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Ver la versión completa : De vuelta al pasado



jorgesalaz
17/03/2014, 16:18
41años 11 meses 11 días es el tiempo transcurrido desde el Domingo de Resurrección de aquél 2 de Abril de 1972. Esa Semana Santa, el miércoles, Juan Manuel recibió el ansiado Sí de la mujer que amaba. Lori se lo dijo con un ademán de su cabeza y un apagado monosílabo. Esa noche Juan Manuel se fue a dormir con su corazón lleno de dicha y la esperanza de un gran futuro. El miércoles siguiente, correspondiente a la semana de Pascua, Lori apagó de golpe con su alegría y dejó marcada su alma para siempre.

− No tiene caso seguir con esto, Juan Manuel…
− Es tu decisión Lori, no sé qué pudo haber pasado…
− Solo quiero que sigamos siendo buenos amigos…
− Como tú quieras Lori, así será…

El tiempo pasó, casi 42 años desde que aquellos dos jóvenes, ella de 14, él de 17 se separaron. Hubo algunos reencuentros, saludos fugaces, breves palabras que se cruzaron. Cada uno de ellos a su tiempo se casó. Ella, con una relativa estabilidad económica pero pésima situación matrimonial. Infidelidad de su consorte, agresiones verbales y tal vez físicas, penas amortiguadas por una hermosa familia que a su vez le dieron lindos nietos. A Juan Manuel le fue mucho mejor en el matrimonio y para coronar ello, unos hijos excelentes que llenaban de felicidad su austera vida. El éxito económico se le había negado, él se sentía rico en lo familiar y lo intelectual, pero su vida había estado en la banda de la medianía sin llegar a tocar fondo, no obstante con el anhelo de sobresalir y ser alguien en ese ambiente donde se desenvolvía.

Nunca olvidó a Lori. Seguido la recordaba, al ver fotos de revistas con actrices parecidas a su esbelta figura y sus hermosos rasgos sajones, al leer las novelas románticas a las que se había aficionado o al verla en esa ciudad aún pequeña donde un encuentro no era un acontecimiento raro.

Siempre quedó en Juan Manuel la curiosidad de conocer qué falla había tenido en su relación para que ella hubiera cortado sus lazos en forma tan repentina. Tenía grabada una imagen de Lori y él en la playa en su primer y único sábado de novios. Estaban sentados cerca del muelle, sobre la arena. Juan Manuel dejaba escurrir arena a lo largo de su pierna. Lori le hizo una pregunta que su recién estrenado novio contestó de la forma más tonta que se pueda imaginar un poeta:

− Juan Manuel… ¿Qué es la arena?
− Es roca disgregada bajo la acción de los agentes atmosféricos: El viento, la lluvia, claro, la temperatura, es decir, el sol…este… Todo eso.
− ¿Nos vamos ya? Mi mamá debe estar buscándome.

− ¡Eso fue! – Concluyó Juan Manuel. En esa edad y con su temperamento, hizo falta pasión. Hubo química, pero ella necesitaba física, dosificada, dentro del decoro. Juan Manuel no fue capaz de darle lo que ella requería. Él regresaría a sus estudios y ella no iba a esperar hasta que él aprendiera las artes del amor. Ya estaba hecho. Pasaban casi 42 años y el tiempo no regresa para corregir nuestros errores. Eso creía, pero la vida da sorpresas…

− Al día siguiente le habló a su celular Luis Adán Corral, uno de sus amigos.
− ¡Hola Juan! ¿Estás libre? Te invito a la playa de Loyola, estoy construyendo una casa y necesito llevar materiales y empezar a aprovisionarla, ya viene la Semana Santa y quiero pasarla allá con mi familia.
− Con mucho gusto te acompaño Luis, pasa por mí cuando quieras.

