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Ver la versión completa : Instante implícito de lo abstracto, experiencia “a priori”



ALBERTO RODRIGUEZ-SEDANO
07/05/2014, 08:57
Repensando alguna idea de hace meses, me he vuelto a preguntar si la sustantividad se presta a ser representada, si hay espacio en ella como para que, ella misma, sea pensada. Si la sustancia está compuesta de partes constituyentes; o si, por el contrario, la sustancia es una totalidad primera e indisoluble. ¿La dependencia exige que se siga su paso, o hay más lugar para ser recorrido que el paso que la dependencia marca? ¿es, pues, su posibilidad abstracta algo real, cierto cumplimiento de su régimen; o el cumplimiento no es otra cosa que la desventaja de su actividad, el reverso de su pasividad y su falta de interioridad?

Ramónrodríguez
07/05/2014, 12:30
Bueno, partamos de los 4 puntos:

A- Que Aristóteles dice que la sustancia primera o prima es sujeto y es por sí misma.

B- Que yo soy sujeto y soy por mí mismo.

C- Que yo soy la mente como dijo Descartes y soy una Sustancia que carece de extensión y por ende infinita, sin esencia, sin forma, mi única esencia consiste en Ser. No tengo principio ni final, soy en mí misma.

D-Que Yo, la mente, soy sujeto y soy por mí misma, y soy la sustancia prima de la cual habla Aristóteles. El sujeto, el cual es por sí mismo. Yo, la mente. Y soy una sustancia metafísica.

La sustancia es en Aristóteles la forma privilegiada de ser. El ser se dice de muchas maneras, pero fundamentalmente como sustancia, es decir, como aquello que no se da en un sujeto sino que es ello mismo sujeto. Las otras formas de ser se dan necesariamente en la sustancia, y Aristóteles las llama accidentes:

la sustancia primera o prima es el sujeto que existe (ES) por sí mismo, y es el sustrato último de la realidad, absolutamente incognoscible ya que está desprovisto de toda forma (esencia) y, por lo tanto, de toda cualidad.

Es de lo que están compuestas todas las formas (esencias). Es la sustancia, soy la sustancia, la mente o sujeto es la sustancia de la que están compuestas todas las formas.

Sin mente, sin sujeto, sin Yo, no hay experiencia. Todas las formas y toda la emperia o experiencia, se da en un sujeto, en una mente, la cual es por sí misma.

La mente o sustancia es una totalidad primera e indisoluble, pues es Dios, y es la misma en todos y en todo, es la misma mente en la diversidad de los cuerpos o formas. El Espíritu de Dios mora en todos los cuerpos.

Saludos.

ALBERTO RODRIGUEZ-SEDANO
08/05/2014, 03:24
Ramónrodríguez, no sé a qué viene que hable de Aristóteles, no es el tema en cuestión; menos aún, lo que decía Descartes.

El problema estaría en si la sustancia mental, esa supuesta sin extensión, actúa con modificaciones insensibles a su forma, si difieren en aquello de lo dependen; si su sensibilidad, dicho aristotélicamente, es sensible a sí. ¿Qué metafísica sería una que no tuviese una física sobre la que establecer la experiencia interna de sus términos?

En todo caso, abrí el tema pensando en uno de los primeros temas que discutí con JuanFlorencio; también fue el último. Él no aceptaba la idea de la abstracción.

Ramónrodríguez
08/05/2014, 13:34
¿Que significa actuar con modificaciones insensibles a su forma? No entiendo a que se refiere.

La mente o sustancia prima, carece de extensión y por lo tanto carece de forma o esencia.(es más pequeña que un grano de mostaza)

Una cosa es la mente y otra cosa es el fenómeno mental, viene a ser como Dios y el Logos, la mente es incognoscible pues es la que siente y nota y no en cambio lo sentido y lo notado. Es el observador y no en cambio lo observado.

