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Ver la versión completa : El problema de precisar, o afinar, filosóficamente el factor subjetivo.



Koli33
28/07/2013, 10:34
El psiquismo es un operador, doble, o en el doble sentido, en tanto que opera sobre si mismo y sus propias condiciones y posibilidades de operar, constituirse, (vivir y sobrevivir) en tanto que operar indirectamente sobre las circunstancias medio ambientales de su propia reproducción y auto sustentación, campo de posibilidades, de existir, prospera como operador.

En tanto todo forma de individualidad, es una singularidad, librada a las prácticas operativas de un juego, entre la existencia y no existencia, entre la vida y la muerte, en tanto que operador dependiente de las posibilidades orgánicas de su propia practica y constitución, (campo de habilidades y facultades propias) como de las posibilidades medios ambientales, otorgadas y establecidas por el contexto, el medio ambiente de sobre vivencia.

Me pregunto, en tal sentido, a todo animal, o entidad viviente, que se la puede observar en su singularidad, como operador dependiente de sus procesos y operaciones, se la puede considerar, más allá que entidad individual, como sujeto de cambios y transformaciones, no tan solo de su propia constitución, si no que de las condiciones medio ambientales de su propia sobrevivencia.


Los errores operativos interpretativos de una célula por ejemplo, pueden alterar todo el complejo ecosistema social, de todo un complejo tejido celular, por donde pasan todos los trabajos, de las reproducción de su existencia, generando conflictos, virulencias, de interese, fallos y errores, que muy bien pueden degeneren, en el caso de prosperar, en la destrucción de todo un eco sistema como el de un organismo vivo.

O solo nos esta permitido considera individuo, singularidad, con una subjetividad propia y potente, solo al sujeto humano.

En el sentido de poder crear, establecer, generar, cambio y transformación, alteraciones profundas de su propia practica, conducta, como de, y sobre las propias condiciones de su contexto, medio ambiente de sobrevivencia, que indirectamente, como directamente están constantemente actuando, repercutiendo e incidiendo sobre su propia constitución y practica, sujetiva operacional.

Es claro que de haber cambios y transformaciones del medio ambiente, (la sociedad, la civilización) de, y los contextos de sobrevivencia, estos pasen si o si, por la actividad operacional, es decir por el trabajo practico de los individuos, por las manos y decisiones de los miembros constitutivos de ese contexto.

Estoy tratando de ver y precisar la importancia subjetiva de toda forma de singularidad ya que es el factor motor, de todo posible cambio y transformación, como alteración de la realidad.

Para venir a cuestionar y plantear, el complejo problema filosófico, social, cultural, estructural, de la alienación y enajenación subjetiva, de la individualidad humana.

Componente reproductivo genético de la propia reproducción, constitución de la propia sociedad.

Ya que no se puede dar ninguna forma de cambio y transformación social, cultural, política, etc., que no pase por la practica operativa, interpretativa, lectora, productora, reproductiva, de las subjetividades constituyentes de tal sociedad.

Auque hay muchos, que lo atribuyen todo, al milagro, a la varita mágica, o voluntad divina de un supremo dios.

JuanFlorencio
31/08/2013, 12:21
Ciertamente, por lo menos a mí no se me ocurre cómo podría haber transformaciones sin lo que llamas "práctica operativa" de las ¿subjetividades? Pero pongo entre signos de interrogación la palabra subjetividades porque me parece que incurres en una petición de principio: si hay subjetividades, naturalmente son el origen de transformaciones y ya no hay más que averiguar, pero eso es precisamente lo que estás indagando. Piensa en que tu subjetividad podría ser precisamente, por ejemplo, el resultado de una serie de transformaciones, es decir que sería constituida por ellas y que no sería más que una continuación suya. Entonces, cuando tú piensas que estás introduciendo algo nuevo en tu medio, no estarías haciendo otra cosa sino expresar un ímpetu que te precede y que te sucede, cuando tú ya no estás más ahí.

Emeric
31/08/2013, 17:31
Traducción de todo eso a un lenguaje más claro y sencillo, por fa ... :pray:

Koli33
31/08/2013, 22:30
Es muy precisa, Juan tu lectura, ya que el sujeto nace cuando se extraña y rompe, cunado logra establecer y crear, como sostener un distanciadito mental, operativo, como conflictivo, con las condiciones medio ambiéntales de su mundo y medio. Con la reproducción genética biofísica medioambiental de lo que existe, se puede decir que los animales son sujetos de la sustentación y reproducción del mundo y el medio animal de pertenecía del que dependen, en ellos no hay algo así como un conflicto, una separación, una superación, un distanciamiento como extrañamiento mental de tal mundo y medio.

El nuevo medio constituido por este extrañamiento absorbe incorpora al extrañado sujeto, como sujeto de la reproducción de lo social-cultural instituido por la diferencia. En tanto que pasa a ser sujeto totalmente subordinando como dependiente productivo reproductor de las nuevas condiciones medios ambiéntales creadas o inauguradas por la acción mental participativa de su extrañamiento. Este pasa a ser sujeto de la progresión y superación como evolución y desarrollo de la diferencia creada originada.

En tanto mientras no se de ni surja un nuevo extrañamiento, rotura, distanciamiento, separación mental, con las condiciones socio históricas medio ambiéntales, con todo lo que existe, por medio de la acción mental, no emergerá un nuevo sujeto, conflictivo, paradigmático, que rompe con lo que existe, en tanto que se libera de sus condiciones medios ambientales, y que por medio de tal cosa de origen y forma a un nuevo desarrollo, orden por contraposición a todo el que existe.

Muchas gracias por tú comentario y participación
Un saludo

JuanFlorencio
02/09/2013, 00:34
Muchas gracias a ti, Koli; es un placer para mí.

Entonces, parecería que deberíamos esperar el nuevo extrañamiento para poder pronunciar o escribir legítimamente la palabra "subjetividad". Pero, para continuar con la discusión: No deja de parecerme sorprendente que en nuestro lenguaje exista esa palabra. ¿Acaso denota algo actual que de pronto se nos ha hecho problemático -pero que sigue ahí-; o solamente denota el singular deseo de escabullirnos de toda "esclavitud", justo en el momento en que pasamos de un modo de sujeción a otro?

¿Conoces el poema "Muerte sin fin", de José Gorostiza?

¡Saludos!

Koli33
08/09/2013, 13:49
El lenguaje entre las muchas cosa que nos permite, nos permite el distanciamiento y la diferenciación mental del medio que nos circunda. Necesaria y vital distancia, para actuar sobre las propias condiciones del medio, desde otro lugar, constituido creado, como sostenido y mantenido por el lenguaje. A partir de movernos y constituirnos, reconocernos y asociarnos en el mundo emergido como posible por la acción del lenguaje. Fallos en el lenguaje, son fallos cognitivos interpretativos en el sujeto que fracasa operacionalmente lingüísticamente en la reproducción constante del orden social cultural al que se debe. Un orden social cultural que se permite y se desarrolla a partir del lenguaje, el hombre en si como tal, solo es posible por medio del lenguaje, al margen del lenguaje no se puede sostener el hombre en tanto no se puede tener, estructura, su subjetividad, su distanciamiento y extrañamiento, su diferenciación mental del medio y las circunstancias que lo circundan y atañen. La acción del lenguaje nos permite perfora el orden de la realidad, cortar y recortar, en tanto que fragmentar lo real en dedazos, cavar pozos y túneles en su contingencia, violando su estabilidad, pudiendo por ello mentalmente viajar a sus orígenes en tanto que alterar modificar las derivas y los acontecimientos de su estructura, y comportamiento natural.

Yo realmente a esta altura del partido debo mucho a mis fallos lingüísticos que ha sido la causa, lo que accidentalmente me a permitido quebrar romper, adquirir accidentalmente alguna distancia, un extrañamiento, con el orden lineal de lo existente, sostenido por lo social cultural, salirme y distanciarme, diferenciarme mentalmente de tal cosa, de tal concreto mundo, fracasando en la reproducción de la codificación normal de tal orden, mundo social cultural, por ser un violador congénito de la norma, o la normativa genética del lenguaje en que descansa y se da la reproducción normal de todo lo social-cultural.
Yo soy un sujeto extremadamente extrañado del mundo que existe, y de la compleja mecánica lingüística en que este se da, se sostiene, constituye y reproduce como el mundo normal. Estoy en una posición tan extraña a nivel subjetivo, como similar a la extrañeza mental subjetiva alcanzada y dominada, en el principio de los tiempos, por la humanidad, por medio de la emergencia del lenguaje, con la que el hombre se constituye como tal, en tanto que se distancio y separo mental y subjetivamente del mundo originario, de la contingencias y circunstancias que lo circunvalaban, en mi caso lo hago del mundo, la sociedad y la cultura como de la realidad constituida y representada, en tanto que sostenida como desplegada por la acción contingente consolidante del lenguaje.

Y al haber adquirido el manejo operacional de un leguaje roto, distorsiónate, como un fallo del lenguaje ordinario por el que se da la construcción social cultural del mundo, este me permite penetrar y violar con absoluta libertad el orden existente, salirme involuntariamente de el, extrañarme y distanciarme de lo que me circunda y constituye, no pudiendo reproducirlo lógica y correctamente, en tanto que leerlo e interpretarlo por las sucesivas alteración de mi anomalía mutante.

Entrando y saliendo a voluntad del mismo orden, circundante contingente, quebrado por mi anomalía, como un fantasma. Permitiéndome aparecer, ser y representar ( por la conjunción de mi practica neurótica y sicótica) en tanto que desaparecer, dejar de ser y no representar, es decir violando la linealidad lógica, de e lo normal, ( o de lo tenido por tal cosa)de la propia gramática de lo temporal y espacial en que se da el orden social cultural .

Y esta rareza convertida en mi virtud se la debo en gran parte, de seguro a la dislexia, como a una curiosidad y un esfuerzo sobre humano, por tratar de entender aquello, que no puedo aprender, tomar y reproducir, comprender por medio del lenguaje, consolidante predominante. Orden y estabilidad de la que yo quedaba por fuera, excluido. Sumado a tal divergencia operacional, genética, gramatical viviendo y experimentando conjuntamente con ella, un enamoramiento extremo y profundo del mundo y el orden, que queda, y subyace por fuera del lenguaje, en que se constituye lo llamado como lo natural, en clara contraposición u oposición y diferenciación a lo que se constituye como lo social cultural.


Tales divergencias me a llevado a concebir que lo que subyace por fuera del lenguaje, por fuera de la diferenciación constituyente del orden social cultural, se encuentra asumido en una gramática propia, en un lenguaje muy otro, que nuestro lenguaje social cultural no puede bajo ningún concepto significar y representar, y que nuestra diferenciación y constitución subjetiva se da, constituye y estructura mentalmente por medio de este otro lenguaje. Lo que nos permite diferenciarnos de la realidad, sepáranos de la realidad, en tanto que distanciarnos y constituirnos por fuera de ella, es el lenguaje.

Una vez constituidos en y por el lenguaje, no podemos mentalmente salirnos de el, a riesgo de la locura, naufragar en la marginalización y el delirio total, en el magma volcánico de lo inconsistente, lo mas parecido al infierno, haciéndose imposible el pensarnos y consolidarnos en lo social cultural, diferenciación que exige un normativa, la consolidación fría de una gramática, espacial, o de la especialidad, de una lógica lineal, temporal, secuencial, que no se puede violar, fundir, si pretendemos y buscamos la coherencia en tal orden.

Una vez que se logra y se da nuestra subjetividad en tal orden, en el orden de lo social cultural, lo antagónico a ello es insoportable e inamisible por nuestra estructura y consolidación mental social cultural, no podemos soportar ni admitir el calor, ni el fundirnos intégranos en la totalidad candente del infierno, ni que por una fisura en nuestra roca y consolidación, mental, si filtre el calor diluyente magmático de nuestra posible desintegración, el fondo hirviente recordatorio del que hemos emergido, del cual hemos logrado mentalmente diferenciarnos, sepáranos, distanciarnos, consolidándonos en la solides de nuestras pautadas diferencias.

Por eso pienso en un sujeto, una subjetividad, que alterne, que mentalmente opere, entre la existencia y la no existencia, entre la vida y la muerte entre la integración y desintegración, que no rechace ni niegue, ni tema tal cosa constitutiva, paradójica, contradictoria, y para ello precisamos un lenguaje, una gramática otra, que mentalmente acepte y nos permita tal cosa, una revolución semántica.

Por esto el nuevo extrañamiento como una sugestividad otra que se distancie y diferencie de lo que existe como norma, lo normal, como del orden constituyente de lo social cultural, solo pude ser dable y sostenible, constituido por una alteración, cognitiva y profunda, proporcional a otra gramática, que permita la alternancia constituyente, operativa, entre lo que existe y no existe.


Pido disculpas por mis demoras y ausencias que son producto de las contingencias de mi trabajo.
No , no conozco el poema de José Gorostiza voy a leerlo.

¡Saludso!

JuanFlorencio
09/09/2013, 22:21
Koli: Si te he entendido correctamente, dices que hay un lenguaje en el que descansa el orden social (le llamas "orden social cultural", y supongo que es el que pobremente usamos para medio comunicarnos los unos con los otros; por ejemplo, el que has usado para desarrollar este tema y yo para leerte) y otra cosa "que subyace por fuera del lenguaje" y que está "asumido" por un lenguaje muy otro respecto del que estamos usando en este momento. Y que ambos lenguajes son inconmensurables, si me permites usar esta palabra.

Si ello es así, ya el mero decir que hay un algo que subyace por fuera del lenguaje y que es asumido por un lenguaje muy otro debe ser radicalmente erróneo, debe estar extremadamente mal dicho. Tenemos una palabra negativa que se refiere, sin referirse, a lo que está más allá del lenguaje: lo inefable... Te haré una pregunta en serio, Koli: Ese "algo" que subyace, ¿está por lo menos al alcance de, por ejemplo, nuestro tacto? Observa que te estoy pidiendo solamente un pequeño vaso de agua. En tu generosidad, no vayas a echarme encima una cubetada.

Koli33
10/09/2013, 22:28
No se puede traducir el lenguaje, la gramática en que acontece opera la acción productiva, evolutiva (alterna fluctuante) de la vida-muerte, la muerte -la vida, al lenguaje, la gramática, en que acontece opera la acción productiva continua lineal evolutiva de la mente.


En tanto que la acción y manifestación de una gramática produce una cosa y la acción y manifestación productiva de la otra, una muy otra cosa, hay una diferenciación antagónico, sustancial, de una y otra, la gramática tardía la de la acción productiva de la mente, por el que se han dado todas las formas de civilización, solo se puede manifestar, contrastar, diferenciar por, y en oposición y enfrentamiento de la vida-muerte, por la explotación y la fragmentación, reducción y el sometimiento de la vida-muerte.


Nosotros somos una especie contradictoria, en tanto que doblemente dependiente, ya que mediamos por dos realidades. Como una especie que alterna entre dos gramáticas, campo de acción, generación de realidad.

