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Ver la versión completa : La espera



ALBERTO RODRIGUEZ-SEDANO
24/11/2013, 08:44
“Paciencia y sufrimiento es madre de la honra y padre del aumento” (*)
Tengo que cultivar la costumbre de escribir. Amoldarme al tiempo de las palabras, que no vienen de repente sino con un lento proceso de elaboración.

No es extraño que me confunda tanto al escribir, ya sea porque escribo mal las palabras, ya sea porque no digo lo que quiero decir. ¿Y no es contrario a la ética del pensamiento saber lo que se quiere decir; o estaré del todo confundido, y el saber es la culminación del conocimiento, la maduración de todo su discurso y haberlo dejado, finalmente, envuelto en un concepto, aparentemente, hecho para él?

Las palabras son vehí****s de las ideas, las llevan de un sitio a otro. Las palabras no van donde quieren, sino que tienen un recorrido restringido; la experiencia les viene encima, agota sus posibilidades y la espera en la que crece el lenguaje, por fin, deja de esperar más. ¿No será la espera, por tanto, más que un estar dispuesto, como si todo fuese íntimamente igual a sí mismo, una elaboración sólo interrumpida por una causa mayor, una preferencia entre una y otra cosa?

(*) Desconozco el autor de la idea que cito. La he sacado de un Refranero español que me regaló hace años mi abuela. Sin embargo, no simpatizo con su filosofía. La ética y las morales son episodios sin filosofía de su historia; van por ahí como si fuesen “sustancias eternas”, como si no llevasen consigo ningún movimiento interno distinto de sí mismo. ¿Es la paciencia una actitud moral echada hacia delante, dispuesta a encarar lo que venga, o es una actitud de resignación que niega un deseo más íntimo como si no fuese consigo? De ser la paciencia la primera virtud sería, simplemente orgullo, un yo que se afirma contra lo que sea que venga; de ser la segunda, no sería sino una nada, una vanidad oculta tras el orgullo.

Asexperia
25/11/2013, 09:23
Enviado por Alberto:
Las palabras son vehículos de las ideas, las llevan de un sitio a otro. Las palabras no van donde quieren, sino que tienen un recorrido restringido; la experiencia les viene encima, agota sus posibilidades y la espera en la que crece el lenguaje, por fin, deja de esperar más.

A veces decimos nada con la prisa de hablar o de escribir algo. La ideas deben ser elaboradas antes de materializarlas con las palabras.

Parafraseando a Alberto:

¿Es la paciencia:
1- una actitud moral echada hacia delante, dispuesta a encarar lo que venga, (orgullo) o

2- es una actitud de resignación que niega un deseo más íntimo como si no fuese consigo? (vanidad)

A ver si Alberto nos explica o nos confirma esto: la paciencia no es una virtud.

Saludos.

ALBERTO RODRIGUEZ-SEDANO
25/11/2013, 14:51
A ver si Alberto nos explica o nos confirma esto: la paciencia no es una virtud.

Hola, Elvis. Intentaré explicar un poco a qué me refería. Me pasa mucho que sólo logro profundizar en las ideas pasando repetidamente sobre ellas, pensando aspectos inadvertidos que me permitan ver más de lo que, anteriormente, o en principio, veía (*); es mi manera de extenderlas hacia dentro, elaborando una idea distinta de la de su intuición más inmediata.

Hablo de la vista en sentido metafórico. La experiencia sensible es metafórica, no es una experiencia in-mediata; de serlo, sería una distancia aparte sin lugar a una idea de sí, una sensibilidad que no requeriría experiencia. Las metáforas auditivas me resultan más potentes que las de la vista porque el oído cuenta con cierta ventaja afectiva de la que carece la vista, un patrón por el que su experiencia llega antes que otros sentidos; como diría Schopenhauer, la música es la expresión misma de la voluntad sin representación, sin intermedios. Ahora bien, la idea de que un objeto esté a la vista, como si estar a la vista fuese una condición para que fuese visto, sirve para mostrar la necesidad de ciertas figuras que amplíen los detalles de los que se sirve la generalidad vista, el caso del que se habla, no su experiencia.

La intuición es una trama de ideas no simultánea, que no se produce toda de una vez; no es un acto mágico, instantáneo, ni nada que tenga que ver con psicologismos fruto de una espumosa interioridad. La sustancia de la que la intuición depende puede no corresponderse con la idea de la mente, la expectativa de que la experiencia sigue una pauta continua insensible a los cambios y se corresponde, finalmente, consigo misma (vg. una intuición psicológica "ingenua"). Yo así lo creo, que la correspondencia es un artificio del que se sirve la experiencia mental; de no ser así, esto es, si la intuición se correspondiese consigo misma de manera ilimitada, si no crease nada, si no fuese, pues, una intuición falsa, su intuición sería una totalidad inaproximable que no tendría por dónde "hincarse el diente". A este respecto, conviene comprender la idea de la intuición, inicialmente, en su propio ámbito, siguiendo las reglas de acuerdo con las que se entiende consigo misma, puesto que la intuición es la idea más próxima a la experiencia; sin embargo, esta proximidad es una orientación circular y vacía que sólo hace de mediación formal, de trámite, sin apercibirse de la elaboración en la que está sumida, su condición extensiva. Así pues, hace falta la idea de la que la intuición se sirve y no está en ella (misma); posteriormente, habrá que mirar esa intuición abstrayendo su contenido, en su pureza abstracta y universal, asegurándose de que esa intuición sea toda intuición.

