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Ver la versión completa : ME VOY A CUBA ( parte 1)



Eburnea
29/06/2013, 05:56
UNO.-
Cuando ya estaba poniéndose los zapatos, Victoria comenzó a oír el tañido de las campanas. Sabía el significado: Pedro había llegado a la iglesia con su madre y madrina y la esperaba; era el día de su boda. Pensó lo rápido que había pasado el tiempo y sintió contradicciones en su ser. De un lado iba a dejar esa casa tan querida. Su padre ya no le contaría historias como todavía tenía por costumbre. Su madre no la arroparía ni le prepararía aquellas comidas que a ella le gustaban. Lo cierto es que había vivido entre algodones. Sabía que la habían mimado, y sin embargo no era una niña mimada. Era una chica delicada, eso sí y todo por culpa de aquel catarro mal curado que llevaba años arrastrando. Papá la había llevado a un médico de la capital, sin reparar en gastos y le había recomendado mucho sol, pasar temporadas en el campo y alimentarse bien.
En la casa de campo familiar, casi escondida en la sierra, desde donde se divisaban vistas magníficas, había pasado muchas veladas con Pedro. Era mayor que ella y era su primo segundo. La finca recién heredada, era su ojito derecho y además él se encontraba más a gusto en el campo que en la ciudad. A ella casi le daba igual, porque en realidad descansaba mucho y andaba poco, pero le encantaba estar con él. No recordaba el día en que su cariño se había tornado en amor, pero cuando le propuso matrimonio dijo SÍ. Ahora, ya con el ramo en la mano y sus padres con una sonrisa que oculta lágrimas se dispone a ir a la Iglesia. No sabe que casi al mismo tiempo en que le diga SÍ QUIERO a Pedro, con las manos entrelazadas, en otra parte del Mundo, de la que no ha oído ni hablar, un archiduque que se llama Francisco Fernando, y que es el único heredero posible del Imperio Austro Húngaro, va a recibir un disparo mortal, pese a que su esposa ha querido salvarle la vida con su propio cuerpo. Lo suyo es el comienzo de una vida con un futuro esperanzador. Lo que ocurre en Sarajevo (pues es allí donde los archiduques hacen su recorrido de visita oficial en automóvil) es el final de una gran historia de amor, sobre el que ya han corrido y correrán ríos de tinta. Es también el comienzo de la desesperanza y el anuncio de que pronto el DOLOR planeará sobre el Mundo. Pero Pedro y Victoria no lo saben, ni se enterarán de la noticia hasta que pasen varios días y tampoco le darán mucha importancia. Sólo pueden imaginar la felicidad que les espera, oír las campanas , oler las flores que llenan de aroma la pequeña iglesia del pueblo, besar a todos los invitados y dejar caer alguna lágrima al día siguiente en la estación de tren cuando comience su anhelado viaje de novios a París. Victoria se siente un poco febril, pero es normal, con tanto ajetreo…. Está cansada pero no preocupada, sabe que Pedro la va a cuidar igual o mejor que sus padres y a estos los va a ver casi a diario. Además se va a París y todo el mundo la está agasajando, ¿qué más puede pedir?.
Por la noche, cuando está poniéndose el camisón de seda blanca, nota angustia. Intenta rechazar la idea de miedo; sabe que Pedro va a ser muy delicado con ella, pero la angustia persiste y además nota un sudor frío. Pedro la espera en el dormitorio. Tiene una rosa roja que va a ofrecerle en cuanto salga, pero Victoria tarda. Toca la puerta suavemente para preguntar si todo va bien. La puerta se abre lentamente y lo primero que ve es la mancha roja sobre el camisón blanco. Deja caer sin darse cuenta la flor y aun llega a tiempo de ***** en sus brazos a su esposa, que blanca como la cera está apunto de desmayarse. Acaba de tener su primer vómito de sangre.
No dicen nada a nadie. Ya no van a París y aducen que, a última hora, han decidido ver el mar, así que se marcharán a Barcelona. La madre de Victoria (Victoria 1ª) tiene alguna intuición, su padre también.

