Davidmor
05/04/2014, 07:20
El día de juicio de los dioses
“¿Quién es un Dios como tú?”—Miqueas 7:18.
HOY más y más personas dicen: ‘¡No hay Dios!’ Sea cual sea la razón por la cual digan eso, la Biblia dice: “El insensato ha dicho en su corazón: ‘No hay Jehová.’” (Salmo 14:1) Aunque muchos niegan la existencia de Jehová, la mayor parte de la humanidad sí cree en un sinnúmero de dioses. Tan solo en la India los hindúes creen en centenares de millones de dioses.
2 La Biblia reconoce que hay muchos a quienes se llama dioses o que tratan de hacerse dioses. Salmo 82:1, 6 dice: “Dios está apostándose en la asamblea del Divino; en medio de los dioses él juzga. ‘Yo mismo he dicho: “Ustedes son dioses, y todos ustedes son hijos del Altísimo.”’” Además, Salmo 97:1, 7 dice: “¡Jehová mismo ha llegado a ser rey! ... Avergüéncense todos los que sirven a imagen tallada alguna, los que están jactándose en dioses que nada valen. Inclínense ante él, dioses todos.” Ahora se ha puesto en tela de juicio la divinidad de todos aquellos a quienes los humanos adoran. Ha llegado el día de juicio de ellos. Jehová juzga.
3 En el octavo siglo antes de la era común, hubo un profeta cuyo mismísimo nombre era un desafío a todos los dioses del mundo. Su nombre, Miqueas, significa “¿Quién es como Jah?” es decir, como Jehová.—Miqueas 1:1; Jeremías 26:18.
4 El profeta Miqueas establece un contraste entre sí mismo y la gente de las naciones gentiles, y dice lo siguiente respecto a sí y otros fieles como él: “Todos los pueblos, por su parte, andarán cada cual en el nombre de su dios; pero nosotros, por nuestra parte, andaremos en el nombre de Jehová nuestro Dios hasta tiempo indefinido, aun para siempre.” (Miqueas 4:5) Muy aptamente, hasta el final de su libro profético Miqueas planteó la siguiente pregunta a manera de desafío: “¿Quién es un Dios como tú, uno que perdona el error y pasa por alto la transgresión del resto de su herencia?”—Miqueas 7:18.
5 El asunto de la divinidad es uno que se considera mundialmente, y Jehová presenta francamente su caso para el público en general, especialmente ante los que afirman representarlo en la Tierra. Este hecho se hace muy claro en las palabras Suyas que se citan en Miqueas 1:2-4: “Oigan, oh todos ustedes; presten atención, oh tierra y lo que te llena, y sirva el Señor Soberano Jehová contra ustedes como testigo, Jehová desde su santo templo. Porque, ¡miren! Jehová sale de su lugar, y ciertamente bajará y pisará sobre los lugares altos de la tierra. Y las montañas tienen que derretirse bajo él, y las llanuras bajas mismas se henderán, como cera debido al fuego, como aguas que se derraman por lugar empinado.”
6 Al dar testimonio adicional, Jehová explica el significado de aquel aterrador lenguaje simbólico al decir:
“Lo que es malo ha bajado desde Jehová a la puerta de Jerusalén.” (Miqueas 1:12) “Por lo tanto esto es lo que ha dicho Jehová: ‘Aquí estoy pensando contra esta familia una calamidad de la cual ustedes no removerán sus cuellos, de modo que no andarán altivamente; porque es un tiempo de calamidad. En aquel día uno levantará acerca de ustedes un dicho proverbial y ciertamente lamentará una lamentación, aun una lamentación. Uno tendrá que decir: “¡Positivamente se nos ha despojado violentamente! La porción misma de mi pueblo él altera. ¡Cómo la remueve de mí!”’” (Miqueas 2:3, 4) “Está con dolores fuertes y estalla, oh hija de Sión, como una mujer que da a luz, porque ahora ... tendrás que llegar hasta Babilonia.”—Miqueas 4:10.
