitti, las tumbas de los grandes, la galería de los Ufizi y el Museo de la Ciencia Galileo. Pocos lugares en el mundo me han producido una impresión tan grande como Florencia. No me extraña que Stendal tuviera su famoso síndrome.

Te sitúo una foto con tu permiso

https://lh4.googleusercontent.com/-XvhPaCPzYl4/UHnyrjvqVCI/AAAAAAAAAG0/Zn2Ex-YJ-iU/w600-h449-no/imagesCAUDVR1E.jpg



Vista de Florencia realizada desde la Iglesia de san Miniato. Un paseo delicioso

tutifruti
07/06/2014, 03:39
Gracias, gacias esta vista aún da más idea. ¡QUIERO VOLVER !!!!

tutifruti
07/06/2014, 03:39
ITALIA, TIERRA DE SEÑOS (parte IV) b

Al salir, justo delante El Baptisterio octogonal, tan peculiar, con la puerta llamada El Paraíso, en la que se explicaban visualmente diferentes momentos de la Biblia, para todo los que no sabían leer, que eran la inmensa mayoría; todas las escenas interpretadas con una sensibilidad exquisita. Aquella gran obra quedó dentro de una misma familia, ya que la esculpieron padre e hijo.

Luego en una callejuela estrecha, pudimos ver cómo artesanos trabajaban la piel, cosa tradicional desde centenares de años atrás; era interesante, en aquella tiendecita me decidí a comprar la mayoría de los regalos para la familia. Me fue fácil, desde las pulseras de piel, de distintos colores, pasando por estuches de tabaco, todo de una conocida firma de Florencia. Esperaba que fuera del agrado de todos.

Como había pronosticado Julio, en cuanto llegamos a esta ciudad olvidamos los malos momentos vividos el día anterior. Como recordatorio me quedaba un cansancio generalizado, no sabía si por haber dormido poco, o por el susto del accidente, o por la convivencia con los terroristas, que si lo pensaba fríamente, hubiéramos podido salir muy mal parados.

Deseaba de todo corazón comer y después una pequeña siesta. No fui la única que necesitaba reponer fuerzas, ya que al salir a la Plaza, pude comprobar que las escaleras estaban llenas de personas, que ante la imposibilidad de encontrar un asiento en cualquier bar, se sentaban sobre la fría y dura piedra. El cuerpo ya no resistía aguantar de pie.

Todos éramos conscientes que nos perdíamos uno de los Museos mas conocidos, los Uffici pero tal como tenía pensado, mi destino después de comer fue la cama. Creo que dormí un par de horas, que me hicieron más provecho que todo lo que había intentado descansar en el restaurante, o en el autocar. Ahora tenía el tiempo justo para ver las joyerías de la calle situada en Ponte Vecchio, y si no fuera porque le había prometido a mi hermana, unos pendientes, con un diseño especial, cosa que por lo visto, era fácil de encontrar por allí, no habría salido de la habitación hasta la hora de ir a la cena. Ya desesperaba de encontrar lo que quería, finalmente lo encontré en una pequeña tienda. Al lado mismo había una especie de mercadillo al aire libre, donde se vendía de todo lo que se pueda imaginar, creo que huí de allí por el miedo de comprar más de lo que era aconsejable para mi bolsillo. Unos alemanes me pidieron que les hiciera una foto, sentados al lado de un jabalí que tenía el morro reluciente, de tantas veces que los turistas lo acariciaban pidiendo un deseo. Como no quería perderme nada, que estuviera catalogado como curiosidad turística yo, también lo hice.

Ya eran las siete de la tarde, tenía el tiempo justo para ir al hotel, vestirme, y estar preparada a las ocho en el vestíbulo, para la cena. Julio nos advirtió que las mujeres podíamos ir, si nos apetecía más arregladas que de costumbre, también nos alertaba cuando la ruta por las ciudades la teníamos que hacer a base de largas caminatas, para que fuéramos lo más cómodas posible.

Cuando nos encontramos en el vestíbulo, casi fue obligado, hacer broma; no parecíamos las mismas personas que siguiendo la guía turística, iba en plan cómodo, a veces con la ropa un poco arrugada por estar demasiado tiempo metida dentro de la maleta. Ahora no, todos íbamos trajeados, los hombres de oscuro y con corbata, prenda descartada en las excursiones diarias; las mujeres nos habíamos esmerado en nuestra persona. Yo llevaba un vestido negro, que en cada lugar donde habíamos estado, lo sacaba de la maleta dejándolo colgado, para que no se arrugara demasiado, y en esta ocasión, la pequeña plancha de viaje también fue útil. Quizás la gran diferencia era el peinado, siempre lo llevaba sujeto con diademas de carey, y ahora recogiendo el pelo completamente alisado, por encima de la nuca, dejando las orejas descubiertas para lucir los pendientes buenos que tenía para momentos como el de ahora. Arrinconé los zapatos planos, por unos de tacón mediano, por si había baile después de la cena, cosa muy probable, ya que Julio nos advirtió que tendríamos música en directo.

Hacía años que mi imagen, no me importaba demasiado; pero tenía que admitir que ahora estaba buscando la admiración de alguien en concreto. Inconscientemente me estaba dando cuenta que quería atraer la admiración de Gabin. Llegar a este descubrimiento me desarmó por completo, era algo con lo que no contaba, y que debería olvidar, Estaba segura de conseguirlo sin demasiado esfuerzo. Al fin y al cabo en cuanto terminara el viaje, ya no tendría ningún motivo por el que preocuparme, puesto que dejaríamos de vernos. Todas las mujeres sin excepción recibimos galanterías por parte del grupo masculino.

En el restaurante, nos esperaban con un vermut, que tomamos en los jardines, mientras hacíamos un brindis para volver, y que aquel viaje nos fuera de lo más placentero.

En nuestra mesa sentó el matrimonio catalán, y uno de los recién casados, además de Gabin y yo. Tal como había pronosticado Julio, las canciones napolitanas tan conocidas nos acompañaron durante la cena. Después los bailes de moda, y casi todos salieron a la pista para danzar animadamente. Sólo Gabin y yo, nos quedamos en nuestros asientos, contemplando como lo hacían los demás. Me hubiera encantado que me pidiera para bailar, pero no lo hizo. Creo que me leyó el pensamiento, porque me dijo

_ Nunca he conseguido saber mover los pies al ritmo de la música, y por no hacer el ridículo no he aprendido.

_ Hoy en día no es obstáculo, se baila como se quiere, con sólo mover un poco el cuerpo, y cada cual va a su aire. A mi, si que me gusta el baile. Antes iba a menudo.

_ Es cierto, mire, el matrimonio joven, no bailan, se limitan a estar abrazados, creo que no oyen ni la música.

_ Tiene razón, ella no aparta sus ojos del rostro del marido. Ojalá les dure toda la vida este enamoramiento tan dulce, que sólo se encuentra en la inconsciencia de la juventud.

_ ¿Por qué dice eso? El enamoramiento existe a todas las edades, y si no mire a Goethe.

_ No lo he podido entender nunca, que a su edad se enamorara, como se dice que ocurrió.

_ ¿Cree realmente que tanto un hombre como una mujer, en cuánto ya han pasado los años llenos de ilusión de la juventud, no tienen derecho, a la felicidad?

_ No sé, si me sabré explicar bien, lo que quiero decir que cuando se es muy joven todo lo que haces o sientes está dentro de la evolución normal de la vida; la atracción mutua hará que se emparejen, tengan descendencia, que es en realidad la esencia de la vida. Todo lo que se añade, como enamoramiento y la atracción física, viene añadido.
Gabin, me miraba con desolación.

_ No puedo creer que de verdad tenga estos pensamientos. Una mujer que delante de cualquier faceta del arte, se queda embobada, prácticamente transportada a otro mundo, no sepa captar la grandiosidad del amor.

_ Ya veo, que no he sabido expresarme bien. Sí que creo en el amor, pero en determinadas etapas de la vida. Si ha leído la Biblia sabrá que hay un tiempo para sembrar y otro para recolectar.

_ Ya lo entiendo. Nosotros ya estamos en época de recogida, tanto si se ha sembrado como si no. No tiene en cuenta, que todo ha cambiado, que hoy en día se consiguen dos cosechas anuales si conviene. La tecnología ha hecho grandes cambios , y los humanos somos pequeñas piezas del Universo que también nos ha hecho cambiar, hace un siglo ya seríamos unos viejos decrépitos casi a punto de morir, si consideramos la media de vida de aquel tiempo; hoy en día por suerte estamos muy lejos de pensar en un final inmediato.

Suspiré. ¿Por qué me estaba mostrando tan terca, queriendo demostrar a Gabin mi punto de vista? Supongo que era porque me daba cuenta que mis ideas de siempre empezaban a tambalearse, y de ninguna de las maneras quería que se diera cuenta, y él, aún menos.

Quedamos callados por unos momentos. Después él, continuó.

_ Algún día quien sabe si se dará cuenta que está equivocada. ¿Nunca ha estado enamorada, con esa especie de locura que parece se está en otro mundo?

Con esta pregunta, y sobre todo en el tono de voz que fue dicha, comprendí que pensaba de mí, que nunca había sentido nada especial por nadie; que era una soltera que había pasado por la vida sin vivir nada importante, y que por este motivo hablaba sin conocimiento de causa.

Yo no quería darle esta impresión, pensé que había llegado el momento decisivo, que si le explicaba parte de mi vida, dejaríamos de ser unos extraños, pero temía que si nos hacíamos según que tipo de confidencias, ya no podría mirarlo nunca más como a un simple compañero de viaje. Sabía que entre nosotros se establecería un fuerte lazo, en realidad comprendí, que para mí, ya era algo más, a pesar de no querer que fuera así.

_ Mira, creo que si no te soy sincera, me catalogarás como a una persona sin sentimientos

_ ¿Te disgustaría que fuera así?