¿Pasa algo, hija.
No mamá, es un simple cambio de planes
¿Te encuentras bien?
Claro. Lo que ocurre es que con tanto ajetreo estoy algo cansada, por eso hemos cambiado de opinión. Pedro ha contactado ya con un hotel magnífico frente al mar. El aire y el agua me harán mucho bien, además es la temporada del Liceo y nunca he visto una ópera. Vamos a ir y en Barcelona voy a comprarme unos vestidos preciosos. Allí hay muy buenos fotógrafos, así que nos llevamos los trajes de novios y nos haremos allí la foto.
Sonrió y sus padres también, pero algo flotaba en el aire. Todos sabían que algo más pasaba, pero todos callaban. Al cabo de una semana llegaría la primera postal diciendo lo felices que eran. El viaje se prolongó más de lo previsto, ¡Qué bonita Barcelona!, ¡cuántas posibilidades!, ¡qué fotos!, ya verían, ya verían. Sólo en una postal, como dejada caer, una línea, pero que los padres de Victoria la vieron roja, en relieve, y como con vida propia: habían visitado a un médico muy famoso, pero todo estaba muy bien.
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DOS.-
Mientras en las trincheras de Verdún los soldados franceses mueren como moscas, cuando ya millones de rusos han muerto en el frente de la Prusia Oriental, cuando el Mundo está removido hasta los cimientos en la Gran Guerra, en el pueblo pequeño de la España neutral, donde nunca pasa nada, suenan hoy las campanas de nuevo. Pero no como aquel día, no. Suenan a duelo. Pedro no espera ilusionado que Victoria llegue a la iglesia, sino que está junto a su féretro. Lleva una guirnalda de flores blancas. Parece una niña: era una niña; veinte años tan sólo… ¿Acaso es esa una edad para morir?. El silencio se puede cortar, tan solo algún sollozo lo rompe de vez en cuando, pero se reprime inmediatamente: Pedro no quiere ruidos. En la contigua habitación duerme la pequeña Victoria (la nº 3 de la saga) de tan sólo un mes y medio, ahora está tranquila. Su padre no ha querido que se la lleven, fue la ilusión de su madre y quiere que esté allí, en su hogar.
¡Maldita tuberculosis!, siempre se lleva a los más jóvenes. Su breve vida de casados ha sido un rosario de médicos especialistas, de sanatorios de reposo, de cuidados constantes. El embarazo no ayudó. Ella se puso contentísima, pero él no se perdonó el riesgo. Ella le dijo un día:

Pedro: Yo no tengo futuro. Sabes que el mal que llevo en mis pulmones más pronto que tarde va a terminar conmigo. Lo sabes, porque lo has visto muchas veces. Has visto aquí en este pueblo cómo el mal se llevaba todos los hermanos de una familia, respetando a los padres. Eso sí que es un horror. En nuestra familia hay algo de suerte, dentro de lo que cabe tú estás sano, limpio. No hemos tenido mucho tiempo, pero el que ha habido ha sido maravilloso y estoy muy contenta de darte un hijo. Piensa bien: Yo faltaría igual y tú te quedarías solo; así, una parte de mí vivirá contigo siempre ¿No es fantástico. Piénsalo desde ese punto de vista. Si es niña y se parece a mí y se llama como yo (estoy fantaseando) cuídala y en ella me verás a mí. Apártamela si es necesario, para que no corra riesgos. Sólo pido a Dios que nazca sana. Sé que harás lo que sea para sacarla adelante. No te eches atrás ante nada, lo primero el niño o la niña y cuando vaya creciendo, cuéntale historias como mi padre hizo conmigo, enséñale las fotos de nuestra alegría en Barcelona y dile siempre que fue mi amor, desde el mismo momento que supe que iba a venir al mundo. Te toca trabajar duro, pero de alguna forma sé que no te vas a sentir solo. Vale más lo que tú y yo hemos vivido en año y medio que…
