Julio Javier Sánchez
08/05/2014, 21:04
Ah, los recuerdos…
Los recuerdos, amigos tan queridos,
que nos acompañan en el transcurso de nuestras vidas,
son tan amables, tan sinceros, son nuestro más íntimo tesoro, los hay tan íntimos, que sólo Dios y porque es Dios los sabe.
Hay recuerdos tristes, alegres, vergonzosos, de pena de angustia, el recuerdo es versátil, aplica en todo sentimiento, vienen a nuestra memoria en el momento que ellos les apetece, te hacen reír o derramar una lágrima, no les importa si estas solo, sola o acompañado.
Así son los recuerdos, hay recuerdos niños, adolescentes, jóvenes, en fin en toda edad están, vienen en diferentes presentaciones: En la fragancia de una rosa, un perfume, un incienso, una canción, ¡muchas canciones!, por ejemplo:
“Mujer si puedes tú con Dios hablar
Pregúntale si yo alguna vez
Te he dejado de adorar…”
O en un poema de Gustavo Adolfo Bécquer
Volverán las oscuras golondrinas
en tu balcón sus nidos a colgar,
y otra vez con el ala a sus cristales
jugando llamarán.
Pero aquellas que el vuelo refrenaban
tu hermosura y mi dicha a contemplar,
aquellas que aprendieron nuestros nombres…
¡esas… no volverán!...
Pero mudo y absorto y de rodillas
como se adora a Dios ante su altar,
como yo te he querido…; desengáñate,
¡así… no te querrán!
Una tarde de lluvia, una noche de luna, una noche estrellada, en el timbre de una voz, en un nombre:.
Los recuerdos están fundamentalmente en el pasado, porque son el bagaje futuro y como un regalo a nuestra vida son un PRESENTE.
Ah, los recuerdos siempre están sazonados con un hálito de nostalgia.
Los recuerdos del amor, el amor perdido, amor platónico, amor imposible, como cuando te enamoraste de la maestra de tercer o cuarto grado primaria, los recuerdos de los sueños que no se realizaron, los recuerdos que son eso: Un sueño.
El recuerdo de los familiares o los amigos que ya no están presentes, que el espacio que dejaron en tu corazón está lleno de sus recuerdos, por eso nadie más puede ocupar ese espacio, es propiedad privada a infinitum.
El recuerdo es tan versátil que hasta de los momentos de soledad teje su gran manto con que cobija nuestra alma.
Son tus preciosos recuerdos que vienen cuando en tus noches de pena, de tristeza, de soledad, de alegría, los llamas al umbral de tu memoria y llegan saltarines y felices a hacer que tu vida valga la pena vivirla, tienen tantas y tan variadas formas los recuerdos, que solo a Dios se le pudo ocurrir crearlos.
Hoy quiero dedicarlos muy especialmente a ese ser tan lindo que el 99.9% de sus hechos son tus mejores recuerdos: LA MADRE, la madre ese maravilloso ser que también viene en diferentes presentaciones: gorditas, flaquitas, altas, chaparritas, blanquitas, morenitas, negritas, lloronas, alegres, gritonas, mandonas, como quieras, pero eso sí, con el corazón más hermoso que Dios haya creado, sí a ella, ella que ha marcado tu vida, la que un día te ofreció quebrarte la escoba en la espalda y terminó acariciando tu cabello y comiéndote a besos, ¡Qué lindad!, ¿verdad?, que se quita el pan de la boca para dártelo con tanta normalidad, que ni cuenta se dá, la que te amenazó que nunca más lavaría tu ropa, cuando llegaste lleno de lodo o con el vestidito con el ruedo colgando, la que te amenazó con muchos NUNCAS y nunca los cumplió.
A ellas emblema y baluarte de los recuerdos MAS HERMOSOS, si vive, ¡Qué bendición!, si ya no está, ¡Qué dolor!, pero los recuerdos hermosos allí están, ¡BENDITAS SEAN TODAS LAS MADRES!, Especialmente la tuya.
Si, ya está una lágrima en tu pupila, que bueno, que hermoso, tienes sentimientos, para eso son los recuerdos para darle vida a nuestros sentimientos.
Te mando este recuerdo para que recuerdes que te recuerdo y para que recuerdes a los que te recordamos, no permitas nunca que el germen del olvido de tu mente borre lo hermoso que son los recuerdos.
Hay tanto por escribir para describir los recuerdos: Una mirada, una sonrisa, un gesto, un apretón de manos, una palabra, un “te quiero”, un “te necesito”, un… AQUÍ TOY YO.
Escribió Julio Javier Sánchez Monzón, el día 1 de mayo de 2014
Ahhh, qué cosas, ¡Los recuerdos!