Todo lo observado o sentido por la mente, ya es fenómeno mental, se presenta ante ella y lo observa, todo fenómeno mental o sensación es creación de la mente y es observado por la mente.

Como decía Kant, el sujeto crea el fenómeno mental, y el fenómeno mental es observado por el sujeto. (el sujeto es la mente) , y al no ser el sujeto fenómeno mental sino el creador y observador del fenómeno mental, entonces el sujeto es la cosa en sí, el noúmeno Kantiano. Incognoscible.

Usted lo puede comprobar, mire a su alrededor y todo lo que ve se presenta ante usted, incluido el cuerpo y los pensamientos y memorias y sonidos y olores y todo, pues bien, usted es el que siente y nota todo eso, y todo eso se presenta ante usted, y es a lo que usted puede acceder, a lo que siente y nota.

Pero no puede acceder al observador, a la mente, a usted mismo, porque el observador no se presenta a la experiencia sensible ya que es el que siente y nota.

El observador o mente, es el papel en blanco del empirismo donde se da toda la emperia o experiencia. Pero es incognoscible, sólo tiene acceso a lo que se da en él, a lo que observa.

Un ojo no se ve a sí mismo, sólo a lo que observa.

Pero si que existe un estado, que se llama iluminación, donde la mente se contempla a sí misma, se piensa a sí misma, y los vedas lo llaman Shamadi, y es el religare con el absoluto, el religare con Dios, la contemplación directa de Dios, cara a cara.

Saludos.

ALBERTO RODRIGUEZ-SEDANO
09/05/2014, 03:12
¿Que significa actuar con modificaciones insensibles a su forma? No entiendo a que se refiere.

Este es un buen principio, preguntarse de qué hablará este tema, por qué lo habré abierto. En este caso, no sólo sé qué tenía en mente, sino que lo he dicho; en otras muchas ocasiones, no lo sé ni yo (*).

Me refiero a la experiencia sensible que se produce con anterioridad a su conciencia; todavía, queda fuera del ámbito del concepto determinado de la sensibilidad; esto es, su experiencia queda indeterminada, ¡se siente sin pensar nada distinto de ello!

Indeterminado no es no-determinado, lo determinado puesto al revés, sino sin determinación; es una determinación potencial sin realizar, o dicho de otra forma, sin cumplimiento. Insisto en que no hay ninguna garantía en la experiencia inmediata de las categorías negativas. No suceden por contraposición, yendo de la mano y comprendiendo su opuesto; muy al contrario, es en lo que consiste su esencia especulativa.

Estaba estudiando un libro cuando recordé una discusión de hace meses que hablaba de lo mismo: si los términos dependientes de una generalidad recorrían ámbitos sin dependencia, límites de la sustancia a partir de los que surge cierta especialidad que cae fuera del género del que, originalmente, dependen, una experiencia no derivable de sus antecedentes que, por tanto, no va de su mano. Como dije, en el fondo, era el mismo problema de la última discusión que tuve con Juan Florencio, si la experiencia abstracta era una experiencia genuina que no necesitaba intermedios ni distancias; si lo abstracto dependía de una ventaja hecha a su medida venida de ningún sitio, una sinrazón; ¿no sería lo abstracto, por el contrario, una idea indeterminada que se enredaría en una especulación esencialmente negativa sin otro sitio para apoyarse que el de su nada, que no viene de ningún sitio ni va a ninguno? Lamentablemente, a pesar de que las discusiones comentadas dieron para tocar muchos temas de interés (**), Juan Florencio dejó, repentinamente, de participar. En general, sé lo que él pensaba; creo que él también sabía lo que pensaba yo; pero quedaban muchos hilos sin hilar, muchas preguntas que no llegaron a término. Había buenas razones para que el tema siguiese siendo interesante, diese más de sí, y todos sacásemos algo de él (***).

