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Ver la versión completa : "Yo", ideas a medias que no logran asiento



ALBERTO RODRIGUEZ-SEDANO
21/03/2014, 05:22
A veces pasa que uno tiene una idea en la cabeza, pero no es capaz de pensarla; la idea no llega asentarse.

El otro día, durante una conversación sobre la relación afectiva de los padres con los hijos, empecé a añadir detalles en la conversación de los que, poco a poco, me iba desentendiendo. Había pasado una tarde muy ajetreada, y estaba, francamente, agotado; era consciente de que no me hacía cargo de lo que estaba afirmando; por otro lado, mi hermana no dejaba de insistir en que contestase sus preguntas sobre la importancia de George Simmel. No era capaz de resolver la situación en la que estaba sumido.

El discurso de Simmel es, seguramente, el que mejor ha envejecido de los discursos sociológicos clásicos; pero sólo se debe decir lo que pueda ser defendido (*); en ese preciso momento, yo no era capaz de adaptar algunas de las ideas de Simmel a la problemática de máxima individualidad de muchas de las relaciones que se mantienen en la actualidad: la expectativa de que la relación personal ocupe el mismo espacio mental que el experimentado con anterioridad a su representación, este es, el que subyace en ella sin sobrepasar la forma que hay para ella.

Los sujetos están inmersos en una experiencia con excesivo peso en su “yo”; recae en el "yo" más peso del que puede soportar (**). Si hay gente que no piensa en su “yo”, piensa en lo que lo representa sustituyéndolo; “yo” ya no es necesario para la experiencia del “yo”; “yo” no es asunto de la psicología; “yo” está en otro nivel, se ha convertido en otro tipo de idea que reclama otro tipo de idea sí; urge un nuevo concepto del ”yo”.

(*) Estoy exagerando. La mayor parte de lo que se dice no pertenece al ámbito reflexivo. Me refiero a que hay algunos temas que uno debe conocer bien, haberlos estudiado y meditado sobre ellos; en cierto modo, debe hablar de ellos como si uno fuese quien los hubiese concebido.

(**) Este "yo" es una figura, un "yo abstracto" que sustituye al "yo psicológico" mediante una idea pensada para él; es, pues, un "yo distante" sin otra relación íntima consigo mismo que la esencia de la que el "yo" depende para ser sí mismo y de la que su concepto se sirve como ventaja.

ALBERTO RODRIGUEZ-SEDANO
25/03/2014, 07:59
El “yo abstracto” es un “yo mediado por una figura que representa su presencia”; se la pone en su lugar, ocupa su espacio.

“Yo abstracto” es “yo inteligible”, “yo pensable”, “yo disponible”, "yo pensado para poder pensar en él"; es un “yo garantizado”, previsible; ocupa el lugar que hay para él en su concepto; es "yo teórico".

Este “yo” no es genuino; es un “yo falso”, un “yo” sin correspondencia consigo mismo. Ahora bien, ¿la expectativa del “yo” ocupa el espacio del “yo”; o el espacio del “yo” es, con respecto a su expectativa, un proyecto por hacer, nunca del todo regulado?

Ramónrodríguez
25/03/2014, 15:10
El Yo verdadero no es un concepto ni el concepto de los conceptos, es por sí mismo, es incognoscible, es lo oculto, no se presenta a la experiencia sensible, es el que siente y nota y no en cambio lo sentido y lo notado, es el que piensa y no en cambio lo pensado, en definitiva es el absoluto. Es la mente, la cual no se presenta a la experiencia sensible, yo soy la mente y soy incognoscible porque no estoy en el ello.

El Yo verdadero, el sí mismo, el espíritu que es uno mismo, es Dios, el que soy, yo soy el que soy, y en definitiva es el espíritu absoluto de Hegel que se representa a sí mismo como religión, y es el mismo en todo y en todos, todos somos el mismo yo en diferentes cuerpos.
Parte un leño y allí estoy yo, levanta una piedra y allí me encontrarás.

Saludos.

ALBERTO RODRIGUEZ-SEDANO
26/03/2014, 05:20
El Yo verdadero, el sí mismo, el espíritu que es uno mismo, es Dios, el que soy, yo soy el que soy, y en definitiva es el espíritu absoluto de Hegel que se representa a sí mismo como religión, y es el mismo en todo y en todos, todos somos el mismo yo en diferentes cuerpos.

Ramónrodríguez, imagino que cuando habla de un Yo verdadero tiene presente al "yo falso"; ese Yo verdadero debiera comprenderlo y abrazarlo. Sus momentos devenidos, sus caras, son figuras representadas por la expresión de los silogismos que llevan a él. Hay interioridad en tanto haya una exterioridad que la muestre; de lo contrario, sería una idea sin contenido, una idea sin idea.

Un Yo absoluto no sería un "yo restringido", no sería el que piensa si no abraza lo pensado consigo.

En todo caso, no hablamos del mismo Yo. Hablo de un “yo aparente que se va como viene"; “yo” es una fase; Yo me resulta un exceso. Ahí reside su interés histórico, la aproximación a su concepto.

“Yo falso“ no es un “Yo especulativo”; “Yo especulativo” no es “yo aparente”. “Yo aparente” es una fase de la experiencia de la conciencia.

Saludos

Ramónrodríguez
26/03/2014, 16:39
Si, usted habla del esclavo de Hegel, del ego, del yo que no tiene ser por sí mismo. Del Yo pensado, el cual es una construcción de la experiencia sensible, de la memoria adquirida digamos.
Y está sujeto al cambio y al devenir. Va cambiando con el tiempo, no es el mismo ahora que el que era hace diez años.

Pero el Yo auténtico es el Yo inmutable, ese que siempre es el mismo a lo largo de toda la vida, desde que se nace hasta que se muere.

El yo auténtico, ese que es uno mismo y no cambia con el tiempo, es el que piensa al yo falso, al ego.
Si el yo auténtico no lo piensa, este yo falso desaparece, porque no tiene ser por sí mismo.

Y como el Yo auténtico se queda sin exterioridad al no tener presente al yo falso, entonces el yo auténtico es el absoluto, Dios, sólo él es.

Como decía Hegel:
Es inmediato porque es el punto de partida y es indeterminado porque no hay nada en él que se pueda percibir o pensar. Por eso, siendo igual a sí mismo, no obstante, no es desigual frente a otro. Y no puede ser desigual frente a otro porque no tiene ninguna diferencia en su interior ni en su exterior que nos permita comprobar dicha desigualdad. En tanto que en el ser puro no hay nada que se pueda intuir, hablaremos de un intuir vacío; y en cuanto que en el ser puro no hay nada que se pueda pensar, hablaremos de un pensar vacío.

O lo que usted llama una idea sin idea, pero el Yo auténtico, no es una idea, es por sí mismo.

A su pregunta: ¿la expectativa del “yo” ocupa el espacio del “yo”; o el espacio del “yo” es, con respecto a su expectativa, un proyecto por hacer, nunca del todo regulado?

Si la puede reformular más detalladamente le daría una repuesta. ¿la expectativa del yo verdadero o del yo falso? la expectativa del yo verdadero es tener la certeza de sí mismo. Ser él mismo, o lo que se podría llamar, el absoluto consciente de serlo, Dios consciente de serlo, así como lo era Jesús y Buda por ejemplo.


Saludos.

ALBERTO RODRIGUEZ-SEDANO
28/03/2014, 05:47
Cuando hablo del “yo aparente” hablo del “yo de éste, de ese, del suyo, del mío y el de todos en general”; no es un Yo sin las ideas que llevan a él, un Yo formal sin nada adentro. No obstante, esta generalidad no es insensible a su particularidad, sino que, precisamente, mantiene con ella cierta relación; es, de hecho, su individualidad, una especie en la que se produce una experiencia genuina.

Hegel, al respecto, se agarró a una identidad que se correspondiese con el opuesto que tenía en sí, por así decir, su “negatividad”, su otro sí mismo, una historia sin historia, o sin otra historia que la Historia genuina y real. Pero, al contrario, la importancia de su idea no está en sí, sino en la necesidad de ponerle rostro, un acontecimiento que está por venir.

Usted dijo “absoluta” refiriéndose al refrito del Geist o Espíritu; por más interés que tenga para una antropología filosófica, es un término sin término, una medida para una idea sin idea.

Hablo de la copresencia de una idea; se integra en la experiencia, se experimenta en cierta desventaja con ella (*). Esta desventaja es, cabalmente, la idea sin idea a la que me referí. Algunos autores se refieren a este ámbito como “experiencial”, una especie de sustancia de la que la experiencia se sirve. Prefiero la expresión “experiencia de la experiencia”, que no es una cosa misma; me parece que muestra más el problema del que se trata, que se recorren distintas capas.

(*) La desventaja es la idea de la que la experiencia se sirve, el sitio que hay para ella; está, dicho así, por debajo de ella bordeándola, expectante y sin que, todavía, sea ocupado. Hegel lo llama "servidumbre", la figura del "siervo", o "esclavo", según la interpretación más izquierdista; su idea no es otra que la de dependencia. La filosofía hegeliana viene a quedar en una correspondencia, una síntesis episódica, una historia presuntuosa con demasiados asuntos sin encarar; en este sentido, habitualmente, no dice nada más que cadenas palabras destinadas a preparar un terreno que no llega a cultivar.

No obstante, la desventaja no está a la misma altura fenomenológica que la servidumbre (lo que Hegel critica es la sensibilidad); la "servidumbre" es una consecuencia histórica que ésta padece tratando, desesperadamente, de invertir en acción, una inversión de términos con la expectativa interna de que los términos, finalmente, se armonicen.

La desventaja es, pues, una aproximación a la experiencia sin realizar, para decirlo de manera hegeliana. También me he referido a ella como la "falta". Ahora bien, la reflexión de Hegel considera que la sensibilidad supone un obstáculo para la reflexión, una carga que la contamina. Sin embargo, no hay ninguna idea sin sensibilidad; si no hay una sensibilidad en el origen de la idea, se cae en una indiferencia perpétua de la que no se libra ni lo inteligible; sin sensibilidad, lo inmediato no tendría lugar. Aclaro, en todo caso, que este último detalle no se refiere tanto a lo sensible como a una de sus especies, la moral y su ámbito de copresencia.

Para decirlo de otra manera, la desventaja se debe a que toda potencia no está en ventaja ante su experiencia actual, no pesa más; no pesa por sí, como si supusiese su propia diferencia, como si se inclinase de su lado (***); contrariamente, está en inferioridad de condiciones, las condiciones potenciales no se arremolinan sobre su objeto en sentido circular, tendiendo hacia ningún lado y siguiendo un centro sin centro; no hay indiferencia, ni "nada" real. Semejante nada sería una nada lingüística, un término inesencial, una fase momentánea, un uso limitado a la superficie que rellenan las palabras, no a lo que subyace en ellas.

(***) Este tipo de flexiones son profundamente irreflexivas; "ir" lleva implícito un "adónde".

Un saludo

Ramónrodríguez
28/03/2014, 17:02
Si, mire, a ver si nos aclaramos, porque lo más difícil de todo es entenderse, ya que cada cual entiende las cosas de manera diferente porque cada uno tiene diferentes experiencias sensibles, pero como decía Heráclito, los depiertos tienen un Logos en común y los durmientes tienen uno propio cada uno.
Vamos a intentar ser despiertos para tener un Logos en común y entendernos de manera inmediata, directa y clara, y le mostraré ese Logos en común para que nos podamos entender.

Hegel, decía que el espíritu es esto que soy yo mismo, y la naturaleza es eso que está ahí.
Hegel decía que el espíritu absoluto de la naturaleza, se representa a sí mismo como religión.

El espíritu absoluto de la naturaleza es Dios, el todo, el absoluto, y se representa a sí mismo como religión.
También se intuye a sí mismo como arte y adquiere absoluto conocimiento de sí mismo como filosofía.