Continúa

Caracolamarina
07/06/2014, 10:26
""""""mi trabajo ha quedado repartido entre España y Francia, como ayudante indirecto de la policía secreta; mi misión ha sido seguir los pasos de las personas sospechosas, para ponerme en contacto con el Cuerpo policial que me requiriera en aquellos momentos. ¿Lo entiende?"""


"""""Inconscientemente me estaba dando cuenta que quería atraer la admiración de Gabin. Llegar a este descubrimiento me desarmó por completo, era algo con lo que no contaba, y que debería olvidar, Estaba segura de conseguirlo sin demasiado esfuerzo. Al fin y al cabo en cuanto terminara el viaje, ya no tendría ningún motivo por el que preocuparme, puesto que dejaríamos de vernos. Todas las mujeres sin excepción recibimos galanterías por parte del grupo masculino.""""


El relato va tomando otro giro...Gabin si es una especie de agente secreto y ella esta tomando conciencia de su propia vida... de mujer que nunca se enamoró.

¿Con los paisajes hermosos florecerá algo en esos corazones?

Seguimos leyendo y mirando los paisajes ayudadas por Ebúrnea...Gracias por la imagen...
Relato que nos lleva por lugares magníficos que ni imaginamos antes....
Seguimos atentas ...
Saludos tutifruti....

tutifruti
08/06/2014, 04:39
Si las imágenes ayudan a imaginar las escenas. Siempre he dicho que toda Florencia es un museo al aire libre. Cada rincón es una joya.

tutifruti
08/06/2014, 04:41
ITALIA, TIERRA DE SUEÑOS (parte V) a

Sin pensarlo, le respondí, que sí. Después me quedé callada por unos segundos. Y con la música de fondo y viendo a todos como bailaban animadamente, empecé mi narración, dándome cuenta que habíamos empezado a tutearnos.

_ Mi enamoramiento fue a los diecisiete años, y era tal como lo has descrito, una especie de velo que te ciega, y no ves nada, ni a nadie más que la persona que quieres: todo cuanto él hacía era perfecto, como él mismo, para mi, tenía todas las virtudes tanto físicas como morales. Salíamos con una pandilla de amigos, y aunque no nos habíamos dicho nada, nuestras miradas lo decían todo, cuando salíamos juntos él, siempre acababa a mi lado, si alguien decía algo de mí, que no me favoreciera, me defendía, y yo lo veía poco menos que como a un dios, para mí, lo era todo.

La primera vez que me abrazó y besó, era en un baile, pero no era como ahora, las luces tenues y la música suave, con sus labios pegados en mi oreja me dijo todo lo que yo quería oír; me sentí como en el Paraíso. Sus caricias me hicieron vibrar de tal manera que entendí que aquello era la tan mencionada felicidad de los enamorados.

Quedamos de acuerdo que en cuanto volviera de cumplir con el Servicio Militar, se lo diríamos a todos, y mientras sería nuestro gran secreto. Las dos familias eran amigas desde años atrás, y sabíamos que lo aprobarían, pero guardarlo sólo para nosotros dos una temporada, nos hacía ilusión. Le tocó ir al Cuerpo de Marina y muy lejos, en Cartagena; eso nos dejó amargados, porque sabíamos que estando separados por tantos Kms. Vendría poco a vernos; nos escribiríamos, pero sus cartas reflejarían tan sólo una sincera amistad de cara a toda la familia. Yo en alguna ocasión le escribía a escondidas, para animarlo y decirle que lo encontraba a faltar.
Mi vida, tenía que vivirla con toda la naturalidad, y mis padres me mandaron quince días a Paris, por mis buenas notas. Durante los cuales él, vino con permiso a Barcelona.

Cuando me dijeron que había venido a buscarme, y al no encontrarme, salió con mi hermana. A fin de cuentas, éramos amigos a ojos de los demás, pero yo sentí una sensación de vacío horrible.

Mi hermana ignorante de todo, me explicaba con detalles, que había sentido lástima, que lo vio desolado, por estar tanto tiempo lejos de la familia y los amigos, y que casi por obligación le acompañó el primer día; después ambos se animaron y las salidas se convirtieron para los dos, en un manantial de felicidad. Estas fueron sus palabras. Aún lo recuerdo, a pesar de los años transcurridos. El último día me comentó que lloró al ir a despedirle a la estación de autobuses.

_ Pero ¿por qué no le dijiste a tu hermana cuales eran tus sentimientos?

_ Pensaba hacerlo en cuanto volviera definitivamente, necesitaba antes hablar con él. Pero no hubo ocasión; una noche me desperté al oír llorar a mi hermana; me dijo que no sabía cómo decirlo a nuestros padres, la cuestión era que estaba embarazada, y que era de José.

Nadie que no haya pasado por una prueba semejante, no puede comprender, lo que llegué a sufrir.

Me sentí ridícula y menospreciada por el hombre que yo había puesto en un pedestal; y mi hermana se convirtió por unos momentos en mi rival., obligándome a no luchar por el hombre que quería; aquel embarazo era como si me hubieran atado de pies y manos. Desde aquel momento me prometí a mi misma que nadie más entraría en mi corazón, como lo había hecho José. Y me puedo dar por satisfecha porque lo he conseguido.

Al recordarlo, aunque hubieran pasado un montón de años, se me llenaron los ojos de lágrimas. Gabin por encima de la mesa me cogió la mano, y con una sonrisa, intentó darme ánimos.

_ ¿Lo habías hablado con alguien, antes de ahora?

_ No. Desde entonces, me hice una promesa, que he cumplido a raja tabla. Nadie tenía que saber el infierno que fue mi vida, porque verdaderamente, verle por casa a menudo, como marido de mi hermana, fue la prueba más dura que he tenido que pasar en la vida; celebrar las Navidades, los Reyes, los cumpleaños, todas las fiestas habidas y por haber, para mí, era deprimente.

Los primeros años, antes de ir a su casa, me ponía ante un espejo, y ensayaba una pose, y cuando estaba con ellos, como si fuera una actriz, representaba mi papel, al llegar, los besos a toda la familia, incluyendo a José, como si nada, cuando en realidad tenía que hacer grandes esfuerzos para que no se me notaran mis sentimientos.
Después en casa, me tumbaba en la cama, deshecha por los nervios; mi hermana se habría sentido muy desgraciada, si hubiera sabido la verdad.

Yo fui la encargada de escribirle una carta a Cartagena, explicándole el embarazo de María, sin nombrar ni una sola vez nada que pudiera relacionarme, con lo que yo, tonta de mí, había catalogado como mi gran amor.

Mediante un amigo común recibí la respuesta. Allí, me explicaba que demasiado tarde, se daba cuenta del disparate que había cometido.

Que yo era su amor verdadero, y que nadie lograría que saliera de su corazón; que era consciente de ser el padre de la criatura de María. Reconocía que había sido un momento de debilidad física. Que no me preocupara por nada, que él, no huiría del compromiso.

Los días que siguieron a todo esto fueron una verdadera pesadilla para mí; me convertí en la defensora de mi hermana, cuando en realidad pensaba todo lo contrario; le demostré un amor desmesurado, cuando interiormente pensaba que era ella la que había fallado en su conducta; si una mujer no quiere, no se llega a estos extremos. Pero también sabía que yo, era el único apoyo que tenía ante nuestros padres y la familia de José. En aquel tiempo era impensable en una madre soltera, o sea que la boda se celebró rápidamente.

Recuerdo que aquel día, mientras me vestía ante el espejo, me repetí que ningún hombre tendría acceso a mi intimidad.

Tras un corto silencio, cambió un poco el tono de voz.

Ahora cuando nos encontramos toda la familia, soy la tía querida por todos, la que siempre se acuerda de ellos, en sus viajes comprándoles cualquier tontería; la tía que da buenos consejos, y supongo que cuando sean un poco más mayores, quizás me pidan dinero, si lo necesitan.

Alguna vez me ha pasado por la cabeza, que uno de ellos podría ser mi hijo, sobre todo el mayor, y entonces parece que todo lo que he estado haciendo durante estos años, se ha perdido; y me sublevo ante lo que considero una injusticia, porque si hay alguna cosa que no he conseguido, y me duele, es no haber tenido hijos.

Por otro lado estoy satisfecha de mi comportamiento, porque he actuado y he demostrado que soy una actriz excelente. Lástima que no he cobrado ni cinco céntimos.

Gabin me miró a los ojos, supongo que mi historia le abrumó, porque cuando me dijo que lo sentía, su voz me sonó emocionada.

_ De veras que lo siento. Ahora entiendo muchas cosas. Y no quiero que sufras por haberme contado tu secreto, porque nadie más lo sabrá. Seré una tumba. Tendremos un secreto, y te darás cuenta que haber hablado conmigo, te hará sentir aliviada, como si te quitaras un gran peso de encima. Hablar en voz alta de nuestras preocupaciones es una buena terapia, y si es con un amigo, todavía más.

Dejó pasar un rato, antes de continuar con la siguiente pregunta.
_ ¿Te inspira algún sentimiento actualmente?

_ No estoy demasiado segura, es terreno vedado, y he mirado de quitármelo de la cabeza. Después de haber llorado durante muchos meses, me dije a mi misma, ¡Basta! Y ha sido así. Basta. Se acabó.


Continúa.

Caracolamarina
08/06/2014, 06:09
""""" No estoy demasiado segura, es terreno vedado, y he mirado de quitármelo de la cabeza. Después de haber llorado durante muchos meses, me dije a mi misma, ¡Basta! Y ha sido así. Basta. Se acabó."""

Una decisión que le deja libre el,paso para que su corazón y sus emociones afloren de nuevo.
Más con el paisaje que la rodea. Y Gabin que empieza a demostrar que puede ser un gran amigo y ...admirador.
Un paso diferente en la vida...

¿Será este un amor en Florencia? o Un amor de vacaciones?...o algo que pondrá calor en sus pensamientos y emociones?
Seguimos leyendo...
tutifruti El relato y tus descripciones nos dan el tono del personaje...De tal forma, que hasta le he puesto una imagen en la lectura.