Le puso el dedo sobre la boca; estaba cansada, con las mejillas rojas por la fiebre sobre la palidez del rostro. No debía preocuparse de nada, allí estaba él y la quería. Se le escapó

No tendrás quejas de mí
Ahora velaba su cuerpo, tan joven y tan bello. Pero no dejaba de entrar a la habitación de al lado para ver en la cuna a la pequeña Victoria. No rebosaba salud precisamente; había nacido un poco baja de peso y su madre ni tenía suficiente leche, ni podía estrecharla entre sus brazos. Habían buscado un ama de cría. Se llamaba Dolores, madre soltera que había tenido un niño muerto. Vivía en una aldea y decían que el niño era hijo del señor de la finca de la que su padre era rentero. Al saber del embarazo la habían echado de casa. El cura habló un día con Pedro y le propuso que la llevara como ama de cría cuando Victoria dio a luz. Al fin y al cabo, todos salían ganando: Ellos porque podían alimentar a su niña, y muy bien, que Dolores tenía mucha y buena leche. Dolores, a su vez, encontraba un hogar de acogida, donde la tratarían con respeto. Se cerró el trato. Ahora que Victoria había muerto, Pedro le había clavado la mirada como diciendo; “De ti depende la vida de mi hija”. Aun en el velatorio, Pedro no dejaba de entrar y salir para ver a la niña, pero a ella casi no le dirigía la palabra, con lo poco que le habría costado decirle algo agradable o enviarle una sonrisa… Pero no, ella no era Dolores, sino laqueamamanta. Sintió despersonalización y por vez primera un cierto rencor hacia ese bebé debilucho, que comenzó a llorar, como si algo intuyera en el momento en que se llevaron a su mamá, mientras las campanas redoblaban a duelo. Millones de personas en Europa no podrían enterrar a sus jóvenes hijos muertos, morirían de viejos sin haber comprendido por qué tenían que dar la vida en esa guerra y no sospechaban que después vendría otra y que España también se debatiría en tres años fratricidas. Pero es día gris de Noviembre de 1916 nadie estaba para saber, ni pensar, ni mucho menos intuir la Historia. Ese día sólo se sabía que la joven Victoria de 20 años, con su guirnalda blanca de flores, caminaba hacia el panteón familiar, que la pequeña Victoria de mes y medio de vida lloraba entre los fuertes brazos de Dolores, que las campanas retumbaban sobre el silencio del pueblo y que Pedro lloraba desconsoladamente, sin dejar caer ni una sola lágrima.
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TRES.-
Hace 10 meses que murió Victoria y Pedro sólo tiene un empeño. Recuerda palabra por palabra aquella conversación con ella y procura pasar el mayor tiempo posible con su hija. La pequeña Victoria se parece mucho a su madre. Pronto cumplirá un año. Es delicada, blanca, de ojos claros y muy vivos. Esos ojos es lo único que rebosa vivacidad, son ojos inteligentes, que lo inquieren todo. Son también ojos dulces que se entornan cuando sonríe a su papá. Pedro se mira en ella, la adora. Ya la ha llevado a la capital a que la vea un pediatra de prestigio. Está limpia del maldito mal que se llevó a su madre, pero no es fuerte. Hay que cuidarla bien, que coma lo suficiente, que le dé todos los días el sol, para que sus huesos crezcan fuertes y estar muy pendiente de ella.
Dolores sigue en la casa. Es joven y él es viudo. Viven en un pueblo pequeño y ya sabemos lo que a la gente le gusta hablar. Que si están liados, que si un hombre joven y una mujer juntos ya se sabe, que si ella ya cayó una vez, que si lo quiere enganchar…
Una noche, después de re***** la mesa, Dolores dijo a Pedro que quería hablar con él.

Don Pedro: Le he servido durante un año. He amamantado a la niña y he llevado la casa, pero ahora Victoria va a cumplir un año y ya no necesita mi leche. He pensado que debo irme.
