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tutifruti
07/04/2014, 04:07
Las dos amigas después de comprar lo que necesitaban en los grandes almacenes, decidieron que para sus cansados pies lo mejor era subir hasta la octava planta donde la cafetería ofrecía sus servicios.

Caminaban entre las mesas en busca de alguna junto al gran ventanal mientras seguían con su charla, dejaron los paquetes en una silla esperando al camarero para pedir la consumición apetecida, la conversación no había decaído, se reían y estaban contentas, se les notaba en sus rostros. Parecía que habían encontrado lo que necesitaban.

Una de ellas se sentó de manera que podía ver a las personas que entraban, era continuado el trasiego de gente que como ellas necesitaban una mesa y una silla donde descansar. Siguió hablando con su compañera.

Se fijó en el hombre que acababa de entrar. No llamaba la atención en nada. Venía solo, y con la mirada estaba buscando un lugar libre. Por unos momentos sus miradas se cruzaron, fue un instante fugaz. Ella volvió a reírse de lo que le estaba explicando su amiga, mientras bajaba los ojos, como si la mesa le ofreciera un espectáculo interesante.

¡Aquella mirada, - la reconoció enseguida - cuántos recuerdos se agolparon en su cabeza!

De vez en cuando dirigía su vista hacia aquel hombre recién llegado, para comprobar si aún seguía en la misma mesa. Y sí allí estaba, con sus ojos puestos en la taza humeante. Ni un solo momento los levantó. Sus miradas no volvieron a cruzarse. Tras terminar la consumición llamó al camarero, pagó y con prisas salió.

Caminó acelerando el paso hasta el ascensor, una vez dentro mientras se cerraban las puertas aún tuvo tiempo de mirar por última vez hacia la mesa donde aquellas dos mujeres hablaban y reían, supuso que completamente ajenas a su presencia.

Pensó con cierta tristeza que los años transcurridos habían enfriado considerablemente sus sentimientos, pero al verla su corazón saltó de gozo. Y se repitió mentalmente la frase que durante años había sido su lema: “llegué tarde”. Se la presentó un amigo de la empresa, era su novia y estaban a punto de casarse. Luego por cuestiones de la vida, tuvieron que trabajar codo con codo los tres en los mismos trabajos. La empresa les pagaba sus honorarios, y pasaron juntos bastantes horas. Hasta que él, pidió un traslado. Le era imposible estar junto a ellos, se daba cuenta que sin quererlo, podría descubrir sus sentimientos, y temía que pudiera darse esta situación. Sería un verdadero problema.

Mientras el ascensor bajaba, el hombre siguió pensando en ella, los años habían pasado, pero continuaba con un encanto especial. Y dio gracias que ella no le hubiera reconocido. Al creerlo así se sintió aliviado. Ya en la calle se subió el cuello de la gabardina, el aire era frío.

Las dos mujeres terminaron su consumición, mientras su amiga le decía “de pronto te has quedado muy callada” a lo que le respondió que era cierto. “Me ha parecido ver a un conocido, aunque seguro ha sido un error mío.” –Mintió porque creyó que era mucho mejor de esta manera-

Mientras pensaba que los años transcurridos los habían cambiado a los dos, ya no eran los jovencitos de antaño, seguro que él, no la reconoció. Pensó que era mejor de esta manera, así podía seguir la llama que siempre él, había tratado de ocultar. Su comportamiento siempre fue impecable, ni una palabra, ni una sonrisa fuera de la camaradería, nada. Era el amigo de su marido, y el compañero en la empresa. Luego supo que había pedido un traslado a otra sucursal, y dejaron de verse. Ella supo el verdadero motivo por el que pidió un alejamiento.

A las mujeres no se les escapa cuando un hombre, con sus miradas lo dice todo, sin decir una palabra. Y sintió un descanso cuando supo que se iba lejos. Entonces pensó que era mucho mejor distanciarse, pues era consciente que tenerlo demasiado cerca, era un peligro en potencia. Nunca se sabe cómo vamos a reaccionar ante una situación imprevista y por supuesto muy delicada.

Y hoy al verlo en la cafetería, pensó que era una suerte que no la hubiera reconocido. Mejor recordar las imágenes de años atrás.

Cada cual siguió su camino, como siempre lo habían hecho.


Abril 2014
http://lh6.googleusercontent.com/-qWWtfvz2pNo/U0Eo1FmIsiI/AAAAAAAAAus/A_tyz8xmn2w/w346-h230/cafeteria2.jpg


Avicarlos
07/04/2014, 04:39
Raro fue en tal circunstancia, darse tal coincidencia, tutifruti. Una cafetería de bullicio ensordecedor, con miles de personas entusiasmadas en dar salida libre a su imaginación, contando chascarrillos que ocultan la realidad, algo así seguro la conturbaría.

Besos de Avicarlos

tutifruti
07/04/2014, 05:56
Si Avicarlos tienes razón, en lo del ruido ensordecedor de estos lugares, pero aquí sólo sus miradas se encontraron, y no les afectó para nada. Los dos siguieron con su vidas, como siempre lo habían hecho.

Neftis
07/04/2014, 05:57
Me ha gustado, y veo aquí potencial para seguir con el tema y hacer una novela.... ¿Si?

Eburnea
07/04/2014, 08:37
!Ummm! Tutifruti: Puedes sacar de aquí novela, ya lo creo. Y ya tenemos dos. ¿Te animas?. Me gustan los temas de echar la vista atrás.
Un abrazo

tutifruti
07/04/2014, 12:55
Vale... pues me animo y haré una segunda parte aunque sea cortita.

Eburnea
07/04/2014, 15:13
Me alegro. Besitos

tutifruti
08/04/2014, 08:33
EN LA CAFETERÍA (epílogo)

Ella cuando salió de la cafetería se despidió de su amiga, cada cual fue en busca del transporte público que la trasladaría hasta su casa.

El viaje duraría casi una hora. Es el precio que se paga por vivir en una gran ciudad como Barcelona. Las distancias son grandes. Y en contra de lo que otras veces le suponía, lo que ella llamaba perder el tiempo, esta vez, aunque tuviera que permanecer de pie y apretujada por la gente, sabía que dejaría volar su pensamiento. Y pondría en orden sus pensamientos. La aglomeración a aquellas horas de tanto tránsito, por esta vez no le molestaban lo más mínimo.

Serían unos largos minutos para recordar viejos tiempos.

Se trataba de retroceder casi 25 años.

Sus dos hijos entonces eran pequeños, y ella tuvo la inmersa suerte de tener a su madre viviendo en su misma casa, por lo que no dejó el trabajo en la empresa. Dos salarios siempre eran mejor que uno.
Podría decir que fueron años felices, permitiéndose unos gastos que no los hubieran podido llevar a cabo, si no hubieran trabajado los dos.

Pero un día sucedió algo, que la dejó sin resuello.

El amigo de su marido se presentó en el domicilio. No era nada anormal que lo hiciera, a veces para dejar algún informe de la empresa le era más cómodo hacerlo de esta manera, porque así adelantaban unas horas el trabajo. Ella le dijo que se lo daría en cuanto llegara. Le preguntó si quería pasar para esperarle, y le ofreció una bebida. Todo quedaba dentro de la normalidad más absoluta, no era la primera vez que vivían esta situación.

Su respuesta fue negativa, sólo quiso saber si no estaba su madre ni los pequeños.

Estaban en el recibidor de su casa, y prefirió no entrar diciéndole que tenía prisa, mientras le entregaba el sobre con los documentos. Y tras un corto silencio le comentó que había pedido un traslado en la empresa, había una vacante en la capital, y no dudó en irse a trabajar allí.

Fue en aquel preciso instante, cuando descubrió claramente sus sentimientos. Aquella mirada de profundos ojos negros, - que a ella siempre le recordaron a los de un enorme perro bonachón- le estaban diciendo los verdaderos motivos. Con la certeza que aquello era una huida. Si tuvo alguna duda, en aquel momento desapareció por completo. Por primera vez en los años que se conocían, él, no trataba de disimular nada. Pudo ver el deseo, el ansia contenida. Sólo le dijo una frase que lo resumía todo: “llegué tarde”.

