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Ver la versión completa : Me voy a la argentina ( parte 3)



Eburnea
23/07/2013, 19:42
3.- Los días y los mese fueron pasando. Al principio llegaban cartas con regularidad. “esto es tan distinto, te gustará, ya verás…” “ Estoy de pruebas y parece que le gusto al jefe, pero no hay nada claro”….”Sigo viviendo en las casas de la empresa; A ver si reúno dinero para algo decente para mi mujercita y mis niños”…. Y así, una tras otra, sólo que se fueron espaciando. Narcisa apremiaba: “Nos sentimos solos”….”Los niños necesitan a su padre y yo también te necesito”…. Llegó un momento que predominaron los silencios. Narcisa habló con las mujeres de Manuel y Arturo. Hablaron en confianza, largo y tendido. La mujer de Arturo se sinceró: Muchos se iban pero no llamaban a la familia y no volvían jamás. Ella sabía por su marido que los tres tenían buenos trabajos, de hecho ya se estaba gestionando un contacto para que pudiera marcharse y reunir a la familia, pero Manuel y Carlos… Narcisa le rogó que hablara con claridad.
Por lo visto la ciudad ofrecía muchas posibilidades ( ¿me entendéis, verdad?..). Tenía una vida nocturna muy activa y el dinero volaba. Ella había leído un comentario de su marido en el sentido de que había tenido que desmarcarse de las aficiones que ellos dos le estaban tomando a la nueva vida en Córdoba, porque además consideraba que así no había forma de ahorrar.
Además, y esto era opinión personal, había mucha mujer ávida de echar el guante y “ya sabemos cómo son los hombres y más con el océano por medio”.
Narcisa escribió a Pedro y le suplicó ( casi le ordenó) que le dijera la verdad. Le devolvieron la carta por cambio de domicilio.
De pronto se vio perdida, pero su carácter resuelto la hizo reaccionar. Escribió a la Embajada de España en Argentina, contó su caso y dijo que necesitaba desesperadamente saber la dirección de su marido.
Al cabo de un mes le llegó la respuesta, con la nueva dirección. Supo también en qué empresa trabajaba y qué puesto tenía. Narcisa no le escribió.
Poco tiempo después falleció su padre. Siempre había tenido a Narcisa en medio del corazón, conocía su situación y sabía que no le pediría nada. Así que para sorpresa de todos, la finca “LOS CINCO PINOS” que el hermano mayor esperaba que fuera para él, le fue dejada en herencia. Era la finca familiar, el patrimonio más representativo. Ya no tendría sólo una parcela o estar arrendada; era suyo. Los otros hermanos fueron compensados con viñas y otras propiedades.
Una tarde, Narcisa se presentó en casa de su hermano mayor y sacó el tema sin más preámbulo.

Emilio: Yo sé que te has quedado despagado porque padre me ha legado a mí “LOS CINCO PINOS”
Emilio balbuceó algo bastante ininteligible, pero Narcisa, decidida, continuó.

Si la deseas, te la vendo. Podemos llegar a un buen acuerdo.
¿Por qué?
Porque necesito el dinero para irme con mis hijos a la Argentina y vivir allí un tiempo. Lo cierto es que no sé cómo van por allí las cosas.
¿No has pensado que Carlos quizá ya no cuenta con vosotros y ha iniciado una “nueva vida”?
Claro que lo he pensado, pero tendrá que decírmelo a la cara. Por eso necesito dinero; no sé si nos hará falta para vivir un tiempo y quizás regresar.
Es una locura; ¿con quién vas a ir?
Con mis hijos
Quiero decir que quién te acompañará para facilitarte las cosas, eres una mujer..
No necesito a nadie. Sólo necesito el dinero
De acuerdo, trato hecho.
Pusieron precio, fueron al notario y arreglaron toda la documentación. Narcisa se vio así con dinero, pero sin nada de patrimonio. Buscó sus contactos y sacó billetes en tren a Madrid, de Madrid a Cádiz y de Cádiz a Argentina. Abrió una cartilla en un banco con sucursal en Córdoba y una vez realizadas todas las gestiones escribió la siguiente carta:
En Cienfuentes a 12 de marzo de 1919
Querido esposo Carlos: Me alegraré que al recibo de éstas, mis letras, te encuentres bien, los niños y yo también lo estamos g.a D.
Hace un año que no tenemos noticias tuyas y nosotros no sabemos el motivo. Pero yo me he enterado de que estás bien, tienes trabajo y te aprecian en tu fábrica. Tus hijos y yo nos alegramos. También he sabido que tienes una casa, por eso te envío esta carta y sé que la vas a recibir.
Quiero decirte dos cosas: Una es que los niños se están haciendo mayores y se nota mucho la falta de padre. Son muchos los años que han pasado y si quisieras que viviéramos contigo ya nos habrías llamado. Bueno, esto es lo que pensaba, porque comprenderás que he estado muy enfadada y dolida, sobre todo por la falta de noticias. Pero reflexionando he llegado a la conclusión de que tienes que tener muy buenos motivos y que a lo mejor no se pueden decir por carta. O quizás, Dios no lo quiera, te presionan con deudas y no quieres que lo sepamos o vaya usted a saber. Lo que no se me ocurre es dudar de ti ni de tu palabra. Siempre fuiste hombre honrado, hombre de palabra, buen marido y padre, así que ni se me pasa por la cabeza que nos vayas a abandonar; no, mi Carlos, el hombre con quien me casé, contra viento y marea, nunca haría eso.
La otra cosa que quería decirte es que ha faltado mi padre (q.e.p.d.) y que me dejó en herencia “LOS CINCO PINOS”. Mi hermano Emilio quería esa finca, pero yo te quiero a ti. Así que lo pensé bien y se la he vendido. Ahora tengo dinero para que los chicos y yo podamos viajar y reunirnos contigo. El viaje es caro y largo, pero alcanza, incluso para ayudar si tienes algún problema también: ya sabes, somos una piña.
Así que aquí va la sorpresa: He sacado pasajes para ir a la Argentina, por ello, te pido que estés en el puerto de Rosario el día 20 de Abril que es cuando llega el vapor que tomaremos en Cádiz. Una vez allí, ya nos llevarás tú a casa. No dudamos de que estarás. Todo mi dinero está en ese viaje y poco más; luego el pan de tus hijos y el mío está en tus manos. Ya ves que poquitas molestias te causamos, ni siquiera buscamos compañía y yo he vendido mi herencia, porque confío en ti con los ojos cerrados, como tú has confiado siempre en mí. Tus hijos no te han olvidado y todos contamos ya los días y las horas para verte desde la cubierta del barco.
No nos importa dejar atrás todo esto, tú tenías razón, tendremos un futuro sin bajar la cabeza. Yo dije que mi familia eras tú y nuestros hijos y lo mantengo. Confío en ti. Tus hijos te admiran y todos esperamos verte en Rosario para empezar una nueva vida juntos.
Me despido de ti. Ahora ya por poco tiempo. Recibe el respeto y el amor de tus hijos y de tu esposa
Narcisa