El espíritu absoluto es el Yo auténtico, yo soy el espíritu y la naturaleza es eso que está ahí, Yo soy Dios y la naturaleza es el Logos. El Yo auténtico es Dios, el absoluto, el sí mismo. El señor, el que es por sí mismo, y se representa a sí mismo como religión.

Es el papel en blanco de los empiristas, o sea la mente, el sí mismo, porque como decía Descartes, yo soy la mente, y no se presenta a la experiencia sensible, es la sustancia donde se dan todos los fenómenos o experiencias, toda la sensibilidad, es la mente donde se da el fenómeno mental. Y ese es el Yo auténtico, el absoluto, Dios, la mente.
La mente es la cosa en sí kantiana, porque la mente no se presenta a la experiencia sensible, es noúmeno, cosa en sí, incognoscible, no está en el ello porque es el Yo auténtico.

Luego viene el esclavo de Hegel, que no tiene ser en sí, el Yo pensado, que no es otra cosa que las letras escritas en ese papel en blanco que es la mente, es un yo creado, por ejemplo soy fontanero, vivo en tal calle, soy tal o cual cosa etc...., eso es lo que soy, pero no es el que soy realmente sino sólo lo que soy. Lo que he adquirido mediante la sensación, mediante la experiencia sensible y me reconozco en ello y me engaño y pienso que yo soy eso, lo que soy. Cuando en realidad, el que verdaderamente soy es el que soy, y no en cambio lo que soy.

Lo que soy, está sujeto al cambio, al devenir, va cambiando con el tiempo, pero el que soy es inmutable, siempre el mismo.


El yo de éste, de ese, del suyo, del mío y el de todos en general, es el mismo, es el mismo papel en blanco, el mismo plano inmanente, la misma sustancia, la misma mente, el mismo noúmeno, el mismo absoluto, el mismo espíritu, Dios, uno mismo. Ese Yo es el sí mismo inmutable que no cambia nunca desde que nacemos hasta que morimos, es siempre el mismo a lo largo de la vida independientemente de las memorias, experiencias y del cambio del cuerpo, porque cambian las memorias, me dirá que usted no es el mismo ahora que hace 10 años, de acuerdo, no es el mismo en cuestión de experiencias o cuerpo, pero el Yo auténtico es el mismo porque es inmutable, usted no desaparece para que sea otro.

Ese Yo inmutable que es usted y que soy yo, es el mismo. Todos somos el mismo Yo en diferentes cuerpos y en cada cuerpo tenemos diferentes experiencias y nos parece que no somos el mismo.

Ese Yo inmutable que es uno mismo, es el espíritu, como decía Hegel, yo soy el espíritu.
Y ese espíritu inmutable que es uno mismo, es Dios, Dios es espíritu, yo soy el que soy, y es el mismo en todo y en todos, es omnipresente, es absoluto, sólo él es, no existe otro ni dentro ni fuera de él. Y porque es Dios, se representa a sí mismo como religión.

Dios es espíritu único y mora en todo y en todos, todos los cuerpos son sus santuarios y es donde mora el espíritu. Uno mismo es Dios, como el yo inmutable que es uno mismo, y es el mismo en todo y en todos, y como decía Hegel, el espíritu absoluto se representa a sí mismo como religión.
Y si usted lee sobre Dios o sobre el Ser, está leyendo sobre usted mismo como el Yo inmutable que es usted y que soy yo.

Por ejemplo, puede leer sobre el Ser de Parménides, y le aseguro que si no es, no podrá leerlo, ya que sólo el que es puede leer sobre el Ser, o sea que si puede leer sobre el Ser es porque usted ES. Y en realidad es el Ser el que lee sobre sí mismo, se representa a sí mismo como religión y se describe a sí mismo en la filosofía, el Yo inmutable, el espíritu que es uno mismo.

Parte un leño y allí estoy yo, levanta una piedra y allí me encontrarás.

Todos somos el mismo Yo omnipresente, sólo hay un yo, y no somos conscientes de ello.
Nada diferencia a un papel en blanco de otro papel en blanco, sólo lo que tengan escrito, o sea, la experiencia sensible.

Todos somos ese papel en blanco, ese yo inmutable, en la diversidad.

Si quiere ver cómo sale usted como el yo inmutable que es, representado en las religiones, me lo dice y le pondré varios textos donde se verá representado y leerá sobre usted mismo.

Gnosce te ipsum.

Ese es el Logos común a todos, a los despiertos, mientras que los durmientes tienen un Logos propio cada uno.

Saludos.

ALBERTO RODRIGUEZ-SEDANO
29/03/2014, 08:46
Hola de nuevo. Lamento decirle que no estoy de acuerdo en nada de lo que dice.

No sigo a Hegel en nada ni me sirvo de sus ideas para otra cosa que para hablar de ellas; la historia del pensamiento no es la historia de Hegel (aun cuando él sí lo creyese); el pensamiento no es un problema de “habladurías”.

Puede decirme lo que quiera de Hegel, sólo me interesan sus ideas criticables. En este punto la filosofía hegeliana se convierte en una broma pesada; hay que admitirla para que pueda ser criticada, su crítica debe formar parte de lo mismo. Todo “debe depender de un mismo fundamento”.

Expresiones como “depender de un mismo fundamento” no tienen otro interés que cuestionar la idea de lo mismo desde ámbitos diferentes de sí. No tienen verdadero interés lógico, son ideas sin concepto, palabras encadenadas sin una regla para su encadenamiento; se trata de una idea inaceptable, una trampa en la que se cae al poner el lenguaje a la misma altura que la lógica; son falsos problemas en los que su falta de concepto garantiza que sea una trampa en la que, repetidamente, se cae. La auténtica diferencia no se reduce a otro, a una variedad de sí, sino a una capa sin recorrer.

Sí mismo no sería, pues, un sí mismo como sí-mismo (*), una cosa que encuentre satisfacción en ella, una propiedad que se posea, ni un “señorío” con “servidumbre”. Insisto que no es un problema de “términos disponibles”, sino todo lo contrario; sólo es un problema genuino cuando trae consigo algo que cuente con alguna ventaja para resolver la dialéctica preferente a la que está expuesto; no es una potencia infinita en la que todo quepa.

Esta potencia infinita tiene una figura ininteligible en la Historia de la filosofía: el “eterno retorno” nietzscheano. Muchos filósofos la han admitido sin que se hayan advertido de la esencia especulativa que hay en ella; tiene verdadero interés al poner cara a su metafísica, su vuelta a lo mismo.

Las obras de Hegel están llenas de tomaduras de pelo como la expresión de que sí mismo sea ello; no dejan de ser juegos de palabras. La lectura de Hegel sólo tiene interés una vez que ha sido rechazada; paradójicamente, es el instante en que el término se hace positivo y trae algo consigo. Para admitir las ideas de Hegel hay que estar advertido.

Por último, sólo quiero dejarle claro que el “yo aparente” del que hablo es un “yo de todos”; la generalidad de la que yo hablo no es Yo ni cualquier otro término que no sea un problema en sí mismo, un algo que determine la conciencia con ventaja, sino que es el límite con el que topa y en el que está en desventaja. Si es falso es porque es un episodio que está en la superficie; en algún momento, se va. Hablo de él porque no es inmediato conmigo mismo; si lo fuese, no estaría en el lenguaje.

ALBERTO RODRIGUEZ-SEDANO
30/03/2014, 08:18
Cuando en realidad, el que verdaderamente soy es el que soy, y no en cambio lo que soy.

Tengo que agradecer su idea de que “es el que es”. Ahora bien, no me diga cosas de este tipo para entendernos. Para entenderse no se necesita acudir a nadie (*). No hay ninguna filosofía de importancia en los juegos de palabras con apariencia de entendimiento.

Una idea no trae algo consigo porque haya una relación silogística de tercer grado, una síntesis genuina y, permítame que siga siendo afectado y parezca filosóficamente cultivado, "sintética a priori"; que no haya otra historia en ella que la historia de la verdad. Pensar la sustancia, o pensar sustancialmente, que son lo mismo, consiste en profundizar el recorrido de la idea, agotar su espacio; o, dicho más finamente, traer nuevas categorías, pensar más a fondo y ampliar el espacio que hay entre el ser y la nada; dicho de manera muy sencilla, poner algo donde no lo hay.

Cuando Hegel hacía uso del tipo de paralogismos de los que me habla, cuando pretendía hacer una filosofía especulativa, había que leer la lógica que había en ella en lugar de agarrarse a la idea que representaba; si se lee su manifestación, si la idea del pensamiento se queda en las palabras y los términos disponibles, no se piensa nada distinto de ello

La historia de la filosofía está llena de normalidad filosófica. Hay exceso de normalidad. Pretende entenderse, ser una historia interna y, al seguirse, interiorizarse ¡Buenos estamos al pensar el espíritu como el ámbito interno!; sería una estética sin determinación sensible, una determinación que es indeterminada, una ética sin moral, un ser sin nada.

Apruebo que se hable de Hegel por la única razón de su peso en la historia de la filosofía; no apruebo que se hable de Hegel como si lo que dijese Hegel fuese verdad porque lo dijese Hegel.

(*) Hay que saber reírse con la filosofía. Hay más filosofía en Lichtenberg que en buena parte de la filosofía alemana. Hay ciertas filosofías con las que me río a carcajadas, como cuando leo ciertas partes de los Parerga de Schopenhauer. Reírse con Hegel es algo muy distinto; muchos de los escritos de Hegel manifiestan la insustancialidad del lenguaje y la falta de auténtica hermenéutica en la historia de la filosofía.

Vayamos a la cosa misma que tiene gracia. El espíritu (en alemán, Geist) es la determinación viviente, lo que se podría llamar una psicología pura. No obstante, el espíritu en manos de Hegel se ha hecho una idea sin idea, una idea sin determinar. Hablando de lógica y metafísica, las categorías negativas no tienen existencia inmediata. Brentano, que era mucho mejor filósofo que Hegel, no alargaba los libros si no tenía algo importante que decir y conocía mejor que él los auténticos problemas filosóficos, lo llamaba “inexistencia intencional”, una aproximación máxima a la cosa que no llega a tocarla. Así pues, para pensar lo pensable hay que empezar por hacer un sitio para la idea, tener algo que pensar, un qué; no vale de nada hablar de objetos del pensamiento sobre los que se pone toda la carga si no tienen en ellos mismos la raíz de la que crecen; se quedarían en palabrería. La auténtica filosofía, la que crea términos para la reflexión, lo primitivo de la filosofía y su caldo de cultivo, supera el uso de las palabras; una verdadera metafísica entiende que el lenguaje sólo da satisfacción a la representación, no a la cosa misma.

Ramónrodríguez
30/03/2014, 16:38
El espíritu es el sí mismo. El que es. El que soy. El Ser de la filosofía, el Soy. Yo. Yo soy el espíritu como decía Hegel. Yo soy el Ser del que habla la filosofía y el Dios del que hablan las religiones.

Le realizaré varias preguntas.

1- ¿Quien es el que piensa y siente?
2-¿Quien crea los conceptos?
3-¿usted es un concepto? y en caso de que así fuese ¿quien le ha creado como concepto?
4-¿quien es el quien?
5-¿quien es el que hace un sitio para la idea?
6-¿quien es el que tiene algo que pensar, un qué?
7-¿quien es la cosa misma, la cosa en sí, que no se presenta a la experiencia sensible porque no está en el ello?
8-¿quien es el que piensa en el sí mismo?
9- ¿quien crea el concepto de plano inmanente el cual no es un concepto ni el concepto de los conceptos?
10-¿los conceptos pululan por ahí sin sujeto que los cree? ¿quien los piensa y los crea y quien siente la experiencia sensible?

Le daré una respuesta: El que Es, el verdadero sujeto, el Yo, el que soy, el Ser, el verdadero plano inmanente. El viviente.