Ella comprendió el significado. Y supo que la decisión tomada por el amigo de ambos era la más acertada. Era preferible que siempre lo pudiera recordar como ese amigo, que en alguna ocasión había ido a cenar a su casa y jugaba con sus hijos. Sus miradas se habían cruzado en más de una ocasión, y se empeñaba en decirse que todo lo que parecía ver en aquellos ojos, eran puras especulaciones de su fantasía. Una vez le preguntó por qué no se había casado, y él se limitó a en*****se de hombros, sin decir una palabra. Sólo sus ojos se quedaron clavados en su cuerpo, como mudos delatores.

Ahora recordaba aquel día en el recibidor de su casa, cuando llegó el momento le tendió la mano, en señal de despedida, la retuvo más de lo normal. Fue su único encuentro físico. Fugaz pero intenso. Y ella no supo qué responderle.

Estaba tan metida en sus pensamientos que ni cuenta se dio que se había pasado de la parada donde tenía que bajar.

¡Qué absurdo¡ Ahora tendría que retroceder un buen trecho para llegar hasta su domicilio. Durante el trayecto había vivido intensamente aquella despedida.

Llegaría más tarde de lo previsto a su casa, su marido ya habría vuelto del trabajo. Y mientras andaba con paso apresurado, iba pensando en si le diría que había visto al amigo desaparecido años atrás.

Le vino a la memoria que una de sus profesoras les decía, que tenían que ir por el mundo, con la cabeza alta, pensando que eran hermosas, eran queridas y tenían un secreto, estas tres premisas les darían aplomo y seguridad en sus acciones.

No lo había olvidado, y ahora lo pondría en práctica.

Y tomó la decisión de guardarse para ella sola, aquel encuentro que había pasado casi de puntillas por su vida. Un reencuentro sin un final.

Aunque sin querer pensó en qué hubiera ocurrido si el amigo “no hubiera llegado tarde”…

Y mientras caminaba hacia su domicilio por primera vez en tantos años, se hizo la luz en su cerebro. ¿Qué podría haber sucedido si el amigo no hubiera tomado la decisión de poner kilómetros por medio?

Admitió que fue muy cauto y sagaz al tomar la decisión.

Actualmente ella podía seguir teniendo la conciencia tranquila, y si no hubiera sido por el brevísimo contacto visual de hacía pocas horas, nunca hubiera vuelto a pensar en él, por lo menos no con la intensidad que lo estaba haciendo ahora.

Abril 2014

Avicarlos
08/04/2014, 08:45
Muy buena la historieta tutifruti, pero en tu redacción aparece una rara palabra compuesta de letras y asteríscos:
en*****se ¿Podrías traducirlo al Español?. Porque no creo que se trate de la escritura "cuneiforme" que claro tampoco la entendería. jajaja

Besos de Avicarlos.

tutifruti
08/04/2014, 08:53
Gracias Avicarlos.... ya no me acordaba del robot "medio tonto", en efecto hubiera tenido que escribir "enco-gerse" y así no salen los antipátcos asterísticcos.

Eburnea
08/04/2014, 17:47
!Uyyyy, UYYYY, Uyyy!. !Qué interesante!. Si se han visto en la cafetería, no están muy lejos el uno del otro. ¿Qué pasará? . No debes reco - ger tus papeles, ni enco-gerte de hombros, sino pensar que a veces la ocasión hay que co- gerla por los pelos. !Ánimo!

Caracolamarina
08/04/2014, 23:49
tutifruti Un relato de la vida misma...Excelente ...Los recuerdos, cuando el pasado vuelve en una mirada, en un fugaz momento.
Felicitaciones querida amiga.
Cariñosssss y saludos

Eburnea
09/04/2014, 15:56
Tutifruti: Una vez resuelto el enigma de los asteriscos ( habrá que dedicarles un post) veo que esta historia tiene posibilidades. Si se han cruzado en la cafetería será porque quizá la frecuentan. Si se han mirado, quizá él también recuerda aquellos tiempos. Y esa luz en su cerebro... ¿Fue realmente la mejor decisión?... Intrigada estoy. !Sigue, sigue!, que esto parece ya un club literario de alto interés, ja, ja.
Besitos

tutifruti
16/04/2014, 13:41
EN LA CAFETERÍA (confío que este sea de verdad el final de la historia, aunque, no quiero decir DE ESTA AGUA NO BEBERÉ, ya que la vida está llena de cosas imprevistas)

Personalmente no me gustan las narraciones demasiado largas, salvo raros casos. Por eso cuando escribo algo lo hago de una sola tirada. Esta vez me salto mis propias normas, y sigo adelante. Después de haber desvelado los pensamientos de ella, cuando regresa a su casa, no me parece inapropiado, narrar los de él, en cuanto sale del local, y se levanta el cuello de la gabardina porque hace frío.

Y aquí os dejo lo que posiblemente pensó al abandonar el lugar.

“El aire de la noche cargado de humedad, le hizo abrigarse más. Y a pesar del relente nocturno, pensó que le apetecía caminar, para poder pensar con tranquilidad, sobre aquel encuentro inesperado. Se vio a sí mismo buscando una mesa vacía, había ido a comprar un regalo para su sobrino, y finalmente no le sedujo nada de lo que vio, y optó por subir a la cafetería. Mientras sus ojos buscaban una mesa vacía, se tropezó con aquella mirada. Era la misma mirada que durante años le había perseguido. Tuvo un sobresalto por lo inesperado. Ni por un momento pensó que la iba a encontrar precisamente allí, y ahora, cuando ya hacía años había dejado de pensar en ella, la volvía a encontrar. Le pilló completamente desprevenido.

Los primeros días en la capital, sus noches eran un verdadero martirio. Si cerraba los ojos y conseguía dormirse, sabía que soñaría con ella, que en sueños volvería a revivir la despedida en el recibidor de su casa, que incluso soñando sentiría el calor de su mano menuda entre las de él. Luego venía el desencanto, todas las imágenes pertenecían a una ilusión onírica. Nada era realidad, sólo sus sentimientos, que en todo momento los había encerrado en lo más hondo de su ser, porque ni a él mismo se atrevía a confesárselos. Su actuación era como la del avestruz, tenía la sensación que si escondía la cabeza, todo aquello que le atormentaba dejaría de ser real.

Luego con el paso del tiempo en la capital, conoció a Maribel.

Trató de concienciarse que se había enamorado de ella. Sabía que era pura sugestión, y aun sabiendo que aquella manera de proceder no era del todo correcta, continuó saliendo con ella. Nunca se vio capaz de explicarle los verdaderos motivos de su estancia en la ciudad. Y se dejó arrastrar por las circunstancias. Sabía que cuando estaba a su lado no sentía la misma agitación, que cuando permanecía al lado de lo que él, llamaba su amor secreto. Nadie más lo sabía, porque siempre había tenido muy en cuenta, mantenerlo oculto. Otra cosa muy diferente, era que lo podía esconder ante todo el mundo, excepto a él mismo.

Se casó con Maribel, era una buena muchacha eso nunca lo puso en duda, y su matrimonio se deslizó desde el primer día, por un camino liso, sin altibajos de ningún tipo. Casi diría que con mansedumbre. Se decía que cumplía con todos los requisitos de un buen marido.

Nunca le fue infiel.

Rectificó, se lo había sido de pensamiento, y según la religión, se peca de pensamiento, palabra y obra. A pesar de todo no se sentía culpable. Esperó con ansias un hijo, que no llegó nunca. Quizás de haberlo tenido las cosas hubieran cambiado por su parte. Se hubiera volcado con más ansias en las caricias que le prodigaba a Maribel.

