Koli33
02/10/2013, 21:38
Tenemos una forma de creación, de la que todo depende, en la cual todos participamos, que podría definirse, como la práctica de la construcción, reconstrucción, constante, de lo que existe, se repite, permanece.
Y a esto, que subsisten otras formas de creación, como la artística, la poética, que nos descubren, abre a lo nuevo, a lo in-nombrado.
En la primera, en la que todos estamos implicados, no subsisten grandes conflictos, ya que se pretende y se persigue la búsqueda de la permanencia, conservación, repetición, de lo ya creado, de lo similar.
En esta practica, muchos de nosotros quedamos atrapados, envueltos, por la realidad que existe, tejemos, creamos, que consume todo nuestro ser, actividad productiva, creadora, en este caso, en virtud de lo mismo.
Tal práctica, nos reconforta, mas halla, que pueda ser agobiante.
Porque nos asegura y confirma, en la certeza, de que seremos siempre los mismos, sin la sorpresa, la incertidumbre, de tener que buscarnos y descubrirnos en lo nuevo.
La poesía y los poetas, como el medio y la practica para buscarnos, reconociéndonos en lo ignorado, tras abandonar, desprendiéndonos, del trillado repertorio y discurso, de lo idéntico.
Tiene mucho que ver con aquello de abrirse, perderse en lo incierto.
El poeta es el cazador, que hace abandono de la seguridad de su ser, para adentrase y hacerse uno, con la noche, añorando regresar de la misma, con el sustento de lo diferente.
Donde va el poeta, nadie lo sabe, ya que no le es permitido, ir acompañado, ni siquiera puede cargar consigo mismo, para adentrase y ser uno, con el movimiento de la noche, la muerte, la nada, la totalidad.
Tiene que desnudarse, desprenderse, de todo discurso, intencionalidad, forma de representación, dejando la existencia, la piel, el ropaje, el repertorio en un lugar seguro, para poder retomarla a su regreso.
Lo poco o mucho, que pueda saber de la vida, estén seguro que lo habrá aprendido, arrebatado, tomado, capturado, de las entrañas de la muerte.
Y a esto, que subsisten otras formas de creación, como la artística, la poética, que nos descubren, abre a lo nuevo, a lo in-nombrado.
En la primera, en la que todos estamos implicados, no subsisten grandes conflictos, ya que se pretende y se persigue la búsqueda de la permanencia, conservación, repetición, de lo ya creado, de lo similar.
En esta practica, muchos de nosotros quedamos atrapados, envueltos, por la realidad que existe, tejemos, creamos, que consume todo nuestro ser, actividad productiva, creadora, en este caso, en virtud de lo mismo.
Tal práctica, nos reconforta, mas halla, que pueda ser agobiante.
Porque nos asegura y confirma, en la certeza, de que seremos siempre los mismos, sin la sorpresa, la incertidumbre, de tener que buscarnos y descubrirnos en lo nuevo.
La poesía y los poetas, como el medio y la practica para buscarnos, reconociéndonos en lo ignorado, tras abandonar, desprendiéndonos, del trillado repertorio y discurso, de lo idéntico.
Tiene mucho que ver con aquello de abrirse, perderse en lo incierto.
El poeta es el cazador, que hace abandono de la seguridad de su ser, para adentrase y hacerse uno, con la noche, añorando regresar de la misma, con el sustento de lo diferente.
Donde va el poeta, nadie lo sabe, ya que no le es permitido, ir acompañado, ni siquiera puede cargar consigo mismo, para adentrase y ser uno, con el movimiento de la noche, la muerte, la nada, la totalidad.
Tiene que desnudarse, desprenderse, de todo discurso, intencionalidad, forma de representación, dejando la existencia, la piel, el ropaje, el repertorio en un lugar seguro, para poder retomarla a su regreso.
Lo poco o mucho, que pueda saber de la vida, estén seguro que lo habrá aprendido, arrebatado, tomado, capturado, de las entrañas de la muerte.