Usted se encuentra con un vacío, no encuentra una Verdad de donde partir o asentarse, no encuentra su sí mismo, la única Verdad de la cual podemos estar seguros y que Descartes nos dijo, la de Soy.

Si no parte de ahí, pues dará vueltas en círculo buscado una verdad donde asentarse y sin hallarla, y si niega la única Verdad , la de Soy, entonces cae en contradicción, porque si usted no es ¿cómo va a poder negar algo?

La mente NO es fenómeno mental. Descartes decía Yo soy la mente.

Y es en mí donde se crea el fenómeno mental, y soy yo, el creador de los conceptos y el que piensa y el que siente y nota. Es en mí donde subsiste el Logos.

Tiene que traspasar el velo de Isis, dejar de ser objeto para ser sujeto, dejar de ser esclavo para ser el señor. Porque es el señor el que tiene ser en sí, mientras que el esclavo no tiene ser en sí, es creación del señor, y si el señor no lo piensa, el esclavo desaparece.

En su caso, el señor se está identificando con el esclavo, y piensa el señor que él es el esclavo.

Usted piensa que es, lo que piensa que es, y no se da cuenta que usted no es el pensamiento, sino el que piensa. Que usted no es el esclavo sino el señor.

¿O usted es un juego de palabras? ¿un pensamiento de nadie? ¿un pensamiento que pulula por ahí? ¿un pensamiento no pensado por nadie? Si hay pensamiento, hay cosa que piensa. Si hay fenómeno mental, hay mente. Si hay sensación, hay el que siente y nota. Si hay ello, hay YO.

Fijad vuestra mirada en el Viviente mientras estáis vivos, no sea que luego muráis e intentéis contemplarlo y no podáis

Saludos.

ALBERTO RODRIGUEZ-SEDANO
31/03/2014, 09:10
La forma de la respuesta que me pide se la pide usted mismo porque se adapta a la respuesta que tiene para ella, quiere hablar de sus términos, de fases egocéntricas; quiere que piense una idea especulativa que no me lleva a ningún sitio: “Yo es la sustancia de la que todo depende, Yo es Dios, Yo está en todo”; si llamásemos a ese Yo de otra manera, no pasaría nada, dicho Yo sería indiferente, sería distante con él, haciendo uso de los conceptos gruesos de Hegel , su “falso infinito”, algo que no es. Me pregunta mediante su Yo; su pregunta no es real; está atado a algo.

La distancia es un término para estar en ventaja frente a la experiencia del pensamiento; es un lugar activo, piensa esto o lo otro sin lugar a una generalidad impropia que se haga con lo que no es suyo; no es el pensamiento mismo, una acción interna, del espíritu, una idea del pensamiento sin autenticidad.

Veo que prefiere insistir en que Hegel dijese tal o cuál, esto, eso, o lo otro; ya sé lo que Hegel decía, y no le veo otro interés que el que he dicho, que es un episodio de la Historia de la filosofía. ¿Por qué en lugar de hablar de lo que Hegel dijese no hablamos del fondo en el que todas las ideas se asientan y a qué conflicto se enfrentran? Yo no es una respuesta a nada, no se sale del círculo tautológico con trucos de otros; si la filosofía hegeliana tuviera algún mérito al respecto, no sería porque lo escribiera Hegel, sino porque habría llegado a hacerse sitio en la historia de la filosofía.

Ciertamente, hay que hacer a Hegel criticable, que lo negativo de su filosofía pase a ser positivo; que sus momentos abstractos caigan del lado preferente en el que reside su ventaja, el más próximo donde encuentren su quietud, cuando su angustia haya pasado; que, finalmente, todo no se quede en un tiempo perdido, en juegos de palabras con apariencia de auténtica filosofía.

Ya he dicho en qué consiste pensar, por qué es algo creativo. Empero, dice que me encuentro con un vacío, no estoy en mi Yo. Repito que ese Yo del que habla es un capricho, una figura especulativa que no aporta nada más que autosatisfacción; carece de otra fuerza lógica que verse reflejada en todo, una imagen conocida en la que no se llega a confiar; llegado el momento, no es de fiar. Si quiere hablar de su Yo más alto, si quiere que su voz se oiga más, no hable más alto, no se repita más, ¡elabore una figura y saque partido del sacrificio que exige llegar a un concepto!, que la verdad está con uno.

El otro día me dijo uno de mis hijos, “papá, cuéntame otra vez eso de las tautologías, que no significan nada y no son más que apariencia formal”; yo le dije, “mira, no puedes abusar de términos técnicos porque suena pedante”; me contestó: “déjame fardar”.

La filosofía no se hace con palabras sino con figuras, problemas de la sustancia y no de su apariencia, problemas insustanciales, problemas con otros problemas de los que dependen. Los problemas han sido dejados a un lado; la filosofía no consiste en dar gato por liebre. Puede escribir cuanto quiera sobre su Yo y abusar de él tanto como le plazca; sólo le advierto que la repetición cansa, se deja de esperar algo y la atención se distrae con otra cosa; la repetición se hace insensible rápidamente y pierde interés. Si no me trae una figura que muestre la relación interna que la produce, cómo demonios de no ser pasa a ser algo, cómo es que algo logra asiento e, inmediatamente, consigue aprobación, no veo qué idea hay en su Yo. “Yo es todo”, que Yo y todo sean términos inseparables y no puedan estar aparte, no significa absolutamente nada; no pone una cosa dentro de otra, no pone la idea en su sitio. El cogito no es “yo soy yo”, para remitirme de nuevo a la expresión de Ulrich Beck; “yo soy” es, mejor visto, “¿soy?”; ¿o prefiere hacer preguntas dado que hay una respuesta para ellas?; de ser así, si pregunta alineado a una respuesta, como si pregunta y respuesta fuesen lo mismo y estuviesen en el mismo lugar, se descuida lo esencial del preguntar.

Digámoslo de otra manera, cuando se habla de la nada, cuando se cae en un momento insesencial, no se pretende decir que no haya “nada”. En mi anterior mensaje ya señalé que las categorías negativas no traen algo inmediato con ellas; no obstante, hay quienes pretendieron pivotear sobre las categorías saturando su capacidad, llevándolas más lejos del sitio en el que tienen una garantía; finalmente, las agotan dejándolas al desnudo. Ese nada lógica, un algo que se pelea con su historia, un Yo que se afirma negándose, determinándose sin poner cara a la sustancia de la que depende, su determinabilidad indeterminada, es una nada aparente, pero no del tipo de apariencia de la que hablaba yo al principio del tema, una fenomenológica y común, sino una apariencia fenoménica sin fenomenología, sin idea de sí, y no, precisamente, consigo misma; dicha nada es una nada sin relación con un algo, una espera que no espera; no hay anticipación en ella.

Evidentemente, si he hablado de la experiencia de “todos los yo”, de ese, de éste, del suyo, y del de aquél, ha sido porque “yo” no es indiferente ni se adapta a todo; no es igual.

La “experiencia” no es la experiencia empírica, no es lo externo contrapuesto a lo interno, una fase dialéctica. La crítica fenomenológica a la experiencia, como si la experiencia fuese un invento empírico en desventaja frente a la sustancia, se queda en un grado de la experiencia inducido como totalidad, como si sus episodios tuviesen un camino a priori, un “destino con un instante final”, un momento sin conflictos pendientes, el fin de la historia; es la idea especulativa en la que todo cabe; su contenido positivo no tiene su falso, es virgen; no tiene capas ni dobleces; es superficial.

Hegel piensa a medida, extiende una idea que deja caer en su ámbito de generalidad; piensa infinidades en lugar de pensar las cosas, los términos en los que las cosas tienen su momento de existencia, el paso del ser a ser algo.

La infinidad es una categoría impropia, una categoría falsa. Va de un “cuanto” a un “monto”, su reproducción indiferenciada, un sí mismo con nada; y circunscribe su extensión a su correlato intenso. “Si a esto que está del derecho lo ponemos del revés, ¡lo hemos dado la vuelta y está del otro lado!"; “si voy en línea recta y me topo con algo, ¡el espacio se ha limitado y ya no puedo seguir por ahí, sino que tengo que ir por otro sitio!”. ¡Qué fácil es hacer filosofía así!, confundiendo la reflexión sobre los términos, la metafísica, con su discurrir, lo opuesto a su idea del pensamiento, su negatividad, el espacio aparente donde su física, más fácilmente, descansa.

Cuando digo que me parto de risa con Hegel no bromeo. Es cierto que Hegel ya hablara de la muerte de Dios. Se anticipó a la decadencia, a crisis morales, sociales, económicas, y a otros ídolos de Occidente (Occidente no es, sin duda alguna, la cima universal; muy al contrario, semejante idea carece de filosofía de su historia). El progreso no fue mucho más que una sublimación del peso de la historia, la representación de su soberbia.

Los teóricos del cambio social siempre han estado demasiado cómodos con sus utopías. No han dado demasiada importancia a la contradicción que le es inherente; la utopía es una especulación histórica, no un hecho de la conciencia. Si los fenómenos históricos fuesen infinitos, su conciencia sería imposible.

Este tipo de errores lógicos nacen de particularizar la interpretación, de dejarla en manos de un “sujeto individual”, un espacio de yo sin nada, una sustancia que no está sujeta a nada grave; llegado el momento crucial, titubea, su indiferencia se manifiesta.

Admito que Hegel se acercara a la intuición de una diferencia sustancial, pero se limitó a los "límites"; les puso otros nombres, pero nada más. Cuando el pensamiento no da más de sí, cuando el progreso no avanza más, hay que volver a pensar, pensar más a fondo, abrir otros espacios y pensar nuevamente. Esta ironía es el colmo de la metafísica, que se haya utilizado la metafísica de tal manera que se haya terminado por no pensar nada.

Ramónrodríguez
31/03/2014, 15:53
Jajajaja, bueno, no se enfade.

Ya se que para usted Yo es sólo una palabra, un concepto, no una respuesta, sino un juego de palabras, pero es simplemente porque no sabe sacar el espíritu de las letras.
Pues Yo no es un concepto, Yo es uno mismo, es REAL. (el dedo le impide ver la luna), la palabra Yo, le impide identificarse a sí mismo como un Yo real.

Usted dice: Repito que ese Yo del que habla es un capricho, una figura especulativa que no aporta nada más que autosatisfacción; carece de otra fuerza lógica que verse reflejada en todo, una imagen conocida en la que no se llega a confiar; llegado el momento, no es de fiar. Si quiere hablar de su Yo más alto, si quiere que su voz se oiga más, no hable más alto, no se repita más, ¡elabore una figura y saque partido del sacrificio que exige llegar a un concepto!, que la verdad está con uno.

O sea, que usted es un capricho, una figura especulativa.

Usted se considera a sí mismo un juego de palabras, un capricho, una figura especulativa, un pensamiento de nadie, un concepto, eso es lo que considera que es usted. Y le vuelvo a decir que el dedo le impide ver la luna.

Y no se da cuenta que la Verdad no está en uno, sino que uno es la verdad, Yo soy la verdad.

¿Usted es solamente una apariencia formal? ¿no puede extraer el espíritu de las letras? ¿el sí mismo?

Mire, usted me pide esto: Si no me trae una figura que muestre la relación interna que la produce, cómo demonios de no ser pasa a ser algo, cómo es que algo logra asiento e, inmediatamente, consigue aprobación, no veo qué idea hay en su Yo. “Yo es todo”, que Yo y todo sean términos inseparables y no puedan estar aparte, no significa absolutamente nada; no pone una cosa dentro de otra, no pone la idea en su sitio

Lo que usted no sabe, es que YO NO SOY UNA IDEA, eso usted no lo sabe, ¿o usted es una idea? , yo soy aunque no tenga ideas, aunque no piense en nada Soy.
Tiene que saber sacar el espíritu de las letras.