Saludos y cariñosssss

tutifruti
08/06/2014, 14:13
Me alegra que las sigas con interés, pues demuestra que te gusta. Y ya sabes que cuando se escribe algo, se valoran mucho las opiniones, y sobre todo si son como las tuyas. Ayyy, ese ego que anda por las nubes.:mrgreen:
Un abrazo

tutifruti
08/06/2014, 17:08
I T A L I A, TIERRA DE SUEÑOS… (Parte V) b

Nos quedamos callados durante un buen rato. Por fin Gabin reanudó la conversación.

_ Me imagino que habrás pasado por etapas muy dolorosas en estos años.

_ Mientras vivieron los padres, fue la peor época, era por ellos, más que por nadie, que yo hacía la gran comedia. Después cuando murieron, restringía cada vez más las visitas; supongo que José se dio cuenta y me ayudó indirectamente, buscando una casita fuera de la ciudad, donde pasaban los fines de semana y los veranos; era lo suficientemente pequeña para no incluir huéspedes.

Un día alejando cuanto pude mi egoísmo, pensé en mi hermana como no lo había hecho nunca. ¿José y ella eran felices? ¿Eran un matrimonio completamente normal, después de casarse por necesidad? La conclusión fue que sí, no eran unos enamorados empalagosos, pero parecía que su vida se deslizaba dentro de la normalidad, y esto, me ayudó a resignarme, porque de veras si hubiera visto, que todo era un fracaso, supongo que les hubiera maldecido los huesos, por romper mis ilusiones. Con el paso de los años, supongo que he llegado a una resignación forzosa.

_ Admito que en muchas cosas tienes razón; pero aún eres joven, para rehacer tu vida; hay muchas personas que viven un fracaso similar, y no por eso renuncian a la felicidad.

_ Lo peor de todo es que creo dejé de confiar en mi misma. Después venía el remordimiento; yo sabía que en aquellos momentos si buscaba una compañía masculina, le estaría engañando, ya que a pesar de ser mi cuñado yo aún estaba enamorada de él; mi corazón latía con más fuerza sin poderlo evitar cada vez que le veía.

Tuvieron que pasar unos años, para que me hiciera socia de un club, de entretenimientos. Allí más de un hombre si yo hubiera querido hubiera llegado a alguna cosa seria. Creo no obstante, que no quise dar pie, a que esto sucediera. Tenía tanto miedo…

_ Tú, seguro que en ningún momento bajaste la guardia, me imagino irías por el mundo con esta coraza imaginaria de la que me has hablado, que no ha dejado entrar a nadie.

_ Exacto y estoy muy orgullosa de ello. Te aseguro que en este aspecto no he vuelto a sufrir ni poco ni mucho.

_ Pero has apartado del todo, uno de los aspectos más bonitos de la vida, la compenetración a todos los niveles que existen en una pareja.

_ Años atrás, no lo veía de esta manera. Me sentía contenta con lo que tenía, ya me había acostumbrado por completo de ver a José como cuñado, con lo cual me sentía contenta, porque había ganado la batalla. Claro que pensé, que un día no demasiado lejano, me llegaría la vejez y la soledad; y aquí es donde me di cuenta que me había quedado completamente sola. Por este motivo huí de la compañía masculina, Soy lo suficientemente honesta, como para no querer atrapar a ninguno, sólo para mi conveniencia.

_ Por lo que deduzco, nunca te lo has planteado, hacerlo simplemente por amor.

Me lo quedé mirando, como si no entendiera la pregunta.

_ Por favor... si lo hiciera ahora, sí, que sería sólo para ahuyentar la soledad, que de entrada a nadie gusta. A mi edad estoy convencida que el enamoramiento no existe. El amor, tal como yo lo entiendo, son un cúmulo de sensaciones contradictorias, tienes ganas de reír por la cosa mas simple; lloras cuando crees que la persona amada no te valora lo suficiente, necesitas su soporte para todas las cosas que quieres hacer, tienes una dependencia total y absoluta de aquel ser, pero te sientes feliz, de que sea de esta manera.

Actualmente no me veo capaz de sentir por ningún hombre nada parecido. Y entonces sí, que me sentiría culpable por mi comportamiento, si buscara alguna relación formal.

_ Has descrito un tipo de enamoramiento, casi de niña pequeña, supongo que es el único que conoces; pero hay más, no hace falta estar supeditada a la persona querida, como tú lo describes, para ser feliz. Tenemos puntos de vista distintos referentes al amor. Mi disertación sería demasiado larga, y no tendríamos tiempo; están tocando la última pieza del baile, y no quiero que nos interrumpan.

Pero ya lo podremos hablar más adelante.

Efectivamente como siempre terminó con el vals de las velas; el matrimonio catalán nos vino a buscar a la mesa, para que nos añadiéramos al círculo, cogidos de las manos, y poder cantar juntos la canción de despedida.

Al salir el autocar nos llevó a la Plaza de Michelangelo, situada privilegiadamente por encima de la ciudad; desde allí teníamos a nuestros pies toda Florencia completamente iluminada, se distinguían con claridad la gran cúpula de la Catedral y el Campanario de Giotto. El río serpenteaba mansamente cruzando la ciudad.

Cuando llegué a la habitación del hotel, reflexioné en lo que había hablado con Gabin. Nunca antes de hoy, había expuesto este tema, lo había guardado celosamente; y me di cuenta de una cosa que me dijo. Me sentía mejor después de haber compartido el secreto con él. Pero me preguntaba por qué había confiado plenamente, si durante tanto tiempo, había permanecido escondido en lo más hondo de mi alma; sabía que no lo iba a ir pregonando, que lo arrinconaría como había hecho yo, durante años. Pero seguía preguntándome por qué, lo había expuesto crudamente a un desconocido.

Me di a mi misma muchas razones, la principal era que muy pronto dejaríamos de vernos, y todo quedaría en el más absoluto olvido, esta era para mí, la de más peso; la otra era que Gabin tenía un arte especial, supongo que debido a su trabajo, para conseguir que la gente hablara, ganándose la confianza; pero la última y la más preocupante, era que a su lado, no había tenido miedo de mostrarme tal como era en realidad, cosa que antes de hoy, nunca me había ocurrido.

Me daba cuenta cómo se estaban juntando una serie de sensaciones contradictorias. Yo le había dicho, que no creía en el amor a según que edades, lo había dicho completamente convencida, y ahora en mi habitación del hotel, me preguntaba qué era lo que me inspiraba.
Dudé.
Quité de inmediato este pensamiento. Una cosa era la teoría y la otra la práctica, era imposible que me estuviera enamorando de él, precisamente ahora, a mi edad, cuando parecía que todo lo referente a esto, no tenía cabida en mi mente. Me tranquilicé pensando que todo era debido, a que me había cogido por sorpresa, por su comportamiento siempre educado y atento.

No podía ser de otra manera. Era imposible, estaba cansada de pensar que cada cosa correspondía a una edad determinada; se empezaba a andar a partir del año de vida, luego venía el habla, la escuela, el fumar entre los catorce y los dieciséis, también llegaban por entonces los primeros amores, y todo iba establecido por un orden cronológico. No era cuestión de romper las estadísticas.
Cuando pocas horas antes salí de la habitación para acudir a la cena, me esmeré en mi persona porque estaba segura que bailaría, aunque solo fuera un baile por compromiso; no esperaba que no fuera aficionado a la danza, y menos aún, que nos pasáramos la noche hablando de mí.

Como tantas veces había hecho, traté de analizarme críticamente, imponiéndome como tarea, no cambiar en nada de mis convicciones. Aquello que empezaba a sentir no tenía nada que ver ni con enamoramientos, ni nada que se le pareciera. Había encontrado a una persona con la que me entendía bastante bien, y se daba la circunstancia que era del género masculino, hubiera podido muy bien ser una mujer, y entonces creería simplemente que llegaríamos a ser buenas amigas, y desde luego, no estaría cavilando tanto.

No hacía más que dar vueltas en la cama sin poder dormir, me había desvelado por completo, y el despertador inexorable iba avanzando, y sólo de pensar que mañana por la mañana sonaría muy temprano, aún me ponía más nerviosa.

Camino de Padua, apenas hablamos. Julio nos iba enseñando las cosas más destacables durante el itinerario. Dentro de la Iglesia, como otras tantas veces, nos quedamos sin saber que decir ante el altar principal, uno de los más bonitos; quizás lo encontré demasiado recargado, todo era de mármol blanco, era una verdadera filigrana. Delante del mismo, grandes atriles llenos de velas encendidas, dándole al recinto una luz completamente irreal, el aroma de la cera quemada formaba parte del encanto. Todos sin excepción, pusimos un cirio al Santo pidiendo algún deseo. Era lo habitual, yo siguiendo al grupo pedí protección para mí, y mi familia.

Al salir Julio nos explicó que aquel Santo era el abogado por excelencia de los solteros, que querían encontrar pareja para casarse cuanto antes.

Yo, desconocía este aspecto, y riendo, hice la broma que si llego a saberlo, me habría ahorrado lo que valía el cirio. La cosa no pasó de aquí, y siguiendo el camino llegamos a un restaurante en mitad de la carretera, igual que lo hicimos de Asis a Florencia, sólo que esta vez sin ningún tipo de problema. Una de las paradas obligatorias fue el palacete donde estuvo Napoleón y su mujer Josefina, y aún se conservaba la cama de su hijo; muchos años después, en plena Segunda guerra Mundial, Hitler y Mussolini también lo usaron como lugar de encuentro para firmar sus afinidades. Conservaban los mismos muebles y lámparas de entonces, y las pinturas que había encargado Napoleón, se diferenciaban de las otras, porque sólo quería una pequeña decoración en el centro de la pared, lo demás grandes espacios blancos.

