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Davidmor
04/04/2014, 07:12
“Tú eres mi esperanza, oh Señor Soberano Jehová, mi confianza desde mi juventud.” (SALMO 71:5.)
MEDÍA casi tres metros, así que no sorprende que los soldados de las líneas de batalla israelitas tuvieran miedo de enfrentarse a él. Semana tras semana, todas las mañanas y todas las tardes, el gigante filisteo Goliat se burlaba del ejército de Israel y lo desafiaba a enviarle un campeón que luchara con él. Finalmente, el desafío fue aceptado, pero no por un guerrero, sino por un simple muchacho: el joven pastor David, quien en comparación con su oponente se veía aún más pequeño. De hecho, ¡quizá pesaba menos que la armadura y las armas de Goliat! Aun así, se enfrentó al gigante y se convirtió en un símbolo perdurable de valor (1 Samuel 17:1-51).

2 ¿De dónde provino el valor de David? Veamos unas palabras que seguramente escribió él mismo en sus últimos años: “Tú eres mi esperanza, oh Señor Soberano Jehová, mi confianza desde mi juventud” (Salmo 71:5). En efecto, desde joven había puesto toda su confianza en Jehová. Cuando se enfrentó con aquel gigante, le dijo: “Tú vienes a mí con una espada y con una lanza y con una jabalina, pero yo voy a ti con el nombre de Jehová de los ejércitos, el Dios de las líneas de batalla de Israel, a quien tú has desafiado con escarnio” (1 Samuel 17:45). Mientras que Goliat confiaba en su imponente fuerza y armamento, David se apoyaba en Jehová. Teniendo al Señor Soberano del universo de su parte, ¿por qué debería ceder al temor a un simple hombre, sin importar lo bien armado que estuviera?

3 Cuando leemos los relatos sobre David, ¿no nos gustaría que nuestra confianza en Jehová fuera más firme? Es probable que así sea en el caso de muchos de nosotros. Por tanto, examinemos dos pasos que podemos dar a fin de confiar más plenamente en Jehová. Primero, debemos eliminar un obstáculo que a menudo restringe tal confianza, y también impedir que surja de nuevo. Y segundo, hemos de comprender qué implica exactamente confiar en Jehová.

Un obstáculo común para confiar en Jehová

4 ¿Por qué se refrenan las personas de cifrar su confianza en Dios? Con frecuencia se sienten confundidas en cuanto al motivo por el cual suceden cosas malas, y a muchos se les enseña que Dios tiene la culpa del sufrimiento. Cuando sobreviene una tragedia, algunos clérigos afirman que Dios “se llevó” a las víctimas al cielo. Además, un gran número de guías religiosos sostiene que Dios predestinó hace mucho todo lo que ocurre en este mundo, incluso las desgracias y los actos malvados. Desde luego, resultaría difícil confiar en un Dios tan insensible. Satanás, quien ciega la mente de los incrédulos, ansía promover todas estas “enseñanzas de demonios” (1 Timoteo 4:1; 2 Corintios 4:4).

5 El Diablo pretende que dejemos de confiar en Jehová. Ese enemigo de Dios no desea que conozcamos las verdaderas causas del sufrimiento humano. Y si hemos aprendido las que la Biblia expone, le gustaría que las olvidáramos. De modo que nos conviene repasar de vez en cuando tres razones básicas por las que hay sufrimiento en el mundo. Así podremos cerciorarnos de que Jehová no es el culpable de las dificultades que afrontamos en la vida (Filipenses 1:9, 10).