Cuando usted dice esto: Digámoslo de otra manera, cuando se habla de la nada, cuando se cae en un momento insesencial, no se pretende decir que no haya “nada”. En mi anterior mensaje ya señalé que las categorías negativas no traen algo inmediato con ellas; no obstante, hay quienes pretendieron pivotear sobre las categorías saturando su capacidad, llevándolas más lejos del sitio en el que tienen una garantía; finalmente, las agotan dejándolas al desnudo. Ese nada lógica, un algo que se pelea con su historia, un Yo que se afirma negándose, determinándose sin poner cara a la sustancia de la que depende, su determinabilidad indeterminada, es una nada aparente, pero no del tipo de apariencia de la que hablaba yo al principio del tema, una fenomenológica y común, sino una apariencia fenoménica sin fenomenología, sin idea de sí, y no, precisamente, consigo misma; dicha nada es una nada sin relación con un algo, una espera que no espera; no hay anticipación en ella.

Tiene que saber que si usted no siente ni nota nada, ni una emoción, ni un pensamiento, ni una sensación, Nada. Entonces eso equivale a la nada subjetiva, a la nada para sí.
Usted Es, pero nada siente ni nada nota y equivale a la nada para sí.
Usted es el noúmeno Kantiano, la cosa en sí, y si nada siente ni nada nota, no hay fenómeno mental, pero usted sigue siendo. Aunque en la nada subjetiva, a ese estado le llamo el Ser inexistente, el que es, pero que nada siente ni nada nota y equivale a la nada subjetiva. El noúmeno sin fenómeno mental. La mente sin fenómeno.


La sustancia es usted, el Yo, el sujeto, la mente, el papel en blanco de los empiristas, y es en usted que se da la experiencia, cuando se contempla a sí mismo.

Porque esa sustancia que es usted, ese Yo, esa mente, ese papel en blanco, ese plano inmanente, se extiende al infinito, y es la sustancia de la que todo está compuesto incluido el cuerpo y el cerebro, y todo. Y es la misma sustancia en todo, todos los cuerpos están compuestos de esa sustancia, la cual, mediante su esencia o forma de cerebro puede pensar, en la diversidad de sus formas.

Dios se contempla a sí mismo, creando de esa manera el objeto, el fenómeno mental, el ello.

Usted tiene que saber que sin sujeto no hay objeto, ¿entonces que hay sin sujeto? NADA, ni sujeto ni objeto, NADA.

Dios o el espíritu absoluto de la naturaleza, el cual soy yo, como decía Hegel. Al contemplarse a sí mismo, se desintetiza en sujeto y objeto. Y es la tercera sustancia metafísica de Aristóteles, él mismo contemplándose, el motor que mueve al universo, la contemplación de sí mismo.

Usted se parte de risa con Hegel y seguramente con la mayoría de los filósofos, simplemente porque no los entiende. Y tampoco entiende que Hegel ya nos mostró a Dios, el cual es uno mismo, el Espíritu absoluto de la naturaleza, porque como decía Hegel, el espíritu es esto que soy YO MISMO y me represento a mí mismo como religión.

No entiende que Yo no soy un concepto, ni una idea, ni una creencia, ni un pensamiento, sino que mi propia esencia consiste en SER.

Si usted quiere que se lo explique, se lo explicaré encantado, ahora bien, si usted no ES, y sólo es un juego de palabras, una figura especulativa, una apariencia formal, un concepto, entonces no creo que consiga hacerle entender que usted es REAL y por sí mismo.

Pues ¿cómo voy a hacerle entender algo a un concepto, a un juego de palabras, a una figura especulativa, a una apariencia formal? estaría loco si intentase hacerle entender algo a eso. Al esclavo de Hegel, el cual no tiene ser en sí.

Saludos.

ALBERTO RODRIGUEZ-SEDANO
01/04/2014, 06:08
Fíjese en las cosas que dice: “que la nada subjetiva [, que llama Ser inexistente al que es pero que "nada siente ni nada nota",] equivale a la nada subjetiva”.

Gracias por su generosidad filosófica ¡Estará satisfecho! Admito ciertas tomaduras de pelo de Hegel porque, de alguna manera, nos entenedemos y hablamos de lo mismo; usted, se las puede ahorrar.

Sentir es notar algo, tener, para decirlo de acuerdo con la psicología aristotélica (*), “contacto inmediato con algo” ¿Qué le parecería si le dijese que “estoy en mí, voy de aquí para allá, haga lo que haga y esté donde esté; ¡soy!"? ¡Cuánto más sabría de mí! ¡un cuanto (**)! Aquí no hay conceptos porque no hay nada más que decir.

Que siga bien

(*) Ya señalé que la extensión del término alma, como si se extendiese indiferentemente, ha supuesto la indeterminación de su idea, neutralizarla y ponerla en ámbitos sin reciprocidad, hacerla pasiva, un "tragabolas"; así pues, las ideas que derivan de ello se encuentran sin concepto, sin sitio para ellas.

Quien haya sido lo suficientemente cuidadoso con la Historia de la filosofía habrá advertido que, en ella, no ha habido progreso alguno. Ciencia de la lógica (Wissenschaft der Logik), de Hegel, sólo añade ruido a la filosofía de Aristóteles; no le añade nada de verdadera importancia que no hubiera en ella y que una intepretación no pudiera poner al día; que la idea absoluta sea ella misma no significa que sea "ella-misma", algo dado de una vez consigo sin sitio para más.

(**) Lamento que el interés filosófico haya perdido su espacio y, en su lugar, se haya puesto la sumisión al paso del amo. El problema de la medida no está en que sea un centro sin centralidad, una medida sin la medida de la que esencialmente depende; no es un problema del orden de los términos a concurso sin diferencias específicas, sino que se logre dar descanso al centro, que, dicho de otro modo, se abra paso entre el resto.

Ramónrodríguez
01/04/2014, 11:05
“que la nada subjetiva [, que llama Ser inexistente al que es pero que "nada siente ni nada nota",] equivale a la nada subjetiva”.

Y así es, ¿que problema hay? si usted no siente ni nota nada de nada, ni un pensamiento, ni una emoción, ni un olor, ni un sabor, o sea Nada, eso equivale a la nada subjetiva, a la nada para sí.

Las personas que han estado en coma por ejemplo, que nada han sentido y notado durante un año. Cuando salen del coma les parece que acaban de tener el accidente, para ellos no ha pasado el tiempo porque nada han sentido y notado durante un año, y eso equivale a la nada subjetiva, a la nada para sí, porque no hay experiencia sensible, nada sienten ni nada notan.

Según la filosofía Aristotélica, el sujeto es la sustancia primera, y la esencia, la forma de la sustancia, la forma del sujeto, No es el sujeto, sólo la forma, la esencia. Y es de la sustancia primera, o sea del sujeto el cual es por sí mismo, de lo que están compuestas las formas, o sea la esencia.
El cristal sería el sujeto por ejemplo y la copa sería la forma del sujeto, la forma del cristal. La copa no existe sin el cristal, pero el cristal Es independientemente de la copa, pues puede tomar cualquier otra forma.

Es de la mente de lo que están compuestas las formas, la mente es el sujeto, porque como decía Descartes, Yo soy la mente y soy una sustancia que carece de extensión. Y puedo dudar de que exista el cuerpo y todo lo demás, puedo dudar de que exista todo lo que siento y noto, pero no puedo dudar de que Soy, como mente, como sustancia sin extensión. O sea, sin forma, sin esencia.

El sujeto, la mente, no se presenta a la experiencia sensible, porque precisamente es el que siente y nota y no en cambio lo sentido y lo notado. Sentir es notar algo, y para notar algo debe haber el sujeto que lo note. Y ese sujeto que lo nota, no se presenta a la experiencia sensible porque no está en el ello, es el YO.

Si a usted le pellizcan, le dolerá, y ¿a quien le duele? pues a ese que le duele es usted, ese es el Yo. Y le aseguro que los conceptos y juegos de palabras, las figuras especulativas y las apariencias formales no sienten dolor. El dolor lo siente el sujeto REAL, el que es por sí mismo, el que tiene ser en sí.

La mente, el papel en blanco de los empiristas, es la sustancia y no se presenta a la experiencia sensible. Y sin embargo ES. Pues sin ese papel en blanco que es uno mismo, donde se da la experiencia sensible, no habría experiencia sensible.

Sin Yo no hay ello y todo sería un absoluto indiferenciable o la Nada.

El Yo no es un concepto, a usted le pasa como lo del plano inmanente de deleuze, por ejemplo Deleuze decía que el plano inmanente no es un concepto ni el concepto de los conceptos sino el espejo del pensamiento y se extiende al infinito etc...., Pues bien, si no es un concepto, ¿Cómo es que Deleuze lo nombra y lo piensa y lo define y crea el concepto de plano inmanente?
Usted dirá que sí que es un concepto, al igual que dice que la palabra Yo es un concepto.

De acuerdo, tanto plano inmanente como Yo, son conceptos. Pero son conceptos para referirse a lo que No es un concepto, a lo que es por sí mismo, y eso es lo que usted no entiende, no sabe sacar el espíritu de las letras. El concepto le impide ver el sí mismo, el dedo le impide ver la luna.

¿quien crea el concepto de plano inmanente? el verdadero plano inmanente el cual No es un concepto.
¿quien crea el concepto Yo? El verdadero Yo el cual no es un concepto
¿quien crea el concepto mente? la verdadera mente la cual NO es un concepto
¿quien crea el concepto sustancia? la verdadera sustancia la cual No es un concepto.
¿quien crea el concepto Dios? el verdadero Dios el cual no es un concepto.

Etc..... Usted está sumido en un juego de palabras, y si verdaderamente dice SOY, sabrá que Soy es SER.

Sólo tiene entonces que leer sobre el SER de la filosofía y leerá sobre usted mismo. Pues sólo el que es puede leer sobre el Ser, ya que el que no es, nada puede porque no Es.

Lea sobre el ser de Parménides por ejemplo, sabiendo que usted ES, y entonces sabrá quien es usted. Y entenderá a Hegel y a todos los filósofos, y verá cómo el Ser que es usted, se representa a sí mismo como religión, como decía Hegel, el espíritu es esto que soy yo mismo y me represento a mí mismo como religión.

¿Y sabe quien sale representado en la religión? Dios, el absoluto, el SER, el Todo, o sea, uno mismo. Y usted piensa que el absoluto es una idea, jajajaja, que Dios es una idea, que el SER es una idea, que el Todo es una idea, que uno mismo es una idea, jajajajajaa. No se da cuenta que no es una idea sino el creador de la idea, el que es por sí mismo. ¿acaso piensa que las ideas pululan por ahí? ¿y quien lo piensa? ¿lo piensa una idea que pulula por ahi? jajaja.

Existe una gran diferencia entre una idea y el creador de la idea, tanta diferencia como entre el esclavo y el amo.

Si no entiende eso, nunca entenderá a Hegel ni a otros filósofos, y es normal que se ría de ellos y que no vea nada de verdadera importancia etc... es normal, pero que usted no lo vea, no quiere decir que otros no puedan verlo.


Usted dice: ¿Qué le parecería si le dijese que “estoy en mí, voy de aquí para allá, haga lo que haga y esté donde esté; ¡soy!"? ¡Cuánto más sabría de mí!

¿cuanto más sabría de usted? se sorprenderá, encontrará la VERDAD, sabrá que usted es el SER.

Si quiere se lo explico, pero ya veo que no quiere y es una lástima porque se está perdiendo el sumum de la filosofía, el sí mismo, el SER, Dios. O sea, la VERDAD con mayúsculas.

Uno mismo es el Ser de la filosofía, porque uno mismo Es y eso es Ser. Y sólo el SER puede leer sobre el Ser, ya que el no ser nada puede porque no es.