Continúa

Eburnea
08/06/2014, 19:12
Me gusta: Y tanto como el argumento las descripciones. Il campanile de Giotto y la cúpula de Brunelleschi créete que me atrageron como un imán. No me extraña que el amor haga por allí de las suyas. Mi recuerdo :



https://lh6.googleusercontent.com/-18a1CjKmKsg/UHnyaV_RF5I/AAAAAAAAAG4/A270xXvAbrI/w346-h462-no/imagesCAG528XL.jpg

tutifruti
09/06/2014, 05:44
Siiii, realmente es un lugar para enamorarse. Gracias por subir las fotos, yo no tengo ni idea de cómo se hace, lo conseguí una vez y lo he olvidado por completo, igual que subir los textos desde Word, directamente no me queda bien. Pero no quiero agobiarme, lo consigo pasándolo directo desde mi blog. Me lo dijo Avicarlos y me funciona. Besetes guapa.

tutifruti
10/06/2014, 03:44
ITALIA, TIERRA DE SUEÑOS (parte VI) a

¡Finalmente Venecia!

Todos suspirábamos por llegar; la ciudad de los enamorados por excelencia: las películas ya nos habían descubierto aquellas islas enlazadas por pequeños y grandes puentes, donde los taxis eran lanchas motoras, y el autobús de transporte público, lo llamaban el “vaporetto”, y por supuesto las románticas góndolas.

Me gustó todo tanto, que en tan sólo una tarde hice treinta y seis fotografías; unas porque desde el Gran Canal se veían fachadas de los palacios de personajes que en su día fueron importantes; otras por que las calles estrechas eran de una belleza particular; en algunas nunca les llegaba el sol directo, de tan juntos que estaban los edificios.

Al pasar por delante de la casa donde nació Marco Polo, me sentía transportada a aquella época, aunque la lancha con motor fura borda me retornó al tiempo actual.

Pensé que debería estar prohibido, robaban el encanto del momento. En la góndola que teníamos delante iban el matrimonio catalán junto con Gabin, les veía hablar animadamente. En la nuestra era todo silencio; el matrimonio joven me pidió que les hiciera una foto. Comprendí perfectamente aquel deseo de poder guardar para siempre aquel recuerdo tan romántico. A mí, también me hicieron una, cuando las revisara en mi casa, recordaría estos lugares.

Teníamos la tarde libre, para ir a Murano, y ver cómo trabajaban el cristal, y hacer compras si nos apetecía. No me llamó la atención, por lo que decidí quedarme y recorrer a pie las calles de Venecia. Después de comer con todo el grupo, quise descansar un poco, y me vestí en plan turístico, o sea con comodidad, y siguiendo las indicaciones de las calles llegué a la Plaza de San Marcos, por unos momentos creí que me había perdido, pero finalmente conseguí mi destino. Cual no sería mi sorpresa al ver a Gabin sentado en aquella inmensa plaza, en la terraza de un bar, donde un piano iba desgranando melodías antiguas. Me dirigí hacia él, en parte porque todas las mesas estaban ocupadas.

_ Estaba segura que te habías ido a Murano.- Le dije -

_ No tengo intención de comprar nada. Además Julio me ha comentado que aquí hay sucursales de las mismas tiendas de allí, y que si se quiere también se puede ver cómo manipulan el cristal. Si tienes interés en verlo, yo se donde está.

_ Supongo que será como en los demás sitios; ya lo he visto en las Islas Balerares. Pero sí que quiero comprarme unos pendientes y un collar a juego, me han dicho que en bisutería tienen cosas muy bonitas y bien de precio.

_ No hay prisa, podemos tomarnos la consumición tranquilamente, y luego con calma buscaremos lo que quieres. Te puedo ayudar a es-co-ger-lo.

Asentí moviendo la cabeza, mientras el camarero nos preguntaba qué deseábamos tomar.

Miré complacida a mi alrededor.

_ Venecia… me parece imposible estar aquí disfrutando de esta vista, esta plaza enorme. Con estos edificios que la rodean tan llenos de historia. Se dice que eran personas privilegiadas, tenían una democracia establecida que sirvió de modelo durante muchos años, y que su justicia era aceptada por sus aciertos.

Me di cuenta que no hacía más que hablar de lo que fuera, porque temía retomar la conversación que dejamos a medias mientras cenábamos en Florencia. Allí sentados y con el libro turístico en las manos, lo ojeamos detenidamente, ya que mañana teníamos prevista la visita al Palacio Ducal, y estaríamos ya un poco al corriente de lo que nos explicara Julio.

De momento estábamos ocupados admirando todo lo que rodeaba la Plaza; toda ella era una pieza arquitectónica, el reloj a cada hora ponía en movimiento las figuras mientras repicaban en las campanas con sus martillos. La circunferencia azul con las veinticuatro horas del día, los horóscopos dorados, el sol, la luna, las estrellas; allí, no podía faltar una fotografía le pedí a Gabin que se situara justo debajo, para que también saliera él.

_ ¿Te gustaría dar un paseo en una barca motora por el Gran Canal?

Sin esperar respuesta, me condujo hasta el embarcadero y subimos en aquel taxi tan especial. Los asientos era comodísimos, y pudimos recrear la vista por allí donde pasábamos.

Desde luego no era lo mismo que hacerlo desde el vaporetto, lleno de gente que iba a sus tareas, como lo habíamos hecho por la mañana; pero también tuvo su encanto, poder mezclarse con la gente, que hablaba un dialecto, que no tenía nada que ver con el oficial italiano.

_ ¿No crees que todo parece sacado de una fantasía? – le pregunté –

_ A mí, me parece como si antes, ya hubiera estado por aquí, supongo que será debido a tantas películas como han hecho.

Estaba francamente entusiasmada. Aquella ciudad era mucho más de lo que me podía haber imaginado, y aquel paseo por las aguas del Gran Canal con Gabin al lado, tenía un sabor sentimental que me cautivaba. Sabía por experiencia que él, se daría cuenta, y no estaba segura de cómo comportarme. Conscientemente quise hacerlo con la máxima naturalidad, expresando todas las emociones que sentía, que no eran pocas. Juntos buscamos en el libro el nombre de todos los palacetes que íbamos viendo; habían algunos realmente preciosos con las fachadas que eran una filigrana de ingeniería, hechas de piedra y de mármol; me daban escalofrío pensar que existían desde tantos años atrás. Como una cría pequeña ante un nuevo juguete, tenía exclamaciones de alegría y de sorpresa, por todo cuanto veía. Me dí cuenta que Gerard me miraba complacido.

_ Me gusta que disfrutes tanto de todo, y todavía más que lo hagas a mi lado. Puede que finalmente nos llegaremos a entender- tú y yo – dijo maliciosamente.

Sonreía ante aquellas palabras, que no ignoraba tenían un doble significado. Pero de ninguna de las maneras quería bajar la guardia, por lo que no hice ningún comentario.

Lo que me estaba sucediendo era una especia de locura, que exactamente duraría cuatro días más y tanto él, como la desazón, habrían desaparecido, ya que cada cual iría por caminos diferentes, nos quedaría como recuerdo unos días de vacaciones, y quizás por navidad nos mandaríamos una felicitación, y allí, se terminaría todo.

Si él, resultaba galante y afectuoso conmigo, no era por nada especial, simplemente era un hombre educado, y yo era la única persona del grupo que viajaba sola. Estaba segura que si las dos chicas de Madrid hubieran continuado el viaje con nosotros, el, habría repartido las atenciones, por partes iguales.

De repente, y cuando menos me lo esperaba me dijo:

_ Me gustaría continuar la conversación del otro día. De verdad que me dejaste muy sorprendido. Dijiste unas cosas, que nunca hubiera creído, que precisamente tú, las llegaras a pensar. ¿Te molestará si te hablo muy claro referente a un tema vital en una pareja?

Estaba muy serio, tanto que me sentí incapaz de hacer ningún tipo de broma. Sabía perfectamente cual sería el motivo de la disertación; no quise huir, si le decía rotundamente que no, parecía que le estaba temiendo, por lo que opté por seguirle la corriente, y ver exactamente a dónde quería ir a parar. A pesar que ya sabía de antemano, que aquel tema no me seduciría ni pizca.

Le miré directamente a los ojos, creo que quería demostrarle que no me acobardaba el derrotero que tomaría la conversación.

_ No ignorarás que entre un hombre y una mujer llega el momento en que el sexo, es parte activa.

_ Si claro

_ Entonces cuando dos personas se conocen lo suficiente y se gustan, es natural que se llegue a este final, aunque no sean excesivamente jóvenes; como el matrimonio catalán que nos acompaña en este viaje. Llegar hasta ahí, ya quiere decir alguna cosa positiva para ellos dos, es la comunión perfecta de dos cuerpos; sólo es necesario añadir que el cuerpo tiene una alma, que de alguna manera también participa. Incluso podría decirte que no siempre la comunicación es perfecta entre una pareja, y no es óbice para que deje de existir el acto entre ellos. A su manera, actuando como animalillos, también han cumplido con una misión fundamental del cuerpo humano, que muchas veces, no siempre, es absolutamente necesaria. ¿Te das cuenta, de dónde quiero ir a parar?

Creo, que pretextando que el sol me deslumbraba, por darme de lleno, bajé la mirada. Pero los dos sabíamos que no era este el motivo.

¿Me estaba insinuando claramente, que yo, voluntariamente le había negado a mi cuerpo algo necesario?

_ Perdona, ya veo que hablar de este tema, no es de tu agrado.

_ No es que me guste o me deje de gustar. Simplemente te puedo asegurar con el corazón en la mano, que desde lo ocurrido con mi hermana, esta cuestión, para mí, ha sido como un tabú, era algo que no lo podía pensar sin llegar a la conclusión, que eso que tú aseguras como algo necesario para el cuerpo, yo lo considerara siempre, como la fuente de mi gran disgusto. Del cambio radical en mi vida. Por unos momentos de debilidad, espoleados por la avidez del deseo, del sexo en definitiva, me obligaron a mí, a perder toda la confianza. He intentado olvidarlo, pero creo que no he conseguido perdonarlos del todo. Lo siento, desde entonces, esta cuestión ha quedado al margen, por lo que a mi, respecta.