Especuló filosóficamente que estamos al fin de la maduración y el desarrollo total del campo de la acción mental. El campo tardío.
Esto significa que estamos en el punto mas extremo del antagonismo.
Al suponer especulativamente que la acción de ambas realidades descansa en una forma de gramática, lenguaje propio, y que nuestra cultura, nuestra civilización se da, se sostiene, reproduce y descansa en una de ellas. Juego a que se podría dar, generar un lenguaje misto, un tercer lenguaje, que fluctúe entre ambos campos de acción.

Pero: para que esto se de, la gramática de la acción productiva de la mente, en que se da los social, el orden y el predominio de la violencia social, tiene que asumir, concebir, tal posibilidad, ya que es la gramática dominante.

La que legisla, explota, el orden gramatical de la acción productiva de lo viviente.
Yo estoy proponiendo algo totalmente distinto, inexistente, y no necesariamente mas de lo mismo, como la evolución lineal de lo que si existe, no se si se entiende,

Estimado no se si colmo tus expectativas.

Un saludo

JuanFlorencio
10/09/2013, 22:58
Muchas gracias Koli. Con este nuevo texto que has elaborado tengo ahora más preguntas; pero creo que la que había hecho antes quedó sin respuesta. Me gustaría proceder con orden y por eso te la repito: Ese algo "que subyace por fuera del lenguaje" ¿está al alcance de nuestro tacto?¡Saludos!

Koli33
11/09/2013, 21:00
Muchas gracias a bo Juan, por intentar seguirme el hilo.

Si, esta al alcance de la mano, por ejemplo, eso que nosotros definimos, limitamos, manejamos, manipulamos y empleamos mentalmente como nuestro cuerpo, es algo que se da, y manifiesta en su ocurrencia por otro lenguaje, otra gramática, através de otras conjugaciones, que no comprendemos aunque mentalmente se puedan dominar, explotar y someter.

Eso que pretendemos conocer, describir, en su exactitud por medio de nuestra mente, y el instrumento, el medio político, legitimante de su gramática y lenguaje, escapa como una realidad, totalmente incomprendía en su extensión e indeterminación.

Las potestades de dominar, subyugar otro lenguaje, en tanto esto otra realidad, de atarla y reducirla a nuestras categorías, a nuestros conceptos y términos, a nuestros deseo y objetivos, no implica que estemos en condiciones de comprender, interpretar, saber leer y conjugar tal lenguaje, realidad, aunque manejemos las condiciones y las posibilidades de imponernos sobre tal campo de acontecimientos.

Estimado yo me veo en la obligación de empelar y criticar el lenguaje que empleo, en tanto, constantemente me estoy viendo en la obligación de construir mi interpretaciones, mis visiones y respuestas sobre el asunto, que son provisorias banales, estas construcciones no pretenden durar más de lo que dura una manzana en la boca de alguien, ya que en ningún momento, intentan imponerse, como lo eterno y lo sagrado sobre la vida de nadie, como una verdad, sobre eso que digo que es mas esencial, que todas nuestras verdades acumuladas y capitalizadas por siglos. En el lenguaje viviente, cuánto más rápido se diluya, se traduzca, conjugue una estructura, un termino vivo, como un durazno, a otra estructura, como a las manos y los sueños de los hombres, tanto mas esencial e importantes es, aquí la acción productiva traductora sintetizarte del lenguaje es lo esencial ,y la estructura es circunstancial, provisoria, circunstancial.

Un abrazo.

JuanFlorencio
11/09/2013, 23:54
No hay problema Koli ¿A quién no le ha ocurrido que lo que ha escrito tenga solamente un valor provisional, que cambie el modo de decirlo o que definitivamente lo abandone después de darle varias vueltas? ¿No procede todo esto precisamente de la naturaleza de nuestro lenguaje y de nuestro entendimiento? ¿No es eso lo que estás diciendo, justamente: que no atrapamos la realidad ni con nuestra mente ni con nuestro lenguaje; que en su ejercicio la mente no se hace una con las cosas, sino que simplemente nos permite usarlas como podemos por el momento?

Pero déjame hacerte otras tres preguntas: suponiendo que nuestra mente no se hace una con las cosas ¿cómo llegaríamos a esa conclusión? Todavía más: supongamos que en vez de lo anterior afirmamos lo contrario, es decir, que nuestra mente sí se hace una con las cosas, ¿cómo podríamos ahora concluir esto? Finalmente, si en lugar de las dos afirmaciones anteriores dijéramos: unas veces, nuestra mente se hace una con las cosas y otras veces no, ¿cómo podríamos saber cuándo sí y cuando no; quién sí y quién no?

Un abrazo y un apretón de manos.

Koli33
12/09/2013, 23:32
Estimado Juan, voy a tratar de a partir de unos modelos alternativos, operativos, especulativos, provisorios, exponer aproximadamente lo que entiendo por mente, y lo que tomo como la acción mental.

Un animal, un ser vivo, o cualquier otra estructura biológica que no se integre y /o desintegre en el medio, es decir que tal estructura no se haga una sola cosa con el mundo que le rodea, se encontraría imposibilitada de individualizarse y imposibilitada de diferenciarse, es decir de manejar y operar con cierto grado de autonomía, las complejas relaciones de dependencia de su medio externo, sin mente. No podría operar con ellas, si no hubiera una diferenciación “mental” operacional con tal medio. Lo que franquea, envuelve, divide, distancia y permite la diferenciación operacional con el entorno, es lo que entiendo y tomo como un campo mental intangible, invisible, sin cuerpo, de operaciones y procesos mentales, que la envuelve y distancia, a la criatura, protegiéndola, brindándole cierta capacidad de maniobra y protección del medio, medio con el que mantiene una confrontación antagónica y contradictoria, ya que es producto de el, en tanto que depende de el , en tato que se tiene que escapar y proteger de el, de no ser devorado por su propio principio de realidad.

El yo operativo de un animal se organiza en este campo mental intangible, o campo de operaciones, que media separa divide lo interno de lo externo,
Es decir cualquier animal incorpora su medioambiente mentalmente y maneja opera con sus sentidos y significados, prontamente sabe lo que son sus peligros y posibilidades, maneja mentalmente las representaciones de las cosas, sabe lo que es una serpiente y la distingue de una manzana, lo que es otro individuo de su misma especie etc.,

En tanto esto tiene memoria, recuerdos y las cosas les inspiran deseos, maneja sus fracasos, sus éxitos, sus frotaciones y traumas, etc.,

Lo que no se puede es ver la mente se la puede deducir e inducir como realidad hipotética.

Lo que mantiene con vida a un animal es la acción mental, las operaciones y decisiones que mentalmente adopte.

Lo que nos diferencia mentalmente de los animales, es el lenguaje, simbólico representativo, significativo, con el que nos distinguimos como especie.

La mente se puede proyectar por fuera de la realidad, más haya de si misma y las propias circunstancias fortuitas de la realidad, como acción mental, que trasciende la vida y contingencias de sus propios individuos, por medio del lenguaje, aquí empiezan todos nuestros problemas.
Cualquier idea, construcción escrita, es decir construcción mental, que se pueda representar, simbolizar, difundir mentalmente a otros, puede actuar por ejemplo por mas de mil años, en y sobre las condiciones del propio medio, como sobre las condiciones biológicas, mentales, de la propia especie viva.


Aquí ya se hace, imperioso hablar de la mente de un individuo, enfrentada o totalmente subordinada a las contingencias, exigencias y apremios, como a las estructuras operativas y productivas de la acción mental que bien actuando por más de dos mil años, o más aun, sobre todos los individuos como sobre todas sus condiciones medios ambientales.

Por esto es que me aplico a intentar comprender la acción mental que se inicio en el objeto, o los objetivos del dominio y la explotación mental de la acción productiva de la vida, ya que jamás lo a echo en procura de su comprensión y respeto.
Bueno dejo las cosa por acá para ver que lectura, que reflexiones te suscita, y que aportes y que exigencias haces y me exiges tú, de estas construcciones.

Un abrazo y fuerte apretón de manos.

ALBERTO RODRIGUEZ-SEDANO
13/09/2013, 04:05
Se están defendiendo posturas que pretenden aclararse oponiéndose a otras (vg. el lenguaje, el sujeto), un enredo de términos que, si no hay una razón por encima de ellos, no hay manera cierta de desenredar; no cabe avance alguno que no sea un avance que termine enredándose de nuevo. Se hace del sujeto un ente independiente para, justo después, dejarlo maniatado y asentado en una estructura simbólica a la que se encadena y desencadena como si fuese un instante esencial y absolutamente definitorio del "sí" y la incierta mente en la que, supuestamente, se unifica; semejante idea de la mente es una psicología con presupuestos y conclusiones, claro está, existencialistas; el sujeto se desborda, se hace preguntas como si, por sí mismo, tuviera la respuesta; no hay tal universalidad en ese sujeto como para dar respuesta a todo.

Lo que aporta el pensar no es un alineamiento al lenguaje sino con lo que el pensamiento se pone por encima de él. Todo esto no es sino un cúmulo de ideas sin ninguna propuesta de auténtica comprensión; es una pose filosófica sin otra razón especulativa que especular con algo que no sería, básicamente, otra cosa que ¡nada!.

Los problemas filosóficos requieren, de alguna manera, que sean encarables. Hay, ciertamente, problemas sin solución, problemas en absoluto, y otros con soluciones que están a la vista, problemas especiales. Al menos en mi caso, cuando me enfrento a una situación especulativa especialmente problemática me digo: ¿en qué reside que no atisbe una idea para ella y por qué el problema sigue siendo más amplio que el espacio que la idea delimita?.

El problema de la dependencia del pensamiento de una estructura lingüística es un fracaso declarado para lograr una comprensión más íntima y problemática del sustrato del que trata el lenguaje. El sujeto extrae sus conclusiones de sus “vivencias” (*); no son sino una gramática más, y no, precisamente, la decisiva.

Saludos

(*) Uso el término vivencia en el sentido que ha sido relevante para la filosofía, desde su intuición más existencialista (vg. lo trágico en Kierkegaard y la máxima expresión de los valores espirituales en la experiencia religiosa) a su conceptualización fenomenológica (el Lebenwelt o "mundo de la vida"). A mi modo de ver, no ha sido más que un intento desesperado por pensar lo que, por sí, no está dispuesto a ser pensado; haría falta pensar con otros términos, ¡términos nuevos!.

Por otro lado, con esta nota no hago sino acercarme a la más profunda y relevante de las cuestiones que Kierkegaard se planteara, esta es, la categoría fundamental por la que el hombre era hombre.

JuanFlorencio
13/09/2013, 12:58
Estimado Koli: Vas demasiado rápido para mis estándares. No podría continuar si antes no respondes directamente a mis preguntas, pues no tengo de dónde asirme. No fingiré que tu explicación es clara para mí. Permíteme hacer una larga digresión:

En el terreno de esa parte de la Física que llamamos Mecánica elaboramos discursos usando los siguientes términos: distancia, movimiento, tiempo, rapidez, dirección y sentido, cantidad escalar, cantidad vectorial, velocidad, aceleración, masa, fuerza, trabajo y otros más que se han construido a lo largo de los siglos y que han adquirido un significado cada vez más preciso. A medida que vamos desde los primeros términos de mi lista hasta los últimos, el nivel de sofisticación aumenta. Comenzamos por la noción de distancia que es muy accesible para todos a partir de la experiencia visual o de la táctil. La noción del movimiento requiere de nuestra memoria. La del tiempo incluye la comparación entre al menos un par de movimientos, de los cuales uno se toma como referencia o patrón. Después, la noción de rapidez implica un salto: tomamos el tiempo como una entidad y establecemos una relación entre éste y la distancia. La representamos matemáticamente así: v=d/t (la rapidez es la distancia recorrida dividida entre el tiempo empleado para el recorrido -tengo limitaciones con mi teclado para usar los símbolos convencionalmente correctos). Introducimos entonces las nociones de dirección y sentido y para cada dirección distinguimos dos sentidos opuestos. De esta manera estamos en condiciones de armar una noción más que combina magnitud , dirección y sentido y creamos así la noción de velocidad, que es más elaborada que la de rapidez, pues ésta no incluye ni dirección ni sentido. Ahora establecemos la noción de aceleración. Para ello tomamos la velocidad como una entidad y la relacionamos nuevamente con el tiempo. Su expresión matemática es esta: a=v/t. Podemos jugar algebraicamente con las definiciones de velocidad y aceleración para obtener también esta otra expresión: a=d/txt. Esta multiplicación del tiempo por el tiempo en el divisor solo tiene un significado algebraico, es decir, pertenece por entero al ámbito de las relaciones.

Me detengo un poco aquí para observar lo siguiente: la noción de velocidad es una relación entre una noción intuitiva (distancia) y una relación que se toma como entidad (el tiempo). La aceleración es una relación que se obtiene a partir de la noción de velocidad y nuevamente la de tiempo. Tanto la noción de velocidad como la de aceleración son relaciones, pero obviamente la de aceleración es más sofisticada. Permíteme decir por el momento que es una relación de segundo orden; que la velocidad es de primer orden y que el tiempo es de orden cero.

Ahora continúo: La noción de masa se introduce inicialmente a partir de la operación de equilibrar cuerpos en una balanza, uno de los cuales se toma como referencia o patrón. La masa se toma entonces como una entidad y la usamos para elaborar la noción de fuerza como el producto de la masa por la aceleración. Así, la fuerza resulta ser una relación de orden superior al de la aceleración. El trabajo se define a partir de la fuerza y de la distancia como el producto de ambas. Así, nuevamente, el trabajo es una relación de orden superior al de la fuerza.

Todas estas relaciones que elaboramos nos habilitan para vérnoslas con nuestro entorno y manejarnos con mayor acierto en su seno; es decir, estas relaciones nos habilitan para interactuar con mayor sofisticación: Nos volvemos capaces de comparar velocidades, de ver aceleraciones, de buscar fuerzas ahí donde vemos aceleraciones, de predecir posiciones; anticipar necesidades estructurales; de diseñar mecanismos y máquinas. Y lo hacemos con tal efectividad que terminamos pensando que la energía, la fuerza, el tiempo, etc. son cosas que están ahí, en el mismo ámbito en donde se encuentran las rocas, el agua, el aire... En realidad, las relaciones son una refinación de nuestro modo de ser.

¿Cómo podemos entender la Mecánica?: a) Realizando algunas experiencias básicas; b) estableciendo ordenadamente una relación tras otra según su dependencia y, finalmente, c) distinguiendo los juegos puramente algebraicos de los enunciados "que tienen un significado físico".


Todo lo anterior para escribir este último párrafo: ¿Cómo podría entenderte yo a ti? Lo podría hacer si me ayudas indicándome cuáles son tus experiencias básicas; si procedes introduciendo con orden las relaciones que utilizas y, finalmente, si distingues o eliminas los juegos de palabras. ¿Puedes hacerlo?