Si lee sobre el SER, está leyendo sobre usted mismo. Y si lee sobre Dios, también está leyendo sobre usted mismo, porque usted es Dios pero no lo sabe, usted no sabe que es el espíritu absoluto de la naturaleza y se representa a sí mismo como religión, y no lo sabe porque hay un genio maligno que le engaña, y es una pena que no lo sepa y no entienda a Hegel.

No sabe lo que se está perdiendo, ¿cuanto más sabría de mi? jajajaa, todo, lo sabría todo

Pero ya le digo que si quiere se lo explico, y si no quiere que se lo explique, pues nada, siga dando vueltas pero deje de insultar a los filósofos porque como le he dicho antes, que usted no lo vea, no quiere decir que otros no puedan verlo y es una lástima que no se conozca a sí mismo porque se está perdiendo toda la filosofía.

Gnosce te ipsum.

Saludos.

ALBERTO RODRIGUEZ-SEDANO
01/04/2014, 11:50
Si no tiene ningún problema al decir cosas como que "la nada subjetiva equivalga a la nada subjetiva", como si dice que "el blanco es blanco", que "el ser es o que el peso pesa", empiece por distinguir las palabras de las ideas que las sostienen. No confunda la filosofía con el lenguaje, ni el ser con el ente. Uno es primero, viene antes; lo otro, segundo, viene después. Si hace lo contrario, si abusa de las palabras, suena a superficialidad y falta de seriedad. Quien está diciendo palabras sin decir nada de ellas, sin referirlas, es usted; yo no hago eso.

Le envío un saludo que saluda.

Asexperia
01/04/2014, 12:03
Si no tiene ningún problema al decir cosas como que la nada subjetiva equivalga a la nada subjetiva, como si dice que el blanco es blanco, que el ser es o que el peso pesa, empiece por distinguir las palabras de las ideas que las sostienen. No confunda la filosofía con el lenguaje, ni el ser con el ente. Uno es primero, viene antes; lo otro, segundo, viene después. Si hace lo contrario, si abusa de las palabras, suena a superficialidad y falta de seriedad. Quien está diciendo palabras sin decir nada de ellas, sin referirlas, es usted; yo no hago eso.

Le envío un saludo que saluda.

Yo estoy concordando de acuerdo con Alberto.
La Filosofia no es un juego de palabras. La Filosofia es un pensar profundo y coherente.

"Yo Soy siendo y habiendo sido antes de ser".

Ramónrodríguez
01/04/2014, 12:09
Si es fáaaaaacil.

¿estamos de acuerdo que para leer sobre el Ser hay que Ser? supongo que si.
¿Estamos de acuerdo que sólo el Ser puede leer sobre el ser porque el no ser no es? supongo que si
¿EStamos de acuerdo que si no eres no puede leer sobre el ser? supongo que si.

¿quien es el que lee sobre el ser? EL SER, el que es, pues el que no es, no puede leer sobre el ser porque no es, ¿de acuerdo? supongo que si.

Si lees sobre el SER, es porque ERES, ¿estamos de acuerdo? supongo que si.

Pues bien, lean ahora sobre ustedes mismos, sobre el SER que son:

La vía de la verdad se muestra como el único camino realmente practicable para el filósofo Parménides, pues, como dice la diosa, los dos únicos caminos de investigación que se pueden concebir son: «El uno, que el ser es y que el no-ser no es. Es el camino de la certeza, ya que acompaña a la verdad. El otro, que el ser no es y que necesariamente el no-ser es. Este camino es un estrecho sendero, en el que nada iluminará tus pasos. Ya que no puedes comprender lo que no es, pues no es posible, ni expresarlo por medio de palabras. Porque lo mismo es pensar y ser. Es necesario decir y pensar que lo que es, es, ya que el ser es y el no-ser no es; afirmaciones que te invito a considerar bien.»[1]
De esta afirmación de la diosa se derivan toda una serie de consecuencias: El ser es único. Sólo hay un ser, pues caso que no fuera así, ¿qué los diferenciaría?. No podría diferenciarlos algo que es, puesto que, en cuanto que esta diferencia es, es (sigue siendo ser y, por tanto, no es diferente del ser). Ni menos aún podría diferenciarlos lo que no es, puesto que lo que no es no es. Así, mediante un proceso de razonamiento por reducción al absurdo, Parménides señala la unicidad del ser).
El ser es eterno: «No fue, ni será, porque es a la vez entero en el instante presente, uno, continuo. Pues, ¿qué origen puedes buscarle? ¿Cómo y de dónde habrá crecido? No te dejaré decir ni pensar que es del no-ser. Ya que no puede decirse ni pensarse que no es. ¿Qué necesidad lo hizo surgir más pronto o más tarde, si viene de la nada? Así pues, es necesario que sea absolutamente, o que no sea en absoluto.»[2] No puede, pues, haber tenido origen ni puede tener fin. Si tuviese origen, ¿de dónde procedería? No puede proceder de lo que es, ya que entonces no puede hablarse de origen (ya es el ser), no puede proceder del no ser, ya que el no ser no es.
"Igualmente ha de ser inmóvil e inmutable. Si el ser fuese móvil debería moverse en algo, pero este algo, ¿es o no es? Si es, el ser es en el ser y no puede ser móvil. Por otra parte no puede no ser puesto que lo que no es no es. Además, la mutabilidad o el cambio consiste en dejar de ser para ser otro. Pero el dejar de ser no es posible ya que sería aceptar el no ser. Por las mismas razones, no puede tener principio ni fin. Se da una identidad entre el pensar y el ser. Sólo el ser puede ser pensado, ya que el no ser, en cuanto que no es, no puede ni tan sólo ser concebido".




Solo el ser puede ser pensado, Y solo el ser puede pensar. Y sólo el SER puede leer sobre el ser. Tú eres el SER del cual habla Parménides.

¿no se dan cuenta que si sólo hay un SER, ese SER no puede ser otro que uno mismo? Cogito ergo Sum.

¿No se dan cuenta que para "que se de" la nada subjetiva es imprescindible que haya sujeto? pues sino no sería subjetiva, sería la Nada tal cual, absoluta, todo desaparece. La nada subjetiva es el sujeto sin sentir ni notar nada, y para que sea subjetiva es imprescindible el sujeto.¿cómo piensan que puede ser subjetiva sin sujeto?

No, no se dan cuenta de nada.

¿quien crea el concepto Yo? El verdadero Yo el cual no es un concepto sino que es por sí mismo, Soy. Yo Soy. ¿acaso yo soy un concepto o un juego de palabras? ¿no se dan cuenta? El Ser es el Soy, o sea, uno mismo. Pero no como concepto, sino como el que realmente es.

Uno mismo es el espíritu absoluto de la naturaleza como decía Hegel, y uno mismo sale representado en las filosofías y religiones.

¿no se dan cuenta? no, ya veo que no se dan cuenta. Es como hacerle comprender a un mono que eso que ve en el espejo es su propia imagen, y el mono no lo entenderá nunca. Por más que se le explique, no reconocerá su imagen en el espejo, al igual que ustedes no se ven representados en la religión y filosofía como si que se veía Hegel y yo mismo, y Heráclito, y Parménides y Plotinio y San agustín, y santo tomás y Aristóteles y muchos filósofos.

¿No se dan cuenta que uno mismo es la sustancia primera de la cual habla Aristóteles? El sujeto, uno mismo. Yo soy la sustancia primera y soy por mí mismo. Yo soy el sujeto, yo soy la sustancia primera de la cual todo está compuesto. Pero ustedes No se dan cuenta.

¿No se dan cuenta que uno mismo es el Ser del cual habla Parménides? Yo soy el Ser porque Soy, No, no se dan cuenta.

¿No se dan cuenta que uno mismo es el espíritu del cual habla Hegel? Yo soy el espíritu, que se van a dar cuenta, no se dan cuenta de nada.

¿No se dan cuenta que uno mismo es la mente de la cual hablaba Descartes? Yo soy la mente y carezco de extensión, soy una sustancia sin esencia, sin forma, sin extensión. pues no, no se dan cuenta.

¿No se dan cuenta que uno mismo es el papel en blanco o mente del empirismo? yo soy el papel en blanco donde se da la experiencia, pues tampoco se dan cuenta.

¿No se dan cuenta que uno mismo es mente y por tanto no es fenómeno mental? Yo soy mente, pues ni así se dan cuenta.

¿No se dan cuenta que uno mismo es el noúmeno Kantiano porque no se presenta a los sentidos? Yo soy la cosa en sí, pero tampoco se dan cuenta.

¿entonces? Pues a reirse de los filósofos, es la risa de los ignorantes. De los que piensan que no SON.

Leer filosofía o religión sin interiorizarla en uno mismo, sin verse representado, es perder el tiempo.

ALBERTO RODRIGUEZ-SEDANO
01/04/2014, 13:54
¿No se dan cuenta que uno mismo es el espíritu del cual habla Hegel? Yo soy el espíritu, que se van a dar cuenta, no se dan cuenta de nada.

Si le parece, dejo de lado su falta de sensibilidad para la ironía, que requiere cierta ambivalencia, y me limito al tema, a la cosa que tiene gracia. Si le ha molestado que me ría con Hegel, despreocúpese; lo importante es si Hegel decía frases del tipo de “el ser consiste en que es” y “la determinación determinante”. Sé sobradamente qué quería decir Hegel cuando decía esos disparates; sólo los toman al pie de la letra los que se dejan tomar el pelo y piensan las palabras sin pensar el pensamiento mismo (*).

No doy mucha importancia a las palabras que usa Hegel, a su pésimo sentido del humor; me quedo en sus líneas maestras. Lo que está bien lo cojo; si no, lo dejo a un lado.

El espíritu de Hegel no es un Yo de su tipo; el espíritu de Hegel es una conjunción de, si acaso, todos los “yo”; no éste, ese, o aquél, sino su universalidad, todos los "yo" sonando en armonía, sin contradicción, sin que en “yo” alguno haya quedado ninguna deuda pendiente con el concepto que tiene detrás y garantiza que sea, sin que haya una historia que los repela; que ponga a cada cuál en su sitio (**). De lo contrario, no se trataría de ningún desarrollo; la historia no iría a ninguna parte ¿Y, bien visto, va a alguna parte; o ir lleva, de suyo, a algún sitio y, por tanto, es un vacío que usa la idea del pensamiento?

(*) Esto es, la lógica de la que toda idea depende y su estructura interna, su garantía.

(**) Esta es una gran broma de Hegel, una burla al sano entendimiento. Si a alguien no le gusta el orden de los términos, tiene una variante del mismo al revés; en algún momento, ¡todos quedarán contentos!

Ramónrodríguez
01/04/2014, 15:02
Yo le entiendo a usted, pero usted no me entiende a mí.

Mire, si Hegel decía frases del tipo de “el ser consiste en que es” es porque el SER es Dios:

SANTO TOMÁS nos enseña: cuius (sc. Dei) essentia est ipsum suum esse» (la esencia de Dios es su mismo ser; De ente et essentia, c. 6). Y como únicamente en Dios la esencia consiste en ser,

Y el Ser es uno mismo, como decía Hegel, Yo soy el espíritu, Yo soy Dios, Yo soy el SER. Yo soy y mi esencia consiste en SER.

Y Hegel no mentía. Déle un voto de confianza y tenga fe en que Hegel no mentía.

Sólo hay un espíritu el cual es uno mismo y es el mismo en todo y en todos, si hasta Hegel explicaba que el sujeto se da cuenta de ser toda la realidad.

El Yo es Dios, El Yo es el Ser, y es único y omnipresente, es el mismo Yo en alberto rodríguez que en Axesperia que en Ramón rodríguez.

El mismo yo en diferentes cuerpos y con diferentes vivencias, pero el mismo espíritu. ¿o no sabéis que el espíritu es Dios y los cuerpos son sus santuarios?