_ La sociedad, ha sido la que con un falso pudor la ha descartado. No se hablaba, pero sí que existía. Ha sido así desde que existe el mundo; pero no se la ha valorado como se merece, y lo que significa en una pareja.

_ Ahora sí, que no te lo puedo rebatir, ni darte la razón.

Le miré con valentía a los ojos. Sabía que era más que probable que se riera de mí, por lo que acababa de decir. Admitía ante él, que era completamente inexperta sobre el tema que estábamos hablando.

Continúa.

Caracolamarina
10/06/2014, 09:09
""""""Entonces cuando dos personas se conocen lo suficiente y se gustan, es natural que se llegue a este final, aunque no sean excesivamente jóvenes; como el matrimonio catalán que nos acompaña en este viaje. Llegar hasta ahí, ya quiere decir alguna cosa positiva para ellos dos, es la comunión perfecta de dos cuerpos; sólo es necesario añadir que el cuerpo tiene una alma, que de alguna manera también participa. Incluso podría decirte que no siempre la comunicación es perfecta entre una pareja, y no es óbice para que deje de existir el acto entre ellos. A su manera, actuando como animalillos, también han cumplido con una misión fundamental del cuerpo humano, que muchas veces, no siempre, es absolutamente necesaria. ¿Te das cuenta, de dónde quiero ir a parar?""""


Me parece que, Gabin ha expuesto con una claridad especial, el tema a veces malentendido u otras quizás al contrario, demasiado entendido...

El amor, tiene tantas facetas y tal cúmulo de sensaciones que él recién está haciéndole ver algunas de ellas...
¿ Será que ella se quedó en esa etapa triste y aunque está defendiéndose en su interior, quiere avanzar en el tema?

Un relato que nos deja pensando que cada ser es un Universo único y especial.
Me voy a Venecia con ellos.
Saludos tutifruti y te pongo algunas imágenes, para que no nos quedemos con las ganas de ver esta maravilla del mundo.

Caracolamarina
10/06/2014, 09:10
Fachada del Palacio Ducal en Venecia.

http://www.fuenterrebollo.com/Heraldica-Piedra/Venezia/Palacio-Ducal/ducal-salute-2.jpg

Caracolamarina
10/06/2014, 09:11
http://imworld.aufeminin.com/dossiers/D20081205/IMG-0114-Medium-175509_L.jpg

Caracolamarina
10/06/2014, 09:13
http://p1.pkcdn.com/palacio-ducal-venecia_57827.jpg



¿Habrán estado allí sentados la protagonista y Gabin? Frente al Palacio Ducal....¿pensando cada uno en el amor mismo...?

tutifruti
10/06/2014, 11:17
Gracias, entre tú y Ebúrnea les estais dando al relato algo muy importante. La visión en directo de los lugares descritos. Tengo que espabilarme, y aprender a subir fotos. De momento lo veo dificil, cuando lo he intentado no me ha salido. Gracias.

tutifruti
11/06/2014, 02:32
ITALIA, TIERRA DE SUEÑOS (parte VI b)

_ Perdona, había olvidado que por desgracia has sufrido sin quererlo, una acción de la vida muy desagradable. Si quieres hablamos de otras cosas.

La conversación ya no volvió a ser como antes, a los dos nos faltaba soltura para hablar, y finalmente quedamos silenciosos.
También la motora dio por terminado el trayecto, y con un sabor amargo bajé de allí, mientras el sol daba tonalidades irreales a las aguas, y las nubes rojizas se esparcían por la ciudad. Un paseo que había empezado con una alegría expansiva, de pronto se convirtió en algo triste y melancólico.

Todo el grupo cenó en el hotel, y fuimos explicando con entusiasmo lo que habíamos visto, y recogiendo datos para cuando mañana visitáramos el Palacio Ducal, estuviéramos un poco preparados, pues nos dábamos cuenta que tener que asimilar tantas cosas en tan poco tiempo era casi imposible. En esta ocasión, creo que fue la única vez que no usé el diccionario, y me limité a escuchar.
Las pinturas que vimos eran extraordinarias; pude captar en directo la diferencia que existía en los colores que usaba Tintoretto y Veronese, la luminosidad de este último no tenía nada que ver, con el primero, asimismo tampoco con los de Tizziano. Mentalmente tomaba nota de lo que creía me sería de utilidad en mis próximas clases con mis alumnos; aunque comprendiera que con mis palabras, nunca serían lo suficientemente explícitas.

Un San Jorge matando al dragón, me hizo pensar en Cataluña, por ser nuestro patrón.

Contemplando el Secuestro de Europa, recordé la conversación que había mantenido el día anterior con Gabin. Tenía que darle la razón, en que el amor, no es sólo romanticismo. Si Zeus para conseguir a Europa se convirtió en un buey, para poderla engañar llevándosela, porque no tenía otra manera de hacerlo…si todo un dios mitológico, era capaz de hacer algo semejante… Me recreé en aquella pintura en la que habían sabido plasmar la lactosidad de la piel de ella, y la fortaleza del animal, que mientras la ayudaban a subirse a su lomo, el animal, la miraba con ojos cargados de deseo. ¿O no era así? Quizás era yo, que estaba obsesionada con la conversación que tuve con Gabin, y lo estaba viendo todo, bajo su punto de vista.
Busqué otro lugar donde reposar la mirada, creo que huyendo de aquel pensamiento. Había tantas y tantas pinturas a cual más bonita, que no sabía por cual decidirme.

Entre las explicaciones que nos daba Julio, comentó que el nombre europeos, nos venía precisamente porque la mayoría de la población era blanca como la misma Europa. También explicó la manera que tenían tiempo atrás, para detener a un ladrón o un traidor. Las denuncias anónimas se metían en la boca del león de piedra, al que llamaban de la verdad, cuya boca era como un buzón. Si la acusación era cierta, la persona era ajusticiada en medio de las dos columnas de la Plaza de San Marcos, entre el león alado y San Teodoro, patrón de la ciudad. Los condenados pasaban a una sala, y allí los abogados y los acusados por un mismo pasillo, pero separados por una pared, para no verse. Los que fueran encontrados culpables, jamás volverían a ver la luz sol; aquel puente que unía el Palacio Ducal con las mazmorras, se llamó gracias a Lord Byron El Puente de los suspiros, allí era el despido definitivo, pues sabían que si salían de allí, sería para morir entre las dos columnas, ante todo el pueblo.

Pensé, que aquel lugar era probablemente el único en toda Venecia que no había romanticismo.

Continúa

Caracolamarina
11/06/2014, 02:37
Puente de Los suspiros.

http://www.viajejet.com/wp-content/viajes/puente-de-los-suspiros-en-venecia.jpg

Caracolamarina
11/06/2014, 02:42
tutifruti...Tu hermoso relato, que nos lleva por estos lugares, tantas veces vistos en el Cine.
Nos das el placer de viajar con la imaginación.
Además, de hacernos sentir las emociones, que la protagonista nos va contando...
Un placer leerte, querida amiga.
Seguimos leyendo.
Cariñossssssss

Eburnea
11/06/2014, 13:45
Cada vez que abro y veo los relatos se me ponen los dientes largos. Esta misma foto del puente de los suspiros, la leyenda, lo que hay en el interior. Esos canales pequeños por los que no entra el vaporetto. Las calles laberínticas, las plazas, el silencio de una ciudad sin transportes por tierra.

Florencia me encantó por dentro, pero Venecia, desde el Gran Canal, bajo los puentes como el de Rialto y con las fachadas de los palacios y las iglesias. Cuando yo fui en esos palacios e iglesias se daban conciertos en las noches de verano: Un lujo para los sentidos. Agradecemos que nos lo recuerdes.

tutifruti
11/06/2014, 15:42
Queridas Caracola y Ebúrnea gracias por seguir leyendo y comentando. Incluso a mi me está gustando volver a releer este relato, porque es cierto que recordar es vivir de nuevo. Y hace muchos años que la escribí.

tutifruti
12/06/2014, 02:37
I T A L I A, TIERRA DE SUEÑOS (parte VII) a

Había perdido de vista a Gabin, parecía que también él, rehuyera mi compañía; por una parte me alegraba, ya que no me apetecía hablar de según que cosas. Era consciente que con la última conversación, me había quedado un sabor amargo o de fracaso, y no quería que lo advirtiera. Lo vi hablando animadamente con el matrimonio catalán; en más de una ocasión, se cruzaron nuestras miradas, pero de ahí, no pasó la cosa.

De todo lo que explicaba el guía y lo que había leído, saqué la conclusión que aquella ciudad fue un modelo a seguir durante centurias, próspera en su economía, en parte debido a la situación geográfica privilegiada que tenía, y sobre todo porque los hombres de aquel tiempo fueron muy listos y supieron sacar provecho.

Como siempre que visitaba un museo, hacía un examen de lo que más me había gustado; siempre era difícil, pero en ocasiones había algo que destacaba; esta vez, sin dudarlo, fue el rapto de Europa, y no precisamente por su belleza, sino por su contenido. No podía quitarme de la cabeza el motivo de la pintura.

Sabía que voluntariamente había excluido de mi mundo la sexualidad; si de joven lo había conseguido, ahora con el paso de los años, me parecía una razón de peso, el que no formara parte activa de mi vida. Ciertamente había llegado a sentir una atracción por Gabin, no indicaba forzosamente que tuviera que relacionarlo con esto; probablemente esa atracción no era debida a nada en particular, se habían acumulado una serie de acontecimientos, que hacían me sintiera a gusto a su lado; si nos hubiéramos conocido en otras circunstancias, probablemente no habría llegado ni a fijarme en él; pero ya ocurrió fuera de lo normal la noche pasada en el restaurante camino de Florencia, con aquel acercamiento casi obligatorio. Por primera vez en muchos años despertó en mí, todo lo que me había vedado, voluntariamente dejándolo aletargado por muchos años; pero en aquellos momentos de acercamiento, no entraba para nada el sexo, simplemente me sentí protegida, alguien se preocupó de mi persona, y me hizo pensar, que esto no sucedía, desde que murieron mis padres. Fue el desencadenamiento de una serie de sensaciones, que las tenía olvidadas por completo.
Físicamente dejando a parte su gran estatura, no tenía nada que me llamara poderosamente la atención. Quizás de joven fue un hombre atractivo, pero ahora lo que destacaba, su exquisita educación, su gentileza, que emanaba a flor de piel.

