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Ver la versión completa : Experiencia propia, tiempo de nada



ALBERTO RODRIGUEZ-SEDANO
04/07/2013, 07:56
Un pensamiento sin objeto, o sin su propia referencia, ¿adónde iría, o en qué concluiría?. Pensar es pensar algo. Pensarse a sí mismo, como si el pensamiento se pudiera pensar, no sería, pues, sino una flexión interna basada en una distancia consigo misma, un espacio propio dialéctico que contaría con una ventaja para subsistir a toda posible contradicción; se reafirmaría mientras especulase con que la esencia de su experiencia interna fuese idéntica a todo pensar. Su afirmación sería la repetición de una presencia abstracta como si, conforme a un cambio de nada, hubiese producido algo. Su temporalidad es un tiempo de nada, un tiempo negativo que, por sí, no produce nada. La temporalidad del pensamiento, que el tiempo del pensamiento discurre al ritmo de lo que se tiene en mente, es un psicologismo temporal confundido con el primer grado por el que viene determinado. La idea del tiempo de la mente, por el contrario, es la forma mínima a partir de la que la intuición es reconocible.

Asexperia
21/12/2013, 20:58
Creo que pensar algo y a la vez pensar en su discurrir es imposible, porque cuando pienso en el tiempo no puedo pensar en aquello. Apenas sabemos que cuando tenemos un pensamiento este discurre en nuetra mente. La intuicion es tan fugaz que solo podemos recordar lo que hemos intuido.

ALBERTO RODRIGUEZ-SEDANO
22/12/2013, 06:43
Elvis, te agradezco mucho que hayas retomado este tema; la verdad es que lo había olvidado. Si te das cuenta, está escrito en un solo párrafo. Me estaba adelantando a la reflexión sobre la esencia de la experiencia. Las ideas, raramente, me vienen de golpe; este tipo de ideas viene, como mucho, una o dos veces al año, y ya es exagerar; ésta que traes ahora, es una de ellas. Lo realmente sorprendente es que hila perfectamente con una reflexión que he tenido esta misma mañana mientras tomaba un café; era acerca de la experiencia de la experiencia, si no somos profundamente insensibles a ella.

Las ideas imposibles son, sin duda alguna, las más interesantes de pensar. El resto, a su lado, no tiene color. Es lo mismo que me comentó hace años una de mis hermanas; “Alberto, ¿no te crea una gran inquietud estar en continuo cuestionamiento?”; "todo lo contrario", contesté. Mi hermana sabe mucho de psicología y de inteligencia emocional (*); es una de las personas más perspicaces que conozco sobre la intuición interior; no necesita conceptos porque los tiene con ella, no necesita pensar; aunque ha estudiado mucho, siempre trae consigo una idea de sí profunda. En la época en la que me dijo eso ella estaba tratando con problemas relativos a la relación de la identidad personal con las experiencias temporales. Si recuerdas, es algo que tú y yo comentamos acerca de la esquizofrenia. No soy psicólogo, y trato de saber lo menos posible de psicología; en su lugar, intento pensarla por mí mismo (entiéndase esto con prudencia; claro que estudio asuntos de la psicología, pero sólo desde una perspectiva filosófica). Mi hermana, por el contrario, estudia oficialmente, con respeto, digámoslo así, “institucional”; en cierto modo, acepta lo que estudia. Filosóficamente hablando, yo no acepto nada.

Acerca de tu último comentario, esa fugacidad de la intuición, me resulta una idea que estoy obligado a poner en cuestión de esta forma radical: la intuición ha de ser una idea falsa, ha de estar sujeta a alguna dialéctica que la produzca; ¡no es ella misma!.

(*) A pesar de que la inteligencia emocional sea una idea nihilista hecha a la medida de la falta de experiencia emocional, no por ello tiene menos interés.