El sí mismo es Dios.

¿no lo entiende? mírelo usted mismo:

Dijo Jesús: «Si aquellos que os guían os dijeren: Ved, el Reino está en el cielo, entonces las aves del cielo os tomarán la delantera. Y si os dicen: Está en la mar, entonces los peces os tomarán la delantera. Mas el Reino está dentro de vosotros y fuera de vosotros. Cuando lleguéis a conoceros a vosotros mismos, entonces seréis conocidos y caeréis en la cuenta de que sois hijos del Padre Viviente. Pero si no os conocéis a vosotros mismos, estáis sumidos en la pobreza y sois la pobreza misma».

Dice Judas: «¿Quiénes son, pues, los que nos arrastran a lo alto del cielo, si es que el reino está en el cielo?» Dice Jesús: «Las aves del cielo, las bestias y todo lo que puede haber bajo la tierra, o sobre ella, y los peces del mar, son los que os arrastran hasta Dios. Y el reino de los cielos dentro de vosotros está. Quien, pues, conozca a Dios, lo encontrará, porque, conociéndole a Él, os conoceréis a vosotros mismos y entenderéis que sois hijos del Padre, el Perfecto, y, a la vez, os daréis cuenta de que sois ciudadanos del cielo. Vosotros sois la ciudad de Dios».

conociéndole a Él, os conoceréis a vosotros mismos
Y por eso Hegel Dice que el espíritu absoluto, que soy yo mismo, se representa a sí mismo como religión. Y no miente.

Mire lo que dicen las religiones, por Dios santo y sepa que usted es el espíritu como decía Hegel e identifíquese con el espíritu y se verá representado en la religión, mire con los ojos abiertos:

En el budismo e hinduismo, el atman, significa literalmente el sí mismo, aquello que es uno mismo, también se le llama alma espiritual, alma, etc…. Es lo que uno es, el sí mismo, el Yo del cual hablamos , ese yo inmutable que siempre es el mismo a lo largo de la vida. Y dicen que el atman, el sí mismo, es omnipresente, increado, eterno, puro, inmortal, indivisible, y dicen que las plantas también tienen atman.

Entonces emplearé el ejemplo de las plantas porque me va bien para que se entienda.

Si a una planta le cortamos unos tallos para hacer unos esquejes y plantarlos para que saquen raíces y se hagan nuevas plantas, ¿Qué pasará con el atman?. -Si el atman es indivisible y omnipresente, no habremos dividido el atman ya que esta es indivisible, habremos dividido la planta, pero no el sí mismo o atman, por lo que todas esas plantas compartirán el mismo atman.

en verdad, sólo existe un atman, un sí mismo omnipresente el cual todos compartimos y es uno mismo, uno mismo es todo pero en diferentes cuerpos.


Dicen los vedas que hay dos tipos de conocimiento, el para-vidia ,conocimiento superior, acerca del Brahman, o sea el esotérico y común a todos, el de uno mismo el cual es todos.

Y el apara-vidia conocimiento no superior, o sea el exotérico, acerca de las cosas mundanas.

Y dicen que Es totalmente evidente que el Atman, esa Realidad fundamental es distinta del cuerpo y de todas sus características, actividades y estados, pues el Atman es el testigo de todos ellos. ¿Cómo puede el cuerpo, que no es más que un montón de huesos cubiertos de carne, lleno de sucios líquidos y excrementos, ser el auto-existente y puro Atman, ese conocedor que ha permanecido siempre diferenciado de él? Sólo el necio se identifica con esa masa de piel, carne, grasa, huesos, y otras inmundicias, mientras que el hombre dotado de discernimiento reconoce a su Atman como lo único real, diferenciándolo claramente del cuerpo. (Es parecido a lo que decía Descartes)

El necio piensa que él es su cuerpo, el erudito que ha extraído su conocimiento de los libros se identifica con la mezcla del cuerpo y el alma, mientras que el sabio que ha experimentado su Ser mediante la práctica del Conocimiento, reconoce que el eterno Atman es su Ser y para sí piensa: “Yo soy Brahman”.

¡Oh necio! Deja de identificarte con esta masa hecha de piel, carne, grasa, huesos y excrementos. ¡Identifícate con el absoluto Brahman, el alma que mora en todos, y logra así la Paz Suprema! Hasta que el erudito no renuncie a su errónea identificación con el cuerpo, sus órganos, etcétera —que son irreales— jamás alcanzará la emancipación; ni aunque llegue a ser la persona más docta en escrituras y Vedanta.

O sea, que viene a decir lo ya explicado, que uno mismo es Brahman, Dios, como el Yo inmutable que es uno mismo, y que uno mismo es la totalidad y mora en todo, en cada cuerpo con diferentes vivencias y en el mosquito y en la célula y en todo, parte un leño y allí estoy yo, levanta una piedra y allí me encontrarás, porque todo es uno mismo, el absoluto. -Es cierto, lo dice la religión o religare, pero ¿Qué dice el cristianismo? Lo mismo, aunque no sé ni por donde empezar porque es muy amplio, los atributos de Dios por ejemplo, son los mismos que los del sí mismo, porque Dios es uno mismo. Y la palabra Dios significa yo soy el que soy o el que es o yo soy el que es, en definitiva es un darse cuenta, al igual que la palabra Jehová o Yahvé es una auto referencia a sí mismo, a uno mismo.

Di alto y claro Yo soy el que soy, el espíritu único que mora en todos y en todo. El absoluto, Dios.


Que todos somos hermanos, que todos somos el mismo espíritu y en cada cuerpo con sus vivencias y nos parece que somos otros, que vivimos en un engaño.

Que lo dice la filosofía, la razón, la lógica, y también lo dice la religión. Que uno mismo, el sí mismo, es el espíritu y se representa a sí mismo como religión.
Que Dios es espíritu y es único, sólo Él es, no hay otro ni dentro ni fuera de él y es omnipresente y todos los cuerpos son el santuario del espíritu único. De uno mismo, porque uno mismo es ese espíritu único, uno mismo es todos y todos son uno mismo, todos somos el mismo Yo en la diversidad de los cuerpos y cada cuerpo con sus vivencias.

Todos somos el mismo papel en blanco, lo único que nos diferencia es lo que hay escrito en él. Todos somos el mismo sí mismo, el mismo yo inmutable que siempre es el mismo a lo largo de la vida por más que cambie el cuerpo y la experiencia. Usted es Yo y yo soy usted, somos el mismo, pero en dos cuerpos diferentes y con diferentes vivencias.

Imagine que hacen clones idénticos a usted y con sus mismos recuerdos, ese será usted en varios cuerpos, pues lo mismo pero sin necesidad de clones.

Y es cierto, no mienten los filósofos ni las religiones.

Que he salido de la caverna de Platón y les estoy contando lo que he visto, pero me toman por loco como le pasó al pobre que hizo lo mismo.

Tenga Fe en Hegel, que Hegel no miente. ¿quien es el señor? el señor es Dios , el sí mismo, el espíritu absoluto, lo que Hegel llamaba autoconciencia, y busca la certeza de sí mismo ¿cómo saber ciertamente que sólo yo soy? ¿que estoy solo en el mundo?

Hala, ya tiene lo que busca, hombre de poca fe: El espíritu de Hegel no es un Yo de su tipo; el espíritu de Hegel es una conjunción de, si acaso, todos los “yo”; no éste, ese, o aquél, sino su universalidad, todos los"yo" sonando en armonía,

El espíritu de Hegel es Dios y se representa a si mismo como religión, y Dios mora en todo y en todos, todos los cuerpos son sus santuarios, es el que todo lo ve, el espíritu único, el sí mismo, el que conoce todos sus pensamientos incluso los más ocultos, USTED.

Ahora ya ha encontrado lo que busca, su sí mismo, a Dios, al espíritu el cual es usted mismo.

Dijo Jesús: «El que busca no debe dejar de buscar hasta tanto que encuentre. Y cuando encuentre se estremecerá, y tras su estremecimiento se llenará de admiración y reinará sobre el universo».

«Ahora vemos por un espejo y oscuramente; entonces veremos cara a cara. Al presente conozco sólo fragmentariamente ; entonces conoceré como soy conocido». San Juan describe el futuro estado de bienaventuranza, al que nos disponemos aquí en la tierra por medio de la filiación divina, con 'las siguientes expresiones : «Seremos iguales a El, porque le veremos tal cual es» (videbimus eum sicuti est ; 1 Ioh 3, 2) ; c f. Mt 5, 8; 18, 10; 2 Cor 5, 7.


Seremos iguales a Él porque le veremos tal cual es.

ALBERTO RODRIGUEZ-SEDANO
02/04/2014, 03:55
Yo le entiendo a usted, pero usted no me entiende a mí.

Lo importante es lo entendible, hay que ir a eso. No pretenda darse importancia; hágase a un lado y vaya al tema en cuestión, que no es usted.

Voy intentar que el tema fluya y que del fluido surja una síntesis, que se fije la idea que ha de ser pensada. Este tema se llama "“Yo”, ideas a medias que no logran asiento". “Yo” no es una sustancia, no es una idea que encuentre satisfacción en sí misma; su asiento no está ocupado, no es el Yo ese del que se ha venido hablando con su falsa psicología racional y los excesos consecuentes de pensar lo que no está sujeto al pensamiento (*). Si hablamos de asentamientos, muy al contrario, su principal interés está, por esta parte, en el problema de su ocupación: si no está, qué es puesto en su lugar, qué sustituye su idea de lo mismo.

No alargo los escritos por capricho, si no tengo nada que decir. El problema de las categorías negativas está que, por ellas, se cuela lo que no debía haberse colado; las categorías negativas residen en una nada sustancial que no se puede contraponer a un algo de modo dialéctico, quitando unas cosas y poniendo otras; la sustancia no es un compuesto histórico que siga una lógica progresiva; la nada no es, insisto en ello, una “nada”, la otra cara del algo (**).

(*) Estamos de nuevo con el exceso de carga de una lectura literal del espíritu, que pesa más de lo que tiene encima. El espíritu no se lee literalmente, hay que hacerle sitio, preparar en su término un conjunto de ideas hechas para él; de lo contrario, el espíritu se queda en mera palabrería, algo sin peso.

(**) Conviene aprender a reíse con la filosofía. No hay nada menos filosófico que ir detrás de los filósofos como un perrillo tras su amo, siguiendo el paso marcado. Hay filósofos muy conocidos que están sobrevalorados; su éxito se debe más a la institucionalización y administración de la filosofía que al mérito de la misma. Hegel, que tampoco quiero decir que no valga para nada, es el ejemplo perfecto de esto que digo. Cada idea de interés que tiene viene acompañada de rellenos intolerables, paja engañabobos. Al extralimitarse en su valor, con lo que especula, se da toda la importancia y, sin que venga al caso, se pone por encima; se supera sin tener una medida, ¡va dando palos de ciego! (***); es un movimiento vano que, realmente, no se mueve. Aunque Hegel tiene alguna importancia, ninguna es tan excepcional como para ir a gritos con su filosofía, como si fuese el máximo filosófico de nada; no es para tanto.

(***) El empirismo tiene, ciertamente, una fase profundamente irreflexiva, un empirismo, por así llamarlo, ingenuo. Empero, la idea de una experiencia genuina y el carácter observacional es tan metafísica, si no más, como una metafísica tardía; llegados a cierto punto, la experiencia no es sí misma.

Ramónrodríguez
02/04/2014, 07:22
¿cómo que Yo no es una sustancia? ¿pero usted lee lo que escribo?

Según la filosofía Aristotélica, el sujeto es la sustancia primera, y la esencia, la forma de la sustancia, la forma del sujeto, No es el sujeto, sólo la forma, la esencia. Y es de la sustancia primera, o sea del sujeto el cual es por sí mismo, de lo que están compuestas las formas, o sea la esencia. Yo soy la sustancia de la cual están compuestas las formas.