Saludos cordiales

Koli33
13/09/2013, 23:51
Haber Juan, si puedo salir de esta y satisfacer en algo tu requisito, se puede decir que en un momento de mi vida, yo me percato que la acción mental genera , produce, concibe, opera y maneja, anima y mueve, empela y utiliza, cuerpos y estructuras, totalmente productos de la acción mental, no solo eso, maneja y emplea, utiliza y dispone, de entidades y cuerpos biológicos, que son manipulados y manejados mentalmente, animados y movidos por los interese y objetivos productivos de la acción e incidencia de una organización mental que actúa con independencia de los cuerpos, las estructuras, las construcciones que crea y manipula.

Por poner un ejemplo, es así que la estructura física, material, tecnológica del pentágono, como todo su desarrollo armamentístico, con sus ingenieros y físicos incluidos, entrenados y calificados expertos de todos los colores, son animados productivamente en su realidad, no por la acción productiva de la vida, si no por la acción productiva de la mente, productividad mental de la que son en todos los sentidos, y en todos los instantes dependientes.

Cuando mentalmente se concibe el arco y la flecha conjuntamente con tal invención mental, se concibe al arquero en su especialización operativa y productiva, razón de ser que es derivada, creada con el mismo instrumento o creación mental, la de tal estructura construcción mental,

Que es la que en ultima instancia determina el comportamiento, la animación, como el trabajo productivo de lo biológico, de los cuerpos totalmente subordinados y sometidos, como dependientes de tal mundo, acción y maquinaria mental, como acción económica, de una realidad que crece y se desarrolla, a partir del dominio y el sometimiento, como la explotación, mentalmente lograda y conseguida, de la vida, de lo que sea la acción productiva de la vida, lo viviente, en constante movimientos y desarrollo.

Al lenguaje lo considero un instrumento, una herramienta, un mecanismo operacional de la mente, por medio del cual se logra doblegar, deformar, formar o reformar lo biológico, a los servicios de la estructura mental, como de la explotación de los animales vivos, concebidos por la mente y el lenguaje como hombres.

El desarrollo de las matemáticas y toda otra ciencia, como de todas las otras etnologías, son desarrollos operativos productivos de la mente, en su afán de conquista y dominio absoluto como disposición total de todo lo que sea un producto o un subproducto, en bruto, derivado de la acción de la vida.

El hombre se identifica y se reconoce a si mismo como portador o el agente por medio del cual, la que se desarrolla y actúa es la acción productiva, (liberada de las restricciones biológicas) autónoma he indepéndete de la mente.

Es así que un submarino nuclear como todos sus tripulantes, son animados movidos a la producción y representación de una realidad, muy concreta y objetiva, por la acción de la mente, así como contraste a esto, a este planteamiento, podemos decir que todos los seres vivos, o las estructuras vivas, son animadas a la acción productiva, estructural, representativa de su realidad, por la acción operativa productiva del agua.

Son animados en todos sus procesos bioquímicas reproductivos como estructurales por la acción del agua, es metafórica o análogamente algo así, como cuando digo que la civilización es animada en todos sus procesos productivos reproductivos por la acción productiva de la mente, que trasciende y opera como acción en y sobre todas sus estructuras y procesos, no limitándose ni reduciéndose a ellas y ellos.

El hombre aquí homologado como fulano de tal, es una estructura más, operada por la acción mental que se encuentra ligada y sometida en todo su sentido y significado a los procesos productivos de la acción mental.

Es por esto, estimado Juan, que a los ponchazos, y dándonos de tumbos contra las paredes, trabajando de cualquier cosa, robando los instrumentos de la mente, como desobedeciéndola o traicionándola a cuentas gotas, es que hablamos o especulamos, de una situación y poción totalmente desautorizada, desde la que me atrevo a proponer como posible, la emergencia de una reacción, de una otra singularidad mental, que se diferencie y oponga, distancie y se sobreponga a la acción homologarte significativa representativa de la mente dominante.

Cunado yo me descubrí, actuado y movido por la acción domínate de la mente sirviéndola de empleado, en tanto que con mi cuerpo y con mi sangre, en tanto que comportándome como mero instrumento de su acción, subordinado a su desarrollo, actuando contra la propia explotación de la vida, siendo y sintiéndome yo producto de la acción de la vida, me encuentro paradojalmente actuando contra la propia vida, en esto y por esto, entablo mi conflicto, mi disconformidad, mi búsqueda, mi diferenciación y distanciamiento sujetivo, como extrañándome de las cosa que me mueven, me impulsan, se difunden por medio de mi lengua y garganta, manos y brazos, me obligan a que actúe y trabaje en contra de mi propia vida , la propia vida.

Todo aquel que se identifique, y asuma mentalmente, en la civilización, con la civilización, difícilmente actúe, se oponga mentalmente, en contra de la civilización.

Bueno dejo por acá, la deriva de mis infracciones, y aprovechó para agradecer a Alberto también la participación, y mañana veré a que construcciones me llevaran sus interrogantes y cuestionamientos.

Un abrazo fraterno desde Uruguay.

ALBERTO RODRIGUEZ-SEDANO
14/09/2013, 06:09
Estimado Eduardo, mi interrogante es sencillo pero grave: el cuestionamiento y su respuesta más inmediata no van de la mano, sino que, para decirlo con tus términos, "operan, actúan, se integran y se diluyen", en algo distinto de sí mismo sin dejar de afirmar lo que le es más propio. Entretanto, queda, pues, pendiente; no es sino un intermedio.

El lenguaje, a mi modo de ver, es un chisme de viejas, un lugar común que se mueve con facilidad entre nosotros. El trato directo con las cosas en su máxima intimidad, con su cosa en sí, es un error; no es una posibilidad positiva, a la que se llegue directamente, sino una sombra a la que no hay otra manera de llegar que dando rodeos. En tanto que sea ese movimiento, no se mueve nada. Todo el equipo conceptual que lo soporta está hecho a su medida; es insensible al resto y lo excepcional y decisivo de lo distinto. Si no estoy confundido, ese movimiento es aparente; el lenguaje se mueve con tonos afectivos asentados en estructuras bien a la vista; es fácilmente representable; va, dicho así, muy despacio. Debajo de él pasa poco que tenga que ver consigo mismo; su apariencia no está hecha a la medida de la sustancia de la que depende. La ironía de lo mental está en que lo que pasa no es sino una distancia, y no, precisamente, una proximidad.

Comparto algunas cosas de las que dices, otras no. Dos ejemplos. 1. La negación y toda la artillería de la dialéctica son fruto de un proceso íntimamente oculto y circular, una afirmación puesta al revés como si estuviese del derecho; ejemplifica a la perfección el problema de la distancia. A este respecto, mi postura sobre la distancia era poner a la vista lo que quedaba oculto con su acción. Toda especulación debe conocer de qué trata, a qué viene y qué inclinaciones tiene; debe tomar conciencia ¡de sí!. La distancia no es, pues, una separación del sentido, un hueco abierto que se encuentre consigo mismo de alguna extraña e inexplicable manera; la dialéctica no va a ningún sitio si no parte de alguno. 2. A mi modo de ver, la verdadera importancia de la distancia aparece cuando se enfrenta consigo misma, cuando su discurso queda limitado; su propio no es todo el caso; cae de lleno y queda sin ¡nada!; su soporte incondicional, su sí mismo, no es nada más que ¡apariencia!. En este sentido, el lenguaje no es sino una gramática de idiota, la pretensión de que el lenguaje es lo que el sujeto piensa.

Al menos en mi caso, mis primeras especulaciones con la distancia vinieron movidas por el fenómeno de la precipitación, una especie de trato con las condiciones mínimas que dan lugar a la experiencia mental y, principalmente, con… ¡lo pensado!.

A partir de la angustiosa limitación de la distancia desarrollé una crítica del pathos de la distancia que abrió el camino para que llevase la mente más allá de sí sin necesidad de otras ataduras lingüísticas que las que condicionasen las cosas con anterioridad a su fenómeno y su supuesta lógica interna; la lógica, como progenitor de una dialéctica bastarda, es la forma misma de una distancia que se pretende “ingénita”, venida de sí, esto es, sin deuda alguna.

El pathos de la distancia, una especie de fundamento de la moral inverso, es un tópico mío que, recientemente, ha sido comentado en otro tema sin que haya dado lugar a poco más que mencionarlo. El pathos de la distancia fue una idea que Nietzsche elaboró en su La genealogía de la moral (GM). Además del innegable interés del análisis nietzscheano de ciertos afectos morales, esa idea está repleta de imprecisiones y arbitrariedades consecuentes con un ánimo filolológico-interpretativo incapaz de ponerse en duda a sí mismo. Es paradójico que esa filología fuese sustituida por una fisiología destinada a convertir los filólogos en… ¡médicos! (con más precisión, esto no sucedería hasta Ecce Homo). Nietzsche no sólo creía en una distancia de rango entre varios tipos de hombres, una diferencia de altura con unos debajo de otros por encima suyos, cierto cuanto de altura que constituyese una diferencia cualitativa; también creía en una distancia inaproximable entre ellos, una especie de abismo moral que separaba a los hombres y los dejaba sin relación.

Saludos

JuanFlorencio
14/09/2013, 23:14
Muchas gracias, Koli, por tu esfuerzo y tu entereza. Ambas cosas son indispensables si de verdad quieres "precisar filosóficamente el factor subjetivo", pues la expresión filosófica no consiste en arrojar secuencias ininteligibles de palabras ni mensajes cifrados; sino que se caracteriza por su rigor, y el rigor se opone al descuido.

No tengo la menor duda de que esa experiencia que describes es poco común. Prácticamente todas las personas con quienes trato viven, sin darse cuenta, sujetos al influjo de eso que llamas "la mente". Y los pocos que sí se dan cuenta de ello, como lo indicas acerca de ti mismo en el antepenúltimo párrafo, no dejan de vivir igualmente sometidos, aunque experimentando inconformidad y padeciendo por ello. Pero, ¿de dónde puede provenir esa inconformidad? La asunción mental y la oposición mental que mencionas en tu penúltimo párrafo se refieren a otra mente, que en este caso es "la tuya", y es esta diferenciación que tácitamente haces entre una y otra "mente" la que, por lo pronto, puede servir para expresar su origen.

Permíteme otra digresión: esas dos mentes a las que implícitamente te refieres son construcciones teóricas (relaciones) de alto nivel que se han propuesto como "causas" de la multitud de fenómenos que llamamos culturales. Por eso son intangibles. Es necesario tener cuidado al usar esas palabras, pues tendemos a atribuirles sustancialidad. Un ejemplo de ello se da cuando dices que el "lenguaje es una herramienta de la mente", como si "la mente" fuese una entidad que se sirve de otras. En mi opinión, sería más conveniente decir que el lenguaje es un aspecto de esa relación de alto nivel que llamamos "mente". Otro ejemplo aparece en tu respuesta cuando hablas de "la mente", de "ti" y de "tu cuerpo" como si fueran tres entidades de la misma categoría. Aquí termina la digresión.

Por otra parte, la distinción entre lo natural y lo cultural tiene cierta complejidad, un fundamento precisamente cultural, y no sé si en realidad tú estarás dispuesto a asumirla íntegramente (deberías preguntarte por su origen y esa pregunta sería parte de tu resistencia). Esta distinción que hacemos se convierte a veces en una verdadera oposición, y hay quienes a partir de ella aspiran a "volver a lo natural"; pero ¿qué podría significar eso? El ser humano, y todo lo que viene con él ¡sea lo que sea!, es natural. Ahora bien, creo que todos podrían darse cuenta de que para nosotros son posibles varias maneras de ser y de estar en nuestro entorno ambiental, y que ninguna de las que hemos experimentado hasta ahora son enteramente satisfactorias para todos. Ese deseo de "volver a lo natural" es la expresión de cierto hastío respecto de un modo de ser y de estar vigente, y de cierto deseo de intentar un modo original..., o el suicidio.

Volviendo a "la mente" que nos influye con extraordinario poder, ¿te das cuenta de que no es homogénea; de que "la mente" china no es igual que "la mente" sudanesa o que "la mente" costarricense; y que en nuestros días hay una interpenetración cada vez mayor entre todas estas "mentes"?; pero "mentes" como la tuya podrían introducir de nuevo la diversidad (aunque también podrían frustrarse).

Al parecer pues, con la descripción de tu experiencia ha quedado circunscrito lo que quieres decir con la palabra "mente", en sus dos variedades; y recurriendo a tus explicaciones anteriores me parece que a una de ellas ("la tuya", "la mía", "la de él"... -¿te das cuenta de cómo he substancializado aquí estas "mentes"? ) le atribuyes la posibilidad de "darse cuenta" y, en este "darse cuenta", de separar el "sí-mismo" de "lo otro". Aún así, no estoy seguro de que puedas avanzar todavía para iniciar la construcción de tu noción de subjetividad, pues parece obvio que tiendes a obtenerla a partir de una o dos oposiciones ("tu mente" y "la mente; "tu mente" y el entorno "natural"), y estas oposiciones, aunque circunscritas y señaladas, no son aún suficientemente precisas. ¿Puedes descender un poco más y enunciar las semejanzas y las diferencias entre ambas "mentes"? Creo que de esa manera podrías abrir el camino para delinear la oposición que presientes entre ellas. Luego deberías hacer lo mismo con respecto a "tu mente" y el entorno "natural". Sólo te sugiero que para esto no partas de relaciones sustancializadas, sino de los elementos que las constituyen.

Te envío un saludo cordial

ALBERTO RODRIGUEZ-SEDANO
15/09/2013, 06:53
no partas de relaciones sustancializadas, sino de los elementos que las constituyen.

JuanFlorencio, ya sea en este tema, ya sea en otro, yo siempre hablo de lo mismo, ¡de aquello de lo que se puede hablar!; pienso sobre ello. Si no le gusta, no lo entiende, le repugna, le resulta confuso, no está cifrado en su código, o lo que sea que no le...., me da igual; yo pienso con arreglo a mis ideas; lo que hagan los otros, no en el caso. El problema de las otras mentes es un problema, sustancialmente, distinto.

Tabula rasa. Qué ironía que haya hablado de Nietzsche y, ahora, se defienda abrir nuevos espacios para no transitar siempre los mismos.

La idea del texto que cito es, justamente, una de las sustituciones de palabras por ideas que conducen a ningún sitio distinto del sitio del que parten; se enredan en estructuras ¡insustanciales! que, en el mejor de los casos, darán con algo cuando tropiecen con ello y no cuando se busque con la razón, sencillamente, el marco inteligible que garantiza una mínima distancia con la experiencia más inmediata a la que se está dispuesto.

No suponer una sustancia y hacer de tragabolas de los términos de los que la sustancia depende es filosóficamente lamentable y un monstruo irracional. Tabula rasa, ¡ja!.

A propósito de este “inteligible” no es lo inmediatamente dado a la mente sino lo que, inmediatamente, ha sido sustituido. Sin ideas “claras y distintas” sobre esta sustitución, la reflexión sobre la distancia no va a ningún lado. ¿O la distancia de la que se está hablando es una que se recorre sin ocupar espacio alguno?. Como digo, no hay “verdadero” objeto de reflexión sin esas ideas. Tabula rasa, ¡de ninguna manera!