7 Al repasar las razones que Jehová presenta por tomar tales medidas drásticas, tengamos presente a la cristiandad del día moderno, pues ella corresponde al Israel infiel del día de Miqueas. Jehová continúa presentando un testimonio público, y da la siguiente explicación: “Es debido a la sublevación de Jacob que hay todo esto, aun debido a los pecados de la casa de Israel.” Entre tales pecados, Jehová menciona la adoración que se llevó a cabo en “lugares altos” más bien que en el templo de Jerusalén, y el culto idolátrico de “imágenes esculpidas.”—Miqueas 1:5-7.
8 Además de lo susodicho, Jehová menciona a “los que traman lo que es dañino,” y “los que practican lo que es malo, sobre sus camas.” Agrega: “A la luz de la mañana proceden a hacerlo, porque está en el poder de su mano. Y han deseado campos y se han apoderado de ellos; también casas, y las han tomado; y han defraudado a un hombre físicamente capacitado y a su casa, a un hombre y su posesión hereditaria.” (Miqueas 2:1, 2) “¿No es negocio de ustedes el conocer la justicia? Odiadores de lo que es bueno y amadores de la maldad, que le arrancan su piel a la gente y su organismo de sus huesos; ustedes los que también han comido el organismo de mi pueblo, y han desollado su piel misma de ellos, y desmenuzado sus propios huesos, y los han triturado como lo que está en la vasija de boca ancha y como carne en medio de una olla.”—Miqueas 3:1-3.
9 Con esas palabras el Señor Soberano Jehová sirvió “como testigo” contra el antiguo reino de Judá. Su profeta Miqueas tuvo que servir de testigo visible Suyo, y esto requirió gran valor de su parte de él, sí, gran fuerza espiritual. Pero Miqueas estaba a la altura de lo que este servicio requería. ¿Cómo llegó a estarlo? Nos lo dice en las siguientes palabras: “Yo mismo he llegado a estar lleno de poder, con el espíritu de Jehová, y de justicia y poderío, para informar a Jacob su sublevación y a Israel su pecado.”—Miqueas 3:8.
10 El mismo espíritu de Jehová que dio a Miqueas el poder de proclamar verbalmente el vigoroso mensaje de juicio también le impulsó a poner por escrito este severo mensaje del Dios verdadero. Miqueas poseía algo que no poseían los profetas falsos, visionarios y adivinos de aquel día, y por eso tenía la “respuesta” de Jehová para los problemas nacionales, es decir, la “sublevación” de Jacob y el “pecado” de Israel. Como persona, Miqueas tenía sentido de la justicia, de modo que estaba profundamente consciente de que los de su propio pueblo estaban tratando a Dios de manera injusta, pues insensiblemente estaban quebrantando las leyes de Dios y violando el pacto nacional que habían hecho con Él mediante Moisés. Como excelente ejemplo para los testigos cristianos de Jehová del día de hoy, ¡Miqueas no era persona débil en lo que tenía que ver con asuntos religiosos, sino que estaba lleno de fuerza espiritual que le impulsaba a identificar el pecado como pecado!
Los dioses falsos son responsables de las condiciones malas
11 Jehová de los ejércitos no era el responsable de las condiciones malas que existían en la nación del Israel de la antigüedad. Tampoco es el responsable de las condiciones malas que existen en cuanto a lo moral y lo religioso dentro de la cristiandad, que en el día moderno corresponde al Israel de la antigüedad. Los responsables en los tiempos de Miqueas, e igualmente hoy, eran y son “el dios de este sistema de cosas,” Satanás el Diablo, y todos los dioses demoníacos que están asociados con él. (Mateo 4:3, 4; 2 Corintios 4:4) En conformidad con esto está escrito: “Todos los pueblos, por su parte, andarán cada cual en el nombre de su dios.” (Miqueas 4:5) “Hay aquellos que son llamados ‘dioses,’ sea en el cielo o en la tierra, así como hay muchos ‘dioses’ y muchos ‘señores.’” (1 Corintios 8:5) Todos estos dioses falsos han tenido su día para hacer todo el daño posible.