6 Una de las causas del sufrimiento humano es que Satanás intenta quebrantar la integridad de quienes son leales a Jehová, tal como hizo en el caso de Job. Aunque en esa ocasión fracasó, no se ha dado por vencido. Él es el gobernante de este mundo y, como tal, trata de “devorar” a los siervos fieles de Dios (1 Pedro 5:8 ). ¡Eso nos incluye a cada uno de nosotros! Satanás quiere que dejemos de servir a Jehová, por lo que a menudo fomenta la persecución. A pesar del dolor que esta provoca, tenemos buenas razones para aguantar. Con ello contribuimos a demostrar que Satanás es un mentiroso, y de ese modo regocijamos a Jehová (Job 2:4; Proverbios 27:11). Por otra parte, a medida que nuestro Dios nos fortalece para resistir la persecución, nuestra confianza en él aumenta (Salmo 9:9, 10).

7 Una segunda razón por la que existe el sufrimiento se encuentra en este principio: “Cualquier cosa que el hombre esté sembrando, esto también segará” (Gálatas 6:7). Hay quienes siembran al tomar malas decisiones, y como consecuencia siegan muchos sufrimientos. Quizá alguien decida conducir temerariamente y provoque un accidente. Muchas personas optan por fumar y se acarrean cardiopatías o cáncer de pulmón. Quienes deciden entregarse a la inmoralidad sexual se arriesgan a sufrir la angustia ocasionada por la ruptura de los lazos familiares, la pérdida del amor propio, las enfermedades de transmisión sexual y los embarazos no deseados. Probablemente culpen a Dios, pero en realidad son víctimas de las malas decisiones que han tomado (Proverbios 19:3).

8 En Eclesiastés 9:11 se indica otra razón por la que existe el sufrimiento: “Regresé para ver, bajo el sol, que los veloces no tienen la carrera, ni los poderosos la batalla, ni tienen los sabios tampoco el alimento, ni tienen los entendidos tampoco las riquezas, ni aun los que tienen conocimiento tienen el favor; porque el tiempo y el suceso imprevisto les acaecen a todos”. A veces, simplemente es cuestión de estar en el lugar equivocado en un momento inoportuno. Sin importar cuáles sean nuestros puntos fuertes o nuestras debilidades, las desgracias y la muerte pueden sobrevenirnos de manera inesperada y en cualquier momento. Por ejemplo, en tiempos de Jesús perecieron dieciocho personas al derrumbarse una torre en Jerusalén, pero él mostró que aquello no fue un castigo divino por los pecados que hubieran cometido (Lucas 13:4). Está claro que Jehová no es el culpable de tales sufrimientos.

9 Comprender algunas de las causas del sufrimiento es importante. Sin embargo, hay un aspecto de la cuestión que a muchas personas se les
hace difícil de entender: ¿por qué permite Jehová Dios el sufrimiento?

¿Por qué permite Jehová el sufrimiento?

10 Un pasaje de la carta del apóstol Pablo a los cristianos de Roma arroja luz sobre este importante asunto. Pablo escribió: “La expectación anhelante de la creación aguarda la revelación de los hijos de Dios. Porque la creación fue sujetada a futilidad, no de su propia voluntad, sino por aquel que la sujetó, sobre la base de la esperanza de que la creación misma también será libertada de la esclavitud a la corrupción y tendrá la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Porque sabemos que toda la creación sigue gimiendo juntamente y estando en dolor juntamente hasta ahora” (Romanos 8:19-22).

11 A fin de entender la esencia de estos versículos, primero hemos de responder a algunas preguntas clave. Por ejemplo, ¿quién sujetó la creación a futilidad? Algunos han sostenido que fue Satanás, y otros afirman que fue Adán. Pero ni uno ni otro pudo haberlo hecho. ¿Por qué no? Porque aquel que sujeta la creación a futilidad lo hace “sobre la base de la esperanza”. En efecto, es alguien que brinda la esperanza de que toda persona fiel será “libertada de la esclavitud a la corrupción”. Ni Adán ni Satanás podían ofrecer tal esperanza; Jehová era el único que podía. No hay duda de que fue él quien sujetó la creación a futilidad.