Hablar de mente no conduce a ningún sitio; no se va a ningún sitio si no se parte de alguno. ¿Por qué iba yo a hablar de nada alguna si no era porque hay alguna falta sobre la que echar algo? ¿o no reside el enredo de términos de este tema, este es, que el sujeto se apropia de algo que le es impropio, en la confusión que provoca establecer unas categorías distintas para lo mismo y, al revés, las mismas categorías para lo que es distinto sin dejar sitio para pensar otra cosa?. Semejantes interrogantes, en cierto modo, aporías que no puede resolver el recto entendimiento, reclaman que se piense de qué están compuestos los problemas que se tienen en mente; constituyen su propia definición y su propia intencionalidad; ¡se piensan!, con claridad y distinción. La metafísica no se queda en juegos de palabras, sino que es la garantía de que el juego sea algo. Tabula rasa, ¡a lo lejos!

JuanFlorencio
15/09/2013, 10:43
Querido Alberto: Disculpa, pero mis comentarios eran exclusivamente para Koli. Leí el tuyo y esto es lo que tengo para ti: Suenan interesantes los conceptos de distancia y precipitación que mencionas y me gustaría saber a qué se refieren, cómo los obtienes y cuál es su capacidad explicativa. Ahora bien, supongo que a partir de lo poco que me conoces sabrás que te preguntaré tanto como me resulte necesario hasta poder comprender lo que hayas dicho. Por otro lado, te pido que me creas que no acostumbro hablar indirectamente: si hubiera querido referirme a ti habría escrito tu nombre. Confía en esto y me conocerás otro poco más.

Dicho lo anterior, no creo que deba responder a todo lo que acabas de escribir. Pero trataré de restablecer el tono de la discusión haciendo un par de aclaraciones:

1. En el número 14 expliqué con un ejemplo tomado de la Mecánica el progreso que logramos en nuestra habilidad para tratar con nuestro entorno al desarrollar nociones cada vez más sofisticadas. Las llamé "relaciones", y las distingo de otra cosa que llamo "interacciones". Una diferencia entre ellas es la siguiente: si pones juntos los elementos de una interacción, ésta ocurre (por ejemplo, si pones fósforo en presencia de oxígeno ocurre una combustión). En cambio, si concibes los elementos de una relación (pues los elementos de las relaciones solamente se piensan), ésta no ocurre necesariamente (como cuando te presentan los elementos de un teorema matemático y no puedes establecer la conclusión; o mejor, como cuando concibes el fósforo y el oxígeno juntos, y no hay combustión, a menos que la imagines también).

2. La noción de fuerza es una de las relaciones importantes de la Mecánica clásica, y ya mostré en el mismo número 14 cómo se obtiene: utilizando mis términos, se trata de una relación de alto nivel, lo cual significa que no proviene directamente de ninguna de nuestras interacciones con nuestro medio (por ejemplo, nada tiene que ver con nuestro sentimiento de esfuerzo). Sin embargo, es muy común que quien habla de fuerza piense que con ella se está refiriendo a una cosa física, elemento de interacciones, lo cual es erróneo. Esto mismo pasa con muchos otros conceptos científicos, como los de entalpia, fugacidad, entropía. No son otra cosa sino relaciones entre variables que en nuestras ecuaciones físico-matemáticas aparecen repetidamente. Cuando esto ocurre decidimos economizar y comenzamos a referirnos a estas relaciones entre variables como si fueran una variable más (una sola e independiente). A esto le llamo "entificar" las relaciones (sé que es una palabra horrible), y no veo que produzca resultados inconvenientes, pero...

3. Pero a veces hacemos algo más que entificar las relaciones, pues llegamos a concebirlas como elementos de interacciones (por ejemplo, pensar que podemos medirlas). A esto le llamo "sustancializar" la relación. Esto es un error. Me parece que un ejemplo de esta práctica es lo que hacemos con la "mente", como lo he comentado en el número 17, tercer párrafo.

4. Si en algún otro lugar aparte del número 14 utilicé el término "distancia" muy posiblemente deseaba transmitir el significado convencional, no el que le das tú a esta palabra seguramente, pues no lo conozco; y si así te lo pareció fue resultado de una casualidad. Estas cosas pasan...

5. En filosofía no basta con pensar con claridad y distinción. Es necesario también hablar o escribir con claridad y distinción. Yo diría que eso es lo que muestra que lo primero ha ocurrido. Si no lo hacemos estamos pidiendo a los demás que tengan fe en nosotros (como cuando te pido que confíes en mi sinceridad), pero ese no es un recurso filosófico.

6. No le pido a nuestro amigo Koli, ni a ti tampoco querido Alberto, hacer tábula rasa. Pero el hecho de que todos estemos utilizando términos que tienen una larga historia, implica la necesidad de despejar un poco la mesa, pues ya no hay espacio ni siquiera para que reposemos ahí nuestros antebrazos y nos dispongamos a discutir plácidamente. Lo que pido es orden y que se declare el fundamento, lo cual es bastante racional.

7. Tal vez, en lugar de afirmar "hablar de la mente no conduce a ningún sitio", sería más justo que dijeras "cuando he hablado de la mente no he llegado a ningún sitio", o "hasta ahora no he visto que quienes han hablado de la mente lleguen a algún sitio". Si nuestro querido amigo Koli quiere hacer el intento, yo estoy dispuesto a leerlo. Pero ya sabes: le voy a hacer preguntas y si responde, le agradeceré que lo haga.

Saludos cordiales Alberto, como siempre.

Koli33
15/09/2013, 11:01
Haver: estimado Alberto, voy a exponer mi provisorio punto de vista, sobre el desarrollo de lo que entiendo como distanciamiento, la toma de distancia, para intentar evaluar cuanto dista del que tú manejas.

Al distanciamiento: lo entiendo como un acontecimiento operacional, aveces involuntario he inconciente, otros voluntario y conciente. Yo lo veo como el quebranto mental, un extrañamiento repentino, un olvido total o parcial de todos los eventos y proceso que nos constituyen, en el cual estamos insertos y que repentinamente nos encontramos fueras de ellos. Para después hallarlos, o intentar tomarlos y estudiarlos, retomándolos ya dese otro lugar, como por fuera de la realidad, en un intento de vuelta mental-operacional, a la realidad perdida o de la que nos hemos salido.

Desde una cierta distancia o retardo de la misma. Darse cuenta -darse vuelta, adquirir una distancia mental, una diferenciación mental operacional, de lo que ocurre por fuera, ya que de tal cosa, evento, nos hemos salido, saltado hacia fuera de ello, mentalmente, hemos tomado o adquirido una distancia del mundo que nos constituye.

Estamos y nos hemos catapultado hacia un lugar propio, hacia la constitución de un sitio, un ámbito, un campo mental, ajeno a lo real, o desfasado, salido del mismo.

Adquiriendo, experimentando, como desarrollando una cierta y muy extraña conciencia de ello, de que estamos observando el mundo desde un fuera que vivimos como nuestro mas profundo adentro, desde una extrañeza total. Es decir tenemos que poder dejar de ser parte de la realidad, perder la realidad, para hablar y cuestionarnos de algo así como la realidad. O lo que se entienda por tal cosa, para poder observar, cuestionarnos, en tanto que problematizar y negociar (mentalmente) la adquisición de la realidad que hemos perdido o olvidado. Nuestra instancia y extrañamiento mental parece volverse sobre el propio mundo, en algún sentido, como que hemos dejado de ser parte de él, para verlo y tomarlo desde el lugar de la extrañeza, desde el fuera del mundo, como si recién estuviéramos entrando y percatándonos, del mundo y su realidad, o acontecimiento.

Como lo habla en otros términos con Juan; este distanciamiento y diferenciación lo sufre toda singularidad, cuando se percata de sus diferencias operativas, cunado corre y lucha por su vida, su singularidad con otras singularidades, cuando se separa y distancia, biológica y mentalmente, cuando se distingue y diferencia operativamente del medio del que depende.

El fenómeno, metafóricamente se podría representar como un remolino de agua que adquiere cierta conciencia de su diferenciación, que se separa y diferencia por su giro y contradicción de la propia corriente del agua, de la que depende y con la que en todo momento esta interactuando. Como una forma, una diferencia, un dibujo, o imagen, una estructura dinámica, que se desprende, en tanto que se opone, en tanto que depende del agua, mas haya qué como en todo momento, nuca pueda abandonar, ni prescindir del agua, para darse y estructurase en su diferencias, contingencia y continuidad, operacional.

A nivel de lo metal podríamos decir que esta diferenciación se da en su extremo máximo, no se si se podría decir o aplicar como distanciamiento máximo, que se hace en tanto que adquiere, una conciencia parcial de tal cosa o evento. Hay un eje sobre el que gira rota el agua en su oposición a la propia acción y corriente del agua, que sirve de eje, campo gravitacional de la acción y organización de la diferencia. Cuando hablo de una acción constitutiva, la corriente del agua, o la de la acción de la materia, la energía, la vida, la mente, el fenómeno que se singulariza aquí es el remolino, es decir las posibilidades del agua de oponerse contradictoriamente operativa mente sobre la propia agua o corriente del agua, la de la materia sobre la propia materia, de la energía sobre la propia energía, la de la mente sobre la propia oposición, resistencia circular, a la acción de la corriente de la mente. A mi modo de ver, por el momento, la base de la singularidad, en tanto de la subjetividad, de un ente pensante, que se piensa a si mismo como diferencia contradictoria, descansa en este principio.

El que no sufre tal quebranto, tal perdida, fractura, tal olvidó, no se cuestiona absolutamente nada, no se interroga por absolutamente nada, en tanto que acontece en su norma, normalidad, sin fisuras, sin distinguirse, diferenciase distanciarse de la norma y la legalidad, no hay conflictos en las pautas y rutinas reproductivas en que acontece lo que se pueda tomar como parte de su vida, o la vida de tales singularidades, casi no sienten ni viven su singularidad, ya que no se extrañan de nada, ni por lo mismo su subjetividad, se pueden decir metafóricamente que estos no han tenido posibilidades de constituirse , diferenciarse, o han sucumbido aplanados borrados por la propia circunstancias de la corriente.

Ya vimos que por lo mismo estos son incapaces de cuestionarse algo, no tiene necesidad ninguna de aprehender, como aprender en tanto que tener, retener , como atesorar los conocimientos en que acontece, se da , produce la realidad en sus diferenciaciones, de interrogarse por lo que acontece en su medio. En tanto que son incapaces de romper y tomar, sostener y alimentar una distancia funcional operativa de los eventos mismos a los que están integrados.

Pienso por ejemplo que la sicosis y la neurosis se nos presentan como un quebranto una pérdida, un olvido de la norma, la normalidad, o una imposibilidad de no poder vivir en ella, un no poder seguir su continuidad, la linealidad secuencial de sus procesos aquí tenemos un a singularidad que se quiere diferenciar de la norma o no la puede integrar en tanto padece por ello.

En tanto se puede auto representar como un saltar hacia fuera de ello, lo tenido y convalidado, en tanto que estipulado como lo normal, pero como no hay un lenguaje para refutar la estupidez del lenguaje de la normalidad, el enfermo y los enfermos se excluyen como tales de la normalidad social. Por eso me cuestiono por el lenguaje, que esta asociado a la normalidad y alineación mental, al aplanamiento total de los individuos, sus singularidades y diferencias. Y me verán intentando quebrantar su normalidad, la coherencia política y económica de sus construcciones, es decir sus falsos sentidos y significados carentes de referencias con lo real. En tanto que una normalidad se consigue y se logra imponer, cuando se conseguí y se logra imponer, hegemónicamente, un lenguaje representacional justificado y convalidado por el poder, valido por igual para todo el mundo , como bascula de una balanza, o el canon de la regla con que medir, en tanto que como la única moneda absoluta de la verdad. Distanciarse en este caso de lo tenido y convalidado cómo lo normal, es todo un desafío, por el precio, el alto costo, que se tendera que paga y asumir por ello.

Yo puedo determinar mentalmente lo que vivan los remolinos, las otras singularidades, si mentalmente contamino de mis cosas el agua del río, el medio representado por el río, del que todo remolino depende, lo único que tengo para contaminar mentalmente de mis cosa, de mis objetivos e intenciones, de mi miedos y angustias, de mi apetitos de poder ,etc., el agua del río, la corriente mental de la que toda singularidad se constituye, son las palabras, el lenguaje, las ideas y los pensamientos, el problema que tengo y que causo, es que estas cosa no se disuelven así como así no mas, quedan flotando en la corriente del río, actuando por mil o dos mil años, en y por medió de todas las singularidades que a posterior emergen de este río. Ya que tales cosas y contenidos quedan flotando y actuando en tal corriente. Para yo no vivir las mismas ideas, las misma construcciones, creencias, o convencimientos, en las misma palabras, por medio del mismo lenguaje, que acontece por medio del río, la acción productiva de la mente, para yo no experimentar sentir y vivir lo mismos que los otros experimentan, viven, como normal, por medio del río contaminado, tengo que destruir la ****** representativa, significativa, simbólica, que flota inmortalmente, inmoralmente, sobre todas las cosas, que me llega e inunda, que me anega y anula mentalmente. Por eso hablo de la posibilidad de un nuevo lenguaje oxigénate, que se degrade y digiera como la fruta, que se disuelva rápidamente, para no nadar matando y anulando con mis estupideces, verborragia, excrementos y venenos cognitivos, el ver y sentir de los demás.

Creo que como siempre me he excedido, y no del todo contestados a las interrogantes, agradezco la severidad de las interrogantes de los compañeros, que exigen, y exigen mucho más, que suscitas explicaciones y aclaraciones,


Un abrazo.

JuanFlorencio
15/09/2013, 13:39
Queridos Koli y Alberto: quiero proponerles un comentario más este día. He aquí un ejemplo clásico de cómo Descartes, los cartesianos y Leibniz prosiguieron una discusión a partir de una relación de alto nivel substancializada:

Para todos los que participaron en la discusión era claro que el alma es una substancia y que además de ella hay otras substancias, que son las corpóreas. Por una variedad de razones que no mencionaré aquí, era necesario que se preguntaran si el alma podía influir sobre el cuerpo y el cuerpo sobre el alma. No era evidente cuál podría ser la respuesta y eso se debía en parte a que eran muy cuidadosos en sus argumentaciones (aunque unos acusaban a otros de no haberlo sido. Pero debemos entender que hablaban entre ellos). Ahora bien: Descartes sostenía que el alma influía sobre el cuerpo y el cuerpo sobre el alma.

Descartes avanzaba también por el lado de la física, sin hacer a un lado sus concepciones metafísicas. En esta disciplina estableció que en el mundo se conservaba la cantidad de movimiento, y eso lo deducía de su convicción de que Dios es perfecto, pues no le parecía compatible con la perfección divina el que Dios tuviera que estar restableciendo una y otra vez dicha cantidad en el mundo. Pero la conservación de la cantidad de movimiento, tal como Descartes la entendía, introducía un conflicto con su doctrina del alma, pues si ésta influía sobre el cuerpo, ¿cómo se podría conservar la cantidad de movimiento? Para arreglar esto pensó que era necesario distinguir entre el movimiento y su dirección y dijo que el alma solamente modificaba la segunda sin afectar el primero, de manera que no resultará afectada la cantidad de movimiento total. Sólo que al establecer su modelo matemático, los resultados no concordaban con lo que pasaba en los choques de los cuerpos.