Le sugiero que no venga al tema repitiendo lo que "dijesen" Aristóteles, Descartes o Kant si no está en el tema en cuestión (****), si una idea de ellos no está presente mediante algún término común que justifique hablar de ellos. Hablar de sustancia, mente, o cosa en sí, es poco más que usar términos sin idea, palabras que no vienen al caso; lo contrario de esto, tomar los términos por las ideas de las que se nutren, sería confundir la lógica con la retórica.

(*) El fenómeno del conocimiento es, lógicamente, negativo, sigue una cadena de ajustes; se conoce a distancia sin llegar a conocer la cosa misma, ¡el tema en cuestión! Asimismo, hay cierta parte positiva en él, cuando la intuición trae algo consigo distinto de su forma, el sentido ingenuo e inmediato de síntesis, un primer grado sin, apenas, recorrer, así pues, lingüístico y superficial; el sentido sofisticado requiere reflexión y la elaboración de sus términos.

(**) El grueso principal está en el tema de JuanFlorencio ¿Es la verdad algo que se puede “decir”? (http://foros.monografias.com/showthread.php/64185-%C2%BFEs-la-verdad-algo-que-se-puede-quot-decir-quot).

(***) Creo no hablar sólo por mí.

(****) La historia de la filosofía tiene verdadero interés filosófico como interpretación; como historia a secas, lo que dijesen Fulano o Mengano, sin las ideas que actúan por debajo de ella, se queda en pedagogía; no aporta más.

Ramónrodríguez
09/05/2014, 16:34
Claro que la Verdad se puede decir, Yo soy la Verdad.

Pero la Verdad no es lo que se dice sino el que lo dice. El Yo, Yo.

Lo que usted dice que son términos sin idea, palabras que no vienen al caso.

La sustancia, mente, o cosa en sí, el Yo inmutable que es uno mismo desde que se nace hasta que se muere y no cambia nunca por más que cambie el cuerpo y el pensamiento y la personalidad etc.... Y No es un término ni es una idea ni es una palabra ni un concepto, es uno mismo, Yo soy la Verdad.

Y Yo no soy un término sin idea ni un concepto, ni una palabra ni nada de eso, yo soy por mí mismo, soy el Yo inmutable que no cambia nunca desde que se nace hasta que se muere, ese es la Verdad, uno mismo, el Ser, Yo soy la verdad.

Si ya lo decía Jesús.

Saludos.

ALBERTO RODRIGUEZ-SEDANO
10/05/2014, 04:56
Cíñase al tema. Si no tiene nada que decir, déjelo. Traiga términos que entren en algún sitio; si no, se los puede quedar en ese Yo suyo, su cosa misma, su esencia y su Dios; no significan nada más que cierto sentimiento del que, por lo visto, no logra hablar claramente (*). No meto cualquier cosa en cualquier sitio.

Saludos

(*) En diálogo con uno mismo no sería posible sin cierta exterioridad; requiere una fase que se experimente, al menos, en primer grado, "vivencialmente"; y quede, por tanto, atrás; que se pueda acudir, de nuevo, a ella; que se reviva, aun a distancia. No obstante, esta genética comunicativa, el origen del pensamiento, no está alineada a una historia de sí misma, sino, precia y crucialmente, de la mano del otro.

Ramónrodríguez
10/05/2014, 15:55
Claro, claro, los sentimientos pululan por ahí sin sujeto o Yo que los sienta y note, Y las vivencias también pululan por ahí sin sujeto o yo que las sienta y note.

Y el pensamiento también pulula por ahí sin el sujeto que piensa.

Y en caso de que hubiese un Yo, un sujeto el cual sienta y note los sentimientos, y las vivencia y piense, ese sujeto solamente es un término y un concepto, y cosas del lenguaje, claro, claro.

El diálogo con uno mismo, no sería posible sin uno mismo. Lo exterior a uno mismo son las vivencias, la experiencia sensible, el pensamiento, los sentimientos, la emperia etc.... Lo exterior a la mente es el fenómeno mental.