Pensaba que el tiempo todo lo cura, y el olvido se había aposentado dentro de su ser, pero hoy cuando sus miradas se cruzaron hacía pocas horas, sintió que le faltaba el aliento. Allí estaba ella. Claro que había cambiado con el paso de los años. Y se dio cuenta que su corazón empezó a latir aceleradamente. Sintió de nuevo aquella agitación de antaño, algo que supuso sucedería con el paso del tiempo con su mujer, pero que nunca llegó. Y de pronto ahora volvía con fuerzas. Bajó la mirada. Se bebió con prisas el café con leche, y por segunda vez huyó de su lado. Prefería no estar tan cerca, la mesas que los separaban, eran una buena barrera. Y salió a toda prisa con la esperanza que ella no le hubiera llegado a reconocer.
Había vuelto hacía relativamente poco de la capital. La viudez seguramente fue lo que le empujó a retornar a su lugar de origen. Para conseguir este cambio tuvo que pedir una jubilación anticipada, y no dudó en hacerlo. Añoraba su ciudad natal. Y la soledad de la casa que compartió con su mujer durante años, se le antojó una tumba. Demasiado silencio.

No quiso acercarse a ella y saludarla, por muchos motivos, uno sin duda era que prefería que le quedara el recuerdo de cuando eran jóvenes los dos. Ambos habían cambiado, los años no perdonan. Las mujeres se cuidan más. Ella le pareció una mujer madura, pero aún conservaba algo de su antigua vitalidad, su manera de reír, y sobre todo su mirada. Esa mirada que nunca pudo olvidar.

Él, había cambiado más. Unos cuantos kilos, y menos pelo le daban una imagen muy diferente a la de antaño. No pudo evitar sonreírse con coquetería casi impropia de un hombre, al recordar que por lo menos hoy, llevaba lentillas. Decididamente era mucho mejor de esta manera. Mantenerse en la distancia. Poder conservar la imagen de 25 años atrás.

Apresuró el paso, la humedad propia de la ciudad se calaba en los huesos, cosa que no sucedía en la capital.”

Abril 2014

tutifruti
25/04/2014, 15:06
EN LA CAFETERIA (IV parte)

Finalmente casi me habéis obligado a buscar un desenlace a esta historia que comenzó, con la intención de escribir un encuentro fugaz de dos personas, que no se habían visto en años. Ante la insistencia - yo también comprendo que la trama da para tomar muchos caminos – la seguiré, aunque sigo pensando que dejar un final ambivalente, con el que cada cual pudiera dejar volar su imaginación, no estaba fuera de lugar. Voy a seguirlo, sin saber si lo subiré al blog. Si no lo hago público. habrá sido para mí un entretenimiento como me ha sucedido en otras ocasiones, con otros temas escritos.
En primer lugar para no enredarnos, voy a poner nombres a los protagonistas.
El que “llega tarde” se llamará Jesús.
Y ella, su amor perdido será de ahora en adelante Carmen.
= = = = == = = = = =
Jesús entró en la casa, donde habían nacido él y su hermana. Sus padres estuvieron viviendo en ella como inquilinos pagando un alquiler, cosa muy habitual en aquellos años. Ahora con todo el derecho del mundo podía decir que era “su” casa.

El propietario decidió vender todo el edificio a un precio muy razonable a quienes llevaban años bajo aquel techo. Ayudó a sus padres en la compra. Al morir éstos, lo habló con su hermana, le correspondía la mitad como herencia, podían ponerla en venta y repartir los beneficios.

Aunque de mutuo acuerdo decidieron que el comprador sería él. Le daría el dinero correspondiente a ella. Tenía buenos recuerdos, y en aquellos momentos podía permitirse hacerse cargo, de todos los gastos que llevaba esta transacción, no era solo el pago estipulado a su hermana, existían también los producidos por el notario. Valoró si aquel gasto le recompensaba, llegando a la conclusión de que sí.

Por suerte su mujer estuvo completamente de acuerdo. Tener un piso en el ensanche de Barcelona siempre les podía traer beneficios, aunque fueran a largo plazo. Incluso se llegó a pensar en alquilarla, pero a Jesús la idea no le gustaba. Precisamente si le apetecía quedarse con aquel piso, era para cuando llegara el momento poder disfrutar de los recuerdos, y lo dejó tal cual estaba cuando él, vivía en ella.

Con Maribel estuvieron en algunas ocasiones, no muchas aprovechando la cercanía del mar, para pasar las vacaciones de verano.

Cuando se iban, su hermana quedaba al cuidado siendo ella la que de vez en cuando, iba allí para abrir ventanas y balcones, dando un repaso a todo en general.

Hacía muy poco tiempo que Jesús había regresado a su antigua vivienda. La ausencia definitiva de Maribel, hizo que lo que fue su hogar desde que se casaron, le fue más insoportable. Abandonar la capital no fue ningún disgusto, en realidad siempre añoró volver a su lugar de nacimiento.

Era consciente que hoy era un día muy especial. Entró en su casa y sin quitarse la gabardina se sentó en el sillón, era el mismo que usaba su padre. Y dejó volar la imaginación, siguió pensando en aquel encuentro fortuito.

Carmen…aún tenía clavada en la retina su mirada. Seguro que no le reconoció. Y este detalle le tranquilizó.

Y ahora comprendía que se había precipitado en su huida. Lo más lógico era que se hubiese acercado a ella para saludarla. Una acción de lo más normal entre dos personas que hacía tiempo no se veían. Y sin embargo no lo hizo. Le frenaron un sinfín de sensaciones. Tuvo miedo de no saber disimular el revoltijo de sentimientos que había despertado en él, volver a verla.

Se dijo que no estaba preparado para afrontar un encuentro. Esta vez no lo esperaba, entró en los grandes almacenes en busca de un regalo, que finalmente no llevó a cabo, tan ensimismado estaba cavilando en qué comprar, que no dedicó ni un momento a pensar en un probable encuentro con Carmen.

Cosa que en otras ocasiones, en esos mismos Almacenes yendo con Maribel para hacer unas compras, recordaba vívidamente, que sólo pedía no cruzarse con ella. Temía un encuentro estando su mujer delante. Ahora lo recordaba con nostalgia. A Maribel la quería, la respetaba, y procuró ser un buen marido, pero muy dentro de sí mismo, seguía ardiendo una pequeña llama de un amor frustrado.

Todos los que le rodeaban ignoraban esta circunstancia, y precisamente este detalle era lo que le daba un aparente aplomo que estaba muy lejos de ser verdadero.

Se levantó del sillón pensando que la casa estaba demasiado fría, debería plantearse instalar calefacción. O quizás el frío que sentía era debido a la soledad, al silencio que le rodeaba. Miró una de las paredes donde estaba colgado un cuadro de un pintor anónimo, que estuvo allí desde que tenía uso de razón. Siempre le gustó, ya desde niño lo miraba con cierta admiración, porque al posar sus ojos en aquel paisaje de colores cálidos, le hacía sentir bien. Ese fue el motivo por el que todavía seguía allí colgado.

Buscó en la nevera algo para cenar. La mujer que iba tres veces a la semana para limpiar, era también la encargada de hacer unos guisos que dejaba bien tapados en esas fiambreras de plástico tan de moda. Su hermana insistía en que fuera más a menudo a su casa, pero sin tener un motivo de peso, no iba. Le dijo que todavía estaba desorientado por la falta de su mujer, pero que aún seguía siendo un hombre atractivo, y lo que era muy importante hoy en día, bien acomodado. Insistía en que debería ir a esos lugares para gente mayor, donde existían algunas opciones de entretenimiento, los había con mesas de billar, tenían también concursos de petanca, de literatura. Muchas cosas donde elegir. Le insistía en que no debería quedarse en casa, ahogándose en sus propios recuerdos. Tenía que buscarse una compañía, amigos con los que salir y distraerse.

Jesús le escuchaba en silencio. Ni decía ni que sí, ni que no.