12 Pero ahora ha llegado el tiempo para que Jehová el Dios Todopoderoso los juzgue a todos ellos y termine con todas las formas de adoración que se les rinden por medio de templos, sacerdotes, ídolos o imágenes esculpidas, ritos y sacrificios. Mediante su profeta Miqueas, Jehová dio a conocer su propósito irrevocable de hacer esto en el caso del Israel típico de la antigüedad al decir: “Ciertamente cortaré las hechicerías de tu mano, y ningún practicante de magia continuarás teniendo. Y ciertamente cortaré tus imágenes esculpidas y tus columnas de en medio de ti, y ya no te inclinarás a la obra de tus manos. Y ciertamente desarraigaré tus postes sagrados de en medio de ti y aniquilaré tus ciudades. Y en cólera y en furia ciertamente ejecutaré venganza sobre las naciones que no han obedecido.”—Miqueas 5:12-15.
13 Durante los pasados 100 años se ha denunciado a los dioses falsos de este mundo, aun a los de la cristiandad. Esta denunciación no tiene igual en la historia de las naciones desde que los babilonios destruyeron a Jerusalén en el año 607 a. de la E.C., o unos 109 años después que el profeta Miqueas terminó de escribir su profecía. Esto ha incluido la denunciación del propio dios de la cristiandad, la llamada Trinidad, compuesta de manera inexplicable de tres dioses en uno, cada uno de los cuales es coexistente, coigual y coeterno con relación a los otros dos. Esta divinidad trina a veces se ilustra por medio de un cuerpo humano con tres cabezas o una cabeza con tres caras. El uso de imágenes hechas por el hombre en el culto religioso se puede ver claramente en los templos, las catedrales y las iglesias de la cristiandad.
14 Durante este tiempo de juicio de todos los dioses falsos de este mundo, ¿quiénes son las personas que han llevado a cabo la denunciación? Han sido los cristianos dedicados y bautizados que han sido ungidos con el espíritu de Jehová Dios mediante Jesucristo. Como compañía o clase, éstos fueron prefigurados por el profeta de Jehová, Miqueas. Actividades como las que Miqueas desempeñó se han desempeñado en tiempos modernos, particularmente desde que la I Guerra Mundial terminó en 1918 E.C. En aquel entonces la clase de Miqueas se presentó resueltamente en la escena de la posguerra y de manera sobresaliente desempeñó el papel de testigo del Dios de Miqueas contra los sistemas idólatras de la cristiandad y el paganismo. Por razones válidas, cuando los miembros de esta clase de Miqueas se reunieron en asamblea internacional en Columbus, Ohio, en 1931, adoptaron una resolución en la que declararon ser “testigos de Jehová” y se comprometieron a llevar a cabo esta obligación de ser Sus testigos. Mundialmente, congregaciones de cristianos dedicados, que se reconocían como “el Israel de Dios,” siguieron aquel ejemplo y consintieron unidamente con aquella resolución de 1931 y adoptaron el nombre bíblico de “testigos de Jehová.” (Isaías 43:10-12; Gálatas 6:16) ¡Aunque la cristiandad lo ha puesto en tela de juicio, este nombre ha perdurado!
15 Los que llevaban este nuevo nombre reconocían que su Caudillo, Jesucristo, era y es el principal testigo de Jehová. En el último libro de la Biblia, la Revelación que Jehová Dios impartió al envejecido apóstol Juan mediante el glorificado Jesucristo, el Hijo unigénito de Dios dice lo siguiente respecto a sí mismo: “Estas son las cosas que dice el Amén, el testigo fiel y verdadero, el principio de la creación por Dios.” (Revelación 3:14) Como su Padre, Jehová, el Señor Jesús dio testimonio en contra de las condiciones deplorables del Israel de su día, condiciones parecidas a las que había descrito Miqueas. De modo sobresaliente Jesús es aquel a quien Jehová ahora emplea en este día de juicio de todos los dioses falsos. Por eso, no es de extrañar que Satanás el Diablo, siendo “el dios de este sistema de cosas,” haya querido destruir al Hijo unigénito de Dios mientras éste estuvo en la Tierra. Se valió del nacimiento humano de este Hijo de Dios como una excelente oportunidad de efectuar aquello. No cabe duda de que, basándose en la profecía de Miqueas 5:2, Satanás el Diablo sabía dónde había de realizarse el nacimiento.