Pero Gabin había hablado de sexo, como algo obligatorio en una pareja. Este fue el motivo que me frenó de golpe en mis apreciaciones. No estaba preparada para esto. Además tampoco él, había dicho o hecho nada que diera pie, para pensar en nada más que en una buena amistad.

Por una sola vez, había sido yo, la que sin ningún motivo e involuntariamente, me había metido en un laberinto de difícil salida. Por suerte en dos días, todo habría terminado. En mi casa seguramente lo recordaría, y muy probablemente lo que ahora me parecía conflictivo, allí, me causaría risa.

Temía en gran manera, que él, llegara a descubrir, el enredo que yo solita, había ido tejiendo, ya que en las conversaciones que habíamos mantenido, nunca insinuó que yo hubiera despertado en él, nada parecido a lo que me ocurría a mí. Yo era la única causante de mi desazón.

Sabía que era una experta haciendo comedia, y sólo faltaban dos días, para finalizar el viaje en grupo; estaba segura que conseguiría que no advirtiera nada extraño en mi persona.

Aquella noche era la última en Venecia, y lo hicimos en el hotel, después fuimos a tomarnos un café en una de las terrazas cerca del Gran Canal. Hice piña con el matrimonio catalán, por miedo de quedarme a solas con Gabin, y cosa rara se nos unieron los recién casados; los hombres se agruparon para charlar de sus cosas. Me llamó la atención que aquella jovencita, que hasta el momento casi no había tomado parte activa de nuestras tertulias, ahora a punto de finalizar el viaje, lo hacía, había aprendido alguna palabra en castellano, y nos entendimos a la perfección .

Pensé que aquel tema del que quería huir, me persiguiera, ya que la casada con más experiencia le daba consejos referente al matrimonio; le comentaba que lo que estaban viviendo en aquellos momentos, sería irrepetible, que lo aprovechara al máximo, ya que irremediablemente tarde o temprano, llegarían las discrepancias, peleas pasajeras, pero que podían enturbiar la vida en común, y que uno de los factores importantes era sin duda la sexualidad. Yo me quedé completamente al margen; sólo de vez en cuando, abría el diccionario, para encontrar la palabra exacta de lo que quería decirle mi compatriota. Escuchaba y callaba, aprendiendo cosas que no me servirían nunca.

Irme de Venecia, me fue tan doloroso, como cuando salí de Roma. Quería volver, me había quedado con las ganas de muchas cosas, era un viaje demasiado corto. No sabía cuándo, pero desde luego, lo tenía claro: pensaba volver.

En Verona sólo estuvimos unas pocas horas, el itinerario a pie por la ciudad, nos dejó saborear todo cuanto veíamos. No podían faltar las casas donde se aseguraba vivieron Romeo y Julieta, con el famoso balcón, desde el cual, se decía que el enamorado paladín subía con la ayuda de las largas tranzas de ella. Era un enamoramiento como hay pocos, llegar hasta la muerte, antes que pertenecer a otro. Sakespeare, lo puso muy difícil a todos los enamorados del mundo, a partir de aquella historia tan romántica como irreal, pensé yo.

La mayoría de los edificios, tenían la solera que habíamos visto en toda la Península. Conservaban el Coliseo llamado Arena, que era casi tan grande como el de Roma. El río que dividía la ciudad. Los puentes que la enlazaban, todo era como una repetición de cosas ya vistas, pero no por eso, dejaban de tener su encanto. En la Plaza Bra, completamente modernizada, hicimos una foto en grupo, teniendo detrás El coliseo, contrastando enormemente con el surtidor que arrojaba chorros de agua dibujando simétricamente sus caídas.
Llegamos a Milán, allí se terminaba el trayecto para el matrimonio catalán y para mí; mañana a media tarde subiríamos al avión y cada cual volvería a su casa.

El autocar nos dejó a todos en un céntrico hotel donde comimos, y después fuimos a ver las tres cosas que turísticamente destacaban en aquella ciudad. El Gran Teatro de la Scala, el Duomo, y las Galerías de Víctor Emmanuele.

En el teatro, pasamos a los palcos, desde donde pudimos ver que en escenario lo estaban preparando para interpretar aquella noche La Traviata; acto seguido pasamos a ver el museo donde tenían el piano que Verdi había usado para componer la mayoría de su música. Dentro de una vitrina, tenían unas cuantas de sus obras; ver allí los originales me impresionó, me hubiera gustado poder tocarlos con mis manos, pensando que él, también lo había hecho. Verdi es mi compositor preferido.

Antes de abandonar el teatro, le pregunté a un bedel, si habría manera de conseguir una entrada para la función de aquella noche.

Me sonrió condescendiente, y me aseguró, que era casi del todo imposible, estaba todo vendido desde hacía días. Ya me lo temía, no hice ningún comentario. Simplemente pensé, que era una lástima.

Seguimos con nuestra ruta, por las Galerías de Víctor Emmanuele, con su techo acristalado, tenían un encanto especial; la gente andaba sin prisas, mirando con detenimiento las tiendas; las mesas de los bares estaban llenas a rebosar, por lo que continuamos nuestro itinerario, hasta llegar al Duomo, que como todas las obras de arte, me dejó boquiabierta. La parte más alta, desde abajo, me pareció, como un encaje hecho de bolillos; las pequeñas columnas que coronaban la Iglesia, todas ellas simétricas, me daban la sensación que como las fichas de dominó, si caía una, le seguirían todas. Subimos hasta la cima, donde el suelo de mármol, y con una pronunciada pendiente, nos hacía caminar a todos con extremo cuidado, para no resbalar y caernos, Gabin solícito como siempre me ayudó.

Ya empezaba a ser tarde, comimos en el hotel todo el grupo, para podernos despedir, ya que al día siguiente por la mañana nos separaríamos; una parte del grupo se iría camino de Génova, yo junto a los catalanes retornábamos a nuestra ciudad. Brindamos coincidiendo todos, en que volveríamos otra vez, ya que el viaje nos había entusiasmado, pareciéndonos corto.

Teníamos la tarde y la noche, libres para hacer aquello que más nos gustara. El matrimonio catalán me invitó a salir con ellos para ver recorrer la ciudad de noche a pie; les dije que no, que mi intención era quedarme en mi habitación para poner en orden las maletas y las bolsas, de manera que me fueran cómodas de llevar hasta el aeropuerto. En todo caso, después de tener esto preparado, volvería a visitar las Galerías, y quizás nos encontraríamos por allí.

Había llegado el final de un sueño hecho realidad, y como siempre ante una situación semejante, me gustaba recopilar todas mis vivencias.

Dejando a parte la historia y lo artístico que habíamos visto, lo demás quedaba sometido a la figura de Gerard Gabin, el que había sido mi compañero durante muchas horas en aquellos días. La compañía del grupo en sí, no me había afectado tanto como él.

Continúa

Caracolamarina
12/06/2014, 10:33
"""Dejando a parte la historia y lo artístico que habíamos visto, lo demás quedaba sometido a la figura de Gerard Gabin, el que había sido mi compañero durante muchas horas en aquellos días. La compañía del grupo en sí, no me había afectado tanto como él."""

Leyendo me parece que veo las imágenes de la protagonista y de Gabin...Me esta pareciendo ver... Una película de James Ivory...de esas exquisitas con personajes, que tienen emociones encontradas y con un gran romanticismo..Por la negación misma del amor...de la viajera y
¿ Su despertar a nuevas emociones ?

Seguimos, con mucho interés leyendo..
Felicitaciones tutifruti... Un hermoso relato, nos regalas.

tutifruti
12/06/2014, 13:55
Gracias Caracola me encanta que te guste. Ya advertí desde el principio que es una novela SUPER romántica, con el añadido de los lugares donde transcurre. Y vosotras que vais subiendo unas fotos espectaculares, la hacen mucho más amena.

tutifruti
13/06/2014, 03:38
ITALIA, TIERRA DE SUEÑOS (parte VII) b

Hasta este preciso instante, no había querido profundizar en todo cuanto sentía, pero precisamente ahora, cuando todo se estaba acabando, no quería hacer como los avestruces, que escondían la cabeza bajo el ala. Lo admitía. Me había enamorado de un hombre, al que sólo conocía desde apenas quince días. No cesaba de repetirme que era una locura, que todo era debido a las situaciones nuevas vividas durante el viaje. Sólo era eso. Y me lo repetía sin cesar, volviendo sin darme cuenta al principio de mis temores; sentía una atracción total y absoluta por su persona.

Me avergonzaba por este sentimiento, en el que involuntariamente, tomaba parte sin excluir el subconsciente. Lo peor de todo, era esconderlos ante él. Acabé llorando, que idiotez, a mi edad llorar por haberme enamorado. Dejé correr las lágrimas, sabiendo que después me sentiría mejor; aún me sobraba tiempo para hacer las maletas con tranquilidad, me tumbé encima de la cama, recreando momentos del viaje, en los que indefectiblemente Gabin, tenía un papel preponderante.

Pedí conferencia con Barcelona, para hablar con mi hermana, pero no respondieron; enseguida recordé que era un sábado, y estarían en el chalet. Mejor, casi agradecí no hablar con ellos, para que no se sintieran en la obligación de re-co-ger-me en el aeropuerto. No me seducía nada hablar. En realidad temía que descubrieran mi estado anímico.

En cuanto colgué el auricular, el timbre sonó.

_ ¿Diga?

_ Hola – era Gabin- ¿Por qué te encierras en la habitación, en lugar de conocer un poco más la ciudad?