Pero según usted, la mente o Yo, no existe, sólo existe el fenómeno mental, y la mente o yo es solamente un concepto, un término, cosas del lenguaje, claro, claro, el fenómeno mental pulula por ahí sin mente que lo cree o mente donde se de, claro, claro.

Sólo ve lo que ve, pero no ve a el que ve.

El observador observa y piensa que sólo existe lo que observa, y niega la existencia del observador, de él mismo. Claro, claro.

El observador piensa que el observador o sea él mismo, sólo es un término, un concepto, cosas del lenguaje, claro, claro.

Un término, un concepto, una cosa del lenguaje, resulta que piensa y que siente y nota, y que vivencia y que experimenta, pero sólo es eso, no soy Yo, sino que es sólo un término, un concepto, cosas del lenguaje, Claro, claro. ¿cómo iba a ser de otra manera?


yo sólo soy un término, un concepto, una palabra creada por nadie, pero que piensa y que siente y nota y que vivencia, pero sólo soy eso, un concepto , un término, no soy por mí mismo, solamente soy cosas del lenguaje, claro, claro.

Saludos.

ALBERTO RODRIGUEZ-SEDANO
11/05/2014, 06:13
Le sugiero que aproveche la ironía para traer una idea, para mostrar algo que sea más que pedantería repetitiva, para que su fuerza no se quede en palabras sin una imagen asociada a ellas. Si toda la ironía de la que es capaz se limita a un “claro, claro”, va a quedar en mal sitio.

La ironía, en filosofía, exige cierta finura de pensamiento, tener una sensibilidad “muy fina”, sentir más y andar sobrado de ciertas cosas. No basta con repetir lo que decía Aristóteles sin ton ni son.

Tiene el foro disponible para abrir cuantos temas quiera sobre la metafísica de Aristóteles, la conciencia de Descartes, la cosa en sí kantiana, o el espíritu de Hegel.

Yo no es el sujeto omnipresente, no es la única sustancia. Hace semanas le señalé que el interés del “yo” estaba en su apariencia, en su fase más visible: el “Yo” suyo, de ese, del otro, y, en general, todo “yo”.

El interés de cosas como la vivencia de un sentimiento no está en que sea un sentimiento que se experimente en primer plano. Si quiere decir algo, ¡dígalo!; no me diga cosas que no significan nada.

Las vivencias son el contenido fenomenológico experimentado en una primera fase, por así decirlo, su primer paso. Si no extiende los pasos que el sujeto da, no lo lleva a ninguna parte. Eso de su Yo no quiere decir nada, no va a ningún sitio distinto del sitio donde está; ¡su Yo no se mueve!

No he dicho que haya diálogo sin uno mismo. Mi ironía estaba en que uno mismo no es la diferencia específica, no es la condición extensiva que mueve el resto; “sí mismo”, a secas, es un error, un término especulativo sin dirección, un centro sin centralidad, para repetir una vez más la imagen de la que me sirvo.

Tampoco he hablado de cosas que no existan, sino de “inexistentes”; no es que no-exista, sino que no está hecho, dicho hegelianamente, “realizado”. No me haga repetirme con Brentano (**); no sólo he puesto notas para ello sino que he usado términos aristotélicos para que pudiera seguirlos quien estuviese interesado en ellos.

Hablar del Yo no consiste en hablar esotéricamente, como si supiese algo de él que sólo pudiese saber usted. Yo, lógicamente, es “yo” fenomenológico (*), la necesidad teorética de un término elaborado para su idea. Yo no es positivo; “yo” es una falta a la espera de una idea. Si no tiene esta elaboración, si su Yo está, todavía, por pensar, si no es un término, deje sus comentarios en el foro de esoterismo, religión, o temas varios, no en el foro de filosofía.

(*) Siento que me estoy repitiendo, vamos hacia atrás, en lugar de ir hacia delante. Yo pensable requiere de figuras fenomenológicas, términos que comprendan su interioridad con alguna ventaja; son tentativas lógicas, simulacros puros para que “yo” sea pensable con anterioridad a cualquier experiencia.