Es de la mente de lo que están compuestas las formas, la mente es el sujeto, porque como decía Descartes, Yo soy la mente y soy una sustancia que carece de extensión. Y puedo dudar de que exista el cuerpo y todo lo demás, puedo dudar de que exista todo lo que siento y noto, pero no puedo dudar de que Soy, como mente, como sustancia sin extensión. O sea, sin forma, sin esencia. Pero si que puedo dudar de que existan las formas.

¿como que yo no es una sustancia? Yo soy yo, no soy ajeno a mí, Yo soy una sustancia, una sustancia que piensa y siente.

Usted va a venir aquí y a decir que yo no soy una sustancia, venga hombre. Mire, ya no voy a perder más el tiempo con usted. Siga en su risa de ignorante y riéndose de los filósofos. Más esfuerzos que he hecho para que lo entienda y resulta que ni me lee. Le he mostrado cómo uno mismo como espíritu absoluto sale representado en la religión y ni me lee, en fin, allá usted.

En la pregunta por la certeza de sí misma, la autoconciencia queda atrapada en la figura del amo (la negación del mundo) o bien en la del esclavo(la negación de sí misma).
(Dijo Jesús): «Si no os abstenéis del mundo, no encontraréis el Reino.
Dijo Jesús: «Quien haya comprendido (lo que es) el mundo, ha dado con un cadáver. Y quien haya encontrado un cadáver, de él no es digno el mundo».

Es usted el que no entiende a los filósofos, no soy yo, pues yo los entiendo perfectamente. Y mire que se lo he explicado, pero usted nada, ni caso,ni me lee, pues hala, siga en su ignorancia y sin entender nada y además pretendiendo llevar la razón, la razón del ignorante que se ríe de los grandes filósofos y piensa que es más listo que ellos, porque su ignorancia e incapacidad le impide siquiera entenderlos.

Para usted un bosón no es una sustancia, no existe. Para usted existe la copa pero no existe el cristal, la sustancia de la cual está compuesta la copa.

Y no sabe que la copa es solamente la forma de la sustancia, la forma del cristal, que lo que verdaderamente existe es el cristal, no las formas.

Que lo que verdaderamente existe es el Yo, el sujeto, la sustancia primera de Aristóteles la cual es por sí misma y de la cual todas las formas están compuestas, YO. El sujeto.

Lo que no existe es el mundo, las formas, el esclavo es el que no tiene ser en sí, y lo que realmente existe es el Señor, que es el que tiene ser en sí, la sustancia de la cual están compuestas todas las formas, la mente, YO.

Eso me pasa por hablar con esclavos que no tienen ser en sí, y ni siquiera se dan cuenta que sin la sustancia, sin el Yo, sin la mente, sin el papel en blanco del empirismo, NO HAY EMPIRISMO QUE VALGA porque no hay emperia, experiencia.

Adiós.

ALBERTO RODRIGUEZ-SEDANO
02/04/2014, 09:06
Deje de traerme textos sin justificación; yo no hago eso, me hago cargo de lo que escribo. Y, por favor, no haga que me repita como se repite usted; así se aburre cualquiera.

Llama Yo a la sustancia como podría haberla llamado de cualquier otra manera, su cuestión se limita a ir poniendo nombres a las cosas de las que habla sin aportar nada con ellas; así puede decir lo que quiera.

Ya le he mostrado qué problemas trae la nada. Se lo repito, los nombres que use son indiferentes, si habla del espíritu, del Yo ese, de Dios, de Hegel, o de lo que usted quiera; lo que es peor, no añade nada a lo esencial de lo que los nombres dependen. No se exceda en el uso del lenguaje, no lleve las palabras fuera del sitio que tienen para ellas. El lenguaje no es, estrictamente, a priori con el pensamiento; lenguaje y pensamiento no se corresponden para todo caso; lo sustancial del pensamiento no se limita al lenguaje. Sin embargo, se ha venido insistiendo con sustancias inextensas sin cuestionar, ni por asomo, su validez y ámbito de propiedad. Así habla de filosofía cualquiera.

Asexperia
02/04/2014, 09:15
El pobre Jackie se esta desesperando. jajajajajajajaja


https://www.youtube.com/watch?v=yNjSkPRlm58

Ramónrodríguez
02/04/2014, 09:26
Eso me pasa por hablar con esclavos que no tienen ser en sí, y ni siquiera se dan cuenta que sin la sustancia, sin el Yo, sin la mente, sin el papel en blanco del empirismo, Sin esa sustancia que soy YO, NO HAY EMPIRISMO QUE VALGA porque no hay emperia, experiencia.

Yo soy la sustancia.

No llamo Yo a la sustancia, sino que YO SOY LA SUSTANCIA.

Yo soy la sustancia que piensa y que siente.

Yo soy la mente, Yo soy la sustancia primera de Aristóteles de la cual todo está compuesto, Yo soy el sujeto, Yo soy la sustancia, yo soy por mí mismo.

¿No entiende que Yo es un concepto creado por el verdadero Yo para referirse a sí mismo? ¿no ve que si mira el dedo se pierde la luna?

Vaya tela. Ni lo entiende siquiera.

Si usted No ES, ¿cómo va a experimentar algo? ¿Cómo va a haber empirismo sin el papel en blanco donde se da la experiencia?, sin el Yo.

Yo soy el papel en blanco.

Si continua sin entenderlo, lo dejo por imposible ya.

Davidmor
02/04/2014, 09:29
Eso me pasa por hablar con esclavos que no tienen ser en sí

Tu también eres esclavo ya que según tu filosofia, YO soy tu y Tu eres YO, Yo somos todos.¿No?
ajajajajja

ALBERTO RODRIGUEZ-SEDANO
02/04/2014, 09:54
Y, por favor, no haga que me repita como se repite usted; así se aburre cualquiera.

¿No está claro?

Ramónrodríguez
02/04/2014, 10:05
Tu también eres esclavo ya que según tu filosofia, YO soy tu y Tu eres YO, Yo somos todos.¿No?
ajajajajja

Yo tengo ser en sí, ¿o no sabes que sólo es Dios? Tú en cambio no tienes ser en sí, eres esclavo al igual que Alberto, del polvo vienes y al polvo regresarás y nada de ti perdurará, no tienen ser en sí, son sólo figuras formales, ideas, conceptos, pensamientos que pululan por ahí, cosas sentidas y notadas por nadie, experimentadas por nadie, cosas observadas por ningún observador , fenómeno mental sin mente o sujeto que lo cree, esencia o forma sin sustancia, la copa sin el cristal, y ya los dejo por imposibles.

Adios.

Davidmor
02/04/2014, 10:34
Yo tengo ser en sí,

Tengo ser en MI, osea en SI, Soy conseciente de que mi ser ,es un esclavo, ESo, Segun tu.

Entonces todos tenemos ser en si, sabemos que somos consientes del ser que somos en nosotros, Yo soy yo y Tu eres tu.

--- Mensaje agregado ---


del polvo vienes y al polvo regresarás y nada de ti perdurará, no tienen ser en sí, son sólo figuras formales, ideas, conceptos, pensamientos que pululan por ahí, cosas sentidas y notadas

Exacto somos polvo y a polvo volveremos, no habrá mas nada. La muerte y todo se habrá acabado. Pero solo para los que rechacen el Reino de Dios a su hijo y rechacen lo mas importante, hacer la voluntad del Padre Jehová Dios todopoderoso.

--- Mensaje agregado ---


notadas por nadie, experimentadas por nadie, cosas observadas por ningún observador

Eso no es del todo correcto. Se puede decir que relativamente si no estamos en compañía de nadie, nadie nota nuestras cosas, ni la observa. Si solo estamos nosotros para los ateos nosotros somos los únicos que las notamos. Pero Jehová Dios todopoderoso, esta pendiente de la humanidad, para dar vida eterna al que hace Su voluntad.

En caso de que estemos en compañía de otro ser material, nuestras cosas notadas se comparten.

--- Mensaje agregado ---


ya los dejo por imposibles.

Adios.

Yo soy yo, tu eres tu, todos somos Yo, todos somos tu, por tanto, según tu filosofia, todos sustancialmente somos imposibles.

¿Adiós, para siempre?

o,¿Adiós, hasta luego?

acsa.32
02/04/2014, 13:17
Ramonrodriguez... ni tu mismo te entiendes :shock:

ALBERTO RODRIGUEZ-SEDANO
02/04/2014, 13:57
Puede insistir cuanto quiera en llamarme esclavo (*); no hace otra cosa que repetirse sin decir nada distinto, sin llevar la idea de la que se sirve ni un poquito más lejos, sin profundizar en ella; deja, por tanto, su desarrollo, como dice el título del tema, “a medias y sin asiento”.

El problema de los términos que usa, ya sea espíritu, ya sea Yo, está en que no son auténticas sustancias; son términos que pertenecen al lenguaje y no van más lejos de él; lamento que no sean otra cosa que una pérdida de tiempo. Todos venimos con ellos, no son exclusiva de nadie; si cree saber algo por eso, permítame que le diga que no sabe nada, sólo especulaciones con términos que saturan sus capacidades; son términos con los que lo han liado a usted. No hay ninguna profundidad en ellos sino, precisamente, todo lo contrario, exceso de superficialidad y falsa quietud.

(*) La idea de servidumbre de Hegel se refiere a la pasividad, que el ánimo no está “puesto”, sino que cede su espacio (**); estaría, para decirlo con mis términos, en desventaja, su dialéctica estaría en inferioridad de condiciones. Sin embargo, tomar el ámbito viviente por el sustrato del que lo viviente depende sin resolver las deudas que su concepto tiene pendientes es como subir por una escalera que no lleva hacia arriba, un error de cálculo, un descuido formal, una relación de términos imperfecta.

(**) Como con otras tantas cosas, Hegel no se pregunta si la indeterminación de ánimo está alineada con su determinación, si pertenecen a lo mismo, o si tienen diferencias inadvertidas.

Ramónrodríguez
02/04/2014, 14:36
El problema de los términos que usa, ya sea espíritu, ya sea Yo, está en que no son auténticas sustancias; son términos que pertenecen al lenguaje y bla bla bla.

Usted no se entera que YO no soy un término.

No se entera de nada, y me llama repetitivo, y se lo vuelvo a repetir hasta que se entere:

Eso me pasa por hablar con esclavos que no tienen ser en sí, y ni siquiera se dan cuenta que sin la sustancia, sin el Yo, sin la mente, sin el papel en blanco del empirismo, Sin esa sustancia que soy YO, NO HAY EMPIRISMO QUE VALGA porque no hay emperia, experiencia.

Yo soy la sustancia.

No llamo Yo a la sustancia, sino que YO SOY LA SUSTANCIA.

Yo soy la sustancia que piensa y que siente.

Yo soy la mente, Yo soy la sustancia primera de Aristóteles de la cual todo está compuesto, Yo soy el sujeto, Yo soy la sustancia, yo soy por mí mismo.

¿No entiende que Yo es un concepto O TÉRMINO creado por el verdadero Yo para referirse a sí mismo? ¿no ve que si mira el dedo se pierde la luna?

Vaya tela. Ni lo entiende siquiera.

Si usted No ES, ¿cómo va a experimentar algo? ¿Cómo va a haber empirismo sin el papel en blanco donde se da la experiencia?, sin el Yo.

Yo soy el papel en blanco.

Si continua sin entenderlo, lo dejo por imposible ya.