_ Estoy atareada haciendo las maletas.

_ Déjalas, ahora mismo vengo, tengo una sorpresa, supongo que te gustará.

_ Pero si precisamente les he dicho a todos, que no podía salir, porque quería dedicarme con calma a mi equipaje.

_ Ya verás como cambias de opinión.

Mientras él, venía hacia mi habitación, me miré en el espejo, comprobando, que no habían quedado huellas de mi llanto.
Cuando Gerard llamó a la puerta, me dejó sumamente perpleja; iba muy bien vestido, con camisa blanca, corbata de pajarita, y traje oscuro.

_ Aquí estoy

_ Pero…

_ Mira, a que no eres capaz de rechazar mi invitación.

Me enseñó dos entradas para la función de la noche en el Teatro de la Scala.

No pude disimular mi alegría, ni mi sorpresa.

_ Te espero dentro de media hora en el vestíbulo del hotel. No tardes, porque son muy puntuales.

Acepté de inmediato; poder ver La Traviata en La Scala, era el súmmum de mi ambición melómana.

Busqué la mejor ropa para esta ocasión, volví a ponerme el vestido negro de la cena de Florencia, con el escote pronunciado, podría lucir el conjunto de pendientes y collar que compré en Venecia. Me recogí los cabellos de manera que el rostro quedara libre, aunque sabía que dentro de poco, algún rizo, se escaparía del pasador, pero de esta manera se veía bien la bisutería. Una ojeada rápida al espejo, me devolvió la imagen que deseaba.

Al salir del ascensor, vi a Gabin que hablaba en inglés con un grupo de japoneses; pude observar que por unos momentos al verme, había perdido el hilo de la conversación, sólo fueron unos segundos, enseguida continuó hablando, pero me pude dar cuenta que se había impresionado agradablemente al verme .

Este hecho, me levantó la moral.

Ya en la calle pedimos un taxi.

_ ¿Cómo has conseguido las entradas? Yo esta mañana he querido comprar, y me han asegurado que estaban agotadas.

_ Esta es la ventaja de mi trabajo; tengo amigos en cualquier lugar.

Sólo hay que utilizarlos de vez en cuando. ¿Contenta?

_ Muchísimo. No se cómo agradecértelo.

_ Pues una manera, sería que alguna vez me llamaras por mi nombre de pila, y la otra, no estaría de más que me dijeras como te llamas.

_ ¿De verdad, que no sabes mi nombre?
.
_ Da risa, pero te conozco por el número del asiento del autocar, o por el de la habitación del hotel.

_ Lo siento, esto ha sido un fallo por mi parte, debí haberme presentado, como hiciste tú. Lo siento.

Busqué en el pequeño bolso de mano, una tarjeta, con mi nombre, dirección y teléfono.

_ Siempre que vayas a Barcelona, llámame, si no tienes nada especial que hacer, seré tu anfitriona con mucho gusto.

Leyó en voz alta mi nombre:

_ Ana Sisquella, puedes estar segura, que lo haré.

El teatro estaba lleno, y la función empezó puntualmente.
El preludio de esta opera, es tan sugestivo que en cuanto oí las primeras notas me olvidé de todo cuanto me rodeaba, y formé parte de los protagonistas. Yo me sentía Violeta, enamorada de un imposible, ella porque no era la persona adecuada para un joven estudiante; yo porque me había fijado en un hombre que tenía su vida planificada sin mí. Yo no tenía en contra a un padre que protegía a su hijo de una compañía poco adecuada; era peor, en mi interior tenía un juez, que me impedía desenterrar mis más escondidos sentimientos. Y suponiendo que los dejara salir, ¿los compartiría Gerard? Había tenido atenciones, detalles, pero eso en un hombre como él, tan educado, no tenía nada de excepcional. Ahora mismo, seguro, que me había visto por la mañana cuando quise comprar una entrada, y sabiendo que no encontré, él, las consiguió.

La trama se había ido desarrollando entre los aplausos del público, y ahora en el último acto, me parecía que yo también me moriría; las lágrimas afloraron sin poderlo evitar, para que Gerard no lo advirtiera, ladeé un poco la cabeza; demasiado tarde, ya que disimuladamente me dio su pañuelo. Rápidamente las sequé, sin quitar los ojos del escenario, porque Violeta en aquellos momentos expiraba en brazos de su gran amor.

Le tendí el pañuelo, sin mirarle, Gerard, lo cogió con las dos manos, mientras me besaba los dedos. Sentí por todo mi cuerpo, como una electricidad, y un escalofrío, y noté que mi corazón latía muy deprisa: Tenía miedo, que él, lo notara.

Quería creer, que todo aquello era debido al ambiente que nos envolvía.

La ovación de todos fue unánime, y aquí tuve la oportunidad de retirar mis manos, para poder aplaudir. Tras un corto silencio me preguntó:

_¿Lo has pasado bien?

_ Mucho. Ha sido una noche perfecta. A pesar de mis lágrimas; lo siento, no lo puedo evitar. Si la escucho en disco no me emociono tanto, pero aquí en directo, es distinto.

_ Por favor, no te disculpes por una cosa tan humana, por sentir que nuestras fibras sentimentales vibran, ante una representación, fabulosa como la de esta noche.

No estamos demasiado lejos del hotel, quieres que cojamos un taxi, ¿o te apetece andar un poco?

_ Andemos, así, será un despido completo. Mañana temprano, tú y el resto del grupo continuáis camino de Génova.

_ Exacto, después Siena, Pissa y vuelta a Roma para ***** el avión hasta Paris. Ha sido un viaje delicioso. Algún día te llamaré por teléfono, no digo que escribiré, porque soy muy perezoso, y sé, que no lo haría, pero si voy a Barcelona, te avisaré con tiempo para que puedas compaginar tus cosas, y hagas de Cicerón.

Todo aquello ya lo habíamos dicho, parecía que no sabíamos de qué hablar. Ciertamente, no teníamos demasiadas cosas par comentar.

_ ¿Cuándo empiezas con las clases?

_ Hasta septiembre, tengo un montón de días libres, para holgazanear.

_ No puedo imaginarte sin hacer nada.

_ Pues sí, me gusta irme a la playa y desconectar del mundo. Muchas veces voy con mis auriculares escuchando música. Creo que es un buen invento. Poder estar a solas con la música que me gusta.

Se me quedó mirando. Parecía que quisiera decirme alguna cosa, pero continuó andando en silencio a mi lado.

_ Las despedidas siempre son dolorosas. No sabría decirte cuánto me ha gustado conocerte. A tu lado, lo he pasado divinamente. ¿Y tú?


_ También, supongo que ha influido el ambiente en el que nos hemos movido; en todo momento rodeados de joyas arquitectónicas, nos hemos metido de lleno en una cultura de la cual provenimos, este simple hecho, aunque no queramos, nos puede haber afectado de diversas maneras.



Continúa

tutifruti
14/06/2014, 05:20
ITALIA, TIERRA DE SUEÑOS (parte VII, c última)

Él, sólo dijo:

_ Es probable.

Habíamos llegado al hotel, y ya dentro del ascensor le di la mano; yo me quedaba en el segundo piso, y él subiría hasta el tercero.

_ Adiós Ana

Y como en el teatro me besó la punta de los dedos.

_ Adiós, Gerard.

Al salir del ascensor leí por última vez las instrucciones para los que mañana continuaban el viaje hasta Génova. Los demás teníamos que dejar libre la habitación, antes del mediodía, inmediatamente después de la comida un taxi, nos llevaría hasta el aeropuerto
Continué andando por el pasillo hasta el fondo, donde estaba mi habitación, con el pensamiento puesto en que no quería madrugar demasiado, lo justo, para que no se me pasara la hora y cerraran el comedor, dejaría las maletas en conserjería; no quería volver a tropezarme con Gabin de ninguna de las maneras. Hasta ahora todo se había ido desarrollando bastante bien, consiguiendo por mi parte no dejar traslucir mis pensamientos. Temía que si nos volvíamos a encontrar, los adivinara.

Contenta con mi actuación, terminé con las maletas, mientras mi cabeza no cesaba de revivir los días anteriores.

Por la mañana en el comedor no habían caras conocidas, sólo el matrimonio catalán, desayunamos juntos sin cesar de hablar del viaje en sí. Coincidimos que teníamos que volver, con más calma, y ahora que ya conocíamos bastantes cosas, lo podríamos hacer por nuestra cuenta, deteniéndonos donde nos apeteciera, y sin seguir los horarios casi sincronizados como habíamos hecho en toda la gira. Hablamos de los compañeros que siguieron camino de Génova, y por supuesto, de los terroristas.

No me apetecía tocar este tema, no quería mencionar a Gabin, y dando la excusa que quería visitar un parque muy cerca del hotel, me dirigí hasta allí. Resultó ser un pequeño zoológico.

Ya en el aeropuerto nos distribuyeron en dos vuelos distintos, una Compañía Aérea, tenía programada una huelga, y tuvieron que poner otro avión, donde se acumularon los viajeros de los otros vuelos. Por más que insistimos, y protestamos argumentando, que íbamos al mismo destino, con una sonrisa estereotipada, nos dijeron que era cosa de los ordenadores, y que no lo podían alterar, que sólo eran treinta minutos de diferencia, y que al quererlo cambiar, podría llevar horas y un desarreglo interno.

Tuvimos que conformarnos, y yo me quedé en el último vuelo, puesto que nadie me esperaba. Les di mi dirección ofreciéndoles mi casa, quedando para cenar un día, repasando las fotos del viaje.
Volví a ver la isla de Cerdeña en un mar azul, y nubes blancas que parecían grandes montañas nevadas.

Me encontraba de nuevo esperando el equipaje en el aeropuerto de Barcelona.

No tenía prisa alguna sabía que nadie me esperaba. Había conseguido hablar con mi hermana, y habíamos quedado en vernos al día siguiente para comer juntos, y poder charlar del viaje.