(**) Ya he dicho qué dijo Brentano: ciertos modos del ser en relación crítica con la experiencia interna, sin correspondencia con su opuesto en la representación y el juicio. La filosofía de Brentano apenas sale de los términos aristotélicos.

Ramónrodríguez
11/05/2014, 15:55
Las vivencias son el contenido fenomenológico experimentado en una primera fase, claro, claro, pero el que las experimenta es solamente un concepto, un término, cosas del lenguaje, no las experimento Yo, sino que las experimenta un término o un concepto, al contenido fenomenológico lo experimenta un concepto o término llamado Yo, claro, claro.

Si me pellizcan en el brazo, yo no sentiré el dolor, pues el dolor sólo lo sentirá un concepto, un término, una cosa del lenguaje, claro, claro.

No sabía que los conceptos y términos y las cosas del lenguaje sintieran y notaran.

Tan metido está en el lenguaje que no es capaz de salir de él y darse cuenta de que usted no es un término ni un concepto ni una cosa del lenguaje.

Y no me tome a mal, pues le estoy ayudando a despertar, a que deje de ser un concepto para que sea por usted mismo.

Saludos.

ALBERTO RODRIGUEZ-SEDANO
13/05/2014, 02:47
Le ruego, nuevamente, que no me haga repetirme como se repite usted. Ya hablamos de esto en otro tema sin que trajese otra cosa que palabrería. Desatiende lo que dice diciendo que ya lo decían Aristóteles, Descartes, Kant, o Hegel; habla más sin decir nada distinto, se repite sin aportar nada. Ni Aristóteles, ni Descartes, ni Kant, ni Hegel decían lo que dice usted; usted usa sus términos sin ponerlos en la misma relación, usa sus términos dejándolos sin nada; se queda en sus palabras sin nada que decir.

La afirmación “yo es” se va por donde viene, todo queda igual; otra cuestión sería la de que “yo fuese tal" o "cual", "éste", "ese", o "el otro", la manifestación del mismo “yo” en todos mediante una relación interna que los remita al concepto que los espera y del que dependen. Y, por favor, no haga uso de lo que le critico. Quien critica su alineamiento a las palabras soy yo; usted se ha sumado a esa misma idea que no es suya ni veo que sepa qué descansa en ella; use mis argumentos para criticarlos, no para apropiarse de ellos.

Hablo de un “yo” del que pueda hablar con claridad y distinción, lo reafirmo "determinándolo"; hablo de un “yo” que pueda pensar, una experiencia íntima tan común que siempre nos acompañe (*), que su presencia sea algo con lo que se está en desventaja y, por tanto, aparezca sin, acaso, pedir permiso. Sin embargo, no es su Yo, ¡de ninguna manera!

Ya dije que cuestionar la idea del “yo” pudiera parecer innecesario, que fuese una intuición inmediata que no reclamase figuras para ella (**). El “yo” del que hablo es una figura pensada, un problema, una idea elaborada con un fin, no una idea potencial como "cosa en sí", un secreto que guarde cada cual en sus adentros, un ámbito superficial de interioridad (***). La cosa en sí no es un comodín del que servirse para alargar algo sin decir nada; muy al contrario, la cosa en sí es un problema negativo de términos teoréticos que todavía no están disponibles; es una idea especulativa que no se puede usar fuera de la legalidad para la que ha sido pensada.

Es significativo que se agarre a términos como sustancia, mente, cosa en sí, y espíritu como si no fuesen intermedios, ideas de otras cosas; como si dichos términos no tuviesen una problemática filosófica detrás; no son términos definidos que pueda usar si no respeta a qué se ciñen, su régimen.

