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Ver la versión completa : Kiacauia y su "yo"



Eburnea
21/04/2013, 16:43
Llevo varios días pensando sobre mi vida, que muchos considerarían privilegiada, por llegar a tener cien, por poseer una memoria extraordinaria, por viajar y reencarnarme en los lugares más escogidos de la Historia y acompañar a personajes únicos, cuya vida voy contando. ¿Pensó mi padre, el sabio Dios Kiakatú, que me favorecía y que me haría inmensamente feliz, como fruto que soy del amor más intenso y sublime que jamás nadie haya conocido?. Debo pensar que ÉL, como Dios, no se equivocó. Quien estuvo tiempo equivocada fui yo. Tener el privilegio de no envejecer, de conocer lo que conozco y conoceré, de ser bella y con unos ojos verde esmeralda…Es: ¡Envidiable!... ¿Envidiable?...
En mis cien vidas veo y veré morir a todas mis madres y a aquellos que, creyendo ser mi padre me dan todo el amor del Mundo: ¡Demasiadas despedidas!. Debo sufrir la envidia de quienes siendo amigos envejecen, mientras yo sigo con la lozanía de la juventud y, además, sospecho que mi padre tuvo un plan para mí que no siempre es gozoso, pero que inexorablemente he de cumplir.
Por las vidas de las que ya he gozado han pasado personajes irrepetibles (Marco Polo, Copérnico, Beethoven…) Con ninguno he llegado a tener más que MOMENTOS de amor o de amistad. Mi destino no permite uniones duraderas y con la miel en los labios he de renunciar. Muchos de ellos sufren o han sufrido enormemente. Yo soy la compañera, el bálsamo, el amor intenso que abrirá sus corazones, pero… Nunca soy la compañera de la vida. ¡Ay!, soy ave de paso. Situada en momentos duros de la Historia, soy abanderada, porque amo a cada pueblo que me ve renacer. Pero acumulo y acumulo el dolor de los pueblos colonizados a golpes, las llamas de la Inquisición, el “camino de las lágrimas” de mis hermanos navajos, apaches, sioux… Y cuando me “voy” soy testimonio vivo, tal cual dispuso el dios mi padre, sin contar ( o tal vez exigiéndome en silencio el sacrificio) que he de cargar con la memoria de sufrimientos infinitos sucedidos en cien vidas y sin que me sea concedido tener una sola, tan sólo una, como una mujer que cumple un único ciclo vital. No, no es envidiable ni tanta vida, ni tanta memoria, ni tanta belleza, ni ser DISTINTA. ¡Oh! Padre, ¿por qué me quisiste así?.
He querido rebelarme y vivir plenamente como si no supiera el futuro que me espera. Me he lanzado de cabeza a un amor, como si pudiera ser largo, hermoso, duradero y ahora quiero contaros lo que me ha ocurrido. Lo cuento como si yo fuera otra narradora, para intentar que mi pequeña historia, mis reflexiones, no se embrollen. Soy semidiosa, pero si hablo de mí pierdo lucidez. Además creo que mi padre se ha apiadado y me permite esta única vida, sin poderes, pero miembro de pleno derecho en la HUMANIDAD. “Alguien” va a contar esta pequeña gran historia.
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“Kiacatuia ha sido durante algún tiempo una mujer en quien él había depositado su amor y confianza.
Siempre supo dónde hallarla, siempre se encontraban, siempre se compenetraban. Pero un día surgió una circunstancia imprevista, demoledora. A partir de ese instante, aunque ella permaneció en el lugar que sólo ellos sabían, él se alejó y se dedicó a buscarla por otros lugares.
¿Qué había ocurrido?. ¿Por qué se había producido la dicotomía?... Sencillamente, para él, Kiacatuia había dejado de formar con su persona una UNIDAD REAL. Convirtió a Kiacatuia en un IDEAL – despersonalizado como todos los ideales – y se marchó. Corrió tras el ideal y fue dejando atrás a la persona. Es curioso: Una mujer abandonada, no por otra mujer, sino por un ideal de ella misma….