Me preguntaba qué les explicaría. Todo, menos los sentimientos que me inspiraba Gerard Gabin; debería hablar de él, como uno más del grupo, intentando no traicionarme. Sabía que podría hacerlo sin demasiado esfuerzo, me había pasado gran parte de mi vida ocultando mis verdaderos sentimientos.

Todos a mi alrededor, se peleaban por ***** los carritos, para depositar los equipajes. Yo no hice ni la intención de buscar uno, me di cuenta que me importaba poco perder el tiempo, que si no tardaba una hora, tardaría dos, en llegar a casa, era igual, puesto que nadie me esperaba. Comprendí que este último pensamiento, lo había hecho amargamente.

Una vez terminada la locura de las prisas por re***** las maletas, que salían por los lugares equivocados, cuando ya todos los tenían en su poder, sin prisas, conseguí un carro, y cruzando las puertas de salida crucé el gran vestíbulo, en dirección a las paradas de taxis.

Alguien buscaba a una tal Ana, que era evidente no era yo, porque habíamos quedado con mi familia que no vendrían a buscarme. Mi nombre sonaba insistentemente, hasta que me sentí cogida por el brazo.

_ Ana, por Dios, ¿que no me oyes?

_ Gerard… ¿qué haces aquí? - Me alarmé – ¿Ha ocurrido alguna cosa relacionada con tu trabajo?

_ ¿Terrorismo? No. No. Verás, ya hace días que voy dándole vueltas a la misma cosa, sin saber qué camino tomar. Espero te habrás dado cuenta que me gustas; pero nunca he vislumbrado en tus ojos, nada que me indicara que me correspondías, ni un gesto, ni una palabra de aliento. Siempre tan segura de ti misma, con esas ideas tan convincentes ante la vida, que francamente he tenido miedo de hacer el ridículo, al demostrar una debilidad, que no sé si tú compartes. ¡Como somos tan mayores! – dijo en tono de mofa –Según tú, no tenemos derecho a la vida en pareja, pues me has dejado completamente desorientado.

Ayer cuando te dejé en el hotel, después de la representación, creí que por fin había llegado la hora de aclarar entre tú y yo, muchas cosas; me parecía que recíprocamente sentíamos lo mismo, tus manos temblaban entre las mías, y a partir de ese instante esperé algún detalle que me infundiera esperanza; pero te fuiste con un frío adiós. Pensé que tu cuñado aún se interponía, y me callé. Verás es un momento muy delicado para mí, creo que hacer el ridículo siendo joven, puede tener una cierta gracia por la inexperiencia, ahora a mi edad, puede causar risa, que es muy diferente .Si comprendes que aún quedan vestigios de aquel amor de jovencita, dímelo, y saldré para siempre de tu vida.

Yo, quería hablar, pero no podía, parecía como si me hubieran dado un mazazo en la cabeza; las palabras no me salían. Veía a Gerard, a través de una cortina de lágrimas. Le abracé muy fuerte, y enseguida sentí sus brazos que me oprimían con fuerza.

_ Gerard, que manera de sufrir. Yo no sé si estoy segura de mis sentimientos, no sé si sabré expresarlos. Ahora mismo me siento avergonzada por esta explosión, que considero fuera de lugar.

_ ¿Por qué estás tan convencida, que un hombre y una mujer, que ha pasado su primera juventud, no tienen derecho a la felicidad?

_ Antes, lo pensaba como dices; ahora ya no lo sé. Aún creo que la coraza que he llevado siempre, no me deja respirar. ¿Lo entiendes?

_ Yo te ayudaré a quitártela. Sólo que en alguno de los momentos que hemos hablado, lo hubieras dejado entrever, yo habría hecho lo que me dictaban los sentimientos; pero nunca lo has hecho, cada vez que hablábamos, te reafirmabas más y más en tus ideas.
Después de haber repetido hasta la saciedad, que sólo la gente joven tiene derecho al amor, yo no sabía que camino tomar.

Deshizo el abrazo, separándome un poco de él, y riendo, hizo una serie de gesticulaciones, que sólo yo, sabía que significado tenían.

Me estaba quitando una pieza de hierro imaginaria, que pesaba tanto, que incluso a mí, me pareció oír el ruido al caer al suelo.

Nos reímos y cogidos por la cintura, como dos adolescentes, llegamos a la parada de taxis; cuando nos preguntó a que dirección tenía que llevarnos, miré a Gerard a los ojos. El me sonrió, mientras decía.

_ Donde tú quieras

Sabía que de mi respuesta dependían muchas cosas de ahora en adelante, y le dije:

_ A dos puertas de mi casa, hay un hostal sin demasiadas pretensiones, tengo entendido que está bastante bien; podrías dormir allí, y mañana por la mañana nos encontramos para desayunar juntos, como si aún estuviéramos en Italia. ¿Qué te parece?

Pasándome un brazo por los hombros, hizo que me apoyara en él, y con los labios en mis oídos murmuró

_ Sabía que querrías hacer las cosas desde el principio. Nada de precipitaciones.

_ ¿Te desagrada?

_ Al contrario.

Le di la dirección de mi calle al taxista, mientras mentalmente, rogaba para que aquella decisión no fuera un error. ¡Serían tantas las cosas que tendría que cambiar y aceptar a partir de ahora!


FIN
Barcelona 1991

tutifruti
14/06/2014, 05:25
Que conste que he intentado arreglar los asterísticos, pero ohhhhh, misterios de la informática esta vez no me lo ha admitido. Uff, que asco!!!!!

Eburnea
14/06/2014, 19:25
Hola Tutifruti: Yo ya no me molesto. Ya he realizado un razonamiento que creo que es lógico y nadie parece leerse ni estos ni otros, ni las quejas... Me reitero en la idea de que las palabras están en un contexto. Que aquí participamos personas de contextos y hábitos ligüisticos diferentes y que no es el qué sino el cómo y la intención la línea que separa el buen gusto de la zafiedad. Eso no puede juzgarlo un máquina en la vida, sino una persona que har´ña bien en velar en que no existan groserías ni obscenidades. Pero con equidad, teniendo en cuenta las costumbres de todos los hablantes. Pues bie, ni caso, ni siquiera una explicación.... !NADA!. Se suele ignorar sistemáticamente lo que no interesa. Incluso preguntas concretas y reclamaciones muy serias a la administración queda con la callada por respuesta. Y me sigo preguntando, Qué es peor, decir que el autobús se dedicó a re***** a los viajeros en el aeropuerto o la filosofía de "NO HAY MÁS DESPRECIO QUE NO HACER APRECIO?. Yo tengo la respuesta clara, no sé los demás.

Un beso. Aparte de todo nos haces revivir ese viaje y lo agradecemos

Caracolamarina
16/06/2014, 10:45
""""""""_ ¿Terrorismo? No. No. Verás, ya hace días que voy dándole vueltas a la misma cosa, sin saber qué camino tomar. Espero te habrás dado cuenta que me gustas; pero nunca he vislumbrado en tus ojos, nada que me indicara que me correspondías, ni un gesto, ni una palabra de aliento. Siempre tan segura de ti misma, con esas ideas tan convincentes ante la vida, que francamente he tenido miedo de hacer el ridículo, al demostrar una debilidad, que no sé si tú compartes. ¡Como somos tan mayores! – dijo en tono de mofa –Según tú, no tenemos derecho a la vida en pareja, pues me has dejado completamente desorientado.""""

¡¡¡Felicitaciones!!!! tutifruti Nos llevas por los caminos misteriosos de los romances que no se esperaban...

Los ""recovecos""" de cada cual en sus espíritus románticos se despiertan ...y más los misterios que el relato nos va contando...¿ Qué pasará?....

Porque así es la pluma de los relatos que tienen esta impronta, nos despiertan sensaciones y emociones al leerlos.....
Seguimos leyendo....
Saludos y cariñossssssssss

tutifruti
17/06/2014, 04:37
Gracias por vuestros comentarios, ya sabeis que siempre son un aliciente para seguir escribiendo. Este relato ya terminó, confío en no hab er defraudado, porque al fin y al cabo soy muy consciente que es una novela rosa de las antes, con el añadido (importante) de los lugare visitados, que en su momento me llenaron de satisfacción. Besitos y hasta la próxima, si es que se me ocurre algo nuevo que contar.

Caracolamarina
18/06/2014, 09:46
Cuando leí el Fin ....Pensé que nos seguirías contando otro relato...Pero bue...me quedé con gusto a poco...de seguir leyendo estas hermosas historias románticas...

El romanticismo, esa forma de narrar, es parte de lo que nos atrae...de tu pluma...
Esperamos el siguiente que puedas pergeñar.
Cariñosssssss

tutifruti
19/06/2014, 03:55
Gracias Caracola en efecto este relato ha llegado a su final. Estoy pensando en escribir otro pero...de momento estoy casi en blanco. Besos.

Eburnea
24/06/2014, 04:31
Pero ¿Existen novelas de las de "ANTES"?. Yo creo que No, en el sentido que dices. Una obra es buena, sugerente, interesante... etc, se escribiera cuando se escribiera ( Bien preciosas son algunas obras de la Edad Media y más "antes" que eso.....) Además, Tutifruti, tu novela nos lleva a Italia; como reza su título nos hace soñar y no sólo con ese precioso país, y valoramos ( yo al menos lo valoro) el estímulo, la motivación y tu estilo impecable.

Sigo a la espera de más relatos y !FELICIDADES!.

Un beso de Ebúrnea

tutifruti
25/06/2014, 13:53
Si Eburnea, yo creo que existen las novelas de ANTES, esas que nos dejaban leer porque eran especiales por su candor, nos pintaban a las mujeres con un romanticismo...exagerado. Tampoco era bueno porque había mucha falsedad. La vida no es de color de rosa precisamente, pero te aeguro que las primeras novelas que leí, eran todas de este tipo.Y me doy cuenta que algo me ha quedado, y que me sale sin darme cuenta. Besitos guapa estoy a la espera de tus personajes, que me tienes en vilo.