Y hoy desde hacía unas horas sintió más que nunca el peso de su soledad. Y todo por el encuentro en la distancia con Carmen.

Ya en la cama estuvo dando tumbos, sin poder apartar de su pensamiento aquella mirada, que duró la fracción de un minuto pero fue suficiente para que desequilibrara toda su ecuanimidad, esa que durante años la había mantenido ante los ojos de los demás.

Y en un arranque de valentía se dijo que intentaría volver a verla.
Quién sabe si todavía vivía en el mismo lugar. Haría de detective, espiaría desde lejos, pendiente de si la veía entrar y salir del domicilio.

Mañana empezaría su tarea, y con esa idea consiguió conciliar el sueño. Su último pensamiento fue para Carmen. Lo hizo adrede, sabía que si lo hacía de esta manera tenía muchas probabilidades de soñar con ella, y era lo que más deseaba. Además ahora sin sentirse culpable por ello.

Seguirá…

Caracolamarina
25/04/2014, 15:59
¿ Se atreverá Jesús volver al pasado?
¿ Lo reconocerá Carmen de inmediato o lo mirará con ojos diferentes a los que él quisiera?

Incógnitas...de dos seres que esperan...
Los recuerdos a veces nos dan expectativas que se cumplen de otras maneras a las que imaginamos.
¿ Será este el caso?

Tutifruti...Tu relato tiene tantas formas de fantasearlo, que hasta me remite a recuerdos... ajenos y propios.
¿ Qué pasará en la vida de estos dos seres?
Saludos y cariñosssssss

jesus monsivais
25/04/2014, 16:29
nunca temas extender o acortar tu historia, el sabor que deja es distinto pero se saborea igual, languidecer, exacerbar, o enlatecer cualquier escena es tu privilegio, como espectador debemos saber apreciar tu voluntad y disfrutarla, gracias por compartirla

tutifruti
26/04/2014, 05:46
--- Mensaje agregado ---




¿ Se atreverá Jesús volver al pasado?
¿ Lo reconocerá Carmen de inmediato o lo mirará con ojos diferentes a los que él quisiera?

Incógnitas...de dos seres que esperan...
Los recuerdos a veces nos dan expectativas que se cumplen de otras maneras a las que imaginamos.
¿ Será este el caso?

Tutifruti...Tu relato tiene tantas formas de fantasearlo, que hasta me remite a recuerdos... ajenos y propios.
¿ Qué pasará en la vida de estos dos seres?
Saludos y cariñosssssss
Gracias Caracola, es verdad que el relato puede tener muchas opciones. Yo he dejado volar la imaginación, ( es de las pocas cosas que poseo) Y lo he pasado bien mientras lo transmitía al teclado. Gracias por comentar. Saludos


--- Mensaje agregado ---

Uy, uy seguro que me va a salir todo repetido, quería contestar a cada uno en particular, dando la opción a CITAR, pero a saber porque no ha salido bien. Lo siento.

--- Mensaje agregado ---


nunca temas extender o acortar tu historia, el sabor que deja es distinto pero se saborea igual, languidecer, exacerbar, o enlatecer cualquier escena es tu privilegio, como espectador debemos saber apreciar tu voluntad y disfrutarla, gracias por compartirla

Muchas gracias por tus palabras, y sí es cierto que a menudo temo extendrme demasiado. Total mis relatos, no tienen ninguna aportación destacable. Son pura ficción y me han servido para pasar un rato agradable mientras lo escribía. Gracias a ti, por leer y comentar- Saludos cariñosos.

Eburnea
27/04/2014, 12:02
Ah!, Tutifruti; tú sabes que te sigo por tierra , mar y aire. Esto está que arde y nosotros aquí esperando. Besitos

tutifruti
27/04/2014, 14:19
--- Mensaje agregado ---

EN LA CAFETERIA (V parte)

Llevaba dos días de asedio, como él mismo lo había bautizado, iba a primeras horas de la mañana al antiguo domicilio de sus amigos, sin saber a ciencia cierta si vivían allí todavía. Estaba en un puesto de vigilancia privilegiado, un bar casi enfrente, pedía un desayuno y sentado tras los cristales no apartaba la vista de aquella entrada acristalada y con hierros negros como protección, que estaban igual que la última vez que estuvo por allí.

Fingía leer el periódico pero su mirada no se apartaba del portal, y por unos momentos, le pareció que todo a su alrededor le daba vueltas. Casi se atraganta con el café con leche. En aquellos momentos salía Carmen de su casa. Por unos segundos se quedó paralizado, tenía que salir a toda prisa e ir a su lado, simulando un encuentro casual. Dejó el dinero de la consumición para no perderla de vista. Por unos momentos se imaginó la extrañeza del dueño del local al ver su manera atropellada de salir, pero le importaba muy poco lo que pudieran pensar de él, tenía otras cosas más importantes en las que verter sus pensamientos.

Salió con paso apresurado detrás de Carmen. Iba a buen ritmo, tuvo que acelerar para ponerse a su mismo nivel.

Caminó durante unos segundos a su lado, mientras la miraba de soslayo. Allí estaba ella, casi a su lado, dirigiéndose a un coche estacionado un poco más lejos, y comprendió que si no se daba prisa en hablarle, volvería a perderla. Balbuceó un saludo, pero de pronto se dio cuenta de su equivocación.

Ella le miraba extrañada.

Jesús, al tenerla delante comprendió lo sucedido. No era Carmen. Pero era su vivo retrato. De pronto le vino a la memoria, los dos hijos del matrimonio. No tuvo ninguna duda, que aquella mujer joven que iba a subir al auto, era aquella niña, casi bebé que recordaba de las veces que había estado en su casa.

Se excusó diciéndole que la había confundido con otra persona. La chica le sonrió – de la misma manera que solía hacerlo Carmen- disculpándose porque llegaba tarde a la cita.

Jesús se quedó quieto, como si formara parte del mobiliario urbano, viendo cómo el coche se perdía entre los demás vehículos.

Se quedó pensativo. De repente recordó el nombre de la chica. Mamen, ella sin duda era la hija de Carmen, y que en su media lengua de trapo cuando niña, decía “Mamen”.

Calculó los años transcurridos, y todo coincidía. Sintió el galope de su corazón al tenerla frente a frente fueron unos segundos, los suficientes, para recordar el pasado, como si se tratara de una película. Parecían dos gotas de agua.

Sólo existía una diferencia. Su mirada no era la misma de Carmen. Le faltaba la profundidad con que ella le miraba. Sobre todo, en la que le dirigió cuando él, le dijo que “había llegado tarde”
Mamen…aquella niñita convertida en una mujer adorable. Una mujer que era como una copia de su madre. Se sintió invadido por una nostalgia enorme al recordar los años pasados. Retrocedió en el tiempo. Sintiendo las mismas emociones de entonces. Y se maldijo por los pensamientos que de manera atropellada le invadían su mente y su cuerpo. En aquel momento hubiera pactado con el diablo para poder rejuvenecer, como lo hiciera Dorian Gray, y conquistar a la mujer joven que tenía delante.

Había ido en busca de Carmen y se encontraba con una copia casi exacta. Ni por un momento había recordado a los hijos, ni por supuesto de que fueran tan mayores. Por su cabeza cruzó un pensamiento oscuro de esos que vienen sin avisar, y se instalan en un lugar escondido, pero que no dejan de ser un incordio por aparecer cuando uno menos lo espera. Todas estas reflexiones iban abriéndose paso en su cerebro mientras caminaba de regreso a su casa. ¿Podía enamorarse de una jovencita, que muy bien podría ser su hija? Movió la cabeza negativamente. Su amor secreto pertenecía a Carmen. Y desde luego que su hija se le pareciera tanto sólo agravaba las cosas, porque ni él mismo sabía discernir sus sentimientos ante aquella chiquilla, que de repente había aparecido para reafirmar sus sentimientos. En el trayecto había ido reviviendo unas escenas completamente disparatadas. Soñó despierto en aquel corto espacio de tiempo, las cosas más desatinadas para ser factibles. Su primer impulso fue tratar de seducir a la hija de Carmen. Por suerte duró sólo unos instantes, enseguida se dio cuenta de lo absurdo que resultaba todo. No sabía nada de ella, simplemente que al verla, su corazón casi se desbocó de alegría.