12 Ahora bien, ¿qué es “toda la creación” a la que se refiere este pasaje? Hay quienes dicen que se trata de todos los seres vivos, incluyendo los animales y la vegetación. Pero ¿esperan las bestias y las plantas obtener “la gloriosa libertad de los hijos de Dios”? La respuesta es no (2 Pedro 2:12). Por consiguiente, la expresión “toda la creación” solo puede referirse a la humanidad. Esta es la creación que se vio afectada por el pecado
y la muerte debido a la rebelión de Edén y que vive con la apremiante necesidad de una esperanza (Romanos 5:12).

13 Exactamente, ¿qué consecuencias acarreó a la humanidad la rebelión? Pablo las resume en una sola palabra: futilidad. Según una obra de consulta, este término define “la inutilidad de un objeto que no cumple el cometido para el que fue diseñado”. Los seres humanos fueron hechos para vivir para siempre, formar una familia unida y perfecta y cuidar de una Tierra paradisíaca. Pero en vez de eso, su corta existencia es dolorosa y a menudo está llena de frustraciones. Como lo expresó Job, “el hombre, nacido de mujer, es de vida corta y está harto de agitación” (Job 14:1). ¡Qué futilidad!

14 Ahora llegamos a la pregunta central: ¿por qué “el Juez de toda la tierra” sujetó a la humanidad a esta existencia llena de dolor y frustraciones? (Génesis 18:25.) ¿Obró con justicia al hacerlo? Pues bien, recordemos lo que hicieron nuestros primeros padres. Al rebelarse contra Dios, se pusieron de parte de Satanás, quien lanzó un amplio desafío a la soberanía de Jehová. Por sus actos apoyaron la alegación de que a los seres humanos les iría mejor sin Jehová, gobernándose de modo independiente e influidos por una criatura espiritual rebelde. En realidad, con su sentencia, Jehová les dio lo que pedían. Permitió que el hombre se rigiera a sí mismo bajo la influencia de Satanás. En aquellas circunstancias, ¿qué decisión podría haber sido más justa que sujetar a la humanidad a futilidad, pero sobre la base de la esperanza?

15 Por supuesto, esta no fue la “propia voluntad” de la creación. Sin poder evitarlo, hemos nacido en esclavitud al pecado y la corrupción. Jehová, en su gran misericordia, permitió que Adán y Eva siguieran viviendo y tuvieran hijos. Por tanto, aunque nosotros, sus descendientes, estamos sujetos a la futilidad del pecado y la muerte, tenemos la oportunidad de hacer lo que Adán y Eva no hicieron. Podemos escuchar a Jehová y comprender que su soberanía es justa y perfecta, mientras que el gobierno humano apartado de Dios únicamente acarrea dolor, frustración y futilidad (Jeremías 10:23; Revelación [Apocalipsis] 4:11). Y la influencia de Satanás sólo ha empeorado las cosas. La historia del hombre atestigua estas verdades (Eclesiastés 8:9).

16 Es evidente que Jehová tenía razones justificadas para sujetar a la humanidad a futilidad. ¿Significa esto, sin embargo, que él sea el causante de la futilidad y el sufrimiento que nos afligen a todos hoy? Pues bien, piense en un juez que dicta una sentencia justa contra un delincuente. Este quizá sufra mucho mientras cumple su condena, pero ¿podría con razón culpar al juez de ser la causa de sus desgracias? ¡De ningún modo! Por otra parte, Jehová nunca es fuente de maldad. Santiago 1:13 señala: “Con cosas malas Dios no puede ser sometido a prueba, ni somete a prueba él mismo a nadie”. Recordemos, además, que Jehová dictó su sentencia “sobre la base de la esperanza”. Amorosamente, él ha dispuesto lo necesario para que los descendientes de Adán y Eva que le sean fieles vean el fin de la futilidad y disfruten de “la gloriosa libertad de los hijos de Dios”. Los seres humanos obedientes jamás habrán de temer que toda la creación pueda caer de nuevo en ese lamentable estado. La rectitud con que Jehová ha tratado la situación habrá establecido lo justo de su soberanía por los siglos de los siglos (Isaías 25:8 ).