Esta condición extensiva es una idea inversa y, por tanto, negativa, predispuesta a la experiencia; es una idea elaborada con anterioridad a su experiencia para que ésta sea posible. Empero, hay que advertir que no es, exactamente, la misma "condición extensiva" de la que hablé hace años. Según yo lo veo, ésta que ahora menciono, es anterior a la otra; la otra depende de ésta en tanto que la otra la supera. Una es una anticipación lógica; la otra, una anticipación al contenido afectivo (moral).

No tengo especial interés en la virtud. Compete al campo del desarrollo personal; yo ubico la ética en espacios impropios para los que elaboro una idea ahí donde falta. Vg. el afecto social que determina la preferencia del hombre por todo lo que compete a la generalidad de hombres (vg. la idea de un yo personal). A mi modo de ver, ese espacio está ahí; habitualmente está presente en la intuición, pero no en forma de "idea", sino, simplemente, como un sentimiento sin una idea para él; su intuición sensible no se corresponde con su intuición intelectual.

Digo sentimiento como un término más intuitivo para su idea, para mostrar que el sentimiento es una experiencia sensible sin concepto. No me refiero a algo que sea evidente, me refiero a una experiencia afectiva que corre por debajo del umbral de conciencia (apercepción); la consciencia es, a mi modo de ver, un fenómeno posterior. El sentimiento requiere cierta densidad en la sensibilidad para desencadenarse; pero no sucede al revés, esto es, la sensibilidad no requiere del sentimiento sino sólo de sensibilidad (manejar el sentimiento a capricho requiere, por lo general, cierto manejo de su artificialidad). El sentimiento pertenece al ámbito de lo sensible con una diferencia importante con la sensibilidad en general: la categoría sensible que lo produce; lo sensible y el sentimiento no son continuos, sino que son dos especies afectivas distintas. Se trata de un error sutil de la experiencia de apercepción, su carácter retrospectivo produce una ilusión causal que se formaliza circularmente, cerrándose en torno a sí; alinea experiencias distintas, indiferentemente, sin otra solución de continuidad que adaptar sus partes a su propio esquema; se adapta a una generalidad indeterminando sus concreciones y manejándolas según convenga; se apropia, falsamente, de una idea que, de suyo, no le pertenece.

Un saludo

ALBERTO RODRIGUEZ-SEDANO
27/11/2013, 09:54
¿Es la paciencia:
1- una actitud moral echada hacia delante, dispuesta a encarar lo que venga, (orgullo) o

2- es una actitud de resignación que niega un deseo más íntimo como si no fuese consigo? (vanidad)?.

Me refería a la presencia del orgullo en toda idea. El orgullo sería una afirmación por la sola idea de una experiencia consciente, conciencia de sí, un primer paso o grado del orgullo; la vanidad una reafirmación que sigue su inercia, se repite en torno a sí, una extensión sin otro movimiento que nada distinto de ello mismo.

Mi comentario era en relación a lo que le dije a Eburnea de Ética a Nicómaco, que el desarrollo personal conlleva la abstracción de que todo desarrollo es, en sí mismo, un ethos, y a un sentido que Juan Florencio me señaló del orgullo en distintas épocas del hombre, una antropología sin universalidad afectiva que, por tanto, deja la especialidad afectiva por debajo de la universalidad en la que las épocas del hombre convergen. La experiencia de la conciencia en un "yo", una conciencia extendida en torno a sí, tiene cierto peso del orgullo en su centralidad; se reafirma como si no se estuviese afirmado, ¡con humildad!.

Asexperia
09/12/2013, 12:18
Quiero aprovechar el titulo de este hilo para decir que la espera esta relacionada con la duración. La duración es un epifenómeno subjetivo del devenir-tiempo. Nosotros esperamos porque sabemos que llegara un futuro, el futuro será realidad. En la espera algunos se desesperan porque imaginan que el tiempo se ha detenido para ellos. Estemos tranquilos o no el tiempo pasa igual. Lo mejor es adaptarse el fluir del tiempo.

ALBERTO RODRIGUEZ-SEDANO
10/12/2013, 07:03
Me refería, más bien, a que hay un momento en que no se espera más. Se deja de estar a la expectativa de la experiencia, y se pasa a estar en ella; es un episodio activo.

La espera está más presente, como una sensibilidad adormecida, cierta apatía e indecisión; por el contrario, la experiencia de la sensibilidad tiene unas preferencias claras; deja de esperar.

No me refería tanto a un ámbito psicológico como al que lo produce, una trama que le sea estructuralmente anterior (*), como las pautas que configuran ciertos movimientos de la mano, el habla, la vista o el oído (**).

(*) Vendría a ser una “hipótesis formal”, si bien su mayor interés estaría en sus límites internos y el ámbito en que la forma actuaría como si no estuviese actuando, con apariencia de estar perfectamente sincronizada; sería una distancia sin sensibilidad, una distancia insensible.

(**) He distinguido estas acciones de modo metafórico. La conciencia de ellos, su consciencia, no puede ser, estrictamente, cierta sin una buena dosis de imprecisión

Asexperia
10/12/2013, 09:31
Enviado por Alberto:
Me refería, más bien, a que hay un momento en que no se espera más. Se deja de estar a la expectativa de la experiencia, y se pasa a estar en ella; es un episodio activo.

La espera está más presente, como una sensibilidad adormecida, cierta apatía e indecisión; por el contrario, la experiencia de la sensibilidad tiene unas preferencias claras; deja de esperar.

Yo creo que nunca dejamos de esperar, solo dejamos de pensar en el porvenir. Bajamos la intensidad de nuestra ansiedad ante lo que va ocurrir en el futuro.

ALBERTO RODRIGUEZ-SEDANO
10/12/2013, 09:43
Esto me recuerda una pregunta que formulaba hace tiempo sobre lo mismo: si (el ego) es una afirmación indefinida, o si, por el contrario, se toma algún descanso; ¿de qué depende su tono general?