Apartó de inmediato lo que él mismo llamó insensateces. Y sin embargo todo su cuerpo se estremeció al tenerla delante. Conocía algunas parejas en las que el hombre casi doblaba la edad, y tenía referencias que funcionaban bien. Todo eran conjeturas, que trató de apartarlas de su cabeza.

Estaba llegando a su casa, y comprendió la gran tontería que había alimentado durante un corto espacio de tiempo. Era ridículo se dijo a sí mismo. Y supo que ahora más que nunca necesitaba ver y hablar con Carmen.

Probablemente con unos cuantos años menos, se hubiera arriesgado. Aunque comprendía que sólo estaría buscando un acercamiento, por el simple hecho de ser el vivo retrato de su madre

Se detuvo por unos instantes en sus pensamientos. ¿Cómo había podido llegar a pensar semejante desatino?

Su hermana seguramente tenía razón cuando le insistía en que se inscribiera a cualquier grupo, para llenar las horas de su vida. En lugar de esto, lo que hizo fue buscar en el periódico algún tipo de trabajo para no sentirse un inútil. Haber pedido la jubilación anticipada tenía este inconveniente, cosa con la que por supuesto no contaba. Estaba convencido que lo que más deseaba era descansar, y gozar de ese descanso. Y estaba equivocado. Se hallaba ya buscando alguna representación, un trabajo que le hiciera mantener contacto directo con la gente. Probablemente algo encontraría, pero antes tenía la necesidad de hablar con Carmen. Seguro que si seguía observando desde el bar, llegarían a verse.
Y empezó a pensar en cómo se podía desarrollar la escena cuando por fin estuvieran frente a frente.

¿La saludaría, como si no existieran todos los años que estuvieron alejados? ¿Le diría que la vio en la cafetería?

Aunque por dentro pensaba, que lo único que le interesaba saber de ella, era si su matrimonio permanecía unido, como cuando trabajaban los tres juntos.

Y sintió que en su interior estaba rogando para que no fuera así. Su marido ya en aquel tiempo sentía una verdadera obsesión por las muchachas jovencitas que se iban agregando a la Empresa. Les dedicaba unas atenciones extremadamente donjuanescas. Él, lo veía y tenía que hacer esfuerzos para no pararle los pies.

Comprendiendo que si él, se daba cuenta, seguro que Carmen también. Se abstuvo, no era de su incumbencia se decía entonces, además en aquel tiempo temía que si tocaba este tema, delataría sus verdaderos sentimientos. Eso fue lo que detuvo sus ansias de hablar con el compañero.

Sigue….

--- Mensaje agregado ---


Ah!, Tutifruti; tú sabes que te sigo por tierra , mar y aire. Esto está que arde y nosotros aquí esperando. Besitos
Gracias Eburnea por comentar, sé que estás muy atareada. Tus palabras imagino que se adaptan más a este capitulo. Un abrazo.

Eburnea
28/04/2014, 11:10
¿Tocará el tema aunque sea indirectamente?. En este relato la valentía también es protagonista; ¿No crees?

tutifruti
28/04/2014, 13:06
EN LA CAFETERIA (VI parte)

Cuando llegó a su casa tuvo un presentimiento, y sabía por experiencia que en muchas ocasiones, se cumplían. Volvería a la cafetería, seguro que ella acudiría allí, las fiestas navideñas aún no habían terminado, y la gente se apresuraba a comprar los regalos, él era uno de los rezagados, ya que le faltaba algo para su sobrino. Cosa difícil, estaba en una edad en que ya tenía formados los gustos, y por supuesto él desconocía. Esta vez acudiría a los Almacenes después de hablar con su hermana, sabiendo ya un poco cuáles podían ser sus preferencias. Aquella misma tarde iría en su busca. Trataba de sugestionarse pensando que lo más importante era la compra, pero era inútil, sabía muy bien que su único afán era volver a encontrarse con ella.

Sí, era cierto que buscaba un regalo, aunque interiormente sabía que necesitaba encontrar a una mujer. Cruzó los dedos mientras deseaba con todas sus fuerzas que se cumplieran sus deseos.

Tras acertar – eso suponía- lo adecuado para su sobrino, subió directo a la Cafetería. Estaba dispuesto a esperar lo que hiciera falta. Si no acudía hoy, lo iría intentando día tras día, hasta que la volviera a ver. Se aferraba a su presentimiento, recordando la cantidad de veces, que se había dejado llevar por ese instinto, que le inducia a hacer cosas a veces fuera de lo normal. Al principio sus amigos y familiares, se reían, hasta que llegó un momento en que tuvieron que darle la razón. En muchas ocasiones él, se había anticipado a lo que venía después, y con este ánimo fue subiendo las escaleras mecánicas que le llevarían hasta la última planta del edificio, a medida que pasaba por los diferentes pisos, paseaba la mirada en busca de Carmen, pero como era de esperar no pudo ver más que una muchedumbre atareada buscando lo que necesitaban.

No le preocupaba lo más mínimo, seguía teniendo la corazonada de que si la encontraba sería como la otra vez sentada en una mesa de la cafetería. Al entrar comprobó que estaba tan lleno como el otro día. Casi estaba dispuesto a sentarse en aquellos taburetes altos de la barra, cuando vio que una de las mesas se quedaba libre. Era de dos plazas junto al ventanal, desde allí podía ver gran parte de la ciudad. Se dio cuenta de cuánto había añorado estar como estaba ahora, en su ciudad natal y recreando la vista en todos los edificios cercanos que le eran muy conocidos. Podía ver la fuente con el surtidor repartiendo el agua simétricamente. Apartó la vista del cristal, y detuvo la mirada en la entrada al local que era a lo que en realidad había venido.

Como si todo hubiera estado planificado, la vio aparecer, venía cargada con dos bolsas, y para su regocijo, lo hacía sola. La vio cómo buscaba una mesa.

Esperó a que estuviera más cerca y cuando estaba dos mesas alejada de la suya se levantó. No ignoraba que aquel encuentro para ella debía ser una gran sorpresa. Se puso en pie para que pudiera verle, y acto seguido avanzó los escasos metros que los separaban. Trató de poner en su rostro la mayor de las sorpresas, como si aquel encuentro fuera del todo inesperado.

.- ¿Carmen? – Dijo tratando de ocultar la emoción que lo dominaba Tras unos segundos de vacilación ella replicó

.- ¿Jesús? ¿Eres tú?

.- Si, soy yo. Menuda sorpresa ¿Quieres compartir la mesa conmigo? Ya lo ves, el local está a rebosar.

.- Si, es comprensible siempre en estas fechas sucede lo mismo. He estado a punto de no subir… pero estoy agotada y necesito un poco de reposo. Cuéntame, qué haces en Barcelona.

Mientras hablaban, Jesús la guio hasta la mesa vacía, a la par que levantaba la mano llamando de esta manera la atención del camarero.

Él tenía pensado un discurso, pero se dio cuenta que con la emoción de tenerla tan cerca, se le había olvidado por completo.

.- Tenemos muchas cosas para contar. Háblame de ti, de tu familia, luego te contaré lo que ha sido mi vida en estos años de ausencia. ¿Estáis todos bien? ¿Tus hijos, tu marido? Explícame algo de lo que me he perdido en este tiempo.

Carmen le miraba fascinada. Al tenerlo tan cerca pudo comprobar en su rostro el paso de los años. La otra tarde, cuando le vio desde lejos, no tuvo tiempo de fijarse en los pequeños detalles. Continuaba mostrando aquella sonrisa de buena persona, que siempre le había gustado. Lo que no había cambiado para nada era su voz, y sobre todo su manera de expresarse. No pudo evitar sonreírle.