17 Al repasar estas razones del sufrimiento humano, ¿vemos alguna base para culpar a Jehová de la maldad o para dejar de confiar en él? Al contrario, tal examen nos da motivo para hacernos eco de estas palabras de Moisés: “La Roca, perfecta es su actividad, porque todos sus caminos son justicia. Dios de fidelidad, con quien no hay injusticia; justo y recto es él” (Deuteronomio 32:4). Meditemos de tanto en tanto en estos asuntos para asegurarnos de que los comprendemos bien. De ese modo, cuando afrontemos alguna prueba, opondremos resistencia a los intentos de Satanás de sembrar dudas en nuestra mente. Pero ¿qué podemos decir del segundo paso mencionado al principio? ¿Qué implica confiar en Jehová?

Lo que significa confiar en Jehová

18 La Palabra de Dios nos dirige esta exhortación: “Confía en Jehová con todo tu corazón, y no te apoyes en tu propio entendimiento. En todos tus caminos tómalo en cuenta, y él mismo hará derechas tus sendas” (Proverbios 3:5, 6). ¡Qué hermosas y tranquilizadoras palabras! Nadie en todo el universo es más confiable que nuestro amado Padre celestial. No obstante, una cosa es leer este proverbio y otra muy distinta ponerlo en práctica.

19 Muchos tienen ideas equivocadas sobre lo que significa confiar en Jehová. Algunos creen que tal confianza no es más que una emoción, una especie de entusiasmo que debería brotar naturalmente dentro de nosotros. Otros piensan que confiar en Dios significa vivir con la esperanza de que nos proteja de todas las dificultades, de que todo problema se resuelva tal como deseamos y de inmediato. Pero estas nociones carecen de fundamento. La confianza es algo más que una emoción, y no es poco realista. En el caso de personas adultas, confiar entraña tomar decisiones conscientes y bien pensadas.

20 Observemos de nuevo lo que dice Proverbios 3:5. Establece un contraste entre confiar en Jehová y apoyarnos en nuestro propio entendimiento, dando a entender que no podemos hacer ambas cosas. ¿Significa esto que no se nos permite emplear nuestras facultades de raciocinio? No, pues Jehová nos las dio y espera que las utilicemos para servirle (Romanos 12:1). Pero ¿en qué nos apoyamos, o de qué dependemos? Si nuestro modo de pensar no coincide con el de Dios, ¿aceptamos su sabiduría reconociendo que es infinitamente superior a la nuestra? (Isaías 55:8, 9.) Confiar en Jehová significa dejar que sus pensamientos guíen los nuestros.

Davidmor
04/04/2014, 07:13
21 Por ejemplo, pensemos en un niño pequeño que va en el asiento trasero de un automóvil, detrás de sus padres. Su papá es el que conduce. Si surgen dificultades durante el viaje, como dudas en cuanto a la ruta correcta o problemas con el clima o el estado de la carretera, ¿qué hace un niño obediente y confiado? ¿Se pone a gritar a su padre diciéndole lo que debe hacer? ¿Discute las decisiones de sus padres o se niega a obedecerlos cuando le mandan estarse quieto sin desabrocharse el cinturón? Ni mucho menos. De manera natural confía en que ellos se encargarán de resolver el problema, aunque sean imperfectos. En Jehová, nosotros tenemos un Padre perfecto. ¿No deberíamos poner toda nuestra confianza en él, sobre todo si nos hallamos en situaciones difíciles? (Isaías 30:21.)