Se marchó lejos, poniendo el mar por medio y buscó, buscó. Viajó por el tiempo, por el espacio, física y mentalmente. Pero Kiacatuia estaba donde siempre y seguía siendo “una mujer concreta, real”. Él no se daba cuenta que intentar encontrarla alejándose de ella era como pretender alcanzar el Cielo metiéndose en un pozo.
Pero, ¿Qué había ocurrido?...
Fue un accidente, un gravísimo accidente del entendimiento mutuo. Una distorsión, unas palabras, unos agentes patógenos del alma , como virus cancerígenos de la comprensión, no previstos, que llegaron cuando tenían baja la guardia. Un elemento externo, pero próximo, añadió fuego al fuego y quedó muy herida una parte vital del alma, una estancia imprescindible para que habite el amor: la CONFIANZA. Como castillo de naipes se desmoronó en cadena el diálogo y la FE, aquella que había permanecido firme ante cien escollos. Era esa FE que se sustenta en la seguridad de que somos correspondidos en cantidad e intensidad. Es la resultante de dos fuerzas que, sumadas, obtienen como resultado el Amor firme, sin fisuras.
Pero ¡AY!, aquel hecho, no por fortuito menos grave, desequilibró las fuerzas y la balanza quedó retorcida en su fiel. Y ella no pudo hacer nada, pues la NADA era lo que estába empezando a habitar en ellos, deshaciendo hilo a hilo lo que con tanto esmero habían tejido”
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En la soledad, he recordado a Larry, aquel viejo amigo protagonista de “El filo de la navaja”, leída años atrás, cuando aún era adolescente. Él, peregrino también de mil lugares, de múltiples libros que debían llevarlo a la VERDAD de su vida, no encontraba la respuesta. Se la dio un sencillo monje de las montañas tibetanas. Le hizo ver que no son las palabras, por bellas y convincentes que parezcan, quienes le darán la clave de lo que busca. Eso, si es afortunado, lo sabrá un día, él solo, cuando menos lo espere y cuando a lo mejor ni siquiera busque ya. No, no será en los viajes, ni en los libros donde encuentre la respuesta, sino en su CORAZÓN. Quizá milagrosamente la certeza aparezca, certeza de la que nacerá una convicción no expresable, porque no se puede contar, tan sólo se puede sentir.
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Vuelvo a Kiacatuia, de la que se dieron equívocas noticias y que seguía sin ir a sitio alguno. Estaba quieta y no sabía si esperaba. Quizá su porvenir sea incierto. Posiblemente haya perdido muchas esperanzas y ya no aspire ser feliz.
Kiacatuia, esclavizada con fuertes cadenas, cansada y sola camina contra su voluntad por selvas y desiertos interiores. Pero sigue viva. Y vive porque le queda un reducto, un hálito de que él la quiere y que quizá la luz se abrirá en él. Y lo cree aunque se hunda el mundo, aunque las evidencias le demuestren lo contrario. No, él no la dejará de su mano, no permitirá que termine su tiempo de sólo humana, no semidiosa, su mejor oportunidad vital. De no ser así, vagará para siempre en el desierto y su vivir será sólo un “No haber muerto”.
Pero quienes conocen a kiacatuia saben que “asuencia de muerte” no es la definición que ella le da a la Vida. Tampoco los preceptos negativos, la monotonía, la asunción del papel que le marque el Destino. Ella quiere vida plena, como la que conoció un tiempo, un breve, eterno, glorioso, intenso tiempo.
Por eso, ya que la única vida que ella considera tal, porque es absolutamente HUMANA no volverá a repetirse a lo largo de reencarnaciones y personalidades semidivinas, está expectante, pues no habrá otro “MAÑANA”.
Y así, vitalmente, necesita Kiacatuia oir en su interior una voz imperativa, suya o de él, que le diga: ¡SALTA!...y atreverse a SALTAR.