Los recuerdos, amigos tan queridos,
que nos acompañan en el transcurso de nuestras vidas,
son tan amables, tan sinceros, son nuestro más íntimo tesoro, los hay tan íntimos, que sólo Dios y porque es Dios los sabe.
Hay recuerdos tristes, alegres, vergonzosos, de pena de angustia, el recuerdo es versátil, aplica en todo sentimiento, vienen a nuestra memoria en el momento que ellos les apetece, te hacen reír o derramar una lágrima, no les importa si estas solo, sola o acompañado.
Así son los recuerdos, hay recuerdos niños, adolescentes, jóvenes, en fin en toda edad están, vienen en diferentes presentaciones: En la fragancia de una rosa, un perfume, un incienso, una canción, ¡muchas canciones!, por ejemplo:
“Mujer si puedes tú con Dios hablar
Pregúntale si yo alguna vez
Te he dejado de adorar…”
O en un poema de Gustavo Adolfo Bécquer
Volverán las oscuras golondrinas
en tu balcón sus nidos a colgar,
y otra vez con el ala a sus cristales
jugando llamarán.
Pero aquellas que el vuelo refrenaban
tu hermosura y mi dicha a contemplar,
aquellas que aprendieron nuestros nombres…
¡esas… no volverán!...
Pero mudo y absorto y de rodillas
como se adora a Dios ante su altar,
como yo te he querido…; desengáñate,
¡así… no te querrán!
Una tarde de lluvia, una noche de luna, una noche estrellada, en el timbre de una voz, en un nombre:.
Los recuerdos están fundamentalmente en el pasado, porque son el bagaje futuro y como un regalo a nuestra vida son un PRESENTE.
Ah, los recuerdos siempre están sazonados con un hálito de nostalgia.
Los recuerdos del amor, el amor perdido, amor platónico, amor imposible, como cuando te enamoraste de la maestra de tercer o cuarto grado primaria, los recuerdos de los sueños que no se realizaron, los recuerdos que son eso: Un sueño.
El recuerdo de los familiares o los amigos que ya no están presentes, que el espacio que dejaron en tu corazón está lleno de sus recuerdos, por eso nadie más puede ocupar ese espacio, es propiedad privada a infinitum.
El recuerdo es tan versátil que hasta de los momentos de soledad teje su gran manto con que cobija nuestra alma.
Son tus preciosos recuerdos que vienen cuando en tus noches de pena, de tristeza, de soledad, de alegría, los llamas al umbral de tu memoria y llegan saltarines y felices a hacer que tu vida valga la pena vivirla, tienen tantas y tan variadas formas los recuerdos, que solo a Dios se le pudo ocurrir crearlos.
Hoy quiero dedicarlos muy especialmente a ese ser tan lindo que el 99.9% de sus hechos son tus mejores recuerdos: LA MADRE, la madre ese maravilloso ser que también viene en diferentes presentaciones: gorditas, flaquitas, altas, chaparritas, blanquitas, morenitas, negritas, lloronas, alegres, gritonas, mandonas, como quieras, pero eso sí, con el corazón más hermoso que Dios haya creado, sí a ella, ella que ha marcado tu vida, la que un día te ofreció quebrarte la escoba en la espalda y terminó acariciando tu cabello y comiéndote a besos, ¡Qué lindad!, ¿verdad?, que se quita el pan de la boca para dártelo con tanta normalidad, que ni cuenta se dá, la que te amenazó que nunca más lavaría tu ropa, cuando llegaste lleno de lodo o con el vestidito con el ruedo colgando, la que te amenazó con muchos NUNCAS y nunca los cumplió.
A ellas emblema y baluarte de los recuerdos MAS HERMOSOS, si vive, ¡Qué bendición!, si ya no está, ¡Qué dolor!, pero los recuerdos hermosos allí están, ¡BENDITAS SEAN TODAS LAS MADRES!, Especialmente la tuya.
Si, ya está una lágrima en tu pupila, que bueno, que hermoso, tienes sentimientos, para eso son los recuerdos para darle vida a nuestros sentimientos.
Te mando este recuerdo para que recuerdes que te recuerdo y para que recuerdes a los que te recordamos, no permitas nunca que el germen del olvido de tu mente borre lo hermoso que son los recuerdos.
Hay tanto por escribir para describir los recuerdos: Una mirada, una sonrisa, un gesto, un apretón de manos, una palabra, un “te quiero”, un “te necesito”, un… AQUÍ TOY YO.
Escribió Julio Javier Sánchez Monzón, el día 1 de mayo de 2014
Ahhh, qué cosas, ¡Los recuerdos!