¿Cómo?. No, Dolores. Tú conoces a mi hija y ella a ti. La has alimentado y yo tengo que trabajar mucho. Si te vas ¿qué haré yo? ¿qué será de la niña?
Puede buscar otra persona.
Pero, ¿por qué?. ¿Quién lo haría mejor?. ¿Es cuestión de dinero?, podemos hablarlo
No, no es eso. La verdad es que no me siento cómoda porque la gente murmura.
¿Murmura? ¿Por qué?
No entienden la situación y yo lo estoy pasando mal. Ya sabe cómo se habló de mí.
Dame unos días, Dolores. Hemos de encontrar una solución.
De acuerdo, no tengo prisa, ni lo voy a dejar colgado, pero piense bien en lo que le he dicho.
Pedro lleva dos noches sin dormir apenas. Ha dejado de oír la radio, que no para de dar noticias de la Gran Guerra. ¡La Gran Guerra!... Esa es la que nota en su interior y con unas flores en la mano ha ido al cementerio para hablar con Victoria. Suele hacerlo y siempre sale reconfortado. Hoy tiene ganas de llorar y de echar a correr. O no. Tiene ganas de tumbarse allí mismo y dormirse y que su cabeza se detenga y al despertar llegar a casa y que la reciba la pequeña Victoria con 15 preciosos años: “La niña bonita”. Saber que todo va bien, que los dos siguen adelante y por la noche cuentan historias donde la mamá está presente. Pero no, cuando vuelva lo esperará una niña débil y pálida que aún no ha cumplido un año y una mujer expectante. Se sienta y piensa hasta que cae la noche. Vuelve a casa y llama a Dolores.

Dolores: Creo haber hallado una solución aceptable. Yo no puedo atender solo a mi hija y tú eres quien mejor la conoce, quien mejor la puede atender. Conoces esta casa como la palma de tu mano y creo que no te sientes mal aquí.
Eso es cierto, Don Pedro
Llámame sólo Pedro , por favor
De acuerdo.
Tú tampoco tienes una vida fácil ante ti. ¿Dónde vas a ir. Tus padres te echaron de casa y ya sabes lo estrecha que es la mentalidad en los pueblos pequeños. ¿de qué vivirás?
He pensado irme a servir a la capital
¿A trabajar como una mula por cuatro perras? ¿A tener que aguantar carros y carretas, y no digamos si hay un señorito?
¿Y qué voy a hacer?
Atiende: He pensado que podemos casarnos. Los dos ganamos y ninguno perdemos. Yo te aprecio, no te quiero como quise a mi mujer, pero te aprecio y te trataré bien; no tendrás quejas de mí. Tú pasas a tener como tuya esta casa y mi hija como tuya. Sólo te pido que me la cuides bien, quiero que crezca fuerte y feliz. No te molestaré en la cama. Si alguna vez surge algo entre nosotros Dios dirá, pero jamás te pediré nada que no quieras darme.
Pero…
No me contestes ahora si no quieres, tómate tu tiempo.
No, no necesito tiempo. Es una buena idea Pedro, me casaré con ust..contigo
Gracias, Dolores. Podemos ser una familia incluso mejor que muchas otras y Victoria tendrá el mundo abierto.
Victoria, sí, Victoria ¿Cuánto la quieres?
Es la luz de mis ojos
Porque se parece a su madre
Su madre ya no está. Ahora somos, Victoria tú y yo ¿De acuerdo?
De acuerdo
Van a dar las 12 campanadas que anuncian el comienzo de 1916. Pedro y Dolores las escuchan en la radio. Quizá comienza un buen año para ellos y para Europa. Están casados desde la víspera de Nochebuena. No ha habido luna de miel, pero la casa está caliente y la mesa bien servida. Victoria no sabe que es Noche Vieja y duerme desde las 9:30 /// Por imperativo de 1500 caracteres lo he dividido en dos partes, pero debe leerse como un solo relato Ebúrnea