(*) Cuando hablo de intimidad y sentimientos no hablo de otra psicología que una psicología pura, la generalidad de la que los vivientes dependen, un ámbito conceptual del que no se puede hacer uso sin haber recorrido ciertos problemas y capas de la conciencia. Podría usar el término psicología descriptiva en lugar de psicología pura; es indiferente. La cuestión está en cómo hacer que los términos que componen la psicología quepan en el mismo sitio que hay disponible para ellos; que, dicho de otra forma, no queden sueltos. No use mis mismos términos si no sabe de dónde los he sacado; no se confunda, no estamos a lo mismo.

(**) El conocimiento intuitivo es una fase cognoscitiva ingenua sin otros problemas que los que tiene delante de las narices.

(***) Insisto de nuevo en el problema del uso indeterminado de las categorías negativas. Se pretende hacer uso de ellas indiferentemente, que queden como si no se hubiesen tocado y como si no tuviesen coste alguno. Semejante negatividad es una experiencia inteligible, un espacio del pensamiento neutro, por tanto, sin preferencias, una experiencia pensable que no va atada a ninguna sensibilidad, una sensibilidad sin sensibilidad; la extensión de lo inteligible y la inteligilibilidad son puestas a la misma altura que la experiencia sensible, como si lo inteligible y lo sensible tuviesen el mismo peso y ocupasen el mismo lugar.

Ramónrodríguez
13/05/2014, 16:13
Claro claro, yo sólo soy una idea. No soy la sustancia prima de Aristóteles o la mente de Descartes la cual es una sustancia sin extensión o el Espíritu del cual habla Hegel aunque Hegel ya dijese que el Espíritu es esto que soy Yo mismo, ni soy el sujeto creador del fenómeno mental del cual habla Kant. Nada de eso, Yo sólo soy una idea.

No sabía que las ideas sintiesen y notasen las emociones, ni que las ideas pensasen, ni que las ideas sintiesen el dolor o el frío o el hambre o la sed, pero se ve que sí, que las ideas sienten y notan todo eso.

Claro, claro. Todo eso me pasa por hablar con una idea, un término, un concepto, una cosa del lenguaje que es usted. O sea, por hablar con un muerto.

Saludos.

ALBERTO RODRIGUEZ-SEDANO
17/05/2014, 06:37
No sabía que las ideas sintiesen y notasen las emociones, ni que las ideas pensasen, ni que las ideas sintiesen el dolor o el frío o el hambre o la sed, pero se ve que sí, que las ideas sienten y notan todo eso.

¿Hay sentimientos y emociones sin una idea que los represente y se ponga en su lugar (*)? ¿de lo contrario, de qué se está hablando? Los sentimientos y emociones son ideas como otras cualquiera, sólo que más complejas de representar; sus figuras requieren más elaboración. Este es el foro de Filosofía, no el de Psicología. Las ideas, al menos fenomenológicamente, dejan al sujeto aparte, lo deslocalizan y comprenden su vivencia en un esquema lógico: ¡donde quepan!; si el sujeto queda aparte, o de qué modo queda, su "cosa", es otra cuestión.

El sujeto está aparte por una cuestión de método, dicho hegelianamente, por una cuestión sintética; si no se lo deja aparte, se cae una servidumbre (**).

(*) Me refiero a una idea de algo, de algo genéticamente determinado, así pues, con deudas y venido de algún sitio. La indeterminación de ese algo, la confusión de su término para la experiencia anímica, la pretensión del espíritu, es un fracaso en su elaboración, un límite del pensamiento; se deja la indeterminación de la mano de nadie, como si la determinación no tuviese de suyo, esto es, sustancialmente, relación alguna (***). En lugar de especular con su idea positivamente y elaborar términos para sus posibilidades, se la entrega a ámbitos negativos que, por tanto, carecen de propiedad a la que agarrase que les aporte algo.