22 Sin embargo, Proverbios 3:6 indica que debemos ‘tomar en cuenta a Jehová en todos nuestros caminos’, no solo si atravesamos momentos difíciles. Por tanto, nuestras decisiones cotidianas tienen que reflejar que confiamos en Jehová. Cuando surjan problemas, no nos desesperemos ni cedamos al temor ni nos opongamos a la guía divina en cuanto al mejor modo de manejar la situación. Veamos las pruebas como oportunidades de apoyar la soberanía de Jehová, de contribuir a demostrar que Satanás es un mentiroso y de cultivar la obediencia y otras cualidades que agradan a Dios (Hebreos 5:7, 8 ).

23 Sin importar los obstáculos que se alcen ante nosotros, podemos mostrar que confiamos en Jehová. Lo hacemos cuando le oramos y nos dejamos guiar por su Palabra y su organización. Ahora bien, ¿de qué maneras concretas podemos manifestar confianza en Jehová al encararnos a los problemas del mundo de hoy? En el siguiente artículo examinaremos esta cuestión.

[Nota]

La palabra griega que Pablo empleó y que se vierte “futilidad” es la misma que aparece en la Septuaginta griega como traducción del término que Salomón utilizó repetidas veces en el libro de Eclesiastés en expresiones como “todo es vanidad” (Eclesiastés 1:2, 14; 2:11, 17; 3:19; 12:8 ).

¿Qué respondería?
• ¿Cómo demostró David que confiaba plenamente en Jehová?
• ¿Cuáles son tres causas del sufrimiento humano actual, y por qué es aconsejable que las repasemos de vez en cuando?
• ¿Qué sentencia dictó Jehová en cuanto a la humanidad, y por qué fue justa?
• ¿Qué significa confiar en Jehová?

[Preguntas del estudio]
1. ¿A qué desafío se enfrentó el joven pastor David?
2, 3. a) ¿Por qué pudo enfrentarse David a Goliat con tanta confianza? b) ¿Qué dos pasos examinaremos a fin de confiar más plenamente en Jehová?
4, 5. ¿Por qué les resulta difícil a muchas personas confiar en Dios?
6. Según 1 Pedro 5:8, ¿cuál es una de las causas del sufrimiento humano?
7. ¿Qué otra causa de sufrimiento nos ayuda a reconocer Gálatas 6:7?
8. Según Eclesiastés 9:11, ¿por qué sufre la gente?
9. ¿Qué aspecto no entienden muchas personas en cuanto al sufrimiento?
10, 11. a) Según Romanos 8:19-22, ¿qué le sucedió a “toda la creación”? b) ¿Cómo podemos determinar quién fue el que sujetó la creación a futilidad?
12. ¿Qué confusión ha surgido en cuanto a la identidad de “toda la creación”, y cómo podemos aclararla?
13. ¿Qué consecuencias acarreó a la humanidad la rebelión de Edén?
14, 15. a) ¿Qué demuestra que la sentencia de Jehová con respecto a la humanidad es justa? b) ¿Por qué dijo Pablo que la creación fue sujetada a futilidad “no de su propia voluntad”?
16. a) ¿Por qué sabemos con certeza que Jehová no es el causante del sufrimiento que vemos hoy en el mundo? b) ¿Qué esperanza ha proporcionado amorosamente Jehová a las personas fieles?
17. ¿Qué efecto debe tener en nosotros repasar las razones del sufrimiento que vemos hoy en el mundo?
18, 19. ¿Con qué palabras nos anima la Biblia a confiar en Jehová, pero qué ideas equivocadas tienen algunos a este respecto?
20, 21. ¿Qué implica confiar en Jehová? Dé un ejemplo.
22, 23. a) ¿Por qué debemos poner nuestra confianza en Jehová cuando afrontemos problemas, y cómo podemos hacerlo? b) ¿Qué examinaremos en el siguiente artículo?

[Ilustraciones de la página 8]

David confió plenamente en Jehová

[Ilustración de la página 10]

Jesús mostró que Jehová no tuvo la culpa de que una torre se cayera en Jerusalén