El camarero trajo el café con leche que ella había pedido, mientras los dos guardaban silencio, ambos eran conscientes que lo que tenían que decirse, era mejor hacerlo sin testigos de ninguna clase.

Era “su” momento.

Carmen le habló de sus dos hijos. Le relató que Mamen se casó y recientemente se había separado, por lo que volvía a vivir con ellos, mientras se solucionaba todo el papeleo del divorcio, le comentó que no habían tenido hijos, con lo cual no existían problemas por este lado. Y el chico vivía en pareja desde hacía tres años.

Y como si pensara en voz alta le comentó

.- El destino a veces nos depara cosas que no esperamos. Nunca hubiera imaginado a mi hija separada, ni nunca tuve la impresión que mi hijo, mantuviera tanto tiempo la relación con la chica con la que vive. A grandes rasgos así están las cosas.

.- ¿Y Rafael, tu marido...?- Esa era la pregunta que en realidad quería saber-

Contuvo la respiración, de aquella respuesta dependía su porvenir. Poco le importaba la vida de sus hijos, necesitaba saber si su matrimonio continuaba firme. Si era feliz.

Carmen, puso toda su atención en doblar la servilleta de papel, como si quisiera hacer una barquita. Aquello parecía ser fascinante para ella. Tardó un poco en responder.

.- Anda cuéntame cosas de ti. Desapareciste, y nunca diste señales de vida, Esperábamos por lo menos una postal, pero te mantuviste en silencio durante 25 años. Ni por Navidad fuiste capaz de felicitarnos las fiestas. Tú sabías nuestra dirección, en cambio nosotros lo ignorábamos todo de ti.

Jesús la miró a los ojos, buscó en aquella mirada, lo que le pareció ver el día que se despidieron en el recibidor de su casa.

.- Imagino que descubriste finalmente el motivo de mi traslado.

.- La verdad es que fue una gran sorpresa para mí. Nunca dejaste entrever nada. No podía suponer ni remotamente cuales eran tus sentimientos.

.- Me costó un gran esfuerzo ocultarlos, pero lo conseguí. Y no quise alejarme sin que supieras el motivo. Había llegado un momento, en el que me hubiera sido muy difícil no delatarme. Por eso me fui lejos.

.- Lo comprendí con tu frase. Se me quedó grabada para siempre. Pero, cuenta cómo te ha ido la vida en estos años.

Sigue…
Ya solo queda un capítulo para saber el desenlace

Eburnea
29/04/2014, 03:59
Anhelamos la pregunta y la respuesta.
Besitos

Caracolamarina
29/04/2014, 05:38
"""""""""Jesús, al tenerla delante comprendió lo sucedido. No era Carmen. Pero era su vivo retrato. De pronto le vino a la memoria, los dos hijos del matrimonio. No tuvo ninguna duda, que aquella mujer joven que iba a subir al auto, era aquella niña, casi bebé que recordaba de las veces que había estado en su casa.

Se excusó diciéndole que la había confundido con otra persona. La chica le sonrió – de la misma manera que solía hacerlo Carmen- disculpándose porque llegaba tarde a la cita.

Jesús se quedó quieto, como si formara parte del mobiliario urbano, viendo cómo el coche se perdía entre los demás vehículos.

Se quedó pensativo. De repente recordó el nombre de la chica. Mamen, ella sin duda era la hija de Carmen, y que en su media lengua de trapo cuando niña, decía “Mamen”.

Calculó los años transcurridos, y todo coincidía. Sintió el galope de su corazón al tenerla frente a frente fueron unos segundos, los suficientes, para recordar el pasado, como si se tratara de una película. Parecían dos gotas de agua.

Sólo existía una diferencia. Su mirada no era la misma de Carmen. Le faltaba la profundidad con que ella le miraba. Sobre todo, en la que le dirigió cuando él, le dijo que “había llegado tarde”
Mamen…aquella niñita convertida en una mujer adorable. Una mujer que era como una copia de su madre. Se sintió invadido por una nostalgia enorme al recordar los años pasados. Retrocedió en el tiempo. Sintiendo las mismas emociones de entonces. Y se maldijo por los pensamientos que de manera atropellada le invadían su mente y su cuerpo. En aquel momento hubiera pactado con el diablo para poder rejuvenecer, como lo hiciera Dorian Gray, y conquistar a la mujer joven que tenía delante.

Había ido en busca de Carmen y se encontraba con una copia casi exacta. Ni por un momento había recordado a los hijos, ni por supuesto de que fueran tan mayores. Por su cabeza cruzó un pensamiento oscuro de esos que vienen sin avisar, y se instalan en un lugar escondido, pero que no dejan de ser un incordio por aparecer cuando uno menos lo espera. Todas estas reflexiones iban abriéndose paso en su cerebro mientras caminaba de regreso a su casa. ¿Podía enamorarse de una jovencita, que muy bien podría ser su hija? Movió la cabeza negativamente. Su amor secreto pertenecía a Carmen. Y desde luego que su hija se le pareciera tanto sólo agravaba las cosas, porque ni él mismo sabía discernir sus sentimientos ante aquella chiquilla, que de repente había aparecido para reafirmar sus sentimientos. En el trayecto había ido reviviendo unas escenas completamente disparatadas. Soñó despierto en aquel corto espacio de tiempo, las cosas más desatinadas para ser factibles. Su primer impulso fue tratar de seducir a la hija de Carmen. Por suerte duró sólo unos instantes, enseguida se dio cuenta de lo absurdo que resultaba todo. No sabía nada de ella, simplemente que al verla, su corazón casi se desbocó de alegría.

Apartó de inmediato lo que él mismo llamó insensateces. Y sin embargo todo su cuerpo se estremeció al tenerla delante. Conocía algunas parejas en las que el hombre casi doblaba la edad, y tenía referencias que funcionaban bien. Todo eran conjeturas, que trató de apartarlas de su cabeza.

Estaba llegando a su casa, y comprendió la gran tontería que había alimentado durante un corto espacio de tiempo. Era ridículo se dijo a sí mismo. Y supo que ahora más que nunca necesitaba ver y hablar con Carmen."""""..
Post No 29....



UYuyyyyy querida tutifruti...Este post me recuerda a...

Este párrafo del post, en que describes el encuentro de Jesús con la hija de Carmen.
Me trae a la memoria, vivencias de alguien que conocí hace añares.

Un paciente, que tuvo un amor juvenil; de esos muy parecido a Jesús.
Que por esas convenciones sociales, nunca se atrevíó a saltar esas formas y jamás, le dijo a la mujer que amaba, ni se le declaró en ningún momento.

Esto sucedió en Valparaíso.

Años después ( 20 años )
Mi paciente, se encontró con la hija, que era como una gota de agua de su madre.
Y...él sin saber realmente cómo ...se encontraban por casualidad (¿ causal de un amor que quedó trunco con la madre? ) En las calles y oficinas del Puerto ( el contador y ella abogada )

La chica toda una vida dedicada al estudio y él soltero.
Nunca se casó, porque su amor por la madre de la chica, fue el único, para él.

Al ver, la fiel copia del que había sido el amor de su vida...

Se enamoró...de la chica ( ambos solteros y ambos con una diferencia de 23 años de edad. ) el de 49 años con un físico muy cuidado. Solamente lo atendí, por un esguince que se hizo jugando futbol...

La chica, sin saber que él había sido un admirador secreto de su madre. Parecía, que no había tenido suerte en el amor. Porque de alguna manera ambos se sintieron atraídos. Y se hicieron amigos, de esos que son de tomar cafecitos con otros contertulios, profesionales en el microcentro de Valparaísos en donde están todos los bufetes de abogado y algunas oficinas de contadores.

Ambos empezaron a frecuentarse y aunque los comentarios ajenos fueron muy terribles... por la diferencia de la edad...( ¿ quien puede hurgar en el alma humana y no equivocarse ? )

Pues bien...Esta pareja se casó. Asistí al matrimonio y hasta el día de hoy son felices, tiene 2 hijitos varones y cuando voy a Viña del Mar, me invitan a su casa.