(**) Si quiere usar los mismos términos de los que algunos filósofos hicieron uso, tenga la decencia de remitirse a un concepto que esté dispuesto a cuestionar. La reflexión de los grandes filósofos no tiene nada que ver con su uso en el lenguaje corriente y un pensamiento ingenuo sin elaborar, esto es, sin figuras, el cultivo de las fases lógicas que, precisamente, producen el pensamiento y siguen el orden interno que rige en él, la extensión de su interioridad, o, dicho de otra manera, su repliegue y recomposición. La apropiación del pensamiento de los otros requiere figuras que permitan unificar distintos pensamientos.

(***) No se hace filosofía con palabras, sino pensando en lo que éstas contienen. La determinación anímica no se declina entre términos opuestos, uno sobre otro y otro sobre uno, sin nada entremedias; antes o después, su indiferencia supuesta terminará, como no es de extrañar, en ningún sitio distinto del sitio del que se parte, remitiéndose a ningún sitio. Mejor visto, hay que crear el espacio de su dependencia mutua, su relación íntima y por qué están a lo mismo, ¡su relación fundamental!

Ramónrodríguez
17/05/2014, 11:08
¿Hay sentimientos y emociones sin una idea que los represente y se ponga en su lugar (*)? No, no los hay, pero resulta que yo no soy los sentimientos ni las emociones sino el que los siente y los nota, y resulta que Yo no soy el pensamiento sino el que piensa y contempla el pensamiento, pues si pienso en una vaca eso no quiere decir que yo sea una vaca, sino que soy Yo el que piensa en una vaca. Y si siento hambre, eso no quiere decir que yo sea hambre, sino que soy el que lo siente y nota etc.....

Toda idea es fenómeno mental, y este es un foro de filosofía como usted dice, no de psicología, no vamos a tratar las ideas o sea, el contenido de la psique. Para que exista el fenómeno mental o ideas, debe existir el sujeto que las cree y las contemple, debe existir la mente, pues sin mente ¿cómo va a haber fenómeno mental? las ideas no pululan por ahí sin mente que las cree y observe.

Ese sujeto creador del fenómeno mental, ya nos lo explicó Kant, y muchos filósofos.

Toda la obra de Hegel es esotérica. por algo le llamaban el oscuro, y si la intenta interpretar de manera exotérica la va a malentender.

El espíritu es el que es uno mismo, no en cambio una pretensión, y Hegel ya dijo claramente que el espíritu es esto que soy yo mismo.

Ahora bien, si usted se considera a sí mismo, un término, una cosa del lenguaje, un concepto, una idea de nadie, pues bueno oiga, es inútil hablar con eso pues carece de vida propia.

Si quiere, puede cuestionar por poner un ejemplo, el vacío cuántico, a ver que forma tiene.

O puede cuestionar la substancia prima de Aristóteles, la cual carece de cualidad, cantidad, forma etc... pues es el Ser en el sentido más primordial y su única esencia consiste en Ser y es de donde subyace todo lo demás. Y Es por sí misma y de lo que están compuestas todas las formas.

O puede cuestionar el sujeto de Kant, creador y observador del fenómeno mental, y por lo tanto por lógica simple, No es fenómeno mental sino cosa en sí.

O puede cuestionar la mente de Descartes la cual es una substancia que carece de extensión. Por lo tanto de cualidad, forma, cantidad etc... y su única esencia consiste en Ser.

O puede cuestionar la mente o papel en blanco del empirismo donde se da toda la experiencia sensible o emperia.

O puede cuestionar el plano de inmanencia de Deleuze, el cual no es un concepto ni el concepto de los conceptos.

O puede cuestionar el Demiurgo de Platón.

O puede cuestionar las mónadas metafísicas de Leibniz.

O puede cuestionar el Espíritu de Hegel.

Etc.....

Aunque lo mejor es que se cuestione a sí mismo. Porque ahora mismo lo que está haciendo es negar a todos los filósofos y además negarse a sí mismo. Decir que usted es una idea, un concepto, un término, una cosa del lenguaje.

¿No se da cuenta que es absurdo?

Saludos.