Malebranche creyó resolver el problema mediante su teoría del ocasionalismo: decía que el alma no interactuaba con el cuerpo, sino que cada vez que pensamos en hacer algo, Dios lo ejecuta por nosotros (estoy simplificando terriblemente, pues hago parecer tontos a estos pensadores tan penetrantes, cuando en realidad me parecen geniales. Es una falla mía, naturalmente). Como he dicho, a Descartes esto le había parecido indigno de la perfección divina, pero Descartes ya había fallecido.

Leibniz refutó cumplidamente la doctrina cartesiana acerca de la cantidad de movimiento, mostrando que no coincidía con los resultados experimentales. Él también estaba de acuerdo en que esta cantidad se conservaba en el mundo, y por la misma razón que Descartes había propuesto: Porque Dios es perfecto. También coincidía en decir que una teoría como el ocasionalismo era indigna de Dios. Pero Leibniz se representaba matemáticamente la cantidad de movimiento de otro modo: En primer lugar, él la relacionaba con lo que hoy llamamos energía cinética y energía potencial y demostraba que en un sistema de cuerpos la suma de estas energías era la misma en cualquier momento. En segundo lugar, afinó el concepto cartesiano de velocidad (que era más bien lo que hoy llamamos rapidez), pues le incorporó la dirección y el sentido y la concibió así como lo que hoy llamamos "vector". Entonces pudo mostrar que con esta modificación lo que Descartes había llamado cantidad de movimiento verdaderamente se conservaba en cualquier interacción mecánica (es lo que en nuestros días llamamos Momentum).

Pero ya que Leibniz hizo todo esto, quedaba todavía sin respuesta la pregunta "¿hay interacción entre el alma y el cuerpo?" Y él decidió que no; pero no por ello condescendió con el ocasionalismo. Inventó una teoría novedosa: el alma no interactúa con el cuerpo ni con ninguna otra substancia, pero Dios no necesita intervenir. En general, ninguna substancia interactúa con ninguna otra (son mónadas, decía él). Lo que ocurre es que desde la creación Dios hizo cada mónada con una ley que la define, y siendo Dios el Creador de todas las mónadas estableció sus leyes con absoluta armonía, de suerte que pareciera que hay interacción entre ellas. De esta manera Leibniz eliminaba el conflicto entre la conservación de la cantidad de movimiento, la aparente interacción entre el alma y el cuerpo y la dignidad de nuestra concepción de Dios.

Es sólo un ejemplo clásico para ilustrar el cuidado que hay que tener en cómo usamos las relaciones que construimos o que tomamos prestadas de otros.

Un abrazo

Koli33
15/09/2013, 15:09
Estimado Juan, la cultura, lo cultural se da en ese campo mental compartido por todos, intangible tal vez, por ejemplo cunado alguien inaugura una forma o elabora mentalmente una forma mental, de ganarse económicamente la vida, esta forma y construcción mental, pasa a ser parte de todos, como problema y solución, concebidos por la mente. Al inaugurase estas formas mentales culturales, en el cometido de la explotación y reducción de la vida y el medio viviente a los fines de la satisfacción y objetivos, de una singularidad o de un grupo social, todos estamos expuestos, a ser victimas de estas estructuras, estos medios de sometimiento y explotación, inaugurados por estas construcciones mentales culturales, que pasa a ser patrimonio político militar social cultural de la lucha y la resistencia entre unos y otros, en la carrera competitiva por el poder.


Ya vimos que una vez creadas, concebidas, por la acción mental, ya es casi imposible deshacerse de ellas, no verse afectado por ellas, liberase de sus usos y practicas, económicas y políticas, sociales y culturales, a las que mentalmente todos apelan.

Del manejo o empelo, como la ideación y modelación mental del acero, la palabra, para los objetivos prácticos productivos de la organización de una economía funda en la violencia, la negación, en el desprecio y la desvalorización de la vida, ya nadie se libra, o aya libre, de tal practica, social cultural mental, como seres vivos que somos.

Si tú observas yo distingo entre formas mentales, existenciales, y formas vivientes, entre un campo o medio, y otro campo y medio, en el que se da la acción y organización como evolución de la productividad de la vida orgánica y en el que se da la acción y evolución de las construcciones de la productividad de la mente humana.

Como cuerpo soy producto de la acción y manifestación de la vida y como hombre producto de la acción y manifestación de la mente. Bajo ningún concepto puedo impedir que la acción y manifestación de la vida no actúe y se manifieste por mis brazo, riñones, latidos, etcétera, como tampoco puedo impedir que la acción de los objetivos sociales culturales de la mente, que me emplea y explota, por medio de haberme echo dependiente de sus productos y estructuras, no actúe por mi mente, explotando y utilizando mi cuerpo, mis capacidades cognitivas, como medio he instrumento biológico, de el propio desarrollo social cultural, de tales estructuras y productos.

La diferenciación se da, se sostiene y alimenta, o retroalimenta por un lógico antagonismo entre la acción y organización cultural, de los productos empleados y convalidados por la mente, contra la acción de los productos de la organización, evolución y manifestación de la vida.

Estoy atravesado en tato que siendo constantemente transitado por la acción de dos corrientes.

Mi mente individual, se ve sometida y exigida a la generalización y extralimitación de la acción de la mente social cultural, si me le opongo o resisto lo más probable que me anule, elimine, en tanto esto tengo que hacerme el perro ****, obedeciéndola y sirviéndola enmascaradamente, especulando con sus puntos flacos, he intentando comprender como funciona, opera y evoluciona. Actuando a través y por medio de mis huesos, manos, ideas y pensamientos, valiéndose de mi mete y cerebro, que están siendo explotados y regidos, por los contenidos y cometidos de su accionar, por la naturaleza estructural mental de las construcciones mentales a las que sirvo, las que he interiorizado, incorporado, de las que me valgo, en tanto que me he hecho dependiente de ellas.

Cuando uno toma, incorpora un conocimiento, el manejo operativo de una estructura, una construcción mental cualquiera, no puede impedir no ser tomado agarrado, capturado, empleado por tal estructura, técnica y conocimiento mental. El exterior estratificado, cristalizado, aparentemente neutro y muerto, como sin vida propia, se posesiona y anima, se hace de la vida a parir de mi sangre.

Cuando uno piensa que se vale de la apropiación y el empleo del conocimiento exterior, no puede prever lo contrario, que es tomado, agarrado, absorbido como sujeto vivo, en tanto que sujetado, por las necesidades operativas evolutivas de ese conocimiento exterior.
Que es el que opera, actúa, animándose al interior de mis procesos biológicos mentales fisiológicos, etc. Que de alguna forma, o manera estoy siendo parasitado por las estructuras gélidas de un exterior que se apodera de mi interior, que se proyecta, anda y camina a partir de mis huesos, respira y actúa entanto que observa y analiza a partir de mis pulmones y sentidos.

En tanto que mi vida es sometida y explotada por un exterior sin vida, carente de cuerpo y vida propia, no falto de cierta inteligencia, que necesita de mi vida y cuerpo, para prosperar y desarrollarse, en contra de mi vida y cuerpo, o medio ambiente biológico.

Así como fácilmente es demostrable que el conocimiento exterior acumulado y estratificado, capitalizados y atesorado por la cultura, y las estructuras económicas de todas nuestras formas políticas y sociales, no sirve al desarrollo de la vida, no se encuentra a los fines de la vida, si no que su cometido originario siempre fue, la utilización y manipulación de esta, como la explotación y el deterioro, que conllevan su consecuente y progresivo derrumbe.

De ahí mi insistencia, en la búsqueda de otras formas, estructuras mentales, que si piense y respondan a la vida, a la complejidad y el respeto que esta se merece.

Búsqueda que por el momento, no pasa más que por su teorización mental.
En tal sentido voy hasta el final, con aciertos y errores de todas las dimisiones y colores, por denunciar y describir, a partir de vagos modelos, en algo, el papel crucial de la función, he incidencia, que he llamado de la acción mental, de la intangible acción metal, que opera por medio de, que se hace tangible en su acción por medio de sus manifestaciones y construcciones.

De aquí que a Juan y Albero no me resta más que agradecer todas las criticas y objeciones, aclaraciones y errores, que puedan subsistir y prever en tanto que prevalecer en mi planteamientos especulativos.

Un abrazo.

JuanFlorencio
16/09/2013, 00:44
Oh, Koli, no sé por qué al leer tu respuesta experimento que estás dando por concluida la discusión. Si es así, lo lamento, pero al mismo tiempo te animo a que continúes reflexionando y a que, cuando hayas encontrado alguna de esas nuevas formas que con gran anhelo buscas, la compartas con nosotros.

Nuevamente te invito a que leas el poema "Muerte sin fin", de José Gorostiza, que puedes encontrar en la red.

¡Ánimo una vez más!
Juan Florencio

ALBERTO RODRIGUEZ-SEDANO
16/09/2013, 07:14
En pocas palabras, la cuestión principal que tenía en mente con la reflexión sobre la distancia era perseguir la moral que hubiera en ella.

La hipótesis moral de la distancia era el impulso moral distante; la moral no se da consigo misma toda de una vez, sin intermedios, sino que se distancia de sí misma. El sujeto experimenta la moral como cierta dialéctica consigo mismo, experimenta la moral en segundo plano (orden), no en primero.

Por así decirlo, la distancia me llevó a cierta insensibilidad a sí; si se quiere ver de esta forma, la distancia sería una metafísica de la individualidad venida abajo y desposeída... de sí; la distancia, por sí, está falta de condición extensiva; no avanza por ella sola.

La experiencia moral, la experiencia con el otro, es la experiencia de mayor importancia, con mucho. El resto es poco más que su modificación; el resto es, por supuesto, más que poco, pero la balanza, finalmente, cae del lado moral y el afecto que trae consigo. Tanto es así que ese supuesto “sujeto”, un término sacado de un error de cálculo que se enreda en su propia experiencia como si siguiese su propio centro y se-siguiese, no es nada más que una apariencia sometida a una tiranía dialéctica que anda a pasos de ciego; avanza poco a poco hasta que, finalmente, desaparece sin dejar nada. Que pensemos en subjetividades independientes y aíslas, como si una experiencia subjetiva subsistiese por sí sola, me parece una ingenuidad sobre los límites consustanciales del pensamiento; el pensamiento es una idea negativa, de algo, hecha pasar por una positiva, de, para, y por sí misma, una idea venida de la nada.

Sobre la tabula rasa, la he mencionado por dos razones:

1. La cuestión del debate entre Locke y Leibniz sobre las predisposiciones de la mente, ora intelectual y sensiblemente, ora moralmente. A este propósito, me permito recordar que mi anterior aportación venía a defender la sustancia y las predisposiciones con preferencia sobre su experiencia ante una propuesta de cambio a favor de los elementos constituyentes en lugar de las esencias de las que éstos dependen; tabula rasa, ideas sin deudas, venidas, pues, de ningún sitio. Toda idea tiene una genética a la que está íntimamente asociada.

La fenomenología, en buena medida, consiste en minimizar su distancia consigo misma, al menos, la fenomenología como la idea problemática de lo pensado. Sin embargo, los sí mismos y cosas mismas de la fenomenología, con su detallado y sofisticado catálogo de suspensiones y evidencias, es una reflexión que deja de lado la cuestión de si su idea está asentada en el mismo sitio que la experiencia de su pensamiento; la fenomenología finge estar en dos sitios a la vez en un mismo instante; induce una actualidad sin desarrollar, sin las experiencias que agoten sus posibilidades.

Apruebo que ciertas cuestiones se sitúen, pero lo verdaderamente importante de las mismas es lo que extiende la situación y la trasciende; aclaro, no obstante, que la trascendencia de la que hablo es una reordenación de los términos en juego, no una superación indeterminada; la filosofía consiste, básicamente, en este objeto de reflexión sin necesidad de otras definiciones; la filosofía no se recrea en otra cosa que en sí misma; es una pregunta "fundamental" que pregunta por ella, como cierto maestro dijera, "pensar con el mínimo de supuestos"; la filosofía no responde a otra pregunta que no sea otra pregunta; es un problema en absoluto.

2. Como me parece que la reflexión de Nietzsche sobre estos temas es rica y está muy relacionada con lo que me inquieta de la distancia, esto es, qué hay debajo de la conciencia, me serví de un sentido, con cierta ironía, lo admito, que Nietzsche propusiera para que “con un poco de silencio, un poco de “tabula rasa” de la conciencia, de nuevo hubiera sitio para lo nuevo” (GM, Tratado segundo, 1, pg. 76); me remito a que hace unos pocos días se estuvo hablando de Nietzsche con uno de los foristas que participa en este tema. Nietzsche pretendía que olvidásemos algunas cosas; buscaba nuevos valores. La mayor fortaleza de Nietzsche no era la historia de la filosofía, pero, aún así, siempre tuvo “olfato” para poner a la “vista” cosas importantes. ¿No se estarán poniendo las cosas del revés como si inmediatamente estuviesen del derecho sin apercibirnos de que lo inmediato no es otra cosa que su cabal falta de idea? ¿la historia a la que nos añadimos es actual, ¡se experimenta en absoluto!; o, por el contrario, pasa de largo como historicidad sin auténtica experiencia? (*).

En todo caso, es conveniente centrar los objetos de reflexión, los qué pensables. No estoy dispuesto a hacer filosofía de ideas que no tenga en mí mismo; sería perseguir un ídolo al que mi búsqueda, de repente, se adhiriese; de hecho, en mi intervención anterior, lo llamé "tragabolas"; no pienso nada que esté "alto" (nivel) sin un debajo (de dónde viene lo que trae consigo); la terminología sacada de la “ciencia moderna” es un paso adelante que, por su propio movimiento, exige la anterioridad de la filosofía, los qué pensables. Prefiero pensar lo pensable, no en sus condiciones de posibilidad sino en sus condiciones de inferioridad, ¡por dónde entra lo pensable!.

Con ideas claras y distintas no me refiero a ideas “claras y distintas”, como si su idea problemática encontrase satisfacción en una retórica destinada a cierto alineamiento a valores "decadentes" (hechos a la medida de la mente, de bajo tono y sin que pase nada) en lugar de un alineamiento a valores "superiores" (como si se tratase de hacer oír a un sordo a gritos); ¡ja!. No leo a Descartes al pie de la letra; ideas claras y distintas son, sencillamente, las ideas verdaderas de la intuición, un auténtico problema en lugar de una respuesta satisfecha. (Por favor, si las discusiones van a girar en torno a la semántica, díganmelo para abandonar de inmediato el tema; pensar no consiste en usar expresiones de acuerdo a cierta regla sino, mejor visto, ahondar en sus posibilidades).