Ya ves querida tutifruti.
Tu relato nos lleva por recuerdos y nos hace pensar, que la vida a veces tiene extraños recovecos, impensados hasta en las fantasías de los protagonistas.

La vida ..la vida ...esa es la excelencia de tus relatos. Contarnos con detalles hermosos los pensamientos y vivencias e tus protagonistas.

FELICITACIONES... no solo es muy agradable leerte...sino que a veces, nos retraes...a recuerdos, que de una manera u otra, hemos estado presentes en ellos.
Saludos querida amiga....Te seguimos leyendo.

tutifruti
29/04/2014, 07:36
Anhelamos la pregunta y la respuesta.
Besitos
Mañana lo subo, espero no defraudaros. Un abrazo guapa.

--- Mensaje agregado ---

Caracola la verdad es que me ha sorprendido. Mientras lo escribía pensaba en que podía parecer muy desatinado, aunque yo también conocí a un matrimonio con esas características. Él tenìa 25 años más que ella, y vivieron felices. Yo para hacerlo más novelesco me inventé ese momento de duda del protagonista al comprobar el gran parecido con su amor. Yo pensaba que mi imaginación iba más allá de lo normal, y resulta que ha quedado demostrado, que no iba tan desencaminada. Gracias por comentar, ya sabes lo que anima comprobar que siguen los escritos. Mañana subo la ultima parte. Besitos.

Caracolamarina
30/04/2014, 09:27
Te seguimos leyendo ..y Ya ves nada es causal...y nos traes recuerdos para compartir .
Excelente tu relato...
QUERIDA AMIGA...DALE DALE AL TECLADO
CARIÑOSSSSSS

tutifruti
01/05/2014, 07:07
EN LA CAFETERIA (parte VII, y última, y de verdad que ahora os aseguro que doy por finalizado el relato, me ha costado meterme en los personajes)

.- Creo que mi vida ha sido…no sé cómo describirla. Llegué a la capital pensando sólo en trabajar, me busqué una pensión cerca de la empresa, y durante meses creo que más que vivir, vegetaba por las calles, por los bares y por los cines, eso cuando no trabajaba. Hasta que conocí a Maribel.

Hizo un largo silencio. Quería hablar honestamente, sin dañar a la que fue su esposa durante más de 20 años.

.- Estaba bien a su lado, nunca llegué a enamorarme perdidamente de ella como hubiera sido lo ideal, y estando yo en una pensión, que fue el motivo por el cual adelantamos la boda. Nuestro noviazgo duró solamente seis meses. Maribel era...dulce y cariñosa. La educaron para complacer al marido. Nunca le oí la más leve queja. Lo aceptaba todo sin cuestionarlo. Los dos nos sentimos defraudados al no tener descendencia, recorrimos a varios médicos, y todos coincidían con el mismo diagnóstico. Paciencia, el día menos pensado llegaría el tan ansiado bebé. Pero nunca llegó. Por aquel tiempo se empezaba a hablar de las inseminaciones, pero la verdad es que al ser tan nuevo, no nos seducía lo más mínimo. Dejamos que el destino se apropiara de nuestros anhelos, y seguimos viviendo convencidos, que nunca seríamos padres. No tuvimos la valentía de hablar entre nosotros de nuestro desencanto. Supongo que los dos temíamos hacernos daño, culparnos de alguna manera por aquel desenlace.

Jesús se quedó unos momentos callado, mientras recordaba aquellos pasajes de su vida junto a su mujer. Y como entonces le embargó una gran tristeza. Su semblante cambió.

.- Lo siento –dijo Carmen viendo el cambio del rostro que tenía delante-.- Todo forma parte ya de mi pasado. Lo peor estaba por venir. Su enfermedad, nos obligó a los dos a un entendimiento mucho más profundo. Yo supe desde el principio, que la cosa era muy seria, porque el médico me citó un día a mí solo. Allí supe que no había esperanza alguna. La maldita enfermedad se la llevaría en cuestión de meses. Fue entonces cuando por primera vez, me volqué en hacerla feliz. Le consentí todos los caprichos, la mimé y le dije palabras que antes nunca había pronunciado. Me sentía culpable por mi manera de ser tan hosco y huraño a veces con ella. Nunca me lo echó en cara, imagino que suponía que era mi manera de ser, poco hablador y tampoco muy cariñoso. Me aceptó tal como me mostraba de buen grado. Y por lo menos estoy contento porque sé que los últimos meses, le supe proporcionar toda la felicidad que se merecía.

Jesús, volvió a quedarse en silencio.

Carmen respetó su manera de actuar, supuso que los recuerdos le habían desbordado. Sólo le dirigió una mirada compasiva.

.- ¿Sabes una cosa? -continuó por fin Jesús – nunca me vi capaz de hablarle del verdadero motivo de mi traslado a la capital.

.- Creo que hiciste muy bien, tan sólo le hubieras proporcionado momentos de tristeza. Seguro que fue feliz a tu lado.

.- Quiero pensar que sí. ¿Y tú…como ha ido tu vida en este aspecto?
Carmen fijó su mirada en aquellos ojos, esos que ella recordaba nítidamente del día de su despedida.

.- Has sido muy sincero conmigo, y me parece que te debo la misma actitud. De cara a los demás somos un matrimonio normal, vivimos juntos, vamos de vacaciones juntos, todo lo hacemos en pareja. Pero…nos falta comunicación. Nos hemos acostumbrado a esa manera de vivir, y ambos lo aceptamos. Tiene que viajar muy a menudo, mucho más que antes, por lo que pasa muchas noches fuera de la ciudad. Incluso me pidió que habilitara la habitación del hijo, por si alguna noche llegaba demasiado tarde, para no despertarme. Al principio me molestó, pero de verdad que al cabo de unos meses, me pareció normal aquel alejamiento, incluso lo agradecí.

Se quedó callada mirándole a los ojos.

.- Jesús, eres la primera persona a la que le hablo de estas cosas. Ni mis amigas más íntimas lo saben. No quiero que me compadezcan. Soy orgullosa. Mis hijos tampoco saben nada.

Jesús fijó la mirada en aquella persona. Era la mujer de sus sueños ocultos, estaba delante de él hablándole de sus intimidades, tal como lo había hecho él mismo antes. Buscó en sus ojos esa pena inmensa que produce el desamor cuando llega. Pero Carmen había aprendido a ocultarlo. Por orgullo le dijo. Y no lo cuestionaba. A veces ese sentimiento es el que nos mantiene vivos. Pero no era feliz, aunque no lo hubiera mencionado, la mirada de Carmen había perdido la profundidad de entonces.

.- Gracias por tu confianza y hablarme tan claramente. Aunque solo fuera por este motivo, creo que ha merecido la pena este encuentro. En realidad llevo buscándote desde hace unos días. Estuve en esta misma cafetería, probablemente ni me reconociste, nuestras miradas se cruzaron por unos momentos. Volví a huir. No sé si por cobardía, o por temor a un desencanto al vernos frente a frente.

Luego en casa recapacité, llegando a la conclusión, que necesitaba hablar contigo. Quería saber por ti misma qué había sido de tu vida. En una palabra si estabas libre. No tenía que ser forzosamente como en mi caso, por una muerte prematura, hoy en día hay muchos matrimonios separados, y el mundo no deja de girar por eso.

Carmen le escuchaba hablar sin interrumpirlo. Allí estaba el hombre que tiempo atrás le dijera de una manera solapada, que la quería. Y ahora aunque no se lo declarara abiertamente, le estaba diciendo que había ido en su busca, después de la corta mirada que se dirigieron allí mismo hacía escasos días.