Si usted se considera a sí mismo un término, entonces es su problema, ya le he dicho, y le repito:

Yo tengo ser en sí, ¿o no sabes que sólo es Dios? Tú en cambio no tienes ser en sí, eres esclavo al igual que Alberto, del polvo vienes y al polvo regresarás y nada de ti perdurará, no tienen ser en sí, son sólo figuras formales, ideas, conceptos, pensamientos que pululan por ahí, cosas sentidas y notadas por nadie, experimentadas por nadie, cosas observadas por ningún observador , fenómeno mental sin mente o sujeto que lo cree, esencia o forma sin sustancia, la copa sin el cristal, USTEDES SÓLO SON UN TÉRMINO.


A ver cuando salen de la matrix.

y ya los dejo por imposibles. Eso me pasa por hablar con términos que no tienen ser en sí. CON USTEDES. Porque ustedes son un término, un concepto.

ALBERTO RODRIGUEZ-SEDANO
03/04/2014, 02:55
Señor, haga lo que le plazca; ya he visto qué respuestas puedo esperar de usted.

Yo he abierto un tema que venía al hilo de otros; me pregunto por esa cosa llamada “yo”; si es, realmente, un asiento, o si es una fase que ocupa su sitio.

Sé que preguntarse puede parecer desmedido, una de esas trampas del lenguaje de las que se está haciendo uso, como si por usarlas se estuviese “en algo”, como si estar no tuviese una determinación interna que diese lugar, como si no se hiciese sitio, como si en su propia determinación no hubiese una actividad existencial; de ser así, de no haber una actividad propia al pensar, si pensar no fuese nada, el pensamiento sólo sería un movimiento circular que no llevaría a ningún sitio, no tendría nada consigo; tanto daría pensar mucho que no pensar nada; lo uno, pensar mucho, no sería más que lo otro, no pensar nada; pensar sería indiferente.

Pudiera parecer que la pregunta por este "yo" fuese innecesaria, como si "yo" fuese evidente. Ahora bien, la metafísica no consiste en hacer preguntas siguiendo su encadenamiento lingüístico, dejándose llevar por las palabras, sino, mejor visto, en saber preguntar, preguntar bien.

Hacer una pregunta teniendo una respuesta, algo que he denunciado en los primeros pasos de este tema, su opone frontalmente a pensar cosa alguna, no se piensa nada; se deja la conciencia, pues, al desnudo, se la deja caer en un vacío de sí. Pensar, en sí, es otra cosa muy distinta; pensar consiste en elaborar los términos de los que el pensamiento hace uso, llegar a la medida de la medida, al sustrato, la capa primera de la que el pensamiento se nutre. Convendría que en lugar de hablar sin ton ni son de lo que Aristóteles decía de la sustancia, se ocupase de pensar lo que pensaba, su qué, lo mismo que puede pensar éste o este otro.

De haber sido más cuidadoso, en lugar de venir al tema hablando de ese Yo repetitivo sin motivo, se habría advertido que aquí se está hablando de lo mismo desde hace varios meses. “A priori”, hay sitio para todos, todos caben; llegado el momento, algunos términos quedan fuera. A este propósito, ese Yo no es ninguna sustancia, es un capricho, un término al que agarrarse como salvavidas.

Algunos términos se han colado en el tema sin seguir las determinaciones del “yo”; no han reparado en ninguna fenomenología ni en ninguna figura para adentrarse en él; no se acompañan de nada más que de palabras sobreexcitadas, sin cuidado de sí. No obstante, no se para de repetir lo mismo que es ajeno al tema, la palabrería con la que se pretende sortear a los otros (*); se repiten lecciones que se habrán sacado de dios sabe dónde (**); su indeterminación, en lugar de contraponerse y abrir paso a afirmaciones sin lo negativo que las inhiba, términos con ventaja, se concentra en una sustancia aparente, ¡Yo!

Las presunciones y el diálogo con apariencia de sustancialidad, que confunde los términos con el sustento del que dependen, no valen nada; son una ingenuidad, falso orgullo, un ser superficial.

(*) Aquí se tiene, si se quiere, una idea no derivable de sus antecedentes, un problema genuino que no se resuelve en la superficie. Póngase a la vista qué demonios se ha aprendido de Aristóteles, de Descartes, ¡o de Hegel! (no sé qué se pretende al hablar de Hegel, moviéndose, falsamente, entre sus términos); si se trae algo consigo que no sea una interpretación superficial de lo que está en ello.

(**) La interpretación, contrariamente a lo que el pensamiento ingenuo piensa, no es una cuestión particular que dependa de un individuo cualquiera, un término movido de aquí para allá como si moverse no tuviese, de suyo, una cuestión pendiente. Sin embargo, se sigue hablando de un "papel en blanco" sin precisar qué aporta que esté en blanco. Lo crucial del papel en blanco no está en que esté en blanco, esto es, sin nada escrito en él, sino, precisamente, en que lo blanco es aparente; no es que esté sin nada, está pre-escrito, tiene una capa debajo del blanco. La crítica a las ideas innatas cae en un escepticismo, no sabe dónde está ni adónde ir.

Conviene advertir, ante posibles interpretaciones espirituosas del tema, como que "Yo no tenga extensión" o que "Yo sea", que los términos no están en ningún sitio, ni van, claro está, a ninguno. La pre-escritura no significa que haya una anterioridad de ese tipo, "anterior", un primero con un segundo que lo siga sin nada entremedias, indiferente a su actualidad, ni, por asomo, que haya una libertad positiva, un apetito satisfecho en "abstracto"; sino que, dentro de las opciones dadas, hay cierto margen, una matriz con elasticidad, algo debajo del darse. La espera, dicho así, no termina, no deja de esperar, siempre espera algo que no termina de llegar; siguiendo con las cosas que tienen gracia, para que los más cándidos no pierdan su norte y les quede algo consigo, algo con lo que tienen unas risas pendientes, les queda por recorrer la Historia universal, el desarrollo del "Espíritu absoluto", donde terminarán contentos.

Todo lo que está acompañado de términos indeterminados es un tragabolas, un coladero del pensamiento, su insensibilidad; está falto de idea del pensamiento; su medida es inactiva, hacer pasar algo por donde no pasa. Hegel se apercibió de que fuera del término de la medida ésta dejaba de actuar, pero se extralimitó en una idea de cierta importancia lógica. Arrancó el espíritu de su raíz y lo transplantó a un suelo sin concepto, lo dejó en un suelo sin sustrato; usó una medida genuina, algo que no era un término sino una relación esencial, en ámbitos saturados en los que los términos no se correspondían.

"Espíritu absoluto" (absolut Geist) no se refiere a un espíritu-absoluto, una nada asentada en un sí mismo sobre el que da vueltas indefinidamente, en una falsa eternidad; no hay ninguna idea en semejantes expresiones. Llegados a cierto punto, para hacerse oír más, no basta con gritar más alto. Espíritu absoluto vendría a significar universal completo, sitio relleno, o idea pensada; no se puede hablar de ello sin una reflexión consigo.

La filosofía hegeliana es, en este sentido, enormemente enrevesada, un lío de términos sin otra solución que una hecha a su medida; de hecho, muchos de sus problemas no son tales, son problemas del lenguaje, donde deriva, según Hegel, el espíritu y alrededor de lo que éste madura.

Una solución hecha a medida para la cuestión del pensamiento deriva, fácilmente, en gravísimos errores consecuentes con su falta de perspectiva interna. La idea del pensamiento no se correspondería consigo misma, no se podría pensar con garantía; no habría nada positivo en el pensamiento. No habría lugar a ningún hecho de la conciencia, no se lograría hacer nada con el pensamiento; no tendría densidad con la que hacerlo, estaría limitado. La historia no tendría en qué apoyarse, no sería nada, una inesencialidad; sólo habría una presencia inmediata sin lugar a otra cosa que a un devenir de sí mismo, un historicismo sin existencia.

Seguir el hilo de Hegel no es cosa fácil; abstraer sus ideas es peligroso, están llenas de problemas sin resolver que nadie advertido debiera dejar a un lado sin poner en cuestión, alinearse al coladero. Hegel no es para cualquiera.

Ramónrodríguez
15/04/2014, 08:27
Yo soy la mente como decía Descartes y soy una sustancia que carece de extensión, por ende sin esencia, sin forma, y sin principio ni final, absoluta, mi única esencia consiste en Ser, soy a secas. Y soy absoluta y soy una sustancia.

Hegel decía: El espíritu es esto que soy yo mismo.

El espíritu es metafísico, es el Yo metafísico, Yo mismo soy el Yo metafísico como espíritu o mente que soy.

La síntesis del Espíritu subjetivo y el objetivo es el Espíritu absoluto, que a su vez se auto-despliega en la intuición de sí mismo como arte, en la representación de sí mismo como religión y en el absoluto conocimiento de sí mismo como filosofía. Pero la filosofía aparece cuando la realidad se ha explicitado ya a sí misma, porque el búho de Minerva sólo emprende su vuelo a la llegada del crepúsculo.»

La síntesis del objetivo y el subjetivo es el absoluto, y se de-sintetiza, o bien, des-singualizarse, es decir, des-solipsizarse. El espíritu absoluto que soy, el Yo, Yo, el que soy, se desintetiza en subjetivo y objetivo.

Desde la bacteria a la planta y hasta el ser humano, he ido subiendo grados de conciencia y sensación, y ahora, por fin soy autoconciente, soy la autoconciencia, el señor que explica Hegel, el que tiene ser en sí, el espíritu absoluto que he adquirido absoluto conocimiento de mí mismo como filosofía, y veo cómo me he representado a mí mismo como religión y cómo me he intuido a mí mismo como arte. Yo, la mente, el espíritu absoluto soy la sustancia.

De mí están compuestas todas las formas o esencias, yo soy la sustancia primera de Aristóteles, o sea, el sujeto, Yo, la mente y como decía Aristóteles, el sujeto o sea yo, la mente, soy por mí misma.

Yo soy el papel en blanco del empirismo, sin el cual no habría emperia o experiencia sensible, yo soy la sustancia que no encontraba Locke en el ello, porque no estoy en el ello.

Yo soy la cosa en sí, porque soy la mente, y no soy fenómeno mental ya que para que haya fenómeno mental es necesario que haya mente donde se de o mente que lo cree, y la mente, Yo, no me presento a la experiencia sensible, sólo me deduzco mediante la intuición intelectual o suprasensible, soy noúmeno Kantiano, cosa en sí.

Yo no soy un concepto ni el concepto de los conceptos, sino el creador de los conceptos.

La palabra Yahvé significa Yo soy.

La palabra Dios significa el que soy. De Dios(el que soy) se dice que sólo Él es. Se dice que es Espíritu único y omnipresente, no hay otro ni dentro ni fuera de Él. Sólo Él es.

SANTO TOMÁS nos enseña: cuius (sc. Dei) essentia est ipsum suum esse» (la esencia de Dios es su mismo ser; De ente et essentia, c. 6). Y como únicamente en Dios la esencia consiste en ser,

La Verdad es tan simple como Dios(el que soy), Dios(el que soy) es simplicidad, porque Dios(el que soy) es la Verdad.

Una simple pregunta lo responde todo

¿quien soy yo si sólo es Dios(el que soy)?

No duden en preguntarle a un niño si no encuentran la respuesta.

En una cosa coincido, Hegel no es para cualquiera, ni la filosofía es para cualquiera. ¿No se da cuenta que sin la cosa que piensa no hay pensamiento? Descartes decía, Yo soy una cosa que piensa, yo soy la mente, yo soy una sustancia que carece de extensión.

Usted No es el pensamiento, es la cosa que piensa, o sea, la mente, la sustancia que es por sí misma, que tiene ser en sí, y sin esa sustancia que es usted, no hay pensamiento que valga.
Quizás crea que el pensamiento pulula por ahí sin Yo que lo piense, sin la mente, sin la cosa que piensa, sin uno mismo.

La pregunta es simple, y la respuesta es bien simple, un niño de 5 años la respondería con toda la naturalidad, simplicidad y seguridad del mundo:

¿quien soy yo si sólo es Dios(el que soy)?

Saludos.