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Ver la versión completa : Idea de un tiempo abstracto, distancia temporal



ALBERTO RODRIGUEZ-SEDANO
25/03/2014, 09:12
Leyendo la idea de la historia redimible de Max Scheler me ha venido a la mente aquel Negatividad de la falsación y sus momentos de especulación histórica. Scheler señala una “historia humana que no está acabada y sólo lo estará al final del la historia del mundo” (*). La historia de NF era una historia negativa, una historia donde cabían muchas cosas; finalmente, sólo quedarían unas pocas. La verdad de “veo ésto y no lo otro” aumenta, finalmente, en el fundamento negativo de “ver”, el continuo que hay tras un algo que es visto. Que algo pueda ser visto es una hipótesis falsable; “se puede ver ésto o lo otro”.

La vivencia de Scheler es, sin duda, una defensa del humanismo, de la superioridad del espíritu sobre el cuerpo o del pensamiento sobre su objeto. Un humanista hablaría así: el hombre no se reduce a los pasos a los que lleva su historia, la historia del hombre es “inconmensurable”; el hombre es libre.

Si el hombre fuese libre, no habría historia, sólo habría posibilidades (**).

(*) En NF ya señalaba que para falsar la historia habría que agotarla; de no ser así, su falsación sería una especulación más, un tiempo abstracto sin auténtico contenido.

(**) Por más interés que tenga la posibilidad, no deja de ser una idea teórico-especulativa sin nada inmediato, una idea de una idea. Se amolda más a la falta en la que se asienta que al sitio donde, finalmente, está.

ALBERTO RODRIGUEZ-SEDANO
15/04/2014, 04:01
Sería justo preguntarse por el significado del espíritu. ¿Es un algo? ¿el espíritu trae algo consigo; o, mejor visto, se suma a ello y se cuela por el cabal vacío de idea que perpetua su encerramiento; se trata al espíritu indeterminadamente, sin que, auténticamente, se relacione con nada? ¿ese hipotético algo, se afirma ante todo y contra todo (*); tiene presencia por sí?

(*) Retomo este tema porque el espíritu no puede ser un coladero, una ventaja hipotética tejida en el aire con un hilo demasiado fino (**), esto es, sin una determinación consigo. Paradójicamente, Scheler mira la determinación con malos ojos; ¡está resentido con la determinación! Si en la conciencia no hubiera un sitio “a priori” para la determinación, si en la génesis de todo no hubiese algo, la experiencia no sería posible; habría una experiencia positiva de nada. No hay indiferencia.

(**) A pesar de que mi postura hacia la filosofía hegeliana no deja lugar a dudas del sitio en el que me asiento, asimismo, he reconocido sus méritos. Dicho de manera muy intuitiva: “no se puede matar una mosca a cañonazos”; muy all contrario, la totalidad exije una medida, una aproximación a sí, "una bala que se adecue a la mosca".

“Hilar sin hilo”, “caminar sin camino”, o “pensar sin pensamiento”, no quiere decir que no haya otra manera de hilar que con hilo, …, sino que la dependencia de los términos no puede descansar en una falta de determinación, como si un cambio sobre nada fuese lo mismo que un cambio sobre algo. Me reafirmo en la tesis de que toda potencia está en desventaja ante su experiencia actual. No hay indiferencia.

ALBERTO RODRIGUEZ-SEDANO
16/04/2014, 04:33
Admito que Scheler podría decirme: “mire usted, no soy un humanista; el humanismo carece, fundamentalmente, de ideas propias sobre lo humano”. Le diría que es cierto, que el humano es, dicho a la manera de Nietzsche, "demasiado humano"; cae, con facilidad, en medirse sin medida y confundir, prácticamente, todo; el humano termina abstrayendo la humanidad en la que se asienta. Empero, cuando hablé del humanismo me refería, sobre todo, a la “vivencia”, dicho fenomenológicamente, y al ámbito del espíritu y la esencia de la persona.

La vivencia es un término con cierto encanto por dos razones claras. Por un lado, se agarra a una idea innegablemente positiva con un contenido inmediato que no descansa, tiene una presencia incansable (*). Por otro, parece dar una solución a un problema de fondo, que la conciencia no es primera en todo ámbito ni su ventaja se afirma indefinidamente; dicho de otro modo, hay categorías del “cogito” sin correspondencia consigo mismo.

