Eburnea
01/06/2013, 19:39
Hace unos días expuse una cita textual de THOMAS MANN respecto a si podíamos deducir el carácter según la preferencia del mar o la montaña. Son interesantes estas citas de autores, que invitan con su obra a la reflexión, que aportan puntos de vista nada sencillos, porque la vida tampoco lo es. Podemos estar de acuerdo o no, pero no podemos dejar de pensar. Escojo esta vez a Dostoiesvski que hace que nos replanteemos nuestra costumbre de juzgar. Si esto que va a continuación es una página, ¿qué serán las 1200 que tiene el libro?... y no sobra ninguna CITA TEXTUAL DE “ LOS HERMANOS KARAMÁZOV” DE FIÓDOR M. DOSTOIESVSKI: 2ª PARTE, CAPÍTULO TERCERO
“Recuerda particularmente que no puedes ser juez de nadie. Porque no puede haber en la Tierra juez para el delincuente mientras el propio juez no comprenda que es también un delincuente como el que tiene ante sí, y que acaso es el primer responsable del delito que se le presenta. Cuando lo haya comprendido así, entonces estará en condiciones de juzgar. Por absurdo que parezca, es la verdad. Porque si yo fuese justo, acaso no existiría el delincuente que tengo ante mí. Si puedes cargar con el delito del criminal, que ha comparecido ante ti y al que tu corazón debe juzgar, acéptalo y sufre tú mismo por él, libéralo sin reproche alguno. Y si la propia Ley te colocase como juez, procede tú también en la medida de lo posible, con arreglo a este espíritu, pues entonces se irá y se condenará a sí mismo más duramente de lo que tú pudieras hacerlo. Aunque se aleje insensible de tu lado y riéndose de ti, no te dejes seducir por ello; quiere decir que su tiempo no ha llegado. Pero llegará; y aunque no llegue es lo mismo: si no él, otro lo reconocerá, sufrirá, se condenará y se acusará, y la verdad saldrá triunfante. Créelo así, créelo sin la menor duda, pues en esto se cifra toda la esperanza y toda la fe” (Seleccionada por Ebúrnea)
“Recuerda particularmente que no puedes ser juez de nadie. Porque no puede haber en la Tierra juez para el delincuente mientras el propio juez no comprenda que es también un delincuente como el que tiene ante sí, y que acaso es el primer responsable del delito que se le presenta. Cuando lo haya comprendido así, entonces estará en condiciones de juzgar. Por absurdo que parezca, es la verdad. Porque si yo fuese justo, acaso no existiría el delincuente que tengo ante mí. Si puedes cargar con el delito del criminal, que ha comparecido ante ti y al que tu corazón debe juzgar, acéptalo y sufre tú mismo por él, libéralo sin reproche alguno. Y si la propia Ley te colocase como juez, procede tú también en la medida de lo posible, con arreglo a este espíritu, pues entonces se irá y se condenará a sí mismo más duramente de lo que tú pudieras hacerlo. Aunque se aleje insensible de tu lado y riéndose de ti, no te dejes seducir por ello; quiere decir que su tiempo no ha llegado. Pero llegará; y aunque no llegue es lo mismo: si no él, otro lo reconocerá, sufrirá, se condenará y se acusará, y la verdad saldrá triunfante. Créelo así, créelo sin la menor duda, pues en esto se cifra toda la esperanza y toda la fe” (Seleccionada por Ebúrnea)