Por último, "la precipitación" es una idea que elaboré para ***** el ritmo de la idea, una forma inversa de la misma a partir de la que se puede dar a sí. En principio, era una especulación sobre el esquema temporal en el que se limitaba la experiencia de la mente; que el espacio de la mente sea más amplio que lo pensado, como el ser que el ente, no es sino una idea por pensar, no una idea pensada. El problema de la temporalidad es más grave que si es una entidad; ¿una entidad que sea, sin otra garantía que la de que esté hecha a su medida y, por tanto, ¡cómo no!, se corresponda consigo misma?. Según mi parecer, en el fenómeno se producían vacíos de idea que se rellenaban con un salto sobre el que las ideas se precipitaban; el fondo de las ideas no estaba a la vista sino que corría por debajo de ellas.

(*) Entiéndase que yo no pienso como Nietzsche sino, por lo general, al revés que él, no a su sombra sino enfrente. Hay muchos maestros que menciono por los que siento enorme admiración y gratitud; sin embargo, no pondría la mano en el fuego por nada de lo que hubieran pensado si no lo he pensado yo.

JuanFlorencio
16/09/2013, 14:25
Querido Alberto, como puedes ver, Koli tituló su tema así: "El problema de precisar..." (por favor, imagínate en cursivas la palabra "precisar", porque yo todavía no logro ponerla de ese modo aquí). Supongo que Koli eligió esa palabra cuidadosamente y ya sabes qué significa; pero que él lo diga, si lo desea. Ahora bien, por mi parte ya sé que hay una actividad que llamamos "pensar" y que algunos (yo todavía no lo tengo muy claro) dicen que es anterior al uso de la palabra. Pero si yo estuviera viendo a Koli en el momento en que escribe e hiciera el ejercicio de sujetarme a lo que veo tan estrictamente como me fuera posible, me diría a mí mismo: "entre todo el repertorio de palabras que posee, Koli está haciendo una selección y está determinando cómo habrá de ordenarlas para que cuando las leamos lleguemos a entender algo: lo que él nos quiere decir".

Pero cuando leo su creación, puede ocurrir que descubra términos en su repertorio que no estén en el mío. Y yo por lo pronto (sé que muchos otros no), creyendo como creo que hay combinaciones de términos que pueden sustituir a otros, le preguntaría: "Querido Koli, ¿no tendrás otras palabras para decir lo que estás diciendo en el fragmento tal?" Y si él me respondiera que no, entonces yo le pediría que me mostrara algunas otras maneras en que acostumbra usar los términos que desconozco, para poder acostumbrarme yo también a su uso. O le diría, "Koli, si eres tan amable, señala con el dedo la cosa que designas con la palabra fulana".

Podría ocurrir también que algunos de los términos que Koli utiliza estén también en mi repertorio, pero que él los haya acomodado junto a otros de una manera que no acostumbro usar y que, por lo tanto, me resulte incomprensible. En este caso le diría: "Koli, si no te es demasiado molesto ¿puedes revisar tal enunciado? ¿O es así como debías escribirlo?" Y si él me respondiera: "¡Juan Florencio, es así como debía escribirlo! "; entonces yo le diría: "Por favor, Koli, en ese caso ponme otros ejemplos en donde uses esa misma forma, a fin de que yo pueda entender la regla de construcción. Hazlo por mí, si quieres".

Todo esto tendría que ver definitivamente con la gramática y con la semántica, que son básicas para un buen diálogo.

¡Pero tal vez hay más, Alberto! Recuerdo estas palabras de Don José Ortega y Gasset: "Dóciles al prejuicio inveterado de que hablando nos entendemos, decimos y escuchamos tan de buena fe que acabamos muchas veces por malentendernos mucho más que si, mudos, procurásemos adivinarnos". Estas palabras resuenan en mi mente como una advertencia magistral. Un texto puede estar gramaticalmente bien escrito y no estar introduciendo ningún campo semántico nuevo, pero aún así podría dar lugar a diversas interpretaciones, como sucede cuando en algunas obras cómicas dos personajes se encuentran e inician un aparente diálogo. Los espectadores nos reímos pues conocemos el contexto del discurso de cada personaje y sabemos que se "entienden" sin entenderse realmente, lo cual produce un efecto cómico. En la vida cotidiana también sucede esto, como cuando tú sientes la necesidad de aclarar una y otra vez "¡No soy Nietzscheano, me pongo frente a Nietzsche! ¡No leo a Descartes al pie de la letra; uso sus mismas palabras pero yo quiero decir otra cosa! ¡No soy Kierkegaardiano, hay algunas cosas que comparto con él, pero yo pienso diferente!" Y entiendo que tú necesites aclararlo, pues supongo que no quieres que te malentendamos. Pero, no obstante, te malentendemos. Y no vayas a pensar que solamente a ti se te malentiende. Esto es universal: También tú malentiendes a los demás; también tú malentiendes a Koli y me malentiendes a mí.

Ahora que has puesto tu pelota en la cancha, el juego prometía y yo ya me había hecho las ilusiones de darle unas buenas patadas al balón. Las preguntas sobre corrección y contexto iban a estar ahí de mi parte, lo declaro abierta y contundentemente. Si después de esto, querido amigo, quieres ***** tu bola y llevártela de nuevo a tu casa pues..., puedes hacerlo, naturalmente, aunque me apenaría bastante. O si querías que admiráramos cómo practicas tú solo con tu balón metiéndolo una y otra vez en una portería sin portero, debo decirte que no soy la clase de gente que admira semejantes cosas.

Sea cual sea tu decisión, tienes mi respeto Alberto. Ahí están mis condiciones.

Mientras tanto, recibe un saludo cordial
Juan Florencio

ALBERTO RODRIGUEZ-SEDANO
16/09/2013, 14:58
Estimable JuanFlorencio, me alegra que esté actualmente en el foro para que pueda responder rápidamente. Voy a lo pensado, sea de usted, de Eduardo, mío, o de cualquier otro. No me importa nada el quién sino el qué, ya se lo dije. Las particularidades interpretativas, los excesos subjetivos con apariencia de lógica, me son indiferentes; serían una psicología, que no es el caso. Lo que piensen los otros, sea quien sea, tiene que entrar en esa categoría: lo pensado; el sujeto, también. De lo contrario, lo que sea el caso, no se piensa.

Con respecto a que siga a Nietzsche, Descartes, Kierkegaard, o quien sea, pienso lo que pensaron: el qué; en el pensamiento hay muchos espacios por recorrer. Si usted no hace eso, si usted piensa sin deudas, sin espacios por los que extienda sus ideas, no veo cómo puede pensar nada.

Cordialmente

JuanFlorencio
16/09/2013, 17:02
Querido amigo, (con el permiso de Koli): me pides algo que no te puedo dar. Yo no soy un cultivador de la rapidez, sino de la lentitud. A ti mismo te exhorto a que la cultives: vuélvete sobre los comentarios que nos has obsequiado y sobre los de Koli, y sobre los míos también. Tómate tu tiempo para ello y luego, si viene al caso, procura responder con cuidado y cabalmente.

Acerca de quién piensa algo y qué es lo que se piensa, estoy de acuerdo contigo en que lo importante es lo último, es decir, lo que se piensa, o lo que se pensó. Pero cuando tengo que hacer preguntas acerca de lo pensado tengo que saber a quién dirigirme, y es cuando adquiere importancia saber quién o quiénes elaboraron ese pensamiento.

Buenas tardes Alberto.

Koli33
16/09/2013, 21:36
Que cagada, te doy la razón Juan, después que releí el remate verdaderamente da esa sensación, pido disculpas, si hay algo que me gusta es polemizar, intercambiar ideas y planteamientos, aunque no seamos siempre cabalmente comprendidos.

A veces manejos ideas que tiene una larga data evolutiva en mi, todo un proceso nuca terminado de evolución, y suelo erróneamente a creer, que son claros y entendibles a los otros, groso error de mi parte, en tanto esto no desestimo el intercambio, aprendo mucho de mi mismos por medio del intercambio, como de los otros, como de mis oscuridades, de mis puntos ciegos, de mis encierros y enredos, en mis propias trampas mentales e ideológicas, ya que solemos quedar presos y prendados de nuestro propio .

Volviendo al intercambio, mi intento es a nivel mental alternar entre el ser y no ser, y para esto mentalmente no puedo quedarme, rotando, entorno a una idea , o una constelación determinada de ellas, en tanto pretendo operar mentalmente, axiomáticamente, con la discontinuidad, entre la existencia y la no existencia, me imagino que esto debe de sonar a locura, ya que intento poner en practica algo que no se practica, porque nuestra mente, como campo continuo tradicional, por lo tradicional opera con la continuidad, aferrada a la continuidad. no puede abandonar la idea sobre la que se posesiona , sobre la que gira, gravita, seria como abandonar las idea que de si maneja, o saltar a otras, como si pudiera abandonar el cuerpo, una idea, y encarnarse en otros cuerpos, otras ideas, totalmente distinta y antagónica, esto desde el punto de vista tradicional, de los otros, muñidos a la ida que los pose a ellos como campo de actividad y acción mental, no se puede aceptar, ni tolerar entre otras cosas, porque se vendría abajo, a pique, todo el orden social cultural existente que se sustenta y descanas en las ideas.

Ya que digo poder frecuentar lo que existe y no existe, mientras me posesione por medio del pensamiento en una idea, me limito y restrinjo, auto limito mentalmente a ser y vivir como experimentar mi actividad mental, tenida como mi realidad, por medio de mi construcción, es decir la idea que uso y empleo para proyectarme hacia lo demás, en interrelación con el medio. Al carecer de una idea, o deshacerme de la que hablo, y me expido, no tengo como proyectar mi ser , mi acción mental hacia los demás, porque he dejado de ser y representarme por medio de una idea, o las ideas. Es por esto que digo que alterno entre el ser y el no ser, como una idea contradictoria paradójica pero idea al fin, que empelo, y que me permite operar con mucho más liberta, en tanto expresarme y expedirme hacia los demás, los demás “sujetos” a una idea propia de si, social , cultural, política, histórica, etc.

La acción mental en si no es nada, hasta que no se proyecta manifiesta hacia la realidad, ya que se hace por tal medio, tangible su acción, por medio de un objeto, una idea, através de lo pensable, en este acto, por hacerse ver, visible y constatable en lo real, por la manifestación de su poder y fuerza, por la propia adquisición y ostentación de la realidad, se condena y confina, ya que la propia acción, se prenda, enamora, de lo conquistado por su pensamiento, alcanzado por su idea, que alcanza el reino de la luz, o lo conquista si se quiere.

Negar la realidad conquistada, creada, difundida y sostenida, por la acción mental, quiere decir que la acción mental se invierte como trabajo en su realidad, en tal realidad, en la sustentación de su idea, negar la acción mental por la acción mental no es pavada, tirarla por la borda, es asunto serio, para proponer la nada como solución, la mente solo niega y sustituye una realidad con otra, una construcción con otra, y a esto le llama la evolución del pensamiento humano, o de la raza superior, o de la humanidad, o de Antonio, o de Pedro, da igual.

Lo que me desespera y angustia, es que yo, o cualquiera, por medio del pensamiento, la ideación y construcción mental, puedo impedir y confiscar la acción mental de los otros, como el pensamiento, la construcción, la ideación de los otros, y no tan solo eso, si no que por medio de la acción y el pensamiento puedo róbales su vida, apropiarme de sus vidas, de su mundo, amen de encadenarlos a mis ideas, a la realización de mis ideas y proyectado mundo, que se da en ellos y por medio de su acción mental, amparados por mi idea, la que les inculqué, . “Mis” es un decir para el ejemplo.

Agrego que expreso muy bien mi pensar por medio de un lenguaje poético.

Un abrazo a ambos y sigo expuesto al combate reflexivo.
Para Juan, mi nombre es Eduardo Coli

ALBERTO RODRIGUEZ-SEDANO
16/09/2013, 23:57
JuanFlorencio, amigo, con el permiso de Eduardo, me pide algo parecido a la claridad y concisión, no para entendernos sino para que usted se entienda con "Eduardo". Entiéndase con quien más le guste; yo hablo de entenderse con cualquiera, en mi idea del pensamiento debiera entrar todo otro que pueda pensar lo mismo que pienso yo; nos remitiríamos a la misma cosa, ¡la cosa pensada!.

No me ponga condiciones, no tengo tanto interés en hablar con usted como para andar amoldando mi discurso al suyo y terminar pensando lo que usted y Eduardo tengan en mente, a lo que, por otro lado, no le veo mucho más interés que el mismísimo enredo que señalé desde mi primera intervención.

Todo discurso tiene un espacio que le es propio; es de lo que trata lo que yo digo, que vale, perfectamente, para lo que diga todo otro yo distinto del mío. Si tiene algo verdaderamente importante que pensar, una idea verdadera que pase desapercibida porque en ella no haya un espacio que el pensamiento recorra con facilidad, puede que haya de qué hablar. Yo sé qué busco al pensar, lo he dicho; no sé qué busca usted.

El diálogo puede ser productivo, ahora bien, el qué del pensamiento y el contenido con que una idea se extiende son algo a lo que se llega, principalmente, a solas. Hay mucho que pensar, sin embargo, hay pocos pensamientos que aporten algo verdadero y una relación íntima que amplíe lo sustantivo, un qué extendido.

Mi primer entrecomillado, "Eduardo", hacía referencia a que podría ser cualquiera, debe abrazar un género; “Eduardo” es una idea más entre otras muchas ideas. Mucho me temo que su manera de poner el dedo sobre algo, entrecomillar, o "poner en cursiva", es un salto a un plano en el que el pensamiento no tiene por dónde *****se porque no es una misma cosa; no es, dicho así "a priori", no se remite a lo mismo sino a una intimidad fundamentalmente distante no sólo consigo misma sino, asimismo, con todo otra intimidad distinta de sí. Ya no hablaríamos de nada verdadero, "preciso", sino todo lo contrario; se hablaría de una cosa incierta de cada cuál, una idea que no sería perfectamente pensable.

En principio, toda cosa se puede entender perfectamente, el pensamiento no conoce sus imperfecciones por sí mismo; son las interpretaciones de cada cuál las que hacen posible la imperfección. Esta imperfección es tan relevante que es el contenido de los primeros pasos del pensamiento cuando se piensa algo, cuando el pensamiento está todavía por arreglar; está pendiente de que sea perfectamente pensable.

No sé qué le preocupará de este tema; por lo que he visto, es algo a lo que no le veo verdadero interés independientemente de que usted y Eduardo se entiendan. Para que tuviese algún interés debiera pensar por encima de usted y Eduardo; usted y Eduardo debieran ser perfectamente pensables.

No me fijo demasiado en los títulos de los temas ni reduzco mi pensamiento a lo que no le veo interés; tampoco imagino nada en “cursivas”; trato de ir al caso en que descansan las posibilidades de la cuestión. No me quiera enredar entre palabras que no vayan a lo que es, verdaderamente, pensable de algo; pensar es, precisamente, dar con una idea para el desenredo, sin tanta palabra que ponga en lugar de su idea; no alineo el pensamiento a lo dicho o escrito por otro sino a lo pensado.