16 Miqueas 5:2 dice: “Y tú, oh Belén Efrata, el demasiado pequeño para llegar a estar entre los miles de Judá, de ti me saldrá aquel que ha de llegar a ser gobernante en Israel, cuyo origen es de tiempos tempranos, desde los días de tiempo indefinido.”
17 Conforme a lo que indican los versículos antes y después de Miqueas 5:2, la profecía había de cumplirse después que regresaran los judíos de los 70 años de exilio en la tierra de Babilonia. (Note Miqueas 1:16; 4:10.) Y en realidad fue 535 años después que los judíos liberados volvieron a establecerse en la tierra de Judá que se restableció el pueblecito de Belén. Al tiempo debido Jehová envió su ángel a la virgen judía del linaje del rey David a decirle que ella había de llegar a ser madre del prometido Mesías, el Cristo. Entonces, al tiempo del nacimiento, María se halló en su pueblo natal de Belén, para registrarse allí conforme al decreto de Augusto César. Allí, más o menos a mediados del séptimo mes judío, Tisri, o a principios de octubre, nació el primogénito de María y se le llamó Jesús, exactamente en conformidad con las instrucciones del ángel. El que Satanás el Diablo se interesó en aquel nacimiento prodigioso se ve por el hecho de que adoradores de él, a saber, astrólogos paganos, se interesaron activamente en el asunto. Un historiador, el apóstol Mateo, escribe lo siguiente al respecto:
18 “Después que hubo nacido Jesús en Belén de Judea en los días de Herodes el rey, ... el rey Herodes se agitó, y toda Jerusalén junto con él; y habiendo reunido a todos los principales sacerdotes y a los escribas del pueblo se puso a inquirir de ellos dónde había de nacer el Cristo. Ellos le dijeron: ‘En Belén de Judea; porque así ha sido escrito por medio del profeta: “Y tú, oh Belén de la tierra de Judá, de ninguna manera eres la ciudad más insignificante entre los gobernadores de Judá; porque de ti saldrá uno que gobierne, que pastoreará a mi pueblo, Israel.”’”—Mateo 2:1-6.
“¿Quién es un Dios como tú?”—Miqueas 7:18.
HOY más y más personas dicen: ‘¡No hay Dios!’ Sea cual sea la razón por la cual digan eso, la Biblia dice: “El insensato ha dicho en su corazón: ‘No hay Jehová.’” (Salmo 14:1) Aunque muchos niegan la existencia de Jehová, la mayor parte de la humanidad sí cree en un sinnúmero de dioses. Tan solo en la India los hindúes creen en centenares de millones de dioses.
2 La Biblia reconoce que hay muchos a quienes se llama dioses o que tratan de hacerse dioses. Salmo 82:1, 6 dice: “Dios está apostándose en la asamblea del Divino; en medio de los dioses él juzga. ‘Yo mismo he dicho: “Ustedes son dioses, y todos ustedes son hijos del Altísimo.”’” Además, Salmo 97:1, 7 dice: “¡Jehová mismo ha llegado a ser rey! ... Avergüéncense todos los que sirven a imagen tallada alguna, los que están jactándose en dioses que nada valen. Inclínense ante él, dioses todos.” Ahora se ha puesto en tela de juicio la divinidad de todos aquellos a quienes los humanos adoran. Ha llegado el día de juicio de ellos. Jehová juzga.
3 En el octavo siglo antes de la era común, hubo un profeta cuyo mismísimo nombre era un desafío a todos los dioses del mundo. Su nombre, Miqueas, significa “¿Quién es como Jah?” es decir, como Jehová.—Miqueas 1:1; Jeremías 26:18.
4 El profeta Miqueas establece un contraste entre sí mismo y la gente de las naciones gentiles, y dice lo siguiente respecto a sí y otros fieles como él: “Todos los pueblos, por su parte, andarán cada cual en el nombre de su dios; pero nosotros, por nuestra parte, andaremos en el nombre de Jehová nuestro Dios hasta tiempo indefinido, aun para siempre.” (Miqueas 4:5) Muy aptamente, hasta el final de su libro profético Miqueas planteó la siguiente pregunta a manera de desafío: “¿Quién es un Dios como tú, uno que perdona el error y pasa por alto la transgresión del resto de su herencia?”—Miqueas 7:18.