Mientras su amigo se ponía de acuerdo con los albañiles, Juan Manuel dio un paseo por la playa, hacia el otro extremo donde aún quedaban los vestigios de un antiguo muelle. Ahí estaba el cerro que tantas veces había escalado y desde donde se dominaba la tranquila bahía. A sus casi 60 años, estaba en buenas condiciones físicas. Poco a poco fue subiendo hasta la parte media, donde se sentó bajo un árbol sobre una piedra plana. Dio un vistazo a su alrededor. Un destello llamó su atención. Alguien había dejado sobre una roca dos botellas vacías de cerveza: Una de color ámbar y otra de color verde. La etiqueta de una de ellas de color plateado, aún se sostenía en su lugar. Un rayo de sol atravesó las dos botellas, se reflejó en la etiqueta a manera de espejo y fue a dar a las pupilas de Juan Manuel, quien miraba fijo la luz iridiscente. Un escalofrío subió desde los pies hasta la coronilla y sintió adormecer sus extremidades. Cuando recuperó la conciencia, se vio caminando hacia el muelle al lado de Lori en aquella noche del Sábado de Gloria de 1972. Llegaron a un pequeño muro de piedra junto a la arena y contemplaron el cielo estrellado en esa noche sin luna. Lori suspiró e hizo una pregunta:

− Juan Manuel: ¿Qué son las estrellas?

No tenía tiempo para pensar en las circunstancias que lo habían llevado a ese momento. Solo pasó por su mente que la vida le daba una nueva oportunidad para enmendar el error de hacía casi 42 años. Daría la respuesta correcta y ella sería suya para siempre. Juan Manuel tomó a Lori por sus caderas sentándola encima del muro. Sus brazos se desplazaron a sus hombros y dando una mirada hacia el cielo, le respondió con gran emoción:

− Esas luces brillan con el reflejo de tus ojos y el dorado de tus cabellos y tiemblan con cada latido de tu tierno corazón. – Aseguró acercándose aún más a ella estrechándola en sus brazos. Ella correspondió escurriéndose de su asiento y quedando de pie frente a él, fundidos con sus cuerpos.
Era el momento del beso. Una sensación divina pasó por el cuerpo de Juan Manuel, pero una luz de su cerebro detuvo unos segundos su pasión.

− ¡Dios! Esto ya está hecho. Ahora, ¿Qué va a pasar? – Pensó con angustia. –Mis hijos, ¿No van a vivir? ¿Los de ella tampoco? ¿Cómo será mi vida con ella? Yo no tengo ninguna queja de mi esposa ¿Voy a perder todo? Tengo el poder de cambiar las cosas ahora, ¿Pero es conveniente? Sé que ella no será muy feliz, pero tampoco puedo estar seguro si lo será conmigo y ¿Mis hijos?− Volvía a repetirse. Respiró hondo y por fin se decidió.

−Ven, vamos a sentarnos aquí, − Y casi la empujó a una franja arenosa de la angosta playa. Lori se sentó algo incómoda en la arena. Juan Manuel, serio, pensativo, tomaba arena en su mano y la dejaba escurrir en la pierna de Lori. Ella dio un suspiro y preguntó a su recién estrenado novio:

− Juan Manuel… ¿Qué es la arena?
− Es roca disgregada bajo la acción de los agentes atmosféricos: El viento, la lluvia, claro, la temperatura, es decir, el sol…este… Todo eso.
− ¿Nos vamos ya? Mi mamá debe estar buscándome.

Avicarlos
17/03/2014, 16:38
Me encanta tu estilo. Verdaderamente final inesperado, pero ante todo muy bien narrado.
Gracias por tu presencia jorgesalaz.
Saludos de Avicarlos.

Caracolamarina
17/03/2014, 19:16
¡¡¡Felicitaciones!!! jorgesalaz Un relato que nos lleva a reflexiones y que con un final que nos deja ...suspirando....
Saludos y saludines

jorgesalaz
17/03/2014, 20:05
Muchas gracias Cara y Carlos. Este cuento me recordó aquella poesía: Mas tuve miedo de amar con locura, de abrir mis heridas que suelen sangrar y no obstante toda mi sed de ternura, cerrando los ojos, la dejé pasar.

Caracolamarina
20/03/2014, 11:14
jorgesalaz.....UYUYUYYYYYY Me has puesto la""" carne de gallina""""...esa poesía alguien me la dijo hace añares....Recuerdos del pasado....
Saludos y reitero felicitaciones.