Una cosa es acercarse a las mentes de los demás mediante un enlace emocional que "exprese" sus estados internos; fíjese que no digo conocerlos, que requeriría la ralentización en la que se asienta la garantía cognoscitiva de la que se está hablando. Así es como uno se acerca a alguien próximo: su pareja, sus hijos, un buen amigo, o sus padres; en esta categoría entra muy poca gente; cognoscitivamente hablando es como si se los conociese. Permítame que no entre en la pretensión de "precisar", ahora mismo (*), si las categorías cognoscitivas conocen, o si se aproximan a su objeto de más formas que las cognoscitivas; no querría caer en trampas lingüísticas ante su más inmediata falta de idea.

Otra cosa distinta es acercarse a la distancia; es una categoría mucho más amplia que la de la gente a la que llegamos, de alguna manera, a acercarnos. La distancia es, para empezar, un principio de desapropiación del pensamiento en el que la interioridad queda reducida a un concepto puro; ésto ya lo he dicho, lo puedo decir de mil maneras distintas mil veces más, que su cuestión no se ve afectada; no me pida que convierta la claridad en repetición. En la interacción con otras mentes no hay otros conceptos puros que los que son, de suyo, verdaderos. Vayamos a las ideas con más posibilidades, no con menos.

La interioridad tiene mucho contenido, pero, como señalé refiriéndome expresamente a Kierkegaard, conduce a las distancias existenciales; el sujeto se intensifica de tal modo que satura sus propias categorías. Lo importante está en la categoría, ¡no en que mencione a Kierkegaard!.

Una idea verdadera es algo fácil de intuir si empezamos con las suspensiones, si se aceptan las formas menores que entran en las mayores, como si uno piensa cosas que ya ha pensado y se las cuenta a otro (vg. un cogito ingenuo); es más complejo y productivo pensar lo que todavía no ha sido pensado y está, por tanto, a la espera (vg. un cogito problemático).

Permítame decirle que pensar es algo que se hace sin necesidad de entrar en interioridades. Ya he señalado que la categoría del otro es moral, no inteligible; no trataría, como le he dicho anteriormente, de particularidades y subjetividades sino a partir de una distancia; de ahí se va a ellas, ¡desde lo mismo!.

Si para usted pensar es meterse en la interioridad de Eduardo y ver si es similar a la suya, no tengo más problema que recomendarle que deje de lado los detalles sin importancia y, en su lugar, se fije en lo más constante y problemático de ellos.

Las ideas verdaderas, las que condicionan las cosas primeramente, no son ideas inmediatas a la intuición que se puedan pensar de buenas a primeras, sin una lentísima preparación; serían, en el mejor de los casos, ideas que la razón haría positiva mediante una elaboración. La verdad, visto así, no es positiva, sino que es negativa, lo que piensa y tiene en mente. La experiencia de la conciencia y de lo que trata todo pensamiento está, final y enteramente, determinado; su única indeterminación está en las excepciones que queden sin experimentar. Esto, claro está, sucede bajo unas condiciones dadas, que se haya pensado más lo que se está pensando.

(*) En una intervención anterior se me recomendó lentitud porque aproveché la ocasión de leer un mensaje recién publicado y, al momento, contestar. Mi respuesta rápida no buscaba entrar en detalles porque lo importante a lo que debía responder cabía en pocas palabras. Dicho de otra manera, pensar despacio no consiste en pensar sin prisa y dejar lugar a meditar lo que se piensa; mejor visto, pensar despacio es ampliar el espacio que había anteriormente en el pensamiento. La lentitud del pensamiento no es una cuestión de darse tiempo, que se destine más tiempo a pensar algo, pongamos, dos o dos mil tardes, sino que el pensamiento se extienda por dentro y se aporte algo valioso al mismo. Pensar “lento”, en el sentido de suspender las manillas del reloj, es una idea de la lentitud hecha a la medida del contrario de la lentitud, la rapidez, un objeto dialéctico en el que la verdadera sustancia de la que depende su idea es dejado de manos de un lenguaje sin otro pensamiento que el mismo que ya tenía; se ha alargado el pensamiento sin que se haya añadido nada. El pensamiento en el que lo pensado está a la altura de los términos disponibles en el lenguaje para él es una confusión entre lenguaje y pensamiento sin ninguna idea del pensamiento distinta de sí misma; ¡no se piensa nada!.

JuanFlorencio
17/09/2013, 01:26
De acuerdo Alberto. No tengo ningún inconveniente en que no aceptes mis condiciones. Me quedo en este tema dialogando con Eduardo.

Te envío un saludo cordial
Juan Florencio

JuanFlorencio
17/09/2013, 11:18
¡La poesía, naturalmente! ¿Cómo no, si ésta se ubica en el ámbito de la...? ¿Se ubica en el ámbito de la libertad, Eduardo? ¿Te sustraes al influjo de "la mente" cuando haces poesía? ¿O será que, de un modo sutil, también ahí deja sentir su peso? ¡Y tal vez ni siquiera tan sutilmente!

Supongamos que cuando experimentas la inspiración poética "la mente" te acecha, te sitia; pero no penetra en tu retiro. Sin embargo, en cuanto expresas tu emoción tienes que recurrir a las palabras, que son suyas; y acaso hasta te tienes que someter a un conjunto de reglas, pues también la poesía las tiene. Pero, quizás -aún así-, mantienes "la mente" al margen.

Todo cambia cuando escribes. Entonces te has entregado, has sucumbido por completo. La poesía, cristalizada, ya no es tuya. Ni siquiera se te puede hacer preguntas acerca de ella, pues "la mente" no lo permite: "¡No se le hacen preguntas a un poeta!", y el poeta mismo lo cree, firmemente, como si se le hubiera concedido un privilegio. La poesía entra así en el dominio de "la mente", y allí es reconocida, o vilipendiada, o pisoteada..., o ignorada.

Revisemos ahora nuestra primera suposición, porque presiento que no la podremos sostener más. Me temo que "la mente", para la que creíamos impenetrable el recinto sagrado del poeta, se encuentra también ahí. "La mente" es más interior a ti que tú mismo: la poesía es fruto de una inspiración. Cuando creías que "la mente" se encontraba allá, fuera, se encontraba en realidad junto a ti, susurrándote dulces palabras al oído, o instándote a que amenazaras, a que te violentaras contra tu prójimo y le dijeras palabras arrogantes. Los poetas griegos creían en las Musas.

Continúo después, Eduardo.

Un fuerte abrazo
Juan Florencio

JuanFlorencio
19/09/2013, 00:38
Y si el poeta no se salva..., ¿se salvará el filósofo? Este tipo de hombre capaz de descubrir el sentido de las situaciones y la falsedad que las preña, ¿estará en ello exento del poder hegemónico de "la mente"? ¿Se pondrá al tú por tú con ella preservando su propia soberanía?

Estaba pensando en cómo podrías delinear la oposición entre "la mente", "tu mente" y el "orden natural", cuando acudió a mi memoria aquella separación que George Berkeley ( en su obra titulada "A Treatise Concerning the Principles of Human Knowledge”) establecía entre las ideas, agrupándolas en "ideas del sentido" e "ideas de la voluntad". Berkeley caracterizaba las "ideas del sentido", entre otras cosas, por la regularidad con que se nos presentan y porque no dependen de nuestros deseos: si enciendes una vela y acercas tu mano a la llama, siempre observarás un incremento en el nivel de iluminación y experimentarás calor en tu mano, ya sea que lo desees o no. Si lanzas un proyectil aerodinámico desde la superficie de la tierra, regularmente observarás que sigue una trayectoria parabólica, independientemente de cual sea tu voluntad al respecto. Las "ideas de la voluntad", en cambio, no presentan dicha regularidad, y además las ponemos cada vez que queremos: Puedes concebir un pájaro que desciende hacia el mar y penetrando en él continúa su trayectoria agitando vigorosamente sus alas; o elevándose hacia el cielo y dirigiéndose a toda velocidad hacia el sol para posarse en su superficie. Lo que esa ave pensada pueda hacer depende de ti.

Podríamos proponer, por una parte, una analogía entre "tu mente" y las "ideas de la voluntad", y una segunda analogía entre las "ideas del sentido" y "el orden natural". Pero, ¿dónde pondría Berkeley las ideas que pudieran corresponder al análogo de "la mente"? Parecería a primera vista que en su órbita intelectual no figuraba ningún análogo de ella. No encontraremos ningún indicio de esto en todo el texto. Y no es porque para Berkeley no existiera ese ámbito que llamamos cultural; sino que no le hacía falta nada más -fuera de las ideas del sentido y las de la voluntad-, para describirlo de un modo genérico: Pensemos, por ejemplo, en una mesa: Nosotros diríamos que no es un objeto natural, sino cultural; pero si sus comportamientos son regulares e independientes de nuestra voluntad (como cuando intentamos levantarla y experimentamos resistencia), entonces es claramente una idea del sentido... Aunque..., probablemente Berkeley habría tenido dificultades con lo siguiente: Observamos las posiciones de los cuerpos celestes en diversas ocasiones y cada vez las registramos en tablas; en cuanto tenemos una buena cantidad de registros, advertimos ciertas regularidades en la colección y podríamos incluso formular una función matemática que represente su orden; ahora bien, tanto las tablas como los cuerpos celestes y las herramientas que empleamos para su observación son ideas del sentido; y el modelo matemático debe ser una idea de la voluntad..., pero qué clase de idea puede ser la de "regularidad". Definitivamente Berkeley no estaba interesado en esto, pero ¿en qué estaba interesado entonces? Creo que es por aquí -en su intención- por donde debemos buscar el análogo de "la mente", o "la mente" misma.

Prestemos atención al subtítulo de su trabajo y a la carta dedicatoria.

En el subtítulo Berkeley dice que va a investigar las principales causas del error y de la dificultad en el avance científico, que se originan en el terreno del escepticismo, el ateísmo y la irreligión. En la dedicatoria encomienda su trabajo bajo el auspicio del poderoso Thomas, Conde de Pembroke. George Berkeley había reflexionado acerca de la influencia que el Ensayo de John Locke sobre el entendimiento humano había tenido y que aún podría seguir teniendo; y en particular, sus consideraciones acerca de las ideas abstractas. Berkeley veía que después de tantas discusiones que había habido en torno al alma y el cuerpo, la teoría de la abstracción daba demasiado sustento a las posiciones materialistas, y se propuso derribarla. Pero, después de todo, ¿qué más le daba el florecimiento del materialismo? La pregunta es retórica, por supuesto: le concernía porque consideraba que el materialismo minaba las bases de la vida social y él era el Obispo de Cloyne. Recurrir al auspicio de Thomas, muestra por otra parte que se sirve de los mecanismos de influencia que operaban bien en aquel entonces. El conde de Pembroke había sido también el protector de John Locke.

¿Ves ahí "la mente" en acción, Eduardo? ¡Seguramente! ¡Actuando en un agudo filósofo! George Berkeley era como los glóbulos blancos de un cuerpo que se defiende de una infección bacteriana.

Me apresuro a decir que se trata solamente de una imagen que ayuda a la memoria, pero que puede oscurecernos el entendimiento: si en su tiempo el Obispo Berkeley se veía bien haciendo lo que hizo, hoy se le tomaría muy a mal, porque ahora sería él quien estuviera minando las bases de la sociedad (materialista). "La mente" ha cambiado..., o ahora hay "otra mente"..., o están las dos mentes, aunque solo una de ellas tiene el dominio.

Pero nuevamente estamos sustancializando las mentes: En rigor, no podemos decir que "una de las mentes tiene el dominio", ni que "la mente está en acción", ni que "tiene un poder hegemónico". Pero entonces ¿qué podemos decir y cómo caracterizamos "la mente"? Ésta no es el "orden natural" ni "tu mente", pero pareciera por otro lado que esto es lo único que hay, lo único que existe.

¿Aproximación fallida?

¡Saludos!
Juan Florencio

JuanFlorencio
20/09/2013, 01:41
Querido Eduardo:

La primera vez que oí de la palabra "operador" fue en una clase de matemáticas, cuando estudiábamos Cálculo. El símbolo compuesto "d/dx", por ejemplo, es un operador que, aplicado a una función matemática, nos indica el uso de un conjunto de reglas que transforman dicha función en otra (aunque puede ser ella misma). Esa palabra fue una de las cosas que llamaron mi atención en tu primer "post" sobre este tema, cuando decías que "el psiquismo es un operador doble".

En otro tiempo, llevado por la necesidad de definir lo que constituye un texto filosófico, quise comenzar mi reflexión por algo que fuera mucho más sencillo que eso, y que no obstante me permitiera después formular la definición que necesitaba. Como suele suceder, se me ocurrió una idea mientras me ocupaba en otra cosa completamente diferente: trabajaba en el jardín de nuestra casa, arrancando las hierbas que habían crecido por todas partes; y eran tantas y tan variadas que me pregunté asombrado: ¿Cómo es que a partir de la misma tierra, la misma agua, el mismo aire, y los mismos rayos del sol puede desarrollarse tal variedad de plantas, pequeñas unas y grandes otras; estas con florecillas blancas y aquellas color naranja; con tal diversidad de olores y texturas? Recordé a Tito Lucrecio Caro, que en su libro "Sobre la naturaleza", hablaba sobre los "primordios" de los seres y pensé que las semillas de esas plantas eran una especie de máquinas (operadores les llamarías tú, creo) que transformaban tierra, agua, aire y luz en estructuras provisionales que, finalmente, servirían para fabricar más semillas, cada una según su propia constitución. ¡Máquinas que se replican prodigiosamente!

De aquí mi imaginación me condujo a los insectos y a las demás especies animales. Nada importante. Máquinas unas y otras que asimismo se replican después de vacacionar un breve tiempo por el mundo... "Y nosotros, ¿qué clase de máquinas somos?", pensé. También nosotros transformamos una pluralidad de substancias en nuestro propio cuerpo y luego, cuando llega el tiempo, en otros seres que nos reemplazarán sobre la tierra. Pero además de recibir la materia para reconfigurarla, recibimos discursos. Son estas dos cosas sobre las que cada uno de nosotros realiza una acción transformadora. Desde luego, la motivación de todo esto radicaba en el trabajo escolar que estaba preparando: los filósofos operan sobre discursos; pero todos los demás seres humanos también lo hacen ¿Cuál es el modo específico en que operan los filósofos? Esa era la pregunta que yo tenía que responder, pero aquí me parece de mayor interés darnos cuenta de que hay varias maneras de operar sobre los discursos: Repetirlos, simple y sencillamente, es la forma más común; pero también se puede re-ordenarlos, o decir con vigoroso descaro lo que antes se procuraba mantener oculto, o acallar y menospreciar lo que se repetía insistentemente.