5 El asunto de la divinidad es uno que se considera mundialmente, y Jehová presenta francamente su caso para el público en general, especialmente ante los que afirman representarlo en la Tierra. Este hecho se hace muy claro en las palabras Suyas que se citan en Miqueas 1:2-4: “Oigan, oh todos ustedes; presten atención, oh tierra y lo que te llena, y sirva el Señor Soberano Jehová contra ustedes como testigo, Jehová desde su santo templo. Porque, ¡miren! Jehová sale de su lugar, y ciertamente bajará y pisará sobre los lugares altos de la tierra. Y las montañas tienen que derretirse bajo él, y las llanuras bajas mismas se henderán, como cera debido al fuego, como aguas que se derraman por lugar empinado.”
6 Al dar testimonio adicional, Jehová explica el significado de aquel aterrador lenguaje simbólico al decir:
“Lo que es malo ha bajado desde Jehová a la puerta de Jerusalén.” (Miqueas 1:12) “Por lo tanto esto es lo que ha dicho Jehová: ‘Aquí estoy pensando contra esta familia una calamidad de la cual ustedes no removerán sus cuellos, de modo que no andarán altivamente; porque es un tiempo de calamidad. En aquel día uno levantará acerca de ustedes un dicho proverbial y ciertamente lamentará una lamentación, aun una lamentación. Uno tendrá que decir: “¡Positivamente se nos ha despojado violentamente! La porción misma de mi pueblo él altera. ¡Cómo la remueve de mí!”’” (Miqueas 2:3, 4) “Está con dolores fuertes y estalla, oh hija de Sión, como una mujer que da a luz, porque ahora ... tendrás que llegar hasta Babilonia.”—Miqueas 4:10.
7 Al repasar las razones que Jehová presenta por tomar tales medidas drásticas, tengamos presente a la cristiandad del día moderno, pues ella corresponde al Israel infiel del día de Miqueas. Jehová continúa presentando un testimonio público, y da la siguiente explicación: “Es debido a la sublevación de Jacob que hay todo esto, aun debido a los pecados de la casa de Israel.” Entre tales pecados, Jehová menciona la adoración que se llevó a cabo en “lugares altos” más bien que en el templo de Jerusalén, y el culto idolátrico de “imágenes esculpidas.”—Miqueas 1:5-7.
8 Además de lo susodicho, Jehová menciona a “los que traman lo que es dañino,” y “los que practican lo que es malo, sobre sus camas.” Agrega: “A la luz de la mañana proceden a hacerlo, porque está en el poder de su mano. Y han deseado campos y se han apoderado de ellos; también casas, y las han tomado; y han defraudado a un hombre físicamente capacitado y a su casa, a un hombre y su posesión hereditaria.” (Miqueas 2:1, 2) “¿No es negocio de ustedes el conocer la justicia? Odiadores de lo que es bueno y amadores de la maldad, que le arrancan su piel a la gente y su organismo de sus huesos; ustedes los que también han comido el organismo de mi pueblo, y han desollado su piel misma de ellos, y desmenuzado sus propios huesos, y los han triturado como lo que está en la vasija de boca ancha y como carne en medio de una olla.”—Miqueas 3:1-3.
9 Con esas palabras el Señor Soberano Jehová sirvió “como testigo” contra el antiguo reino de Judá. Su profeta Miqueas tuvo que servir de testigo visible Suyo, y esto requirió gran valor de su parte de él, sí, gran fuerza espiritual. Pero Miqueas estaba a la altura de lo que este servicio requería. ¿Cómo llegó a estarlo? Nos lo dice en las siguientes palabras: “Yo mismo he llegado a estar lleno de poder, con el espíritu de Jehová, y de justicia y poderío, para informar a Jacob su sublevación y a Israel su pecado.”—Miqueas 3:8.