…………. …. … ……… ……………
Sólo su hermano Emilio sabía de su proyecto y había prometido discreción.
Una semana después de escribir la carta Narcisa, aprovechando que era domingo visitó a su madre y hermanos. No usó muchas palabras, ni fueron largas las visitas. Todas terminaron con estas palabras: “…. Así que, ya sabéis, ME VOY A LA ARGENTINA, bueno me voy con mis hijos. Que haya suerte para todos; la vamos a necesitar. Se despidió y cuando salió de cada casa no volvió la cabeza.
Valencia, Julio 2013 Ebúrnea (Inspirada en hechos reales, al igual que "ME VOY A CUBA". Pese a la ficción del desarrollo del argumento, lo esencial existió en ambos casos. Tanto en ésta como en la otra historia, algunos nombres son auténticos y otros ficticios)

Avicarlos
24/07/2013, 05:54
Eburnea: Tienes arte para narrar. Envidia da ver como expresas de manera tan concisa el desarrollo de la trama. Y el carácter férreo de la protagonista, tan alejado de la natural duda creada a las féminas ante rumores que la conciernen.
Para postre dejas al albedrío del lector el verdadero motivo de distanciamiento del matrimonio. Otra vicisitud, es el comportamiento de los hijos, que muestran haber sido criados en un ambiente sano y con sentido de la responsabilidad.

Felicidades por la narración, que tan bien describiste sacada de una realidad.

Un abrazo de Avicarlos.

Eburnea
24/07/2013, 10:23
Gracias, Avicarlos. Los trazos gruesos de las dos historias (Cuba y Argentina) los conocí por mi madre, ya que fueron tíos carnales suyos. En este caso, es cierto que ella (Narcisa)ante la duda de que Carlos, que no cesaba de darle largas, no los llamara ni regresara, tuvo las agallas de vender su herencia, comunicárselo, darle un cierto tiempo por si tenía que "resolver allí algún asunto" y plantarse en Argentina con sus hijos, sin dejarle alternativa, pero con gran riesgo: Si no la esperaba sabía que estaba agotado el último cartucho. Él también debió de pensar que si no iba a por ellos, dejaba en país extranjero abandonada y sin casi recursos a su esposa e hijos. Quién sabe: A lo mejor esperaba el momento con ilusión. Ignoramos (Nadie supo nunca) qué vida tenía él allí, ni cuáles eran sus planes, ni si tenía otra mujer y nuevos proyectos y los deshizo rápidamente, ni nada de nada. Una cosa sí sabemos; el día que llegó el barco él estaba en el puerto. Me gustaría saber de él en el tiempo que estuvo solo en América, pero no abrió la boca y si la abrió se guardó bien el secreto. Por eso aunque en mi narración dejo el final abierto ( me gustan esos finales y, además Narcisa no sabía qué panorama iba a encontrar en Argentina - pudo salirle muy mal -) puedo decir que la valentía de esa mujer generó un nuevo asentamiento en Argentina del que desgraciadamente, no tengo contacto. Recuerdo haber visto de pequeña una foto, con toda la saga familiar. En la esquina, ella, ( ya viuda) muy anciana, pero con unos ojos que miran directamente a la cámara con una fuerza, que aun hoy me impresionan. Un saludo Ebúrnea

Neftis
24/07/2013, 15:21
Bueno, la protagonista tenia un par de.... lo que hay que tener, porque se necesita valor para emprender un viaje en estas circunstancias, sin saber lo que allí le esperaba.
Muy bueno el relato, ni le falta ni le sobra nada.
Yo que soy una "romanticona" de los pies a la cabeza hubiera preferido, saber por lo menos si el marido se había comportado correctamente y le había sido fiel.
por lo demas la historia es de las que calan hondo.

Eburnea
24/07/2013, 16:11
Gracias Neftis y doblemente. Por leer y por comentar. No abundan los comentarios y personas como vosotros animan. Un beso y sí esta mujer fue para su época, y para cualquier época de lo que no hay. Si señora. Ebúrnea