Ebúrnea. Abril, 2013

once
21/04/2013, 17:21
Un elemento externo, pero próximo, añadió fuego al fuego y quedó muy herida una parte vital del alma, una estancia imprescindible para que habite el amor: la CONFIANZA. Como castillo de naipes se desmoronó en cadena el diálogo y la FE, aquella que había permanecido firme ante cien escollos. Era esa FE que se sustenta en la seguridad de que somos correspondidos en cantidad e intensidad. Es la resultante de dos fuerzas que, sumadas, obtienen como resultado el Amor firme, sin fisuras.
Qué bonito escribes!!un beso 11

Eburnea
21/04/2013, 19:51
Gracias, corazón . Un beso Ebúrnea

Avicarlos
22/04/2013, 05:27
Muy original la historia de Kiacatuia. Y la expresión de sus recónditos sentimientos. Es de suponer que incluso con la confesión de hoy, seguirá contando el resto de sus vidas.
Analizando el hecho de disponer de cien, no resulta muy distinto de quienes solo disponen de una. Lo que queda patente es que su tiempo se prolonga y sus vivencias se acumulan, pero en definitiva, los mortales también tiene diferencias semejantes. Con una sola vida, los hay que nos acompañan breve tiempo y quienes duran más de cien años.

Y no es todo. Nada que ver su duración, para que unos vivan intensamente y otros languidezcan de aburrimiento.

Así veo yo, estimada Ebúrnea, que no resulta personaje inmortal, puesto que está limitada su existencia, a cien de las normales, pero en un lapso de todos modos.

Muy original la manera de contar vivencias de una personalidad.

Un abrazo de Avicarlos.

Eburnea
22/04/2013, 06:19
Hola: Razón no te falta, Avicarlos, perspicaz como eres. Pero aquí ha sucedido que Kiacatuia se ha encontrado de pronto con que es DISTINTA, además de pasar por una crisis personal que siempre obnubila un poco. Tú y yo tenemos razón: Cien vidas pueden ser monótonas ( aunque no es el caso de ella) y una intensa y muy variada. Y la duración no es lo más esencial y ella no es eterna, todo eso es cierto. Pero los humanos, siguen su ciclo vital, en el que se incluye el fortuito nacimiento. Kiacatuia No: Ella está predestinada a nacer aquí o allí, en este ambiente o en el otro, pues debe cumplir su misión de ser testigo fiel de acontecimientos importantes. No puede envejecer y eso, que tanto deseó Fausto, puede ser un hándicap, en tanto en cuanto te va alejando de tus íntimos, de tu generación y puede generar recelos y envidias. Indudablemente despide a varias madres ( y "padres"). Si los demás, despidiendo para siempre a unos, sufrimos gran dolor !imagina ella!. En el momento de la historia que aquí se narra, Kiacatuia está reflexionando y dándose cuenta que todo lo que vio como magníficos dones, tienen otra cara en su moneda. Sabe que no le es dado tener la posibilidad de una relación muy duradera y, hasta donde sé, no tendrá hijos. Así pues, ha deseado por una vez despojarse de sus atributos concedidos por el Dios Kiakatú y saborear qué es ser Humana sin más. Evidentemente no ha sido una bicoca para ella ( no lo es para casi nadie). Ahora, después de este paréntesis, seguirá su periplo por el Espacio, por el Tiempo y seguirá siendo testigo de calidad. Ella lo sabe y sabe también que nos lo tiene que contar. Se moverá sólo entre márgenes de libertad, como nosotros, tendrá amores, amistades de mayor o menor intensidad, como nosotros, nos superará en memoria y clarividencia y obtendrá la gloria de alcanzar más "CONOCIMIENTO", pero nunca será "Una más" una "Igual" en medio del Mundo y sus gentes.... Todo tiene un precio. Un abrazo