10 El mismo espíritu de Jehová que dio a Miqueas el poder de proclamar verbalmente el vigoroso mensaje de juicio también le impulsó a poner por escrito este severo mensaje del Dios verdadero. Miqueas poseía algo que no poseían los profetas falsos, visionarios y adivinos de aquel día, y por eso tenía la “respuesta” de Jehová para los problemas nacionales, es decir, la “sublevación” de Jacob y el “pecado” de Israel. Como persona, Miqueas tenía sentido de la justicia, de modo que estaba profundamente consciente de que los de su propio pueblo estaban tratando a Dios de manera injusta, pues insensiblemente estaban quebrantando las leyes de Dios y violando el pacto nacional que habían hecho con Él mediante Moisés. Como excelente ejemplo para los testigos cristianos de Jehová del día de hoy, ¡Miqueas no era persona débil en lo que tenía que ver con asuntos religiosos, sino que estaba lleno de fuerza espiritual que le impulsaba a identificar el pecado como pecado!
Los dioses falsos son responsables de las condiciones malas
11 Jehová de los ejércitos no era el responsable de las condiciones malas que existían en la nación del Israel de la antigüedad. Tampoco es el responsable de las condiciones malas que existen en cuanto a lo moral y lo religioso dentro de la cristiandad, que en el día moderno corresponde al Israel de la antigüedad. Los responsables en los tiempos de Miqueas, e igualmente hoy, eran y son “el dios de este sistema de cosas,” Satanás el Diablo, y todos los dioses demoníacos que están asociados con él. (Mateo 4:3, 4; 2 Corintios 4:4) En conformidad con esto está escrito: “Todos los pueblos, por su parte, andarán cada cual en el nombre de su dios.” (Miqueas 4:5) “Hay aquellos que son llamados ‘dioses,’ sea en el cielo o en la tierra, así como hay muchos ‘dioses’ y muchos ‘señores.’” (1 Corintios 8:5) Todos estos dioses falsos han tenido su día para hacer todo el daño posible.
12 Pero ahora ha llegado el tiempo para que Jehová el Dios Todopoderoso los juzgue a todos ellos y termine con todas las formas de adoración que se les rinden por medio de templos, sacerdotes, ídolos o imágenes esculpidas, ritos y sacrificios. Mediante su profeta Miqueas, Jehová dio a conocer su propósito irrevocable de hacer esto en el caso del Israel típico de la antigüedad al decir: “Ciertamente cortaré las hechicerías de tu mano, y ningún practicante de magia continuarás teniendo. Y ciertamente cortaré tus imágenes esculpidas y tus columnas de en medio de ti, y ya no te inclinarás a la obra de tus manos. Y ciertamente desarraigaré tus postes sagrados de en medio de ti y aniquilaré tus ciudades. Y en cólera y en furia ciertamente ejecutaré venganza sobre las naciones que no han obedecido.”—Miqueas 5:12-15.
13 Durante los pasados 100 años se ha denunciado a los dioses falsos de este mundo, aun a los de la cristiandad. Esta denunciación no tiene igual en la historia de las naciones desde que los babilonios destruyeron a Jerusalén en el año 607 a. de la E.C., o unos 109 años después que el profeta Miqueas terminó de escribir su profecía. Esto ha incluido la denunciación del propio dios de la cristiandad, la llamada Trinidad, compuesta de manera inexplicable de tres dioses en uno, cada uno de los cuales es coexistente, coigual y coeterno con relación a los otros dos. Esta divinidad trina a veces se ilustra por medio de un cuerpo humano con tres cabezas o una cabeza con tres caras. El uso de imágenes hechas por el hombre en el culto religioso se puede ver claramente en los templos, las catedrales y las iglesias de la cristiandad.