(*) De hecho, la idea de que la conciencia se tomase algún descanso fue una de las hipótesis que me llevó a preguntarme por las fases que atravesaba la experiencia de la conciencia. Si la afirmación de la conciencia no descansase, si no estuviese sujeta a ninguna determinación distinta de sí, apenas aportaría nada, no tendría qué ofrecer; terminaría dando vueltas. Si la afirmación se quedase en un movimiento inductivo que no llevase primeramente a ningún sitio, caería en en una desventaja con respecto a su experiencia; dicha afirmación, tarde o temprano, se vería negada.

ALBERTO RODRIGUEZ-SEDANO
19/04/2014, 05:46
“El dolor dice: ¡Pasa!
Mas todo placer quiere eternidad, -
- Quiere profunda, profunda eternidad!”
(F. Nietzsche, “Así habló Zaratustra”, Cuarta parte; La canción del noctámbulo, 12)

Podemos plantear si esta "presencia incansable" no terminará por cansarse; si, en algún momento, no puede seguir especulando y, finalmente, recorre su interioridad; si algunas de sus posibilidades se ven realizadas, topan consigo mismas en un instante de contradicción; si el ámbito del espíritu no se apoya en algo, se densifica, envuelve consigo mismo y reafirma; si, de alguna manera, no se fija en ello; si la “inexistencia intencional” llega a algún sitio y su afirmación se limita a él; si, entre límites, se extralimita, o si se amolda a ellos; si cuando avanza, no va hacia atrás; si no va sola; si no es desigual, en esencia, diferente; si su avance descansa en una repetición, o si, por el contrario, avanza de otra manera y se hace sitio (*).

Así pues, la cuestión está en su actividad; si se trata de una relación interna que descanse en sí misma, en un sitio sin asiento; o si depende de algo que no está en ello, en sí, sino que sólo avanza de la mano de otro. Dicho en otras palabras, si su parte activa está siempre en ventaja frente a su parte pasiva, lleva la voz cantante, y, por tanto, la neutraliza, impide que progrese y queda atrás.

La estética podría ser llevada al máximo de sí. No quiero decir que sea algo totalmente hecho, que siga un patrón dado de una vez y para siempre, sino que sus posibilidades siguen un orden en ventaja con su opuesto; la experiencia del espíritu pasa.

¿Qué sería de un cansancio incansable? ¿Qué uso del lenguaje es ese, uno que piense sin nada que pensar? Por mucho que busque en la esencia espiritual, por mucho que busque en los términos sin término, no encuentro nada más que su falta, un hueco que es rellenado, un error de cálculo, una historia copresente que extiende su actualidad, su ámbito en desventaja. ¿Estar ya no es, principalmente, haber estado, un ser tardío puesto al día? ¿Se entiende, pues, el lenguaje, como si la expresión de sus términos satisficiese su interioridad; o la comprensión es siempre fallida, nunca llega a término?

(*) La inexistencia intencional no es un no existente, una determinación abstracta y solitaria que se mueva de aquí a allá sin ir a sitio alguno, sino otro modo de existencia; es una propiedad mental de otro orden, lo referido en tanto se limita a lo referido, su "régimen", un término no derivable de sus antecedentes, echado hacia delante, que, no obstante, tampoco se extralimita, sino que se amolda; dicho así, es la "intencionalidad", como es más conocida en ámbitos fenomenológicos, el espacio que recorre la posibilidad de una idea hasta que es pensada, o, dicho en otras palabras, la ventaja de las condiciones actuales ante las potenciales (**). Empero, la fenomenología se ha alineado a las posibilidades más abstractas y a sus medidas más inmediatas en lugar de problematizar una interioridad más genuina, esto es, qué descansa en ella.

(**) La inexistencia intencional es un problema fenomenológico de fondo. El espacio para que sea pensado no se corresponde con la experiencia de la categoría de la que depende, su disponibilidad no llega a aprovecharse, y queda mucho por recorrer.

Brentano piensa si en la extensión del predicado la indeterminación no ocupa más espacio que su determinación. Si el ámbito del juicio es lo primero en la determinación de la representación; o si, por el contrario, la esencia de su determinación es pasada por alto. De pasar por alto esta especialidad, la tesis fundamental de Brentano, un ámbito inmediato sin "mediación puesta" en él (***), la intencionalidad queda sujeta al espacio de cada cual, un subjetivismo inaproximable.

(***) Uso términos de Hegel, no de Brentano; Brentano ni los usa ni los necesita. Piensa la interioridad con profundidad, pone ideas donde no las hay.