¿Qué implicaciones tiene esto? Nosotros reconfiguramos la materia con nuestro organismo, y también con nuestras manos, y con nuestras herramientas; pero más dramáticamente con nuestras palabras, con nuestros discursos. Los discursos, en efecto, introducen dramáticos relieves en nuestro entorno: si nuestra fisiología nos lleva a valorar unas cosas más que otras, a temerlas o a desearlas; la palabra cava abismos y levanta cimas de valor ante las cuales las valoraciones fisiológicas son demasiado débiles. Un cambio en el discurso puede introducir así cambios sobrecogedores en nuestro entorno, en la forma en que lo apreciamos. Por eso el discurso de Locke era temible para Berkeley, y por eso el de Berkeley fue a su vez temible para los seguidores de Locke. Si se quiere impedir los trastornos, es necesario mantener el mismo discurso, o a lo mucho, hacerlo evolucionar homogéneamente.

Entonces, eso que recibimos -la materia y el discurso-, queda configurado por nosotros de una cierta manera que luego nos demanda (como has dicho tú) unos modos específicos de conducirnos. Armamos mecanismos de acción y quedan desarrollados unos sistemas de intereses: Toda una compleja maquinaria que adquiere inercia. Quien no se ajusta a las reglas de operación, es repelido o es re-asimilado.

¿No es esto (una determinada configuración de la materia y del discurso) lo que tú llamas "la mente"? Entonces no es una sustancia; no es un ser, sino "un modo de ser". Por eso también es intangible. Y es claro que hay muchas mentes y que se interpenetran, y también que unas son más dominantes que otras, pero que con la rueda del tiempo, la que estaba abajo queda arriba, y la que estaba arriba, abajo.

¿Es así Eduardo? ¿Qué nuevos discursos son los que se te ocurre introducir para que tu entorno sea más aceptable para ti? ¿Terminará siéndolo también para los otros?

Saludos cordiales
Juan Florencio

JuanFlorencio
20/09/2013, 23:47
La replicación del ADN es una interacción compleja. En un vídeo que la ilustraba se mostraban los elementos que intervienen: las moléculas de ADN desde luego, las partículas enzimáticas que desensamblan las moléculas separándolas en sus dos espirales, los nucleótidos que constituyen las espirales (abundantes en el caldo que rodea las moléculas) y, finalmente, las partículas enzimáticas que construyen las espirales complementarias. Es difícil para mí decidir cuál de estas cosas es la que realiza la replicación. Hubiera pensado que son las moléculas mismas las que hacen el trabajo, pero también podría pensarse que son más bien las partículas enzimáticas, tomando el material del medio. O podríamos pensar que todo allí opera como un sistema. A fin de cuentas, el enunciado se ha vuelto significativo y aceptable. Dejemos la decisión a un lado y utilicemos este ejemplo como una analogía más para comprender la interacción general que ocurre entre nosotros y nuestro medio ambiente dual. Seré tan breve como pueda, aprovechando que tú ya has escrito aquí sobre esto: lo que insistentemente nos dicen nuestros padres, nuestros maestros, los amigos, la radio y la televisión, los textos que leemos aquí y allá, la gente en general, produce en nosotros ciertas actitudes y ciertas valoraciones; todos estos discursos operan en nosotros desde nuestra primera infancia como los nucleótidos sobre las espirales separadas del ADN, y nos constituyen según nuestra índole natural de un modo que es más o menos adecuado al modo de ser del entorno. Una vez constituidos, nosotros mismos, como quienes nos informaron primero, venimos a ser para otros como los agentes enzimáticos que ensamblando y desensamblando promueven la replicación. Nuestro entorno se mantiene más o menos estable mediante el trabajo de replicación en el que participamos.

¡Más o menos! Porque la falta de armonía es frecuente. Sin embargo, no nos vemos expulsados del sistema ante cualquier desalineación que se manifieste entre nuestro modo de ser y el modo de ser del medio. Solamente en algunos casos padecemos el rechazo, motivado por nuestra diferencia, y lo experimentamos con dolor. Es ese el momento en el que podemos adquirir el tipo de conciencia que tú describes. En otras palabras, ese estado de conciencia no es la causa de la diferencia, sino su efecto, y es anómalo.

Es cierto que, según el Jean Paul Sartre de "El Ser y la Nada", fundamentalmente somos conciencia, es decir, que cada una de nuestras experiencias es conciencia. ¡Sea!; eso significaría que si Sartre está en lo cierto no podríamos hablar de un estado de conciencia que acaece después de la dolorosa experiencia del desajuste entre nosotros y el medio dual; sino que tendríamos que reconocer que esa experiencia sería conciencia en sí misma. Pero de ninguna manera significaría que en todo momento fuéramos conciencia de nuestro ajuste o desajuste, pues ni la experiencia dolorosa ni el pensamiento de ella son permanentes, sino que tan sólo pueden llegar a ser. Normalmente experimentamos y pensamos otras cosas, más cotidianas; somos otra conciencia. No es necesario, pues, discutir con Sartre acerca de esto: la conciencia del desajuste es un posible resultado del desajuste mismo, no su causa. No nos diferenciamos del entorno porque seamos conciencia, sino que somos esa peculiar conciencia porque estamos desajustados.

Creo que podríamos remplazar la palabra "conciencia" por "subjetividad" (a menos que tú digas otra cosa); y entonces, para decirlo de una última forma, resultaría que eso que tú querías despertar, o des-alienar, en los otros (la subjetividad), no está ahí, como escondido ¡Sencillamente no es!

¿Dónde está mi error?

Recibe un abrazo, Eduardo
Juan Florencio

Koli33
22/09/2013, 18:24
Estimado Juan, como siempre no he estado por motivos laborales, son muy interesantes tu apreciaciones, se presenta y llaman a profundizar a un más, este intercambio de apreciaciones. Se agradece, y el echo mismo que esta interacción te implica la reflexión, y nos lleva a la discusión, ya es un motivo más que valido.

Has tocado un montón de puntas, en la media de mi tiempo tratare de intentar profundizar en las mismas.

Vallamos entonces a una extensión, sobre lo que entiendo como un operador doble. o múltiple, después veremos.

Todo entre comillas, por lo improvisado de la teorización:

Cuando aludo a la acción operativa de las cosa y en consecuencia sobre un operador doble, una subjetividad X, en y sobre el que operan los productos, como las cosa, los objetos, las sustancias creadas y operadas por la necesidades de la manifestación de la acción de la vida, lo real.

En tanto que como los productos, las cosas, los objetos, operados y creados por las necesidades productivas de la acción de la mente, como campo de acción de las cosa, aludo a dos campos de acción diferentes que se solapan entre cruzan entre si.

Hay muchas cosa que existen y operan en las subjetividades de nuestra especie, por motivos de la acción o intervención metafísica o intangible de lo que se termina convirtiendo en la acción del campo mental.

Por ejemplo estoy ante una mesa de madera, una representación mental, que opera sobre mi vida mental, con sus sentidos y significados, que como madera producto de un árbol, solo es posible en lo real, como mesa, por la acción interventora de la mente sobre la acción productiva de la vida.

Ya que es en tanto que madera de un árbol, en cuanto a su estructura y realidad objetiva, es un producto, un objeto, una estructura mentalmente creada y diseñada, a los fines de servir a las necesidades de la acción mental, que opera sobre mi mente, como el objeto mesa, ejerciendo sus sentidos y significados, su ingeniería y representación, como materialización mental operante, sobre la que estoy escribiendo.

Entonces sobre mi, como un operador doble, operan a nivel de mi subjetividad mental, las estructuras, las formas vivas, o vivientes, y sus sustancias, la papa, el alimento que consumo, el agua, el canto de los pájaros, el aire que respiro, los peros, el viento y el cielo nublado, el calor y la mirada de la mujer que amo, etc. etc.

En tanto que como operador doble, también operan sobre mi los productos y objetos de la acción mental, los libros, las palabras, los signos, las ideas, los portaviones, la casa y las sillas, el bolígrafo con el que escribo, la maquina y la tecnología de la computadora de la que me valgo etc., etc.

Que quiero decir entonces con esto, de un operador doble, dependiente de dos medios, que hay una realidad como los olores de la foresta, el canto múltiple de los pájaros, que operan, actúan, inciden, como el agua de los ríos, sobre los signos vitales constitutivos de mis manos, latidos, ideas y pensamientos, sobre el restringido o limitado campo de mi mente o subjetividad, entonces tales cosa operan sobre mi y mi singularidad operante constitutiva de mi singularidad.

Los productos, los objetos operantes de la acción constitutiva de los campos de la realidad, o mundo exterior, tomados o tenidos como coextensivo, en tanto que exteriores a mí, totalmente distintos y contrapuesto a mi vida, en tanto que distintos y contrapuestos entre si, antagónicos entre si, por más que se solapen entre si, mezclen uno y otro como uno solo.

Como un operador singular, que en todo momento depende, de las interacciones operativas, constitutivas, reproductivas con su medio y entorno, para sobrevivir, operar, soy dependiente de la acción, y el manejo de la acción productiva, de la realidad operante que opera sobre mi, como de las estructuras, los productos, los signos, las representaciones como de los objetos, de la ingeniería sostenidos y generados en mi campo, entorno, más inmediato de acción.

Dependo como una singularidad activa reproductora en un sentido múltiple o doble de tener que operar con uno y otro campo de la actividad y la acción indistintamente activada, diferenciación operativa que me separa, diferencia y distancia del operar de los animales o de las otras singularidades vivientes,

Esto es lo que hace a las diferencias en el operar constitutivo entres las múltiples singularidades que operan, constituyen, el gran campo reproductivo de relaciones sostenidos como el tejido de lo real.

Por esto es que no puedo mas que pensar, pensarme como un operador doble que responde a dos campos de realidad muy distintos entre si por más que se encuentren entrelazados

De aquí que sea si o si la acción operativa constitutiva del mundo y el medio exterior la que repercute e interactúa, ya que opera con sus contenidos, productos y formas, sobre nuestro medio, o campo mental, cognitivo, de operaciones singulares.


Aparentemente es la mente, la acción productiva de la mente, una entidad imposible de determinar y describir como fuerza, por ser una entidad intangible, no tiene principio ni fin, la que tiene imperiosa necesidad de manifestarse.

Sabemos que la acción, generadora, productiva, de la vida por medio de la acción el desplazamiento del agua y la luz como de los minerales etc., se expresa y manifiesta por medio de sus seres, formas, estructuras vivas, cada estructura, forma viva, es un operador múltiple, por medio del cual se dispara y manifiesta la productividad de la vida, cada eslabón y componente químico etc., cada singularidad responde a las necesidades, operativas productivas que tiene la vida de manifestarse realizarse. Los estímulos, la acción del agua por ejemplo de una planta, le viene de lo que se considera el afuera de la forma viva, o el individuo, como de afuera, le viene todos los nutrientes, le bien la vida y la muerte , el cambio y la transformación, como las coordenadas para traducirse a otras realidades, o aplicarse a ellas, como saltar a operar en otras, cada vez mas complejas.
Es así que la acción operativa de la química estructural, de un pescado salta a mi plato y de a hay a mi cuerpo y de a hay a mis ideas y de hay al fósforo de la tierra, traduciéndose a mi ideas, o a otras estructuras, como a otros lenguajes de los procesos químicos que permiten la vida, el aliento, los componentes nutritivos de la sangre, etc., o en si, a el lenguaje simbólico, entonces la forma, la singularidad en su progresivo aumento de la complejidad, opera con ellos, convirtiéndolos en parte de si, de su propia estructura, desarrollo y crecimiento.





Los animales no pueden hablar de si porque, no pueden sostener ni construirse una idea de si, para manejarse con ella, en sus relaciones medio ambientales, no pueden o no les interesa sostener y manejar ideas, ni retener mentalmente tales cosas en sus mentes. Las ideas tienen un peso tremendo en las mentes.

Como digo, el hombre, solo mentalmente se puede proyectar como tal, a partir de las ideas, solo mentalmente nos podemos proyectar a la realidad como hombres por medio de una idea, las ideas se construyen, empelan y utilizan, cuando son utilizadas por la acción mental, como cualquier otro objeto.

Las ideas se aplican mentalmente, sobre las mentes de los hombres, se le atribuyen ideas a todos los seres vivos que después con el tiempo se van modificando o van evolucionado. Quien lo hace, quien tiene necesidad de ideas y de manejarse por medio de ideas, de hacerse a la realidad por medio de ellas, ¿La acción pensante de la mente? ¿La acción productiva del agua? ¿La de la luz? ¿La de los minerales de al tierra? ¿La de los peses y las plantas? ¿La de la presión atmosférica? ¿Acaso estas fuerzas, tiene necesidad de expresarse y manifestarse por medio de ideas?

Es la mente la que tiene necesidad de ideas y se hace en la acción sobre las cosa vivas por medio de ellas, por eso creo pertinente comprender lo que pueda ser la acción mental, o talvez no lo crea yo, no lo piense yo como idea, construcción mental, si no tal vez se ella, la que por medio de mi mente, se este auto pensando y auto manifestando como asiéndose auto consiente de si, se este percatando de su acción.

La mente piensa por medio y através de sus construcciones he ideas y jamás se limita y restringe o reduce a sus objetos y construcciones, es por esto que cuando la mente actúa, piensa, ensaya y se auto explora, o expía, por medio de la idea de Eduardo.

Eduardo como idea, se entusiasma, se anima, se confunde y cree que es él, el que piensa y se manifiesta.

Es por esto que digo que es la mente la que evoluciona a y por medio de, la tonta idea de Eduardo, como de sus formas he ideas, por eso se desarrolla y evoluciona a partir de ellos, ya que no son ellos, los objetos, las formas, las ideas y construcciones animadas por la mente, las que evolucionan por si mismas.

Pensar eso seria pensar que los autos, los aviones y las heladeras evolucionan, en tanto como creer, que son los hombres, los que piensan y los que evolucionan, cuando estos no son mas que una idea y se comportan como una idea, un tractor, un horno de pizza, un coronel, un cirujano, un país, una nación, etc., por medio de los cuales actúa y evoluciona la acción de la mente que no se limita ni reduce a sus objetos, he ideas. .

Ya que no se ve a la acción de la mente que se desarrolla y evoluciona, se manifiesta y expande sobre el domino y el control de la realidad por medio de sus ideas y construcciones.

A si como la acción de la vida sobre la tierra no se reduce ni limita a ninguno de sus seres, formas biológicas o estructuras vivas, por la que se manifiesta evoluciona y se expande sobre el planeta, la vida esta en lo que considero mentalmente como mi cuerpo porqué esta actuando en lo que considero mentalmente como mi cuerpo, en él, sobre y através de él, cuando por cualquier circunstancia deje de actuar manifestarse por mis brazos, intestinos y riñones se abra terminado desintegrado la idea limitada y restringida de tales cosa, pero no la acción operativa productiva de la vida.

Lo que pasa es que no tendemos a pensarnos através y por medio de, si no como sujetos propietarios de, de una idea.

Bueno Juan dejo por acá.
Un abrazo

JuanFlorencio
22/09/2013, 19:48
Me alegra leerte de nuevo Eduardo. Esperaré a que tengas una nueva oportunidad para continuar. Para estos asuntos nunca tengo prisa.Recibe un saludo muy cordialJuan Florencio