14 Durante este tiempo de juicio de todos los dioses falsos de este mundo, ¿quiénes son las personas que han llevado a cabo la denunciación? Han sido los cristianos dedicados y bautizados que han sido ungidos con el espíritu de Jehová Dios mediante Jesucristo. Como compañía o clase, éstos fueron prefigurados por el profeta de Jehová, Miqueas. Actividades como las que Miqueas desempeñó se han desempeñado en tiempos modernos, particularmente desde que la I Guerra Mundial terminó en 1918 E.C. En aquel entonces la clase de Miqueas se presentó resueltamente en la escena de la posguerra y de manera sobresaliente desempeñó el papel de testigo del Dios de Miqueas contra los sistemas idólatras de la cristiandad y el paganismo. Por razones válidas, cuando los miembros de esta clase de Miqueas se reunieron en asamblea internacional en Columbus, Ohio, en 1931, adoptaron una resolución en la que declararon ser “testigos de Jehová” y se comprometieron a llevar a cabo esta obligación de ser Sus testigos. Mundialmente, congregaciones de cristianos dedicados, que se reconocían como “el Israel de Dios,” siguieron aquel ejemplo y consintieron unidamente con aquella resolución de 1931 y adoptaron el nombre bíblico de “testigos de Jehová.” (Isaías 43:10-12; Gálatas 6:16) ¡Aunque la cristiandad lo ha puesto en tela de juicio, este nombre ha perdurado!
15 Los que llevaban este nuevo nombre reconocían que su Caudillo, Jesucristo, era y es el principal testigo de Jehová. En el último libro de la Biblia, la Revelación que Jehová Dios impartió al envejecido apóstol Juan mediante el glorificado Jesucristo, el Hijo unigénito de Dios dice lo siguiente respecto a sí mismo: “Estas son las cosas que dice el Amén, el testigo fiel y verdadero, el principio de la creación por Dios.” (Revelación 3:14) Como su Padre, Jehová, el Señor Jesús dio testimonio en contra de las condiciones deplorables del Israel de su día, condiciones parecidas a las que había descrito Miqueas. De modo sobresaliente Jesús es aquel a quien Jehová ahora emplea en este día de juicio de todos los dioses falsos. Por eso, no es de extrañar que Satanás el Diablo, siendo “el dios de este sistema de cosas,” haya querido destruir al Hijo unigénito de Dios mientras éste estuvo en la Tierra. Se valió del nacimiento humano de este Hijo de Dios como una excelente oportunidad de efectuar aquello. No cabe duda de que, basándose en la profecía de Miqueas 5:2, Satanás el Diablo sabía dónde había de realizarse el nacimiento.
16 Miqueas 5:2 dice: “Y tú, oh Belén Efrata, el demasiado pequeño para llegar a estar entre los miles de Judá, de ti me saldrá aquel que ha de llegar a ser gobernante en Israel, cuyo origen es de tiempos tempranos, desde los días de tiempo indefinido.”
17 Conforme a lo que indican los versículos antes y después de Miqueas 5:2, la profecía había de cumplirse después que regresaran los judíos de los 70 años de exilio en la tierra de Babilonia. (Note Miqueas 1:16; 4:10.) Y en realidad fue 535 años después que los judíos liberados volvieron a establecerse en la tierra de Judá que se restableció el pueblecito de Belén. Al tiempo debido Jehová envió su ángel a la virgen judía del linaje del rey David a decirle que ella había de llegar a ser madre del prometido Mesías, el Cristo. Entonces, al tiempo del nacimiento, María se halló en su pueblo natal de Belén, para registrarse allí conforme al decreto de Augusto César. Allí, más o menos a mediados del séptimo mes judío, Tisri, o a principios de octubre, nació el primogénito de María y se le llamó Jesús, exactamente en conformidad con las instrucciones del ángel. El que Satanás el Diablo se interesó en aquel nacimiento prodigioso se ve por el hecho de que adoradores de él, a saber, astrólogos paganos, se interesaron activamente en el asunto. Un historiador, el apóstol Mateo, escribe lo siguiente al respecto:
18 “Después que hubo nacido Jesús en Belén de Judea en los días de Herodes el rey, ... el rey Herodes se agitó, y toda Jerusalén junto con él; y habiendo reunido a todos los principales sacerdotes y a los escribas del pueblo se puso a inquirir de ellos dónde había de nacer el Cristo. Ellos le dijeron: ‘En Belén de Judea; porque así ha sido escrito por medio del profeta: “Y tú, oh Belén de la tierra de Judá, de ninguna manera eres la ciudad más insignificante entre los gobernadores de Judá; porque de ti saldrá uno que gobierne, que pastoreará a mi pueblo, Israel.”’”—Mateo 2:1-6.