.- Por favor Jesús. En pocos momentos los dos nos hemos hecho unas confesiones, que sólo se hacen a una persona que es muy especial. Tú lo has sido. Desde que te fuiste y comprendí por qué te ibas, me sentí mal por dos cuestiones bien diferentes. Una sin duda era saber que de alguna manera te había infringido un daño. La otra fue, que con tu mirada despertaste en mí, algo que ni yo mima sabía que llevaba oculto. Ha sido el secreto que he estado guardando durante estos años. No es fácil resolver este laberinto que hemos ido tramando tú yo sin ser conscientes de ello. Tú eres libre y puedes hacer con tu vida lo que quieras, no tienes que dar explicaciones a nadie. No es mi caso. Y confidencia por confidencia, yo días atrás, también reconocí tu mirada, no en vano la guardé como un tesoro en un lugar privilegiado de mi corazón.

.- Pero… ¿ahora eres feliz?

.- ¿Cómo se mide la felicidad? supongo que está en saber aceptar lo que tenemos, sin ansiar otras cosas. Yo he aceptado mi manera de vivir. Conozco las infidelidades de Rafael, y no se las perdono. Pero nunca me he planteado romper la poca relación que nos queda. No creo que puedas entenderme, puesto que muchas veces yo misma dudo de si procedo cuerdamente. En la vida ni todo es blanco ni todo es negro. Quizás me consuelo pensando en que fui feliz, y me conformo viviendo de los recuerdos.

Jesús la miraba obstinadamente, queriendo ver en sus ojos una esperanza, una mirada de complicidad que le diera a entender si realmente sentía algo más profundo que una sincera amistad. Sólo quería saber eso. Insistió, no se daba por vencido.

.- Carmen, ha sido todo muy precipitado, en poco tiempo nos hemos hecho confesiones importantes. Creo que ambos sabemos que nuestros sentimientos van en una misma dirección. Imagino que ya lo has descubierto ¿Por qué no darles paso libre?

.- Tú mismo lo acabas de decir, en poco tiempo nos hemos mostrado tal como somos. Por mi parte me cuesta pensar en romper mi alianza con Rafael, aunque nuestro matrimonio ya zozobró muchos años atrás. Es un reto demasiado grande para mí, y no sé si estoy preparada para dar este paso. Recordarte en la despedida del recibidor de mi casa, ha sido una de las mejores cosas que me han sucedido en la vida. No quiero destrozar esa imagen.

.- No acepto esta excusa. Nos quedan unos años para poder disfrutar. Tenemos como en aquella película, “Una asignatura pendiente.” No veo porque hemos de alargar más tiempo esas incertidumbres. Buscar la felicidad es la cosa más natural del mundo. Yo sé que te la puedo proporcionar, y sí… también sé que te puedo parecer egoísta porque parece que sólo estoy pensando en mí. Nada más lejos, pienso en los dos.

.- Exacto, tú has tenido mucho tiempo para planificar tu deseo, y yo te puedo asegurar que es la primera vez en todos estos años, que me planteo algo íntimo entre nosotros. No puedo responderte ahora estoy completamente bloqueada, necesito sopesar los pros y los contras. Me estás ofreciendo algo que nunca llegué a pensarlo detenidamente porque así nos habían educado. Tu revelación de entonces se quedó guardada muy dentro de mí.

Carmen se levantó, y cogió las bolsas, se la veía nerviosa o por lo menos a Jesús se lo pareció.

.- Necesito pensarlo calmadamente. Ahora he de irme, es ya muy tarde. –Dijo en un suspiro-.- De acuerdo. Te dejo marchar, de momento porque comprendo que yo llevo mucho tiempo pensando en este encuentro, y esta es mi ventaja. Eso no quiere decir ni mucho menos que acepte un no por respuesta. Si te he anhelado 25 años, me parece que me veo capaz de esperar el tiempo que necesites para tomar una decisión que nos haga felices a los dos. Quién sabe las cosas que pueden ocurrir, la vida está llena de sorpresas. Saber que no te soy indiferente, da alas a mi imaginación. Cada miércoles, te estaré esperando en esta misma mesa. Aquí puede empezar algo nuevo y maravilloso para los dos, no cierres este camino recién abierto.
Cuando Carmen se levantó, él también lo hizo, y tomó sus manos entre las suyas para despedirse. Con el dedo pulgar trazó unos círculos sobre la piel de ella, notando un ligero temblor.

.- No me resigno a decirte adiós. – Insistió Jesús - Sé que nos volveremos a ver aquí mismo. Seguiremos hablando, y un día no sé cuándo, decidiremos qué hacer con nuestras vidas. Sólo te pido que no olvides que ya no somos unos adolescentes, y que el tiempo corre muy deprisa.

Ella no respondió, - En realidad no sabía qué decirle, dándose cuenta que Jesús tenía razón en las últimas palabras- Fue directa hasta las escaleras mecánicas, sin volver la mirada atrás. Sentía el roce en su mano, y era consciente que Jesús se habría dado cuenta, de la electricidad que desencadenó aquella caricia sólo insinuada.

FIN

Caracolamarina
02/05/2014, 08:55
"""""""¿Cómo se mide la felicidad? supongo que está en saber aceptar lo que tenemos, sin ansiar otras cosas. Yo he aceptado mi manera de vivir. Conozco las infidelidades de Rafael, y no se las perdono. Pero nunca me he planteado romper la poca relación que nos queda. No creo que puedas entenderme, puesto que muchas veces yo misma dudo de si procedo cuerdamente. En la vida ni todo es blanco ni todo es negro. Quizás me consuelo pensando en que fui feliz, y me conformo viviendo de los recuerdos.""""""

Me quedo con estas frases que creo son el preludio del final...¿ Que será una felicidad anunciada?

Nos has dejado con esos sentimientos a flor de piel.

Bue...los relatos románticos son los que necesitamos en estos tiempos ( Anécdotas de hoy ) porque sin ellos la vida sería...color de hormiga a veces...
Saludos querida amiga...eres una excelente relatora de lo que tu llamas....la vida misma....

Cariñossssssssss

Eburnea
02/05/2014, 12:23
¿Realmente se mide la felicidad por la aceptación de lo que viene sin ansiar lo que no se tiene?. !Sí!, diría Séneca o cualquiera que comulgara con la filosofía estoica. Pero yo pienso que la felicidad precisa, como algo valioso y difícil, de algo de riesgo. Quizá un pequeño salto al vacío o un dejarse llevar, asumiendo que quizá no salga bien a cambio de que quizá se alcancen cotas altas. Estoy recordando ahora un poema de A. Machado, que no está en su línea, pese a lo cual lo escribió. Me llamó tanto la atención que lo aprendí ( me gustan estas cosas)

Huye del triste amor, amor pacato,
sin peligro, sin venda ni aventura,
que busca en el amor prenda segura
cuando en amor locura es lo sensato.

Ese que el pecho esquiva al niño ciego
y blasfemó del fuego de la vida
de una brasa pensada, no encendida
quiere ceniza que le guarde el fuego.

Y ceniza hallará, no de su llama
cuando descubra el torpe desvarío
que buscaba sin flor fruto en la rama.

Con negra llave el aposento frío
de su tiempo abrirá,
desierta cama y turbio espejo
y corazón vacío.
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El poeta apuesta claramente por el amor-pasión. Si hay oportunidad ¿es lógico dejarla pasar?

tutifruti
02/05/2014, 14:22
Queridas Caracola y Eburnea, las dos poneis como ejemplo la misma frase. La misma pregunta, ambas profundizais en lo mismo. Yo he dejado al lector/a, que forje un final a su gusto personal. El poema de Machado, como todo lo suyo es para detenerse a pensar. Y realmente es lo que hará la protagonista, en cuanto haya asimilado las palabras de ese hombre enamorado. Gracias por dedicarle un tiempo a ese escrito que sólo ha pretendido proporcionar un rato agradable al leerlo.

Eburnea
03/05/2014, 03:41
Ha conseguido lo que se proponía. Al fin y al cabo es lo que pretende la Literatura, estarás de acuerdo. Un beso